Mala influencia®

By teensspirit

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YA EN FÍSICO. La irresistible tentación está ahí: para los dos. En medio de todo el desastre, tuvimos que enc... More

Prólogo
Capítulo 1.
Capítulo 2.
Capítulo 3.
Capítulo 4.
Capítulo 5.
Capítulo 6.
Capítulo 7.
Capítulo 8.
Capítulo 9.
Capítulo 10.
Capítulo 11.
Capítulo 12.
Capítulo 13.
Capítulo 14.
Capítulo 15.
Capítulo 16.
Capítulo 17.
Capítulo 18.
Capítulo 19.
Capítulo 20.
Capítulo 21.
Capítulo 22.
Capítulo 23.
Capítulo 24.
Capítulo 25.
Capítulo 26.
Capítulo 27.
Capítulo 28.
Capítulo 29.
Capítulo 30.
Capítulo 31.
Capítulo 32
Capítulo 33.
Capítulo 34.
Capítulo 35.
Capítulo 36.
Capítulo 37.
Capítulo 38.
Capítulo 39.
Capítulo 40.
Capítulo 41.
Capítulo 42
Capítulo 43.
Capítulo 44.
Capítulo 45.
Capítulo 47.
Capítulo 48.
Capítulo 49.
Capítulo 50.
Capitulo 51.
Capítulo 52.
Capítulo 53.
Capítulo 54.
Epílogo
Fin
YA EN FÍSICO

Capítulo 46.

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By teensspirit


EROS.

Reese y yo no sólo tenemos la mala suerte de que nuestras dos acciones importantes con repercusión en el futuro ocurran el mismo día. Sino que hoy, el primer viernes de junio, era el día más caluroso de Miami Beach en años, y eso que ni si quiera estamos en julio. Y realmente tiene que serlo para que lo diga un chico que se ha pasado su vida encerrado en un lugar donde ni si quiera corría el aire.

Porque si, dentro de la mansión se está de puta madre, pero sigo preguntándome como no se ha secado el agua de la piscina y se han derretido los coches que están en la calle. Es un jodido infierno.

-¿Han comprobado los focos? -le pregunto a Bruce.

-Es lo primero que han hecho.

-¿Y el subsuelo del escenario? Que miren ahí abajo, el anónimo se puede esconder ahí.

-Sí, Eros, también lo han comprobado.

-¿Y han vigilado que no hayan francotiradores en la parte de arriba del teatro...?

-Eros, he contratado a seis guardaespaldas profesionales, tengo un guarda en cada posible salida del establecimiento y hay un detector de metales en la entrada. Está todo controlado. -me interrumpe.

Asiento con el semblante serio mientras veo a Reese beber agua en la cocina. Lleva puesto un vestuario de la ostia, una camiseta blanca de tirantes finos y un tutú blanco con medias blancas, diferente al típico rosa que suele llevar para ensayar. Su pelo está recogido en un moño alto perfectamente peinado y Lily la ha maquillado con sombras negras. Está preciosa.

Y joder, estoy a punto de mandar a tomar por culo la beca e ir a ver el jodido espectáculo de mi prometida.

-Eros, tenemos que irnos ya. -habla Diego desde la puerta. Por suerte ya llevo puesto el vestuario deportivo, porque con lo justo que voy de tiempo dudo que me diera tiempo a cambiarme allí.

-Espera. -le digo caminando hacia la cocina.

Interrumpo la conversación de Reese y Lily para plantarme enfrente de Russell y darle la mano.

-Mucha suerte en tu espectáculo, Russell. -digo estrechándosela. Y no, no es porque sea subnormal, es porque su padre nos está mirando y no quiero levantar sospechas.

Pero parece que a Reese le da igual y me rodea el cuello con sus brazos, abrazándome.

-Mucha suerte en tu partido, Douglas. -me susurra antes de separarnos. Sus ojos me miran con brillo y sonríe.

Vale, si no me voy ahora mismo tendremos un grave problema.

-¡Adiós Bruce! -me despido antes salir por la puerta y subirme al coche, oyendo un "suerte" por su parte desde el interior de la casa. Simon está en el asiento de atrás y Diego conduce.

Lo primero que hago es poner el aire acondicionado.

