Cásate Conmigo

Galing kay esBethCastro

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Todo lo que quiere Eduardo es algo de paz, a pesar de la prensa, los socios de su empresa y su familia. Todo... Higit pa

CÁSATE CONMIGO
1. INFORMES Y REUNIONES
2. SOLTERO DE ORO
Hey! How you doing?
3. LA PROPUESTA
4. CRISANTEMOS
5. TODO POR MI HIJO.
6. TENEMOS UN TRATO.
7. JUNTOS POR SIEMPRE, LO PROMETO
8. CASTIGADOS
9. PRIMERAS VECES.
10. UNA CITA
11. ELENA, MI FUTURA SUEGRA
12. ¿UN DÍA EN FAMILIA?
13. COMO ADOPTAR UN PAPÁ
14. VIAJE DE NEGOCIOS
15. SE DICE POR AHÍ
16. YA NO MÁS
17. UN LARGO, LARGO VIAJE
18. EN EL OJO DEL HURACÁN
19. LA JUGUETERIA
20. UN PASEO, TU Y YO
21. ¿UNA CARRERA?
22. BAJO EL MUÉRDAGO
23. ALL YOU NEED IS LOVE
24. JUNTOS, PERO NO REVUELTOS
25. TODO REVUELTO
26. FELIZ AÑO NUEVO
27. DE REGRESO A LA REALIDAD
28. FIRST FIGHT
29. NADA MÁS DE HOSPITALES
30. LA FAMILIA DE MI PROMET...DIGO, NOVIA
31. NADIE DIJO QUE SERÍA FÁCIL
32. DE AMIGOS Y HOSPITALES.
33. BEBÉS, UN PEQUEÑO HUÉSPED Y UN POCO DE PINTURA
34. NO SON CELOS, O ¿TAL VEZ SI?
35. UNA SERIE DE EVENTOS
36. EFECTO COMPROBADO.
37. GALA DE LOS ENAMORADOS
38. REPERCUSIONES
39. FELIZ CUMPLEAÑOS, HIJO.
40. YOUR ONE AND ONLY
41. LA CHICA DE ORO
42. LA CALMA... Y CLARIDAD
42. ¿Donde esta Minerva?
43. Lista de sospechosos
44. Cabos sueltos
45. TODO LADRÓN NECESITA CÓMPLICES
46. CUANDO ACORRALAS A UN ANIMAL
47. SOLO QUIERO VER A MI MAMÁ
48. DREAM A LITLE DREAM OF ME
48. MENTIROSO
50. TU VOZ
51. PROMÉTELO
52. TELL ME YOU LOVE ME
53. Bandera Blanca
54. DÍA DE VISITAS
55. PARANOIA
57. UNA SEMANA "PASA VOLANDO"
58. EL AS BAJO LA MANGA
59. TODO CAE POR SU PROPIO PESO
60. DE BARES Y AMIGOS
61. AFTER THE STORM
62. ENCRUCIJADA
63. OSITOS Y HELADO DE CHOCOLATE
64. NEXT TO ME
66. ROTHSTEIN
67. Cásate Conmigo
68. ¿SEGUIRAS AMANDOME?
69. ALL'AVVENTURA
70. LOOKING FOR REBECA (Parte I)
70. LOOKING FOR REBECA (Parte II)
70. LOOKING FOR REBECA (Parte III)
70. LOOKING FOR REBECA (Parte Final)
71. LO NUEVO Y LO VIEJO (PARTE I)
71. LO NUEVO Y LO VIEJO (Parte II)
71. LO NUEVO Y LO VIEJO (Parte III)
71. LO NUEVO Y LO VIEJO (Parte IV)
72. NOT UNUSUAL (Parte I)
72. NOT UNUSUAL (Parte II)
72. NOT UNUSUAL (Parte III)
73. PERFECT (PARTE I)
73. PERFECT (PARTE II)
73. PERFECT (PARTE III)
BTW
74. FINALMENTE, LA BODA (PREVIA)
74. FINALMENTE LA BODA (PARTE II)
74. FINALMENTE LA BODA (PARTE III)
74. FINALMENTE LA BODA (PARTE IV)
75. CADA DIA POR EL RESTO DE MI VIDA (PARTE I)
75. CADA DIA POR EL RESTO DE MI VIDA (PARTE II)
75. CADA DÍA POR EL RESTO DE MI VIDA (PARTE III)
75. CADA DIA POR EL RESTO DE MI VIDA (PARTE IV)
75. CADA DIA POR EL RESTO DE MI VIDA (FINAL)

65. LO QUE FUE DEL PASTEL

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Galing kay esBethCastro



Rebeca

– Mami, mami – Tomi entro a la oficina de las tías del hogar corriendo para agarrar mi chaqueta y tirar de ella – Miguel ha visto el pastel y se puso a llorar, y Ricky se burló de él por llorar, pero Miguel le pego y ahora las tías están intentando separarlos.

– Vamos, vamos – Tomi nos guio a mí y Eduardo hasta el comedor donde los niños habían estado cenando.

Miguel era un chico nuevo en el hogar, bueno llevaba casi 4 meses, pero era un total misterio para las tías que cuidaban de los niños, desde su llegada se había aislado por completo del resto de los niños y solo jugaba con ellos cuando le dejaban ser el arquero en futbol, pocas veces hablaba lo que era extraño para un niño y aunque era mayor que Tomi se veía a simple vista tan desnutrido que había afectado a su crecimiento. El chico les estaba dando trabajo a los encargados, pero con el asistente social había comenzado a ceder poco a poco. Hoy era su cumpleaños, pero cuando llegamos al comedor nos encontramos en medio de una guerra escuche un par de platos quebrarse mientras una de las tías intento sujetarlo, Miguel tiro del mantel haciendo que todo terminara en el suelo, soltándose se movió hasta uno de los lugares en la mesa con intenciones de levantar la silla en la que había estado sentado.

– Edu... – antes que terminara de pedírselo, Eduardo estaba tomando al chico asegurándolo con sus brazos, el resto de los niños se había retirado lejos de la mesa en medio de la trifulca y lo miraban con espanto, los ojos de todos reflejaban una mezcla entre miedo y asombro, bueno casi todos el pequeño Ricky estaba tirado en el suelo con la nariz sangrando mientras Alison, la otra tía a cargo de la guardia nocturna intentaba ayudarlo.

Miguel seguía luchando, esta vez su lucha era por zafarse de Eduardo, pero se lo estaba dejando difícil.

