The Same Heartbreaker (2) ✔️

By isnotcandy

2.4M 184K 119K

Segundo libro de la Trilogía Heartbreakers. Es necesario leer el primer libro para entender este. Cuidado co... More

Prefacio.
Prólogo.
1. Quinn.
2. Liam
3. Quinn.
4. Liam.
5. Quinn
6. Liam.
7. Quinn
8. Liam.
9. Quinn.
10. Liam
11. Quinn
12. Liam
13. Quinn
14. Quinn.
15. Liam.
16. Quinn.
17. Liam
18. Quinn
19. Liam
20. Liam
21. Quinn.
22. Quinn
23. Quinn
24. Liam.
25. Quinn
26. Quinn.
27. Liam.
28. Quinn
29. Liam
30. Quinn.
31. Quinn
32. Liam.
33. Liam
34. Quinn.
35. Quinn
36. Liam.
37. Quinn.
38. Quinn.
39. Liam.
40. Quinn.
41. Liam.
42. Quinn
44. Liam.
45. Quinn
46. Liam.
47. Quinn.
48. Quinn
49. Quinn.
The Last Heartbreaker (3)

43. Quinn

42.6K 3.1K 2.5K
By isnotcandy



QUINN

Dejo la ventanilla del auto abierta mientras conduzco. El sol mañanero es el más molesto de todos, los rayos logran escurrirse de manera perfecta para intentar dejarme ciega. Entrecierro mis ojos por un buen rato hasta que me acuerdo de que en mi bolso, dentro de un perfecto estuche están mis lentes de sol.

En un semáforo, me los pongo y recargo mi espalda contra el asiento mientras chequeo en el GPS de mi celular cuanto me falta para llegar. Veinte minutos aproximadamente, el camino hacia la Univesidad de Miami es bastante largo. Conduzco con música e ignorando los mensajes de Key preguntándome donde estoy. Va a tener que perdonarme por no llevarle los lapices, pero yo no puedo ira tomar ese examen. Es obvio que Everdeen va a llamar a mamá porque no aparecí hoy y porque mi inasistencia no tiene justificación previa, pero ella no puede hacer nada más que gritarme por teléfono. A estas alturas, ya debe estar en Nueva York con Matthew.

Cuando aparco en un espacio vacío dentro de la universidad, respiro profundo y bajo la mirada a mi falda. Ni siquiera pensé en cambiarme de ropa, realmente voy a resaltar mucho por el campus. Tampoco pensé muy a fondo si Rick de verdad quiere verme, pero sé que toma la mayoría de sus clases a la mañana.

No es muy buena idea, ahora que lo pienso.

Pero no conduje media hora hasta aquí para nada. Por lo menos voy a saludar a mi hermano, a quien no veo hace una semana. Le envío un mensaje, preguntándole a qué hora sale de clase y donde. Me responde a los tres minutos, bastante confundido pero me da la información que quiero. Su clase termina en una hora y está en un edificio cerca de un Starbucks. Nunca estuve aquí antes, conozco como luce por afuera y el parque de estacionamiento porque fueron varias las veces que Seth me trajo aquí para buscar a Rick o a Jess.

Me bajo del auto sintiéndome estúpida con el uniforme y pretendiendo que las gafas son un escudo que va a protegerme de las miradas. Camino como una tonta por todos lados intentando encontrar el Starbucks más cercano. Finalmente, detengo a una chica que camina con libros abrazados a su pecho y me responde que la famosa cafetería está a unos cuantos metros, rodeando el edificio con la enredadera de plantas. El campus tiene mucho verde, muchos árboles y las edificaciones bajas. Nada muy moderno, pero me resulta cálido.

Atravieso un camino rectangular y largo, el cual esta acompañado con palmeras de los lados. Diviso al final, un Starbucks un poco escondido en la esquina. Me cruzo con muchas personas, quienes me miran de pies a cabeza. Ignoro las miradas, llego hasta el Starbucks y observo de reojo el lugar que está casi vacío. El chico detrás del mostrador está aburrido mientras que acomoda el frasco de las propinas. A su lado, la barista se mira las uñas con aburrimiento. Llego y pido un café. Me siento en una de las mesas a esperar a Rick, le envío un mensaje diciéndole que me encuentre aquí.

