The Same Heartbreaker (2) ✔️

By isnotcandy

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Segundo libro de la Trilogía Heartbreakers. Es necesario leer el primer libro para entender este. Cuidado co... More

Prefacio.
Prólogo.
1. Quinn.
2. Liam
3. Quinn.
4. Liam.
5. Quinn
6. Liam.
7. Quinn
8. Liam.
9. Quinn.
10. Liam
11. Quinn
12. Liam
13. Quinn
14. Quinn.
15. Liam.
16. Quinn.
17. Liam
18. Quinn
19. Liam
20. Liam
21. Quinn.
22. Quinn
23. Quinn
24. Liam.
25. Quinn
26. Quinn.
27. Liam.
28. Quinn
29. Liam
30. Quinn.
31. Quinn
32. Liam.
33. Liam
34. Quinn.
36. Liam.
37. Quinn.
38. Quinn.
39. Liam.
40. Quinn.
41. Liam.
42. Quinn
43. Quinn
44. Liam.
45. Quinn
46. Liam.
47. Quinn.
48. Quinn
49. Quinn.
The Last Heartbreaker (3)

35. Quinn

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By isnotcandy


QUINN

Deslizo mi dedo por todas las nuevas publicaciones de Instagram. Hace mucho que no entro para ver qué tal las vidas de los otros. Siempre resulta interesante encarnar el ímpetu de una vieja chismosa.

Mackenzie se ha reconciliado con su antiguo grupo de amigas, ha publicado una foto muy tierna de todas usando calcetines navideños. Bien por ella, tenía miedo de que se quedará sola. No es lo ideal tener quince y no tener con quien compartir momentos.

Sigo bajando.

Alison Aiken esta en Nueva York, como no. Su hermano Tyler, por otro lado, no ha estado muy activo. Subió sola una foto en su historia con la playa de Miami hace unos días, antes de que todo «explotara», solía ser bastante activo. Debería, digo. No tiene veinte mil seguidores para nada. En otras noticias, Aggie no tiene una foto nueva desde hace dos meses y eso es decir bastante. La rubia era como la reina de la red social entre nosotros. El silencio que tiene en su perfil es aterrador.

Le pregunté a Liam por ella, porque a pesar de que ya no nos hablamos, me sigue importando. Más cuando sé lo que se siente tener la culpa haciendo peso en la espalda. He estado por donde Aggie recién está entrando y no es para nada bonito. Me gustaría poder ayudarla, ¿pero qué mucho puedo ser a tantos kilómetros de distancia? ¿Y teniendo una relación bastante rota con ella? Liam me aseguró que a pesar de estar triste todo el tiempo, intenta ser optimista y engañarlos a todos con sonrisas. Hace unos días, justo antes de año nuevo, le hice prometerme que cuidaría de ella y que no dejaría que le pase algo similar a lo que me pasó a mi.

En conclusión, todas las personas que en algún momento formaban parte de mi vida, ya sea algo pasajero como una conversación o algo tan grande como una amistad, seguían sus vidas. El tiempo no se detiene para nada y ellos tampoco.

Nick está en Nueva York, disfrutando de las vacaciones con sus primos pequeños, Scott Van Lexer está de viaje en Cabo con Marine Oppal, su prometida. ¿En qué habrán quedado esos dos? Winter Dunne, la ex de Liam, se consiguió un nuevo novio. Es diez años mayor a ella y juega en la NBA. O algo así. Mi amigo de Miami, a quien muero de ganas de ver, Key Michaels, está pasando las fiestas en Toronto, Canadá como todos los años ya que la madre de Max, su hermanastro, es de allí. Hablé con él hace poco, también se desvive —así me gusta decirlo— por que vuelva a Miami. El reencuentro se hace esperar, pero en unos días estaré con él.

