En Brazos de un Angel

By gise_18

790K 55.6K 3K

Keyla es un alma caritativa, Jason subsiste gracias a la caridad. Ella ha perdido a su familia, él nunca ha t... More

Prologo
Capitulo 1
Capitulo 2
Capitulo 3
Capitulo 4
Capitulo 5
Capitulo 6
Capitulo 7
Capitulo 8
Capitulo 9
Capitulo 10
Capitulo 11
Capitulo 12
Capitulo 13
Capitulo 14
Capitulo 15
Capitulo 16
Capitulo 17
Capitulo 18
Capitulo 19
Capitulo 20
Capitulo 22
Capitulo 23
Capitulo 24
Capitulo 25
Capitulo 26
Capitulo 27
Capitulo 28
Capitulo 29
Capitulo 30
Epilogo
Siguiente libro

Capitulo 21

17.6K 1.4K 87
By gise_18

Hola, lo prometido es deuda. Aquí les dejo el capitulo, espero les guste y me regalen sus votos y opiniones!!

Saluditos!!

*****************************************************************************

Edward dejó los documentos sobre la mesa, revisando por tercera vez el contrato del terreno que tanto ansiaba. Estaba al tanto de que Keyla le haría la tarea difícil, incluso sabía que ella se había reunido con Philip, pero ignoraba el motivo del encuentro. Suponía que la joven quería tener a su ex novio de su lado y no le extrañaría que lo manipulase seduciéndolo. Eso misma hacía con su hijo, supuso. Jason estaba embelesado por esa muchacha y él se encargaría de que ella entendiera que no iba aprovecharse de su primogénito.

Se incorporó y tomó el saco que colgaba del perchero, dio indicaciones a su secretaria y salió de la oficina dispuesto hacer lo que fuera con tal de lograr su propósito. Desde que había recuperado a Jason, estaba pendiente de lo que ocurría a su alrededor. Trataba de convencerlo para que se hiciera cargo del negocio familiar y aunque el testarudo de su hijo se negaba, sabía que tarde o temprano acabaría aceptando.

De ningún modo permitiría que Micah fuera la cara visible de una empresa con trayectoria internacional. Era demasiado confiado y su imagen punk no coincidía con la que Edward quería enseñar. Pasó una mano por su rostro cansado, deseando poder tomarse unos días de vacaciones, merecidas sin lugar a dudas.

El vehículo estacionó frente a la librería. Descendió pero se detuvo a observar el interior del negocio notando que había más gente que la última vez que lo había visitado. Parecía que la pequeña rebelde sabía algo de negocios después de todo. Cuadró sus hombros e irguió su postura, dispuesto a enfrentarse a un nuevo desafío.

—Buenos días —saludó deteniéndose frente a una muy atareada Keyla.

Ella abrió los ojos cuando reconoció al hombre que tenía delante, ¿cómo olvidarlo? Si era la personificación de sus más terribles pesadillas.

—¿Qué hace usted aquí? —espetó observando para todos lados. Asegurándose de que estaba solo.

—He venido a negociar —él escaneó el entorno y se acercó, bajando la voz —. Me gustaría hablar en privado si es posible.

—Por supuesto —Keyla trató de que su voz sonase confiada, y esperaba haberlo logrado ya que por dentro estaba temblando.

Condujo a Edward hasta la oficina que estaba detrás de la librería, y que ahora era usada como depósito, pero allí podrían hablar tranquilos. Hizo señas a Maya para que se hiciera cargo de la librería y cerró la puerta tras su espalda.

—Muy bien, aquí estamos. ¿Qué tiene para decirme?

—No necesitas usar ese tono amenazante conmigo, muchacha —farfulló Edward apoyándose sobre el escritorio de manera casual —. Quiero que entiendas la gravedad de tu situación. Sé que eres la novia de mi hijo y estoy seguro de que quieres aprovechar ese vínculo para sacar provecho.

—Está muy equivocado…

—Aún no he terminado —espetó interrumpiéndola —, vas a dejar a mi hijo o de lo contrario me aseguraré de que de este negocio no quede nada. Vas a perderlo todo, tu negocio, tu reputación, tu dignidad.