Reviso todas las llamadas perdidas de Key, suspiro en lo bajo. No puedo creer que me sienta culpable por no haberle llevado los lapices. En un mensaje de texto, le explico brevemente dónde estoy y porque no puedo presentarme en Everdeen hoy.

Media hora después, alguien carraspea frente a mi. Elevo la mirada de la pantalla de mi celular y me quito los auriculares.

—¿Qué haces aquí? —me pregunta Rick frunciendo el ceño. Veo que se ha dejado la barba, pero no ha dejado de vestirse con colores oscuros y de llevar el pelo revuelto. Se sienta en la silla a mi frente.

—Buenos días a ti también —suelto sarcástica.

—No me quejo de la visita pero, ¿por qué no estás en el colegio? Me enteré de que mamá está en Nueva York pero eso no significa que puedas faltar cada vez que quieras —me sermonea. Cruza sus brazos sobre la mesa. Luce como si las horas de gimnasio finalmente están haciendo efecto.

Sonrío de lado al recordar que antes, Rick era quien se ocupaba de todas las cuestiones del colegio y era mi adulto responsable. Que ya no lo sea más no quita que siga siendo mi pesado hermano mayor que me va a proteger del césped creciendo.

—En realidad Ricky, significa exactamente eso —aclaro.

Él se ríe pero niega con la cabeza.

—¿Solo has tomado un café? ¿No quieres comer algo? —me pregunta en ese tono de padre preocupado que siempre usa conmigo.

—Ya desayuné —respondo—. Esperaba que pudieras mostrarme el campus, ¿estás libre?

Rick mira a su alrededor, la cafetería está un poco más llena ahora que varias personas salieron de sus clases.

—Sí, mi próxima clase es en una hora y algo. Puedo darte un tour, después de todo, deberías conocer tu futura universidad. ¿No es así? —inquiere con sus cejas alzadas.

Rick, Nate y mamá son los únicos que saben a qué universidades apliqué. Aprieto mis labios y asiento, la Universidad de Miami es mi mejor opción. Quiero entrar aquí más que en ninguna otra, no solo por su ubicación, si no porque me gustan los programas y son muchas las buenas cosas que me contaron sobre este lugar.

Cinco minutos más tarde, Rick y yo salimos de Starbucks. Me quito la chaqueta de Everdeen porque comienza a ponerse caluroso y me arremango las mangas de la camisa blanca hasta cerca de mis codos. Camino al lado de Rick, ya sin mis lentes de sol.

Me muestra los diferente edificios, me señala las residencias, desliza su tarjeta por el sensor y me enseña la biblioteca, las salas de estudio y me hace conocer el comedor de los de primer año. Camino con rostro de curiosa por todos lados, me gusta mucho la vibra universitaria, la libertad que hay en el campus. Nada de timbres rompiéndote el oído ni preceptores caminando por todos lados con miradas asesinas esperando a que cometas el más mínimo error para decirte algo.

—¿Y eso es...? —le pregunto a mi hermano señalando con mi dedo a un edificio cruzando un camino de cemento.

—El centro deportivo. Ahí está el gimnasio del equipo de fútbol. ¿Quieres conocerlo? Seguro están ahí ahora —habla y sin preguntarme, comienza a caminar hacia allí.

Me cuesta seguirlo, más que nada porque recuerdo que Jason estudia aquí y es parte del equipo de fútbol. Son detalles que no me olvido.

—No quiero conocerlo —le digo a mi hermano cuando llego a su lado.

—¿Por qué no? ¿No quieres conocer al hermano mayor de Seth? —me pregunta él sonriendo de lado. Sabe que me interesa cuando habla de él.

—Es imposible. Seth tiene veintidós, este es su último año de universidad. No puede tener un hermano en el equipo.

