El diminuto pueblo de Iliante se extendia junto a un profundo bosque de alamos negros. Estaba situado junto a las altas colinas, donde la carretera comenzaba su ascenso. La joven se encontraba esperando en la puerta de una de las casas, mirando a unos coches ir y venir por la vieja carretera, entre los edificios de madera.
En la plaza se empezaban a ver, a pesar de ser solo las seis y media de la tarde a niños disfrazados en un intento de dar temor, pero la mayoria solo lograban parecer mas adorables de lo que ya eran.
La joven se giro a tiempo de ver salir a un muchacho de la casa.
-Vamos enana- le dijo el muchacho a la joven pasando por su lado. Se notaba que era un hombre joven y atractivo a pesar de llevar puesta una sudadera amarilla con la capucha puesta y una mascara negra con los ojos y la boca dibujados de un tono rojizo.
-¿Se puede saber de que coño vas?- le pregunto cabreada la joven haciendo caso omiso de las señas que le hacia este para que le siguiera.
-¡¿De quien voy a ir?!- le contesto haciendo el ofendido mientras se señalaba la mascara- Voy de Hoodie, el creepypasta.
-Gilipolleces- dijo la joven cortante mientras pasaba por su lado como el anteriormente y meneaba su melena morena golpeandole en la mascara.
Los dos jovenes empezaron a discutir a la vez que se encaminaban en direccion a la plaza. Una vez alli giraron hacia uno de los edificios. Este era una vieja casa de dos pisos de adobe sobre cuya puerta principal se encontraba una pancarta en la que ponia escrito con unas letras sangrantes:
"La casa de los monstruos:
entra y te arrepentiras"
La joven suspiro por lo bajo.
Mi cabeza se encontraba trabajando a toda maquina en busca de algun plan al que recurrir para no tener que entrar en aquella casa. Odiaba tener que ayudar a mi hermano a asustar niños disfrazandome. Los años anteriores habia tenido que disfrazarme de zombie, momia y... el mas asqueroso, la niña del exorcista.
-Creo que no me siento bien, lo mejor sera que vuelva a casa- le menti a mi hermano rezando para que colara y pudiera largarme de alli.
-Tonterias- fue lo unico que me contesto mientras abria la puerta principal y entraba en el interior.
El jardin estaba decorado como si fuera un cementerio con lapidas rotas y torcidas, los arboles habian sido pintados de negro y deshojados completamente. En el suelo escondidos se podian ver una serie de artefactos pequeños y negros que se confundian con el lugar.
-¿Que es eso?- Le pregunte a mi hermano mayor señalandole las pequeñas maquinas.
-Maquinas de niebla y altavoces que recrean el graznido de los cuervos- Me contesto atropelladamente.
En ese momento salio una persona de la casa, saludandonos alegremente. Este llevaba una chaqueta deportiva naranja y una mascara blanca con los ojos y la boca pintados de negro.
-Hola Danny- le saludo a mi hermano- madam- me dijo despues besandome la mano.
Por la voz deduci que era Eric, el mejor amigo de mi hermano y el dueño de la casa. Habia sido el el que tuvo la idea de hacer la Casa de los Monstruos por Hallowen cuatro años atras.
Entramos a la casa, la entrada principal estaba decorada al detalle, se sentia como si hubieramos viajado en el tiempo y hubieramos aterrizado en el siglo XVI. Pasamos al comedor, que se habia convertido en la habitacion de un hospital abandonado, algunas camas rotas por alli, lo que parecian cadaveres y algun miembro cortado por alla... En el suelo se entraban sentados nuestros amigos, todos ellos disfrazados, incluyendo a las traidoras de mis mejores amigas que habian pensado que asustar niños seria una experiencia interesante.
-Hey- me saludo Jessica, mi mejor amiga- ¿por que no vas disfrazada?
Rode los ojos, ya estaba otra con lo del disfraz.
Jessica es una chica delgada y bajita, como yo, solo que esta tiene el pelo corto y rubio, y unos impresionantes ojos verdes. Iba disfrazada de vampira, con unos enormes colmillos, vestido roto y emsangrentado y el pelo despeinado. Le quedaba de fabula.
-Ven que te voy a enseña donde te tienes que cambiar- me dijo la rubia cogiendome del brazo con fuerza y tirandome hacia las habitaciones superiores.
-No tengo disfraz.
-No importa, te hemos preparado uno- me guiño el ojo.
Llegamos a uno de los baños y me tendio lo que a simple vista parecia un vestido blanco normal y corriente. Me lo puse rapidamente y abri la puerta.
