Friendzone a primera vista ©

By OscaryArroyo

172K 19.5K 14.5K

Drew es gamer. Subsiste a base de comida chatarra. Su hermana menor lo llama Lucas. Está en el tercer semestr... More

Nota de autora:
Prólogo:
-
Capítulo 1:
Capítulo 2:
Capítulo 3:
Capítulo 4:
Capítulo 6:
Capítulo 7:
Capítulo 8:
Capítulo 9:
Capítulo 10:
Capítulo 11:
Capítulo 12:
-
Capítulo 13:
Capítulo 14:
Capítulo 15:
Capítulo 16:
Capítulo 17:
-
Capítulo 18:
Capítulo 19:
Capítulo 20:

Capítulo 5:

6.3K 775 458
By OscaryArroyo

LEEER CON LA CANCIÓÓÓÓN (más que todo en la parte donde ve a Emma)

DREW:

No sé nada de Lydia, Em, Rom o el mundo en general hasta el lunes. Me la paso el resto del fin de semana estudiando y jugando videojuegos. Subsisto a partir de Doritos y Coca-cola. Veo el rostro resentido de Rafe unas cuantas veces. Intento hablarle y solo recibo respuestas monosílabas si es que lo hago. No sé qué mierda le sucede. Actúa como si estuviera molesto conmigo, pero no sé por qué. No recuerdo que hayamos peleado. En realidad nuestra convivencia ha sido inusualmente pacifica. He estado a punto de preguntarle si tiene el período. Con todo el asunto de enseñarle matemáticas y su invitación a California creí que nos llevábamos bien. Tal vez estaba equivocado.

Bien, como sea, él se lo pierde, me digo cuando se cambia y sale sin saludar por la mañana.

No tengo clase hasta las nueve. Me tomo el proceso de levantarme con calma. También me tardo más que de costumbre arreglándome. Selecciono mi mejor polo y par de pantalones del armario. Elijo un par de mocasines. Incluso me paro frente al espejo para peinarme y estreno la colonia de LACOSTE que mamá me regaló para navidad. No sé si Lydia o Em, alguna de las dos o ambas, tienen que ver con eso, pero solo siento el impulso de arreglarme.

****

La primera persona en aparecer, para mi sorpresa y deleite, es Em. Ella me envía un mensaje a primera hora invitándome a comer helado después de clases. Estoy escribiéndole a Lydia para preguntarle si está bien con eso cuando recibo otro mensaje de ella diciendo que hablaron y mi novia está bien con que salgamos. No me voy a engañar a mí mismo. Soy su perra. Si buscas SOMETIDO en el diccionario te saldrá una foto de mi cara, pero lo entenderías jodidamente si tu hipotética dueña es Lydia Fisher. Ir contra sus reglas es un tipo de problema que no necesito ahora. Tampoco quiero humillarla o manchar su reputación de alguna forma. Se supone que es mi aliada. Yo solo quiero a Em.

La llamo en lugar de responder por texto. Contesta al tercer timbre.

─Hey ─digo todavía dentro del Range.

─Drew, hola. ─Su voz suena ronca. Seguramente despertó hace poco y está estrenándola de nuevo─. ¿Cómo estás, osito?

Mis mejillas se sonrojan.

Así me dice mamá. Em oyó una vez y me jode desde entonces.

De bebé solía ser gordo. No gordo bebé saludable. Del tipo bebé gordo que necesitó usar faja para aprender a gatear sin rodar como pelota por el piso.

─Bien, ¿tú? ─gruño.

─Me alegro ─ríe─. Bien también.

─Supongo que también me alegro. ─Hay un momento de silencio después de eso─. Con respecto a los planes de más tarde...

─¿Llamaste para decirme que no podemos salir?

La desilusión en su voz arruga mi estúpido corazón. Debemos pasar más tiempo de calidad juntos. No es que hayamos iniciado la universidad hace mucho, pero en comparación con cómo solíamos salir el semestre anterior no hay comparación. Nos veíamos cada día.

─No. Te llamo para acordar la hora a la que te pasaré buscando.

─¡Yay! ─suelta un gritito emocionado─. Te espero a las... ¿cuatro?

─Seguro. A esa hora ya he terminado con mi práctica.

─¿Ya empezaste?

─Sí ─digo─. Extendieron las vacaciones una semana, pero ya el entrenador está listo para patear la mierda fuera de nuestros traseros flojos.

─Eso es genial. Sé que te gusta jugar. Me encantaría ir a verte, pero...

Desilusión corre a través de mí.