—No está en el equipo, es el entrenador —dice con una mirada divertida.

Alzo mis cejas con asombro. Seth nunca mencionó tener un hermano mayor. Sí una hermana que vive en Miami y es dueña de ese club nocturno en el que conocí a Scott Van Lexer. Uhm, esa noche es mejor olvidarla que recordarla. Nunca la conocí pero sé que existe y se llama Felicity. Ahora, ¿un hermano? Eso lo tuvo bien escondido.

La intriga no me deja detenerme y decirle a Rick que lo espero afuera mientras saluda al hermano de Seth. Así que lo sigo cuando desliza su tarjeta por al puerta y esta se desbloquea, dejándonos entrar. ¿Qué tal será perder una de esas tarjetas? Seguro será mi caso apenas llegue.

Al entrar, hay un hall de entrada con unas cuantas mesas con sus respectivas sillas. A mi izquierda, un panel informativo con fechas y logros de los Hurricanes. También una que otras frases motivadoras.

Mi estomago se revuelve nervioso a medida que escucho con más claridad el ruido de pesas chocar con el metal, la música y chicos hablando. Es solo Jason, quizás ni siquiera me ve. Y si lo hace, un saludo con la mano debería ser lo suficientemente educado. Lo vi ayer en la casa de Emily, demasiado contacto por la semana, ¿no? Sin dudas no esperaba que ese "nos vemos" que me dio ayer sea tan pronto.

Rick empuja una puerta de vidrio y la mantiene abierta para que pase. El olor a sudor y a goma es fuerte. Típico de gimnasio, música en toda la enorme sala, piso engomado de color negro y varias pantallas repartidas en distintos sectores. Solo que está lleno de jugadores enormes de fútbol americano. Serán unos treinta o más.

Apenas pongo un pie dentro, tengo los ojos de diez chicos sobre mi, escaneandome de pies a cabeza con curiosidad que me incomoda. Afortunadamente, Rick se da cuenta y les envía miradas asesinas a todos. No iba a dejar pasar algo como esto.

—¡Cole! —vocifera Rick desde la entrada. Quiero golpearlo con un jodido palo en la cabeza, lo último que quiero Tes llamar la atención en los mismos metros cuadrados que Jason.

Mantengo mi mirada en el suelo mientras Rick agita su brazo en el aire, saludando a ese tal Cole.

—Quinn, este es el hermano de Seth —habla mi hermano. Elevo la cabeza y me encuentro con literalmente, la versión más grande de Seth. El hombre me sonríe con su dentadura perfecta y los mismos hoyuelos que se forman en los costados del rostro de Seth, se forman en los de él. Las diferencias son la barba, la mayor contextura física y la expresión más madura que tiene Cole, debe rondar los treinta años. No conozco a muchos entrenadores de fútbol universitario, pero en mi cabeza son más viejos.

—Un gusto, Quinn. Mi hermano me ha contado mucho de ti —se ríe en una voz grave. Me da la impresión de que es un tipo demasiado agradable para ser entrenador. ¿No es que ellos tienen que gritarle a todos y ser rudos?—. ¿Cómo es que te llama? ¿Lagarto?

—Desgraciadamente sí —respondo con una sonrisa melancólica. Hace mucho que no oía ese nombre.

Me quedo bastante sorprendida con que Seth le haya contado a su hermano sobre mi mientras la conversación se torna entre Rick y él, sobre la nueva vida de aludido y Jess en Los Angeles. Con el cuello duro, giro apenas la cabeza en busca de Jason. No quiero encontrarlo, pero al mismo tiempo sí. Quiero verlo en su hábitat, entrenando con pesas todo sudoroso y riéndose con el resto de sus compañeros.

No me lleva casi nada de tiempo encontrarlo, apenas tengo que voltear para verlo. Y tampoco mucho trabajo porque me mira fijo sentado desde una banca con acolchonada color naranja a pocos metros de nosotros. Cuando nuestras miradas se cruzan, las curvas de sus labios se elevan ligeramente.

