FRDZ: Friendzone |J.Jungkook

By MJGozz

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―¿Que se siente saber que la única persona que te conoce mejor que nadie en el mundo no sabe todo lo que sien... More

.•Booktrailer•.
00.•El principio de todo•.
01.•Una mirada al pasado•.
02.•El primer dia•.
03.•Fiesta del ingresante•.
04.•La boca del lobo•.
05.•Ratas de biblioteca•.
06.•Nuevas Estrategias•.
07.•La verdad de la mentira•.
08.•Primera jugada•.
09.•Subidas inesperadas•.
10.•Planificación•.
11.•Hora del juego•.
12.•Bajadas peligrosas•.
13.•Arrepentimientos•.
14.•Reemplazo•.
15.•Nuevo rumbo•.
16.•Cuerdas flojas•.
17.•Estragos•.
18.•Transparencia•.
19.•Cara a cara•.
20.•Inefable•.
21.•El otro él•.
22.•Encrucijadas•.
23.•Antes de la tormenta•.
24.•Ojos abiertos•.
25.•Silencio•.
26.•Un mal chiste•.
27.•Balance•.
28.•¿Mala persona?•.
29.•Por ti•.
30.•Ni vaso ni vacío•.
31.•Punto de quiebre•.
32.•Dualidad•.
33.•La otra cara•.
34.•Donde debo estar•.
35.•El jardin sin retorno•.
36.•Fondo•.
37.•Malas decisiones•.
38.•Sube y baja•.
39.•Caricias de día•.
40.•No todo lo es brilla es oro•.
41.•El final de todo•.
01.•Epílogo•.
02.•Epílogo•.
.•Agradecimientos•.
Extra00.•JiEun•.
Extra02.•Lazos de sangre•.

Extra01.•Amigos con derechos•.

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By MJGozz

Extra N°01: Amigos con derechos.
Jeon/Jang JungKook.
Mediados de octubre, 2010.

~•••~

Busan.

La fiesta cada vez se ponía más y más aburrida. Como toda fiesta de cumpleaños familiar, no podía esperar más que ver a mis tíos bailando en el centro de la sala de estar con más botellas de soju en su organismo que sangre pura. Todo un espectáculo al cual me sentía obligado a asistir por el simple hecho de no haber visto a mi familia paterna en varios meses.

Desde mi última visita a Busan las cosas no habían cambiado en absoluto, el mar seguía salvaje y seductor como siempre, mi abuela seguía tratando de terminar el bordado que había comenzado en aquel tiempo, mis primas y primos seguían siendo los mismos locos de siempre y mi cuarto no tenía ningún cambio. Y, aun así, todo se sentía diferente. Como si la falta de cotidianidad te arrebatara un poco del calor familiar. Como si, poco a poco, me convirtiera en ese primo con el cual nadie quería charlar porque lo veían muy poco y era casi un extraño. Como si estar conmigo fuese un compromiso impuesto por mis tíos.

Como si realmente no perteneciera a esta familia.

Tragué saliva con dificultad cuando la sensación de incomodidad se apoderó de mí. De un momento al otro comencé a sentir que no era bienvenido y el anhelo por escapar cada vez era más fuerte.

¿Por qué no sales a tomar un helado con tu hermano? Nadie podría rechazar un helado.

El mensaje de EunJi llegó como un pequeño salvavidas. Había estado enviándome mensajes desde el momento en el que había llegado a la fiesta ya que tanto ella como yo sabíamos a la perfección que me aburriría.

Lo intentaré. Deséame suerte.

Me puse de pie en busca de mi hermano, con una angustia cuyo origen no conocía exactamente. Pues, a pesar tener diferentes padres, ambos teníamos la misma madre. La misma sangre. De alguna manera, él era el único familiar de sangre que tenía aquí. La única persona que se suponía no debía rechazarme en esta fiesta.