Realmente quiero verla en las gradas. Esa es una de mis fantasías. Alzar la vista en medio de un partido para encontrarme con sus ojos en mí. Quizás con mi camisa. Quizás en sexys pantalones cortos. Quizás con sus pequeñas tetas rebotando mientras salta apoyándome junto con las otras novias de los jugadores. Casi me corro con la imagen mental de eso.

─¿Pero...?

─Tengo clase. Me desocupo media hora antes. Lo justo para cambiarme.

─Ah, bien. ─Maldición─. En otra ocasión.

─Sí. Más tarde vemos si mi horario de clases no coincide con alguna de tus prácticas. ─Bosteza─. ¿Tienes clase ahora?

─Sí. Tengo cinco minutos para llegar al salón.

─Me sorprende que estés llegando tarde. Siempre eres puntual.

No puedo contradecir eso.

─A mí también.

─Supongo que Lydia te está cambiando.

Está riendo cuando lo dice, pero la conozco lo suficiente como para saber que esa oración es parte reproche, parte broma y parte intento de apuñalada.

Nuevamente me siento como un dios.

─Así parece.

Su suspiro me hace sonreír más.

─Puedo imaginar cuán loco estás por ella, Drew, pero no te pierdas.

─No. No puedes.

Realmente no. Lydia me vuelve loco de una forma asexual que no tiene nada que ver con la erección en los pantalones de medio campus, aunque tampoco niego ser víctima de ese tipo de locura.

─No, sí puedo ─contesta secamente antes de colgar.

Me quedo observando la pantalla de mi celular por unos momentos.

¿Eso que escuché en su voz fue ira?

¿Ira producida por su amor secreto por mí, el cual no es hipotéticamente correspondido? ¿Acaso ella experimenta esa clase de locura por alguien, que te hace cambiar deliberadamente a su favor, de la que habla? ¿A eso se refería? Sea cual sea la respuesta a eso, una que seguramente me tendrá pensando todo el día, tengo una oportunidad para descubrirlo más tarde. Eso es más de lo que he tenido todos estos años.

Salgo del Range, guardo el iPhone en el bolsillo trasero de mis pantalones, cuelgo la mochila de cuero sobre mi hombro e inicio el día con una sonrisa. Esto no ha hecho más que mejorar desde me levanté. Estoy tan jodidamente feliz que incluso saludo a cada maldito rostro que mira al novio de Lydia, no a Drew, ya que es lo que soy desde que subimos nuestra primera foto juntos al Instagram. Esta es la versión Lydia Fisher de estudiar medicina y que tus padres te presenten como su hijo, el que estudia medicina, en vez de por tu nombre. Así es como papá sueña con presentar a Rosset.

Entro a mi clase cuando ya empezó. El profesor a cargo de la asignatura me dedica una mala mirada cuando traspaso el marco de la puerta, pero me deja entrar porque es fan de los Tar Heels. Lo veo en primera fila en cada puto partido. Según el entrenador formó parte de la banca en su época. No me sorprende ser llamado al final de la clase para un regaño, sin embargo, porque es lo que hace con cada estudiante que no cumple con el horario. Lo hace sentir importante tratarnos como niños de kínder.

─¡Drew! ─me grita una voz cuando ando por los pasillos en dirección a mi siguiente clase antes del entrenamiento─. Dios, idiota, ¡tengo tanto tiempo sin verte! ¡Desde que fue revelado lo de tu P.G se te subió la fama a la cabeza!

─¿P.G? ─pregunto encogiéndome ante su golpe en mi hombro.

No me sorprende ser golpeado en vez de abrazado o besado en la mejilla, así es Sasha, y a pesar de medir y pesar casi lo mismo que Em jodidamente golpea duro. No como niña. Me costó aprender guardar el dolor para mí mismo alrededor de ella, pero después de un tiempo le agarré el ritmo y, sin mentir, esto me ayudó a sobrevivir en la cancha y en la casa

─Pene gigante.

Me atraganto con aire.

─Sasha ─gruño. Gracias a Dios consigo apartarme antes de que esas palmadas en la espalda lleguen─. ¿Podrías parar de hablar de mi pene?

Entrecierra sus párpados, sus mejillas tiñéndose.

─¿De qué hablas? Solamente lo he hecho ahora.

─¿Entonces no la comparaste con el pepino más grande del supermercado?