-Vale ya estoy.
-No, aun no estas- me sonrio- falta el maquillaje- me dijo sacando de no se donde un arsenal completo de maquillaje.
Cuando termino conmigo parecia un verdadero fantasma. Mi piel morena mostraba un color blanco y palido como el de un muerto, mi boca negra y mis ojos blanquecinos por las lentillas. Sali descalza del baño y guarde mi ropa junto con la de los demas.
Baje al comedor-hospital, donde me tocaria asustar a la gente.
(...)
-Jajaja ¿habeis visto como salian corriendo?- decia Peter, otro de los amigos de mi hermano Danny. Este al igual que los otros dos llevaba una mascara azul con los ojos negros de la que salia una sustancia oscura. ¿Que cojones les habia dado a todos con las mascaras?
-¿Por que vais con las mascara?- Les pregunte a los tres- No dais miedo.
Se me quedaron mirando con los ojos como platos.
-¡¿Que no damos miedo?!- Pregunto Eric alzando la voz- ¡Somos creepypastas!
-Aja - Asenti- Pues ni idea- Negue.
No tuve que haber dicho esto, eran las dos y media de la mañana y queria irme a casa, pero tras decir esto me retenieron en la casa hasta que me contaron las historias de todos los creepypastas: Ticci Toby, Sally, Eyeless Jack, Hoodie y Masky... y por ultimo, Jeff the Killer.
-A mi el que mas me gusta es Jeff- Me dijo Eric una vez hubo terminado.
-¿Eh? Ah si, el sonrisitas- Conteste, a decir verdad no habia echo mucho caso de la historia.
-¡¿Como que sonrisitas?!- me grito echo una furia- ¡Ya te arrepentiras de lo que has dicho!
Siguio gritando que me arrepentiria y que vendria a por mi un buen rato, hasta que me canse y me largue, dejandolo alli gritandole a mi hermano.
Camine tranquilamente por la calle, eran las tres de la mañana por lo que esta se encontraba vacia y sumida en un completo silencio. La oscuridad se extendia mas alla de las farolas y algun que otro cuervo graznaba a lo lejos.
Cuando llegue a mi casa entre a toda prisa y me dispuse a cambiarme y pomerme el pijama, este consistia en unos shorts cortos y comodos de color azul y una camiseta de tirantes ligera del mismo color, con un dibujo de Snoopy. Si, se que suena infantil, pero me gusta y es comodo y punto.
Fui a la cocina a por un vaso de leche y algo de chocolate, hacia horas que no comia y me encontraba hambrienta ademas de somñolienta. Oi como algo se caia en el salon, pero no le di importancia, habria sido el viento que se habia colado por la ventana que habia dejado abierta. Me calente un vaso de leche y un plato con galletas con chocolate y me dirigi a mi habitacion, pero al llegar al salon me encontre frente a un chaval.
Pegue un respingo del susto y se me cayeron al suelo la leche y las galletas. Me lleve la mano al corazon, joder.
Go to sleep
Levante la cabeza al oir esto y vi al chaval al fondo del pasillo, este tenia el pelo negro y los ojos oscuros como la noche, sin parpados, una eterna sonrisa se encontraba tallada en su cara. Llevaba una sudadera blanca con lo que parecian manchas de sangre aun fresca y un cuchillo en la mano.
Por un momento me quede en shock, pero rapidamente la ira me embargo. ¡El muy hijo de puta de Eric se habia diafrazado para asustarme y ahora por su culpa me habia quedado sin leche ni galletas! Aunque habia que admitir que el disfraz estaba muy bien coseguido...
Cogi un jarron que se encontraba a mi lado y se lo lance a la cabeza cegada por la furia acertandole de pleno en la cabeza. Le vi llevarse las manos a la frente donde habia impactado el golpe y de donde caian unos pequeños chorros de sangre. Puso una expresion que no supe descifrar... con esos ojos y esa boca que tenia como para saber que pensaba. Me acerque a el rapidamente y le cogi del brazo que cargaba con el falso cuchillo. Tire de el hasta la puerta con relativa facilidad, ya que el no opuso resistencia ninguna, seguramente se encontraba aun confuso. Abri la puerta y le saque de una patada.
-¡Esto por la leche y las galletas!- Le grite cerrandole la puerta en las narices con fuerza.
Despues de aquello cerre las ventanas aun cabreada, ya le cantaria las cuarenta mañana a ese cabron, pensaba mientras lentamente caia en los brazos de morfeo.