Anónimo
-Deja que se vaya, ya volverá. -A continuación bufó con pesar en su tono de voz. -Tiene que volver.
-¿Y el maldito plan que ya teníamos, huh? ¡Ya era el momento y ahora se va! -Gritó, aun cuando era una llamada, del otro lado de la línea él podía sentir en su cara cómo las gotas de saliva le caían en el rostro cada que escupía con ira sus palabras. -Cuando vuelva, todo acabará… Tendremos que usar el plan B.
[...]
Mía.
¿Por qué a veces el tiempo volaba tan rápido? ¿O era porque me sentía de alguna manera “libre” sin Jungkook? Era cierto que lo extrañaba pero desde que volvimos de México no habíamos hablado, él me dijo que yo lo buscara cuando estuviera lista, él no presionaría y así fue, no insistió, no había mandado ni siquiera un mensaje.
Jiminie y yo la habíamos pasado tranquilo aunque él no había dejado de preguntar por JK, diario eran preguntas como: “¿papi se sentirá mejor? ¿Mami ¿cuando volverá papá?”, yo me limitaba a responder que no lo sabía o que sería muy pronto pero en realidad mi interior era un revoltijo de emociones, no tenía el valor de perdonarlo aunque la felicidad de Jiminie dependiera de eso.
Nos habíamos despertado temprano para darnos un baño y estar listos en el aeropuerto, la noche anterior ya habíamos hecho las maletas.
-Mami tengo muchísimo sueño. -Bostezó tapándose su boquita con la manga de su chamarra.
-Lo sé, amor, yo también pero en el avión podremos dormir. -Me puse en cuclillas y le subí el cierre poniéndole la capucha encima, el clima había amanecido frío y no quería que Jiminie se resfriara.
Había pedido un taxi hasta la casa y supe que ya había llegado cuando pitó el cláxon:
-Buenos días ¿le molestaría ayudarme con el equipaje? -Dije desde la entrada de la casa señalando las maletas a un lado de mi, el chófer asintió con gusto y echó de prisa las maletas en la parte trasera; subí a Jiminie y le coloqué el cinturón de seguridad, me subí igualmente cuando recordé que no había encendido el sistema de seguridad. -¿Me permite? Olvidé hacer algo. -Corrí dentro y me fui directo al estudio, encendí el computador y dejé funcionando el sistema de vigilancia: las cámaras y la alarma de la entrada.
Salí de casa y le pedí al chófer que nos llevara directo al aeropuerto; estando ya allí, Jiminie y yo llevamos el equipaje para marcarlo y que lo pusieran en el avión, también pasamos a la cafetería antes de abordar.
Antes de pasar por la puerta para abordar, giré, algo en mi me detenía, me decía que me saliera corriendo de ahí y esperara a Jungkook pero ya era demasiado tarde, pasé la puerta 3 con destino a Seul de la mano de Jiminie.
[...]
Por la noche estábamos pisando suelo coreano, me temblaron las malditas piernas, sentir las miradas lejanas de todos me erizaba la piel y aunque nadie me reconocía yo sentía que lo hacían, tomé muy fuerte la manito de Jiminie:
-Mami me estas lastimando ¿qué pasa? -Jiminie se quejó y me miró desde abajo, entonces lo solté dándome cuenta de cómo le sostenía la mano y sacudí la cabeza; caminamos dentro del aeropuerto directo a la salida para encontrarnos con Namjoon, cuando su voz desde lejos resonó por alrededor:
-¿¡Mía!?
Ambos, Jiminie y yo volteamos de inmediato, encontrándonos con un hombre alto, fornido, completamente cambiado a como lo había visto por última vez; llevaba sus anteojos y un vestuario completamente negro.
-¿Tío Namjoon-ah? -Preguntó Jiminie pero sin despegarle la mirada al susodicho.
En ese momento Nam dio zancadas grandes hasta nosotros alzando a Jiminie por los aires, su mirada en él era profunda, estaba tratando de descifrar el parecido conmigo o tal vez con Jungkook.
-¡Pero mira qué niño tan grande! -Lo puso de nuevo en el piso y se acercó a mi para abrazarme -¡Mía, Dios mío! -Se le aguaron los ojos y secó una pequeña lágrima que salió de su cuenca izquierda -E-estas tan cambiada, tan hermosa como siempre. Lo siento, es que es la emoción -Dijo excusándose de su llanto -Bueno, andando, ten -Me tendió los papeles falsos -Como acordamos. -Me guiñó el ojo -Vámonos antes de que alguien sospeche, Yoongi dijo que pasara a su piso, no sabe nada y todos estarán ahí, quizás puedas darles la sorpresa.