─No ─miente enlazando su brazo con el mío. La exagerada ranura de su vestido se mueve, revelando piel morena y voluptuosa, a medida que caminamos. Hago mi papel de amigo y buen ex protegiéndola de malas y hambrientas miradas. La mayoría de los que están aquí no la merecen, pero no es por eso que los bloqueo. Sasha no tiene el mejor gusto para los hombres. Seré un egocéntrico de mierda, pero he sido el único bueno en su historial─. Y si lo hubiera hecho, ¿qué importancia tiene? Si eres el novio de la perra es porque algo tienes.

─¿Mi personalidad?

─No. ─Ríe─. Chicas como nosotras no están con alguien por su personalidad.

─¿Chicas como ustedes?

─Sí. Por más mal que me caiga, ambas somos no dependientes al momento de cuidarnos a nosotras mismas.

Nunca encerraría a Lydia y a Sasha en un mismo círculo, pero el temperamento de una y el cuchillo escondido bajo la falda de la otra me impiden quitarle la razón. Ninguna de ellas es como Em, quién despierta en mí el deseo de hacerme cargo y cuidarla hasta que nuestros dedos se vuelvan pasas y la memoria nos falle.

─Y si no lo están por eso... ─me sorprendo a mí mismo preguntando─. ¿Por qué una chica como Lydia estaría con un chico como yo?

─Le ofreces algún tipo de sensación que no encuentra en nadie más o que no se siente segura recibiendo de alguien más. ─Se detiene para mirarme─. O interés. Su padre es un buen político. Seguro la ha entrenado bien en el arte de conseguir lo que quiere y tú no eres más que un movimiento.

Lo último me hace tragar. Esto suena a algo como eso para conseguir a Rom.

─¿Económico? ─intento desviar su atención.

Lo último que necesito es a alguien sabiendo la verdad aquí.

─No. Estoy segura de que puede financiar su anoréxico trasero sin problemas. ─Sasha sonríe. Opto por quedarme callado. Ella rompe el silencio de nuevo─. Jesucristo, Drew, te conozco. Hace unos meses no la soportabas. De un día para el otro salen besándose y lanzando corazones por una red social. Quizás los demás no lo vean... ─susurra─ pero recuerdo la razón por la que terminamos. Sé que amas a Em desde que los cromosomas de tus padres se juntaron. Verla como el sol de tus días, la luna de tus noches, el jamón de tu sándwich o el queso de tu arepa está en tu código genético.

─¿Qué mierda es una arepa? ─intento cambiar de tema por segunda vez.

Ella y sus gustos excéntricos en la comida son una buena opción.

─Es una mezcla de maíz llevada a la plancha. Sí, lo sé, suena raro, pero es lo más rico que tus papilas gustativas puedan detectar y... maldición. No vas a desviar mi atención. ─Recibo un pellizco─. Idiota, has hecho que pierda el hilo de la conversación... ¿en qué estábamos? Ah, sí, en que es obvio que esto es un montaje.

Palidezco. Pienso en mil y un formas de negarlo por diversas razones. Uno, nuestro plan me hace ver como un coño incapaz de solucionarlo por sí mismo. Dos, Lydia me mataría si alguien más se entera. Tres, ¿cómo reaccionaría Em ante ello? Y cuatro, ¿qué tan rápido Sasha esparciría la verdad, una que ninguno de los dos podría negar a menos de tener un doctorado en mentiras, por el campus? El aire vuelve a mis pulmones cuando habla de nuevo.

Afortunadamente ese no es el final de su declaración.

─Hey, compañero, puedes estar tranquilo. ─Palmea mi antebrazo suavemente. Ese fue el gesto de afecto y preocupación más grande que he recibido de su parte desde que terminamos─. No estás violando el acuerdo de confidencialidad que firmaste con el partido para salir con Lydia, a cambio de no sé qué aún, si lo descubrí por mis propios medios. Puedes calmarte. Tu secreto está a salvo conmigo, pero si necesitas hablar con alguien o una aliada que te ayude a salir de esto...

Niego.

─Solo no le digas a nadie.

Asiente. Veo duda en sus ojos marrones, sin embargo.

─Tienes mi palabra.

****

Después de hacer creer a Sasha que formo parte de una especie de misión secreta para mejorar la imagen del Senador Fisher siendo el novio de su hija y aceptar probar sus arepas, su familia es venezolana, voy a mi última clase y me dirijo al gimnasio después de ella. Ya todos han llegado para cuando meto mi culo dentro. Es la segunda vez que llego tarde en un día, pero no podría importarme menos. De pronto mis prioridades han pasado de ser el sujeto con el record de puntualidad perfecta a aprender a nadar entre mentiras. Espero no ahogarme en ellas para cuando terminemos, pero el pronóstico no es bueno. En menos de dos semanas le he mentido a Rom, Em, Sasha y a una universidad entera.

