LA HIJA DE NEGAN || The Walki...

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LA HIJA DE NEGAN
SAGA "HDA"
ACLARACIONES Y ADVERTENCIAS
Prรณlogo
Capรญtulo 1: Poder
Capรญtulo 2: Nuevo Integrante
Capรญtulo 3: Poca Piedad
Capรญtulo 4: Rencores
Capรญtulo 5: Pasado Imborrable
Capรญtulo 6: Dos versiones
Capรญtulo 7: Amenazado
Capรญtulo 8: Y ahora... ยฟQuiรฉn eres?
Capรญtulo 9: Desconocidos
Capรญtulo 10: Buscando culpables
Capรญtulo 11: Lazos que se desarman
Capรญtulo 12: Sospechas cautelosas
AVISO IMPORTANTE
Capรญtulo 13: Cero engaรฑos
Capรญtulo 14: Internas desencadenadas
Capรญtulo 15: Cรณdigos
Capรญtulo 17: La carnada perfecta
Capรญtulo 18: Lo inevitable
Capรญtulo 19: De enemigo a enemigo
Capรญtulo 20: Intercambios pactados
Capรญtulo 21: Ojo por ojo
Capรญtulo 22: Ni de un lado, ni del otro
Capรญtulo 23: Las cartas sobre la mesa
Capรญtulo 24: El resurgimiento del demonio
Capรญtulo 25: "El รบnico testigo"
Capรญtulo 26: El fantasma de la rebeliรณn

Capรญtulo 16: Falso lรญder

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Jesús POV

Mis labios componían una inventada melodía con un suave tarareo, dando a conocer mi buen estado de humor en este reciente amanecer que la ventana antigua —pero elegante— de la mansión Barrington House me brindaba gracias al sol radiante y tibio que iluminaba toda la habitación. La tetera que sostenía entre mis manos con un té caliente de hierbas preparado, se inclinó para llenar una taza de porcelana blanca con detalles azules mientras realizaba un sonido aristocrático de película ambientada en la edad antigua.

Teniendo la bebida completa, me dirigí hasta el plato de panes tostados que realice en la espera de la infusión, recogiendo además las mermeladas y el jugo de naranja que mis propias manos exprimieron con tanto cariño como todas las benditas mañanas en este lugar desde que lo dominaba gracias a la muerte del inoperante de Gregory.

Cada una de las preparaciones nombradas, se asentaron en una bandeja de plata que apenas la toque, la sensación fría sucumbió todo mi sentido táctil. Me di media vuelta sobre mi eje, dispuesto a encaminarme hasta las escaleras con el rumbo claro de adentrarme en el cuarto de Maggie; no obstante, una cuchara fue el motivo de encontrarme con la barrera de detenerme en su búsqueda y colocarla al lado de su taza. Fue entonces, cuando todo mi perfecto combo calórico se desplazó conmigo por los lugares bajos de las enormes habitaciones, subiendo las largas escaleras que desembocaban a un pasillo extenso de cuartos donde se hospedaban los huéspedes.

Aunque mi objetivo era ir a la recamara de la pobre mujer enferma de tristeza.

Toque la puerta con mi puño tres veces cordialmente, así como todos los días me encargaba de hacerlo. No obtuve respuesta alguna, llamándome la atención de que aun siguiera dormida, por lo cual avisé de mi paso y bajé el picaporte en señal de dejar expuesta la intimidad del otro lado.

— ¿Maggie? — mis pies quedaron posados en el territorio de la nombrada, viendo su cama vacía, y obligando a que mi mirada azulina observe los costados del lugar.

— Aquí estoy.

De inmediato gire hasta donde permanecía el baño, viéndola salir recién cambiada y con el cabello húmedo. Sorprendido en percibir como se había alistado como para comenzar el día cuando debería ser todo lo contrario.

— No esperaba verte de esa manera, que alegría me da. — mentí, con una sonrisa plasmada en mi rostro.

— Juro que no me siento del todo bien, ni siquiera tengo fuerzas. —suspiró, encaminándose hasta la cama para sentarse en la punta de la misma con desgano— Pero Rick y los demás vendrán, necesito estar al tanto de que le harán a ese bastardo de Negan al igual que a su hija.