—No me asustan sus amenazas —musitó Keyla, reconociendo de repente el error que había cometido en separarse de Jason. Nada cambiaría si ellos estaban juntos, Edward continuaría intentando destruirla aunque Jason se opusiera —. Amo a su hijo y no lo dejaré por que decida que su negocio es más importante.

Edward respiró hondo y su rostro se tornó de un color rojo, posiblemente demostrando la ira que sentía en su interior.

—No sabes con quién te estás metiendo, niña —terció —. Entiendo tu tenacidad de conservar un negocio familiar, incluso lo respeto. Pero no usarás a mi hijo para ello, no permitiré que uses mi propio dinero en mi contra.

¿Así qué a eso se debía todo? Al dinero. Edward temía que Jason saldará su deuda con sus propios activos.

—No le he pedido nada a Jason y jamás lo haría.

—No te creo, no puedo creerte. Y ya que estas siendo necia en dejarlo, te daré una última opción —él se acercó hasta que sus rostros quedaron a corta distancia. Podía sentir su respiración irregular y ver sus fosas nasales ensancharse —. Permitirás a mi hijo alejarse de ti o él lo perderá todo. Prefiero desheredarlo a saber que va a utilizar mi dinero para ayudar a una causa perdida. Él volverá a perderlo todo, ¿cómo crees que tomará el hecho de que elegiste devolverlo a la vida que siempre odió? Jason te odiará y habrás hecho todo por nada, dejándolo en la calle.

—Usted no le haría eso a su propio hijo —balbuceó Keyla tratando de calmar los latidos desbocados de su corazón. Edward arqueó una ceja, desafiándola. Entonces se dio cuenta de que el hombre que tenía delante no poseía corazón, nadie jamás pondría delante el dinero a su familia —. Es un monstruo.

—Me han dicho cosas peores —comentó con ironía —. Espero que haya quedado claro mi punto, señorita Waters —se encaminó hacia la puerta, pero en último momento se volteó —. Ah y lo que sea que este tramando con el señor Dimonec, deténgalo. A no ser que quiera enviarlo a la cárcel, tengo muchas pruebas de sus malas negociaciones.

Keyla parpadeó alejando las lágrimas, en cuestión de minutos Edward Callahan había vuelto a derrumbar su mundo. Cuando la puerta se cerró, dejándola en la desolada habitación, se permitió caer de rodillas y lamentar su horrible situación. Sabía que no había decisión que tomar, jamás sería la culpable de que Jason perdiera todo lo que merecía.

                                      ***

—Jason, cariño ¿estás aquí? —la voz de Catherine irrumpió en el salón.

—Aquí estoy, madre —exclamó saliendo a su encuentro.

Cuando la vio se detuvo, su madre estaba junto a una mujer muy elegante, de su misma edad, creía él. Se adelantó y divisó una tercera persona. Ella dio un paso adelante y salió de las sombras. Era una esbelta e impactante morena, su largo cabello llegaba a la cintura y sus ojos azules brillaban curiosos.

—Hijo, ven aquí. Te presento a mi amiga más cercana, Margaret y a su hija Sonnie —Catherine estiró su mano y tiró de él hacia delante.

Jason no tuvo más remedio que acortar la distancia y colocar una sonrisa en sus labios. Aunque eso era lo que menos quisiera hacer en ese momento. Desde hacía varios días no podía hacer otra cosa más que pensar en Keyla. No había vuelto a ponerse en contacto con ella desde aquel día en el restaurante. Aun cuando la insistencia de Micah lo sacaba de quicio. Su hermano estaba obnubilado por Maya, y quería llegar a ella a través de él.

—Señora, señorita —murmuró depositando un beso en sus manos.

La morena le sonrió con coquetería, y Jason respondió por caballerosidad. No podía negar que la joven era hermosa, con su metro ochenta, su delgada silueta y esos ojos que incitaban a querer descubrir qué profundos secretos albergaban. No obstante, su corazón tenía dueña y dudaba que pudiera alguna vez apartar la mirada de Keyla.