Temo estarme convirtiendo en un experto.

─Hey, Drew ─me saluda Rom cuando dejo mis cosas en la banca.

─Hey ─saludo de vuelta sin realmente saber cómo proceder.

Después del sábado la idea de estar a su alrededor se ve incómoda. Antes tenía dudas, pero ahora sé con precisión que él y Lydia tienen un pasado, conocimiento que no hace más que ponerme en la posición del amigo de mierda. Pero, por otro lado, todo esto lo estoy haciendo por ellos. Bueno, por ellos y por Em, que es lo que no sabe. En realidad, si miras esto como un sacrificio, si tomas en cuenta la tortura que es resistirme a la tentación cada vez que está cerca, que no es lo que he hecho, he corrido en su dirección cada vez que ella da dos pasos hacia mí, pero, de nuevo, Rom no lo sabe, cuando esto termine tendrá mucho que reconocer y agradecerme. Incluso creo que merezco el puto honor de ser el padrino de su boda.

─¿Cómo van las cosas en el paraíso? ─pregunta apoyándose en las gradas con el uniforme de los Tar Heels. Yo uso el mío. He cambiado mis mocasines por un par de Pumas. Su tono es desinteresado, pero sus ojos brillan con interés─. Lydia no te está dando muchos problemas, ¿o sí? Sé que puede ser una novia insoportable.

Joder. Directos al grano y Rom Davis.

─Bastante bien, la verdad. ─Paso una mano por mi cabello para retirar los mechones que me molestan cuando entro en acción. Había decidido que lo mejor era hacerle creer que no recordaba nada de lo que dijo mientras estaba drogado. Es lo mejor─. No me arrepiento en lo absoluto. Lydia es dulce y... ─Fuerzo una sonrisa en mi rostro. No me gustar ser el imbécil que habla de su chica con sus amigos, incluso si es una farsa, pero creo que esto es lo que ella querría─. Muy complaciente.

Romeo aprieta sus manos en puños y los guarda en sus bolsillos para que no pueda verlos. No puede hacer nada con la forma en la que su mandíbula se aprieta, con un tic, ni con las llamas en su mirada.

─¿Ah, sí?

─Como una mezcla de Mia Khalifa, La Mujer Maravilla y la florecita que llevarías a conocer a tus padres. ─Exageré. Lo sé, pero también sé que La Mujer Maravilla es su amor platónico y revisé el historial, solo para saber qué materia había captado su interés, cuando le presté mi computadora para una investigación una vez que la suya se dañó─. Estoy pensando seriamente en llevar esto al siguiente nivel.

Alza un par de cejas negras y se acerca. Ya no oculta su interés.

Bien.

─¿Compromiso?

─Algo parecido.

Sus ojos se abren como platos.

─Drew, ¿estás loco? Solo llevan... ¿qué? ¿Dos semanas?

─Desde antes de vacaciones ─corrijo.

Se aleja. Se ve herido.

─¿Casi dos jodidos meses?

─Un mes, quince días y dos horas con... ─Observo mi reloj─. Veinte minutos, cuarenta segundos.

Veo cómo su cerebro echa humo sacando cálculos, pero falla miserablemente en conseguir una fecha. Eso es jodidamente triste en alguien que se supone está estudiando para ser ingeniero.

Tomo nota mental de no entrar en ninguno de sus jodidos edificios.

─Todo este tiempo... ¿por qué no me lo dijiste?

─Lydia me contó que tienen un pasado. ─Sus músculos se tensan. De nuevo estoy dándole a entender que no recuerdo nada del sábado por la mañana. Mi cabeza jodidamente duele. Estoy siendo más que un mal amigo admitiendo que estoy con su ex─. Me resistí al principio, Rom, se supone que no debía traicionarte, pero...

─Es preciosa ─murmura y la opresión en mi pecho crece.

Él realmente suena tocado.

─Sí, también inteligente y cariñosa si lo mereces.

─Y sexy.

─Tan sexy.

─Jodidamente ardiente. ─El entrenador, Michael, suena su silbato y nos empezamos a dirigir al centro de la cancha con los demás─. ¿De qué compromiso hablas? ¿En serio estás pensando pedirle matrimonio? Oye, ¿y qué mierda pasó con Em? ¿No te volvías loco por ella? Nunca estuve en contra de que hicieras clavado en un par de coños antes de llegar ahí, pero, ¿no era ella el amor de tu vida? ¿Cómo es que ahora estás pensando en casarte con otra?