Lo encontré sentado en uno de los sillones, hablando con uno de nuestros primos. Me detuve por un segundo, ¿realmente necesitaba esto? En la gran mayoría de las familias siempre hay un par de individuos que se comportan como unos completos idiotas. Como si fuesen la manzana podrida que afecta al resto, JunHyung era uno de ellos. Quizás el peor.

Sentí mi celular vibrar en mi bolsillo.

Fighting!

Solté un suspiro. Como si ese mensaje fuese la motivación que necesitara y me acerqué a ellos.

―Ejem...―fingí toser con una clara y evidente intención de llamar la atención.

Ambos interrumpieron su interesante conversación con un notable mal humor y clavaron su mirada sobre la mía, con la misma intensidad de varias puñaladas.

Casi me quedo mudo.

―En la cocina―fue lo único que contestó mi hermano y entonces volteó la mirada con fastidio hacia mi primo. Ambos comenzar a charlar nuevamente sobre un comic. Yo me quedé en silencio sin comprender lo que sucedía.

―¿Disculpa?

El volvió su mirada sobre mí con pesadez.

―Nuestro padre, está en la cocina.

Mi primo se ahogó una risa sarcástica.

Apreté los puños.

―En realidad, quería hablar contigo―repuse, gastando lo poco de energía que me quedaba del mensaje de EunJi. Sin embargo, la risa de JunHyung comenzaba a martillarme los oídos―¿Se puede saber que es tan gracioso? ―inquirí dirigiéndome a él.

―Tu―respondió inmediatamente. Como si estuviese ansiando mi pregunta con tal de responder su veneno habitual.

Mi madre me había advertido sobre este tipo de situaciones, sobre él en especial. Sobre ignorarlo y fingir que no lo había escuchado. ¿Pero cómo podría ser capaz de hacer algo así cuando aquel idiota se reía en mi cara?

―¿Yo? ―repetí con sorna―¿Tan importante soy como para hacerte reír?

Su sonrisa mágicamente se desdibujó.

―Te crees la gran cosa, bastardo―dijo aquellas palabras como quien escupe el veneno de una herida. Con asco y amargura.

Fue como un golpe, uno fuerte. En especial porque era la primera vez que me llamaban de esa manera. Como si no fuese nadie y mi existencia fuese un error.

Como si fuese un monstruo.

Me quedé perplejo, observando a mi hermano de manera expectante. Consumiendo mi último poquito de esperanza en vano al ver que él no decía ni una palabra.

―¿No dirás nada?

El alzó ambos hombros.

―Si nos ponemos a analizar la definición de la palabra, no está mintiendo.

Un pequeño frio se apoderó de mi cuerpo. Sentía las manos cubiertas de un sudor frio, casi congelado. Solté una pequeña risa sarcástica e incrédula, para ocultar un poco mi postura dolida y me crucé de brazos.

―¿Eso es lo que piensas de mí?

―Eso es lo que todos aquí pensamos de ti―contestó mi primo a cambio.

Le dediqué la mejor mirada de repulsión que alguna vez pude haberle dedicado a alguien y entonces, sin quererlo, comencé a pasear mi vista por el resto de mis familiares. Había escuchado varias veces a mi abuela juntarse con mis tías y criticar entre algunas cosas, la política, algunos países extranjeros y, como no podía faltar, a algunos vecinos y amigos de la familia. Comentarios como "¿oíste que la hija de la señora Kim dejó la universidad?" o "El señor Cho le es infiel a su mujer con su secretaria" nunca faltaban. No pude evitar pensar si alguna vez yo protagonicé alguno de sus encuentros cotillas.

―¿Siquiera sabes cuál es tu verdadero apellido?

Esta vez no respondí. Dejé que el golpe me afectara solo porque una parte de mí siempre quiso saber eso desde que me había enterado de la verdad. Mi madre nunca había querido decírmelo. Supongo que por la vergüenza o quizá miedo a que yo me decepcionara de ella. Ya que, para mi, mi padre biológico era un signo de pregunta sin nombre ni rostro. Algo casi inexistente. Pero, al agregarle un nombre a esa mancha borrosa que tenía en mi cabeza entonces poco a poco se haría verdad. Sin embargo, era algo que tarde o temprano debería saber, estaba en todo mi derecho.

