The Same Heartbreaker (2) ✔️

By isnotcandy

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Segundo libro de la Trilogía Heartbreakers. Es necesario leer el primer libro para entender este. Cuidado co... More

Prefacio.
Prólogo.
1. Quinn.
2. Liam
3. Quinn.
4. Liam.
5. Quinn
6. Liam.
7. Quinn
8. Liam.
9. Quinn.
10. Liam
11. Quinn
12. Liam
13. Quinn
14. Quinn.
15. Liam.
16. Quinn.
17. Liam
18. Quinn
19. Liam
20. Liam
21. Quinn.
22. Quinn
23. Quinn
24. Liam.
25. Quinn
26. Quinn.
27. Liam.
28. Quinn
29. Liam
30. Quinn.
31. Quinn
32. Liam.
33. Liam
34. Quinn.
35. Quinn
36. Liam.
37. Quinn.
38. Quinn.
39. Liam.
41. Liam.
42. Quinn
43. Quinn
44. Liam.
45. Quinn
46. Liam.
47. Quinn.
48. Quinn
49. Quinn.
The Last Heartbreaker (3)

40. Quinn.

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By isnotcandy



QUINN

En lo último que pienso antes de dormirme es en lo único que no debería estar pensando. Jason. Cierro mis ojos y su sonrisa maliciosa se aparece en mi cabeza. Por más que intente pensar en otra cosa, mi mente siempre vuelve a él, a su rostro y a su forma de hablar. No de una forma platónica, no estoy desarrollando sentimientos ni me gusta Jason, sé como se siente eso y esto no lo es. ¿O sí? En este último tiempo me estuve sorprendiendo hasta a mi misma. Pienso en él constantemente porque me llama mucho la curiosidad. Cambió. Aunque tal vez yo nunca me di el tiempo de conocerlo bien antes, nunca le di el famoso beneficio de la duda. ¿Siempre fue así de gracioso y juguetón? ¿Siempre tuvo temas interesantes de los cuales charlar? ¿Tan buen gusto musical?

Doy otra vuelta en mi cama y vuelvo a oír el sonido de los truenos rompiendo en llanto en el cielo. El temporal no ha parado aún, ya lleva dos días. Sí pude volver a mi casa luego de ese día encerrada con Jason. A pesar de todo, no me quejo. Pasé una buena tarde con su compañía y eso me inquieta bastante. Tal vez sea mi ansiedad hablando.

¿Lo peor de todo? Es que mi mente vagabundea pensando en la próxima vez que lo veré.


Cuando me despierto la mañana siguiente, gruño en voz alta. Hoy es lunes y no quiero levantarme de mi cama, no quiero despegarme de las sabanas. Menos aún cuando oigo el ruido que ocasionan las gotas de lluvia contra mi ventana. 

—Quinn, ya estás grande para que tenga que venir a levantarte —me regaña mamá cuando abre la puerta de mi habitación. Abro un ojo para verla, está envuelta en su bata de seda negra y sostiene una taza de té en su mano.

—¿Hay clases a pesar de clima? —murmuro enterrándome más entre mis almohadas.

—Sí. Te quiero abajo en diez minutos.

Deja la puerta abierta de par en par porque sabe que lo detesto. Me preparo psicológicamente en mi cabeza, preguntándome si de verdad necesito las clases de historia de la señora Podds. No, creo que no. Sin embargo, diez minutos después estoy con el uniforme puesto y mis ojeras lo mejor disimuladas posible.  Reviso mis mensajes mientras bajo las escaleras. Liam sigue sin responderme.  ¿Se está vengando de mi porque no le estoy contestando seguido últimamente?

Una vez que estoy desayunando con mamá abajo, no encuentro señales de Zack por ningún lado. Su asiento está vacío y no hay rastros de que haya estado aquí antes.  Pensé que estaría molestando por aquí dado a que ahora "trabaja".

—¿Y Zack? —le pregunto a mi mamá mientras revuelvo mi café con una cuchara.