Vuelvo mi atención a Cole antes de que mi hermano se de cuenta a donde están parando mis ojos y protagonice un escándalo.

—Uh, tengo que irme a clase —masculla Rick—. Tenemos que irnos, Cole.

Se saludan con un apretón de manos y yo le sonrío.

—¿Sabes cuando va a volver Seth? Porque Rick no quiere decirme.

—Honestamente no sé. He hablado con él hace unos días y sigue sin saber sus planes —contesta Cole. Al instante detecto su voz frustrada. A todos les frustra que Seth persiga a una chica por el país, a mi me parece bastante romántico. Y si Jess no se queda con él, es una tonta.

Cole nos dice adiós y volteo a la puerta para seguirle el paso a Rick. No sin antes darle la última mirada a Jason. No ha despegado sus ojos de mi y las palabras de Emily flotan en mi cabeza como nubes. Sé su secreto, está interesado en mi. Le gusto. Suena terriblemente falso, pero parte de mi lo cree.

Salimos del gimnasio y los rayos de sol me golpean el rostro. El clima de Miami es demasiado alegre a veces para mi gusto.

—Mierda, tengo que correr si quiero llegar a tiempo. Estoy lejos —me dice Rick revisando la hora en su celular.

—¿No puedes salteartela? ¿Cuando tenemos chance de pasar tiempo juntos? Nunca —hablo y pongo un puchero que cuando era pequeña resultaba tierno. Ya no tanto a juzgar por la mueca que hace mi hermano.

—No, no puedo no ir. Tengo que entregar un ensayo —me responde. Se inclina y me besa la cabeza rápidamente—. Nos vemos otro día, vete a casa y aprovecha para dormir.

Abro mi boca con indignación mientras veo como Rick se echa a correr esquivando personas por su camino. ¿Quién pudiera tener tanta dedicación para llegar a una clase como él? Me quedo sola afuera del centro deportivo, sin saber qué hacer o como volver a donde estacioné el auto. Debería seguir el consejo de Rick e irme a dormir.

—Hubiese sido lindo que me saludaras allí dentro.

Volteo y me encuentro a Jason. Los rayos del sol hacen que su desordenado cabello castaño se vea más claro de lo normal, ser rubio no le quedaría mal. Miro como su camiseta deportiva se ciñe a los músculos de sus brazos y la fina capa de sudor que lo cubre.

—Tú también podrías haberte acercado —resalto con las cejas en alto.

—¿Y que el entrenador Jones me grite por no estar trabajando? Claro —dramatiza y suelta un pequeño resoplido.

—¿No te va gritar por estar aquí afuera? —le pregunto cruzándome de brazos.

—No, ya terminé. Iba a ducharme pero quise saludarte.

No sonrías, tonta.

Asiento con la cabeza.

—Solo vine a visitar a mi hermano, ya me voy.

—¿Ese es tu hermano? Claro, Meyer. Debí haberlo supuesto antes. Son muy diferentes, no veo el parentesco.

—Me lo dicen seguido. ¿Eres amigo de mi hermano?

—No, solo compartimos una clase el semestre pasado —me cuenta—. Además, es muy amigo del entrenador. Lo veo seguido.

Suficiente con que sea amigo de un hermano, no tiene que ser amigo del otro. Sería rodear mi vida demasiado y no lo quiero cerca. Es un chico genial pero tengo miedo a lo que soy capaz de sentir con Liam lejos. No puedo permitirme arruinarlo todo. No de nuevo.

—Deberías ir a ducharte y yo debería irme —sentencio en una voz más sugestiva.

Jason ladea su cabeza y se pone una mano en la nuca.

—Tenía planeado buscarte de Everdeen.

—¿Es broma? —interrogo. No tan sorprendida ya que Emily me había advertido de algo así, por esa tonta advertencia no pude dormir bien anoche. Es difícil de olvidar—. ¿Por qué?