Finalmente, mi hermano mayor recordó quien era. O al menos se percató de que su primo estaba degradando a su hermano menor frente a él.

―Jun, para de una vez, no tiene sentido―pidió levantando una mano, como si hiciese una señal de "stop" pero menos exagerada.

―Mírate, queriendo encajar entre nosotros cuando eres un Jang.

―¡Para de una vez con esto! ―pidió JungHo. Justo a tiempo para cuando mi padre posó una mano sobre mi hombro.

Sin quererlo, me sentí incomodo ante su tacto, dando como resultado que moviese mi hombro de manera disimulada para soltarme de él. ¿El también pensaría que soy un bastardo? ¿se sentirá obligado a quererme solo porque quiso a mi madre?

―¿Qué sucede aquí? ―preguntó con suma seriedad.

―Nada―respondí sin animo―me iré a la playa.

el frunció el ceño.

―¿Cómo? ¿A esta hora? ¿solo?

―Claro que no―dijo una tercera voz a mis espaldas y entonces sentí como mi prima dejaba caer su brazo sobre mi hombro―así será más fácil para ambos el poder escapar―susurró en mi oído―comenzábamos a aburrirnos y como hace mucho que no volvía de Seúl tenemos que ponernos al día, pensamos que la playa sería más tranquila...

JungHo y JunHyung miraban a mi prima como si acabara de salirle un tercer ojo en la frente. Yo, por mi parte, miraba a mi padre con seguridad mientras asentía a todo lo que ella decía. Prácticamente, podría estar afirmando que me encantaba comerme los mocos y yo estaría asintiendo ciegamente con tal de salir de aquella fiesta incomoda.

Mi padre, o bueno, en todo caso, el padre de JungHo asintió con un poco de duda y finalmente permitió que ambos partiéramos hacía la playa.

Me largo de aquí.

Tecleé rápidamente y guardé el celular en el bolsillo. Mi prima me miró con travesura.

―No puedo creer que funcionara, me haces falta en las reuniones familiares―comentó entre risas mientras corría calle abajo, en dirección al mar.

―Pensé que nadie me echaba de menos―confesé, haciendo una mueca de incomodidad.

Ella me miró confundida.

―¿Lo dices por JunHyung? Él tiene mierda en la cabeza desde que nació―explicó con seriedad, como si fuese un doctor anunciando la condición de un paciente―A veces no logro entenderlo, todo el mundo dice que los gemelos suelen llevarse de maravilla, pero realmente creo que me quedé con toda su inteligencia durante esos 9 meses, incluso me quedé con parte de su gusto por las mujeres―bromeó.

Solté una pequeña risa.

¿Vas a la playa? Puedo acompañarte si quieres. Mis padres ya se durmieron.

―Iras a ver a tu "amiga", ¿Verdad?

Me golpeó en el hombro.

―Al menos tu si puedes presentar a tu "amiga" sin que tus padres piensen que algo está mal contigo―comentó manteniendo la gracia, aunque sabía que aquello le molestaba de sobre manera. El no poder presentar a su novia como lo que era.

Ayer estuvimos juntos todo el día, espero que no te canses de mí. Te espero en el faro.

―¿Qué quieres decir con eso? ―pregunté apartando mi mirada de la pantalla para verla con curiosidad.

Ella soltó una risa, de esas que hacían los adultos cuando un niño se equivocaba. Para llevarme tres años, sí que sabía actuar como la mayor.

―¿Esperas que finja que no veo la manera en la que se miran?

Bufé.

―Eso es absurdo.

Jamás podría cansarme de ti, kookie.

―Ay, kookie―comenzó a burlarse cuando estiró su cuello lo suficiente como para leer el mensaje.

Instantáneamente guardé el celular.

―Déjame en paz―pedí entre risas. Ella no paraba de hacer caras tontas mientras cantaba "kookie" con un ritmo muy empalagoso.

