Mala influencia®

By teensspirit

45.5M 3.1M 3.5M

YA EN FÍSICO. La irresistible tentación está ahí: para los dos. En medio de todo el desastre, tuvimos que enc... More

Prólogo
Capítulo 1.
Capítulo 2.
Capítulo 3.
Capítulo 4.
Capítulo 5.
Capítulo 6.
Capítulo 7.
Capítulo 8.
Capítulo 9.
Capítulo 10.
Capítulo 11.
Capítulo 12.
Capítulo 13.
Capítulo 14.
Capítulo 15.
Capítulo 16.
Capítulo 17.
Capítulo 18.
Capítulo 19.
Capítulo 20.
Capítulo 21.
Capítulo 22.
Capítulo 23.
Capítulo 24.
Capítulo 25.
Capítulo 26.
Capítulo 27.
Capítulo 28.
Capítulo 29.
Capítulo 30.
Capítulo 31.
Capítulo 32
Capítulo 33.
Capítulo 34.
Capítulo 35.
Capítulo 36.
Capítulo 37.
Capítulo 38.
Capítulo 39.
Capítulo 40.
Capítulo 41.
Capítulo 42
Capítulo 43.
Capítulo 44.
Capítulo 46.
Capítulo 47.
Capítulo 48.
Capítulo 49.
Capítulo 50.
Capitulo 51.
Capítulo 52.
Capítulo 53.
Capítulo 54.
Epílogo
Fin
YA EN FÍSICO

Capítulo 45.

704K 44.7K 49.4K
By teensspirit

REESE.

-...y la directora de la obra me ha felicitado por mi ensayo. -hablo orgullosa.

-Eso está genial, mi pequeña. -me contesta mi padre mientras unta mermelada en su desayuno.- ¿Ya has hecho los deberes que tenías?

Asiento con la cabeza.

En realidad no.

-Así me gusta, tienes que sacar buenas notas para entrar en la universidad. -después come.- ¿Y tú qué tal en los entrenamientos, Eros?

-El próximo viernes tenemos la liga. Es el partido más importante de todos, estará el hombre que otorga la beca así que tengo que hacerlo de puta madre. -luego carraspea.- Quiero decir, lo mejor posible.

Mi padre asiente con la cabeza orgulloso por su uso de las palabras correctas y no-malsonantes.

Casi no me acordaba del asunto de la beca para Eros. Y eso que es súper importante ya que de momento es la única oportunidad que tiene para tener un futuro estable cuando ya no sea mi guardaespaldas, porque aunque me guste tenerlo cerca de mi todo el tiempo, algún día descubriremos quien es el verdadero anónimo o anónimos y Eros por desgracia, tendrá que irse de la mansión.

-¿El próximo viernes? ¿El mismo día que la obra de Reese?

Eros y yo nos miramos. Y este asiente con la cabeza.

-Vamos a necesitar más vigilancia en la obra. Nadie la protegerá igual que tú.

Una ligera sonrisa aparece en mi cara y agacho la cabeza para que no se vea. Mi padre tiene razón. Nadie me protegerá como lo hace Eros.

Y sí, el mismo viernes que el partido de Eros también es un día importante para mi, porque por fin voy a protagonizar una obra que no esté representada en el instituto, y donde habrán muchas personas con cargos importantes que valorarán mi futuro como bailarina. Y eso, añadiendo que la primera vez que superé mi miedo escénico casi me cae un foco encima, le pone mucha más presión al asunto.

-Vaya puta mierda, yo quería ver esa obra de los patos. -se queja Eros.

-Cisnes. -le corrijo yo.

-Ese vocabulario, Eros. -le corrige mi padre.

-Lo que sea. -contesta este rodando los ojos antes de morder su tostada.

-Yo puedo grabarla.- habla Diego.

-Pensaba que tu vendrías a verme a mi. -le contesta Eros indignado.

-¿Y a ti que te ha pasado en la cara? -le pregunta mi padre sin poder evitar cambiar de tema, utilizando un tono de intriga.

Diego me mira con pura expresión de odio, aunque eso mi padre no lo nota.

-Me choqué con la puerta.

Más bien mi puño chocó contra su mejilla.

Mi padre ríe.

-¿Es que eres ciego?

-Estaban las luces apagadas.

-Pues la próxima vez podrías encenderlas. Existen los interruptores, Diego.

Eros suelta una carcajada que estaba reteniendo y también me hace reír a mi. Creo que con lo bien que le he dado en la cara a Diego ya no necesitaré a Eros como guardaespaldas.

-No os riais de él. -le defiende mi padre esta vez.- Tú pensaste que las ranuras de la tostadora podían servir para cargar el móvil, Eros.