Y así fue, Nam manejó por casi dos horas hasta que llegamos a una privada, parecían edificios de lujo.
-¿Aquí vive Yoongi? -Pregunté anonadada ante lo que veían mis ojos, Nam asintió -Entonces ¿siguió, es decir, siguieron dedicándose a la abogacía?
-No. Hoseok es el único que se dedicó a ello, Yoongi es productor de música, Jin y yo somos socios en la misma empresa… Bueno, hemos llegado.
Bajamos del auto y caminamos los tres juntos hasta el elevador, estaba nerviosa ¿cómo iban a reaccionar mis viejos amigos luego de tanto? Quizás les había fallado al irme con Jungkook y hacer una vida con quien me lastimó, quizás deban pensar que a muerte de Jimin había sido en vano.
Nam tocó el timbre y supongo que Yoongi ya sabía que era él porque no se inmutó para salir hasta la puerta sino que le abrió solo para que pasara y ya.
-¡Llgué! Pasé por una botella de vino y por un par de personas más. -Todos giraron hasta donde Nam y nos vieron a Jiminie y a mi detrás de él; Hoseok escupió la cerveza y Yoongi y Jin abrieron los ojos como platos y alzaron las cejas hasta el techo como si hubieran visto un fantasma y bueno, quizás si me había vuelvo un alma en pena que ahora estaba de regreso en su país natal.
-Mía ¿eres tu? -Preguntó Jin dando pasos lentos hasta quedar frente a mi. -Yo creí que nunca mas íbamos a saber de ti, de todo lo que pasó antes… -No sabía si su tono era de decepción, melancolía o agrado pero algo tenía bien claro y es que ninguno de los presentes iba a perdonarme l que me haya ido sin decir nada, por haber sido una malagradecida ante el sacrificio que Jimin había hecho por mi.
-Yo tampoco creí que los volvería a ver, sinceramente -Reí con desgano -Solo que ahora tenía la necesidad de volver a sentirme como en casa, ya saben, ustedes siempre fueron y serán mi familia.
-Todo esto es una mierda, todo lo que estás diciendo -Escupió Yoongi con ira -Te largaste por ocho malditos años y ahora te presentas con un niño que seguro es del bastardo del que te lastimó diciendo que nos necesitas porque te sientes sola ¿estoy bien en mi deducción? Eres una perra, Mía ¿cómo te atreves?
-Yoongi cálmate, te recuerdo que hay un menor aquí para que hables de esa jodida manera… -Le dijo con calma Namjoon aunque estaba remarcado el reproche. -Jiminie ¿ves la puerta gris de allá? -Señaló -Hay juegos, ve, mamá te alcanzará en un momento.
-No me voy a calmar, ultimadamente esta es mi puta casa y yo digo lo que me venga en gana y esta maldita malagradecida no debería estar aquí. -Alzó las manos en defensa -Porque sí, eso eres Mía, una maldita malagradecida porque por tu culpa Jimin se murió, joder, tenía un futuro prometedor y murió ¿para qué? ¿para que te largaras a jugar a la familia feliz con el hijo de perra que te hizo añicos, huh?
-Yoon, ya basta. -Le dijo Hoseok reposando su mano en el hombre del pelinegro pero éste se deshizo del agarre y prosiguió:
-¡Estás enferma por un puto carajo! ¿no te das cuenta que con todo esto solo dañaste a todos los que te queríamos? ¡Incluso tu madre enfermó luego de eso, se volvió alcohólica!
No pude aguantar un segundo más y rompí en llanto como niña pequeña pero es que todo lo que decía era verdad, todo me caía encima como una cubetada de agua helada, dolía, dolía como nada en el mundo.
-¡Ya basta! basta por favor Yoongi… -Dije con coraje y tristeza entre cada sollozo -sé que hice mal, maldición, sí, soy una malagradecida y una perra, todo lo que tu quieras pero joder, me enamoré de Jungkook, soy feliz con e-
-¿¡No te estas escuchando ahora mismo!? -gritó él de vuelta -¡maldita loca! ¿Cómo que eres feliz con él? ¿como puedes tener a ese niño viviendo con ese monstruo sabiendo que un buen día puede hacerle todo lo que te hizo a ti? ya, me cansé, es todo, largo de aquí. -Se puso de pie y se iba a alejar pero entonces hablé.