Una mueca se figuró en mis labios, realizando un gesto de preocupación en mis demás rasgos faciales. Pues sí, la viuda Rhee sostenía una presencia tan demacrada como los muertos de allí afuera, no estaba ni siquiera apta para tomar decisiones en este tramado que planeaban todas las comunidades contra los salvadores. Gracioso, porque tampoco lo haría, ni se lo permitiría.

— Yo creo que deberías seguir descansando hasta recuperarte del todo, pero si así lo quieres... —eleve un poco mis hombros, observando mi desayuno— ¿A quién puedo darle esta bandeja que te hice con tanto cariño?

Mi desilusión disfrazada logró causarle efecto cuando esbozo una pequeña sonrisa forzosa y ladeo de cabeza para atreverse a extender sus brazos en el afán de recogerlo. Sin embargo, debía hacer algo más antes de que lo ingiriera como todos los días, pues había llegado la hora de la dosis diaria para evitar que su presencia estuviera deleitando completamente la colonia de Hilltop.

— Alto ahí, señorita. —advertí— primero lo primero, me abres esas cortinas y luego te acuestas para disfrutarlo relajada como todos los días. Luego podrás salir a demostrarle a todos lo bien que estas.

Apática lo aceptó, llevándome a dar la vuelta para dejarlo sobre una enorme cajonera que descansaba como mueble en la habitación. Aprovechando que su mirada no estaba puesta en mí para abrir de manera veloz la capsula de la pastilla que contenía en el bolsillo de mi chaqueta y colocar el polvo del medicamento que la mantendría descansando como la bella durmiente del apocalipsis. Tal y como estaba haciendo desde el día que mi querida amiga Yil, asesino a Glenn con plena sangre fría para luego la viuda sufriera un aborto espontáneo al estar tan sumergida en su tristeza.

Confesaba que me daba pena, pero debía velar por mi gente. Desde el comienzo de mi estadía en el santuario, le jure lealtad a mis jefes ante las posibilidades y comodidades que me otorgaron, no les podía negar nada luego de tanto respeto. Lo sentía como algo que tenía que devolver con el mismo precio.

De reojo contemple como observaba desde el ventanal, el paisaje campestre que obteníamos en el lugar donde permanecíamos, recogiendo la cuchara para colocarla dentro de la taza y revolver mientras realizaba un abre y cierre de la azucarera como señal falsa de haberle echado con anterioridad, manteniendo como fuerte el ya haberlo hecho en la cocina.

— ¿Dos de azúcar? —Consultó la castaña apenas escucho el ruido, volteándose con algo de alegría en su rostro.

— Como todos los días.

Aseguré, invitándola a sentarse para al estar lista, dejarle en su rezago toda la perfecta combinación de sabores. Por mi parte, en la espera de que hiciera efecto, me coloque en la punta del colchón, observándola con satisfacción al ver como ya contenía la infusión en sus manos para soplarla y darle el primer sorbo. Tiempo perfecto que me daría espacio a lograr intervenir en la reunión que estaba por realizar Rick dentro de una hora, dispuesto a ir contra todo en el santuario.

La idea era perfecta, única, y contenía un combo de discordia que lograría una guerra definitiva. Negan ya se encontraba tardando demasiado en contraatacar para mi gusto, lo mejor era explotar todo de una vez por todas y dominar cada comunidad. Así como yo dominaría esta con completo placer dando a conocer mi verdadera identidad.

Estaba en un momento donde la falsedad del buen líder me estaba agotando de por sí. La gente me amaba e idolatraba, creyéndome un dulce samaritano por acompañar en el dolor a la mujer que tenía frente de mis ojos, sintiéndose protegida cuando en verdad era una amenaza como cada vez que veían a los salvadores pisar este impecable suelo. Me gustaba el hecho de ser apreciado, pero como el verdadero Paul que era, y pronto entenderían mi misión aquí, estarán agradecidos una vez más por haberlos salvado de estos imbéciles busca pleitos.