Este deja de reírse, provocando que la única que se ría de la situación sea yo. Siento como me penetran las miradas asesinas de Eros y Diego y la de desaprobación de mi padre, así que miro hacia abajo e intento contener la risa.

-Por cierto, va a venir visita, son del comité de abogados así que vas a tener que ponerte traje, Eros. No puedes ir con esas pintas por ahí y pretender causar buena impresión.

Eros mira su ropa y levanta una ceja.

-¿Qué tiene de malo?

-No es apropiada. Se supone que eres el guardaespaldas de mi hija y que has salido de un reformatorio, y necesito que los clientes confíen en mí para firmar el trato. Y si vas así vestido, lo único que me transmites es miedo a que me robes alguna pertenencia de valor.

Eros lleva una camiseta negra con las mangas recortadas, mostrando sus brazos tonificados, y unos vaqueros negros rotos a juego con unas deportivas. Suele vestir así, así que ya estamos acostumbrados.

-A mi me gusta. -vuelve a contestar Eros.

A mi también. Mucho. Pero eso mejor me lo callo. Porque bueno, para que mentir, Eros con traje es una de las cosas más difíciles y extremadamente sexis de ver.

-No hay nada que discutir. -contesta mi padre levantándose de la mesa.- Vámonos ya o llegaremos tarde al instituto.

Eros y yo nos miramos antes de levantarnos de la mesa, él suspirando y yo con una pequeña sonrisa vacilona. Me muero por verlo.

(...)

-Esconde el puto teléfono.

-No. Sal.

-No voy a salir si no escondes el móvil. Estoy ridículo y no quiero que quede constancia de ello.

Suelto una pequeña risa.

-Ya está. Ya lo he escondido. -miento con el teléfono entre las manos, esperando a que salga del baño para poder hacerle la foto.

-¿Estas segura?

-Si. -digo con el dedo a punto de tocar el botón. Tengo que ser rápida.

La puerta del baño se abre, dejándome ver un maldito dios griego vestido con una camisa blanca y una americana negra por encima, unos pantalones negros sencillos y zapatos de vestir. Se está colocando bien el cuello de la camisa y lleva el pelo bien peinado. Maldito seas... No sé si se me ha caído la baba o las bragas.

El sonido de la foto es lo único que se escucha en toda la habitación.

-Mierda Russell, borra eso. -dice acercándose a mi cuando se da cuenta. Bloqueo el móvil y niego con la cabeza.

-Mírate... pareces un hombre de negocios... -digo con tono acusador, mirándolo de arriba a abajo. El traje le queda jodidamente perfecto, pero ahora mismo me gustaría más verlo sin este puesto, la verdad.

Mierda, hormonas tranquilizaros.

-¿Con que esas tenemos, eh? -dice con tono de amenaza. Después saca su móvil del bolsillo.

-Eh, espera, ¿qué vas a hacer? -digo levantándome del colchón.

Este se da la vuelta, evitando que yo vea nada.

-Eros, ¿qué haces? -pregunto intentando asomarme.

-Te presento a mi nuevo fondo de pantalla. -dice antes de mostrarme su móvil, el cual tiene una foto mía dormida con un hilo de babas cayendo por mi boca.

-¿Qué...? -dejo mi pregunta en el aire para observar de nuevo la foto. ¡Dios, es horrible!- ¿Cuando mierdas me has hecho esa foto? -pregunto estática, con el ceño fruncido. Lo odio.

-Fue el día de tu cumple. Mírate... pareces un bebé... -me contesta con mis mismas palabras antes de soltar una carcajada. Noto mi cara ponerse algo roja por la vergüenza. ¡Maldito...!

-¡Como alguien vea eso, te juro que..!

Eros da un paso hacia delante y me coge por la cintura. Noto su tacto transmitiéndome calor a través de la tela de mi vestido y se me entrecorta la respiración.

-¿Qué? -pregunta cerca de mi rostro.

-¿Qué? -pregunto confundida por la proximidad. Eros sonríe y siento si mano subir por mi espalda.

-Estabas a punto de decir algo. -murmura.

Estoy a punto de contestar cuando el sonido del timbre de la mansión nos interrumpe. Eros me suelta y yo maldigo a todos los dioses por haber hecho que suene y por haberme mantenido dormida mientras Eros me sacaba esa foto. Podría hacer un trato con él para que la eliminara, pero no quiero borrar la que yo le he hecho a él porque dudo que tenga más oportunidades de verlo así.

Ambos salimos de su habitación y bajamos las escaleras, mi padre está recibiendo a dos hombres y una mujer vestidos formalmente y con maletines y carpetas y nos hace un gesto para que nos acerquemos.

