Casada con mi jefe | Dybatini...

By XxAmanteDeLibrosxX

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Oriana Sabatini jamás espero ser madre tan joven, pero la muerte de su mejor amiga la obliga a serlo, con mie... More

Reseña
Capítulo 1
Capitulo 2
Capitulo 3
Capítulo 4
Capitulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capitulo 10
Capitulo 11
Capitulo 12
Capitulo 13
Capitulo 14
Capitulo 15
Capitulo 16
Capitulo 17
Capitulo 18
Capitulo 19
Capitulo 20
Capitulo 21
Capitulo 22
Capitulo 23
Capitulo 24
Capitulo 25
Capitulo 26
Capitulo 27
Capitulo 28
Capitulo 29
Capitulo 30
Capitulo 31
Capitulo 32
Capitulo 33
Capitulo 34
Capitulo 35
Capitulo 36
Epilogo
SEGUNDA HISTORIA

Capitulo 37

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By XxAmanteDeLibrosxX

Paulo sentía su sangre hervir al pensar en Antonella, sabía que podía ser una perra pero esta vez se había metido con una de las personas más sagradas para él.

—Gracias Marcel; quiero ese informe lo antes posible en mi oficina— y con eso colgó, se sentía furioso.

¿Por qué Antonella hizo eso?, él sabe cómo es ella ya que están calados del mismo molde; pero jamás la encontró capaz de tal bajeza.

Nahuel salió de la habitación y encontró a Paulo apoyado en una de las paredes, el noto que su amigo estaba ausente.

—¿Que pasa Paulo?— pregunto Nahuel, preocupado por su expresión.

Paulo se giró a mirar a su amigo y negó con la cabeza.

—Nada que no pueda solucionar— dijo Paulo seguro de sus palabras, si algo mueve este mundo son los contactos y el dinero...y el posee ambos.

Entro a la habitación de Oriana justo para ver a Dolores despedirse de su esposa.

—Si necesitas cualquier cosa, estaré pendiente por tu llamada. Debes de guardar reposo, que llevas a mi sobrino en tu vientre— le dijo Dolores en forma de regaño.

—Lo se Dolo, y me cuidare. Te lo prometo— le dijo Oriana.

—Me vengo a despedir— dijo Nahuel entrando después de Paulo— Espero que te mejores, y debes de guardar reposo, así cuando dejes a Paulo y nos casemos en secreto estarás en buena condición— dijo Nahuel bromeando a lo que todos menos Paulo rieron.

—Sigue soñando amigo— aseguro este último.

Oriana tuvo que permanecer en observación hasta el día siguiente, ella estaba deseando irse del hospital, siempre ha sido una mujer activa y estar postrada en la cama sin hacer nada le molesta.

Paulo prohibió la entrada de Tiziana Sabatini a la habitación de su esposa, no se arriesgaría a dejarle algún cabo suelto a la víbora de su cuñada.

Cuando le dieron el alta, Paulo la llevo directamente a su casa, él quería que ella se relajara pero sabía que debía decirle lo que averiguo.

—¿Estas cómoda cariño?— le pregunto Paulo una vez se encontraba en la cama.

—Si Paulo— le dijo Paige exasperada, era la tercera vez que le preguntaba.

—En el hospital... hablamos que nada de secretos y... debo confesarte un par de cosas— empezó a decir Paulo serio, poniendo tensa a Oriana.

—¿Que sucede Paulo?— dijo Oriana colocándole la mano en el rostro.

—Debido a lo sucedido con los Gatti, mande a investigar a las personas en común entre ellos y nosotros, entre ellos tu familia y a ellos directamente— Paulo suspiro— a los Gatti les fueros enviadas unas series de fotos de Mía, la persona que se las envió fue... Antonella.

Oriana se quedó confundida, ¿Antonella?

—¿Qué?, pero ¿porque?, no tiene sentido.

—El motivo, no lo sé; pero te prometo que esto no quedara así.

El suspiro, esa era la parte fácil. Ahora venía lo peor.

—También...debo decirte que... a raíz de esto, ellos le pidieron a tu hermana información sobre nosotros y nuestra hija.

—¿Tiziana les ayudó?— pregunto asustada.

Oriana sabía que su hermana podía ser una víbora si se lo propone, pero ayudar para que le quiten a su hija...

—Ya me encargue de eso, te juro que ni tu hermana, ni Antonella, ni nadie interferirá más.

Oriana se sentía preocupada, sentía que todos la querían separar de Paulo y de Mía.

Pero ella sabía que su esposo jamás dejaría que eso pasara; debía confiar en él.

Dos días después Marcel le mando el número actual de Antonella, al parecer se encontraba en Grecia.

El rápidamente se comunicó con ella.

