D A M I Á N
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Aileen acomodo el cabello de Luz formando una trenza mientras que Becca acomodaba su falda frente al espejo. Me gustaría poder decir que mis chicas se ven hermosas, pero no puedo en sus miradas se refleja la tristeza. Mi maldición parecía haberse llevado a otra persona importante en mi vida, pero también importante en la vida de mis hijas. Siempre me idealice que este día llegaría, pero no tan pronto mucho menos de la manera en que paso todo. Becca saco a Luz ni bien Aileen termino de acomodar su cabello. El color negro hace a Rebecca lucir más mayor de lo que es y Luz en su vestido negro tampoco refleja mucha felicidad como siempre irradia. Ni bien la puerta de mi habitación es cerrada me dejo caer en la cama mientras algunas lágrimas silenciosas se escapan de mis mejillas.
Mi padre murió en un accidente de auto al parecer estaba viniendo a visitarnos y un conductor borracho se le atravesó de improviso causando que mi padre choque con una columna. La noticia me llego como un baldazo de agua fría esperaba que muriera de viejo, pero no de una forma tan trágica. Aileen se sienta a mi lado rodeándome con sus brazos y me refugio en ellos llorando como un niño pequeño.
– Déjalo salir cariño no te reprimas – con una delicada voz forzándose para no llorar Aileen intentaba consolarme. Mi princesa del rayo no entendía que era perder un padre, pero si sabía lo que era perder a alguien que quieres. Por eso sabía que decirme en estos momentos en donde me estaba derrumbando donde no podía ser el héroe de mis hijas por que no puedo regresarle la vida a su abuelo. Llore durante mucho tiempo y mi esposa estuvo ahí para mi consolándome en todo ese tiempo. Lo único que interrumpió mi desahogo fueron los golpecitos en la puerta de nuestra habitación. Aileen me dejo en la cama sentado y se arregló un poco el vestido arrugado acomodando su cabello abrió y antes que ella pudiera reaccionar mis hijas vinieron corriendo a abrazarme. No tardo mucho Aileen en unirse a nuestro abrazo familiar donde no había nadie que no llorara la perdida.
Con mucho esfuerzo pudimos salir finalmente de la casa con dirección al cementerio donde finalmente luego de unas palabras de despedida mi padre seria enterrado. Jayden también estará allí, no sé cómo se tomará que yo esté ahí también después de todo le conté la verdad a mi hermano y él sabe de mi maldición. Mi madre junto a mis hermanos y hermanas también estarán en el funeral apoyándome en este momento de luto. Aileen manejaba porque yo no podía hacerlo este día seriamos lo más normales que pudiéramos ser por eso no viajaremos por transportación. El llegar a ese cementerio fue como si apagará la luz de mi vida.
Cargando a Luz en mis brazos caminamos todos juntos hasta llegar al lugar donde enterraríamos a mi padre. Mi madrastra lloraba sentada mirando el ataúd de mi papá. Jayden abrazaba a Maya mientras ocultaba sus lágrimas. Rebecca corrió a refugiarse a brazos de su tío Anteros y Luz le extendía sus brazos a mi madre. Le entregue a mi pequeña que abrazada de su abuela lloró. Aileen me abrazo y pude refugiarme una vez más en sus cálidos brazos. Cuando la ceremonia religiosa paso llegó el momento de dar el último adiós a mi padre. Aileen tomo mi mano dejando una rosa blanca sobre la tumba de mi padre. Luz tomo mi otra mano dejando una rosa sobre el ataúd de su abuelo y unas palabras que sorprendieron a todos.
– Adiós abuelito cuidaré mucho a papá por ti nos veremos algún día – tiro un beso al ataúd y fue donde su hermana estaba con Anteros.
Deje mi rosa blanca sobre su ataúd dando mi último adiós a mi padre. Mi hermano Jayden me abrazo con fuerza tomándome por sorpresa. No dijimos nada sólo nos limitamos a dejar que ese abrazo dijera todo lo que sentíamos.