—Es más guapo de lo que nos has contado —susurró Margaret, pero asegurándose que el oyese su insinuación.

—Es verdad, mi Jason es todo un conquistador. Hasta las empleadas lo miran embelesadas…

—Madre, ya basta —espetó sonrojándose.

—Es la verdad, no seas modesto —Catherine tomó del brazo a su amiga, dejándolo a solas con Sonnie —. Los dejamos para que acuerden su encuentro para la fiesta.

—¿Qué fiesta? —inquirió él frunciendo el ceño.

Aún no se acostumbraba a las frivolidades del mundo de los adinerados. Festejaban sin motivos, se reunían y derrochaban dinero sin pensar en las consecuencias.

—¿No te lo dije? —su madre entrecerró los ojos e hizo un ademán con la mano, restándole importancia —. Tu padre organizó la colecta anual de la empresa y va a aprovechar la ocasión para nombrarte su heredero. 

Él resopló, la indignación llenando su alma. Necesitaba tener una charla urgente con su padre. No podía tomar una decisión semejante sin consultárselo. Además le aclararía que sin Micah, él no aceptaría ser parte de la empresa.

—No, no me informó —masculló tratando de ocultar su enfado —. Si me disculpan voy hablar con él. Sé que ustedes podrán organizar con éxito lo que crean necesario. Notifícame que debo hacer y cumpliré. Por ti, madre.

Ella sonrió y apretó su mano. Jason se despidió de las invitadas, ignorando la mirada sensual que Sonnie le dio entre pestañas. No conocía la voz de la chica y aun así ya empezaba a molestarle su presencia. Intuía que su madre quería emparejarlos y no estaba dispuesto aceptarlo. Caminó con paso veloz hasta la oficina de su padre, deteniéndose a tocar a la puerta. Cuando la grave voz de Edward le permitió el paso, Jason entró pisoteando la costosa alfombra persa que cubría la totalidad del piso de la habitación.

—Padre, debemos hablar.

Edward alzó la vista y lo miró arqueando una ceja. Con total parsimonia, dejó el teléfono sobre el escritorio y cruzó ambas manos.

—Tú dirás.

—Madre me informó que planeas presentarme como tu heredero en la colecta —espetó sin rodeos.

—Tu madre y su imposibilidad de guardar silencio —mascullo —. Sí, soy culpable. Iba a decírtelo.

—Si bien yo jamás acepté semejante responsabilidad, puedo meditar la decisión con una sola condición —exclamó tomando asiento.

—Tienes toda mi atención.

—Quiero que Micah trabaje a mi lado. Él conoce el negocio, es intuitivo, y aunque tú creas lo contrario, es muy capaz —Edward comenzó a menear la cabeza, negando la proposición. Jason alzó una mano interrumpiéndolo —. Es la única manera de que yo acepte tu oferta, no tienes nada que perder. Después de todo la última palabra es la tuya. Sea lo que sea que Micah y yo decidamos, tú deberás aprobarlo ¿verdad?

Su padre asintió con la cabeza ante la pregunta de Jason y pareció contemplar la posibilidad de incluir a Micah en la ecuación.

—Sí acepto que tu hermano te apoye, serás responsable de sus acciones. Y sobre todo, la cara visible serás tú.

—Seré responsable de todo lo que Micah haga o deje de hacer —afirmó sin vacilar sabiendo que solo con la compañía de su hermano podría aceptar tal propuesta. Él carecía de cualquier capacidad empresarial y necesitaba aprender de alguien de confianza.

—De acuerdo —aceptó Edward —. Si es lo único de lo que querías hablar…

—No, aún queda un tema que me gustaría tratar —balbuceó. Tenía que enfrentar a su padre con respecto a Keyla, saber si había algo más que se pudiese hacer para ayudarla. Tal vez él cesaría sus intentos de compra si se lo pedía —. Se trata de tu interés por la compra de la librería de Keyla Waters.

—No entiendo tu interés en ese tema —respondió fingiendo no estar al tanto de su relación.