– Muy bien niños, todos a sus habitaciones – alzo la voz Dalia, la otra tía encargada de cuidar a los niños durante la tarde y noche.

Los niños obedecieron y corriendo fuera del comedor, evitando a toda costa acercarse a Miguel, algunos incluso evitaban siquiera mirarlo. Tomi aún sostenía mi mano, sabía que estaba asustado al ver al pobre chico comportarse de esa manera, así como también sabía que quería ayudarlo.

Después de todo, había sido mi hijo quien le comento a las tías que Miguel estaría de cumpleaños – luego de escuchar a Miguel contarle a Oscar – ilusionado, propuso darle un feliz cumpleaños durante la cena, incluso me había pedido traer una torta, de hecho, había sido muy específico con respecto a cómo la torta debía ser. Pero nunca imagino que las cosas terminaran así, y temía que mi hijo se sintiera culpable por la situación.

– Ve con el resto de los niños, amor – le susurre agachándome

– Pero mami... – sus ojitos de preocupación impactaron con los míos, así que le di una sonrisa para tranquilizarlo

– Estará bien cariño, hablare con él – le guiñe un ojo y Tomi lo pensó unos segundos haciendo una línea recta con la boca hasta que finalmente se convenció a sí mismo y asintió, soltó mi mano y siguió al resto de los niños.

Alison ayudo a Ricky a ponerse en pie y lo guio fuera, siendo los últimos en salir dejándonos a los adultos en el comedor con Miguel

– Que debería hacer con el – murmuro Dalia negando con la cabeza al mirarlo – Es un niño sin remedio, solo ha hablado con Oscar y han sido ocasiones contadas.

– Creo que lo maltrataron mucho – había visto el vacío en sus ojos antes.

Años atrás la había descubierto en los ojos de mi hijo, cuando Tomi estuvo en un mal hogar donde quienes lo atendían no se preocupaban en absoluto de las condiciones de los niños, les dejaban sin comer y los golpeaban constantemente. Muchos niños llegaron a ser incluso abusados dentro de instituciones como esas antes de que alguien hiciera algo por ellos. Entonces la mirada de mi hijo se terminó igual de vacía que la mirada que encontraba ahora en los ojos de ese niño.

Tomi había sido apenas un niño y posiblemente no quedaban muchos recuerdos de ese tiempo tan horrible, pero... este niño era mucho mayor, sus primeros años de vida habían sido seguramente horriblemente manchados, y ahora era posible que debiese lidiar no solo con sus memorias si no con la manera de vida a la que había sido acostumbrado, viviendo con miedo, aterrado por ser maltratado, no era más que un niño asustado que no sabía cómo expresar sus miedos y rabias.

– ¿Podrían vigilarlo? Necesito ver que los demás estén obedeciendo.

– Claro.

– Le pediré a Alison que venga cuando termine con Ricardo.

Dalia se fue y ya solo quedábamos Eduardo y yo cuidando de Miguel. Eduardo miro ceñudo el hecho de que Dalia se fuese posiblemente porque no sabía que hacer ahora, Miguel gruñía y respiraba con fuerza para gruñir otra vez aún atrapado negándose a dar por vencido sus esfuerzos.

Me acerque a Eduardo y sin palabras de por medio hice que lo soltara, el niño era un problema, pero no por ser agresivo si no porque no sabía cómo comunicarse.

– Hola Miguel soy Rebeca – le sonreí, pero a cambio solo recibí una mala mirada, no corrí la vista ante su mirada, debía demostrarle que no me intimidaba así que finalmente fue el quien termino por correr la mirada. Miro a su alrededor el desastre que había provocado sin siquiera importarle, hasta que su mirada se clavó en lo que quedaba del pastel que había terminado en el suelo junto a las muchas otras cosas que pasaron a ocupar un lugar de la mesa y decorar el suelo con sus resto.

Eduardo y yo observamos como su cara se arrugo con arrepentimiento al ver los restos del pastel desperdigados por el suelo y sin más motivación comenzó a lamentarse intentando contener las lágrimas, se lamentaba tan amarga y dolorosamente que era triste oírlo.

Me acerque lentamente no queriendo perturbarlo, me agache a su altura, lo atraje a mi rodeándolo en un brazo lentamente y aunque en un principio se negó golpeando mi brazo para que lo dejara no me rendiría tan fácilmente, me tomo un par de intentos más lograr que me permitiese abrazarlo y cuando lo logre se tensó de tal forma que abrazarlo casi parecía como si estuviera abrazando a una rígido tablón tan tenso estaba que hasta podía apostar que aguantaba la respiración y hasta había dejado sus lágrimas en el olvido. Acaricié su cabeza suavemente, y mientras lo hacía pude sentir una cicatriz a través de su cabello no era reciente, pero parecía ser grande iba desde la parte alta de su cabeza por detrás hasta su nuca. No quería asustarlo así que continúe como si no hubiese sentido nada. Finalmente se rindió, lo supe porque la tensión en su espalda desapareció para adoptar una postura mucho más despreocupada también puede sentirlo respirar profundo, pero con todo eso no se movió ni un milímetro, tampoco intento alejarme.

– Esta bien llorar, no necesitas contenerlo – le susurré cunado lo sentí respirar agitado intentando menguar las ganas de llorar, pero el negó efusivamente ante mis palabras – Todos lloramos cuando las emociones nos desbordan – le sonreí con ternura buscando una señal, un atisbo al menos de que no se rendiría ante el vacío del que estaban impregnados sus ojos.

Y entonces lo vi, su carita pareció desfigurarse al intentar luchar con la última muralla que aún quedaba en su cabeza, como si el niño dentro de él quisiera llorar, pero la fachada de adulto en que había sido obligado a convertirse se lo impidiera. No pude ver como terminaba de resquebrajarse por que Miguel escondió su carita en mi cuello soltando finalmente sus lágrimas, sin intentar contenerse. Escucharlo berrear y chillar era como escuchar a un animalito herido y lastimado. Era la forma más salvaje en la que había visto a un niño, posiblemente había perdido todo aquello que alguna vez pudo darle un reparo de felicidad y había aguantado todo ello encerrándolo en su corazón, hasta que finalmente hoy podía llorar por sus pérdidas. Lo abrace más fuerte queriendo darle algo de calidez y compañía.

<< Solo era un niño >> Pensé sintiendo que se desmoronaba en mis brazos.