– ¿Quieren ir a comer al restaurante de tía Emma? – sugirió mi esposa intentando subir un poco el ánimo de las niñas y el mío. El restaurante de Emma quedaba del otro lado de la ciudad y me pareció buena idea ir para despejar un poco mi mente de tantas emociones.
– Si – hablaron las niñas un poco emocionadas. Aileen me miro por un segundo mientras frenaba frente al semáforo rojo. Su sonrisa delicada me hizo sentir un poco mejor y asintiendo a su petición mi esposa arrancó con dirección al restaurante de Emma.
Aparcamos justo enfrente al restaurante de la mejor amiga de mi esposa. El sitio cambió a lo largo de los años adaptándose a las nuevas generaciones. Cuando Emma heredó el restaurante de su abuela hizo algunos cambios ligeros, pero no se perdió lo rústico y familiar. Tampoco cambió mucho el menú aún sigue el menú especial para corazones rotos. Entramos al restaurante seguidos del ruido de la campana que avisaba nuestra llegada, sentándonos en la última mesa debatimos que ordenar.
– Quiero un batido de fresas y pastel de chocolate – pidió Becca dejando de lado el menú. Ya le había dicho a su hermana lo que podía elegir y Luz aún no decidía.
– Elegiré lo de siempre ¿y tu cariño? – Aileen tomo mi mano apretándola ligeramente.
– Lo mismo que tú rayito – Aileen asintió y miro a Luz que miraba a través del ventanal hacia afuera.
– ¿Luz ya decidiste que quieres comer? – mi pequeña dejo de ver a través de la ventana y miro a su madre.
– Quiero un batido de chocolate y pay de moras – mi niña me sonrió y se movió hasta donde estaba yo dándome un abrazo con mucha fuerza. – Te quiero mucho papá – Becca se unió a su hermana abrazándome y beso mi mejilla con ternura. Quien dice que tener hijas mujeres no es bueno es porque no tuvo unas hijas tan maravillosas como las mías. El flash de una cámara interrumpió nuestro momento y cuando nos separamos vimos a Aileen con su teléfono tomando fotos.
L U Z
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Papá dejo una rosa blanca sobre la tumba del abuelo mientras mamá nos abrazaba a Becca y a mí. Siempre veníamos en el aniversario de la muerte del abuelo a dejarle una rosa cada uno y dejarle unas palabras si es que deseamos hacerlo. Tengo escasos recuerdos del abuelo, pero mi madre se encargó de hacer muchas grabaciones a lo largo de nuestra infancia y ahí puedo recordarlo mejor. Becca es la que tiene un recuerdo más claro de cómo era el abuelo y siempre me dice que era un ser increíble. Me hubiera gustado saber mejor del, pero estaba muy pequeña cuando el falleció aun así los pocos recuerdos que tengo son con cariño. Esperamos que papá se despidiera del abuelo para poder ir hasta el auto y como año tras año asíamos ir al restaurante de tía Emma. Sabia por Catalina que habían reformado el restaurante por algo más vintage y volvieron al viejo modelo que tenía su bisabuela. En lo personal no podía decir si me gustaba o no porque todavía no había ido ahí, pero según me contó Cata quedo estupendo.
– ¿Luz es verdad que estabas saliendo con Jackson? – pregunto Becca de forma seria. Mi padre dio una frenada que causa que choque contra el asiento de mi mamá. Frotando mi cara mire a mi hermana negando con la cabeza y hable cuando sentí que mi corazón se calmó.
– Claro que no Rebecca solo ayude a Jackson por su cita con Apple es todo – mi padre pareció respirar aliviado y continuo su camino sin ninguna frenada brusca. Becca asintió satisfecha con mi respuesta y suspiro captando la atención de todos dentro del auto. – ¿Qué te pasa Becca? – no me gusta ver a mi hermana estando triste, pero en estos momentos no sé si esta triste o solo se encuentra pensando.
