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By RapMonsterxxxz

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❝ Dos príncipes del año 1600 se enamoran, pero no pueden estar juntos porque él es el prometido de su hermana... More

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Q&&''A
Almas Gemelas
NEWFANFIC

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By RapMonsterxxxz

Mientras tanto Jungkook se marchó a su habitación, quería leer para pasar el rato.

Decidió no ordenar que trajeran un libro para él de la biblioteca, podría ir él mismo, se levantó de su sofá y se dispuso a caminar por el extenso pasillo.

Bajó y tomó el que más fuese de su agrado, subió de nuevo para leerlo en la comodidad de su cama.

Subiendo las escaleras, se topó con su padre, quien las iba bajando, hizo una reverencia.

—¿cómo estáis, Jungkook?— el rey Nam al verlo.

me encuentro feliz, hoy los niños del pueblo aprendieron rápido son br..— Jungkook le contaba con emoción.

No pudo terminar porque Namjoon levantó la mano y dijo; —no me interesa.— con franqueza pues él pensaba que la educación era un privilegio que los menos afortunados no merecían recibir.

disculpe.— Jungkook con respeto.

acabo de estar con Eunha y Taehyung, que gusto que esté aquí.— cambió el tema.

sí, yo crucé caminos con él y lo traje a ver a Eunha, con lo del compromiso pensé que podrían tener tanto tiempo juntos como sea posible, si se llegan a enamorar sería más sencillo para ella contraer matrimonio.—

eso no importa, se casará enamorada o no, pero eso es tan considerado de tu parte y por lo que veo estás tomándote lo de la unión de una gran manera, no esperaba menos de ti.— Namjoon dió un par de palmadas a los hombros de Jungkook.

Él sonrió como su ánimo se lo permitió hacerlo. —es mi deber.—

—estoy orgulloso de ti.— Namjoon se dispondría a seguir bajando pero se detuvo de nuevo. —olvidé preguntarte, ¿qué tal la noche con tu actual favorita?— 

Jungkook sin ánimo respondió. —bien.—

—¿sólo bien? si necesitas elegir otra más podría preparar ..— Namjoon comenzó a decir.

no, no, no es necesario, con ella me siento totalmente complacido y feliz.— Jungkook no solía mentir pero no quería más favoritas.

¿seguro?— El rey con una ceja arriba.

totalmente.— Jungkook sonrió.

Con esa sonrisa le otorgó tranquilidad a su padre, quien no insistió más. Se marchó a sus propios aposentos.

Jungkook dejó salir un suspiro pesado cuando lo perdió de vista entre los grandes pasillos del castillo.

Se dió la vuelta, subió y enseguida estaba la puerta del cuarto de Eunha, sobre de ella Taehyung estaba recargado con los brazos cruzados mirándolo con una ceja arriba, diciéndo; —así que tienes favorita.—

—¿escuchast..? sabes que es de mala educación escuchar conversaciones ajenas.— Jungkook algo serio.

no escuché nada, lo de tu favorita me lo dijo tu hermana, completamente anticuado tenerlas.— Taehyung cruzándose de brazos.

es la ley, aquí las respetamos.— Jungkook acercándose más a él para no tener la necesidad de hablar fuerte por la distancia.

y  .. ¿de verdad te hace feliz?— Taehyung cuestionando.

¿no dijiste que no habías escuchado?— Jeon evadiendo.

tal vez sí escuché un poco.— Kim se rió un poco. —pero quisiera que me respondieras, ¿te hace feliz?— intrigado sobre la respuesta.

Jungkook no pudo mentir, se quedó callado y Taehyung lo supo entender.

es una completa pena que no seas feliz, eres alguien que merece serlo, siempre tan complaciente con todos, al menos por una vez deberías complacerte a ti.— Kim dijo sin pena o traba alguna, siempre dice lo que quiere.

siendo un miembro de la realeza las opciones no existen y el deber es la única realidad que tenemos.— Jungkook respondió al instante.

sabes que no estoy de acuerdo con ese pensamiento, nosotros podríamos hacer que tener el apellido que tenemos no sea una condena.— Taehyung.