En el otro lado de la página, Seth Jones, el chico que solía llamarme «lagarto» y cubrirme cada vez que me escapaba del departamento para salir de fiesta o ver a Liam, está en Los Ángeles. Subió unas cuantas fotos con Jess Wenworth, quien ahora está rubia. Un cambio radical y le queda mortal. Ella es atractiva de por si y con ese rubio ceniza, solo se mezcla más con la población de chicas de California. El mito parece ser verdad. Extraño a Seth y mucho. Cuando supe que era definitivo que nos mudábamos a Miami, él fue uno de mis primeros pensamientos. Se destruyó cuando Rick me contó que ahora esta en Los Ángeles y no tiene idea cuando volverá.

—¿Qué haces? —me pregunta Liam con la cabeza apoyada en mi estómago. Tiene un lado de su cara sobre mi mientras que se envía mensajes con Nick. No me gusta ser de esas chicas que vigilan cada movimiento que hacen pero admito que mis ojos se desvían un poquitito de vez en cuando para ver con quien habla. Hasta ahora fue Nick, Aggie, Tyler y unos cuantos Snapchats de un tal amigo de Ibiza.

—Shsh, estoy chequeando en las vidas de las personas —murmuro mientras repaso mentalmente el perfil de quién más me falta visitar.

—No has colgado ninguna foto conmigo —dice de repente. Me río entre dientes. ¿Eso le preocupa?

—Pensé que no querías. Ya sabes, la historia que tenemos y todo eso —contesto siendo sincera cuando dejo de reírme.

Mi Instagram comenzó a revivir de a poco. No muestro nada, nadie nunca muestra toda su vida por una red social por más que así parezca. Posteé unas fotos con Rick y Nate en gorritos navideños que nos regaló Hannah, más fotos con la novia de mi hermano y fotos de las preciosas vistas de San Francisco en mis historias. Nada de Liam a pesar de que estaba en el detrás de cámaras de todos esos momentos.

—¿Bromeas? Quiero que todos sepan que estoy contigo. Y que eres mía. —sube la cabeza. Esos ojos color cafés que me robaron el aliento desde el primer día me reciben.

Una sonrisa boba se desliza por mis labios.

—¿Entonces por qué tú no subes fotos conmigo? Yo digo que con la foto del Golden Gate en tu historia, todas las personas que nos conocen ya saben que estamos juntos —comento divertida. Paso una mano por su cabello.

Literalmente, podría estar así toda la vida. En mi cama, con Liam abrazándome como si nos tuviéramos siempre. Hasta con la nieve cayendo afuera y todo. No cambiaría nada.

—Dame tu celular, los vamos a dejar seguros —dice confiado de si mismo. Extiende su mano y le entrego mi teléfono. Sube hasta estar a mi altura y abre sus brazos para que me acurruque a su lado. Eso hago, sin tener mucha certeza de lo que hará a continuación.

—Di "Liam, te amo" —bromea cuando eleva mi celular alto para que aparezcamos los dos en la cámara.

—Liam, te amo —murmuro y me inclino hacia él lo suficiente para besar su mejilla. Cierro mis ojos y disfruto de su cercanía, el calor que me transmite, su colonia que me vuelve loca y mis manos sobre la piel de su pecho.

En dos toques, Liam edita la foto en blanco y negro. Admiro su sonrisa junto con sus hoyuelos. Demonios, es muy guapo. Y sexy.

—Deberías presentarte en una agencia de modelos, te dan el trabajo sin dudar —le digo mientras él se encarga de abrir Instagram.

—¿Y que otras mujeres disfruten la vista? Nah, prefiero que solo tú las disfrutes —dice en un tono de broma pero mi corazón se hincha de alegría.n

—¡Alto, alto! —exclamo e intento agarrar mi celular al ver que Liam esta por subir la foto. Atrapo aire porque él es más rápido y aleja el brazo—. ¿Qué pondrás?

—Confía en mi, sé sobre estas cosas —habla. Vuelve a escribir cuando me relajo y dejo que haga lo que tenga que hacer. Se pone en una posición tal que no puedo ver qué es lo que escribe. Y me desespera. No sé si está poniendo que sudo mucho cuando duermo o que mi sonrisa es tierna.

