Zayn
Mi último día en la capital del mundo fue una mierda.
Me moría por llamar a Selena, decirle que la amaba, que todo seguía igual.
Sin embargo, no lo hice.
Esta vez no me iba a disculpar yo.
Siempre era yo.
No, esta vez tendría que ser ella.
Mi celular vibró.
Revisé el mensaje:
Managers:
Necesitamos que elijas tu ropa para el día del estreno de la película.
Abajo adjuntamos ciertas ideas. Si alguna es de tu agrado, haznolo saber y lo compraremos.
Recuerda que faltan poco menos de dos semanas.
No había ni un hola, ni un adiós. Igual no me importaba, yo tampoco los hubiera saludado así.
Miré las opciones y elegí un traje negro.
Volví a bloquear mi teléfono, no sin antes quedarme mirando mi fondo de pantalla: Estábamos Selena y yo besándonos. Me moría por volverlo a hacer.
Estaba en la entrada del hotel, y mi cerebro sólo fantaseaba con encontrarme a Selena, diciendo que había hecho sólo una broma, Bieber no llevaba siendo su confidente 5 años...
Obviamente ella no apareció.
Arreglé mis cosas y tomé un taxi para el aeropuerto, donde monté a un avión y pasé unas terribles horas de viaje, donde soñé con rubios robandome a mi prometida.