—¿Ahora lo buscas? —inquiere con las cejas en arco mientras corta con cubiertos su baguette—. Dejó su trabajo, debe estar durmiendo.

No sé porqué no estoy sorprendida.

—¿Puedo usar tu auto hoy? —le pregunto a mamá luego de agradecerle a Lily por servirme el desayuno. Afortunadamente, mamá asiente.

—Creo que ya es tiempo de que te compre un auto —insinúa ella como si fuese tan casual como decir que necesitamos comprar más pan. Me ahorro decirle que en realidad, lo iba a comprar Matthew. No ella.

» Elige un modelo y podemos ir a una concesionaria uno de estos días —afirma.

—¿De verdad? —le pregunto con la emoción subiéndome por las entrañas.

—De verdad. Compartir auto no es lo ideal. Además, Matthew estuvo insistiendo en ello pero no sabría como reaccionarías. No quiere que pienses que intenta comprarte.

Alzo mis cejas pero no refuto la idea. Tiene un punto, si eso hubiese pasado, pensaría que quiere ganarme con dinero.

—¿Dónde está Matthew ahora? —le pregunto me concentro en comer rápido mi desayuno, no tengo todo el tiempo del mundo.

—En Washington, terminando unas cosas de la empresa. En dos días sale para Nueva York —me informa como si se supiera su itinerario de viaje al pie de la letra.

Matthew Gallagher es un hombre muy trabajador. Siempre viaja a distintos lugares del país y siempre está haciendo algo. Mucho mas ahora que no estamos en la cede de la empresa, Portland. No me sorprende haberlo visto solo tres días en Miami, y ya estamos aquí hace dos semanas.

—¡Ah! —exclama mamá como si acabase de recordar algo—. Dentro de tres días voy a viajar a Nueva York para pasar el fin de semana con Matthew. Te quedas con Zack. Y Lily, claro.

Murmuro algo confuso en respuesta pero mamá lo interpreta como un asentimiento. Se disculpa diciendo que debe ir a cambiarse para ir al club con su amiga de la ciudad, Stella Van Lexer.

No me preocupa quedarme sola con Zack, ya ha pasado unas cuantas veces en Portland. La casa era tan grande y nuestros horarios tan diferentes que apenas cruzábamos palabras. Él pasaba la mayoría del tiempo en la casa de su novia, Adde.

Termino mi desayuno y chequeo la hora, tengo diez minutos reloj para llegar a Everdeen. Cada día me vuelvo mejor a esto de calcular el tiempo que me toma llegar con tráfico y todo incluido. Levanto mi plato y mi taza, las llevo a la cocina a pesar de que Lily me repite todos los días que no es necesario.

Hoy es diferente, parece que se ha cansado de que sea tan cabeza dura. Me observa desde una banqueta en la cocina como dejo mis restos en el fregadero, y no dice nada.

—Ten un lindo día, Lily —le digo al pasar a su lado. Lily entrecierra sus ojos como si no me creyera. Me río y hago mi camino hacia el garage, ya no me pierdo en la casa.

Cuando estoy en el auto de mamá y en camino q Everdeen con Ariana Grande de fondo, comienzo a pensar qué auto me gustaría tener. Con el tiempo me volví buena identificando marcas y modelos, es como una regla en el mundo de los pijos saber cual es el último modelo.

¿Un Porsche? Mhm, demasiado pretencioso. No va conmigo. No quiero un auto que llame mucho la atención como un Aston Martin o algo muy grande como un Bentley Bentayga que solía conducir Nick cuando vivía en Miami. Continúo pensando hasta que entro al estacionamiento de Everdeen y me sigo dando ideas al ver los modelos que manejan todos. Definitivamente todos llaman demasiado la atención. Eso es lo que buscan todos estos chicos que no están becados.