Cerré los ojos intentando aclarar mi visión y unas lagrima se me escaparon sin poder evitarlo, entonces al abrir otra vez los ojos encontré a Eduardo mirándonos tan quieto y silencioso como una estatua. Por un momento había llegado a olvidar que estaba aquí, pero el observaba la escena con la misma atención que un hombre de negocios le daría a una reunión importante, analizando cada palabra y cada movimiento de la contraparte.

Miguel dejo que sus piernas flaqueasen para deslizarse al suelo mientras intentaba sujetarlo para que no se golpeara al caer, quedo sentado en el suelo y aun siendo rodeado por mis brazos se dejó acurrucar en mí pecho, comenzando a calmar su llanto.

De reojos vi a Eduardo moverse, pero no le preste atención realmente, en su lugar mire al pobre chico en mis brazos cuyo rostro parecía tan cansado como el de un anciano, su mirada estaba clavada en el suelo, y de su llanto ya solo quedaban tristes suspiros.

Eduardo se agacho a nuestro lado con el restos del pastel que había quedado aún en su sitio.

– Puede que haya caído al suelo – me miro con una sonrisa de lado – pero no todo se arruino.

Lo vi arrancar un trozo del pastel con la mano y sorprendida lo miré boquiabierta llevárselo a la boca, en mis más locos sueños o pesadillas hubiese imaginado que Eduardo pudiese hacer algo así, comer de los restos de un destruido pastel salvando lo insalvable, pero Miguel en cambio lo vio con curiosidad casi con esperanzas. Entonces Eduardo alzo las cejas invitándome a intentarlo, o más bien, retándome a intentarlo. De cualquier modo, no me negaría si había una posibilidad de que el niño aún en mis brazos pudiese cambiar su triste semblante.

Arranque un trozo de pastel con parte del fondant verde que hacia las de pasto para la cancha y sin darle muchas vueltas me lo lleve a la boca. Comprobando que el trabajo de la señora Ximena y su esposo había sido un completo ¡Si! En mi paladar, el fondant era tan fino que no quedaba el regusto de solo azúcar y el bizcocho era tan suave y húmedo que prácticamente se deshacía solo en la boca.

– Debe ser uno de los mejores pasteles que he probado – me regodee con total sinceridad, llegando incluso a olvidar que había estado en el suelo, pero Eduardo tenía razón en que esta parte del pastel no había tocado el suelo, si no que había caído aun dentro de la base que tenía el pastel.

Miguel alentado por nosotros se atrevió a llevar su mano lentamente al pastel para arrancar un pequeño, casi minúsculo trozo de bizcocho llevándoselo a la boca con timidez. Y en cuanto lo saboreo sus ojos reflejaron de forma inmediata su impresión, nos miró unos segundo sin animarse a tomar otro trozo hasta que Eduardo arranco otro pedazo y me lo ofreció llevándolo a mi boca.

<< Cielos, el pastel había quedado realmente bueno >> me saboree los labios antes de atacar el pastel otra vez, entonces Miguel dejo la timidez para arrancar un trozo tan grande que a duras penas alcanzo a llevarlo a su boca antes de que parte de él cayera por su polera, aun así, con la boca llena tomo el trozo que había caído por su polera y lo llevo de igual forma a su boca.

– Esta bueno ¿Verdad? – le sonreí asintiendo esperando una respuesta, y sus ojos se agrandaron intentando enfatizar su respuesta mientras asentía frenéticamente. No había una sonrisa ni unas mejillas alegres, pero al menos un brillo comenzaba a resaltar en sus ojos abriéndose paso en el vacío y me sentía feliz viéndolo.

Eduardo sacaba pequeños trocitos del pastel dejándole a Miguel la mayor parte, que no dejaba de disfrutar cada vez que engullía un trozo, por mi parte estaba tratando de controlarme, pero el apetitoso pastel me tentaba.

Cuando ya casi no quedaba pastel, Alison entro al comedor interrumpiendo abruptamente nuestro momento. De inmediato Miguel se tensó levantando todas sus barreras al verla. Alison que era mucho más delgada que Dalia lo miro desde lejos casi con el mismo espanto que el resto de los niños.

– Esta bien cariño, la tía Alison y la tía Dalia son quienes cuidan de los niños en la Granja, ellas están para darles la cena y luego llevarlos a dormir, vigilan toda lo noche y a la mañana siguiente les dan el desayuno muy temprano para que así tengan energías para estudiar, Alison incluso cuida de los niños molestosos como Ricky y también quiere cuidar de ti. – le sonreí a la chica aún de pie junto a la puerta, pero esta solo forzaba el gesto incomoda.

– Creo que iré a buscar a Dalia – la chica termino cediendo ante su temor y en su lugar se decidió por ir a buscar a quien tenía mucho más carácter y años trabajando en el hogar. Alison era una mujer dulce en sus treinta, su carácter servía para cuidar de los niños pero no era buena para confrontarlos o hacer incluso hacer valer su autoridad, era más el tipo de adulto que intentaba ser amigo de los niños y prácticamente se ponía al mismo nivel que ellos haciendo que olvidaran quien es el adulto y por ende quien manda, por otro lado Dalia era a simple vista una mujer fuerte, no solo su carácter si no también su cuerpo, en su juventud había practicado levantamiento de pesas y pese a pasar los cincuentas su fuerza no había decrecido en lo absoluto, llevaba años trabajando con niños y su carácter se había moldeado perfectamente para saber cómo tratarlos con cariño y disciplina en un perfecto balance que a muchas madre, yo incluida, muchas veces nos hacía falta.

Dalia no había sido madre así que solía decir que eso le permitía ser un poco más objetiva a la hora de tratar con niños dejando atrás todas emociones encontradas que como madres terminamos experimentando cada vez que nos enfrentamos a la disciplina, o más bien al tener que disciplinar, y es que el corregir a tu hijo hoy por hoy es un arma de doble filo, sabemos que es necesario pero luego está la culpa por no saber si te pasaste de la raya con la corrección o el regaño y ahí es cuando piensas "Tal vez ese chanclas que le lance no era necesario después del regaño" "Mejor le levanto el castigo" "Debería pedirle perdón por llamarle la atención" pero también está la sensación de que debes cumplir con tu deber de padre guiando a tu niño y luego la introspectiva que te hace creer que quizás solo fue un momento de enojo y tantos regaños solo te alejaran de tu hijo, que claro se borra ligerito cuando te das cuenta lo necesario que son los regaños si no quieres que tu hijo termine delinquiendo como fulanito de tal al quien nunca le pararon los carros sus padres y ahora lo tiene que hacer la policía, pero ya luego te sientas en tu cama a pensar desde la perspectiva de tu hijo que solo hace niñerías como cualquier otro chico de su edad y al final del día solo puedo hacer un plegaria rogando que mi hijo algún día entienda que solo quiero lo mejor para él y esperando que no me odie por regañarlo cuando corresponde.