-Ella es mi hija, Reese Russell, y este es su guardaespaldas, Eros Douglas. -nos presenta nada más llegamos.- Ellos son del comité de abogados, van a estar por casa los próximos días.

Estos sonríen y asienten como saludo y yo hago lo mismo.

-Acompañadme por aquí, les indica comenzando a caminar hacia el pasillo.

Estos le siguen y cuando cruzan la esquina del salón veo un papel caer de una de las carpetas. Rezo para que no se den cuenta y poder leerlo, porque para que mentir, con todas las dudas que tenemos sobre mi padre ahora mismo, las ganas de saber por qué se van a quedar esos abogados por casa son enormes.

Eros y yo nos miramos, y cuando estos desaparecen del todo, sin girarse, me agacho rápidamente y la cojo.

Oficinas Avenue Hills Miami Beach. Documento tres.

-¿Qué pone? -pregunta Eros.

Sigo leyendo.

-No lo sé. Son palabras muy técnicas. -me tomo varios segundos para releer el párrafo.- Dice algo sobre una investigación.

Eros y yo oímos unos pasos venir por el pasillo así que cortamos nuestra conversación. Uno de los abogados aparece en el salón y se dirige hacia nosotros.

-Creo que eso es mío. -dice con una sonrisa mirando el papel.

-Ah, si. -asiento.- Íbamos a llevártelo ahora...

-Si me permites... -murmura quitándomelo de la mano.- Gracias por vuestra dedicación. -habla antes de dar media vuelta y marcharse.

-¿Tienes algo que hacer? -le pregunto a Eros.

-¿Quieres que subamos arriba? -contesta con una sonrisa socarrona.

-¡No me refería a eso! -exclamo.- Y que sepas que eso no va a pasar, que yo sepa aún no te he perdonado por ser un imbécil. -ruedo los ojos, alejándome hacia la puerta de la mansión. Eros me sigue.- No solo desapareciste, sino que ahora tienes una foto mía con babas de fondo de pantalla.

La verdad es que ya no estoy molesta con él, y menos cuando lleva ese traje puesto, pero nunca está mal tener algo para sacarle partido a la situación.

-Se me olvidaba ese pequeño detalle. -suspira.- ¿Hay alguna petición que quiera hacerme, señorita Russell?

-Pilla las llaves de mi coche, nos vamos a Avenue Hills. -murmuro antes de abrir la puerta sin darle más opciones.

Y en aproximadamente unos quince minutos, ambos nos encontramos llegando a la calle de las oficinas. Eros aún no sabe por qué hemos venido, pero yo si. Conozco el comité de abogados de mi padre, lleva trabajando allí desde antes de que muriera mamá y he ido allí muchas veces, y sus oficinas sin duda no están en Avenue Hills. Y sí, sé que las hojas eran de sus supuestos clientes, pero más vale prevenir que curar.

-Ya hemos llegado. -contesta Eros aparcando el coche.

Ambos bajamos y entramos al edificio. Hay una puerta de empujar y tirar y cuando la abrimos esta hace que suenen unas campanas. Nada más entrar está la recepción y una sala de espera con varias personas, hay una cola para ir al mostrador y dos pasillos, uno enfrente con varias puertas y otro a la izquierda. A la derecha unas escaleras.

-¿Qué hacemos ahora? -pregunta Eros cruzándose de brazos, en un tono bajito para que nadie nos escuche. De fondo suenan teclas de ordenador, pasos y un telefonillo.

-Voy a hablar con la recepcionista.

-¿Qué vas a decirle?

-No lo sé. -admito mientras la cola avanza.

-¿Qué tal si le pedimos un par de hamburguesas? -pregunta sarcásticamente.

Le doy un golpe con el codo mientras pongo una sonrisa al descubrir que somos los siguientes en la cola.

-Hola, ¿qué desea? -me habla la recepcionista.

-Hola, me gustaría concertar una cita con mi abogado, Bruce Russell.

La cara de la chica es todo un cuadro, pone una mueca de confusión y me mira esperando a que diga algo más, pero no lo hago.

-Creo que se ha confundido.

-¿No son estas las oficinas del comité de abogados?

-No. -contesta rotundamente.- Son oficinas de cargos privados.

-¿Qué tipo de cargos? -pregunto confundida.

-Tenemos redactores, notarios, investigadores...

-¿Investigadores? ¿Investigadores privados? -la interrumpo. Eros y yo nos miramos.

-Sí, ¿le gustaría contratar alguno? -pregunta con cierto tono de acusación.

Niego con la cabeza.

-Estoy bien, gracias. -después doy media vuelta y me dirijo hacia la salida con Eros detrás.