—¿Honestamente? No lo sé. Iba a inventar que Zack me envió a buscarte y...—se queda callado.

—¿Y...? —presiono con un jodido nudo en el estómago.

Me aterran las intenciones que Jason pueda tener conmigo.

—Tenía planeando llevarte al refugio de animales en donde trabajo. Emily me dijo que te gustan los animales —confiesa.

¿Cuando demonios le dije yo a Emily que me gustan los animales?

Nunca. Nunca hablamos de animales.

Mi cabeza empieza a volar de aquí para allá con teorías conspirativas. ¿Y si todo lo que Emily me dijo ayer estando de "mi lado" fueron manipulaciones para que termine en algo con Jason? ¿Y si ella estuvo apoyándolo a él todo este tiempo? ¿Por qué demonios siento como si de repente Jason y yo fuésemos dos títeres tirados por Emily?

—Eh... Sí me gustan —le respondo para no sonar mal—. ¿No te diste cuenta de que nunca hubiese creído que Zack te envía a buscarme?

—Era uno de los riesgos —responde y me sonríe—. En realidad quería llevarte al refugio porque estoy buscando personas que puedan adoptar perros.

—¿Entonces es una jugada que usas con las chicas? —pregunto divertida y sin pensarlo, aunque apenas las palabras salen de mi boca me arrepiento de haberlas dicho.

—¿Alguna vez dije que seas una de esas chicas? —inquiere burlón—. No es una jugada, es para ayudar a los perros y darles una oportunidad antes de que los maten.

Oh, joder Quinn. Ahora luces como una asesina de perros.

Trago saliva y me pongo seria.

—Está bien, llévame al refugio. Tengo espacio suficiente y de sobra para un perro —hablo nerviosa para intentar remediar lo mal y sin corazón que sonó lo que dije antes.

—Tienes que estar segura de esto, adoptar a un perro no es como comprar una planta. Tienes que alimentarlo, jugar con el, darle atención y todas esas cosas —me dice Jason y eleva sus cejas, probablemente esperando a que me arrepienta y me eche hacia atrás.

—Sí, estoy segura. Un perro será buena compañía y mucho mejor si puedo salvarlo —le explico intentando no sonar tan nerviosa.

Él asiente.

—Está bien, espera a que tome una ducha y me cambie de ropa —habla y mi estomago da un vuelco porque en vez de estar haciendo lo que debería hacer, que es alejarme de Jason, estoy aceptando a ir con él a un refugio de animales que significa no solo pasar más tiempo con él, pero adoptar un perro.

Aunque el perro no suena tan mal.

Jason hace que vuelva a entrar y me quede en la sala de recepción del centro deportivo. Me siento en una de las sillas y le pido que no se demore mucho. Cuando desaparece de mi vista, dejo escapar un largo bufido.

Saco mi celular para distraerme y le envío un mensaje a Liam. Pasan quince minutos y no contesta, pero Jason sí sale de los vestuarios. Me paro, acomodo mi falda y camino hacia él. Tiene un bolso de deporte colgado en su hombro y el cabello húmedo por la ducha. El olor a colonia me resulta embriagante. Qué bien que huele.

—¿Has traído auto? —me pregunta.

—Sí, pero no sé como llegar a donde lo estacioné. Haré que alguien lo busque más tarde.

Jason asiente y me abre la puerta, me hace pasar primero y tengo que respirar hondo para intentar de no actuar raro cerca de él.

—¿Hace cuanto que trabajas en el refugio? —le pregunto para romper el silencio mientras ambos caminamos a una distancia considerable del otro hacia el auto.

—Un poco más de un año —contesta—. Me hice voluntario porque una chica que estaba viendo en ese momento lo era. No pensé que me gustaría tanto como para continuar trabajando allí a pesar de que tengo que ver a mi ex.

Asiento con la cabeza sin saber qué mas decir.

Llegamos al parque de estacionamiento más cercano y Jason le quita el seguro a su Audi negro. Lo recuerdo de esa vez que me llevó a casa luego de que la tormenta haya pasado.