Ya a estas alturas del partido los niños son capaces de jugar con sus padres a tal punto que no sabes si al darles una palmada en el trasero los estas corrigiendo, los estas llevando directo a la rebeldía o les estas generando un trauma de por vida con el que terminaran visitando psicólogos periódicamente para intentar sobrellevarlo. Y no comencemos a hablar sobre la perspectiva que la sociedad te da... porque si no los regañas ni los corriges solo estas criando a malcriados consentidos, pero si por esas casualidades se te ocurre regañar o castigar a tu hijo entonces se da inicio a la temporada de caza de brujas porque estas maltratando a tu hijo y eres el tipo de madre prehistóricas, de mente retrograda que no tiene cabida en este siglo XXI. Con tal que a la hora de opinar sobre la crianza de los niños todos son experto menos los propios padres.

<< Dios, de solo pensarlo me agota >>

Por eso era capaz de admirar a mujeres como Dalia que eran capaz de lograr el equilibrio perfecto, siendo firme para darse a respetar, pero a la vez lo suficientemente dulce para que los niños la quisieran de verdad y confiaran en ella. Yo sabía que, aunque lo negara hasta el infinito Dalia amaba a cada uno de los niños que pasaban por su cuidado, puede que no tuviera hijos para vincularse de esa forma tan inexplicable, pero quien mejor que yo para saber que ese vínculo no era exclusivo de quienes compartían lazos de sangre.

– ¿Ya estas mejor? – había ocupado tanto tiempo en mis pensamientos que ni cuenta me había dado que Dalia ya estaba en el comedor, agachada junto a mi intentando comunicarse con Miguel que pese a haber bajado sus barreras por un rato mientras comía pastel, ya las había vuelto a alzar hasta lo más alto para regresar de ese pequeño momento de relajo a tratar con las tías del hogar, que parecían ser nada más que extrañas para él al igual que Eduardo y yo, en silencio y sin mucha expresión se levantó saliendo del hueco que había estado ocupando todo este tiempo entre mis brazos y se puso en pie.

– Les has dado un buen susto a los demás – le explico caminando junto a él fuera del comedor, Eduardo y yo les seguimos guardando las distancias, pero aun así pude escuchar la conversación – ... ya le he explicado a Ricardo y al resto que no está bien burlarse de nadie, si algo así vuelve a ocurrir recibirán un castigo pues no es correcto. Esto va para ti también si vuelves a liarte con alguien a trompadas serás castigado, aquí todos ustedes son una familia y como tal deben cuidarse entre ustedes y no estar golpeándose como salvajes que para eso hace mucho que se inventó la rueda –

Miguel la miro sin entender en lo absoluto que significaba esa ya tan célebre frase de Dalia que la usaba cada vez que regañaba a los niños por pelear o gritarse.

Mientras les seguíamos por el hogar, nuestras manos se rozaron casualmente y Eduardo aprovecho el momento para tomar mi mano aferrándome con fuerza. En el pasillo nos encontramos con Alison que se encargó de levarnos de regreso a la sala de descanso para las cuidadoras, donde habíamos estado inicialmente.

– ¿Qué pasara con él? – le pregunte sabiendo que sería sincera

– Si no es capaz de adaptarse a la granja en dos meses, será enviado a otro hogar con niños mayores.

– ¿Han logrado algún avance con él desde que llego? – intervino Eduardo.

– Solo hemos logrado que se incluya al grupo cuando los niños juegan, pero incluso en esos momentos no se comunica con los otros niños.

– ¿Saben algo de su pasado? – me atreví a preguntar.

– No mucho, solo que vivía con su padre y su madrastra en una casa que se mantenía a duras penas. Su madre murió cuando tenía unos cinco años, su padre falleció también al cumplir el 9 años, su madrastra se negó a cuidarlo y como no tenía más familia termino entrando al sistema.

– ¿Algún antecedente de violencia intrafamiliar? – Alison lo pensó unos segundos, intentando recordar, pero al no lograrlo prefirió buscar entre los confidenciales expedientes de los niños para refrescar su memoria – Aquí dice que el padre fue ingresado por cirrosis y murió en el hospital.

– Casi te aseguro que no fue por hepatitis – la detuve de su lectura – lo que sugiere que el padre era alcohólico y los alcohólico muchas veces llegan a ser agresivos con su entorno, su familia principalmente, convino eso con un niño a la merced de un padre así sin nadie que le defienda y una madrastra, mézclalo bien por 9 años y tendrás a un niño necesitado de algo de cariño pero que termina siendo enviado a un hogar donde debe luchar por un poco de atención por otros 3 años más hasta que finalmente llegar aquí, Ali no es que sea un niño problema, es que está acostumbrado a solo sobrevivir.

– Rebeca sé que quieres ayudarlo, pero créeme todo mundo lo ha intentado y nada ha cambiado.

– Tal vez no lo han hecho de la manera correcta – le reclame al verla rendirse y desligarse tan fácilmente de un de los niños.

Eduardo que no había soltado mi mano en todo este tiempo, tiro de ella para acercarme a él evitando que me lanzara sobre la chica

– Tranquila amor, estará bien – me abrazo calmándome con sus palabras.

La puerta de la sala se abrió dando paso a Tomi y a Miguel vestidos ya con sus pijamas acompañados por Dalia.

– Los niños viene a despedirse de ustedes, antes de ir a la cama.

Tomi fue el primero en llegar a mí, y con un beso de buenas noches se despidió de mí y de Eduardo y luego regreso al lado de Miguel para obligarlo a moverse. Miguel en cuanto llego en frente mío no dijo ni una sola palabra. Me agaché frente a él otra vez para darle un beso de buena noches como acababa de hacer con Tomi, pero sin esperarlo al levantarme de su lado para dejarle ser libre, pude ver un asomo de sonrisa en él.