Me encojo de hombros, regocijándome por dentro.

─Decidí que llegó el momento de superarla.

Romeo me detiene con una mano.

─¿Entonces no te gusta Lydia?

Arrugo la frente.

─Me gusta.

─Por supuesto. ─Lo dice como si fuera idiota. Es cierto, ¿a quién no le gustaría?─. Pero lo acabas de hacer sonar como si estuvieras con ella por despecho. Resentimiento. Es decir, realmente no has dejado de pensar en Em, ¿o sí? ─No niego ni afirmo nada. Sería irreal que de un día para otro dejara de amarla. Decir lo contrario solo le quitaría veracidad a nuestra mentira─. Jesús, Drew, ¿estás seguro de querer meterte en la familia del senador? Si no amas a su hija...

Esta vez soy yo el que lo detiene.

─¿En verdad crees que me casaré con ella?

Luce confundido.

─Bueno, conociéndote...

─Estoy muy joven para meterme en eso. Hablo de sexo, Rom. No hemos follado. No hemos pasado de los preliminares. Sé lo que hay bajo su ropa. ─Quiero apuñalarme. Por la mirada que me dio Rom, mitad feliz, mitad asesino en serie, él también. Si él la quiere esto debe ser una buena noticia y, si mis planes resultan, un impulso para quitármela antes de que el suceso pase. Este lenguaje sucio y rastrero es necesario para conseguirlo─. Pero no sé qué tan bien se siente.

─Yo creo que lo mejor es que lo tomes con calma.

Alzo las cejas, sin creerlo, porque es tan malditamente gracioso.

Él me empujó a perder mi virginidad con mi compañera de estudio. Solo le faltó poner a Drewstructor él mismo. Me emparejó con mi vecina. Con su prima. Me prostituyó. Me animó a hacer favores, sucios favores, a un grupo de chicas necesitadas cuando me emborraché por primera vez el primer semestre.

Este no es el Rom que conozco.

─Davis, ¿me estás diciendo que lo tome con calma? ¿En serio?

Y ahora él es el del encogimiento de hombros.

─Estoy jugando la carta del buen amigo, hombre. No debes darle tu posesión más preciada a una chica que no es la correcta. ─Palmeó mi hombro─. Y no hablo de tu pene gigante, Drew. Tu corazón es algo que le ha pertenecido a alguien más por mucho tiempo. No cometas una locura dándoselo a lo primero que consigas.

─Lydia no es lo primero que conseguí.

Asiente.

─Seguramente no, pero es lo primero que hallaste que pudiera lastimar a Em.

Dicho esto trota lejos de mí. Con una ex pensando que estoy a un paso de meterme en asuntos del gobierno y mi mejor amigo creyendo que soy un imbécil con sed de venganza, me uno al calentamiento. Cuando terminamos tomo un chaleco. Rom y Aideen, dos exs de Lydia que me odian, no lo hacen, dejándome en el equipo contrario por primera vez.

Maldigo.

****

A las tres y cuarenta y cinco, quince minutos antes, estoy estacionado frente a Triangle. Mis labios se extienden en una sonrisa mientras la veo salir de la casa. La conozco. Sabía que estaría lista antes. Usa un vestido naranja con estampado florar, un suéter con botones perlados encima y botas de montaña. Su cabello está atado en una trenza descuidada. Mientras llega a la calle un par de chicas en shorts me saludan a través del papel ahumado de mi camioneta. Es oscuro. No sé cómo demonios saben que soy yo. Aunque es probable que sean otras stalkers shipers, les devuelvo el saludo aunque no puedan verme. Es eso o le dicen hola al Range.

─¿Te has acostumbrado? ─pregunta cuando me bajo para abrir su puerta. No debería exponer a Lydia así, pero tampoco me detengo cuando mis labios van directamente a su mejilla pecosa─. Hola.

─No ─respondo antes de cerrar para volver a mi sitio. Esta mierda de ser deseado por todas no es lo que todos los hombres quieren. Yo seré feliz solo cuando una chica pose sus ojos en mí así. Hablando de ella, la observo unos segundos más. Allí, sentada en el asiento del Range que es para una persona dos veces de su tamaño, se siente tan correcto. Juego con un mechón de su cabello dorado, solo es un toque, pero me hace flotar─. Hola, Emma.

Ríe.