— Quiero estar para mirar todo lo que harán, —comentó con rencor en su tonalidad, provocando que volteara a mirarla— quiero verlos suplicar por su vida.

— Y lo harás, lograras vengarte a tu gusto. —mi mano se colocó sobre su rodilla como señal de apoyo incondicional, riéndome por dentro al verla tan ilusa— Todos se pondrán felices de verte de pie otra vez.

Asintió con gusto, sintiéndose completamente segura de sus acciones además de creer que nuestra unión era de amistad pura. Había sido su consejero diario en sus momentos despierta, me sentía un psicólogo de primera cuando conversaba de todos sus dolores ante las perdidas familiares que sufrió a lo largo de este nuevo mundo. Impresionante que haya quedado tan sola, aunque no era ni la primera ni la última desolada en la tierra. Cosa que ni siquiera la hacía tan especial como todos los idiotas que sufren por ella aquí.

La bandeja se iba vaciando, el té ya estaba completamente consumido y en sus ojos rojos e hinchados de llorar, se notaba el cansancio que estaba acumulando luego de su dosis. Aún tenía tiempo ganado, una perfecta excusa para no perder liderazgo en la colonia y mantener el plan que concretaba en solitario desde que me entere del futuro ataque a realizar.

Aquella fémina de cabellera castaña decidió darle fin a su desayuno cuando sus manos trasladaron todo a un costado de la cama. Agradecida de tal ofrenda, tomó fuerzas en búsqueda de levantarse, rotamente animada en darle un nuevo día a su vida.

— Bien, llego-... —pero tal y como se esperaba, el mareo la feneció. Levantándome para ayudarla a no caer— ¡Carajo!

Magnífico resultado.

— ¿Qué sucede?, ¿Estás bien, Mag's?

Sostuve sus brazos casi llegando a la altura de sus hombros, poniéndome frente a ella con la intención de mirarla cara a cara. Sus ojos claros se toparon con los míos, sintiendo como su anatomía se rendía de a poco al estar intentando estabilizarse con sus pies en el suelo.

— Estoy... —sus parpados se decaían mientras ambicionaba hacer fuerza para mantenerse despierta, llevándose a sentirse fastidiada por no lograr lo que quería— mareada, yo...

Terminó perdiendo el equilibrio, cayendo casi desmayada a mis brazos pero aun consciente de su mala racha en poder salir adelante. Lo peor, era que no era su cuerpo el que no se lo permitía, sino yo mismo. Únicamente que no estaba lo suficiente atenta o pensante para analizar la situación y desconfiar de su persona más allegada.

Sus ojos se llenaron de lágrimas debido a la impotencia que contenía, arrugando su rostro para romper en llanto al ayudarla a sentarse en la cama otra vez.

— Tranquila, aquí estoy, anda recuéstate.

— ¡No!, —expresaba llena de furia con sus manos hechas puños— ¡Tengo que ir! —continuando con golpear duramente el colchón— ¿¡Por qué me pasa esto!?

— Shh... —insistí, acostándola suavemente para luego arrodillarme— es muy difícil, hace casi un mes estás en cama, débil. —su cabeza ladeo hacia mi lado para observarme con lágrimas gruesas resbalando de sus mejillas— No es fácil salir de ese cuadro, debes darte tiempo.

Acaricie su cabello ya seco, llevando mi pulgar hasta su rostro mojado para quitarle toda la humedad que la rodeaba a pesar de que sus ojos siguieran amenazándola en explotarse de más agua salada. Su rendimiento ya no le estaba dando tregua, el momento de que la pastilla hiciera efecto en su totalidad, fue dicho apenas sus ojos ya estaba cerrándose por completo. Dándose a susurrar sus últimas palabras antes de correr a su próximo profundo sueño.

— Ya no soporto vivir así. —concluyó en una tentativa de sostener mi muñeca con su mano— No puedo...

Y antes de que lo lograra, su cuerpo había dado finalizado en capacidad voluntaria de moverse. La contemple con una dulce sonrisa, dándole una última caricia para dejarle un beso sobre la frente y volver a ponerme de pie. Recogí una manta que estaba a los pies de la cama, dispuesto a taparla para que no sufriera frio en su cama eterna.