―Jamás, kookie―bromeó nuevamente. Se detuvo poco después para leer el cartel que indicaba el nombre de la calle y luego hizo una mueca, como si se sorprendiera de lo mucho que habíamos avanzado―Yo me voy en esta calle, avísame cuando termines con EunJi así volvemos juntos, no sospecharan nada.

―Suerte, Julieta.

―A ti, Romeo.

Y con una risa, ambos seguimos nuestros caminos.

***

El frio se notaba más cuando llegabas a la arena de playa, lo que me había hecho arrepentirme en varias ocasiones por no haber traído un abrigo de más. Cuando llegué al faro ella ya estaba ahí. Sentada sobre una gran roca esperándome con una gran sonrisa. Resultaba inhumano la gracia con la que todo su rostro armonizaba a la perfección. Como si fuese de otro planeta. Su sonrisa, la forma de sus ojos, se cejas rectas y delicadas, su nariz pequeña y la manera en la que siempre se sonrojaba al verme.  Al abrazarla me di cuenta de que esa era la cotidianidad que necesitaba. No importaba si estaba en Seúl o en Busan, ella mágicamente siempre estaba para cuando yo la necesitaba y de alguna manera, sabía que yo siempre estaría para ella.

―¿Te trataron mal? ―preguntó con un evidente tono de preocupación, acunando mi rostro sobre sus manos y examinándome como si fuese a encontrar algún rasguño.

Reí ante su inocencia y con mi dedo índice piqué la punta de su nariz, robándole otra risa.

―Cada vez se siente más raro, desde que todos se enteraron siento que hablan a mis espaldas.

Ella entornó los parpados sobre mi mirada, como si sospechara de algo y entonces comenzó a buscar algo detrás de mí con suma concentración. Dio varias vueltas detrás de mí y finalmente volvió a su lugar.

―Efectivamente, no hay nadie hablando a tus espaldas.

Solté una pequeña carcajada que ella no tardó en acompañar.

Poco después tomamos asiento sobre la arena, teníamos esa pequeña costumbre de mirar a las olas sin la necesidad de decir una sola palabra. Nos entendíamos tan bien que incluso en el silencio más absoluto la pasaba de maravilla. EunJi acomodó su cabeza sobre mi hombro y fue aquella acción la que me dio pie para pensar en lo que mi prima había dicho hace un rato.

Pues, no poseia ni la más mínima idea sobre qué era el amor, pero si era eso que yo sentía a su lado, entonces estaba enamorado.

―EunJinnie―susurré y por los segundos posteriores donde ella permaneció en silencio, temí que las olas me hayan callado

―¿Qué sucede?

Mis manos temblaron levemente, no podía creer que realmente estuviese por hacer eso.

―Te quiero―dije, casi que con miedo.

Ella soltó una pequeña risa nasal.

―Yo también te quiero, kookie―respondió risueña.

Negué levemente.

―No, EunJi, hablo en serio, te quiero―reiteré. Esta vez usando un tono más firme.

Me miró con gracia, cambiando completamente su actitud. Solía tener esos momentos donde un segundo era una clase de chica y al siguiente uno completamente diferente. Como si fuesen dos chicas dentro de una...

Y no sabía cuál de las dos me gustaba más.

Cuando la sonrisa apareció sobre su rostro sentí un poco de miedo hacía la posibilidad del rechazo, de todas formas, ese miedo no tardó en desaparecer ya que al segundo entrante me acercó a ella y sobre mi oído susurró.

―Ese tipo de relaciones no duran―declaró, dejándome helado―Hagamos esto más interesante.

Entrecerré los ojos, confuso. ¿Me estaba rechazando o me correspondía?

―No logro comprenderlo.

Volvió a reír nuevamente.

―Los noviazgos de hoy en día duran muy poco, pero nosotros podemos hacer algo distinto, algo que podría funcionar por un largo tiempo―mencionó haciendo un alargamiento de la palabra "largo"

Sonreí con travesura.

