Emilio:
Hoy es el último día de llamado del 2018, sin duda, el mejor año de mi vida. Me permitió conocer a personas que han cambiado mi vida para siempre, mi manera de pensar cambió y sin dejar de mencionar que mi carrera creció rotundamente, pero lo más importante... Me permitió conocer a Joaquin.
Nuestro querido productor nos ha brindado una semana de vacaciones, estoy tan acostumbrado a tener llamado diariamente que no sé lo que haré esta semana.
Mi celular ha comenzado a vibrar.
*María ❤️ está llamando...*
Creo que ya sé que haré toda esta semana... Tratar de resolver mis emociones, sin duda, estoy más que confundido; amo a mi novia, pero quiero estar con Joaquin todo el tiempo, quiero tocarlo, sentirlo cerca.
—¿Bueno? ¿Qué pasó mi amor?
—¿Qué crees? —dijo entusiasmada.
—¿Qué? —dije curioso.
—¿Vas por mí al aeropuerto?
—¡No chingues! ¿Neta ya vienes?
—Si ¿No te emociona?
—Mmh... Claro que sí ¿A qué hora llegas?
—A las 4:00pm
—Excelente...
Joaquin entra a mi camerino.
—Ya te quiero ver mi amor.
—Yo... Y-yo igual —noté como Joaco se miraba en el espejo por todos los ángulos, hace que me ponga nervioso.
—Te amo.
—Yo también... Te amo —Joaquin me miró después de decir tal frase.
*LLAMADA FINALIZADA*
Joaco se sentó justo a mi lado, sacó su celular y puso sus pies sobre mis piernas.
—¿Vamos a comer? —dijo sin quitar la vista del celular.
—Claro ¿Ya tienes hambre? —comencé a doblar sus pantalones.
—No, quiero decir ¿Terminando las grabaciones quieres ir a comer? —apartó su celular.
—Depende... Es que hoy llega María y debo ir por ella.
—Ah, entiendo —retiró sus pies de encima mío— Me la saludas ¿Va?
—Si, gracias... Pero podemos ir antes.
—No, ya no, mejor voy a comer a mi casa —se levantó— Nos veamos, debo grabar escenas con Pancho.
¿Se molestó? No tenía razón para hacerlo. Diariamente salimos a comer o al cine pero... Creo que no todos los días mi novia viene, obvio querré estar con ella. Y eso Joaquin debe entenderlo.
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Han pasado 5 días en los que no he visto ni he hablado con Joaquin, estoy tratando de pasar el mayor tiempo posible con María, pero todo está empeorando, lo que creía que resolvería con su llegada se está haciendo cada vez más intenso. La necesidad de ver a Joaquin está terminando conmigo, lo necesito y sigo sin comprender el porque.
Ni siquiera me han dado ganas de tener sexo con María, no me siento cómodo y ella lo ha notado. Diariamente desde que llegó intenta seducirme y no lo consigue. Cada vez que estamos a punto de llegar a algo una imagen de Joaquin llega a mi mente y entro en pánico. Necesito entender lo que siento por Joaquin, está claro que no solo es una amistad, hay algo más ahí que debo resolver ¿Me gusta Joaquin o solo es curiosidad? ¿Siento solo atracción física? ¿Es la costumbre? ¿Qué mierda me pasa?
Durante toda la mañana intenté decidir si llamarlo o no, debía verlo, pero ¿Qué le diría? "Hola, ¿sabes? Me estás confundiendo como no tienes idea, cada que intento tener sexo con mi novia, en mi mente apareces tú"
Entré a Instagram y encontré la mejor publicación del mundo, tres8uno estaría dando autógrafos en Six Flags. La oportunidad de ver a Joaco está justo frente a mí. Sin pensarlo, ya estaba de camino al lugar.
Al llegar sabía que ya era tarde, las personas invadían todo el lugar, todo por Joaco, hasta yo estoy aquí por él. Mi única elección fue formarme para ir hasta él, las personas que me reconocían me iban dejando su lugar a cambio de una foto.
Ésta, también es una oportunidad para cuidarlo de Diego, él puede aparecer por aquí y sería de lo más normal, ya que perteneció a el grupo, pero sus intenciones no siempre son las más buenas. De hecho, me sorprende que sus padres no me hayan armado un show por la putiza que le metí.
Después de unos minutos, ya estoy a unos cuando metros de la mesa en dónde se encuentra Joaco. La chamarra de lentejuelas que lleva le queda muy bien. Me incomoda ver como los chicos se le acercan a abrazarlo...
Mi turno llegó, los demás integrantes del grupo se sorprendieron al verme, a lo que yo rápidamente lleve mi dedo índice a mis labios, en señal de que guardarán silencio. Mientras ellos fingían tratarme con un fan más, Joaquín firmaba un autógrafo.
—¿Joaquin Bondoni? —dije con voz chillona— ¡Yo te amo, soy tu fan!
—Gra... —levantó la mirada— ¡Emilio! ¿Qué haces aquí? —se levantó a darme un abrazo.
Las fans gritaron ante tal acto. Pero tiene razón, específicamente ¿Qué hago aquí?
—Amm... Yo... Yo vine con mi novia, pero ya se fue —dije nervioso, no logré formular una buena mentira.
—Ah, claro —su sonrisa se desvaneció, y regresó a su asiento— ¿Te formaste para un autógrafo?
—De hecho me formé porque quería vert... Saludarte.
—¿Enserio? Perdón pero ahorita no puedo hablar mucho —decía mientras seguía firmando un autógrafos.
—Lo sé ¿Te parece si te espero por aquí y...