-Yoongi sé que ya nada soluciona lo que pasó pero… si sirve de algo, yo lo siento muchísimo. -Me dirigí al cuarto donde estaba Jiminie y lo saqué de ahí. -Andando, debemos irnos ¿vale?
-¿no nos quedaremos más rato? Los videojuegos del tío Yoongi son geniales. -Hizo un puchero y e miró con tristeza.
-Lo siento Jiminie pero no, debemos irnos ahora.
Namjoon me sorprendió por detrás:
-Mía, pueden quedarse en casa, se ahorran lo del hotel y… mañana te llevo a ver a tu madre, lo siento muchísimo, nunca creí que Yoongi fuera a reaccionar así.
-Está en todo su derecho, él tiene razón, además, yo le quité a Jimin. -Alcé los hombros y salimos del piso con Jin y Hoseok pisándonos los talones.
-Nos vamos con un ustedes, Yoongi dijo que quería estar solo. -Dijo el mayor.
-Iremos a casa ¿quieren venir? -Preguntó Nam mientras presionaba el botón de la planta baja, ellos asintieron y cuando estábamos manejando hasta la casa de Nam todo se había vuelvo silencioso, era incómodo, nadie decía nada.
Cuando llegamos fue igual hasta que Jiminie sacó sus juguetes de la maleta e invitó a Hoseok a unirse al juego, el castaño aceptó con gusto y mientras yo y Jin preparábamos la merienda como en los viejos tiempos, Namjoon se limitó a mandarle mensajes a Yoongi reprochándole que había hecho mal.
-Entonces, el pequeño -señaló Jin con el cuchillo a Jiminie -¿es hijo tuyo y de él?
-Sí, así es. -Solté media sonrisa.
-Se parece mucho a ti. -Suspiró -Mía, quiero que sepas que yo no te guardo ningún tipo de rencor, si Jimin decidió dar su vida por ti, fue su decisión, no tuya, tu no debes sentir lo contrario e ignora la sarta de estupideces que te ha dicho Yoongi, sabes que su temperamento siempre ha sido ese. -Se acercó a mi y con el costado de su mano acarició mi mejilla regalándome una sonrisa inocente.
La cena estaba lista, comimos tranquilos hablando de lo que habíamos hecho con nuestras vidas, Hoseok tenía novia y Jin prefería dedicarse de lleno a su negocio antes de comprometerse, ambos Jin y Namjoon aún no estaban listos para una relación aunque toda la velada Hoseok se la había pasado diciendo que Jin nunca había olvidado a una chica, insistí en saber de quién se trataba pero solo me respondían con risas y cambios repentinos de tema.
Luego bebimos vino hasta que Hoseok ya no podía ni con su alma, había quedado como una cuba y Namjoon le pidió un taxi para que lo llevara a casa, era eso o dejarlo manejar en estado etílico. Nam pronto se había quedado dormido como niño pequeño en el sofá y solo quedábamos Jin y yo bebiéndonos los últimos tragos del líquido color escarlata.
-Creo que será mejor que me vaya ya, mañana debo trabajar. -Bostezó y bebió tan rápido el trago en su copa que creí que iba a ahogarse.
-Yo debo ir a ver a mi madre pero… -me interrumpí a mí misma -¿es verdad lo que ha dicho Yoongi? ¿mi mamá ahora bebe?
-No debería hablarte de eso, no me corresponde, Mía, solo diré que tu madre la ha pasado muy mal desde que te fuiste, si quieres yo mañana te llevo, ya no vive en la casa de antes… los chicos y yo la vamos a ver de vez en cuando, a veces le llevamos despensa y cosas de aseo. -se puso de pie y se colocó el abrigo encima tomando su maletín.
Muchas gracias, han sido mejores hijos que yo, supongo. -sentí un nudo en la garganta y antes de llorar por segunda vez en la noche seguí hablando -Te acompaño abajo. -tomé las llaves de Nam y ambos bajamos hasta la avenida principal.
Ahí ya no dijimos nada, Jin se repegó a mi costado y antes de subirse al taxi me dio un beso profundo y largo en la mejilla, yo me alejé de inmediato, el se dio cuenta de la acción incómoda y se subió como rayo al auto. Me toqué con el índice el lugar donde había depositado el beso, todo había sido extraño.
