Bien, creo que esta vez estuve en blanco completamente, a pesar de tener muchas ideas, ninguna terminaba con una pareja al final.
Intenté hacerlo lo mejor que pude.
Trataré de publicar un nuevo capitulo mañana y el domingo, así que pidan para que la inspiración vuelva a mi.
Castiel - Because I had you.
Pasaron dos días desde que Castiel y yo terminamos en aquella llamada telefónica, borré su número, borré sus fotos, borré cualquier rastro que quedaba sobre nosotros.
Pero era imposible, ¿Cómo podía borrar su sonrisa de mi mente?
Estuve fingiendo por varios días que estaba bien, pero cuando Alexy preguntó por él, simplemente me derrumbé, terminé llorando cada noche hasta quedarme dormida.
Había tenido la oportunidad de retomar mi amor del instituto pero fallé, nuestro amor era tan grande pero tan frágil que siempre estaba al borde de romperse.
El último viernes antes de salir de vacaciones de invierno, Nathaniel me había invitado a bailar, con la excusa de ''ayudar a olvidarme'' de Castiel.
No pude decirle que no cuando se había ido antes de gritarme que pasaba por mí a las 8.
Ahora, en mi recámara viendo el blanco del techo, pensando si debería de ir o debería quedarme en mi cama mientras escribo alguna novela con un final devastador.
Pero antes de que me diera cuenta ya estaba poniendo la última capa de rímel a mis pestañas.
A los pocos segundos escucho cuando Nathaniel abre la puerta.
- No es cortés que abras la puerta del dormitorio de una chica sin avisar.
- Temía que me viera en la obligación de sacarte a rastras de la cama.
- Eso es mentira.
Nath soltó una sonora carcajada y me miró.
- Al fin te ves bien.
- ¿Estás diciendo que no me veía bien?
- Tengo que admitir que tus suéteres sueltos manchados de helado son muy atractivos, pero prefiero a la Ferny lista para la mejor cita de su vida...
- ¿Cita? - Cuando volvía preguntar, las mejillas de Nath comenzaron a tornarse de un rojo carmín.
- Yo... bueno... Mmm, ya era hora de que alguien te enseñara lo que es una verdadera cita.
Nath sin mirarme tomó mi mano para salir de la habitación.
No tenía palabras para lo que estaba pasando.
Caminamos hasta un restaurante no muy lejos de la universidad. En todo el camino no me había soltado de a mano.
Durante toda la cena se comportó como un caballero, cada que tenía la oportunidad me hacía reír a carcajadas, no recordaba que fuera tan divertido salir con él.
Saliendo del restaurante me dio su abrigo ya que el viento comenzaba a fortalecerse.
De regreso a la mi habitación, Nathaniel se paró en la mitad de la calle, en donde la luz del faro provocaba que su rubio cabello deslumbrara.
Me giré con miedo, ya sabía hacia donde iba todo esto.
- Ferny, espero que sepas que he estado enamorado de tus ojos desde que estábamos en el instituto, pero por obvias razones, nunca me acerque. Pero ahora que dejaste todo eso en el pasado. Sé que aún es muy pronto para hablar de estas cosas, pero no quería desperdiciar un segundo más para decirte que todo lo que siento es real. Quiero que sepas que esperaré por ti hasta que estés lista.
- Nath yo... - No encontraba las palabras para explicarle que yo no he dejado a Castiel en el pasado.
- No digas nada... Sólo quiero que lo tengas en cuenta.
Bajé la mirada, no tenía la cabeza para procesar todo lo que estaba pasando. Nath se acercó y me dio un beso en la frente.
El resto del camino fue silencioso.
Nath me dejó en la puerta de mi cuarto, le agradecí por todo y me dio un beso en la mejilla.
Cerré la puerta, mientras suspiraba, esto era todo menos lo que esperaba.
Sabía que la cara de estúpido mientras hablábamos no podía ser casualidad, pero nunca pensé que aún después de todos estos años seguiría sintiendo lo mismo, aun después de su cambio.
Me recosté en mi cama, afortunadamente Yeleen no estaría todo el fin de semana, por lo tanto tenía toda la habitación para mi sola.
Comencé a cerrar los ojos pero los golpeteos de la puerta me lo impidieron.
Me levanté un poco enojada, esta noche ya se había hecho muy larga.
- ¿Qué quiere....? Castiel, ¿Qué haces aquí?
- Creo que es hora de ser honesto, debí de haberte pedido que te quedaras...
- ¿Qué?
- Acabo de ver como Nathaniel y tú llegaron juntos a tu habitación, no sabía que estaban juntos...
- ¿Nathaniel y...?
- Debí imaginarlo, ahora te ves más feliz.
Castiel acomodó un mechón suelto de mi cabello y lo puso detrás de mí oreja, con una delicadeza resaltable.
- Te estuve esperando más de dos horas enfrente de tu puerta para arreglar las cosas. Pero al escuchar sus risas en el pasillo, creí que lo mejor era ocultarme... ¿Recuerdas cuando te dije que construiríamos nuestra historia juntos?...
Asentí levemente, estaba claro que hoy, mi cerebro tenía problemas de procesar toda la información.
- ¿Acaso lo que teníamos se fue para siempre?
- Tal vez encuentres a alguien más. - Dije antes de pensarlo.
- Si... tal vez la en encuentre... pero jamás la podré amar con la misma intensidad... por el simple hecho de que te tuve.
Sus palabras me habían llegado al corazón, por el hecho que yo sentía lo mismo.
Mis lágrimas comenzaron a caer solas, cerré los ojos y abracé al chico que estaba enfrente de mí, sentí como una de sus lágrimas caía sobre mi cabeza.
- Castiel, yo no quiero a nadie más que no seas tú. Por favor, volvamos a intentarlo.
- Claro que sí, niñita.
No sé cuánto tiempo estuvimos abrazados pero por cada segundo que pasaba, sentía como ambos, poco a poco, reconstruíamos nuestros corazones.