Casada con mi jefe | Dybatini...

Par XxAmanteDeLibrosxX

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Oriana Sabatini jamás espero ser madre tan joven, pero la muerte de su mejor amiga la obliga a serlo, con mie... Plus

Reseña
Capítulo 1
Capitulo 2
Capitulo 3
Capítulo 4
Capitulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capitulo 10
Capitulo 11
Capitulo 12
Capitulo 13
Capitulo 14
Capitulo 15
Capitulo 16
Capitulo 17
Capitulo 18
Capitulo 19
Capitulo 20
Capitulo 21
Capitulo 22
Capitulo 23
Capitulo 24
Capitulo 26
Capitulo 27
Capitulo 28
Capitulo 29
Capitulo 30
Capitulo 31
Capitulo 32
Capitulo 33
Capitulo 34
Capitulo 35
Capitulo 36
Capitulo 37
Epilogo
SEGUNDA HISTORIA

Capitulo 25

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Par XxAmanteDeLibrosxX

¡Por Dios! ¿Que acababa de suceder?, Paulo no lo comprendía, el jamás esperó decirle sus sentimientos antes de enamorarla.

Fue su mente traicionera durante la satisfacción que lo hizo decir eso.

El sentía el cuerpo de Oriana paralizado, junto con su respiración al volver a agitarse.

– ¿Qué?– susurro apartándose.

Paulo no dejo que se alejara de él; la tomo por sus mejillas y le dijo.

– Te amo Oriana.

Ella no lo podía creer, ¿Cómo podía jugar con eso?, lo empujo y se bajó de la encimera; y comenzó a vestirse lo más rápido posible.

–Esas palabras... – comenzó a decir con los dientes apretados —son muy importantes Paulo.

– Lo se Ori– le comenzó a decir mientras se colocaba su ropa– si te molesta que te lo diga, ¡Perdón! pero me ¡ENAMORE DE MI ESPOSA!

– ¡NO DIGAS ESO SI NO LO SIENTES! – Le grito– ¡¿cómo puedes jugar así con mis sentimientos Paulo?!

Ella giro y se dirigió hacia las escaleras. El, la siguió muy de cerca tratando de entenderla; Oriana entro en la habitación y trato de cerrar la puerta pero Paulo fue más rápido y evito sus planes.

– ¡Vete Paulo! Lo último que quiero es verte.

– ¿Por qué Oriana? Dime— la tomo de sus brazos acercándola a el — ¿Tanta aberración te da que me enamore de ti? – le dijo Paulo sin entender su reacción.

– ¡Lo que me da aberración es saber que ayer te acostaste con la zorra de Antonella y ahora me digas que me amas! – le grito dejando las primeras lágrimas salir de sus ojos mientras se alejaba de él.

En ese momento...

Paulo lo entendió todo; Oriana creía que estuvo con Antonella.

–No me acosté con ella Ori – le dijo tratando de acercarse a ella pero retrocedía a cada paso.

– ¡Te vi! Paulo, no me trates como estúpida que vi exactamente como la besabas en mis narices, ¡Por Dios!

Paulo se hartó de pelear, se acercó a ella de dos zancadas y le tomo las mejillas; ella trato de apartarse pero el acerco a su rostro y le dijo mirándola a los ojos.

–Sí, la bese, y la iba a hacer mía sin importarme nada– declaró viendo el dolor en los ojos de ella– ¿Pero sabes algo?... ¡No lo hice! Oriana.

Noto la duda es su rostro y sintió la esperanza renacer, solo esperaba que ella confiara en su palabra.

– cuando la bese... No eran tus labios, no era tu cuerpo el que encontraba sobre el mío, y definitivamente no eras tú, simplemente ella no despertó nada en mi de lo que tu provocas.

– Yo...yo– empezó diciendo entre tartamudeos, Paulo la amaba.

La amaba a ella.

–Te amo, y pasare cada día de mi vida arrepintiéndose de ese día pero no puedo cambiar el pasado Ori, pero te puedo ofrecer un futuro juntos; olvida el año de matrimonio y comparte conmigo la vida cariño.

