Doctor Who (VII): Remember

By AprilHdzzCapaldi

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Hay veces que olvidamos las cosas importantes de la vida. Hay veces que tenemos que recordar para no olvidar... More

Cast
Prologó
Capítulo 1: El manicomio de los Daleks
Capítulo 2: Dinosaurios en una Nave Espacial
Capítulo 4: El Poder de los Cuatro
Capítulo 5: Los Ángeles toman Manhattan
Capítulo 6: Los Hombres de Nieve
Capítulo 7: Las Campanas de Saint John
Capítulo 8: Los anillos de Akhaten
Capítulo 9: Guerra Fría
Capítulo 10: Oculto
Capítulo 11: Viaje al Centro de la TARDIS
Capítulo 12: El Horror en Escarlata
Capítulo 12: La pesadilla plateada
Capítulo 13: El nombre del Doctor
Capítulo 14: No es un Adios
Capítulo 15: La caída del Doctor
Capítulo 16: La Noche del Doctor
Capítulo 17: El día del Doctor
Capítulo 18: El tiempo del Doctor
Epílogo: Cuando el Doctor era yo
Doctor Who Lockdown
Aviso

Capítulo 3: Un Pueblo Llamado Misericordia

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By AprilHdzzCapaldi

(Maratón 1/4)

Los tres nos encontró más recargados en los barandales de la TARDIS. El Doctor solo decía lo emocionado que se encontraba por al Festival del Día de los Muertos en México, explicándolo lo espléndido que era.

– El problema no es la festividad- comentó divertida-. El problema es que tú logres que lleguemos ahí sin terminar en algún otro lado.

– Estoy totalmente de acuerdo con ella- comenta Amy señalándome.

– Les voy a demostrar que están muy equivocados. Y que si logré llegar a México en día de muertos. Después nos sentaremos ver Coco mientras disfrutamos pan de Muerto con chocolate caliente.

– ¿Que es Coco?

– Una película sobre día de Muertos. Apuesto que no durará mucho con esta idea.

– Vamos chicas, no seamos negativos. Puede ser que esta vez si estemos en el festival. Vamos a divertirnos como siempre.

– Bueno, esta bien.

Los cuatro salimos de la TARDIS. Vemos a nuestro alrededor para ver desierto. No hay nada a la redonda. Los tres volteamos a ver al Doctor que se encuentra sorprendido.

– Puede que estemos en el Desierto de Sonora- se defiende el Doctor.

– Seamos realistas, no lo estamos- dice Rory sin demostrar sorpresa alguna.

– Sugiero que caminemos, a lo mejor podremos encontrar una pista de donde podemos estar.

Seguimos caminando hasta que llegamos a un pueblo del lejano Oeste. Los tres suspiramos de frustración. Ya nada nos sorprendía después del secuestro de Amy y la pequeña Melody. Era como una secuencia de lo que ya sabíamos.

– ¿Y bien? Esto parece muy lejos de México- comentó sería.

– Y estamos en un pueblo llamado Misericordia- comenta Amy.

– Muy típico de los vaqueros- responde Rory-. Creo que será mejor regresar y llevarnos a lo que había prometido.

– ¿Cuantos puntos a favor?- los tres levantamos la mano-. La decisión está tomada.

– No, esperen- dice el Doctor haciendo que los tres nos volteáramos a su dirección-. ¿No ven algo extraño?

– Lo único extraño aquí, somos nosotros. No hay nada más- comenta Rory.

– No, miren esto- señala el Doctor hacia unas piedras que están rodeando al pueblo.

Volteo hacia el pueblo, donde hay postes de luz. Esto se tornaba interesante, debido a que todavía no se había inventado.

– Puede que Edison haya intentado ver cómo funcionaba antes de presentarla- digo poco convencida.

– Es la peor explicación que he escuchado en años- comenta Rory.

– Opino que debemos de investigar que está ocurriendo. Algo me dice que será emocionante- comenta el Doctor.