-¿Estás preparado hermano? -me pregunta Diego arrancando y poniendo una mano en mi hombro.

-Lo estoy. -asiento.

(...)

El público nos anima de forma frenética, gritando el nombre del equipo por todo lo alto. A pesar de que aún hay luz solar, los grandes focos de luz del campo nos iluminan, creando un ambiente más tenso.

Todos estamos reunidos en la pista, con los uniformes puestos y el casco en la mano.

Miro a Justin McGray, el cual aún tiene la nariz rota. Solo le han dejado jugar porque en este partido todos competimos por una misma cosa: la beca deportiva. Para muchos de nosotros, incluyéndome a mi, esta es nuestra única oportunidad de tener un futuro, y para muchos otros, como Justin, tan solo la quieren para que la universidad les salga gratis, aunque tengan el suficiente dinero como para pagarla. Pero la vida es injusta, así que voy a tener que dar todo lo mejor de mí para poder conseguirla.

Mi porcentaje de oportunidades era mayor cuando me convirtieron en Quarterback del equipo, tenía más responsabilidades y todo lo que hacía se valoraba más. Ahora tan solo soy un puto jugador más del equipo defensivo por haberle pegado a Justin cuando él y Ariadna publicaron ese vídeo sobre Reese. Un puto defensa. Toda la atención estará centrada en McGray, así que voy a tener que esforzarme el triple para poder destacar.

-¿Estáis listos, chavales? -pregunta el entrenador.

Las manos me sudan y estoy jodidamente nervioso. No sé si podré hacerlo. Hace tanto calor que ya estoy cansado y ni si quiera hemos comenzado a jugar.

Todos gritan que si y juntan las manos en el centro del grupo para después levantarlas gritando el nombre del equipo. El entrenador toca el pito y todos corren a sus puestos.

-Eh, chaval, no estes nervioso. -me dice poniendo su mano en mi hombro.- Esa beca es tuya.

Asiento con la cabeza aunque no estoy tan seguro de ello y el entrenador da dos golpes en mi casco antes de empezar a caminar fuera del campo.

Miro hacia el público, viendo a el hombre de la beca observándonos con una libreta entre sus manos. Miro más a la izquierda, donde están Diego, Simon y Payton animándome. Desearía que también pudieran estar Reese y Bruce, pero al menos sé que también tengo puesta sobre mi toda su confianza. Ellos creen en mi.

Las palabras que le dije a Reese sobre alejarme de ella aún se repiten en mi cabeza. Hace un par de meses no se me habría ni ocurrido mostrarle a nadie mis sentimientos y todo lo que pensaba de una manera tan abierta. Es más, creo que ni si quiera tenía ese tipo de sentimientos hacia nada. Solo era rencor, ira y rabia acumulada. Ahora puedo usar ese tipo de emociones para algo más útil, como este partido. Ese tipo de emociones me permiten desahogarme en el campo.

El pitido que anuncia que ha comenzado el partido me saca de mis pensamientos.

Ni si quiera he tenido tiempo de prepararme mentalmente. Estoy tan nervioso que a penas puedo concentrarme.

Justin McGray y el capitán del equipo contrario se colocan en la línea que separa el campo, para hacer un lanzamiento de moneda y determinar que equipo comienza atacando, y casi estoy rezando para que gane el otro equipo y evitar que el inútil de McGray obtenga más puntos para la beca.

Pero la suerte hoy no está de mi parte.

Justin gana el volado y elige realizar el saque inicial, por lo que el equipo contrario designará que lado del campo defenderá su equipo.

Y una vez dan la patada de salida, el partido comienza oficialmente.

Intento con todas mis fuerzas hacer presión en él pateador del equipo ofensivo antes de sus intentos para hacer gol de campo y evitar que el equipo rival avance, pero los hijos de puta son bastante buenos.

Cuando acaba el primer cuarto de partido, el equipo contrario va ganando.

Me siento en el banquillo frustrado por no haberlo hecho mejor, pero el entrenador Jones ni si quiera me deja deprimirme tranquilamente.