―Te escucho.

~•••~

Finales del 2016.
Seúl.

Levantaba uno de los pequeños almohadones del sofá que se me había aventado cuando sonó el timbre del departamento.

De solo pensar que la rubia había vuelto para darme otra cachetada no pude evitar hacer una mueca de fastidio, sin embargo, me acerqué al portero eléctrico para corroborarlo. Al verla sonreí de lado.

―Hola preciosa―saludé cuando abrí la puerta. Ella esbozó una pequeña sonrisa, igual o más mala que la mía.

Ni siquiera había necesidad de hablarnos. Ambos éramos impulsivos, como si cada vez que nos viéramos entráramos en modo automático, en parte porque queríamos y otra parte porque quizás era lo único que sabíamos hacer. Como si el deseo y la costumbre se combinaran para escupir nuestra clase de amistad como resultado. Tiré de su brazo para acercarla hacía a mi e inmediatamente cerré la puerta a su espalda. La tomé por la cintura, sin despegarme de sus labios, y la elevé de manera tal que sus piernas se enredaron sobre mi cadera, para poder estar a la misma altura.

―¿Qué pasó en tu sala de estar? Es un desastre―comentó entre besos. Había comenzado a jugar con los botones de mi camisa.

Ahogué una risa en sus labios.

―La rubia del salón B...―murmuré sobre su cuello, mordí levemente una zona a pocos centímetros de su oreja. Le sentí temblar―No se lo tomó bien cuando le dije que no la quería ver.

―Pensé que esta vez le habías dicho que no querías nada serio.

―Y lo hice, pero parece que aún no quería dejar el juego.

―ups―dijo de manera sarcástica ―mh...Jungkook...

Poco a poco fui caminando hacía el sofá, para poder estar cómodos. Una vez sentados, colé mis manos por debajo de la blusa que tenía, explorando la piel de su cintura con deseo.

―Soy todo oídos―respondí.

Mordió mi labio inferior, solté una pequeña risa. La nueva posición en el sofá la dejaba a ella a horcajadas, lo que era bastante beneficioso porque llevaba una falda encantadora.

―Conocí a un chico lindo―confesó con duda.

No me importó.

―Pues que lastima por el―susurré y fui dejando cortos besos desde su mandíbula hasta llegar a su cuello. Ella movió su rostro hacia un costado, facilitándome el acceso a su cuello. Incluso podía sentir su piel vibrar sobre mis labios cada vez que hablaba―Pasó un tiempo desde tu última víctima. 

―Hablo en serio.

Me detuve un segundo. Había hecho lo mismo varias veces, pero en esas ocasiones no necesité más que unos segundos de silencio para que ella rompiera en risas exclamando que me lo había creído.

Esta vez, mantuvo el silencio.

―¿Qué quieres decir con eso, EunJi? ―inquirí con seriedad, apartando las manos de su cintura. Ella aun no quitaba las suyas de mi cuello, en realidad había perdido su mirada en mi cabello mientras comenzaba a masajearlo.

Alzó ambos hombros.

―Quiero intentarlo con él, ya no puedo seguir haciendo esto, pero no quiero perder nuestra amistad―murmuró con un pechero.

Fruncí el ceño. La tomé de ambas muñecas y quité sus manos de mi cuello. Incluso me aparté de ella, quitándola de mi regazo.

―Entonces, ¿De la nada decides que no te importa lo nuestro? ―ella sonrió, definitivamente no podía ser algo serio. No actuaría como siempre si no fuese así―EunJi, para de jugar—pedí seriamente.

Fue como si me tiraran un balde de agua fría, de un momento al otro ni siquiera quería que me toque. El momento se había arruinado de tantas maneras distintas que ni siquiera podía contarlas.

―¿Acaso no se trató de eso siempre? ¿de...jugar?

Sutil manera de confesar que todo fue un juego. Aunque así era ella. Nada podía ser serio. Nada era eterno y a la primera que recibía una muestra de cariño por parte de los demás, se alejaba.