– Para ti todo es emocionante- comenta Amy mientras sigue al Doctor.

Volteamos a ver a nuestro alrededor, para percatarnos que estaba desierto. ¿Que caso había tenido crear un pueblo donde no haya gente. Empezamos a dar algunos pasos. Me siento observada, veo a los demás, que también tienen esta misma sensación.

– Esto es demasiado extraño- comentó viendo a todos lados.

– Si, demasiado extraño. Creo que deberíamos de volver.

– Doctor, no estoy segura de que esa sea una buena idea. Ni siquiera sabemos que es lo que está pasando exactamente y eso me da escalofríos.

Llegamos a lo que es el centro de la ciudad cuando vemos que un hombre sale de uno de los edificios, poniéndose en frente de nosotros. Rory le da un pequeño empujón al Doctor para que se adelante.

– ¿Por qué yo?- pregunta el Doctor ofendido.

– Porque eres tú quien usualmente está cargo de esto. No nos culpes a nosotros- le digo tranquilamente.

– El Doctor voltea hacia donde está aquel hombre, quien parece sorprendido por la situación. Yo solo encojo los brazos. No se que podría pasar en estos momentos.

– ¿Usted es el doctor?- pregunta el hombre.

– Si, soy yo- comenta confundido.

– Nos alegra que haya venido. Es a usted a quien estábamos esperando- aquel hombre parecía esperanzado por nuestra llegada. Los tres nos miramos confundidos por la situación.

– ¿Por qué estarían esperando a mi esposo si nunca hemos venido aquí o pedido una señal de auxilio de Misericordia?- preguntó confundida ante la situación que se nos estaba presentando en aquel momento.

– Es mejor que no hablemos de esto aquí afuera.

El hombre nos lleva hasta la comisaría. Empieza a caminar de un lado a otro, como si estuviera pensando en las palabras correctas hasta que al fin se detiene.

– Lamentó decir esto, pero me temo que su esposo debe ser entregado.

– ¡¿Que?!- preguntamos los cuatro sorprendidos al mismo tiempo.

– Hace tres semanas que hemos estado temerosos de que nos ataquen, debido a que estamos siendo ascediados por un bandido que le decimos "El Pistolero". El demanda que le entreguemos alguien que se hace llamar el Doctor.

– Definitivamente debe ser una confusión- comenta divertido-. Porque, claramente hay personas que son doctores. No soy el único en el mundo, se lo aseguro. Más sin embargo, puedo ayudarlos a detenerlo si es lo que quieren.

– No. Tenemos que entregarlo. Como le dije, hemos estado ascediados.

– ¿Por cuanto tiempo?- preguntó curiosa ante la respuesta.

– Por tres semanas, señora. Todas las municiones de alimentos se han estado acabado. No tenemos manera de comunicarnos a otros pueblos, nos es complicado.

– A tiempos desesperados, medidas desesperadas- pienso en voz alta.

– Exactamente.

– Por favor déjanos ayudarlos.

El alcalde parece pensativo ante la situación. Se queda en silencio por varios minutos hasta que al fin se acerca el Doctor. Los tres nos quedamos expectantes ante la escena de lo que podría ocurrir.

Pasa por mi mente la horrible posibilidad de que el alcalde engañe al Doctor para llevárselo al Pistolero y así poder seguir sentirse seguros y continuar con su vida. Aunque, por otra parte, si el Doctor va, puede demostrar que no es a él quien lo busca.

– La única manera de hacerlo es que se enfrenten.

– Déjanos a nuestro estilo- intervengo yo.

– Esta bien, pero que sea lo más pronto posible. Ya no queremos estar en esta situación.

– Primero que nada queremos saber si han encontrado o notado algo extraño en los últimos días.

– Si, paso algo extraño.

El alcalde empieza a decir que hacía tres semanas, un poco antes de que llegara el pistolero encontraron una persona, haciendo que lo trajeran al pueblo. Ellos hicieron caso y fue cuando empezaron los problemas.