—Listo —me avisa y quiero arrancarle el teléfono de las manos. Me niega de nuevo—. Antes, la voy a subir yo también.

Resoplo.

—¿Estamos haciendo pública nuestra relación?

—¿Qué relación? —comienza a reírse. Abro mi boca con indignación y le doy un buen golpe en las costillas con ayuda de mi codo. No deja de reírse. Sonriendo, hace pública la foto.

Es una foto tierna, la más tierna que tenemos. A pesar de que sean solo tres o una cosa así. No somos de fotografiarnos mucho. Pero ya saben lo que dicen, mientras más cercanos, menos fotos existen. En la foto, Liam sonríe a la cámara mientras yo escondo la mitad de mi cara en su pecho y salgo con los ojos cerrados.

Debería sacarme más fotos con él. O solo a él. Es demasiado guapo para no hacerlo.

—No estamos haciendo nada oficial, aún. Solo sé que tú eres mía y yo soy tuyo —me dice al oído mientras me enseña desde su celular las fotos que acaba de poner en la red para que miles de personas vean. Desde mi cuenta puso "mio" y desde la suya "mía". Sin etiquetas, porque realmente no hacen falta.

—Eres muy tierno cuando quieres —le digo con una sonrisa de par en par al ver la pantalla.

—¿Lo ves? Haría el novio perfecto, gatita —murmura sobre mi cabeza y deja un beso.

El novio perfecto, solo que a un océano de distancia. Tal vez no he madurado lo suficiente, quizás no confío en nuestra relación al cien por cien todavía pero lo que tengo seguro es que no quiero una relación a larga distancia. Quiero a Liam hasta los huesos, es el único que logra acelerar mi corazón y que sea correspondido lo vuelve aun más especial. No quiero arruinar todo esto con una relación así. Me tiento a hablar sobre esto con él pero no quiero frustrar el momento que tenemos. Pelear con Liam es como desatar una bomba, estallamos rápido y dejamos muchas consecuencias por detrás.

Me subo sobre su regazo y pongo mis manos sobre su pecho. Me mira con ojos deseosos mientras humedezco mis labios. Necesito olvidarme de todo por un momento.

***

Estamos por acompañar a Liam al aeropuerto. Sostengo su maleta con una mano y juego con las rueditas haciéndola ir y venir. Todavía no baja. Rick tampoco, y él nos tiene que llevar.

Aun no termino de mentalizarme con los hechos. Tuve a Liam solo para mi durante dos semanas. Hubo unas cuantas peleas, un par de discusiones, como es lo usual entre él y yo, pero a pesar de eso, ninguna de ellas fue muy grande. Mientras veo como la valija ser desliza por el piso de madera, me pregunto cuando nos volveremos a ver.

¿Será que puedo ir a Inglaterra algún fin de semana? Nunca he visitado, seguro mamá dice que... No. Que estoy loca, que no puedo ser tan desobediente y dejar la escuela para visitar a Liam. Me daría una regañada de aquellas ahora que se esmera tanto en su papel de madre.

Liam baja las escaleras usando unos pantalones chándal y una sudadera negra. Le espera un largo viaje. Hasta vistiéndose tan simple es un jodido dios griego.

—Se te cae la baba, princesa —se burla Liam cuando llega a mi lado.

Se me caen las bragas, imbécil.

—¿Ya estas listo?

Asiente.

—¿Podemos hablar antes? Rick me ha dicho que le faltan al menos quince minutos para venir así que quiero aprovechar para hablar contigo sobre algo —dice al tomar mi mano.

Me preocupa. Es como ese sexto sentido que tienen algunas mujeres, ya saben lo que se les viene. Además lo puedo ver en su rostro, está nervioso. Me limito a asentir con la cabeza y dejo que me guíe hacia la sala de estar. La casa está vacía a excepción de Rick arriba y nosotros dos aquí abajo.