Me deja atónita que me abra la puerta para que entre, no estoy acostumbrada a que nadie haga eso por mi. Creo que ninguna persona en este siglo está acostumbrada a eso. Le agradezco y entro al auto.

¿En qué situación extraña estoy por entrar? ¿Por qué siempre termino envuelta en este tipo de cosas?


***


Diez minutos después, Jason detiene el auto en frente de un local que pone en un cartel "Refugio de animales Greensom". La música se detiene y es cuando me doy cuenta lo poco que hemos hablado durante el viaje. Fueron temas de conversación superficiales como los estudios y qué tipo de trabajo hace en el refugio. El resto, fueron canciones de la lista de reproducción de Jason. Se puede saber mucho sobre una persona a base del tipo de música que escucha, en su caso fueron muchas canciones de los Red Hot Chili Peppers y unas cuantas de Shawn Mendes.

Salgo del auto y sigo a Jason hacia la puerta. Una vez que estamos adentro, inmediatamente detecto el olor a perro y a alimento que hay en todas partes. Hay una simple recepción con una chica detrás del mostrador. Está resaltando un libro de texto y luce concentrada hasta que sube la vista para vernos.

Luce como de la edad de Jason. Tiene una simple blusa de tirantes que resalta su clavícula y el cabello negro azabache en una coleta. Es muy linda y a juzgar de como nos mira, supongo que es la ex de Jason.

—Hola Abby, ¿qué tal todo? —pregunta Jason en un tono de voz forzado.

—Bien. ¿Quién es ella?

Empezamos con la pistola cargada por lo que veo.

—Ella es Quinn, viene a adoptar un perro. Iremos a verlos —le responde Jason sin mucho entusiasmo. Esta relación es una de esas que terminó de una forma muy mala.

—Los acompaño, tengo que chequear en Fury. Sigue vomitando —explica ella pero inmediatamente detecto que es una excusa gigante solo para tener un ojo sobre nosotros.

Jason no le dice nada, pero hace algo que por poco no me paraliza el corazón. Me toma de la mano. Mi respiración se entrecorta e intercambio miradas con él. Antes de quitarle la mano y decirle que definitivamente es irse a otro nivel al cual no estoy interesada en llegar, noto la súplica que hay en sus ojos.

Quiere darle celos a su ex.

Y yo soy el peón que tiene que moverse a su favor. Cómo no. Primero un perro y ahora nos tomamos de la mano, ¿qué más?

La forma en que nos mira Abby cuando pasamos a su lado logra intimidarme y es todo una hazaña porque yo no me intimido con nada. Cuando Jason me abre la puerta hacia el sector que tiene perros en jaulas hasta el final, me pregunto qué tan malo hubiese sido tomar el examen de física.

—Los animales que más tenemos son perros —me explica Jason a medida que caminamos por el pasillo. Abby nos pisa los talones—. Pero hay algunos gatos y por la entrada de la otra calle, esta el refugio para animales marinos. Allí trabajan solo veterinarios y unos pocos voluntarios.

Asiento y le presto atención a los perros. Siento un gusto amargo en mi boca y un nudo en el corazón al verlos encerrados. Todas las jaulas tienen un plato de comida, otro de agua, un juguete y una cama improvisada con mantas. El olor ya no me molesta, si no es el sentimiento de impotencia que comienza a crecer en mi. Estos perros no se merecen esto, no se merecen estar encerrados y con una fecha limite por sus cabezas.

Son perros. Deberían estar correteando, saltando y jugando con alguien que los quiera. No así. Jason parece darse cuenta de eso porque aprieta levemente mi mano. Trago saliva.

—Quiero llevarlos a todos —murmuro aunque sé que no podría. Hay cerca de cuarenta perros en este lugar.

Escucho a Abby bufar a nuestras espaldas y de repente lo de ser intimidada por ella se va en un chasquido de dedos. Quiero que se vaya y nos deje solos.