Apenas entro a Everdeen, una pelirroja caza mi mirada. Oh, mierda. Intento voltear y fundirme con la masa de estudiantes uniformados pero es tarde, Emily Murph ya me ha visto y se acerca a mi a pasos acelerados.

—¿Qué tal tu fin de semana? —me pregunta ella entrelazando nuestros brazos para que caminemos juntas. Me resigno y camino mas lento—. No hemos hablado desde la fiesta del finde pasado.

Asiento. No es coincidencia de que Emily y yo no hayamos cruzado palabras desde entonces. Compartimos casi todas nuestras clases y ella es la nueva abeja reina de Everdeen. Se fue Agustine Monroe y llegó Emily Murph a ocupar su lugar. Son muy diferentes pero la vena de líder está latente en ambas.

—Estuve ocupada —le contesto a pesar de que no es así. La realidad es que Liam me advirtió sobre ella y su fama de perra.  No es como si haya hecho un "borrón y cuenta nueva" pero ha pasado mucho tiempo desde todo su problema con Aggie y su terrible obsesión por Liam.  No creo que siga siendo la misma chica del año pasado, yo no lo soy. Conclusión, Liam me recomendó alejarme de ella y eso estuve intentando.  Sin mucho éxito, al parecer.

—¿Qué te parece si pasas la tarde en mi casa? —me pregunta ella mientras los estudiantes de Everdeen ridículamente se abren paso para dejarnos pasar primero. Emily lanza sonrisitas hacia todos lados.

—No puedo, Key me invitó a su casa —miento. Todos tenemos esa persona que es como nuestra carta de repuesto cuando tenemos que inventarnos excusas, en mi caso es Key.

—¿Michaels? —inquiere Emily con el ceño levemente fruncido—. ¡Ah, sí! Que venga también, me agrada. Hoy salimos a las dos, ¿verdad? Los espero, y no tomo "no" como respuesta.

Antes de que pueda replicar diciéndole que tenía que ayudar a Key a hacer algo totalmente desagradable que seguro ella no quiere hacer, Emily se desprende de mi brazo y se aleja de mi tan rápido como se acercó. ¿De verdad voy a ir a la casa de Emily? No ayudaría a mi causa, pero de nuevo, ¿qué causa? A lo mejor Emily ha cambiado y busca una amiga... Aunque ya tiene un catálogo bastante extenso de ellas. ¿Qué quiere de mi entonces?

Entro al salón de la señora Podds con tres minutos de adelanto y me encuentro con la gran mayoría de la clase ya en sus lugares. Nadie es lo suficientemente imbécil como para llegar tarde. Key me espera en nuestro lugar habitual, al fondo.  Está demasiado sumergido en su celular como para notarme. Inclino mi cabeza para ver a quien le envía mensajes a las siete de la mañana pero él rápidamente se da cuenta de mi y bloquea la pantalla.

—¿Estás viéndote con algún profesor o algo? —cuestiono séntandome a su lado—. ¿Por qué tanto secreto?

—Ya te lo diré.

—Eso me dices desde la semana pasada.

—Quejosa.

—Imbécil. Apuesto cien dolares a que no estás saliendo con nadie —le digo.

Key niega con la cabeza divertido. De nuevo vuelvo a fallar en mi misero intento por sacarle un nombre de la boca. No voy a mentir, Key me tiene bastante curiosa con su chico secreto. Y cada día mis ganas de saber quién es crece más y más. Hasta ahora lo único que sé es que va a Everdeen y no ha salido del closet. Y que tiene a mi mejor amigo muy encaramelado.

Me cruzo de brazos y clavo mi vista al frente. Si Key no piensa decirme, a mí, su hermana perdida y la chica que sabe que no irá a correr el rumor, no voy a hablarle más. Incluso si me muero por preguntarle sobre Emily y hablarle de un nuevo lugar de tacos que abrió cerca de mi casa.