– Nos tienes que llevar con él- ordena el Doctor acomodándose su pajarita-. Es parte importante de que solucionemos todo esto.

Poco convencido, nos guía hasta la comisaría del pueblo. El alcalde le explica a la situación al Sheriff, quien parece sorprendido de que nos encontremos aquí. La única sorpresa en todo esto es que los habitantes no hayan tomado la situación en sus manos.

– Él está ahí- señala hacia una pequeña celda.

Los cuatro nos acercamos lentamente para encontrarnos con una especie de hombrecillo que nos está dando la espalda. El Doctor hace una señal al alcalde y al sheriff que se fueran.

– Díganme que no soy la única que cree que esos dos son incompetentes- susurró Amy.

– Son tiempos desesperados para ellos, Amy- le explicó-. Harían cualquier cosa para terminar con este ascedio sin sentido.

– Tengo el presentimiento de que él es la clave de todo esto.

– Disculpe, señor- el Doctor trataba de hablar seriamente haciendo que me aguantara de la risa-. Necesitamos hablar con usted.

El hombrecillo se da media vuelta para ver su cara no es de este mundo. Haciendo que me recuerde aquel mal trago que todos tomamos con el laberinto del minotauro que nos guiaba a nuestras peores pesadillas.

– Esto...

– Si lo sé. Se lo que piensas.

Todos nos quedamos sorprendidos al ver aquella especie en este siglo. Parece asustado de que nos encontremos ahí, como si alguien le hubiera anunciado nuestra llegada al pueblo. Él pone sus manos arriba.

– Muy bien- dice el Doctor-. Se que no eres de aquí, porque mi esposa y yo tampoco lo somos. Así que te sugiero que nos cuente todo.

– No te haremos daño- comenta Rory.

– Mi nombre es... Kahler-Jex. Caí hace 10 años en este pueblo. He sido una buena persona que ha tratado de ayudar a este pueblo. Los he dado mis servicios como doctor. Pude erradicar la cólera.

– Oye, esta bien que te emociones, pero todavía falta para eso- le digo tratando de tranquilizar.

– Juro que no he hecho nada malo.

– Tendría sentido- dice Amy-. ¿Cómo es que explicas que haya luz aunque se haya inteventado?

– Necesitamos más pruebas- comenta el Doctor.

Los dos salimos teniendo la mirada del Sheriff atenta a nosotros. Desvío mi mirada pensando en alguna otra solución, pero nada.

– Tenemos que entregárselo al Pistolero- comenta el Doctor.

– ¿Que? No, de ninguna manera- los cuatro volteamos para ver la expresión de sorpresa de aquel hombre que nos escuchaba-. No pienso traicionar la confianza de alguien que nos ha ayudado mucho.

– ¿Quieres morir de hambre el resto de tus días? Porque si es así, eres gustosamente bienvenido- comentó con sarcasmo.

Los cinco empezamos a discutir sobre lo que se tenía que hacer en este lugar. No iba a dejar que se murieran de hambre y que un bandolero estuviera aterrizando a la gente. Al final del día, el Doctor propone volver a su TARDIS y buscar alguna medida para ayudar a los habitantes mientras que nosotros vigilamos que todo esté en orden.

– Espero que consigas un caballo, de otra manera no lograrás llegar rápido hacer tu plan.

– Hay uno... en el pueblo- comenta el Sheriff.

El Doctor sale con él, dejándonos a los tres solos. Ninguno de los tres quiere empezar la conversación, pero estamos seguros de que tenemos que ayudarlo lo más que podemos. Me agarro el cabello para poder tranquilizar el calor que tengo.

– ¿Alguna idea?- me pregunta Rory.

– Esta bien, que me esta agarrando el cabello no significa que se me ocurra una idea. Lo mejor sería seguir buscando pistas para saber que hacer.

Los tres salimos de la comisaría, empezando a caminar por los alrededores del pequeño pueblo.