—¿cómo?—

—haciendo lo que deseas hacer.—

Jungkook se rió de lado, le parecía una barbaridad tan sólo imaginarlo, algo completamente imposible, su padre jamás permitiría que se dirigieran por la vida a placer.

Taehyung observó cómo se rió y siguió hablando; —digo, ¿tienes algo que perder? no quiero ofenderte ni nada por el estilo pero, ya no serás rey, al menos podrías disfrutar de la vida.—

Jeon dejó de sonreír al escucharlo.

Llegó un guardia del castillo y se dirigió a Taehyung; —la carroza está lista.— se retiró enseguida.

Taehyung pasó al lado de Jungkook pero no sin antes detenerse a decirle en voz baja. —deberías considerarlo, nos vemos después.— se marchó, Namjoon había pedido una carroza para que lo llevase a su reino de vuelta.

Jungkook decidió sacar aquella idea de su cabeza y concentrarse en su libro, se dirigió a su cuarto, se sentó en su escritorio, tratando de leer pero su mente era ruidosa nuevamente.

Aquella idea de tener esperanza para alcanzar la felicidad se había metido en su cabeza, Taehyung la había metido ahí, cuestionando si tenía algo que perder y no, no lo tenía. Toda su vida se preparó, estudió y se esforzó por ser rey, por cambiar a su reino y levantarlo, ahora esa ya no era una posibilidad, ya no lo sería y por lo tanto no veía más razones por las cuales seguir el ritmo que llevaba.

Lo entristecía el hecho de no ser rey, lo anhelaba con todo su ser y de repente fue arrebatado de sus manos, no tenía otra meta en su cabeza y eso sin duda lo hacía cuestionar todo lo demás.

Dejó de leer porque las palabras comenzaban a revolverse en su cabeza y no lo disfrutaba, se recargó en su silla, solamente pensando en aquella charla, en aquel chico, tratando de descifrarlo a él también, tan libre que Jeon no lograba saber cómo podía comportarse de la manera en la que lo hacía sin tener represalias.

Admirado.

Tocaron la puerta y él salió de su trance de pensamientos, permitiendo el paso.

Era Jisoo, entró, fue hasta el escritorio con él, reverenció y dejó con cuidado en la tabla el tazón con fruta preparada que hizo.

gracias.— Jungkook al ver el tazón.

yo soy la que debe agradecerle a usted, la vida pinta de manera diferente para mí como favorita, gracias por darme el honor de ascender.— Jisoo con ternura.

Jeon apenas y le pudo sonreír.

—¿se encuentra bien?— Jisoo notándolo.

sí, sólo un poco distraído el día de hoy.— Jungkook fingió que volvía a leer el libro.

¿necesita algo? podría traerlo para usted.— ella siendo dulce.

con la fruta es más que suficiente.— Jungkook con amabilidad.

Ella le sonrió. —sé que no tenemos permitido tocarnos pero, ¿podría darle un abrazo?— con pena.

Él no vió lo malo en aquello, asintió, ella puso sus manos en los hombros del príncipe y de ahí las bajó por su pecho hasta abrazarlo por detrás, recargando su rostro en su hombro pues él estaba aún sentado en su silla.

Jungkook sintió confort pues no se sentía del todo fuerte hoy y sin duda lo necesitaba, un abrazo de parte de quien sea, así que sostuvo la mano de Jisoo sobre su pecho, deteniéndola unos momentos más abrazándolo.

Ella estaba totalmente encantada, le gusta Jungkook pero el sentimiento no es mutuo.

Al siguiente día.

En el castillo Kim, Taehyung se encontraba en la puerta con su padre Jin, arreglado y muy feliz, juntaba sus manos con emoción, esperando.

De pronto un carruaje entró por las gran puertas de metal del castillo, rodeando la fuente de la entrada, llegando a la entrada principal.

Del carruaje bajó Leeteuk.