-Levanta de ahí chaval. -me dice apuntándome con el dedo.- Lo estás haciendo bien, pero puedes hacerlo mejor. Ese hombre de ahí arriba.-dice señalando ahora al de la beca.- Quiere una puta bestia en su equipo, ¿eh? Quiere tener al mejor, no a alguien que se deprima en el primer cuarto, así que levanta tu culo de ahí y vuelve al campo.

Me levanto y miro hacia arriba. Tiene razón. No estoy dando lo suficiente. Y que el entrenador Jones se preocupe por mi y quiera animarme hace que mis ánimos suban bastante, porque cree en mi. Y no quiero fallarle.

-Eh Douglas, ¿ya te has rendido? -me pregunta McGray con una sonrisa vacilona. Un amigo suyo se ríe con el.

Paso por su lado y olfateo el aire.

-¿Es miedo eso que huelo? -vuelvo a olfatear y luego le dedico una sonrisa de medio lado.- ¿Tu hueles algo McGray?

Este me mira con su nariz aún rota y tapada con una venda blanca y me apunta con el dedo.

-No vas a conseguir esa beca. -veo la rabia en su mirada.

-Eso ya lo veremos. -contesto antes de que el entrenador toque el silbato.

Pongo toda mi atención en la pelota. Por un momento me olvido de todo a mi alrededor menos de mi objetivo: la beca.

Avanzo entre los jugadores, el corazón me va a un ritmo bastante acelerado, es normal, entre todo lo que hay en juego y el calor no se como cojones no me ha dado ya un infarto.

De un momento a otro, consigo la pelota, y se que soy un defensa, que no tengo que correr y lanzarla, que me pueden descalificar. Pero miro a mi alrededor y me doy cuenta de que si no lo hago yo, jamás conseguiré la beca.

Doy un salto y lanzo el balón con todas mis fuerzas, haciendo que esté pase por la portería y el contador aumente nuestra puntuación. Estamos empatados.

La gente aplaude y Justin se acerca a mi con cara de mala ostia y los puños apretados.

-¿Qué cojones haces? -dice empujándome del pecho.

Mis puños automáticamente se tensan.

No le pegues.

Si lo haces, te expulsaran.

Decido no contestarle, ya que en ese preciso instante aparece el entrenador Jones y toca el silbato.

-Eros. -dice mirándome. Mierda. Me van a descalificar.- Ya no serás defensa. Haz lo que tengas que hacer, chaval. Y tú Justin, haz tu puto trabajo de Quarterback, debería ser un orgullo para ti que alguien de nuestro equipo marcara puntos. Ahora volver todos al ruedo, estamos llamando mucho la atención.

El partido sigue y yo voy por libre. A veces soy ofensa y otras defensa, y debo reconocer que se me da muchísimo mejor así, aunque ni si quiera se si esto está permitido. Los rivales se han quedado algo descolocaros y puedo ver a Justin intentando sabotear cualquier cosa que yo hago, mirándome con cara de jodida envidia, pero una vez más, el balón cae en mis manos.

Debería pasárselo a alguien, lo sé, el objetivo está muy lejos y no sé si seré capaz de que entre a la portería. Pero mi mirada se dirige al contador.

No queda tiempo. Tengo que lanzarlo.

Reúno todas mis fuerzas posibles y una vez lo lanzo, un sonido altísimo inunda mis oídos, y no es el marcador de puntos precisamente.

Algo impacta contra mi. Contra mi pecho.

Miro al público. La imagen se me distorsiona pero sé que están gritando. La gente está eufórica, ¿qué les pasa? No he visto si el balón ha entrado.

Pero no se trata de eso, no están gritando porque haya marcado gol y no tardo mucho en descubrirlo cuando miro mi pecho y veo que estoy sangrando. Que no siento los brazos y que estoy a punto de desmayarme.

Alguien me ha disparado.

*********

PERDÓN POR EL RETRASO!!! Pero no volverá a pasar, porque vengo con buenas noticias....

¡¡Vuelve el miércoles de Mala Influencia!!

A partir de ahora, todos los miércoles habrán nuevos capítulos hasta que lleguemos al esperado final, así que no vais a tener que preocuparos más por qué no actualice!!

No quedan muchos capítulos así que no creo que pueda hacer maratón, pero igualmente lo intentaré.

Os quiere, -Babe❤️🧡💛💚💙💜💗

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