– Me cuesta creer que ya dejaras de ser nuestra pequeña Luz y estoy algo aterrada de que te rompan el corazón como lo hicieron conmigo a tu edad – recuerdo cuando eso paso Becca lloro mucho y mis papas no sabían que hacer para que se sintiera mejor. Hasta le di de mis mejores dulces de esos que no son para compartir para que se sintiera mejor, pero ni con eso funciono.
– Eso es muy lindo de tu parte Becca, pero ya tengo a papá para que me espante a las citas no necesito a una hermana cuidadora también detrás de mí – la abrace con fuerza y mi madre aprovecho el momento para sacarnos una foto. Hacia mucho tiempo que Rebecca no nos podía visitar por su trabajo y aprovechaba cuando ella tenía esas escapadas para vernos donde podíamos hablar de todo y podía abrasarla y sentirla cerca de mí.
– Llegamos niñas – bajamos del auto viendo la fachada del viejo restaurante que ahora se veía como nuevo pintado y mejor arreglado que la última vez que vine cuando estaban en construcción. Entre siguiendo a mi familia viendo cada cosa nueva en el restaurante y me encanto sinceramente Catalina es la mejor decoradora del mundo.
Nos sentamos en la misma mesa donde nos sentamos el día que fuimos a enterrar al abuelo y recuerdos vagos de ver abrazar a mi papá vienen a mi mente. Mamá nos pide que ordenemos algo mientras ella va a hablar con tía Emma acerca de lo bien que se ve el local. Este día me sentía algo triste y quise ordenar algo que levantara un poco mi ánimo y un jugo verde me tentó viniendo con el pay de moras de la tía Emma se me hizo agua la boca de solo pensarlo. Rebecca ordeno un batido de fresa y una torta con extra chocolate con una bocha de helado de frutilla. Mamá y papá ordenaron lo de siempre, les pareció extraño el pedido de Becca, pero continuamos charlando acerca de mis estudios, el trabajo de mi hermana y mi pronta coronación como princesa.
Lo cierto es que me sentía algo temerosa de la coronación puesto que ya sería reconocida como una princesa del olimpo y el cargo me parecía demasiado pesado. Había visto toda mi vida como ante mi madre y padre se asían reverencias ni bien llegaban a un lugar donde descendientes y dioses los reconocían. Rebecca creo que paso por lo mismo, pero ella elimino sus miedos ni bien tuvo la corona de rayos en su cabeza. Pero yo no soy perfecta como mamá ni valiente como Becca a mí me gusta ayudar a las personas no sentirme más que ellos. Mamá dice que ese es un noble pensamiento pero que ser una princesa no es por herencia sino una actitud y que yo lo demuestro hasta por los poros. La abuela Hera concuerda con mi madre ella dice que seré una gran princesa y la abuela Afrodita la apoya también. Sé que muchas desearían estar en mi lugar, pero ser una princesa es una responsabilidad muy grande no se trata de vestidos caros, zapatos por montones y riquezas sino de lo que eres con tu pueblo en nuestro caso el cómo somos con los otros dioses dirigiéndolos y con el destino del mundo.
Bianca mi prima al momento de su coronación salió corriendo porque tenía miedo de fallar de no ser lo suficientemente buena para la responsabilidad que se le venía encima. La tía Ylenia la convenció de que era capaz y mucho más que eso finalmente Bianca fue coronada con su tiara de caracoles marinos volviéndose una princesa del olimpo. Ahora es tiempo de que yo tome la decisión correcta por mí y por los que en mi confían es tiempo de dejar de ser una niña consentida.
– Lo haré – mi madre deja de hablar lo que sea que estaba diciéndole con papá y me miro sin comprender a lo que me estaba refiriendo – Lo de la coronación lo haré – Becca fue la primera que me abrazo estallando de felicidad y la siguió mi madre y por ultimo mi papá que nos abrazó a las tres como cuando era más pequeña.
– Estamos orgullosos de ti Luz nuestra pequeña trueno – hablo papá sacándome un par de lágrimas. Estoy segura de que hago lo correcto porque mi familia siempre estará conmigo.