Como había dicho el Doctor, Misericordia estaba rodeado de piedras. Me quedó observando, esperando a encontrar alguna pista. Me acerco para observarlos, esperando que me de una señal de que era tipo de protección, pero nada.

– ¿Has encontrado algo?- pregunta Rory esperanzado.

– Nada- comentó frustrada-. Ya no se me ocurren más ideas. Lo mejor será esperar al Doctor. Las ideas cada vez se me acaban. Solo espero que haya encontrado algo, porque ya se tardo mucho para poder salvar a los pueblerinos.

Decido seguir caminando mientras Amy y Rory siguen mi paso. Pateo una pequeña piedra hasta llegar nuevamente a la comisaria del pueblo. Me siento en los escalones mientras acomodo mi cabello.

– ¿Tienen alguna idea de lo que puede estar pasando?- preguntó poco convencida de la respuesta.

– Sinceramente, creo que estamos igual que tú.

Pasa un par de horas hasta que aparece el Doctor nuevamente en las calles de Misericordia. Los tres nos acercamos rápidamente hacia donde se encontraba. En su cara parecía molesto.

– ¿Sucede algo?- le preguntó sorprendida.

– Si, pasan muchas cosas y tengo idea de quién está detrás de todo esto.

El Doctor se hace a un lado para entrar. Entre los tres nos miramos sorprendidos por su reacción, era algo anormal que se comportará de esta manera, así que lo seguimos. Al entrar vemos cómo Kahler Jex se encuentra temblando mientras camina.

– Nos sentiríamos mejor si nos explicaras que es lo que está sucediendo- comenta Amy confundida.

– Lo que pasa es que este pequeño traidor ha estado huyendo desde hace tiempo. No les sorprenda que el Pistolero es quien lo ha estado buscando.

– ¿Cómo es que sabes eso?

– Encontré una pequeña cápsula en el que Kahler Jex huye de su planeta después de haber experimentado con otros seres para su "mejora" pero resultó algo completamente lo contrario.

– Eso es imposible- Nos interrumpe el Sheriff-. Él nos ha estado ayudando en los últimos años. ¿Por qué alguien haría algo así?

– Para protegerse de algo malo que hizo. Resguardándose en un lugar, que el cree que nadie lo hará.

– Más sin embargo, lo encontraron- susurró en voz baja, haciendo que solo escuchara yo.

– No. Tengo el presentimiento de que ustedes dos han estado viajando mucho tiempo solos. Están juzgando mal, debe de ver una equivocación- dice Amy.

– No, Amy. Créeme que no lo hay.

– Miren por allá - grita alguien.

Todos vemos como una sombra está en el desierto viendo hacia nosotros. Escuchó como Kahler Jex se esconde detrás de nosotros, en señal de que no quiere ser visto. Veo a Amy, quien aún parece estar segura.

– Tenemos que salir- ordena el Doctor-. Tenemos que terminar con toda esta locura.

Agarra a Kahler, quien está pálido por la situación, haciendo que todos en el pueblo nos miraran extraño. Llegamos a la entrada, donde el Pistolero estaba dispuesto hacer lo que le habían pedido. El Doctor avienta a Kahler hacia la puerta, haciendo que el Sheriff se acercara. De un momento a otro, el Sheriff es aventado por Kahler-Jex, haciendo que sea disparado por el Pistolero. Pongo mis manos en mi boca al ver aquella escena. El Doctor se acerca a Sheriff, quien le dice algo que solo él escucha. El Doctor se levanta con seriedad.

– La siguiente persona que tiene que pasar esa línea debe ser Kahler Jex y tienen hasta al amanecer para entregarlo.

Doy media vuelta para ver al Doctor. Decide enviarnos de vuelta al centro del pueblo. Me le quedó viendo con Kahler Jex. En su cara muestra arrepentimiento. Me le acercó al Doctor para hablar en voz baja.
Dime que tienes un plan- preguntó preocupada.

– Eso es lo que trato de hacer.

– No seas duro con él. Tal vez esté arrepentido de lo que hizo en el pasado- comentó, haciendo que se detuviera.