Liam se sienta en el sofá y de un tirón hace que me siente sobre su regazo. Estoy acostumbrada a que me quiera tener siempre cerca. Sus manos son inquietas, siempre están sobre mi cuando nadie más presta atención y me encanta. Por mi, que toque donde quiera.

—¿Qué tienes para decirme? —le pregunto observando sus ojos y las pequeñas pecas en sus mejillas que siempre pasan desapercibidas a no ser que te acerques mucho.

—Que te amo —contesta. Una semana después y sigo sonriendo como tonta cada vez que esas palabras salen de su boca.

—Qué bien, también te amo.

—Y quiero que oficialicemos nuestra relación —suelta rápido como si estuviera saltando sobre fuego. Frunzo el ceño sin poder evitarlo. Definitivamente no esperaba esto, no ahora—. Antes que pongas esa cara, tienes que saber que no soy un tipo que oficializa cosas. Nunca tuve una novia seria, Winter no cuenta. Tampoco soy el tipo que se va a arrodillar en frente de un campo lleno de rosas para preguntarte si quieres ser mi novia. Solo sé que nunca me sentí tan seguro de algo en mi vida. No creo en los títulos gatita, pero quiero llamarte mi novia.

Parpadeo unas cuantas veces y abro mi boca. Mi mandíbula pesa ahora mismo. Proceso sus palabras, hacen que mi corazón enamoradizo quiera saltar de mi pecho y ponerse a bailar la macarena. La Quinn de antes hubiese dicho que sí, sin duda. La de ahora no tanto.

—Dime algo que me estas poniendo muy nervioso, joder.

—Liam, no creo que debamos oficializar las cosas —murmuro intentando no sonar muy brusca para no herir sus sentimientos. La cara que pone me da a saber que no tuve mucho éxito—. Digo, estaremos separados, en diferentes horarios y con cosas muy distintas para hacer. Vamos a arruinar lo que hemos vuelto a construir con mucho tiempo, no será buena idea.

Respira y asiente.

—Está bien —suelta. Besa mi mejilla rápidamente y me deja a un lado en el sofá para levantarse.

¿Está bien? Cuéntale a tu cara, Hamilton.

Me levanto de un solo salto para seguirlo.

—No es que no quiera estar contigo, me muero por estar contigo pero tenemos que pensar con la cabeza fría. ¿Qué va a pasar cuando salga a una fiesta y veas fotos de mi con algún amigo? ¿Qué se supone que yo tengo que pensar cuando una amiga conteste tu teléfono? No creo que estemos listos para hacernos daño de esa manera. Apenas comenzamos.

—Quinn, hace casi dos años que debimos estar juntos. —habla él en un tono borde.

¿Cómo le hago entender que una relación así no nos va a funcionar? No confío tanto en mi, esa es la verdad. Tiendo a echar a perder todo lo bueno que tengo.

No sé que responderle, así que agradezco cuando veo a Rick bajar las escaleras. Lleva el pelo mojado por la ducha y un cambio de ropa. Viene silbando una canción infantil.

—¿Vamos? —pregunta haciendo girar las llaves del auto con sus dedos, sin darse cuenta toda la tensión contenida en el ambiente.

—Sí, vamos —digo mirando a Rick. Él frunce el ceño levemente porque ya sé que nota algo raro. Le sonrío y se come la mentira, como siempre.

Los tres salimos de la casa en silencio. No hay rastros de nieve en la calle, cosa que es buena. No sé cuánto mas podré soportar este frío que te congela hasta los huesos. Lauren pasó a buscar a papá, al parecer se fueron a almorzar con los hijos de Lauren. Ashton y Caroline, ¿cómo olvidar sus nombres? Lauren extendió la invitación a nosotros también pero tuve la buena suerte de tener que dejar a Liam en el aeropuerto. Rick tampoco quería meterse en una situación tan incómoda tan rápido así que se ofreció a llevarnos a pesar de que yo podía hacerlo. Nate y Hannah pudieron escapar rápido, volaron de nuevo a Atlanta ayer a la noche.

