Cuando llegó, la puerta de su casa estaba desencajada y fuera de los goznes. El pelaje de su nuca se erizó y gruñó suavemente mientras olisqueaba. El rastro de Chanyeol iba arriba y abajo por toda la casa, y cada estancia por la que se aventuraba parecía haber sido revuelta y destrozada, como si alguien hubiera jugado al gato y al ratón sin mesura. Baekhyun trataba de mantener la calma, porque a pesar de que su rastro estaba por toda la casa, no había manera de encontrar a Chanyeol ni a su asaltante. Lo único que lo hacía no perder la cabeza era el hecho de que no había visto sangre ni el rastro de Chanyeol perderse lejos de su casa.
El rastro del atacante era ácido y terroso, y a Baekhyun le quemaba en la nariz de una manera desagradable. Podía reconocer que era un lobo, uno dominante por la cantidad de feromonas que había en el olor, pero no era capaz de identificarlo porque, a pesar de relacionarse con lobos y medio lobos, su olfato humano no era tan fino como el de su forma animal y no estaba acostumbrado a estar en fase.
Finalmente, llegó a la puerta que daba al jardín. Los dos rastros se perdían por esa puerta, por lo que Baekhyun salió apresuradamente y, efectivamente, allí la fondo del jardín, estaba Chanyeol, de cara a él, y frente a él había un lobo grande y pardo. Chanyeol parecía muy cansado, y de hecho, cayó al suelo, derrotado. Ninguno de los dos lo había visto, así que Baekhyun aprovechó eso en su beneficio. Cuando el otro lobo trató de ir a por el alto, Baekhyun corrió y, de un salto, se colocó frente a Chanyeol, protegiéndolo. Gruñó al otro lobo a modo de amenaza, pero el otro no se amedrentó. Era más alto y corpulento que Baekhyun y, a pesar de que nunca lo había visto en forma de lobo, cuando la voz ajena sonó en su cabeza, el lobo dorado no pudo decir que le sorprendiera.
-Vaya, así que has venido, Byun -la inconfundible voz de Lee Jonghyun sonó en su cabeza.
-Es mi casa, Lee, lo que no sé es qué demonios haces tú aquí.
-Te lo dije, ¿cierto? -la voz socarrona resonó en su cabeza-. Esa presa es mía, y vengo a por ella. No pude venir antes porque el jefe de la manada tenía gente siguiéndome para que no lo hiciera, gracias a tu amiguito.
Sehun había conseguido que su padre vigilara a Lee. Que el señor Oh escuchara a Sehun ya eran en sí toda una hazaña, pero que le hiciera caso era algo que raras veces ocurría. O, tal y como había dicho Sehun, el señor Oh le tenía especial inquina a Lee, o Sehun había conseguido ser muy persuasivo. Sobre todo porque al señor Oh, a pesar de no habérselo dicho nunca claramente, tampoco le gustaban los lobos de pelaje dorado como él.
-¿Y cómo estás tan seguro de que ahora no te siguen, exactamente? -preguntó Baekhyun. Trataba de ganar tiempo, esperando que Jongdae hubiera llamado a la policía como dijo.
-¿Crees que sería tan idiota de venir si no lo supiera? -la respuesta fue altanera y segura-. Tan sólo tendré que decir que mi presa recapacitó y vino conmigo.
-Eres más idiota de lo que pensaba -Baekhyun bufó-. Chanyeol, que ese es su nombre, es mi pareja. Estás loco si crees que te voy a dejar marcharte con él.
-¿Y si es tu pareja, por qué no lo has marcado ya? -pudo notar la burla en su tono, y casi pudo ver una sonrisa de superioridad en la cara del lobo-. Solo quieres quedártelo para ti, si fuera tu pareja lo habrías marcado ya. Has tenido mucho tiempo, Byun, demasiado.
Él no tenía que explicarle a nadie el por qué de sus decisiones, y desde luego a Lee menos que a nadie, quien tampoco se iba a molestar en escucharlo. Baekhyun se giró un momento para mirar con sus ojos aguamarina a Chanyeol, quien le devolvió la mirada con sus ojos oscuros. Si se hubieran emparejado, su estrella podría escuchar su voz en su cabeza, pero en ese momento, tan sólo eran un lobo y un humano, incapaces de comunicarse.
-Yo cuidaré de ti -le dijo, a pesar de que Chanyeol no pudiera escucharlo-. No dejaré que te haga nada.