Taehyung enseguida corrió a abrazarlo, muy feliz. —te extrañé.— confesó.

yo también Taehyung.— dijo el mayor con dulzura, se separó de Tae.

bienvenido Leeteuk, ¿qué tal el viaje?— Jin también fue a saludarlo.

algo largo, he terminado los inventarios de cada aldea del reino como ordenó.— Le respondió.

que bueno que haz vuelto, tengo tanto que contarte.— Taehyung dijo queriendo llevárselo pero Jin los detuvo.

será después, ahora necesito que me entregue un informe.— Jin se fue con él a los aposentos dónde tenía su escritorio y se encargaba de los asuntos del reino.

Taehyung fue a su habitación, a esperar que terminaran con lo suyo para poder hablar con Leeteuk.

Después de un prolongado rato, tocaron su puerta y sabía quién era, lo dejó pasar.

Enseguida Leeteuk entró e hizo una pequeña reverencia para Taehyung quien enseguida comenzó a hablar; —todo fue un caos desde que saliste de viaje.— suspiró sentado en su cama.

¿habláis del trato que vuestro padre hizo con los reyes del norte?—

Taehyung asintió.

sí me lo comentó, al igual que la serie de rabietas que habéis hecho respecto al tema.— Leeteuk poniéndose algo serio.

¿puedes culparme? Me están obligando a casarme.— Taehyung algo molesto.

lo entiendo, no es justo pero es necesario por tu familia, por el reino, por toda la dinastía blanca, créeme que si pudiese ser de otra forma yo mismo intercedo por ti pero no puedo, tal como está escrito se hará.— se sentó a su lado y con tacto explicó.

Taehyung giró los ojos, recargó su cabeza en el hombro de su mayor. —ni siquiera quiero ser rey.—

yo lo sé, pero es tu deber y no todo es malo, siendo el rey tu palabra será la ley y con ese peso de poder en tus manos podrías hacer lo que quieras.— Leeteuk dijo como consuelo.

¿de verdad?— Taehyung levantó el rostro con cierto brillo en sus ojos.

Él asintió.

¿podría hacer que la educación sea para todos? realeza, nobleza y proletariado.— Dijo enseguida.

sí .. — confundido. —¿de dónde sacaste esa idea?—

—por ahí ..— Taehyung con una sonrisa pura, pensando en lo que Jungkook le había explicado el día de ayer.

¿estás listo para tus clases de literatura?— Leeteuk levantándose.

Taehyung giró los ojos y se recostó en su cama, suspirando. —.— dijo con desánimo.

anda, levántate y sígueme.— Leeteuk salió de su habitación y Taehyung a duras penas fue tras él, lo llevó a la biblioteca a estudiar.

El día pasó, entre estudios, conversaciones vagas y cena familiar, por fin la noche había caído, las estrellas y la luna habían salido a alumbrar todo el paisaje.

Taehyung no tenía sueño, yacía acostado para dormir, pero no podía conciliar el sueño, por más que lo intentara no podía dormir, tenía una pequeña espina de nombre Jungkook y no entendía por qué no dejó de pensar en él todo el día, con que fin los suspiros se escapan de su boca para dedicarse a aquél varón.

Decidió levantarse, tomó un libro, fue a su balón y decidió leer ahí, la luz de la luna era brillante, alcanzaba a leer tenuemente aquellas letras de poesía que Taehyung tanto amaba recitar.

Leía mientras pensaba.

“Seríamos ese caos de los que llenan al mundo, pero de los que poco se sabe. Y quizás el nuestro sería un poco diferente.
Nos conocimos sin querer, estaba más que claro que aquello no podía ser, por todo lo que rodea nuestras vidas. Porque eso es todo lo que el mundo conoce; los límites.
Seríamos todo aquello que desborde ropa interior y lágrimas mezcladas de felicidad con tristeza, funcionaría como algo especial. Pero decidimos no hablarlo, no escucharnos y funciona por el día, pero en cuanto la noche aparece nos aferramos a lo que no podremos ser.
Podríamos si te atrevieras, pero no.”

Terminó de leer y suspiró, dejando de lado aquel libro, no lo había ayudado mucho. Estaba confundido, pues los sentimientos son involuntarios pero jamás había leído un caso como el de él y no lo dejaba tener paz.