Paulo se sentía el hombre más cursi del planeta, pero todo lo que dijo era cierto, él amaba a ese desastre de mujer.

Oriana no lograba contener las lágrimas, el enserio la amaba tanto como ella lo hacía.

–Paulo yo...– dijo con la voz rota pero Paulo la detuvo con su boca, besándola, el sentía miedo que ella le dijera que no estaba segura de lo que ella sentía por él.

–Espera, escucha– le dijo Oriana separándose del beso– tú me apoyaste cuando no tenía a nadie Paulo, estaba completamente sola; sin ti hubiera perdido a mi hija, ahora...—sonrió de forma leve— ahora sé que realmente tu arreglaste el cuarto de nuestra hija...

–Haría lo que fuera por ella– declaró observándola a los ojos.

Ella coloco su mano izquierda en su mejilla y le acarició el rostro.

–Ahora lo se Paulo – se acercó y fue ella la que deposito un casto beso en los labios de su marido– Por eso y muchas cosas más... Te amo.

Su corazón se detuvo en ese momento, ¿Ella lo amaba? ¿Después de todo?

– ¿Qué?— dijo con incredulidad.

—Te amo.

—Dime que no es una broma – le suplico.

–No, Paulo– tomo su rostro y volvió a besarlo– Te amo.

Una sonrisa se extendió en el rostro de Paulo.

– ¡Eres lo mejor que me ha pasado cariño!– la tomo en sus brazos e hizo que enrollará sus piernas en su cintura para llevarla a la cama.

La idea del sofá se encontraba totalmente descartada, Paulo se encargó de tomarse su tiempo y hacerle el amor como se lo merece.

Ambos disfrutaron mucho de esa entrega tan libre que podían realizar el uno por el otro, entre besos y caricias disfrutaron mucho de la primera noche sin los típicos temores sobres sus cabeza, hasta caer dormidos del cansancio.

Por la mañana, Oriana se encontraba desnuda entre las sabanas, Paulo se encontraba abajo de ella de la misma forma.

Él se despertó al sentir una serie de besos en su abdomen, estos fueron ascendiendo hasta su cuello.

–Me gusta tu forma de despertarme– dijo Paulo abriendo sus ojos.

– A mí me encanta que te encante.

– ¿Bueno que te parece si nos duchamos juntos y bajamos a desayunar?– dijo el girando su cuerpo y dejándola a ella abajo.

–En todo caso será almorzar cariño, son las once de la mañana– le dijo dándole un beso en su barbilla.

– Bueno señora Dybala, me haría el honor de ducharse conmigo y luego almorzar con nuestra hija; la cual se ha de estar preguntando donde estamos.

– Tienes razón cariño. Vamos.

Se ducharon juntos tratando de no caer de nuevo en la tentación; si no, nadie podría adivinar a qué horas saldrían de la habitación.

En la cocina Maria ya les tenía el almuerzo hecho, no le extraño ver las sonrisas de tontos enamorados que traían sus jefes en el rostro.

–Veo que descansaron muy bien– le dijo Maria guiñando un ojo.

–La mejor noche de mi vida– respondió Paulo haciendo que Oriana se sonrojarse.

Mía empezó a saltar en su sillita al ver a sus padres, Paulo se apresuró a agarrarla y llenarla de besos mientras ella reía encantada.

– Por eso dicen que las niñas son para los padres; veras cuando crezca, Paulo la tendrá consentida – le dijo Maria a Oriana en un susurro.

Todos se sentaron a comer en el desayunador de la cocina, se sentían como una familia completa finalmente.

El resto del viaje lo pasaron con salidas en los jardines de la villa y tardes jugando con su hija; los dos estaban pendientes de los proyectos de la empresa pero no dejaban que el estrés interfiriera en su luna de miel.

El martes cuando volvieron a su hogar; todo era totalmente diferente, los dos planearon enamorar al otro en ese viaje, pero el descubrir que ya lo estaban fue lo mejor que les sucedió.

