A I L E E N
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Quince años después...
Las contracciones son cada dos minutos contándolas con la ayuda de mi reloj de muñeca, según lo que me dijo mi hermana. Respiraba con dificultad tratando de recordar lo que me enseñaron en las clases de parto para mamás, siendo llevada por Damián a la enfermería. El simulacro de mi segundo parto estaba siendo un éxito, solo debíamos apurarnos dos minutos más para superar el anterior récord.
La segunda beba fue toda una sorpresa, en verdad no esperábamos que volviera a quedar embarazada de nuevo, pero Luz llegó como caída del cielo. A Rebecca, nuestra hija mayor, le agradó la idea de tener una hermanita, así no se sentiría tan sola. A pesar de la diferencia de edad que tendrán sé que Becca será una estupenda hermana mayor.
—Una vez más, pero esta vez asegúrense de agarrar la pañalera a tiempo y viajar directo al olimpo —me bajé de la camilla transportándonos a todos al mundo mortal donde vivimos. Dejándome acomodada en la cama, sentí un fuerte dolor en el vientre. —¡Damián, esto no es un simulacro de verdad, la bebé quiere nacer! —grité sintiendo un nuevo dolor mucho más fuerte. Me levanté con dificultad y nos transportamos de nuevo al olimpo.
Por mis piernas corrió un líquido transparente que en definitiva no era pipí. Acabo de romper la fuente. Las ninfas llegaron a mí llevándome en una camilla a la sala de partos de la diosa Ilitía¹. Mis contracciones con cada minuto se volvían más fuertes y continuas. No había nada que calmara mi dolor, estaba haciendo todo lo que hicimos en las clases de parto. Como respirar, mantener la calma cosa que me estaba resultando muy difícil y dejar que mi esposo tome mi mano. Por la cara que hacía Damián supuse que estaba a punto de romperle los dedos. Luego de un trabajo de parto de casi diez horas esperando a que Luz naciera, me volví mamá por segunda vez.
Habíamos decidido llamarla Luz porque desde que nos enteramos de que llegaría fue un milagro. Mi hermana Ilitía en el parto de Rebecca me dijo que existía la mínima posibilidad de que pudiera tener otro hijo. Pero no más, sino correría riesgo mi propia vida, no moriré está claro, pero si puedo entrar en una especie de estado de coma. Mi fe de ser mamá de muchos hijos se perdió y cuando comencé con náuseas no quería creer que estaba embarazada. Hasta que Ylenia me llevó un test y lo hicimos en la intimidad de mi casa. Llorando en medio de mi habitación me enteré de que sería mamá por segunda vez. Damián con mucha emoción estuvo en todo el proceso de mi embarazo y cuando supimos que sería nena él le dio el nombre sin quererlo. "Nuestra luz" fue lo primero que dijo al saber que era nena. Estábamos deseosos de que naciera para conocer su carita, tocar sus manitos.
Cuando tuve a mi bebé entre mis brazos sentí paz, la misma paz que sentí cuando tuve a Becca. Mirar sus ojos azules y verlos, cambiar de color al gris y rosa me sorprendió. Sacó los ojos cambiantes de su hermana Rebecca, solo que ella heredó los ojos cafés de su tío Anteros. Tome su manita tan chiquita y dejando un beso en su frente hable por primera vez con mi hija fuera de mi vientre.
—Bienvenida Luz has llegado para pertenecer a la familia más complicada del universo, pero te aseguro que habrá mucho amor para ti hija —mi esposo a mi lado beso mi frente y la de nuestra hija menor. Se la entregué dejándolo cargarla y noté como su mirada brillaba por su hija. Puntitos negros comenzaron a nublar mi visión y veía a mi hermana Ilitía junto a las ninfas correr de un lado a otro.
—Pierde mucha sangre, ayúdenme o caerá en un sueño profundo —escuché la voz de la diosa muy débil y en ese momento me sentía muy cansada.
—Las amo hijas —en ese momento todo se volvió negro y no pude ver más nada.
D A M I Á N
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Las manos de Aileen perdieron fuerza cuando me entrego a Luz, la vi cerrar sus ojos y su cabeza se fue a un costado inerte y con miedo me acerque a verla aun con la bebé en mis brazos. Una ninfa comenzó a apartarme de mi esposa pidiendo que me retirara de la sala que necesitaban trabajar para ayudar a Aileen. Otra me quitó a mi hija de mis brazos y me sacaron de la sala cerrando la puerta en mis narices, dejándome por fuera con lo que estaba ocurriendo con mi esposa. Mis familiares vinieron hacia mí en busca de noticias de la bebé y mi esposa, no sabía qué decirles y cuando vi a Rebecca mirándome con emoción por conocer a su nueva hermanita no pude hablar. Mis sobrinos y sobrinas también me preguntaban lo mismo, la última que quedaba por nacer era Nina que aún le faltaba un par de semanas más. Apolión se percató de que algo no iba bien cuando no contestaba nada y seguía en silencio a pesar de las insistencias de los niños por saber qué estaba pasando.