La misma cama donde terminaría muriendo de sobredosis si la guerra no se daba a tiempo.

— Eso, duerme. —susurré de la misma manera, alejándome un poco de su cercanía para ir hacia las cortinas y cerrarlas— Falta poco para que dejes de sufrir.

No sin antes, encontrarme en el paisaje de la entrada de Hilltop, a la caravana de Rick entrar para acercarse hasta la mansión. El tiempo fue tan justo que me sentía orgulloso de mi mismo, dándome prisa a abandonar el cuarto de Maggie y recoger la bandeja, saliendo hasta la planta baja de la casa. Mis pies terminaron de descender la escalera, encaminándome hasta la cocina y dejando los platos sobre el fregadero para luego lavarlos.

Nada se convertía en problema, ya que la evidencia no podría estar a la vista de nadie y el único que siempre mantenía esta zona en orden era yo misma, o a veces Tara, cuando decidía hacerme compañía para descansar de las tareas de granja o herrería.

Y como clara coincidencia, la voz de la recién nombrada fue directa a mis oídos para avisarme la presencia del líder de Alexandria en nuestra adorable comunidad. Respondiéndole que enseguida iría, para lanzar la capsula vacía al cesto de basura en una servilleta envuelta.

Mis pies dieron caminata hasta la entrada principal, encontrándome con la mayoría de los integrantes parados en espera de mi presencia.

— ¡Bienvenidos, chicos!, —salude amistosamente, haciéndoles una señal con mi mano hasta la antigua oficina de Gregory— pasen.

Todos me recibieron de la misma manera, entrando detrás de mí, aunque Rick Grimes se había adelantado a mi encuentro.

— ¿Maggie?

Gire mitad de mi cuerpo, demostrándole facialmente que todo estaba mal. Aunque el contrario seguía sintiendo que debería tener una respuesta más verbal que corporal, realizando un suspiro y que mis hombros se decayeran.

— Acaba de tomar su desayuno y quiso mantenerse en cama. —argumente, cruzándome de brazos— Está muy mal, Rick.

— ¿Podemos verla? —Consultó esta vez, Dixon.

Digno afortunado de salir de las garras de mis jefes. Resguardado siempre en el ala de Carol porque sin ella no sería nadie, solo un imbécil que come comida de perro y le gusta mantenerse como un indigente sin baño. Desperdicio total.

— Claro que sí. —respondí con media sonrisa, volteando a verlo— Ahora está durmiendo, pero cuando quieras. —mi vista rodeo a todos, intentando parecer intrigado por la falta de una comunidad aliada— ¿Ezekiel, no vendrá?

Parecía que mi plan de contactarme al santuario para llevar infiltrados e intoxicar a los habitantes con el primer alimento del día, había funcionado. Sería interesante llamarme "El desayunador serial", ya que confirmaba que realizar actos macabros en los estómagos de las personas era mi especialidad.

Este era uno de esos momentos donde detestaba estar rodeado de esta gente, no me podía reír tranquilo de mis pensamientos.

Pero al fin, un problema menos para el ataque.

— No nos podemos comunicar con él, no sé qué está pasando. —un Grimes intranquilo del todo, apareció en escena— Estamos preocupados porque anoche estuvieron Yildiz y Carl allí.

— Morgan nos dijo que lograron salvarlo de la puñalada que le dieron, que todo estaba normal. —prosiguió Aarón, rascándose su barbilla pensativo— Pero esta mañana ya no tuvimos comunicación alguna.

Y Yildiz lo había hecho de nuevo, vaya chica. Nunca sabía controlar sus impulsos, sus deseos de poder, sus ganas de matar. Tan destruida por dentro pero tan fortalecida por afuera. Anoche cuando hablamos estaba sin siquiera arrepentimiento de sus actos demoniacos... ¿Ya qué?, me hizo un gran favor sin pedírselo.

