FELT IT โ” Clint Barton

By andreasinfinity

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FELT IT | Clint Barton creรญa que era incapaz de sentir. Estaba completamente volcado en su trabajo hasta que... More

FELT IT
PRIMER ACTO
ใ€€ใ€€i. Los Ojos
ใ€€ใ€€ii. La intrusa
ใ€€ใ€€iii. Mirรกndose a la cara
ใ€€ใ€€iv. No puedo entenderte
ใ€€ใ€€v. El poder y su responsabilidad
ใ€€ใ€€vi. Las cosas que se dijeron
ใ€€ใ€€vii. La semana del cambio
ใ€€ใ€€viii. La localizaciรณn
ใ€€ใ€€ix. Decepciones
ใ€€ใ€€x. Sintiรฉndolo
ใ€€ใ€€xi. Bajo las estrellas
ใ€€ใ€€xii. Por รบltima vez
ใ€€ใ€€Epรญlogo: Separados
SEGUNDO ACTO
ใ€€ใ€€i. Extraรฑando sus brazos
ใ€€ใ€€ii. El equipo y el hombre cansado
ใ€€ใ€€iii. El plan
ใ€€ใ€€iv. Tan cerca y a la vez tan lejos
ใ€€ใ€€v. La decisiรณn de Aeryn
ใ€€ใ€€vi. รšltima carta
ใ€€ใ€€vii. Vuelta a casa
ใ€€ใ€€viii. Nada rompe como un corazรณn
ใ€€ใ€€ix. Efecto placebo
ใ€€ใ€€x. Estoy loco por ti
ใ€€ใ€€xi. La prueba
ใ€€ใ€€xiii. รšltima lรญnea
ใ€€ใ€€Epรญlogo: Lo habรญa sentido
AGRADECIMIENTOS

ใ€€ใ€€xii. La batalla final

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By andreasinfinity


Clint y yo llegamos a la granja un par de horas después. Yo me había dormido durante el trayecto y apenas había despertado mientras Robin aparcaba. Cuando me froté los ojos, él me apretó la pierna y bajó de la camioneta. Yo salté detrás de él, y Barney nos recibió en el porche. Abrazó a su hermano primero y exclamó:

—¡Clinton! ¡Ya pensé que me traías a todo el equipo!

Miré a Clint con confusión: pensaba que él y su hermano habían estado intentando dejar la granja en secreto y que la única que la conocía además de yo misma era Tasha.

—No, Barney: pero te traigo a mi novia.

Eso sólo me hizo abrir los ojos incluso más. ¿Así que estábamos saliendo? ¡No me lo había preguntado! Pero, ¿quién se creía Clint Barton para...?

—¡Hombre, Aeryn! ¡Se te ha echado mucho de menos por aquí! —Barney me abrazó con efusión y tuve que reaccionar y devolverle el abrazo con una sonrisa—. ¿Cómo estás, preciosa?

—Bien, Barney. ¿Y tú?

—No puedo quejarme.

Lucky vino corriendo y se frotó contra Clint mientras movía fuertemente la cola. A él se le iluminaron los ojos y abrazó al perro con cariño, el cuál después trotó hacía mí para que le rascara detrás de la oreja. Sonreí.

Entramos y dejé mi bolsa en la entrada, al lado del perchero.

Clint se acercó a la nevera y cogió dos cervezas para después pasarme una Coca-Cola a mí.

Nos sentamos los tres en el sofá mientras Lucky se tumbaba a los pies de Clint y mordía una pelota morada con concentración.

Suspiré mientras Barney empezaba a hacer preguntas. Al parecer Clint le había llamado para avisar de que yo había vuelto y de que pasaríamos a verle antes de la misión. Nos preguntó acerca del problema con La Mano, pero no pudimos darle muchos detalles al tratarse de algo confidencial. Le hice un resumen de lo que había pasado conmigo en las instalaciones de S.H.I.E.L.D. en Oregón y pronto llegó el atardecer. Barney y yo nos pusimos con la cena mientras Clint salía afuera a aprovechar los últimos rayos del Sol y lanzar unas flechas. Tras meter la carne en el horno, salí al poche y me senté en el banco.

Clint disparaba a unos metros de mí, pero no se dio cuenta de mi presencia. Activé mis sentidos extrasensoriales y me concentré en su respiración calmada y en la presión que ejercía en su pecho justo antes de soltar la flecha. El proyectil dio en el centro de la diana.

Sentí a Barney sentarse junto a mí.

—Lo pasó fatal cuando te fuiste, ¿sabes?

Miré al hermano de Clint. Tenía unas nuevas arrugas y canas desde la última vez que le vi. Asentí y suspiré.

—Sí.

—El equipo me habló mucho de Clint y de ti: sobre todo Natasha. Clint tuvo que traerlos a todos aquí durante la lucha contra Ultrón, justo antes de lo de Sokovia.

Ambos nos giramos para mirar cómo el arquero volvía a disparar. No sabía qué responder.

—Son un buen equipo: son mi familia —sonreí con pena.

—¿Sabes? —me confesó—. Cuando los vi a todos juntos, me preocupé —me giré para mirarlo mientras él aún observaba a su hermano pequeño—. Vi a todos aquellos dioses, a esos humanos superpoderosos y...

—No crees que lo necesiten —adiviné.

