7.1
Está claro que no soy una buena persona. Está claro que sólo me gusta preocuparme por mí mismo. Y por esas dos sencillas razones, está más que claro que muero de ganas por leer el diario de Sofía. Quizá descubra cosas de ella que no sabía. Tal vez, incluso, encuentre algo que me ayude a recuperarla y ¿por qué no? Es justo decir tengo ansias locas por saber si escribió sobre mí, por conocer aquello que vio en una persona tan arrogante y superficial como yo. Con esos pensamientos en mente, me dispongo a buscar la llave de aquel diario. ¿Dónde la guardaría una chica como Sofía? ¿Entre su ropa interior? No, no lo creo. ¿En este mismo cajón? No, no está aquí. ¿Bajo la almohada o sábanas? ¿En la caja de zapatos? Hummm. Mientras busco como un loco, escucho los pasos de alguien subiendo las escaleras con rapidez. Puede tratarse de Sofía. Tengo que esconderme en algún lugar, aún no soy capaz de enfrentarla y además no está lloviendo, si me descubre es seguro que me corre de su casa. Muevo la cabeza con rapidez de un lado a otro en busca del lugar idóneo y al final, termino por meterme bajo la cama, con el diario en las manos. Si todo sale bien, ella se meterá entre las sábanas y se dispondrá a dormir. No notará el cajón ligeramente abierto y tampoco se preguntará por su diario, a menos que se dedique a escribir sobre él por las noches...