— Hay que apresurarnos a realizar el plan. —resalte, observando a todos, aunque nadie se atrevía a acompañarme en sus expresiones corporales— Estamos perdiendo gente.

— Y aquí viene lo importante... —expresó con inapetencia, Abraham— No se hará.

Fue entonces cuando todo se me descoloco en menos de un segundo, hasta creería que mi rostro no pudo evitar transformarse cuando me entere de la idiotez que acababan de escuchar mis oídos. Me dirigí con el deseo de chocar miradas con el hombre de la Colt Python, intentando encontrar una explicación a semejante decisión.

— ¿Qué?

Este colocó sus manos sobre su cintura, bajando un poco la mirada para asentir y ladear apenas su cabeza, dándose a mirarme nuevamente para su argumento.

— Lo charlamos ayer con Alexandria, Oceanside y por la radio con Morgan. —determinó, continuando al motivo principal— Concordamos de que Carl podría ser clave en ayudarnos, que él podría detener todo esto.

Increíble. El gran traidor tuerto del condado, ahora iba a solucionar todos nuestros problemas, ¿Qué le pasaba a Yildiz que no hacía nada?, ¿Estaba enterada de esto?, ¿Qué tenía de especial ese imbécil para no partirle la cabeza como a Glenn? ¡Mierda!

Esto cambiaba todo, no estaba bien. Tenía que pelear para que esto se hiciera si o si, sino todo se iría al carajo y nada serviría.

Más tiempo, más vueltas, más idioteces. Era suficiente.

— ¡Rick!, ¡Es un niño!, ¡Esta solo! —contraataque, ansiando hacerlo entrar en razón— ¿Crees que Shane lo ayudará?, ¿No recuerdas que la vida de Judith corre peligro?

Pero no me respondía, parecía no estar de acuerdo tampoco al no verse tan convencido de sus palabras. Pero nadie se había atrevido a expresarle lo mismo que yo, y por supuesto, si las mujeres de Oceanside no querían ni acercarse luego de lo que les hicimos —hablando de la parte de Negan—, Morgan era un jodido pacifista y ellos se dejaban carcomer la cabeza por un niño de 18 años.

— Carl sabe cómo manejarse, —fue esta vez Michonne, quien se metió en la conversación— no es tonto y tampoco haría correr riesgo la vida de su hermana.

— ¡Por favor!, —exprese indignado, observando a todos mientras elevaba mis brazos— ¿Acaso no les sirvió todo lo que paso?, ¿Maggie en este estado? —retruque, señalando el techo en dirección a su habitación— ¡Ella no estaría de acuerdo!

No obstante el silencio era notorio. Vaya egoístas resultaron ser para su amiga, su "familia". Cobardes sin escrúpulos, creyéndose que Negan caería en sus garras moralistas o peor aún, en las de un chico como Carl.

Tenía que seguir escarbando, sabía que muy por dentro querían pelear.

— Habrán más muertes si no nos detenemos. —el castaño rizado no sostenía más opción, se creía en lo correcto— Nadie merece seguir luchando por cosas que ambos hicimos mal.

— ¿Nuestra familia no lo vale? —okey, era hora de que todo el mundo votara— ¿Quién más está a favor de esta atrocidad?

Y me quede con la certeza de que nadie estaba a favor de Grimes Jr. Que solo lo hacían porque creían en él y le estaban dando una oportunidad cuando levantaban sus manos apenas unos centímetros hacia arriba. Fue entonces cuando vi a Tara, la cual gracias a nuestra confianza, se decidió a acompañarme en este 1 a 0.

— Yo no estoy conforme. —sentencio en plena seriedad— Ustedes no vieron sufrir a Maggie como lo hicimos con Jesús.

— Y Glenn no puede tener una muerte en vano, ni siquiera Eugene. —la voz de la vengadora Carol, endulzo mi cerebro— Los Walker eran mi familia también, pero eso quedo en el pasado, ya no son las mismas personas que conocí.

Qué triste historia me vine a enterar hace unos días, otro desperdicio de salvador. ¿Cómo se te pudo ir de las manos, Negan? Esa mujer era una loba disfrazada de cordero, me hacía acordar tanto a mí, que se me llenaban los ojos de lágrimas debido a la emoción... ¡Exagero, no me hagan caso!