-¡Baekhyun, cuidado! -gritó el alto.
Baekhyun se giró justo a tiempo de ver cómo Lee se lanzaba a por él. No podía apartarse porque significaría dejar a Chanyeol al descubierto, pero clavó las patas en la tierra y se impulsó, chocando contra el otro lobo y alejándolo de Chanyeol. El golpe le dolió muchísimo, no estaba acostumbrado a ese tipo de contacto físico y su cuerpo no estaba entrenado como el de Lee.
El lobo pardo pronto se recuperó y se tiró a por él, cargando con todo su peso. Pero Baekhyun contaba con su pequeño tamaño y su rapidez, que a pesar de no estar entrenada, le permitía librarse con relativa facilidad de Lee. El lobo dorado Se concentró en molestarlo, en tocar su orgullo como cazador para que se centrara en él y no en el alto, para poder alejarlo de Chanyeol y que éste estuviera a salvo. Podía ver que lo estaba enfadando, sus movimientos eran cada vez más bruscos y menos medidos, pero eso significaba también que estaba perdiendo de vista que su objetivo principal no era matar a Baekhyun, o al menos eso había creído en un primer momento, y ahora sus dentelladas, a pesar de no acertar donde se suponía que debían, iban dirigidas a partes de su anatomía que podrían ponerlo en problemas si llegara a acertar.
En un momento dado, Baekhyun tropezó al saltar para evitarlo, con tan mala suerte de que las fauces del lobo pardo de clavaron en su lomo con fuerza. Aulló, dolorido, mientras notaba los colmillos clavarse en su carne, porque a pesar de que daba gracias por no haber sido alcanzado en la yugular, ahora mismo no podía moverse y la mordedura era dolorosa. Lee se dio cuenta de que no había acertado el mordisco, pero eso no lo detuvo. Lanzó a Baekhyun contra la pared de su casa, estrellando el cuerpo casi inerte del lobo dorado contra la ducha fachada y manchando la pintura blanca con el rojo de la sangre.
Baekhyun cree que escuchó a Chanyeol gritar a lo lejos su nombre, pero no consiguió reaccionar a tiempo. Debido a la contusión por el golpe, sus reflejos habían mermado, y Lee estaba de nuevo frente a él. Lo mordió de nuevo en el mismo sitio, lo que hizo que el lobo dorado aullara de dolor de nuevo, y volvió a lanzarlo de vuelta al jardín. Se estaba divirtiendo a su costa, Baekhyun podía notarlo, pero no podía hacer nada por evitarlo. Solo esperaba que Chanyeol estuviera a salvo y que no hiciera nada estúpido.
-Me estás aburriendo ya, Byun.
La repulsa con la que aquella frase sonó en su cabeza le dijo que, o reaccionaba, o aquello era el final. Trató de ponerse de pie, pero las patas no le respondían todo lo rápido que deberían, y Lee se había cansado de jugar. El lobo pardo abrió la boca y Baekhyun supo que había llegado el fin.
Una luz blanca los envolvió, provocando que Lee retrocediera, tapándose los ojos con las patas como podía, sin embargo, a Baekhyun la luz no le resultó desagradable o molesta. De hecho, sentía como si le estuviera dando ánimos, como si recuperara parte de la fuerza que había perdido junto con la sangre que empapaba su pelaje dorado. Consiguió levantarse y entonces lo vio.
A Chanyeol junto a él, brillando con la luz de la estrella que era, cegando a Lee mientras le daba fuerzas a él. Todo a su alrededor era blanco, pues la luz impedía que se viera nada más.
-¿Puedes moverte? -le preguntó el alto. Baekhyun asintió y Chanyeol sonrió-. Puedo cegarlo un poco más, pero no aguantaré mucho más tiempo.
Por toda respuesta, Baekhyun le lamió el rostro y saltó hacia Lee. Aún trataba de huir de la luz, pero era incapaz de encontrar una salida, porque lo rodeaba por completo. Baekhyun lo empujó, lo que lo hizo gimotear, confuso.
-Chanyeol es mi pareja -habló con voz grave y firme-, y me da igual que tú o diez mil idiotas como tú se crean con el derecho a cogerlo y a llevárselo. Chanyeol ha decidido que quiere quedarse conmigo, somos pareja, y eso es algo que tú deberías respetar.