—Padre, sabes bien que Keyla es la mujer de la cual estoy enamorado. Ella me ayudó a salir adelante —Edward continuó comportándose como si no supiese de qué estaban hablando, por lo que Jason optó por revelar lo qué había escuchado —. Te oí hablar con madre sobre ella. Y sé que al principio no sabías lo que Keyla significaba para mí. Pero ahora estoy pidiéndote que le permitas conservar su negocio. Es todo para ella, lo único que tiene.

—Como futuro empresario tienes que comprender que muchas veces debemos dejar de lado los sentimientos por un bien común. Me es imposible desistir en la compra de ese inmueble, la junta directiva y mis asociados no lo permitirán. Necesitamos ese terreno, y lamentablemente la señorita Waters nos está haciendo las cosas difíciles.

—¿Qué significa eso?

—Que es testaruda, no entiende que de una manera u otra siempre obtengo lo que quiero. Y lamento decirte que en este caso no va a ser diferente —se recostó sobre el asiento y cruzó ambas manos detrás de su cabeza, adoptando una posición relajada —. Además déjame decirte que ella no es la heroína que tanto predicas. Solo para que sepas le ofrecí la posibilidad de elegir. Su negocio o…a ti. ¿Y qué crees que ella eligió?

Jason sintió que todo el aire era drenado de sus pulmones, aunque no quería creer las palabras de su padre, sabía cuánto significaba la librería para Keyla. Y aún estando al tanto de que lo que Edward había hecho era una fea jugarreta, sentía su corazón resquebrajarse. Tenía que hablar con ella, decirle que no debía elegir, que en ambos casos ellos estarían juntos sin importar las consecuencias.

—Déjame decirte hijo, que cualquier mujer que acepte dinero por alejarse de ti, no es digna de tu devoción.

Esas últimas palabras acabaron de derrumbar sus defensas. ¿Keyla había aceptado dinero a cambio de dejarlo? Creía imposible que ella fuera capaz de tal acción, ya que era generosa e indiferente a los placeres económicos. ¿Pero y si había sentido que era la única manera de salvar su herencia familiar? ¿Podría él reprochárselo?

Salió de la oficina de su padre sin voltearse a mirarlo, percibiendo un gusto amargo en la boca. Algo no estaba bien, intuía. ¿Por qué si Edward estaba interesado en obtener el terreno, le daría dinero para que ella lo utilizara para saldar la deuda? Después de todo Jason estaba seguro que para eso sería destinado.

Meneó la cabeza y chasqueó la lengua, descubriría la verdad. Ya que dudaba mucho de la supuesta honestidad y buenas acciones de su padre.

Continue Reading

You'll Also Like

897K 46.8K 68
Aquella chica de corazón dulce y sonrisa soñadora...es entregada a un Ángel..pero un tipo diferente de Angel uno real que te causa muchas emociones...
44.7K 3.6K 72
Belén Saavedra no creía que su amor por Adrián Lee fuese correspondido, después de todo ella era solo una chica diminuta, débil mientras él era parte...
18.1K 824 18
Violeta y Chiara se conocen en su primer año de bachillerato, Violeta con sus 17 años recién cumplidos y Chiara con 18. ¿Podrán congeniar o la famili...
3.9K 580 9
¿Aᴍᴏʀ ᴀ ᴘʀɪᴍᴇʀᴀ ᴠɪsᴛᴀ ᴏ ᴀᴍᴏʀ ᴅᴜʀᴀᴅᴇʀᴏ? ᴇʀᴀ ʟᴀ ᴘʀᴇɢᴜɴᴛᴀ ǫᴜᴇ sɪᴇᴍᴘʀᴇ ʟᴇ ʜᴀᴄɪᴀɴ ᴀ ᴇsᴛᴏs ᴄʜɪᴄᴏs ¿ᴄᴜᴀʟ sᴇʀᴀ sᴜ ʀᴇsᴘᴜᴇsᴛᴀ? s͜͡o͜͡l͜͡o͜͡ q͜͡u͜͡i͜͡e͜͡r͜͡o͜͡...