Pero gracias a que tampoco se dejó dominar por su antigua familia, hoy tengo la gratitud de que sea mi cañón en esta guerra.

— Se trata de hacer la diferencia. —siguió en su estúpido mambo poco creíble, el ojiazules— Nosotros también tenemos cargados muchos muertos.

Ya cansado de su parlar, decidí darle el golpe final con simples preguntas que me otorgarían la victoria.

— ¿Y ese pensamiento es tuyo o de Carl, Rick? —Consulte, acercándome a él— Porque ayer por la mañana estabas con otra mirada.

Una mirada severa de su parte fue fulminante hacia mí.

— Solo intento hacer lo mejor por nuestras vidas.

— Mientes. —prosiguió en mi defensa, Chambler— Lo haces por él, no por nosotros.

— Pero no eres suficientemente sincero. —y mi salvadora imaginaria Peletier, fue fulminante en su máxima expresión— ¿Pensarías igual si en vez de Glenn hubiera sido Carl?

Mudo.

Esa fue la palabra exacta para definir a Rick en estos momentos. Rendido en sus deseos de hacer posible lo que su hijo tenía pensado, en convertirnos en su bomba de tiempo cuando todos se estaban poniendo de acuerdo en nuestras formas de ver las cosas más de lo que él los había intentado convencer durante todo este lapso de horas acumuladas.

— Queremos un mundo sin salvadores, y así será. —insistí, mirando al resto para darle la espalda a su líder— ¿Quién más está con nosotros?

Todas las manos que anteriormente se habían dado hacia arriba con desagrado, ahora estaban siendo levantadas en posibilidades de realizar lo único que sabían hacer: Caos.

Estaban completamente dispuestos a seguir dejando correr sangre costara lo que costara, sin importarles si quiera sus vidas.

Claro, si después se hacen los inocentes y pobres héroes con destino cruel.

— La pelea se inicia ahora.

El veredicto de Dixon fue impresionante. Adoraba su sed de venganza, a pesar de aspirar ser el mejor ejemplo para su casi hermano, no podía hacerse el desentendido ni el pacifista cuando sus ganas de destruir cada rincón del santuario eran completamente necesarias en su pensamiento y corazón.

Me encontré nuevamente con la presencia del ojiazules, mientras todos los demás se retiraban, exceptuando Michonne y Aarón. Cada uno conocía perfectamente sus puestos en escena, ya se habían pactado desde el primer momento y el más divertido que me presente a tomar fue el de traer tanto a Carl como Yildiz hasta la colonia en causa de mantenerlos refugiados hasta el golpe final de Negan.

Sin embargo, mis planes eran únicamente traer al traidor. Ya que la hija de mi jefe necesitaba su tiempo para armar su maravillosa jugada en este campo de batalla, y sin dudas, cuando se solicitaba una mente maestra para atacar en cualquier punto, la mente brillante de la joven Walker era la solución.

— Lo siento, Rick.

Fue mi palabra concluyente para nuestra comunicación hasta volver a vernos dentro de unas horas. Me retire de mi hogar en la plena intención de recoger un caballo disponible y salir directamente hasta la zona cercana del reino, donde seguramente estarían explorando en busca de los salvadores que contacte para que esperaran en un lugar más alejado.

El resto, por su parte, ya estaba en sus proyecciones de trabajo con la facilidad de tener a todos (o casi todos) los hombres de Negan distraídos. Sabía que me vendría una tormenta fuerte por no avisar el caos próximo a ocurrir, pero pronto entenderían la causa y lo bueno que fue recurrir a este punto débil para desatar uno más grande en su contra. Conocía perfectamente sus movimientos, habilidades y debilidades; el tiempo que estuve cercano a ellos, logro hacerme un análisis completo de cada uno.

El agradecimiento seria enorme por parte de mis mayores.