Antes de volver adentro escuché cómo alguien había pateado con gran enojo un bote de basura, giré a revisar todos lados pero no vi a nadie, en eso un frío espantoso recorrió mi espina dorsal, sacudí la cabeza en mohín de negación y me alejé de la intemperie.
Estando de nuevo en el apartamento le eché encima una mantita a Nam para cobijarlo del frío y me dirigí hasta la habitación con Jiminie, me recosté a su lado y lo abracé como si mi vida dependiera de eso.
[...]
Al día siguiente Nam ya tenía hecho el desayuno, Jiminie lo devoró todo como termita y yo solo bebí café, en mi estómago se sentía una revolución de mariposas, era un revoltijo de emociones, estaba ansiosa y muy nerviosa por ver a mi madre, cuando hablé con ella me había dejado muy claro que yo estaba muerta para ella pero aun así quería verla aunque fuera por última vez.
-Jin me ha dicho que quedaron hoy ¿te llevará a ver a tu madre? -Preguntó el moreno llevando la taza blanca directo a su boca.
-Si, me ha dicho que cambió de residencia y que ustedes la han cuidado por mi.
-No hemos hecho demasiado, en realidad solo le llevamos las cosas que necesita y cuando se siente mal la llevamos al médico. -Mordió una tostada y se puso de pie dejando los trastos en el fregadero -Bueno, debo ir al trabajo ¿vale? pero nos veremos por la noche para que me cuentes cómo fue todo, nos vemos al rato campeón -Le dio un besito a Jiminie en la mejilla y le pinchó la pancita para hacerle cosquillas, ambos rieron y finalmente salió por la puerta.
-Bien Jiminie a tomar un baño, hoy conocerás a tu abuela y no querrás ir como un cerdito ¿cierto? andando, a la tina.
-Mami ¿podremos ir luego a casa del tío Yoon? ¡Que me han encantado sus juegos!
-Ya veremos ¿vale? Yoongi es un hombre ocupado -Mentí Seguro no debe estar en casa hoy.
Luego de dos horas arreglándonos recibí una llamada de Jin anunciando que ya estaba fuera del edificio esperando por nosotros para ir a ver a mamá, cuando salimos vimos a Jin en el auto con un enorme ramo de girasoles, entonces subimos:
-¿Y esos? -Señalé con el rabillo del ojo las flores.
-Son para tu madre, ella ama su olor, cada semana le llevo un ramo igual. -Encendió el motor -¿cómo amaneció el niño más fuerte y guapo de Seul, huh? -Lo miró con una enorme sonrisa por el espejo retrovisor, Jiminie contestó con un enorme y feliz “¡Genial!”.
Manejó por enormes calles que ya no reconocía del todo bien pues la infraestructura había cambiado pero sí que reconocía al lugar a donde íbamos, era un pueblito a las afueras de Seul, ahí había un enorme lago, la zona era bien reconocida por ser terapéutica además de hermosa.
-¿Cómo pudo mamá pagar una casa aquí? Yo recuerdo que era carísimo vivir aquí.
-Yo le he comprado la vivienda. -Me guiñó con ambos ojos y bajamos justo frente a una casita blanca, una mujer con la cabeza blanca como el algodón estaba arreglando las flores del jardín. -Buenas tardes señora Kim. -Era ella, mi mamá.
Mamá sin dejar de arreglar las flores contestó el saludo: -¡Vaya, no te esperaba Seokjinie! Hoy no es día de visita. -Dijo con dulzura en su voz.
-Lo sé pero le he traído tres sorpresas, un ramo de girasoles como siempre y a ellos… -mamá giró y la sonrisa que tenía de oreja a oreja desapareció en cuando mi imagen y la de Jiminie le inundaron las pupilas, su semblante era desértico, sombrío.
-¡Abuelita! -Jiminie corrió a sus brazos con la inocencia que lo caracterizaba sin saber que ella, mi madre, nos repudiaba a los dos. Jiminie se colgó de su cuello y ella se quedó inmóvil sin corresponder al abrazo. Yo miré a Seokjin quien solo me regaló una mirada de “esta bien, no pasa nada".
-Ven acá campeón -Se puso sobre sus rodillas manchando un poco de loco su traje azul oscuro cargando a Jiminie -Mamá y tu abuela deben de hablar un par de cosas, mientras tu y yo iremos al lago ¿vale? -Me apretó el hombro en señal de apoyo -Señora Kim no olvide poner en agua los girasoles.