– Veré que puedo hacer- dice poniendo sus dedos en su nariz-. Haré todo lo posible para que no haya más víctimas.

– Gracias- le doy un beso en la mejilla.

Llegamos a la comisaría, donde nos quedamos los tres observando a Kahler. Solo escuchamos su llanto haciendo que ninguno de los tres se acercara. Hablaba sobre lo mal que se sentía por las acciones que había hecho contra el Sheriff.

– Estoy realmente arrepentido.

– Si, como no- comenta el Doctor indiferente.

– No seas grosero- lo regaño-. A lo mejor tiene la oportunidad de Enmedar todo el mal que hizo.

– Si... denme la oportunidad.

Los cuatro nos sentamos en lo que miramos. Nos empieza a explicar que en su planeta natal era uno de los doctores más prestigiados. Él, junto con un grupo, estaban desarrollando un robot que hiciera mejorar la salud de su especie. Hasta que un día, todo salió mal y decidió huir.

– Termine aquí y les ayude al pueblo por diez años.

– Hasta que llegó el Pistolero hace tres semanas por su venganza- susurró.

– No creí que me encontrarían hasta aquí. No se que hacer.

– Si en serio aprecia a esta gente, lo mejor será que se entregue. Si no, la gente tomará medidas desesperadas en tiempos difíciles. Es la única salida. Usted decide si es la esperanza de este pueblo.

– Abigail...- escuchó la voz del Doctor.

– Tienes hasta el amanecer Kahler- me salgo de la comisaría antes de que alguien empiece hablar.

Me siento en un banco que está afuera de la comisaría. Veo como el Doctor se me acerca, para acompañarme. Le agarro la mano mientras vemos aquel cielo lleno de estrellas.

– ¿Te acuerdas cuando éramos niños?- le preguntó melancólica-. Recuerdo una vez, que fui a tu casa, era de noche y esperaba a que papá terminara una de las sesiones de los señores del Tiempos. Te expresé mi deseo de que quería viajar a todos los planetas que brillaban.

– Te lo prometí, que te quería llevar a cada una de ellas.

– Esa noche, empecé a sentir algo más que una amistad por ti- me sonroja ante mi confesión.

– Y yo lo sentí mucho antes que tú- agarra mi barbilla haciendo que lo vea a los ojos-. Cuando me defendiste de Brandon, me di cuenta que eras diferente. Y era todo lo que me importaba.

– A pesar de todo lo que hemos pasado, mis sentimientos jamás cambiarán. Ni hoy, ni nunca. No me importa como te veas, si eres viejo o joven, amargado o lleno de vida, o si un día se te ocurre, te conviertas en mujer. Tú siempre serás mi persona favorita en todo el universo- el Doctor se acerca para darme un beso lento.

– ¿Y que sucedería si decido un día ser mujer?

– No se. Supongo que te enseñaría muchas cosas, puede que no te aguante y la alta probabilidad de que nos peleemos por cosas sin sentido. Sin contar, que también estaríamos de acuerdo en muchas cosas.

– En eso tienes razón- su brazo rodea mis hombros, recargo mi cabeza en su hombro-. Siempre deseé que estuviéramos así en Gallifrey.

Cierro los ojos para sentir el aire que tocaba mi cara. Despierto, después de algunos minutos, escuchando un murmullo a lo lejos.

Veo como un pequeño grupo se acerca rápidamente, haciendo que mueva al Doctor. Él solo responde con ruidos de molestia que lo estoy despertando.

– Doctor- lo muevo una vez más-. Despierta, tienes que ver esto.

– ¿Que cosa?

El grupo se va acercando hasta que llega a nosotros. Todo el pueblo exige que Kahler sea entregado al Pistolero. El Doctor se levantó rápidamente, tratando de tranquilizar al enojado pueblo.

– Todos tranquilos- dice el Doctor-. Estamos tomando las medidas necesarias para poder resolver esto. Si quieren tomar cartas en el asunto y asesinar a Kahler, no estarán honorificando la muerte de Isaac.