—Paulo, que gusto hablar contigo— contesto Antonella de forma sarcástica.

—Deja los rodeos Antonella, quiero que me expliques el motivo del porque les mandaste esas fotos a los abuelos de mi hija— dijo Paulo tratando de mantener su temperamento a raya.

—¡Oh! Las fotos de la hija recogida de la chiquilla tonta con la que te casaste; ¿cierto? — dijo Antonella para enojar a Paulo.

— ¡Vuelves a insultar a mi esposa y a mi hija y te juro que me encargare de destruir tu carrera por completo!— le siseo cabreado Paulo — ¡RESPONDE!

Antonella jamás se ha dejado intimidar por nadie, pero sabe el poder que posee Paulo.

—Se las mande una semana después que me echaras de tu casa— empezó a decir— fue de cierta forma, un tipo de desquite durante mi lapsus de despecho. Pero tranquilo, ya lo supere y ahora estoy trabajando lejos, así que no tendrás que preocuparte por mí. Además, esos viejos no parecían nada interesados en la mocosa...

—Cuidado con cómo te refieres a mi hija.

Antonella solo rodó los ojos.

—Como diga, señor, eso es todo lo que ocurrió.

Paulo no espero a despedirse y le colgó inmediatamente; no tenía tiempo para ella.

Sus abogados aprovecharon toda la información y solo esperaron a que los Gatti presentaran la petición, la cual llego dos semanas después.

Oriana estaba furiosa.

¿Cómo se atrevían a reclamar a su nieta cuando la negaron a ella y a su madre hace meses?

Era el acto más grande de hipocresía que había visto.

El día del juicio, todos llegaron a la corte a mostrar apoyo a Oriana y Paulo.

Los señores Gatti llegaron y Oriana estuvo a punto de tirárseles encima. Se acercó a ellos y los enfrento antes de entrar al juzgado.

—Después de negar a Camila; ¿Ahora quieren a su nieta?, son unos hipócritas, ni siquiera se dignaron en ir a su entierro— todos estaban pendientes de Oriana.

—No estamos acá para pelear contigo muchacha— le dijo el señor Gatti.

—Ustedes son increíbles—dijo con incredulidad en su voz, hace mucho tiempo Oriana los había considerado personas increíbles— ¿saben las veces que Camila lloró por el trató que le dieron?, ¡ella lloró casi todas las noches por su culpa!— les grito— ¿Saben lo que fue verla morir con el pesar de no conocer a su hija y saber que la dejaba sola porque sus padres son unos ineptos?, ¡No!, claro que no lo saben, porque no les importo.

—Cariño, tienes que calmarte le dijo— Paulo tomándola por atrás.

Los Gatti sólo observaron con pesar a Oriana y se encaminaron a sus asientos.

Oriana giro en los brazos de Paulo y lo abrazo, sabía de antemano que tenían el caso ganado, pero odiaba a los padres de Camila por todo eso.

El juicio transcurrió de forma tranquila, se hicieron las entrevistas pertinentes y al llegar el turno de Oriana, ella se sentó con toda la dignidad posible.

—Dígame señora Dybala, ¿Por qué motivo la señorita Camila Gatti la dejo como tutora legal de la nieta de mis clientes?

—Sus clientes—empezó a decir con los dientes apretados— le aclararon a Camila que debido a su embarazo. Ella había arruinado su vida y que desde ese momento, ellos dejaron de tener una hija. Camila y yo salimos adelante sin la ayuda de sus padres.

—Tengo entendido que las diferencias entre la familia no era tan grande como usted lo plantea señora Dybala...

—¿No eran tan grandes?; dígame abogado; ¿sabe que sus clientes se negaron a ir al entierro de su hija a pesar que se los suplique?; ellos no querían nada con Camila y su orgullo los llevo a perder a su única hija, yo vi a mi mejor amiga llorar por ellos— dijo Oriana ya sin poder detener las lágrimas en sus ojos y estas cayeron por sus mejillas — ella los amaba, ella nunca perdió las esperanzas que ellos cambiaran y hasta cierto punto yo también lo quería creer— se detuvo a tomar aire— pero la perdí en el momento que la última pala de tierra estaba sobre el ataúd y ellos no se presentaron.

El rencor se notaba en su voz y en su mirada.

—Dígame usted ¿Ese es el actuar correcto de unos padres amorosos e interesados? – pregunto con indignación.

Los padres de Oriana se encontraban entre la audiencia y se sentían un asco al escuchar el dolor en las palabras de su hija; ellos tampoco estuvieron ahí para ella, pero ¿No presentarte al funeral de tu hijo? Eso era cruel, aun para Catherine.

Al final; el veredicto fallo a favor de los Dybala.

Paulo y Oriana, observaron a los Gatti por última vez antes de retirarse a su casa junto con su hija.

