Yoongi caminaba tranquilo afuera de la escuela, Jimin había ido a la dirección, al parecer lo habían confundido con alguien más, el alfa no le había dado tantas explicaciones a Yoongi pero el omega sabía que no necesitaba explicaciones, lo único que importaba era que sabía que el alfa no era culpable para nada.
Siguió su camino hasta quedar enfrente del automóvil de Jimin, allí se quedo recargado en el vehículo cerca de la puerta, suspiro, hubiera sido buena idea que el alfa le hubiera dado las llaves del automóvil para poder entrar, pero Jimin a veces era un olvidadizo.
- ¿Por qué demora tanto?
A pesar de que Yoongi tenía paciencia muy buena, no era muy bueno para esperar, a veces era desesperado y más cuando veía que había una fila enorme cuando estaba a punto de pagar.
Yoongi miro a lo lejos y descubrió que Jimin apenas estaba saliendo de la escuela, venía corriendo lo más rápido que podía y fue directo hacía Yoongi, rápidamente y sin que el omega lo esperara, recibió un abrazo departe del alfa.
- ¿Me extrañaste?
- ¿Por qué debería? -ataco Yoongi con otra pregunta-. Tengo hambre, ni sé porque te espere, ahora estaría en mí casa acompañado de una rebanada de pizza y una lata de soda de limón.
- Entonces deja que este guapo alfa te invite a comer.
- No lo sé -Yoongi sonrió levemente y coloco su dedo indice en su barbilla-, creo que el plan de ir a mí casa suena más tentador.
Jimin abrazo a Yoongi por la cintura y lo miro a los ojos.
- No me hagas esto, acepta, quiero comer contigo de nuevo.
Yoongi no quería hacerlo, pero de alguna forma quería hacerlo, Jimin parecía que le suplicaba con la mirada que le diera una respuesta afirmativa.
- Tal vez -dijo Yoongi alargando la ultima palabra.
- Omega, me heces sufrir demasiado.
- ¿Mira quién habla?
- Lo sé -suspiro-, aún me siento culpable por todo eso, lo siento, en verdad que lo hago, cada que lo recuerdo no puedo creer lo estúpido e imbécil que fui contigo, perdóname Yoonie.
- Déjate de sermones, ven a comer a mí casa, te prepararé pizza.
- No son sermones, en verdad que me siento arrepentido, además te prometí que te haría feliz y que jamás te volvería a hacer daño.
- Y no me has hecho daño, creo que ya puedo confiar un poco más en ti...
- Que bien se siente escuchar eso.
Jimin le había sonreído calidamente mientras que con una de sus manos acariciaba la mejilla del omega que había sentido tanta calidez con aquel tacto, se sentía tan cómodo a su lado, no comprendía todo lo que le estaba pasando, pero era una hermosa sensación.
- Por eso te amo, mí omega.
- Y yo te q-quiero alfa...