<< Por Dios, había sonreído >>

Incapaz de evitarlo le sonreí con todos mis dientes emocionada por ver nuevamente su tímido intento sonrisa, pero algo me decía que aquello solo había sido una edición limitada y esa sonrisa desapareció de su rostro como un fantasma tan de pronto como apareció.

(-----)

Un codazo directo en mis costillas me dejo sin respiración, despertándome dolorosamente de golpe abrí los ojos solo para encontrar mi habitación aún en la oscuridad de la noche, o más bien de la madrugada.

– Mierda – me quejé girando en la cama, encontrándome con un cuerpo junto a mí en la cama, fruncí el ceño. Viéndome interrumpida por el timbre de mi departamento que sonaba fuerte y claro

– ¡Rebeca! – refunfuño mi hermana sacando su cabeza de debajo de la almohada – Están tocando el timbre, ¡Anda!

La observe sin recordar el momento en que llego, o cuando se acostó junto a mí. Pero no le di muchas vueltas porque ya me estaba acostumbrando al asunto, en su lugar fui a ver quién tocaba. Apenas me podía los ojos del sueño que tenía, miré el reloj en mi velador y comprendí el por qué aún tenía sueño, ni siquiera eran las siete de la mañana.

<< ¿A quién se le ocurre venir antes de las siete? >>

Al abrir la puerta encontré a una mujer vestida elegantemente con unos tacones tan elegantes como altos y un traje de dos piezas de un osado color rosa palo, aunque sin duda lo más destacable de su vestimenta era definitivamente el enorme sobrero color burdeo como accesorio final, que solo me permitía ver el perfil de su mandíbula, aunque el cabello blanco que escapaba de él me daba la idea de cuan mayor podría ser la mujer frente a mí.

– ¿Rebeca Rodríguez? – me escaneo con su mirada desde los pies hasta la cabeza, y cuando termino de su escudriño finalmente pude ver su rostro completo, la mujer realmente era la elegancia personalizada y al pillarme observándola por demasiado tiempo alzo una altanera ceja recriminatoria, quise creer que la mirada de reprobación en sus ojos no era por mí, sino por mi pijama. Pero ¿Como podía yo saber?

– Si – conteste nerviosa, intentando darle una sonrisa porque pese a que ella conocía mi nombre, yo no tenía ni la más remota idea de quién podía ser – ¿Usted es...?

La mujer frente a mi dejo escapar una mezcla entre suspiro y risa desdeñosa mirándome otra vez con desdén y esa maldita ceja alzada. Pero sin más se dio media vuelta y se alejó de mi puerta. Estupefacta y aún sin entender bien lo que acababa de ocurrir cerré la puerta tras de mí y me quede de pie apoyada en ella, intente pensar en quien podría ser, pero nada se venía a mi mente.

– ¿Rebeca? – Eduardo mi miraba cruzado de brazos y con demasiada seriedad – No me digas que abriste la puerta así – señalo mi pijama con su prominente ceño fruncido y sin entenderlo me di una rápida mirada, llevaba una polera gigantesca que llegaba a tapar la mitad de mis muslos, ocultando de paso los cortos shorts que llevaba.

– ¿Qué tiene? – pase por su lado para ir a la cocina y servirme una gran taza de café, ya ni caso tenía volver a la cama si el sueño se me había quitado con la extraña visita de mi puerta.

– ¿Cómo que "Que tiene"? No quiero que otro hombre te vea así – frunció más el ceño haciéndome reír. Tal vez mi hermana tenía razón y Eduardo también era capaz de sentir celos, por tonto que pareciera me hizo sentir mejor, llevaba días controlándome para no arrancarle cada uno de los pelos y extensiones a la coqueta de su secretaria y saber que no era la única celosa era un consuelo.

– ¿Celoso? – solté sin pensar haciéndole frente, para luego golpearme mentalmente por no aguantar la tentación de jugar con él y cuando a la vez quería saber que pasaba por su cabeza.

– Rebeca yo no soy celoso – afirmo con tal seguridad que me arrepentí de inmediato por mi vergonzosa pregunta, me mordí el labio dándole la espalda buscando una taza para mi café,

<< Por supuesto que no era celoso era el maldito Eduardo Redstone, no existía competencia en el mercado para él >> refunfuño mi conciencia. Haciéndome sentir aún peor.

Pero en cuanto puse la tasa sobre la encimera Eduardo tomo mi mano y me hizo mirarlo.

– Tienes que saber que nunca he sido celoso... hasta que llegaste tu – se acercó con lentitud como la de un depredador – Y ahora por ti – tomo mi cintura y se inclinó pegando su frente a la mía – Siento celos hasta de mi auto.

Termino haciéndome reír a carcajadas, le abrace aprovechando de esconder mi enrojecida cara en su pecho esperando que no notase todo lo que me hacía sentir con sus palabras.

<< Mierda, que idiota >> No tenía claro si estaba pensando eso de él o de mí solo sabía que el corazón me latía tan fuerte que prácticamente podía escucharlo.

<< Que más daba si me veía como un tomate, quería besarlo >>

Y saliendo de mi escondite, asalte sus labios con los míos sintiendo como el corazón se me aceleraba aún más mientras lo besaba hasta quedar sin aliento.

<< Hablando de alientos, ni siquiera has cepillado tus dientes >> me recordó mi molesta conciencia haciéndome enrojecer.

<< Que aliento, ni que ochos cuartos, si Eduardo es el hombre que la beso incluso después de vaciar todo el estómago por la borrachera >> me tranquilizo mi subconsciente haciéndome recordar aquellas lagunas de mi mente.

Me separe lentamente de sus labios para respirar, y le pille mirándome como si no existiera nada más para él, y entonces yo también era capaz de olvidar de todo a mi alrededor para encerrarnos solo los dos en nuestra burbuja de amor como canta Juan Luis Guerra

– No necesitas sentirte celoso Eduardo – le sonreí cruzando mis dedos por detrás de su cuello – Eres el primer hombre al que le doy la oportunidad de llegar a mi corazón, porque eres el único que después de tanto tiempo ha valido la pena querer.

– ¿Qué pasa si un día llega otro que valga la pena para ti? – me interrogo atento, acaricie su mejilla negando con una sonrisa para su tranquilidad.

– Ahora soy solo tuya – le bese velozmente – No podría ver a nadie más como te veo a ti.