Esta vez, estaban decididos a ser felices; ya nada se interponía; al llegar se encaminaron a la habitación de la pequeña Mía; Maria les notifico que la pequeña estaba dormida.

Ambos permanecieron observándola en silencio, Paulo tenía a Oriana de la cintura y esta tenía apoyada la cabeza en su cabeza.

—Gracias— la voz de Oriana interrumpió en el silencio de la habitación.

— ¿Por qué?— le pregunto Paulo, no entendió por qué le agradecía.

Ella se giró y quedo cara a cara con él; lo observó un momento y se alzó abrazándolo por el cuello.

—Por todo, Paulo— dijo con la voz ronca— Por la adopción, por nuestra boda, por nuestra felicidad...

—No tienes que darme las gracias Ori— él se separó un poco de ella y tomó su rostro—Tu y nuestros hijos, ahora son lo más importante en mi vida.

Oriana se alzó y lo beso de forma dura, fuerte y carnal; Paulo en un principio se sorprendió pero rápido le correspondió de la misma forma; sus bocas se entrelazarán con la otra, sus lenguas buscaban acariciarse.

El calor empezó a crecer entre ellos hasta un punto incontrolable, Paulo bajo sus manos y alzo a Oriana haciendo que ella enrollará sus piernas a su alrededor.

Paulo la saco del cuarto y la llevó hasta su habitación, el aprovecho que ella andaba vestido para introducir las manos bajo la falda de este y acariciar directamente la piel de su esposa.

Ellos se desvistieron si ningún tipo de orden, ninguno paro hasta quedar totalmente ambos desnudos.

Paulo se aferraba a los pechos de Oriana mientras esta se retorcía aún bajo el, las sensaciones eran tan intensas que se sentía a punto de entrar en combustión.

En ese momento eran solo dos cuerpos necesitados, besándose sin orden y amándose con locura.

Está de más decir que casi no descansaron esa noche.

En los meses siguientes Paulo disfruto mucho de los primeros cambios del cuerpo de su esposa, sus senos se agrandaron y sus caderas empezaron a crecer un poco; pero lo que más le encantaba era su vientre; ver como empezaba a crecer era hermoso.

Los antojos el trataba de cubrírselos, aunque a su esposa se le antojara sushi a las 3 de la mañana.

Pero lo que más disfruto, fue saber que las mujeres embarazadas eran más sensibles a las caricias, un beso una caricia en la en la zona correcta y Oriana prácticamente lo obligaba a hacerle el amor; claro que él no ponía mucha resistencia.

Él no podía estar más agradecido con la vida, su familia era increíble; la empresa iba excelente y todo parecía marchar sobre ruedas.

—Hola hermanito— dijo Dolores entrando a la oficina de Paulo.

—Hola Dolo— dijo poniéndose en pie y saludándola— es extraño verte por acá, dime que necesitas.

—Nada, la verdad vengo a buscar a Lizardo, hoy vamos a ir a almorzar y quería pasar a saludarte.

—Con que tú y Lizardo ¿Eh?— le dijo con una sonrisa burlona.

—Iremos el, Clara y yo, Clara ha estado triste y queremos animarla; además si fuera así, nosotros iríamos despacio ¿Si?, no somos como tú y Oriana que en menos de cinco meses terminaron casados y con dos hijos— bromeo su hermana

—La verdad fue menos tiempo— dijo la voz de Oriana entrando a la oficina de su marido— ¿Cómo estas cuñadita?

—Bien, ¿Y tú?, no te molesta mucho mi sobrino— le dijo acercándose y colocando su mano en el vientre casi plano de tres meses de Oriana.

—Todavía no, es muy pequeño todavía.

—Pero el tendrá uno de los mejores puestos para la boda, Edith esta fascinada con tus nuevas ideas para esta vez.

Hace semanas Paulo había decidido que se quería volver a casar con Oriana; pero esta vez en su pueblo, en Rosario, sus padres no estuvieron en la boda y él sabe la ilusión que le hace a su esposa el hecho que esta vez sus padres estarán, no habrá riesgo de perder a Mía, y por último, ellos lo harán por Amor y no por obligación.

—Bueno chicos, los dejo, Lizardo y Clara me está esperando abajo, nos vemos luego —Dolores se despidió de la pareja y se fue de la oficina.

Paulo beso a su esposa y la abrazo contra su cuerpo.

—No sabes cuánto te amo— le susurro Paulo.

—Lo mismo que yo a ti.

N U E V O   C A P I T U L O!!!
SEGUNDA PARTE DE LA MARATÓN, SOLLO FALTA UN CAPÍTULO Y ESTÁ HISTORIA ACABARÁ 😭😭
LOS AMO DEMASIADO ❤️❤️

Paty.

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