Nos apartamos del grupo y caminamos por un pasillo hasta una habitación donde a través de una ventana podíamos ver a los nuevos recién nacidos. Una ninfa está arrullando a la bebé que tiene los ojos abiertos, pero se nota inquieta envuelta en una sabana de color rosa. Mi hija mayor y sus primos se pegan a la ventana hablando sobre lo bonita que es Luz.
—¿Qué está pasando allí dentro? —el príncipe del inframundo puso sus ojos oscuros en mí con furia, en otros momentos me habría asustado, pero no podía sentir nada ahora no cuando mi princesa del rayo estaba por caer en un coma.
—No lo sé, antes de echarme y quitarme a mi bebé de los brazos, escuche que dijeron que Aileen estaba perdiendo mucha sangre. Se desmayó y no me dieron ninguna explicación.
Estaba aterrado, la sensación de morir no se comparaba con el miedo que estaba sintiendo al saber que algo podía ocurrirle a mi esposa, Aileen es mi alma gemela, si algo le pasa no sé cómo poder seguir adelante con dos hijas y un pasado algo complicado. Mi vida son mi esposa y mis hijas, no quiero imaginar una vida en donde una de ellas falte. En mis labios saboreó el gusto salado de las lágrimas, esperaba llorar este día, pero no por amargura, apartando mi mirada de mis hijas me alejé un poco del grupo de personas.
—Tranquilo Aileen es fuerte y lo sabes, recuerdas el parto de Becca, también perdió mucha sangre, pero pudo mejorar —me consuela Apolión palmeando mi hombro despacio, sé que él también tiene miedo por mi princesa, son casi como hermanos y perderla nos destruiría.
—Papá mira —habla Becca acercándose hacia mí cargando a su hermanita que ahora estaba durmiendo, una de las ninfas estaba junto a ella cuidando de la bebé. Conociendo a mi esposa debió decirle a todas las ninfas que cuiden muy bien a su pequeña cuando nazca y que la mantengan vigilada por miedo a que pueda ocurrir algo. Pase mi mano por sus hombros atrayendo a mi costado, observando como Rebecca le hablaba a su hermanita y está aún dormida, le sonreía chimuela.
—Es adorable —escucho una voz femenina decir antes de que el flash de una cámara me hiciera reaccionar, alzando mi mirada vi como Demi observaba su cámara con la que acaba de tomarnos una fotografía.
—Felicidades por la bebé hermano, ¿está todo bien? —preguntó tocando mi hombro con suavidad Agatha, su hinchado vientre me golpeó ligeramente el brazo cuando me giré a verla.
—Perdón —me disculpo acariciando su vientre por encima de su blusa de embarazada —En verdad estoy un poco preocupado por Aileen, se desmayó y me sacaron de la sala sin decirme nada —comentó afligido en voz baja para que mi hija mayor no nos escuchara.
—Dam, todo estará bien. Aileen se recuperará, es una guerrera —asegura está abrazándome con fuerza, por su vientre no nos podemos acercar demasiado, pero aprecio lo que está haciendo por mí.
—Tía Agatha mira Luz está abriendo los ojos —habla Becca haciendo que ambos dejemos de abrazarnos para verla y efectivamente Luz estaba despertando y se reía viendo a mi hermana.
—Bienvenida al mundo Luz, tienes los preciosos ojos de tu mami —halago mi hermana acariciando con sus dedos las mejillas regordetas de mi hija que sonreía con cada palabra que escuchaba.
Todos se acercaron a ver a Luz en brazos de Becca y esta comenzó a ponerse un poco molesta y cuando la ninfa se propuso regresar a Luz a los cuneros. Las puertas de la sala de partos fueron abiertas, saliendo de estas una camilla donde estaba acostada mi esposa Aileen que se veía muy cansada pero estaba lúcida.
—¡Mis niñas! —exclamó en alto viendo a todas las personas a su alrededor hasta que encontró a sus pequeñas, una enorme sonrisa adorno su bello rostro hinchado. Estiró sus brazos hacia ellas y alenté a Becca para que se acercara a su madre que no se podía mover mucho en su camilla. Respire de alivio al ver a mis chicas juntas abrazadas mientras Luz se quejaba un poco ya comenzaba a tener hambre. Alguien me empujó y terminé casi tirado encima de mi esposa. Su mano blanca tomó mi rostro y me besó suave y más fotos fueron tomadas, pero eso ya no importaba. —Gracias —artículo teniendo nuestras frentes unidas.
A I L E E N
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Un año después...
Muchos niños corrían por mi casa mientras la música infantil amenazaba con romper mis tímpanos, no se en que momento pensé que seria buena idea poner esa tortura de canciones ridiculas. Luz aplaudía en brazos de su padre que la tenía sentada en su regazo donde se acomodaba el tul de su hermoso vestido azul. Rebecca caminaba junto a sus primas hablando de bandas de chicos lindos. La pubertad estaba llegando con algo de fuerza y aun no me sentía lista para que mi niña crezca.