Por la puerta entra uno de los últimos rezagados de la mañana del Lunes. Reece —no sé su apellido— entra al salón. A pesar de que nunca hablé con él directamente, el año pasado compartimos algunas clases y otras veces estuvimos rodeados con el mismo grupo de personas. Además, todos conocen a Reece. Es el mariscal de campo que heredó el puesto de el chico dorado de Everdeen, Liam Hamilton.

Luce dormido y tiene la corbata mal hecha. Su piel oscura y sus ojos celestes son lo que arman el paquete completo en este chico. Es alto, un bombonazo de primera y uno de los solteros más codiciados del colegio.  Gira su cabeza hacia nosotros y por un instante pienso que me mira a mi, hasta que sus ojos celestes caen en Key.

Oh, tienes que estar jodiéndome.

Inmediatamente volteo a mirar a Key, mi amigo rubio sonríe y no sin razón. Le sonríe discretamente a Reece. Voy a estallar en cualquier momento. Me tengo que controlar para que mi mandíbula no se desencaje de lugar.

Key está saliendo con el mariscal de campo de Everdeen.

Reece hace de cuenta que nada pasa y se sienta en una de las primeras filas porque el estudio no es su fuerte, y tiene que mantener buenas calificaciones si quiere seguir en el equipo. Sin embargo, ya sé cual es su fuerte. Los chicos. Reece no es el soltero más codiciado porque no encuentra a la indicada,  sino porque no encuentra al indicado.

Parpadeo estupefacta. El timbre suena y la profesora Podds entra como un auto de carreras a la clase. Bastante impresionante para su edad.

—Así que Reece... —murmuro bajo para que solo Key pueda oírme. Él, quién pensó que sus ojitos de enamorados no fueron reparados por nadie, me mira con los ojos bien abiertos. Sonrío al confirmar mi teoría—. Felicitaciones, es un partidazo —guiño un ojo.

Las mejillas del rubio se tiñen de rojo y yo me río a ruidosas carcajadas hasta que la señora Podds me envía una mirada asesina y yo casi me ahogo intentando dejar de reír tan abruptamente. ¿Cómo va a lucir el rostro de Key cuando me acerque a hablarle a Reece?

***

A la salida, luego de una clase bastante llevadera de música, Key me arrastra por el estacionamiento.

—¿Y ahora por qué quieres ir a la casa de Emily? —cuestiono mientras intento echarme hacía atrás pero la fuerza con la que tira Key es mucha.

—Necesitas amigas.

—¿Qué? —espeto—. Te tengo a ti, suficiente.

—Venga, Quinn. Emily no es la misma perra de antes. Y si yo lo digo, es verdad. Y yo odio a todos —declara y nos frenamos frente a mi auto. Key me quita las llaves de la mano y con un click, le quita el seguro.

—¿Tú vienes verdad? —le pregunto frunciendo las cejas. No creo poder pasar más de veinte minutos a solas con Emily.

—Sí, pesada. Iré en mi auto atrás de ti —responde. Con una mano sacude mi cabello y lo desordena.

Entro al auto, siendo consiente de que todos los de último año se están yendo temprano y a todo motor el día de hoy. Veo a Key alejarse con su mochila negra colgando en el hombro y su saco del uniforme en el otro. Espero encontrarlo en la casa de Emily o las va a pagar. Aún no hablo con Reece pero cuando lo haga... Voy a aprovechar muy bien mi venganza.

Enciendo el motor del auto y conduzco saliendo del estacionamiento. De camino, avisto un costoso Land Rover pasar a mi lado. No me gusta para nada el modelo. Continuo mirando a los autos que salen del estacionamiento como si fuese un catálogo de concesionaria. Cuando estoy en la carretera, miro al Audi blanco de Key a través de el espejo retrovisor.

Pongo el GPS en mi celular ya que no sé como llegar a la casa de Emily, me doy con que somos casi vecinas. El viaje es de apenas ocho minutos. No pongo música en el camino, mi cabeza está en otro universo siendo paranoica. ¿Y si esto es como en las películas que la perra malvada de la secundaria invita a la nerd indefensa y le hace alguna broma? Uhm... No me describiría como nerd indefensa...