Al no conseguir nada, decidió salir, bajó de la misma forma, escabulléndose por aquella gran decoración de madera, fue hasta el establo y sacó a su caballo, tratando de no hacer tanto ruido.

Pudo salir sin que se dieran cuenta que estaba ahí.

Fue a casa de Baekhyun y lanzó una piedrita a la ventana que sabía con anterioridad que era la de él.

El adormecido amigo abrió la ventana y se asomó. —¿mmm?—

—Baek, ven, necesito hablar.— Taehyung trató de decir en el tono más bajo y audible que pudo.

dormía ya, ¿podemos hablar en la mañana?— Baek dió un bostezo.

baja ahora mismo.— Taehyung en el mismo nivel.

mañana trabajaré con mi madre desde temprano, necesito descansar, te veré mañana hermano, buenas noches.— Baekhyun dijo y cerró la ventana.

maldito.— Taehyung sin molestarse realmente.

Sin hacer más ruido decidió subir nuevamente a su caballo y dirigirse a las orillas del reino él sólo.

Al llegar a su lugar observó que había otro caballo atado ahí. Bajó del suyo y lo dejó ahí también, poniéndole atención nuevamente a la dulce pero melancólica tonada de violín que provenía del pequeño lago, observó de nuevo por los orificios y vió sin más ni menos al príncipe Jungkook, tocando arduamente.

Se recargó de ese lado de la pared, de espaldas, deleitándose con la melodía que el príncipe entonaba, tenía tanto sentimiento, la música siempre nos dice algo, es el método de expresión más sincero y claro que hay.

Y sonaba triste, no como sus anteriores tonadas que pintaban un color neutro, la que estaba sonando tenía el color azúl, tan triste.

De repente dejó de tocar.

Taehyung esperaba eso para entrar, no quería ayudar a romperle otro, con sutileza entró al lugar con él. —¿de nuevo aquí?—

Jungkook había dejado el violín en su estuche y tenía las notas en sus manos pues escribía, levantó la vista de ellas para ver a Taehyung entrar. Rió con suavidad. —lo lamento si te sientes invadido, no había encontrado lugar tan bello y alejado donde fluyera la música para mí como aquí.—

—no importa, podría compartirlo contigo.— Taehyung se acercó sintiendo cierta emoción en su estómago.

Jungkook guardaba sus notas, estaban regadas por doquier y creía que era hora de irse.

no, por favor sigue tocando.— Taehyung puso su mano sobre la de él, pero no duró mucho ahí, se apartó rápido.

Jeon lo escuchó, dejó sus partituras afuera, sujetó su violín y siguió tocando.

Kim se quedó admirándolo y no lo podía evitar, la grandeza del hombre era increíble, su talento igual y su belleza no dejaba dudas ni quejas.

Terminó de tocar junto con un suspiro.

bravo, cualquiera se enamoraría de escucharte tocar así.— Taehyung dijo sin pena.

Dejando a Jungkook confundido. —¿gracias?—

pero, ¿por qué suena tan triste?— Taehyung curioso.

Jeon miró el arco en sus manos y con pena respondió; —a veces los instrumentos traicionan y hablan por sí mismos sobre lo que queremos transmitir.—

Taehyung lo entendió. —¿estás triste?—

—no tienes que preocuparte por ello ..— Jungkook guardó sus notas, evadiendo las miradas de Tae sobre él.

me interesa saberlo, quiero escucharte, estoy aquí para ti.— Taehyung dió un paso más hacia él.

Jungkook detuvo lo que estaba haciendo, se colocó recto y lo miró, sorprendido.
A la hora de consuelo o escuchar, generalmente él es el que escucha, jamás alguien se había interesado por oírlo a él, preguntarle qué le pasaba, prestarle atención. Además los ojos de Kim reflejaban sinceridad y confianza.

¿de verdad?— Jungkook atónito.

Taehyung asintió a la brevedad. —vamos a sentarnos.— ayudó a Jungkook a guardar sus cosas y se sentó a su lado en la banca, poniéndole atención.

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