-¡Haz que pare! -gimoteó en su mente la voz de Lee. Era como si la luz le estuviera perforando los ojos, no tan sólo cegándolo.
-No quiero volver a verte en mi casa, o cerca de mí o mi pareja -Baekhyun continuó, impasible-. Olvida que existimos. Si la manada nunca quiso saber de mí, que siga así.
Como si los hubiera escuchado, Chanyeol dejó de crear esa luz cegadora. La luz volvió poco a poco a su intensidad normal, y Baekhyun al fin pudo volver a ver la hierba que sentía bajo sus pies. Lee también pareció salir de su estupor, pero lo que más sorprendió fue ver los lobos que estaban allí plantados, observando la escena. Su pelaje se erizó de nuevo y corrió a colocarse frente a Chanyeol, pero ninguno hizo amago de moverse.
-Baekhyun, soy yo -la voz de Sehun resonó en su cabeza, y vio a un lobo gris avanzar hacia él-. Jongdae me dijo que tenías problemas y que avisara a mi padre.
-E hizo bien -una voz grave e imponente se alzó, y los lobos dejaron paso a un lobo de pelaje gris plateado que avanzaba hacia ellos. Baekhyun no necesitó que se lo presentaran para saber quién era-. Quise creer que Jonghyun se había olvidado de esa estupidez de quitarle la pareja a otro lobo, pero me equivocaba.
Su mirada profunda de ojos azul hielo se clavó en los aguamarina de Baekhyun, quien a pesar de todo, no bajó la cabeza o apartó la mirada. No era su manada, no era su líder, y no le debía esa muestra de sumisión.
-Creo que me equivoqué contigo, Byun Baekhyun -la voz del lobo en su cabeza mostraba arrepentimiento-. Has demostrado valor y lealtad, cosa de la que no muchos en mi manada o en mis grupos de caza pueden alardear.
-No quiero ser un cazador, y no quiero formar parte de una manada en la que no soy bien recibido.
-No pretendía hacer que te unieras -el líder soltó una carcajada, pero no tenía ese tinte de superioridad que normalmente tenían cuando iban dirigidas a Baekhyun, era simple diversión-. Pero sí querría ofrecerte un trato, si estás dispuesto a escucharlo. No hoy, cuando estés preparado.
Baekhyun lo sopesó. Toda su vida se había sentido alejado y alienado, al igual que Jongdae, y quizá esta era la ocasión de enderezar las cosas. Asintió simplemente, y con eso el líder estuvo satisfecho.
-Que alguien recoja a Lee y que vengan a ayudar a Byun y a su pareja a arreglar la casa. Los costes -miró a su jefe de caza, aún recuperándose de la humillación-, los pagará Lee.
Y sin más se fueron. Baekhyun y Chanyeol se quedaron allí, solos, y Baekhyun volvió poco a poco a su forma humana. La herida en su espalda aún era visible y las manchas de sangre seguían allí, pero la curación había empezado y pronto estaría bien. Se giró hacia Chanyeol, sin importarle su desnudez, con el ceño fruncido.
-¿Por qué no te fuiste cuando te lo dije? ¡Podría haberte hecho daño!
-No podía -el alto sacudió la cabeza, triste pero decidido-. No podía irme y dejarte solo. ¿Y si te pasaba algo?
-¿Y si te pasaba a ti? -replicó Baekhyun, pero no estaba enfadado, sino asustado. Se acercó a tomar las manos de Chanyeol entre las suyas y lo miró a los ojos-. No me lo habría perdonado nunca.
Chanyeol lo abrazó con cuidado tratando de no rozar la herida, y lo envolvió en uno de esos abrazos cálidos que hacían que el cambiaforma se sintiera seguro y en casa.
-Me alegro de haberte podido ayudar -susurró en su oreja. Baekhyun sonrió.
-Me has dado fuerza -asintió, y dejó un beso sobre el tatuaje de su cuello-. Eres mi superestrella.
Chanyeol rió entonces y Baekhyun rió con él, porque a pesar de lo malo que era aquel intento de chiste, tras la broma había una verdad. Que Chanyeol era su estrella, real y figuradamente, y que pretendía estar con él para siempre.
-Baekhyun -Chanyeol llamó su atención y tomó su cara entre sus manos-. Te quiero.
-Yo también te quiero, Chanyeol -sonrió de vuelta.
No, pensó el lobo mientras besaba de nuevo al alto, no pretendía dejarlo escapar.