—¿Qué le sucede a ese? —le pregunto a Jason tirando de su mano para que giremos a enfrentarnos a una de las jaulas en donde hay un perro mediano de pelaje rubio que esta tirado con las patas extendidos y los ojos entrecerrados. Demasiadas croquetas.

—Ese es Fury —explica Abby sin que nadie le haya preguntado.

—Es un Golden Retriever, debe tener un año o algo así. Lo encontramos hace dos semanas en una caja, cerca de aquí. Tiene linfosarcoma. De seguro lo abandonaron porque los tratamientos son muy costosos —habla esta vez Jason.

—Lo quiero —digo inmediatamente.

—No digas eso para intentar impresionar a Jason, ¿quieres? —interviene Abby en un tono molesto—. El perro está enfermo, necesita ayuda de verdad.

—Y yo puedo pagarla. No intento impresionar a Jason, a diferencia de ti no necesito hacer nada para impresionarlo —espeto empezando a molestarme.

Chicas como Abby hay en todos lados, por suerte hay chicas como yo para bajarles los pies de la jodida luna.

Jason deja escapar una carcajada.

—Joder, ¿cómo puedes estar con una tipa como ella? —farfulla esta vez mirándolo.

—Quinn es de esas chicas que no encuentras seguido, no veo quién no querría estar con ella —le responde Jason sin mirarme.

Hago un esfuerzo sobrehumano para no sufrir un paro cardíaco. ¿Algo más obvio que decir eso? ¿Justo cuando yo estoy a su lado, tomándole la mano porque pensaba que era para ponerla celosa?

Abby resopla y niega con la cabeza. Se pone de cuclillas y le quita el seguro a la jaula. Estira su mano y acaricia el pelaje de Fury. Con cuidado, lo alza y se para. Puedo ver que no es un perro adulto, apenas es un cachorro.

—Vamos a hacer el papeleo —habla sin mirarme mientras acaricia a Fury que apenas abre sus ojos.

Le suelto la mano a Jason porque ya comienza a incomodarme y camino detrás de Abby. Al parecer, estoy por adoptar un perro con linfosarcoma, —sea lo que eso sea— y tengo que empezar los tratamientos para que se cure. Ese perro y yo estamos en un camino de ida que durará muchos años. Porque no se va a morir.

***

Jason estaciona el auto frente al porche de mi casa. Lo invito a pasar ya que seguro Zack está en casa ahora que renunció a su trabajo. Si yo fuera él, querría ver a mi mejor amigo si está cerca. Y no puedo creer que este pensando así.

Me bajo el auto y camino cargando a Fury quien ya tiene un precioso collar rojo. Mañana, luego de una visita al veterinario, voy a ir a comprarle las cosas que necesite. Todos los juguetes que haya, la cama más cómoda que haya y le pondré una placa con su nombre y mi número de teléfono.

Entramos a la casa y ruego para no cruzarme a Lily. Porque ya sé que va a opinar de mi nuevo perro.

—Zack debe estar en la piscina —le digo a Jason—. Iré a darle agua.

Jason asiente y nos vamos por caminos diferentes. Llego a la cocina sin encontrarme a Lily, dejo a Fury en el suelo. Comienza a caminar por la cocina. Abro una de las alacenas y saco un plato plástico hondo, cargo agua y lo dejo en el suelo.

Fury no tiene sed. Ignora el plato olímpicamente a pesar de que lo pongo justo al frente de el. Esto va a ser más difícil de lo que esperaba.

Vuelvo a cargar a Fury ya que camina muy lento y voy hacia afuera, porque quiero que tenga un espacio verde después de haber estado viviendo en una jaula por tanto tiempo y el patio trasero es gigantesco. Sin embargo, antes de salir, me quedo quieta en mi lugar cuando oigo mi nombre en la conversación de Jason y Zack.

Lo veo desde la puerta, Zack está sentado en una tumbona y enfrentado a él, esta Jason en la otra tumbona.

—No bromees cuando te lo pregunto, Jason. ¿Te gusta Quinn? —le pregunta Zack con mucha seriedad en su voz.