Y con una sonrisa de oreja a oreja esta vez fue Eduardo quien se apodero de mis labios, era un beso exigente que a cada segundo se volvía más salvaje, sentí las manos de Eduardo moverse entre mis caderas y cintura hasta que tomándome por los costados me alzo sin separarnos, rodear con mis piernas sus caderas fue algo casi instintivo, y aun cuando sabía que Eduardo me sujetaba para no caer mientras seguía besándome yo me aferraba a él como si en eso se me fuera la vida. Nos besábamos con necesidad, y amor dejando a flor de piel todos nuestros sentimientos, para plasmarlos en el otro.

Hasta que Mimi apareció en la cocina sorprendiéndonos.

– Maldición, podrían hacerlo en una habitación y no en la cocina – reclamo entrando sin pudor para buscar un vaso – este lugar es sagrado, yo preparo mi comida aquí, como aquí, me alimento aquí – dejo bien en claro sus razones, mientras se servía el vaso de agua, que bebió de un viaje dejando el vaso en cualquier lado.

<< Con razón luego no los encontraba >> la mire mal a lo que ella me devolvió una mirada aún peor y tomo el camino para regresar a la cama murmurando entre dientes sus reclamos.

Aún aferrada a las caderas de Eduardo nos miramos unos segundos antes de largarnos a reír, Eduardo me bajo con cuidado y dejo un beso en la punta de mi nariz haciendo a mi estomago hormiguear otra vez.

– Creo que va siendo hora de que tu hermana encuentre otro lugar para vivir – bromeo Eduardo

– No es que no tenga a donde ir, creo que disfruta de interrumpirnos cuando estamos en lo mejor – Le alce mis cejas sugerentes, a lo que Eduardo dio un profundo y dramático respiro

– Bueno debo agradecer que nos interrumpió, o hubiese terminado por romper mi promesa.

– ¡Ash! – refunfuñe rodando los ojos, me daba cuenta de que Eduardo seguía empeñado en esperar hasta la boda, incluso anoche cuando le propuse que se quedara acepto, pero luego se fue a dormir a la pieza de Tomi dejándome sola. El muy idiota se rio de mi gesto abrazándome cariñosamente por la espalda cuando me volví para prepararnos una taza de café.

– Ya verás que vale la pena – susurro en mi oído poniéndome los pelos de punta, solo para dejarme aún peor cuando dejo un beso en mi cuello.

– Lo haces a propósito – le reclame deshaciéndome de su abrazo y le encare – Ahora esta jugando tu conmigo – le reclame y Eduardo viéndose atrapado se largó a reír.

Desayunamos sin más escenas tentadoras, y luego Eduardo espero a que me arreglase para llevarme a la empresa. Esta noche tendríamos un evento importante, era una cena de negocios, pero habría prensa invitada, junto a todo el mundo relacionado a la empresa.

Sabía que Eduardo estaba pensando en esta noche cuando se quedó tan callado, sería un momento decisivo y pese a saber que es lo mejor, el fracaso podría estar a la vuelta de la esquina. Quería animarlo, pero durante el día resulto ser que Eduardo no era el único nervioso o ansioso por lo de esta noche, a medida que mi jornada avanzaba era yo misma quien se volvía un manojo de nervios. Tendría que presentar una parte del proyecto, una que Eduardo me había sugerido durante la noche, y me estaba animando para que lo orquestase todo.

<< ¡Como si no tuviera suficiente cosas que hacer! >>

Aún así era un proyecto social y me hacía mucha ilusión que se llegase a concretar, así que decida me obligue a mi misma a olvida los nervios y enfrentar la ansiedad.

<< ¿O seria olvidar la ansiedad y enfrentar los nervios? >>

Como si no tuviera suficiente con la vida, y como si lo de esta madrugada no fuese suficientemente extraño, durante la tarde mientras le daba los últimos arreglos a una de las presentaciones que usaríamos en la cena, la mujer del sombrero volvió a aparecer, esta vez en la puerta de mi oficina pillándome por sorpresa al salir de la nada, estaba tan concentrada que no la escuche acercarse y para cuando levante la vista ella estaba allí observándome, cuando me vio alzar la mirada a su rostro rápidamente me dedico una mirada desdeñosa.

– Usted otra vez – parpadee intentando dejar atrás es susto, me levante esperando a que la mujer pasara a mi oficina o hiciese algún comentario, pero solo recibí un incómodo silencio de su parte – Me va a disculpar mis malos modales, pero ¿Cómo fue que llego hasta aquí? ¿Pidió una credencial de visitas? – mis palabras parecieron hacerle gracia ya que por primera vez le vi hacer algo más que alzar la ceja.

Comenzó a pasear por mi oficina observando con especial atención la única decoración en ella, dos flores de plástico reciclado regalo de mi hijo.

– Querida – dijo con un tono acido – Yo jamás he necesitado de esas cosas.

Me dedico otra mirada y así como apareció, una vez más se volvió a esfumar dejándome con más preguntas que respuestas y con la extraña sensación de estar siendo acosada. Bueno ya tengo una cosa que agregar a la larga lista de eventos particularmente extraños en mi vida.

<< Ser stalkeada por una anciana fashionista >>

Debo admitir que ya quisiera verme yo así a su edad, la mujer llevaba sus canas como si fueran el accesorio perfecto para cualquier outfit, y pese a su arrogante carácter no me cabía duda de que era una mujer refinada seguramente criada en cuna de oro y diamantes. Si tan solo le hubiesen inculcado algo de humildad. Pensé para mí misma intentando olvidar el inaudito momento.

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Me mire al espejo una vez más insegura si sería el vestido correcto para la ocasión me mire de frente, de costado y de espalda y otra vez de frente antes de suspirar insegura.

<< Cielos esta espalda >> suspire mirando otra vez mi espalda.

Tenía un vestido blanco invierno sin mangas con un cuello tipo barco, lo que me reconfortaba porque siempre he sentido que mis hombros son demasiado anchos y aunque todo mundo diga lo contrario es mi complejo y no puedo dejarlo. Por otra parte, el bendito vestido tenía un escote en la espalda gigantesco, básicamente no tenía espalda, pero a su vez el escote era elegante y debía admitir que era la razón por la que compre ese vestido en primer lugar, aunque luego me resigne a que era demasiado para la oficina y lo deje escondido en un rincón de mi armario, rincón del que ahora había resurgido como mi única opción para la cena.

<< Bueno era este o el mostaza que Mimi me había quitado >>

Suspire dudando aún.

<< Debí comprar algo para la ocasión >> torcí mi gesto frente al espejo mirándome con mala cara.