─Drew, basta, ¿por qué me miras así? ¿Tengo un moco en la nariz? ─La revisa. Niego a la par que suelto una carcajada baja. Es tan tierna. ¿Cómo no puede darse cuenta de lo hermosa que es? ¿De que mis ojos sencillamente no se cansan de observarla?─. Noup. Nada. ─La atención siempre la ha hecho sentir incómoda. Me importa poco. La sigo mirando como un enfermo. Sus manos se retuercen en su regazo─. ¿Cómo estás?

─Bien ─digo.

─Mmm...

─¿Tú?

Sonríe juguetonamente.

─Estaría mejor si conseguimos un cono antes de que el helado se derrita.

─Tienen un sistema de refrigeración para eso, ¿sabes? ─Recordando que no puedo ser demasiado obvio, Lydia sigue siendo mi novia a sus ojos y estoy seguro de que un movimiento brusco solo la alejará, me pongo en marcha. Escuchamos Mercy de Shawn Méndes en el camino. Es cerca, por lo que la canción no ha terminado cuando llegamos. Gracias a Dios. La única razón por la que no la quité es porque hizo a Em tatarear. Fueron las estrofas más deprimentes que he oído y... era oficialmente mi canción─. ¿Vas a querer lo mismo de siempre? ─pregunto cuando entramos a Señor Helado, la heladería que está más cerca fuera de los límites del campus, pero a la que todos en la Universidad van por la calidad de sus helados al mármol.

Conseguirla casi vacía fue solo un golpe de suerte.

─Espérame aquí ─le indico una mesa junto al ventanal de cristal que da a la calle cuando me dice que sí. Emma asiente y voy a hacer fila. En ella me consigo con un rostro conocido─. ¿Maggie?

La chica que solía vestir como Emma y que ahora usa una chaqueta de cuero, autentica de un club de motociclista, se da la vuelta. Sus labios rojos, antes de color pastel, se mueven bruscamente mientras muerde un chicle. Maldición. Incluso ha teñido su cabello a un oscuro violeta.

Se ve bien.

─Hola, putito.

Retengo mi mandíbula en su lugar.

¿Putito?

─Hey ─le sigo la corriente─. ¿Cómo estás?

─Llevándolo tranquilo. ─Alza y baja sus hombros─. ¿Cómo estás tú?

─Pues... ─Froto mi nuca─. Bien. Bien. Pendiente de las clases y eso.

─Ajá. ─Se acerca. Mis ojos casi se salen de sus orbitas, más por la impresión que por cualquier otra cosa, cuando siento su mano apretando mis bolas por encima de mi pantalón. Rápidamente mis ojos van a Em. Por suerte le está echando un vistazo a su teléfono─. ¿Por qué obvias la parte donde follas día y noche con la putita? Son unas sanguijuelas del sexo.

─¿Perdón?

Una sonrisa siniestra cruza su rostro.

─Los escuché ese día con Rafe.

─¿Tú estabas ahí? ¿En la litera?

Afirma con entusiasmo mientras suelta mis bolas.

Mis pulmones toman oxigeno cuando lo hace. Estaba ahogándome.

─Sí. Oí cada sucia cosa que decías.

Mis mejillas se sonrojan. Ríe. Maldición.

Esto es Drew el coño, solo por el canal sin bolas a las ¿dónde está mi masculinidad? y media.

─Bueno... te agradecería que no comentaras nada al respecto.

─No lo haré. ─Juega con el contorno de su boca y su lengua de una forma obscena─. A cambio de que...

─No me vendo tan fácil, señorita, y eras la novia de Liam. ─Tomar a la ex de uno de mis amigos es suficiente para mí. Además, ella sale con Rafe también. Probablemente él es el responsable de todo su cambio, lo que significa que lo intenta con ella. Hasta los momentos no lo había visto ponerse todo Fashion Police con nadie más. Líos con el heredero de un imperio Harley Davidson es suicidio─. No quiero problemas.

Su frente se arruga. Su voz suena de nuevo como la vieja Maggie.

─No te iba a pedir sexo, Drewstructor, me asustas. Las cosas que dicen que les haces a las chicas, cómo las dejas en sillas de ruedas o las llevas directo al quirófano para una reconstrucción... ─Se estremece. Yo también lo hago, pero una parte de mí se siente agradecida con la reputación de mi pene por sacarme de esto─. Solo quiero que me des clases.

─Ah. ─Con eso puedo trabajar trabajar─. ¿Qué tema?

─Finanzas.

Pongo los ojos en blanco. Escuché que estudia administración.

Toda su carrera está basada en las finanzas.

─Está bien. Nos podemos ver mañana. Estaré con Rafe también.