—Eh, sí. Creo que me gusta, ha cambiado mucho desde la última vez —le responde Jason.

Oh oh.

Zack se pasa una mano por el cabello.

—Sí, ha cambiado.

—Tengo que preguntarte Zack, ¿sigues sintiendo algo por ella? —inquiere Jason y yo me congelo. Hasta el jodido Fury se sorprendió con esa pregunta—. Sé que son hermanastros y eso, pero todo sucedió muy de repente. No sería raro que sigas teniendo sentimientos hacia ella, ya sabes, hiciste que se muden a Miami, te encargaste de las citas con los doctores y los terapeutas... —se queda en silencio mientras que yo maldigo mentalmente a Zack por haberle contado sobre mis numerosos problemas y mis regulares citas en doctores, no quería que Jason se entere de eso—. Si sigues sintiendo cosas por ella, solo dímelo y yo me voy a alejar.

Zack se mantiene en silencio y eso causa que mi ansiedad se dispare por los cielos. Esperaba a que niegue todo inmediatamente, han pasado más de dos años y es mi hermanastro, Zack no puede sentir cosas por mi. Absolutamente nada.

—Lo de Quinn y yo es historia pasada —aclara Zack rompiendo el silencio—. Ella no me gusta, ya está todo superado. Lo nuestro fue todo un drama, vivimos mucho y pasamos por mucho. No somos los mismos de antes, yo aprendí a donde no tengo que meterme y ella maduró mucho. Hice todo eso porque me siento culpable. Siento que tengo la culpa de que ella este como esta ahora. Le rompí el corazón, le hice mucho daño. La golpearon enfrente de mis ojos y no pude hacer nada. Tenía solo dieciséis jodidos años, Jason. No se merecía todo eso. No se merecía pagar por mi mierda. Le debo mucho y si lo tengo que repagar durante toda mi vida siendo su hermanastro, lo haré. Porque la quiero, pero no como antes.

Aprieto mis labios e intento ahogar las lágrimas traicioneras que intentan escaparse de mis ojos.

Jason suspira.

—Siendo honesto, no tengo muy claro qué siento por Quinn. Pero ella me gusta y quiero averiguarlo. Siento esta necesidad de mierda de conocerla más, me causa mucha curiosidad —revela.

—Sabes que te apoyo en lo que sea, Jason. Pero no en esto. Quinn está muy dañada, sigue intentando arreglar sus errores. Está aprendiendo de ellos, todavía tiene toda fin de curso y la universidad por delante. Es momento de que este con sus amigos, no envuelta con un chico. Además, está saliendo con Liam. Desconozco su historia pero sé se aman. No dudo de eso, tienen mucha historia por detrás y mucha más por venir. No quieres ser la otra punta del triángulo, Jason.





nota:

SOn las cuatro de la mañana y tengo que estar en clase en cuatro horas SEND HELP.

No me cabe duda alguna que este es uno de los mejores capítulos del libro. Lo sé porque es un capítulo decisivo.

¿qué opinan de Fury? (se pronuncia fiuri)

¿qué piensan sobre la conversación entre Zack?

quiero saber todo lo que piensan!

mucho amor para ustedes! (love,

cande)

Nos vemos el próximo lunes!

Continue Reading

You'll Also Like

332K 18.1K 69
En inglés: Friendzone. En español: Zona de amigos. En mi idioma: Mi mejor amigo me mira como a su hermanita y jamás de los jamases me verá como alg...
16.5K 2.2K 31
❝ YoonGi y NamJoon siempre han sido celosos y sobre protectores con su hermano menor desde que sus padres los abandonaron. Por supuesto, nunca pensar...
651 109 22
Sus caminos se conectan por primera vez a través de un lazo de amistad por sus parejas. Sus relaciones terminaron, no tienen ataduras pero y ahora...
212 51 6
disfruten de esta historia donde nos situamos en un mundo donde la tecnología y el entretenimiento van de la mano, dónde absolutamente todos en el pl...