La idea de usar el mismo vestido que llevaba para la gala de los enamorado cruzo por mi mente, pero, así como llego la descarte pues la cena era algo más formal y no tan glamoroso con la gala.

– ¿Tu qué opinas? – me voltee para encontrar a mi hermana mirando su celular sin prestarme atención en lo absoluto – ¡Mimi! – reclame tomando un almohadón para lanzárselo.

– ¡Hay Rebeca! – me reclamo cuando su celular se le resbalo de las manos con el almohadazo.

– ¿Qué opinas? – le pregunte sonriéndole en respuesta

– Te vez bien – rodo los ojos antes de prestarme real atención – ¿Por qué sigues dudando?

– No lo sé, es que el blanco no me convence – me mire otra vez en el espejo otra vez sintiendo mis nervios – Tal vez debería usar unos pantalones y olvidarme del vestido...

– Hermanita, te vez perfecta en ese vestido – Mimi se levantó de la cama

<< Por increíble que pareciera >>

– Creo que deberías usar el cabello recogido, así luciría más el escote en tu espalda – me aconsejo sonriéndome a través del espejo – ¿Que tacones usaras?

Maldije por lo bajo su pregunta dándome cuenta de que no había pensado en eso. debería dejar el vestido para ir con uno de mis trajes de oficina suspire. Mimi se rio de mi caminando hacia el armario.

– Eres un desastre Beca – regreso con una blanca caja de zapatos entre las manos – Por suerte para ti, tienes una hermana como yo – me alzo una ceja y abrió la caja mostrando unos simples tacones color oro rosa.

– La última vez que me fije calzábamos lo mismo – bromeo, aunque no se me pasaba un pequeño detalle.

– Así que tienes tu propia ropa bonita y aun así usas la mía.

– Y ahora te estoy dejando mis zapatos más bonitos para que los estrenes, considéranos a mano.

Me reí con su lógica, pero no me podía quejar, estaba ayudando con mi vestuario de última hora y de paso me brindaba el apoyo moral que necesitaba.

Para cuando Eduardo llego a buscarme estaba leyendo por un milésima vez la presentación de esta noche mientras Mimi me veía pasear de un lado a otro, estaba nerviosa no lo podía ocultar, sabía que todo saldría bien, pero la ansiedad me estaba jugando en contra. Tomé mi bolso de mano y corrí a la puerta.

– Solo no vayas a romper un tacón – me despidió mi hermana ganándose un reclamo de mi parte – Es broma, sabes que eres la mejor – me ayudo con mi abrigo y luego le dio un último chequeo a mi look – Recuerda que no toleras bien el alcohol así que no pierdas la cuenta de tus tragos.

– Lo se Mimi – rodé los ojos – No ando emborrachándome cada vez que tomo.

<< Aunque las ultima veces que había tomado, terminaba totalmente borracha >> se burló de mí, mi sarcástica conciencia que había amanecido hilarante el día de hoy

– Buena suerte – me miro sonriente y girándome para que caminara me lanzo fuera de la casa.

Eduardo me esperaba apoyado en su super auto, vestido con un impecable traje azul hecho a medida por supuesto y una camisa blanca que en lugar de ser adornada en su cuello por una corbata o un moño iba simplemente desabrochada haciéndolo lucir elegante, pero a su vez despreocupado.

– Estas nerviosa – me miro ladeando la cabeza

– ¿Cómo no estarlo? – le confesé rindiéndome a su escrutinio

– Has hecho esto miles de veces antes, porque te pones tan nerviosa ahora – tomo mi cintura por sobre mi abrigo acercándome para un beso. Y sintiendo la anticipación de ese beso lo abrace por el cuello para mantenerlo junto a mí.

– Es porque nunca antes había habido tanto en juego

– Con que... la siempre profesional Rebeca no es de acero después de todo – alzo una ceja con una sonrisa burlona.

Rodee los ojos alejándome de él para rodear el auto y llegar a la puerta del copiloto, pero antes de llegar a abrirla Eduardo me detuvo y con su tan característica caballerosidad abrió la puerta por mi haciéndome reír.

A medida que más nos acercábamos al lugar donde se llevaría a cabo la cena, más cambiaba el paisaje en las calles, las diferencias de clases sociales estaban altamente remarcadas por la demografía y la arquitectura de la ciudad. A veces olvidaba lo adinerada que era toda esta gente, para mi eran personas comunes como cualquier otro, a veces incluso era capaz de olvidar por un momento que Eduardo era el gran Eduardo Redstone heredero de la multimillonaria empresa de su familia, porque era capaz de mirarlo a él como individuo sin pensar en todo el dinero que le rodeaba, aunque estos días con su deportivo de lujo no me la dejara fácil. Pero en momentos como este me era imposible mirar a mi alrededor y no ser consciente de todo el lujo que rodeaba a la gente que vivía en esta zona. Y como si solo buscara rectificar mis pensamientos frente a nosotros apareció una enorme mansión, hacia la que nos abrimos paso a través de un camino enmarcado por gigantescos arboles adornados de luces y guardias, claro esta eran guardias elegantemente vestidos. Eduardo les saludo con naturalidad y estos sin siquiera chequear su nombre le permitieron el paso inmediatamente

Sentía que cada cosa aquí, hacia más evidente que proveníamos de mundos totalmente diferentes.

De niña mi familia vivió una situación acomodada ¿Qué puedo decir? Nunca nos falto nada, los negocios de papá siempre fueron próspero, en palabras de mi hermana, éramos una especie de "Riquillos de pueblo" Sin embargo la gente aquí hacia que la cómoda situación de mi familia pareciera una situación de pobreza extrema.

– ¿Creí que solo cenaríamos?

– Es lo que haremos amor – quito la mano de los cambios para entrelazarla con la mía que descansaba sobre mi muslo. – Te abriré la puerta, no te muevas – me advirtió saliendo del auto con toda la elegancia que solo él podía desprender, le entrego las llaves a un joven vestido con un corbatín y rodeo el auto para ayudarme a bajar. Me ofreció su brazo para hacer nuestro camino por las escaleras hacia la entrada de la mansión tan elegante y exuberante tanto por fuera como por dentro, nos recibió una sala que nada tenia que envidiarle a mi departamento completo en tamaño, la sala estaba adornada por un de seguro antiquísimo candelabro colgante, y elegantes cuadros de arte conceptual en sus blancas paredes, el centro de la sala era ocupado por una escalera de ¿Mármol? ¿Era mármol de verdad? Intente mantener expresión neutra durante el tiempo que duro nuestro recorrido hacia el siguiente salón, que entre saludos y presentaciones no era mucho lo que lográbamos avanzar, me sorprendía los muchos rostros que desconocía.