– ¿Quien es Isaac?- preguntó sorprendida al escuchar el nombre.

– Era el Sheriff- me susurra en el oído-. Si quieren que el pueblo de Misericordia sobreviva, tenemos que hacer un plan.

– ¿Alguien se le ocurre alguno?- preguntó haciendo que todos se miraran entre sí.

– A mi- escuchamos una voz en nuestras espaldas, vemos que es Kahler que da pequeños y toreos pasos-. Yo cause esto, yo debo de terminar con esto.

Él se acerca para decirnos que todo el pueblo se pinte su rostro. Debido era a él quien buscaban. Esto le daría un tiempo para que pudiera escapar de la Tierra. Todos se quedaron en silencio, para después decir que estaban de acuerdo.

– Muy bien, ¿que esperamos?- levantó los brazos.

Todos nos empezamos a mover, mientras algunos hacían el maquillaje, otros trataban de formarse para ser pintados. El Doctor decide levantar el potencial de las luces, o algo así dijo. Rory, Amy y yo tratamos de buscar un lugar en donde poner la cosas de Kahler. Finalmente encontramos un saco.

– Con esto será más que suficiente- digo poco convencida.

Llegamos al centro del pueblo para poder continuar en el plan. Todos estamos concentrados que termina el plazo muy rápido. El Doctor nos hace una señal para poder seguirlo.

– Muy bien, empecemos con esto- comenta el Doctor.

Los cuatro caminos hasta la entrada de Misericordia. El Pistolero se encuentra en la entrada. Paso la sílaba, para poder tranquilizarme. Él empieza a caminar hasta llegar como un paso de la entrada.

– Denme Kahler-Jex- nos ordena.

– Si quieres a Kahler-Jex tienes que venir por ti mismo- comenta el Doctor.

– Es la única forma en la que lo tendrás.

El Pistolero da un paso hacia el frente y ve a una persona caminando. Los cuatro volteamos para ver que era lo que pasaba con el. Llegó con la primera persona y lo volteó, se lo va a llevar cuando llega otra persona. Asi sucesivamente hasta que queda confundido por la gente de Misericordia que tenían la cara Kahler Jex.

– ¿Crees que haya logrado escapar?- preguntó un poco desesperada.

– Dame un momento- comenta el Doctor.

El Doctor se da media vuelta para hablar con Kahler. Nosotros solo observamos el panorama del caos que provoca. Un ruido nos distrae a todos, vemos una explosión a lo lejos, haciendo que quedará sorprendida.

– ¿Qué fue lo que pasó?- preguntó Amy.

– No sé. Y me gustaría no saberlo- comentó de la misma manera.

– Kahler decidió destruir su nave.

Todos vemos al Doctor, para después mirar hacia donde había sido la explosión. Todos nos quedamos en silencio, sin saber que hacer o decir.

– Al final hizo lo correcto-comentó con la mirada perdida.

– Ahora, no se que hacer- comenta el Pistolero.

– Debe de haber algo. Lo que sea- comentó-. Creo que este pueblo ya ha sufrido demasiado por tu venganza. Eso no te hace mejor persona que Kahler- trato de razonar con él.

– Te propongo algo- los cuatro miramos hacia donde se encuentra el Doctor-. Nosotros no podemos quedarnos aquí para siempre, tenemos otros asuntos que hacer. Así que, si te quieres sentir menos culpable, puedes quedarte como Sheriff- el Doctor saca la estrella para extender su mano en aquella dirección.

El silencio es tenso, hasta que El pistolero se acerca para agarrarlo y se lo pone. Los cuatro lo vemos desde nuestro lugar.

– Ahora, Misericordia queda en buenas manos.

Los cuatro nos empezamos a alejar mientras el pueblo de Misericordia se acercaban a su nuevo Sheriff. Sin más, nos perdemos en el desierto para poder llegar a la TARDIS. Dejando a un pueblo, en relativa tranquilidad.

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