No le quito el ojo a Key hasta asegurarme de que estaciona detrás de mi frente a la gran mansión de los Murph. Me bajo del auto al mismo tiempo que él. Me sonríe de manera alentadora y ambos caminamos hacia la puerta.

—No más de una hora —le digo.

—Nos quedaremos lo que nos tengamos que quedar —declara y toca el timbre. Esperamos unos segundos hasta que una señora nos abre la puerta. Es alta y esbelta, luce como la ama de llaves por el uniforme que lleva. Lily no usa uniforme, esto es ridículo. Pasea su mirada por nuestro atuendo particular de Everdeen.

—Emily está arriba en la sala de juegos, al final del pasillo —nos dice sin siquiera saludarnos. Yo me quedo con el "hola" en la punta de la lengua—. Soy Berta, me llaman si necesitan algo.

Key y yo asentimos. Pasamos cuando nos abre la puerta del todo y hacemos nuestro camino por la casa, la cual luce muy diferente a la fiesta del viernes pasado. En vez de una sala de estar vacia, hay sofás, muebles y decoración. Subimos las escaleras en silencio, yo observo todo con ojos curiosos en busca de algún balde de pintura o bombas de harina. Nada.

—Quinn, ¿ese no es...? —comienza Key frunciendo el ceño mientras caminamos por el pasillo, siguiendo las indicaciones de Berta.

Quito mis ojos del techo, el cual tiene una iluminación muy bonita y fijo mi mirada a dónde dice Key. Ni siquiera salto cuando veo a Zack caminar hacia nosotros. A este punto, las sorpresas no me sorprenden. Espero cualquier cosa de cualquiera.

—¿Qué demonios haces aquí? —espeto furiosa marcando alto la maldición. Me cruzo de brazos. Él sonríe.

—Pero mira lo que tenemos aquí... —murmura Zack ensanchando aún más su sonrisa burlona—. Ahora entiendo todo.

—¿Entiendes qué? No te estarás tirando a mi amiga imbécil... —mascullo. De repente, Emily es mi amiga.

—No, no. Es la prima de Jason —dice negando rotundamente con la cabeza.

—¿Jason? —ahora sí que mi corazón da un vuelco enorme—. ¿Él está aquí?

—Sala de juegos con Emily, yo solo vine a buscar cosas de él —responde.

—Puf, eramos muchos y parió la abuela —murmura Key a mi lado.

—Me voy, diviértanse —Zack me guiña un ojo antes de continuar caminando hacia las escaleras.

Me quedo quieta en mi lugar, queriendo enterrar los pies en el suelo.

—Key, vamos. Debemos irnos —le digo a pesar de que una pequeña parte de mi quiere volver a ver a Jason. No lo veo desde el día de la tormenta.

—¿Por qué? Acabamos de llegar... ¿Quién es Jason? No luce solo como el primo de Emily —dice él.

—O nos vamos, o le digo a Reece que el otro día me pediste que duerma contigo porque te daba miedo una polilla.

Key entrecierra sus ojos, sabe que lo que digo es verdad. Tanto que le diré a Reece como ese suceso extraño con una polilla en su casa. El rubio finalmente asiente.

—¡Quinn! —exclama una voz aguda al final del pasillo.

Emily agita su brazo para saludarnos con una sonrisa y nos invita a entrar. Oh, no. Momentos después, Jason sale por la puerta. Me congelo un poco al verlo en vaqueros negros y una simple remera del mismo color oscuro. Me sonríe.

Intercambio miradas nerviosas con mi mejor amigo. Es peligroso lo que estoy haciendo, pero en mi cabeza uno la razón de Jason por estar aquí y la repentina invitación de Emily. No puede ser. No puede ser que él también quiera verme... Es una coincidencia. Una gran jodida y problemática coincidencia.





#lunesdehearbreakers

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