Sé que en algún punto de mi existencia tendré que conocer a mis nuevos hermanitos pero no ahora.

El camino en auto es silencioso. Esta vez, Rick nota la tensión que flota entre Liam y yo. Pone música, apenas la primera canción suena, sé que estamos escuchando la lista de reproducción que Seth y yo armamos hace más de un año para nuestros viajes en auto a Everdeen. Sonrío sin poder evitarlo.

El trayecto hacia el aeropuerto es largo. Lo hice unas cuantas veces pero nunca me pareció tan eterno como el de ahora. Rick estaciona.

—Quinn, te paso a buscar en 20. Tengo que hacer unas cosas para papá —me dice él sin quitar la llave del contacto. Aunque leo entre lineas y lo traduzco a "voy a dejarlos solos para que tengan más privacidad". En cualquier momento, apreciaría esto. Mi hermano se está llevando mucho mejor con Liam y es decir algo. Ahora, no lo aprecio tanto. Significa que tengo que hablar con él.

—Está bien —contesto.

Rick se baja cuando nosotros lo hacemos. Me sorprende un poco cuando aprieta la mano de Liam y se chocan en ese tonto abrazo que solo los hombres parecen hacer. Palmea su espalda.

—Cuídate y no le hagas daño a mi hermana si no quieres que te rompa todos los huesos.

Qué tierno.

Liam sonríe divertido y asiente. Me envía una mirada desde el hombro de Rick. No si yo le hago daño primero, con nosotros nunca se sabe. Mi hermano vuelve al auto y yo comienzo a caminar hacia la entrada del aeropuerto. Una vez dentro, paseo mis ojos por la enorme cantidad de personas que hay. Lógico, siendo vacaciones todo el mundo aprovecha para viajar y visitar familiares.

No es difícil localizar la aerolínea de Liam, es una de las que está en el medio. British Airways esta cargado de personas.

—Vuelvo y hablaremos sobre esto —me dice haciendo referencia a la fila que tiene que hacer para dejar su equipaje. Asiento.

Mientras Liam toma la fila preferencial —como no— y va más rápido que el resto, yo me quedo con mis pies clavados al piso mientras no pierdo de vista su sudadera negra. Suspiro. Tengo que hacerle entender que no quiero tener una relación ahora. Él no es el problema, creo que nunca lo ha sido. Siempre fui yo. Por más que lo ame y me derrita cada vez que me sonríe o me diga cosas lindas al oído, no puede borrar la realidad. Estaremos lejos, muy lejos y por mucho tiempo.

Quizás lo hacemos funcionar por un tiempo. ¿Y luego qué? Cuando me vaya a la universidad, conozca nuevas personas, comience una vida nueva, ¿dónde quedará Liam en mi vida? No es como si fuese a perseguirlo hasta Inglaterra, la universidad a donde quiero ir está aquí. En Miami, en Florida, en Estados jodidos Unidos. No al otro lado del mundo. ¿Qué va a pasar cuando las llamadas comiencen a ser menos frecuentes? ¿Cuando otra chica se acerque a coquetearle y él no haga nada para detenerla porque lo nuestro ya no es lo mismo de siempre?

Apenas me doy cuenta cuando Liam vuelve a mi cargando nada más que su mochila color negro en la espalda y su pasaporte en la mano.

—No tengo que embarcar hasta dentro de quince minutos, vamos a tomar un café —dice. Asiento y sin decir nada, caminamos entre la multitud hacia el Starbucks más cercano.

A pesar de ser hora del almuerzo, el lugar está repleto de gente. Hacemos la fila y cuando nos toca ordenar, pido un latte de caramelo porque la verdad, no tenía ganas de nada muy extravagante. Liam pide un americano y dos muffins de arándanos, sabe que son mis favoritos. Paga ya que yo no tengo dinero conmigo. Por suerte no esperamos tanto para retirar. Elegimos una mesa que acaba de desocuparse contra la pared.