Seguro que la recepcionista cree que estoy loca.

-Russell, no podemos sacar conclusiones precipitadas. -habla sabiendo lo que estoy a punto de decir.- ¿Como sabemos que no son notarios para firmar papeleo?

Niego con la cabeza.

-¿Para qué iba a mentirnos entonces?

Eros se calla y se apoya en el coche.

-Estoy hasta los cojones de esto, siento que no dejamos de descubrir cosas que no tienen sentido y seguir pistas que no nos llevan a ninguna parte. Ya no se que mierdas tiene que ver tu padre con el anónimo, con Ariadna y Justin y con todo esto.

-Eh, tranquilo. -digo acercándome a él. Este me mira a los ojos. La luz amarilla de las farolas resalta sus facciones.

-Vivo con el miedo y la preocupación constante de que pueda pasarte algo y no poder hacer nada. -murmura sincero, mirándome a los ojos.

-Deberías preocuparte por ti. Tu también estás en peligro. -digo acariciando su mandíbula.- Además, yo puedo defenderme sola.

-No lo dudo, y Diego seguramente tampoco. -contesta haciendo que me ría al acordarme.- Pero cuando me fui llegue a pensar que estando separado de ti todo estaría mucho mejor. Que correrías menos peligro.

-¿A que te refieres? -pregunto frunciendo el ceño.

-Toda mi vida ha estado y estará llena de injusticias sin resolver, como si estuviera jodidamente maldito. El anónimo nos advirtió que nos mantuviésemos alejados, no le hicimos caso y hemos puesto nuestra vida en peligro más de una vez por estar juntos, pero no puedo evitar sentirme egoísta al pensar que soy yo el que te está arrastrando hacia todo esto. -"no te acerques a él más de lo debido" las palabras de mi padre resuenan en mi cabeza.- Y puede que suene como una gilipollez, pero esta mierda se me está haciendo eterna, ya no quiero tener que esconderme para estar contigo, ni estarlo sabiendo que estoy poniendo tu vida en peligro. No quiero que me lleguen más putas notas del anónimo ni subirme al coche cuando contigo al lado sabiendo que a lo mejor no vuelvo a bajar nunca más.

Sus ojos me transmiten tantas emociones que no puedo evitar que los míos se humedezcan. Lo entiendo perfectamente, pero no es su culpa. Me apoyo en el coche y dejo mi cabeza sobre su hombro.

-¿Te acuerdas cuando me prometiste que me protegerías? -murmuro.

Mis ojos están puestos sobre la acera, pero puedo imaginármelo frunciendo el ceño. Fue en la fiesta de Ariadna, yo estaba borracha y le obligué a parar el coche para vomitar. Aún no nos habíamos besado.

-Y lo cumplí.

-Pues te prometo que todo esto se va a acabar. Vamos a encontrar al anónimo y vamos a salir de esta, juntos. -digo incorporándome para míralo a los ojos.

Este tiene la cabeza apoyada en el cristal del coche, inclinada hacia arriba, con las mangas de la americana algo levantadas y los brazos cruzados, haciendo que se tensen los músculos de sus antebrazos.

-¿Me lo prometes?

Sonrío y paso mis manos por su nuca, atrayéndolo hacia mi.

-Te lo prometo. -contesto casi en un susurro, con mis labios a milímetros de los suyos.

*******

Estamos en la recta final juju.

Capítulo más largo de lo normal para compensar, quizás los siguientes sean más cortos pero aún no lo sé porque no están escritos xd.

SOLO QUERÍA DECIR QUE OS PREPAREIS TODXS PORQUE SE ACERCA EL FINAL Y SE VIENE LO BUENO🔥

ya no diré más, nos vemos en el siguiente capítulo, bai❤️🧡💛💚💙💜💗

Instagram: teennsspirit

Continue Reading

You'll Also Like

1.5K 188 10
SEGUNDA PARTE DE CUMPLIENDO LOS CATORCE "-De todas las personas que habían, ¿por qué tuviste que enamorarte de él? -pregunta muy dolido. Nunca le hab...
2.2K 280 45
Polet Seavey es la nueva estudiante en el mejor internado de South Holbrook. Para Polet, ser la nueva significaba muchas cosas: nuevos amigos, un nue...
2.3M 328K 56
(+16) PRIMERA PARTE YA A LA VENTA EN CHILE E INTERNACIONAL (BUSCALIBRE) «La historia inicia con un muerto. ¿La víctima? Yo. ¿Los culpables? Dhaxton C...
7.3K 451 29
A Sabrina, una chica de 15 años, le gusta alguien, de hecho, un chico popular, pero de seguro el no sabe que es popular, le gusta mucho, pero como es...