ix. Decepciones

7.1K 744 32
                                    


Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

La música había dejado de sonar hacía horas y mi cabeza estaba enterrada en la almohada

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

La música había dejado de sonar hacía horas y mi cabeza estaba enterrada en la almohada. No estaba experimentando una resaca, pero mi cabeza dolía y mis músculos se sentían cansados. No recordaba haber bailado tanto en mi vida, pero eso ya no importaba. Me levanté y abrí las cortinas, pudiendo ver la ciudad de Nueva York bajo mí. Después de una ducha, salí hacia la cocina: el cuerpo me pedía un café Barton, pero Clint no estaba allí.

Me encogí de hombros e intenté imitar su café mientras me hacía una tostada. Después de comer lavé los platos, y la voz de J.A.R.V.I.S. se escuchó por los altavoces.

—Señorita Boudreau, el equipo se reunirá en quince minutos en la sala de reuniones principal.

—Gracias.

Volví a mi habitación para lavarme los dientes y después me encaminé hacia donde la I.A. me había indicado.

Una vez que llegué allí, me senté al lado de Clint, que me sonrió dulcemente, y después frunció el ceño cuando Natasha entró en la habitación. La mujer no se sentó al lado de él, como solía ser usual; si no que se aposentó al lado de Banner sin siquiera dirigirle la mirada a su mejor amigo. Miré a Clint con cuidado, esperando alguna reacción de su parte, pero todo lo que encontré fue una tímida sonrisa queda en mi dirección. Estaba a punto de preguntar algo muy bajito, para ver si estaban bien o no, para ver si yo había causado el problema acercándome tanto a Robin, pero entonces mi jefe entró en la sala y me tuve que sentar recto y que poner seria. Era hora de hablar de mi primera batalla.

Nick Fury entró en la sala, con una cara seria que asustaba a todo el mundo menos a mí. Dejó su maletín sobre la mesa de cristal y se aclaró la garganta antes de hablar.

—Buenos días a todos, Vengadores. Me alegra anunciar que el dispositivo diseñado por Stark y Banner ha dado sus frutos, junto a la ayuda de la señorita Boudreau, y la localización exacta del Elektron ha sido especificada —intenté contener mi sonrisa de orgullo—. Ahora es hora de actuar. S.H.I.E.L.D. les concede dos días de descanso para que se puedan despedir de sus familias.

Tragué saliva y bajé la cabeza. Todas las personas que estaban a mi alrededor tenían dos días para pasarlos con sus familias, porque nunca sabían si esta podría ser su última misión. Sin embargo, Los Vengadores eran ahora mi familia, y yo no tenía a nadie a quien le pudiera decir adiós más que a ellos. La voz de Nick me sacó de mi ensoñación.

—Los detalles de la misión se les serán comunicados en la mañana del día de salida, en tres días.

—¿Por qué no podemos saber los detalles ahora? —la idea de poder despedirme de nadie me había dejado una actitud amarga.

—Porque, señorita Boudreau —¿dónde estaba mi nombre de pila?—, cuanto más sepa usted ahora más probabilidades es de que se le escape hablándole a un ser querido. Cuanta menos información sepa, mejor.

Estuve a punto de levantarme de la silla, como si me hubiesen dado un tremendo bofetón, y preguntarle si creía que yendo al cementerio para despedirme de mis padres y diciéndoles lo que iba a hacer en mi primera misión iba a cambiar las cosas, porque, claro, aparentemente los muertos hablaban. Después intenté calmarme (e intenté ignorar el hecho de que él sabía todos mis problemas y mi situación familiar al completo, que era casi como mi padre y que me había traicionado delante de todo el equipo) y me di cuenta de que esa situación sí se adaptaba al resto del equipo, y que no todo giraba en torno a mí.

Así que asentí y me giré para mirar mi reflejo en la mesa de cristal. Sentí la mano de Clint en mi rodilla, intentando darme apoyo, mientras Fury decía algo más que no me molesté en escuchar y recogía su maletín y se iba. Los demás empezaron a hablar de por qué creían que La Mano había elegido la capital de un país tan tranquilo como Suecia para esconder un arma electromagnética de tal calibre, pero yo ya no estaba para charlas.

Me levanté de la silla, apartando la mano de Clint bruscamente y, aunque todo el mundo me miró como si estuviese loca, no podría haberme importado menos.

Salí de la sala y comencé a caminar hacia los ascensores. Entonces sentí una mano de agarrarme de la muñeca y girarme, para poder ver la cara de Robin Hood. Me hubiese gustado saber que esa conversación iba a ser el comienzo de algo que haría que mi corazón nunca fuese el mismo. Y que el comienzo de algo, puede ser el final de todo.


FELT IT ━ Clint BartonWhere stories live. Discover now