El siguiente salón al que llegamos estaba cubierto por azul profundo, y era más pequeño que el anterior pero la particularidad de este eran las personas que atendían a los invitados con sonrisas mientras recibían los abrigos para llevarlos a través de una puerta a lo que asumía era un gigantesco guarda ropa, es que debía ser gigantesco para dar abasto a todos los invitados aquí.

Eduardo me ayudo con mi abrigo y se lo entrego a un joven que apareció tan pronto como entramos al salón, y con mi abrigo entre sus manos se retiro velozmente para atender al siguiente invitado.

– ¿Cómo esperas que me concentre ahora que he visto ese sensual escote? – murmuro Eduardo en mi oído haciéndome cosquillas.

– No me lo he puesto para desconcentrarte, pero es un plus del vestido que no me desagrada – le susurre de regreso mientras me guiaba al siguiente salón, aún de su brazo.

El siguiente salón era enorme y había sido preparado especialmente para la cena de esta noche, con mesas redondas elegantemente arregladas y un podio para las presentaciones.

<< Merda >> Solté en efusivo italiano en mi cabeza intentando mantener la calma ante los nervios.

<< ¿Desde cuándo me ponía tan nerviosa? >> Me regañe a mí misma.

– Rebeca cariño – me saludo Elena alejándome de mis divagaciones, para saludarla – Al fin un rostro que si quería ver – Su voz sonó levemente salpicada por molestia, pero Eduardo no le hizo ningún comentario pese a su obvio estado. Que cambio rápidamente me pregunto por Tomi y sus aventuras, mi hijo me había comentado que hablaba casi a diario con su abuela, Tomi disfrutaba contándole a su abuela Elena sobre su día y sus amigos por mensajes, audios e incluso con videos.

– He querido tanto ir a verlo durante los días de visitas, pero primero quería hablarlo contigo, no quiero importunar.

– Por supuesto que si Elena – enternecida por su preocupación – Tomi adora a su abuela y le encantaría verla más seguido.

Elena me guio a la mesa que compartía con su familia y aunque por protocolo mi lugar estaba con la directiva Elena había orquestado todo para que me quedara con ellos en la mesa de la familia e incapaz de negarme a los caprichos de esa mujer me senté junto a ellos con una sonrisa.

Noe no tardo en animar la velada con una agradable conversación haciéndonos participar a todos de ella, mientras los invitados seguían llegando al salón para ocupar sus lugares, di una mirada rápida recorriendo el lugar e identificando las mesas, posicionados en una esquina estaba la mesa para la prensa lo sabía por el equipo y cámaras sobre la mesa, más al centro y casi junto a la nuestra la mesa de los mayores inversionistas un poco más atrás pero sin perder la prioridad estaban las mesas de un par empresas asociadas así también como la de un grupo de clientes importantes. Vi interrumpido mi escáner cuando por casualidad mis ojos se posaron en las puerta principal del salón por la que hacia su elegante entrada la misma anciana que me había estado siguiendo todo el día.

– Hay no ¿Qué hace ella aquí? – murmure tomando de mi copa servida con champagne.

– ¿Quién? – me miro Eduardo con una sonrisita.

– ¡Entrando por la puerta principal – le murmuro justo en el momento en que las luces se apagaban para concentrar la iluminación en el podio frente a nosotros – ¿Recuerdas a la mujer mayor de la que te conté...? – Con lo raro de sus apariciones, no pude evitar contárselo a Eduardo solo para asegurarme que no estaba loca y había comenzado a imaginarla.

La mujer avanzaba por el salón con una seguridad única a cada paso, destilando confianza y riqueza por todos los ángulos desde el que se le mirara. Gregorio y Elena se levantaron de la mesa y caminaron hasta la tarima siendo aplaudidos por todo mundo lo que me hizo regresar a la celebración.

Gregorio agradeció a todos los presentes por asistir y aclaro que esta cena no solo era para celebrar el aniversario de la empresa si no también un día para lanzar a la luz nuevos proyectos y líneas. Elena saludo a los presentes contándoles lo feliz que estaba de verles un año más siendo parte de la historia de la empresa.

Y por un momento deje de prestarles atención para volver a buscar a la señora de que tanto me alzaba la ceja.

– Mierda, viene para acá – codee a Eduardo para llamar su atención – rápido finge que estamos conversando.

– Pero lo hacemos – me miro ceñudo, la mujer en cuestión tomo asiento en la mesa redonda y de todos los lugares disponibles, ahora la tenía justo frente a mí con su ceja alzada, lleve nuevamente mi copa de champagne a mi boca, pero esta vez estaba dispuesta a vaciarla por completo.

– ¿Abuela? – le dijo Eduardo extrañado – ¿Qué haces aquí?

<< ¡Abuela! >> devolví lo que acababa de tomar directo a m vaso antes de comenzar a toser por la impresión.

<< ¿Cómo que abuela? >>



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Mis queridas Leales, estamos tan cerca del final que me esta dando ese no se que, como cuando termino una serie y ya no hay más capítulos... 

Gracias por todo su apoyo... Hace unos días esta historia llego a 1M de vistas y yo estaba como OMGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGG !!! Así que gracias... totales. 

OSH QUIERO, OSH AMO, OSH ADORO <3

Beth :D

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PD: __ YA SOLO QUEDAN 10 CAPÍTULOS PARA EL FIN ....

FIN DE LA PD: ___ .....

Ipagpatuloy ang Pagbabasa

Magugustuhan mo rin

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"𝙀𝙡 𝙖𝙢𝙤𝙧 𝙣𝙪𝙣𝙘𝙖 𝙢𝙪𝙚𝙧𝙚 𝙮 𝙡𝙖 𝙫𝙚𝙧𝙙𝙖𝙙 𝙩𝙞𝙚𝙣𝙚 𝙧𝙖𝙯ó𝙣 𝙥𝙤𝙧 𝙦𝙪𝙚 𝙙𝙚𝙟𝙖𝙣 𝙪𝙣𝙖 𝙝𝙪𝙚𝙡𝙡𝙖" "-𝙔 𝙖𝙡 𝙛𝙞𝙣𝙖𝙡 𝙚�...
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