Hace un tiempo había decidido que la cosas fuesen intensas pero efímeras entre nosotros, con tal de no alejarse. Pero quizás ahora comenzaba a ver que todo era a su beneficio, pues yo nunca ganaba.

La noticia fue como una patada en el estómago. Sin embargo, me rehusaba a que me viese afectado, porque de esa manera ella sabría que ganó.

Y comenzaba a hartarme la idea de ser el peón en su tablero de juego. Cuando yo podía jugar mis propias reglas. Cuando ambos podríamos ser los dueños del juego, pero solo ella quiere mantenerse como la reina. ¿Es que acaso no veía lo loco que estaba por ella?

―De acuerdo—masajeé mis sienes, tratando de mantener la calma—entonces, dime algo, ¿si quieres algo serio con ese chico que fue lo de recién?

Su sonrisa, traviesa y seductora, casi letal, volvió a reaparecer en sus labios. Tomó mi rostro entre sus manos y depositó un pequeño beso sobre mi mejilla.

―Tómalo como una despedida, corazón―murmuró con voz provocativa―así no me extrañas durante el tiempo que no esté disponible.

Solté una risa nasal, completamente sarcástica. Quería reírme en su cara y a la vez reír en la mía por el idiota que siempre era cuando se trataba de ella.

―¿Ya supones que estaré ahí para cuando te aburras de él? ―inquirí con burla. Su rostro se volvió serio―Quizás yo también me tome un tiempo para buscar algo serio, siempre me pregunté que será presentarle alguien a mi familia.

Ella bufó sarcásticamente. Y se puso de pie con rapidez.

―Siempre estás ahí cuando yo aburro de los demás―recalcó con simpleza, como si se tratase de una verdad conocida por todos.

Un pequeño sentimiento de rabia despertó en mí. No siempre sería su pañuelo descartable. Apreté los puños de mis manos, clavando las uñas sobre mis palmas.

―Ya no más―le aseguré, casi convencido de que me estaba mintiendo.

Una de sus manos acarició levemente mi mejilla, me aparté bruscamente de su contacto y ella sonrió.

―Eso ya lo veremos, corazón―se puso de pie de un salto, tan contenta como entró―Nos vemos en el instituto, ¿sí? No olvides que mañana tenemos examen de matemática y SeoYeon está de viaje como para vuelva a pasarte las respuestas.

Por último, me guiñó un ojo y cerró las puerta tras ella.

En el momento en el que me quedé solo no pude evitar tomar el almohadón y tirarlo contra la puerta con rabia. La sensación de dependencia a ella no solo era por lo físico, como la mayoría de la gente asumía, la mayor parte de mi cariño hacia ella nacía desde nuestra niñez. De alguna retorcida manera veía la tranquilidad a su lado, quizás sin ser consiente de que me intoxicaba al mismo tiempo. De alguna forma, necesitaba demostrarle que ella ya no tenía el control sobre mi vida, aun si tenía que mentirme a mí mismo para convencerme de ello.

Y para ello necesitaba un plan.










///
ANTES DE QUE QUIERAN METER A JUNGKOOK EN LA HOGUERA. Recuerden de que este es el Jungkook que el consideraba un monstruo. Conózcanlo. Además, no me odien por escribir sobre el y EunJi ya que la mayoría de ustedes lo eligió en la encuesta que hice en mi Instagram.

Por otro lado, conocemos un poco más sobre su niñez y la relación que tenía con EunJi, como para no volverse dependiente.

Adoro a la prima de jk, honestamente me gustan los personajes lgbt, debería escribir más sobre ellos.

En fin. Este es mi regalo por haber llegado a los 700k y cómo está la crisis económica también es el regalo de reyes, navidad y Año Nuevo.

Espero que la hayan pasado genial 💖

Hay muchos detalles que se conectan y honestamente me gusta como quedo, espero que a ustedes también. Extrañaba demasiado escribirles por aquí 💖

Nos vemos en Game Is Not Over ;););)

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