—Creo que lo necesitan demasiado —terminó—. Y eso me aterroriza. Puede que todos tengan habilidades, pero muchos no piensan en las consecuencias de sus actos: es horroroso.

Pensé en sus palabras y acabé asintiendo.

—Cuando estaba en Oregón —le expliqué— me utilizaron para misiones de reconocimiento tal y como lo hacían antes de que conociera a los Vengadores. Sólo a veces se me permitía entrenar mi habilidad electromagnética, pero siempre para fines científicos. Me volví a sentir como un experimento, pero estando encerrada tras probar la libertad me hizo crecer. Me hizo madurar de una forma distinta y acabé respetando a mis superiores; no me quedaba otra. Aun así, quise intentar huir de S.H.I.E.L.D. —le confesé— y lo hubiera hecho si tu hermano no hubiera estado ahí: él me hizo cambiar de idea. Puede que Clint no tenga poderes, pero hay algo en él...

No supe qué mas decir, y callé cohibida. Sentí su mano en mi hombro.

—Hay algo en vosotros. Los dos juntos.

Aquella noche, tras la cena, Clint volvió a llevarme a ver las estrellas. Había elegido el mismo lugar que en la noche en la que nos habíamos besado por primera vez, y ahora estábamos en el pick-up, abrazados bajo la misma manta y mirando el mismo cielo.

—Así que —dije después de un rato—, ¿soy tu novia?

Él me miró y soltó una risita.

—Eres mi chica —me aseguró.

Estuve a punto de separarme y ponerle una cara de falsa sorpresa, pero las palabras de su boca sonaban demasiado bien, y lo único que pude hacer fue regalarle un beso.

—Tu chica... —paladeé la sensación.

—Si tú quieres, claro —me dijo mientras me acariciaba la mejilla.

Yo le sonreí y volví a besarle.

—Claro que quiero, tonto.

—Bien.

Volví a tumbarme sobre su pecho y a mirar el cielo. Entonces, me di cuenta de que tenía que mencionar un par de cosas más.

—Hablé con Fury.

Sentí y su cuerpo tensarse bajo el mío y su mano derecha me agarró la cadera, como para que no me fuera.

—¿Y bien?

—Lo de mañana es una prueba: si la paso, seré una Vengadora.

Nuestros ojos se miraron, el azul de sus pupilas quemando el verde de las mías.

—¿No te vas?

—Nunca.

Él me besó la frente con emoción y sonreía como un crío. Me estiré para agarrar la chaqueta y saqué la libreta que había escrito en Oregón de ella. Tenía cosas confidenciales dentro, pero no me importaba.

—Quiero darte esto —le expliqué.

—¿Qué es?

—Escribí estás cartas para ti mientras estaba en Oregón. Si me pasa algo, quiero que las leas.

Él miró la libreta y luego a mí, y acabó sonriéndome y besándome.

—Eres mi chica, ¿verdad? —asentí—. Entonces no dejaré que te pase nada, Ryn. Siempre estaré a tu lado y siempre te cubriré las espaldas: no tienes nada que temer.

A la mañana siguiente, nos levantamos temprano. Yo había dormido en la habitación de Clint, encaramada a su cuerpo, y le había ayudado a recoger para después desayunar y despedirnos de Barney y de Lucky.

Él condujo de vuelta a la Torre, mientras yo cantaba las canciones de la radio y él se reía de mí. Una vez en las instalaciones de los Vengadores, nos fuimos cada uno a su habitación. Al llegar a la mía, vi un maletín encima de la cama. Tenía en logo de S.H.I.E.L.D. en el frente, pero le pregunté a la I.A. de todas formas: no podía correr riesgos.

—F.R.I.D.A.Y., ¿quién ha dejado esto aquí?

—La señorita Hill la trajo esta mañana para usted.

—Gracias.

—De nada, señorita Boudreau.

Abrí el maletín y lo primero que me encontré fueron unos archivos sobre los nuevos Vengadores que se unirían a nuestro equipo para compensar la falta de Thor, que estaba en Asgard resolviendo una crisis diplomática.

Los leí por encima y después saqué lo siguiente. Una nota de María Hill, con su firma abajo.

"Buena suerte, Pulsus", se leía.

Sonreí mientras dejaba la tarjeta en la mesa y alcé la última cosa que estaba al fondo de la maleta. La tela negra se deslizó entre mis dedos mientras desplegaba el traje. Era negro, pegado, y me lo puse al instante. El logo de los Vengadores quedaba sobre mi pecho mientras que, a un lado, en el brazo izquierdo, se leía mi nombre en clave. "Pulsus". Supe al instante lo que aquello significaba: había dejado de ser "Los Ojos", una herramienta tras la pantalla, para ser alguien en el campo de batalla.

El traje abrazaba mi cuerpo y me daba elasticidad y movimiento. Me calcé las botas de combate y me dirigí a la sala de armamento.

Cogí dos pistolas y balas, y las agregué a los soportes del traje. Me disponía a salir cuando Clint entró. Me miró de arriba abajo y me guiñó un ojo mientras habría su funda biométrica y comprobaba que todo estaba en orden. La volvió a cerrar y la cogió. Ya tenía puesto su traje y sus botas.

Ambos caminamos hacia la salida y me soltó un último comentario antes de ir hacia los ascensores y hacia el Quinjet.

—¿Lista, Pulsus?

Le di una sonrisa socarrona a mi novio.

—Sabes que sí, Ojo de Halcón.

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