Deja un muffin frente a mi y no me dice nada pero sé que estoy obligada a comerlo. No me quejo, son una delicia.

—Liam —suelto en un pequeño suspiro para romper el silencio que habíamos formado. Envuelvo la taza descartable con mis manos—. Sabes que te amo, ¿verdad?

—Eso es lo que dices —asiente sonando abatido.

—Es la verdad —le aclaro—. Te amo demasiado. Eres la única persona capaz de hacerme sentir bien. Contigo me siento segura, querida y siento como si pudiera ser quien realmente soy. Sin esconder nada.

—Entonces, ¿cuál es el problema? ¿Por qué te aterra ser mi novia? —pronuncia y muevo mis manos nerviosa. ¿Tiene que ser así de cabeza dura?

—Ese es el problema Liam. Te quiero demasiado, dependo de ti demasiado. No debería. Cuesta admitirlo en voz alta pero pendo de un hilo. Este tiempo que pasamos juntos fue como tapar el sol con un dedo, mis problemas siguen estando y aún tengo un largo camino para solucionarlos —hablo con la voz temblando. Él lo nota, deja de ser un imbécil y coloca su mano encima de la mía.

—Puedo ayudarte, Quinn. Tienes un largo camino y quiero estar a tu lado —me da un firme apretón.

—No puedes estar a mi lado si estás en Inglaterra —espeto indignada.

—¿No crees que podemos hacerlo funcionar? ¿Después de todo por lo que hemos pasado? —inquiere. Sus ojos me miran fijamente y percibo esa tristeza que veo cuando Liam habla de sus hermanas o de su madre. Me rompe el corazón.

Niego con la cabeza.

—Te quiero, Liam. Te quiero muchísimo pero no será lo mejor para nosotros. Tienes varios años de universidad todavía y ni siquiera termina allí. ¿Seguro quieres estar atado a mi de esa manera?

—¿Acabas de usar la palabra «atado»? Quinn, nunca estaría atado a ti. No lo hagas sonar como un castigo, no quiero estar con nadie más que contigo.

Un pequeño resoplido se escapa de mis labios. Es demasiado perfecto, ¿qué hice para merecerlo?

—Y yo tampoco quiero estar con nadie más que contigo, solo que las cosas no son lo ideal, Liam —murmuro realmente apenada. No hay nada que quier más en este mundo que tener a Liam cerca, pasar las tardes en su casa, ver películas juntos y besarlo cuando me apetezca. Quiero gritarle a todos que es mi novio y que es mio. Solo mio.

Toma una larga bocanada de aire. Bajo mi mirada a mi muffin sin tocar. Me duele verlo así, quiero llenarlo de besos y decirle que sí quiero ser su novia para que esa mueca triste desaparezca de su cara pero sé que sería engañarme.

—Está bien, voy a respetar lo que quieras. No significa que tienes que empezar a ignorarme —comenta burlón.

Sonrío.

—Es imposible ignorarte, no te preocupes por eso.

Continuamos nuestra conversación entre sorbos de café y muffins. Voy a extrañar hablar con él de esta manera, no es lo mismo por teléfono. Disfruto el detalle de sus hoyuelos cuando sonríe, sus pecas y la manera tan tierna que tiene para fruncir el ceño. Amo ver como sus ojos se iluminan cuando habla sobre fútbol, la universidad y de mi. Este tipo de cosas no se pueden apreciar por una video llamada. ¿Quién sabe cuando volveré a tenerlo así de cerca?

Mi momento se arruina cuando anuncian su vuelo por los altavoces. Liam lo nota porque deja escapar un resoplido.

—Puedo quedarme más tiempo, irme en el vuelo de la noche —sugiere.

—Me voy a Miami esta tarde, no arreglaría nada —digo mientras me levanto de mi silla.