–Me siento muerta, viajar tantas horas es cansado– dijo Oriana tirándose a la cama se su habitación.

– Eso y jugar con nuestra hija de 7 meses amor– dijo colocándose sobre ella manteniendo su peso en sus antebrazos.

–Antes que nos demos cuenta estará saliendo con chicos a fiestas– dijo Oriana con una mirada picara.

– No, no quiero pensar en eso todavía– repuso Paulo con el ceño fruncido y bajando su cabeza para besar el cuello de su mujer— no tendrá permiso para salir con chicos hasta que cumpla 50 años.

Oriana comenzó a reír.

– ¿Por qué? ¿Temes que aparezca algún guapo extranjero y se enamore de el?– dijo Oriana entrelazando sus dedos en el cabello de él

– Si– respondió únicamente haciendo a Oriana reír.

– A mí solo me preocupan los de raíces italianas con ojos verdes— le rozo los labios— tienen mucho peligro... lo digo yo que estoy casada con uno.

Le dio un beso casto.

—Pero no sé cómo le explicaremos todo a Mía cuando crezca.

– ¿El qué le explicaremos?– pregunto susurrando el desde su cuello– ¿El por qué mamá y papá se encierran en su cuarto por un par de horas? En algún momento llegara esa conversación y de preferencia, hay que esperar a que nuestra pequeña tenga mínimo treinta años. No quiero esas ideas en su cabeza antes de los treinta.

Oriana volvió a reírse.

–Bueno... No me refería a eso. No tengo planeado explicarle eso ahora y no esperaremos tanto.

– ¿Entonces?– dijo el levantando la mirada.

–Me refiero a el cómo esta farsa se convirtió en lo mejor que nos ha podido pasar. Ni en un millón de años hubiera podido adivinar que llegaría a amarte tanto.

–No tanto como yo cariño.

El empezó a quitarle la ropa y a demostrarle una vez más lo cierto de sus palabras.

Mientras ellos disfrutaban de su amor, en otra parte del país; Lizardo se encontraba nervioso por hablar con sus padres.

Él debía decirles la decisión de mudarse a New York, pero debía de tener cuidado para no mencionar el nombre de Oriana.

Entiende el resentimiento de su hermana hacia su familia, pero lo que no entiende es el comportamiento de sus padres ante ella.

Él siempre ha tratado de mantenerse al margen de todos esos problemas pero jamás dejó de tener contacto con Oriana. Era su hermana y le parecía ridículo la posición de su madre a querer cortar contacto con ella.

Decidió hablar primero con Tiziana, ella era su hermana mayor, el, la amaba mucho pero detestaba sus actitudes similares a las de su madre.

–Hermanito, tiempo de no saber de ti– dijo Tiziana al contestar el teléfono.

– No seas exagerada Titi, nos vinos hace un par de días– respondió Lizardo rodando los ojos.

–Saludarnos en los pasillos de la universidad no cuenta Lizardo, dime ¿Qué quieres?

– ¿Que te hace pensar que quiero algo?– le pregunto.

–Solo me hablas cuando quieres algo, así que dime.

Lizardo sonrió inconscientemente a su hermana, aunque no lo admitiera era cierto.

–Está bien, como sabrás mi trabajo de investigación ha sido anulado.

–Lo sé, Lizardo, todos hablan de eso; al parecer nadie esperaba que negaran tu proyecto y que te negaran la ayuda; son unos mal nacidos – dijo Tiziana enojada

–Lo sé, Titi; pero sobre eso quería hablarte; he conseguido una empresa dispuesta a ayudarme con mi proyecto.

–Espera, ¡¿Qué?! — Exclamo emocionada. —
Lizardo ¡Por Dios! Eso es increíble, felicidades.

–Gracias, Hermanita, el único detalle es que la empresa se encuentra en New York. Tengo que trasladarme en un par de semanas.

– ¿New York?, ¿Mamá y Papá lo saben? – pregunto preocupada por la reacción de sus padres; la última vez que un miembro de la familia se mudó de país no resulto bien, y el más afectado fue su padre.