─Bien. ─Reajusta su chaqueta─. Allá estaré.

Sin decir más, se da la vuelta y pide un cono de menta. Después de ella vengo yo. Pago por uno de fresa con chipas y otro de la combinación de vainilla con chocolate amargo. Cuando vuelvo a la mesa me encuentro con la sonrisa amable de Emma. Le paso el rosa y me quedo con el de dos pisos. Le ofrezco mi mano también.

─¿Damos un paseo?

─Claro. ─La toma y se levanta con un salto. Nuestros dedos están entrelazados mientras andamos por un pequeño parque a la vuelta de la esquina. En un principio hablamos de la familia y amigos en común en casa. O bueno, ella lo hace mientras yo asiento y murmuro. Mi concentración está en la forma en la que su pequeña y rosada lengua lame la bola de helado─. Y bien... aparte de volverte famoso y conseguir a un montón de chicas detrás de ti, ¿qué has hecho últimamente?

─No mucho, en realidad, he asistido a las mismas fiestas que tú y estudiado como loco. Este fin probé un nuevo juego que... ─Me detengo ante la grieta, no arruga, en su frente. Ella odia que juegue─. Supongo que hemos hecho lo mismo. Solo retomar las clases.

─No creo.

─¿Por qué no?

─Quizás he participado en actividades que no están en mi rutina. ─Bien. Eso hace que me detenga. ¿Quién es el idiota que está tras ella? Lo. Mataré. Sin. Piedad─. ¿Qué? ─ríe─. ¿Eres el único que puede darle un giro de ciento ochenta grados a su vida sin avisar?

─¿De quién se trata? ─Fallo miserablemente en ocultar mi mal humor.

─¿De qué hablas?

─¿Con quién sales? ¿De quién es el historial que tengo que averiguar?

Su nariz se frunce.

─Drew, cálmate, no estoy saliendo con nadie. ─Le da otro lametón a su helado. Mis hombros se relajan. He perdido la cuenta de las veces que me han dicho que me lo tome con calma en un día─. Conseguí empleo.

─¿Buscabas empleo?

Asiente.

─Sí. Desde que iniciamos he estado buscando algo.

─No me habías dicho que tenías problemas con dinero.

La habría ayudado sin dudar.

─No nos hemos visto mucho.

Le ofrezco una sonrisa triste.

─Soy un amigo de mierda, ¿no?

─¡No! ─Me abraza. Su olor me embriaga y la calidez de su cuerpo presionado contra el mío me derrite─. Has estado ocupado con tus cosas, tontito, y no se trata de eso. Mamá y papá cubren mis gastos, solo quiero un extra y la oportunidad de conocer otro tipo de gente.

Amigos que no la traicionen, pensé.

─¿Dónde conseguiste trabajo?

─En el café ecológico que abrirá la próxima semana en el centro.

─¿Quieres conocer hipsters?

Arroja a la basura el cono. Nunca se lo come. El que lo botara solo es otra muestra de lo distanciados que estamos. Emma solía dármelo. A mí no me gusta demasiado, solo es una galleta, pero me encantaba porque venía de ella. Maldición. Siento que mientras esto va genial para Lydia y Rom, Emma y yo solo lo tenemos más difícil.

─Quiero disfrutar al máximo mi tiempo en la universidad.

─¿Ya no lo haces?

Niega.

─No, Drew, antes pensaba que sí, pero últimamente...

─¿Últimamente?

─Siento que he estado perdiendo mi tiempo rodeada de las personas equivocadas. ─Mi corazón se aprieta. ¿Habla de mí? La pregunta debe estar escrita en mi rostro, pues se acerca y me da un empujón suave─. No hablo de ti. Hablo de los demás. Me he dado cuenta de que solo estoy donde estoy por una persona y que quizás a esa persona no le importo tanto como me importa a mí.

¿Segura de que no se trata de mí?, me contengo de preguntar.

─Estoy aquí para ti ─digo─. Siempre.

─Lo sé.

Paso un brazo por la delicada línea de sus hombros y la estrecho contra mi costado. No quiero que crea que no significa nada para mí. Todo lo contrario. La amo, quiero que se dé cuenta y me ame de vuelta. Cumplir todos sus sueños, los grandes y los pequeños, solo para verla feliz.

─Ni Lydia, ni nadie, se podrá interponer en eso.

Su cuerpo tiembla.

─Tengo miedo de que eventualmente me dejes por ella.

Nos detengo a mitad del camino de tierra.

Sostengo su rostro entre mis manos.