Abandoné mi caballo en un lugar mediado del bosque, convirtiéndome sigilosamente en observador atento de ambos jóvenes caminando por la carretera lejana. Me trepe a uno de los árboles, escapándome de su posible visión, saltando lo más que podía entre los troncos para acercarme a ellos, levantando cada tanto mis binoculares para mantenerles el paso con la visión más ampliada.

Aunque con mis oídos ya era suficiente.

— ¿¡Dónde demonios se fueron estos imbéciles? —Se preguntaba ya en estado de histeria, la pelinegra. Logrando que se me escapara una baja risa de mis labios— Los voy a hacer comer excremento de Simon si no los veo dentro de 5 minutos.

No había que hacer esperar a la reina, era muy maleducado de mi parte. Por lo tanto, la caída celestial que estaba precisando en este instante, sería su salida del infierno.

— Tranquila, Yil... ya-

Y caí, dando algunos giros por el muy poco agradable suelo de tierra y asfalto, logrando que sus pies se detuvieran en seco mientras me levantaba frente a ellos con mis brazos abiertos y una amplia sonrisa, pareciendo que esperaba aplausos gracias a la maravillosa estrategia de acrobacia que realice para llegar a ellos. Aunque sus rostros no podían dejar de lado la sorpresa, sobre todo la del chico, que ni se esperaba que su padre no haya hecho su pedido realidad.

— ¿¡Jesús!?

No le di importancia a mi divertido seudónimo, yendo directamente hasta la ojiverdes para atacarla en el intento de atar sus manos, pero la desgraciada había preferido pelear contra mí, llevándome a lanzarla al suelo, para quedar frente a frente con su rostro angelical.

— Sígueme la corriente, pretty woman. —susurre, agachándome cerca de su oído mientras agarraba unas sogas de mi bolsillo para atarle sus manos— ¡CARL, TENEMOS QUE IRNOS, AHORA!

Ella comprendió el mensaje, aunque su forma de actuar la hacía una perfecta villana furiosa con el enemigo al tenerla prisionera de un futuro poco gustoso a su manera de ver las cosas. Aunque me arrepentí de alagarla tanto cuando se atrevió a escupirme en la cara, realizando un acting doblemente genial, pero asqueroso al ser el afectado del motivo repugnante de pelea.

— ¡Suéltame, maldito fanático religioso!

Si, solo ella se le ocurre esas frases.

— ¡Suéltala, no puedo ir contigo!, —me argumentaba indignado— ¡Le dije a mi padre que se detuviera!

Yil no pudo evitar contemplarlo con incredulidad cuando dijo aquello, viendo como el rostro de Carl se entristecía por lo que parecía ser un secreto bien oculto de su parte. Caray, parecía que aquí se había armado un lindo vínculo entre hijos de enemigos... ¿Quién lo diría?

Aunque detuve la conmovedora traición cuando voltee a la chica, dejándola boca abajo para recoger sus brazos e unir sus manos en busca de atárselas de una vez por todas, sintiendo su forcejeo constante.

— Pues tu papá está totalmente seguro de que esto debe terminar y así será. —concluí como mentira para que se sintiera decepcionado de su familia— Debemos llevarla al santuario para que lo vea y luego mantenerla en Hilltop para hacer la tregua con Negan.

Y cuando creía que un discurso estúpido como el del mayor Grimes aparecería en nuestro escenario problemático, tuve que enfrentarme a las ideas retorcidas de mi querida amiga secuestrada.

— ¿¡QUE!? —Gritó con recelo, girando mitad de su rostro para verme de reojo— ¡Oye intento de cristo, te voy a dar una patada en el trasero que no vas a ir a tu jodido cielo, sino derechito al infierno para tomar un té y jugar a las barbies con el diablo!

— Que ingeniosa —exprese haciendo el ultimo nudo para mirar a mis alrededores mientras reía—, suena interesante tu propuesta, pero no será hoy.

No obstante, todo dejo de ser divertido cuando sentí un arma detrás apuntándome en la cabeza.

— Te dije que la sueltes.

— Carl... —insistí en busca de relajarlo.

— Ahora.

Bien, ¿Quería jugar rudo? Pues así será.