La figura de Jin desapareció entre las calles entonces me acerqué a mamá y le tendí mi mano para ayudarla a ponerse de pie:
-Yo puedo sola. -Dijo sacudiendo la tierra de sus pantaloncillos de mezclilla, abrió la puerta de su casa y la dejó de igual modo para que yo la siguiera dentro.
-Mamá perdóname… -Lloré, lloré como nunca -Te lastimé, yo lo sé y no sabes cuántas veces he querido morir por eso, sé que para ti estoy muerta, me lo dejaste claro pero yo no puedo enterrarte así, ni a ti ni a papá.
-Tu padre murió hace dos años, no estuviste aquí. -dijo son seriedad y tristeza, entonces me desmoroné, papá había muerto y yo ni siquiera estaba enterada de ello, lloré aun más sin saber qué decir o hacer pues cada que daba un paso hacia ella, ella se alejaba de mi.
-Mamá… necesito saber que me perdonas, que aunque nada esté bien, lo haces. -Sollocé -Me he sentido sola sin ti, carajo, sin nadie. Ahora solo somos Jiminie y yo, ambos, sin nadie mas y antes que preguntes por él, lo dejé, quiero volver a empezar, desde cero, quiero criar a mi hijo y hacer que sea alguien de bien.
Mi madre tomó una foto donde estábamos ella, mi padre y yo y lloró: -¿Entonces volverás, te quedarás aquí? -Hubo un poco de ilusión en sus palabras misma que se rompió cuando yo negué.
-Sabes que no puedo volver, mamá, tú mejor que nadie lo sabe.
En ese momento alguien llamó a la puerta, las dos vimos por la ventana de la cocina que era el agente Choi, iba a emerger de mi una sonrisa pero mamá hizo que me escondiera dentro de la alacena, no entendía por qué pero así lo hice. Ella fue y le abrió la puerta temblorosa, como si tuviese miedo de él.
-¿No me va a dejar nunca en paz? ¡Mía se fue, no tengo que ver nada con ella! Me cambié de residencia por usted, ya basta. -Mamá iba a soltar el portazo pero la punta del pie de Choi lo impidió.
-Bonita manera de recibir a un agente. -Chasqueó la lengua -Veo que tiene visitas ¿es el rubio? -Mamá asintió con temor -Bien, ahora que sé donde vive estaré aun más al pendiente de usted señora Kim, con permiso. -dio media vuelta y se fue, mamá cerró la puerta y me indicó que saliera, estaba acelerada.
-¿Qué fue todo eso? -Pregunté alterada sin entender nada.
-Debes irte, no es seguro.
-Mamá ¿cómo que no es seguro pero si es el agente Choi? ¿qué pasa? -Me guió hasta la sala de estar y me abrazó fuerte dando un beso en mi mejilla.
-Ese hombre es malo, Mía, me ha estado acosando desde que tu desapareciste, quiere saberlo todo, él se lo informa a alguien mas no sé a quién pero una vez lo escuché hablando con alguien por llamada, le decía que el trabajo estaba hecho, fue a la mañana siguiente cuando todos supieron que tu padre había muerto, le conté a Seokjin y el me trajo hasta acá para estar segura pero ya no lo estoy… Nadie me va a quitar de la cabeza que ha sido él quien mató a Daen, a tu padre. -Se secó las lágrimas -Luego descubrimos que me vigilaban, que habían micrófonos por todos lados, fue por eso que te dije todas aquellas cosas malas en la última llamada, te amo hija, pero todo este juego no ha acabado y Choi, ese maldito está detrás de todo.
Había sido demasiada información para mi, Choi había matado a papá y había traicionado a Jungkook con todo esto ¿acaso Choi estaba coludido con Taehyung?
-Mía debes irte ya, con Jiminie, váyanse lejos, no vuelvan, solo quieren lastimarte.
Llamé de inmediato a Jin que no tardó nada en estar en casa.
-¿Usted está bien señora Kim? -Preguntó nervioso -Venga conmigo a casa, nada le pasará ahí. -Pero ella negó.
-Solo llévate a mi niña y a mi nieto.
-Te amo, mamá.
-Yo también. -Dijo, nos llevó hasta el auto para despedirse de Jiminie quien preguntó que por qué no nos habíamos quedado más tiempo con mamá, Jin le dijo que volveríamos a la mañana siguiente pero no iba a ser así.
Yo no entendía un carajo, esto era demasiado: Jungkook, Choi, Taehyung, la muerte de papá… no podía procesarlo todo.
Todo había comenzado otra vez.
¿Dónde estás Jungkook?