─La quiero, pero tú eres mi media naranja. ─Eso fue lo más cercano a una declaración que le he dicho─. Si tuviera que decidir...

─La elegirías a ella.

─No. Te escogería a ti. Mil veces a ti.

─Eso lo dices ahora porque estás frente a mí. Solos. ─Se aparta─. Pero he visto y sentido, lo he hecho una y otra vez a lo largo de toda mi vida, cómo una chica como yo deja de existir cuando una chica como ella entra a la habitación. Lo bonita que es... lo especial... exótica... eso opaca cualquier belleza que pueda ser encontrada en la sencillez. ─Deja caer sus brazos con derrota. Sus ojos están llenos de lágrimas y apagados. Me quiero meter un tiro por ser el responsable de esto─. Pronto no serás capaz de verme, Drew. No sé si pueda soportar eso. No de ti.

Aunque ella no lo quiera, aunque claramente esté herida conmigo, la alcanzo y la obligo a apoyarse en mí. A dejarme rodearla con mis brazos. Emma deja de resistirse cuando acepta que mi fuerza es diez veces mayor que la suya. Bien. Se supone que ella no debería luchar. Ese es su lugar. Lo ha sido desde que se convirtió en la primera en hacerme Jaque Mate.

─Estás demente si crees que solo eres una chica sencilla, Emma. Tienes más cualidades de las que podría contar con mis dedos. Eres tierna. Eres buena. Eres tan linda y agradable que es imposible que un niño, chico... u hombre te note. Lo que sucede es que estás tan ocupada siendo modesta que no te das cuenta de la atención que atraes. ─Esa es la historia de mi vida─. Nunca dejaré de verte. Usaré anteojos si es necesario, pero no dejaré de notar cada una de las razones por las que te elegí para formar parte de mi vida, Emma. No podría dejar de hacerlo ni aunque quisiera. Eres mi compañera de tablero. ─Barro las lágrimas fuera de su rostro─. Para un juego se necesitan dos, no uno.

─¿Entonces Lydia no ha hecho que te pierdas?

─Quizás un poco ─admito. He hecho y dicho cosas que nunca habrían pasado por mi cabeza desde que Liam me retó─. Pero nunca dejaré de estar cerca de ti por eso.

Emma se relajó entre mis brazos.

─Eso me hace sentir mejor. Es lo que no me dejaba dormir por las noches. ─Muerde su labio─. Nadie la conoce tanto y la ha seguido amando a pesar de ello aparte de mí. Ahora supongo que de ti. ─Hay una pausa en la que supongo que debería mencionar algo que tenga que ver con la excéntrica personalidad de su mejor amiga, pero no la conozco tan bien. Tengo curiosidad, sin embargo, de saber qué la hizo ser así─. Cuando digo que te entiendo, te entiendo.

Acaricio su cabello. No entiendo una mierda qué significa eso, imagino que va de cosas de chicas y la amistad que hay entre ellas, algo como la de Rom y la mía en la que evidentemente salgo perjudicado la mayoría del tiempo, pero que me niego a terminar porque, siendo un coño, amo al idiota. Es toxica, sí. Mis padres estarían felices si supieran que ya no andamos, sí, pero mi vida sería un infierno aburrido sin él y, más importante, me convertiría en el maldito robot de números y dinero que mi padre quiere.

Hola, las amo, no olviden comentar y votar si quieren + actu.

ESPERO QUE HAYAN LEÍDO LA PARTE DE EM CON LA CANCIÓN DE FONDO!!!!!!!!!!!!!!!

Capítulo dedicado a HeartCamu porque lleva como dos semanas comentando todas mis historias y lo merece <3

No olviden pasarse por Arlette. También es juvenil, aunque tiene temas de la mafia y eso ;-;

Continue Reading

You'll Also Like

5.8M 331K 105
Libro uno de la Duología [Dominantes] Esto es "Dark romance" si no has leído nunca nada por el estilo no leas esto porque tú mente estará cerrada ant...
9.2K 789 24
Si tenemos suerte aveces en la vida tenemos un amor de oro y un amor de plata, el amor de oro es esa persona a la que vas a amar toda la vida, así se...
11.2K 2.1K 39
becky lo sabía que freen la engañada con Jenni, su mejor amiga.. esta historia no es mi... una abtacion freenbecky... todos los derecho y réditos a...
185K 10.7K 42
Dipper y Mabel vivieron en Gravity Falls el verano más increíble de sus vidas, un tiempo lleno de magia y aventuras. Pero, como todo lo bello, aquel...