—Dios, voy a extrañarte tanto —murmura y antes de que pudiera levantar mi vaso junto los desperdicios del muffin, tira de mi mano haciendo que choque contra su pecho. Me envuelvo con sus brazos y sus manos terminan en mis caderas. Sus ojos me hipnotizan.

—¿Y yo? Volver a Miami sin ti va a ser difícil —contesto sabiendo que es la dura realidad.

—Estarás bien, gatita. No olvides que tienes garras afiladas, no te dejes pisotear por nadie. Y si lo logran, cosa que no creo, estoy a un vuelo de distancia para romperle la cara a cualquiera —me promete. Su pulgar repasa mis labios lentamente.

Acorta la distancia entre los dos y une sus labios con los mios. De repente, el mundo a mi alrededor desaparece. Me olvido que estoy en un lugar lleno de gente, me olvido que será uno de los últimos besos. Sus labios se mueven sobre los mios lentamente y cargados de buenas intenciones. A diferencia de la mayoria de nuestros besos, este va lento y delicado como si quisiera que me durara para siempre.

—Diviertete, Quinn. Es tu último año de secundaria, no lo desperdicies o te arrepentirás —habla cuando nos hemos separado—. Pero recuerda no tanta diversión.

Me río.

Liam toma mi mano y nos vamos del Starbucks con unas cuantas miradas románticas que nos siguen hasta la salida. Volvemos a hacernos paso entre las personas, no me sorprende la cantidad de gente sumergida en su propio mundo. Algunos con auriculares, otros con la ropa más cómoda que pudieron encontrar y otros pocos que parecen viajar a la semana de la moda en Milan.

No decimos nada hasta que llegamos a la zona de embarque, donde yo ya no puedo pasar. Se voltea a mirarme seriamente.

—Joder, quiero llevarte conmigo —habla sin saber exactamente como despedirse. Yo no lo sé tampoco, nunca hemos hecho esto de despedirnos luego de haber estado tan bien.

—Solo ven y bésame. No quiero que estés demorado.

Mis manos rodean su cuello y me pongo de puntitas para llegar a sus labios. Los recibe gustosamente y me aferra a su cuerpo. Todo dentro de mi se enciende, es el efecto que Liam Hamilton tiene en mi cuerpo.

—Bueno, tienes que soltarme si no quieres que te lleve al baño ahora mismo —murmura en ese tono arrogante que siempre tiene. Noto su voz más grave y causa remolinos en mi estómago.

Muerdo mi labio, es una idea tentadora.

Mi celular comienza a sonar y rompe la burbuja que hemos creado. Lo saco de mis jeans y leo el nombre de mi hermano. Cierto, ya ha pasado como media hora.

—Salvada por la campana.

—Lastimosamente —contesto.

Beso nuevamente sus labios pero lo hago corto. Liam me da un último abrazo, cierro mis ojos y disfruto su cercanía. Por último, deja un pequeño beso en mi frente. No dice nada mientras me suelta, voltea y se encamina hacia la zona de embarque. Es mejor así, de otra forma me largaría a llorar como una bebé.

Gira su cabeza por última vez antes de entrar y me sonríe causando que todo el piso me tiemble. Le devuelvo la sonrisa mientras lo veo desaparecer. Apenas se va, mi corazón se estruja.

Rick me llama por segunda vez y esta vez le atiendo.

—¿Ya estás lista? —me pregunta. Oigo el ruido de autos en el fondo y sé que me espera en el estacionamiento.

—Sí.

—Entonces apúrate, aún nos queda empacar para Miami.

Termina la llamada. Inflo mi pecho de aire, cierto. Me espera toda una vida en Miami.





nooootaa.:

qué les pareció la decisión de Quinn? EN MI SABIA OPINION, es una decisión muy madura de su parte. en fin, que opinan ustedes?

ahora vamos a entrar a la parte de la novela que se llama "miami perro". les va a gustar, i promise.

nos vemos, chispas.

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