—Deberías ir con tu novia —interrumpió.
—No... Joaquin, vamos al cine o aprovechemos las montañas rusas ¿Va?
—Esta bien —se giró hacia mí— Espérame en mi carpa —se levantó—, te llevo y aprovecho para ir al baño.
Caminamos unos metros, y efectivamente había un par de carpas blancas. Joaco entró al baño y yo aproveché para sentarme un poco.
—¿Cuánto tiempo más vas a estar aquí? —grité para que logrará escucharme.
—¡Unos 20 minutos más! —salió del baño, secando sus manos en su pantalón.
—¿Entonces? ¿Cine o nos quedamos?
—Nos quedamos —extendió sus brazos.
—Lo que tú digas.
Pasados los 20 minutos, Joaquin ya estaba de regreso. Lo primero que hizo fue tirarse al sofá y agitar su mano.
—¡Estoy muerto! —le dió un beso a su mano— Y mi manita también.
—¿Te duele tu mano?
—Shi —hizo puchero.
Mi corazón está comprimido después de que desprendió tanta ternura. Me senté en en piso para quedar justo frente a él. Tomé su mano y la comencé a masajear.
—¡Gracias! —cerró sus ojos.
Sus labios se ven tan tentadores, odio la manera que los deja entreabiertos, como si estuviera esperando a que lo bese... Espera ¿Besar a Joaquin? ¿Por qué lo haría?
Las ganas se convirtieron en una necesidad que decidí satisfacer besando su mano. Él abrio sus ojos al instante en que mis labios rozaron sus nudillos.
—¿Qué haces? —soltó una risa nerviosa.
—Relajo su mano, señor Bondoni —sonreí.
—Usted hace un excelente trabajo —cambió la posición de su mano para lograr acariciar mi barbilla.
Su tacto me hizo sentir intimidado, nunca antes alguien había logrado hacerme sentir de esa manera, siempre yo soy el que intimida... No él, y menos un niño, menor que yo por medio año.
—¿Nos vamos? —me levanté rápidamente.
—Si, solo deja que me cambie —se levantó.
—¡No! Así te ves bien.
—Si ésto se rompe, valió verga todo —se quitó la chamarra.
Es raro escuchar a Joaco diciendo malas palabras, lo máximo que le había escuchado decir era "No mames" o "Chinga tu madre".
—¿Qué dijiste? —cubrí mi boca.
—¡Ver-ga! —se quitó la playera.
Me giré de inmediato.
—Te espero afuera.
—¿Por qué? ¿Por el bulto en tu pantalón?
¡Mierda! Bajé lentamente la mirada a mi pantalón para asegurarme de lo que está diciendo Joaquin. Estoy seguro de que estoy ruborizado a otro extremo, siento como mi corazón sube a mi garganta y mis oídos lo escuchan.... Pero no hay tal erección.
—¡No mames! —Joaquin reía a carcajadas—, tú hiciste esa broma una vez wey, no creí que... —las risas volvieron.
—¡Cállate! Te espero afuera.
Joaco ahora vestía una sudadera rosa, unos jeans y unos tenis Adidas color blanco. Adoro la manera en que las mangas cubren sus manos, lo hace ver más pequeño de lo que es.
¡Necesito aclarar todo esto!
—Ya estoy listo —acomodó su suéter.
—¿A dónde vamos primero?
—No quiero subir a un juego —ladeó la cabeza—, de hecho quiero comer.
—Vamos a comer —lo tomé por los hombros.
Fuimos a unos de los establecimientos del lugar. Pedimos una pizza mediana mitad 4 quesos y mitad peperoni.
—¡Te estás terminando mi lado, Emilio! —tomó una rebanada con peperoni.
—Lo siento —mordí mi pizza.
—Ahora tendrás que subir a la rueda de la fortuna conmigo —cruzó los brazos.
—Por supuesto —tomé una servilleta— Acerca tu carita —obedeció y limpié un poco de salsa Catsup de su labio.
Joaquin subió primero, lo seguí. Aseguraron el asiento y éste comenzó a subir, deteniéndose justo a la mitad.
—Ahora recuerdo que tengo miedo a las alturas ¿Me abrazas? —me acerqué a su hombro.
—No seas ridículo —sonrió.
—Eres cruel, Bondoni —entrecerré los ojos.
Tan solo reía ¿Cuándo fue que se volvió tan pesado conmigo? Siempre que le pedía una brazo el accedía.
—¿Qué harás mañana? Bueno, tú familia —preguntó Joaco.
—Cenaremos con mi mamá ¿Y tú familia qué hará?
—Creo que igual, pero después nos iremos a Los Ángeles.
—¿Neta te vas? ¿Cuando regresas?
Las palabras de Joaquin me hicieron dar cuenta que debía aclarar esto de una vez, pero ¿Cómo hacerlo? Quizá deba probar, ponerme aprueba y todo se va a aclarar por si solo. Pero no es el momento, no importa que tan lejos estemos, no podríamos escapar del incómodo momento.
—Después de año nuevo, recuerda que tenemos llamado, poco después —elevó la mirada— Maldita contaminación, yo quiero ver las estrellas.
¡Gracias Joaquin!
—¡Vamos la playa! Antes de que te vayas, pides permiso, nos quedamos allá, vemos las estrellas ¿Qué dices?
—¡Si! Claro que sí ¿Cuándo?
—El 25 todos están crudos o duermen todo el día, apuesto que no harás nada ¿O sí?
—Estás en lo correcto, jalo—estrechó mi mano.
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¿Qué se vendrá? 😏
Prepárense con sus cocas bien frías.