—Aileen —volteo para ver a Alida con su pequeña hija Apple que tenía la cara toda pegoteada de chocolate y amenazaba con ensuciar su lindo vestido verde manzana. —Tendrás alguna toalla mojada para limpiar la cara de Apple. A alguien se le ocurrió la maravillosa idea de darle chocolate y cuando me la trajo Calisto estaba comiendo su tercera moneda de chocolate —la mano de Apple fue directo al blanco rostro de Alida que se manchó de chocolate y ella suspiro. El trabajo de ser madre es algo maravilloso hasta que te vomitan encima, te tiran el puré a la cara o como en este caso te ensucian de chocolate.
Asentí con la cabeza girándola dentro de mi casa en busca de alguna toalla limpia que ella pueda mojar para limpiarse ella y Apple. Nina pasa corriendo gritando como alma en pena por el pasillo, su vestido violeta parecía flotar en el aire. Segundos después apareció Melione corriendo por el sitio que desapareció su sobrina, detrás de ella la seguía Anker y por último y Apolión.
—¡Agarren a mi bebé antes de que su madre me mate! —gritó mi primo jadeando detrás de su hijo y hermana.
Continué mi camino hasta que llegue al baño de invitados de la planta baja tomando unas toallas y se las deje sobre el lavamanos a Alida que entró detrás de mí. Me fui dejándolas solas para volver a la fiesta y controlar que todo estuviera saliendo bien y verificar que lograron atrapar a Nina. Melione tenía entre sus brazos a Nina que le cinchaba los pelos retorciéndose bajo los brazos de su tía. Apolión tomó a su pequeña que de inmediato se volvió un ángel que tenía algo de sueño. Paso corriendo rozando mis piernas Bianca que era perseguida por su hermana Mar.
–¡Bianca debes ponerte un abrigo! —gritaba la mayor de las Moon.
Un poco más lejos podía ver a Dasha siendo empujada en las hamacas por su hermano Colín. Junto a Ylenia estaba Zoe con Eric en sus brazos que parecía tener mucho sueño y a su lado con el celular entre sus manos estaba Samanta.
Loaiza cargaba con su hermana Apple que ahora se veía limpia y comía una manzana con muchas ansias. Paulette estaba junto a su madre Electra estar rodeada de niños le agradaba, pero solo tuvo a su única hija por motivos de que no puede volver a tener más hijos.
Sé que se estarán preguntando y Emma tuvo hijos con Adam. Pues sí tuvieron tres maravillosos hijos el primogénito se llama Kevin, la segunda una niña se llama Catalina y el ultimo todavía no nació, pero ya sabemos el sexo es otro niño le llamaran Jackson.
Damián rodeo un brazo por mi cintura mientras que con el otro seguía sosteniendo a Luz. Mi pequeña rubia estiraba sus manitas hacia mí pidiendo que la cargara. Con una sonrisa la tome entre mis brazos y llame la atención de todos.
—Hora de cortar el pastel —todos caminaron hacia la mesa que estaba adornada con muchos colores. Un arcoíris adornaba el fondo con el nombre de Luz colgando en el medio. La celebración del primer año de vida de mi pequeña hija quisimos que sea colorida tal como ella pone nuestro mundo.
—¡Pónganse para la foto primero! —grito Demi pasándole a Dasha a Austin. Tomó su cámara apuntando a nosotros —Rebecca ponte junto a tus padres —mi hija mayor apareció entregando a Bianca a su tía Ylenia. Alguien encendió la velita que adornaba el enorme pastel de arcoíris. Todos comenzaron a cantar con alegría y Luz aplaudía sonriendo.
Tomamos muchísimas fotos, pero la que más me gustó fue en la que salimos toda la familia junta. Son estos momentos que me hacen sentir feliz, durante mucho tiempo estuve preocupada por ser perfecta. Una princesa que ascendería al trono obligada a ser perfecta por el simple hecho de ser la siguiente al trono, muchos enemigos intentaron lastimarme y durante mucho tiempo me oculte tras el cuidado de los demás. Hasta que llegó el tiempo donde tuve que protegerme sola de los peligros que me acechaban, pude lograrlo con algo de esfuerzo si algunas veces perdí y salí lastimada, pero de todas esas veces aprendí. Soy una princesa que ya no es tan perfecta sino real, soy yo ahora y no dejaré que nadie más me lastime. Por el simple hecho de ser la hija de Zeus y Hera.
Los espero en la tercera entrega de la serie Hijos de Dioses, El hijo de Hades y Perséfone.
1 Ilitía es hija de Zeus y Hera, hermana de Aileen, Ares, Hebe, Hefesto y Enio. Diosa de los alumbramientos y compañera de las Moiras. Su principal centro de culto fue Knosos, en Creta.
Besos
De
Danny