–Todavía no– Suspiro – quería hablar contigo primero; ¿Has hablado con papá últimamente?

–Hace un par de semanas, aunque él diga que no. Sé que la extraña; y la actitud de Mamá de siempre recalcar que era una inútil, no ayuda mucho.

–Ella no es una inútil Tiziana, no sé por qué te quejas si eres igual que nuestra madre – le dijo enfadado.

–Lo siento Lizardo, pero es cierto, Mamá me ha contado que últimamente ha estado llamando demasiado a casa, es más, un par de veces me llamo a mi celular.

– ¿Has hablado con ella?– pregunto Lizardo a pesar de saber la respuesta.

–No Lizardo, ella tomo la decisión de tirar su futuro por la borda y yo no seré la que la ayude en sus malas decisiones.

– ¿Cual futuro Samantha? ¿Ser empleada de alguna tienda del pueblo? ¿Eso es un buen futuro para ti?– le pregunto con poca paciencia.

–Claro que no, yo tengo ideales diferentes, pondré mi propia clínica en el centro del pueblo, no seré empleada de nadie.

Su hermano sonrió ante esa afirmación. Tal vez Tiziana no estaba tan equivocada, sus ideales y los de Ori eran demasiado diferentes.

Mientras Titi soñaba con vivir para siempre en Rosario, Paige tiene su vida en la gran ciudad junto con su esposo e hija y una carrera exitosa.

–Tienes razón, son demasiados diferente– no pudo evitar sonreír.

–Bueno hermanito te dejo, suerte al hablar con nuestros padres, cualquier cosa me puedes llamar. Adiós.

–Adiós Titi.

Colgó la llamada y se decidió a llamar a sus padres.

–Hola hijo– contesto su madre, la señora Catherine Fulop.

–Hola Mamá, ¿cómo están las cosas por allá?

–Bien hijo, tu padre ha estado un poco decaído, estas últimas semanas; ella ha estado dejando más mensajes de lo normal, él no sabe nada y yo estoy segura que ella quiere volver...

– ¿Y qué problema hay con que vuelva? somos su familia Mamá, estamos para apoyarnos...

–No me vengas con tu discurso, Lizardo. Oriana sabía que en el momento que saliera por esa puerta dejaba se ser parte de nuestra familia.

– ¿Y le dejaron otra opción? Mamá, Oriana quería estudiar, y ustedes no le dieron la oportunidad.

–Entiende hijo que por mucho que nos doliera no podíamos darnos el lujo de gastarnos el dinero en algo sin futuro. Tu hermana, demostró una y otra vez que los estudios no eran su fuerte.

–Pero no solo por eso debemos ignorarla...

– ¡Lizardo!, no quiero hablar de tu hermana, mejor dime que necesitabas hijo.

–Este fin de semana iré a casa a visitarlos–Le dijo Lizardo en un suspiro.

–Hijo, que emoción, claro, aquí te esperamos – dijo Cathy con la voz alegre.

–Gracias Mamá, te tengo que dejar, nos vemos.

–Adiós hijo.

Uno vez cortada la llamada, Lizardo pensó en su hermana pequeña, ella no se merecía todo eso, su padre había enfermado luego de la partida de Oriana.

La presión se le disparaba con gran facilidad y cada vez que su padre se enteraba que Oriana había hablado se alteraba. Él se sentía culpable de que su hija huyera; pero su esposa le recalcaba que no era así.

A pesar de todo, Lizarso odiaba ver a su padre sufrir y ahora ver a Ori triste por su ausencia lo hacía sentirse peor.

De camino a su departamento tomo una decisión muy importante para todos.

No importaba lo que sucediera, el volvería a reunir a su familia.

Y asumiría las consecuencias de ello.

Adivinen quién llegó?
La que no actualiza hace banda
AHHHHHHH
Ay lo siento mucho mucho, últimamente estuve muy ocupada y tuve visita.
Espero les guste este capítulo
LOS AMO ❤️

Paty.

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