— Lo siento, amiguito... —me levante lentamente, elevando mis manos abiertas en tentativa de paz. Aunque apenas voltee, lo recogí del brazo ligeramente para girarlo en el intento de dejarlo indefenso y de espaldas contra mí, golpeándolo finalmente en la nuca para dormirlo sobre el asfalto— pero vendrás conmigo quieras o no, es parte de nuestro acuerdo.

Yildiz volteó como pudo para encontrarse con su nuevo compañerito de aventuras dormido. Sentándose mientras largaba un chiflido ante mis maniobras veloces de actuar.

— Tú escápate, el auto está a pocos metros con Justin y D.J. esperándote.

Ordene para ir hasta Carl y recogerlo de sus tobillos como manera factible de arrastrarlo hasta mi caballo.

— ¿Me puedes explicar que mierda ocurre? —Consultó impacientada, levantándose del suelo.

— Rick va a atacar el santuario. —sus ojos se abrieron como platos, ni se lo esperaba. Estaba a punto de mandarme al carajo— ¡Y antes de que te pongas a decir groserías como una desquiciada...! —se largo a bufar, repleta de severidad en su mirar— No dije nada anoche para que suceda y tu padre arme una guerra lo antes posible, ya estoy cansado de lidiar con estos idiotas.

Un suspiro pesado se escapó de su nariz, acercándose hasta mí para hablarme entre dientes.

— Agradece que estoy atada porque te golpearía hasta dejarte imbécil.

— Es mi día de suerte. —le sonreí animado, viendo un mismo gesto irónico de su parte— Igualmente tranquila, los daños serán menores... intoxique a todo el reino con comida gracias a dos infiltrados que pusimos durante la distracción maestra que planeaste cuando apuñalaste a Ezekiel, Oceanside tiene traumas con pisar su zona y los únicos que quedamos somos la colonia y Alexandria.

— Completos imbéciles. —comentó casi con una risa de por medio.

— Lo dijiste tu solita. Si me disculpas...—me aferre a los pies del muchacho, comenzando a deslizarlo por el lugar— debo llevar una bolsa de papas e intentar que tu papá no sea fusilado por Rick, diré que te me escapaste culpa de Carl.

Y quedó completamente muda. Sorpresivo de que ni siquiera se haya atrevido ir hasta la búsqueda del auto que la esperaba, siendo su voz la que me detuvo en seco a mí ante su loca idea.

— No.

— ¿Qué? —Pregunté volteándome casi pasmado por la situación.

— Llévame a mí, déjalo a él.

Su seguridad me daba escalofríos. Esta chica no tenía idea de lo que le harían si dejaba que se fuera conmigo, no sabría si hasta la podría protegerla de algún severo daño que se les podría ocurrir a los habitantes de todas las comunidades.

— Yildiz... —solté con duda— nadie será piadoso contigo.

— Haz lo que te digo, no hay excepciones.

Válgame madres, cambios de planes, otra nueva estrategia...

Espero que tengas algo bueno planeado, señorita.





¡Hola! Las extrañé 💖

Y les vine con un capítulo bastante interesante  (a mi parecer, obvio)👀

¿Qué les pareció este nuevo Jesús más a fondo?

¿Lo que hace con Maggie?

Como influyó al grupo para hacer la guerra posible...

Aunque ahora todo se le dio vuelta, ¿Cuáles serán las intenciones de Yil?, ¿Creen que la harán sufrir?, ¿O alguien intervendrá?

Pronto lo veremos, esta historia cada vez va a avanzando más y cuando menos esperemos...¡Pum! Nos encontraremos como con el final de ENO🤧

POR CIERTO, Y SI NO SE ENTERARON:

Hace una semana estrene en mi perfil: "RESILIENCIA" el primer libro (precuela) de esta saga. Allí verán el comienzo de los Walker, pero sobre todo de Lucille, un personaje que amaron mucho en el capítulo 5 de este libro.
Estaré trabajando en el primer capítulo de Acto I en estos días, así que ponganla en sus listas y estén atentos.💖

Muchas gracias por leer, comentar y votar!✨

Las ama, GirlInspiredAylu 🔥

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