A I L E E N
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El agua de los aspersores me estaba empapando, pero eso me traía sin cuidado al ver como una chica abandonaba a su novio después de que él le propuso matrimonio. Sentí pena por esa persona que estaba siendo abandonada por aquella chica que se fue corriendo, se supone que estamos en pareja por amor y cuando nos hacen una propuesta de ese estilo es lo más lógico decir que sí. ¿No?
—No puede aceptar si no está segura de casarse o si quiere eso, muchas personas están juntas sin casarse porque le tienen miedo al compromiso o no creen que eso sea necesario para ser felices. El matrimonio no es algo que muchos jóvenes hagan hoy en día —habla Emma tomando mi brazo para alejarme del agua de los aspersores y dejar de ver como ese chico se veía derrotado. Prestando atención a mi amiga comencé a correr con el balón en mis manos para unirnos al grupo donde estábamos jugando al fútbol, no soy especialmente buena en esto, pero me gusta verlos jugar.
Les tire el balón volviendo a sentarme en el césped donde estaban gritando Demi y Ylenia que tampoco querían jugar, mire al chico que ahora estaba de pie hablando con los que supongo son sus amigos. Nunca me había imaginado cómo sería mi boda o si encontraría a una persona especial, con ver la relación de mis padres y mis hermanos y hermanas con sus parejas me quedaba claro que no quería nada como lo de ellos. El único matrimonio que me parecía algo real y bonito es el de mi tío Hades y mi hermana Perséfone. Son perfectos el uno para el otro y se aman con locura, me pregunto si así nos ven a mí y a Damián los demás.
—Rayito —la voz del susodicho hace que deje de pensar en divagaciones y me giró a verlo. Se agachó frente a mí viéndome con preocupación, con su mano fría toca mi mejilla acariciándola y me abraza. Hasta que hizo eso no me había dado cuenta que estaba llorando, aferrándome a su abrazo, me escondí intentado que mis miedos se vayan.
¿Seremos realmente buenos el uno para el otro? ¿Le tendré miedo al matrimonio o me casaré en algún momento?
Estas preguntas rondaban en mi cabeza como un martirio que no me deja respirar con claridad. Sigo siendo esa misma princesa insegura que Damián conoció en el campamento por más que quiera no puedo evitar sentir miedo y al ver a esa pareja en el parque hoy... ella dijo que no rechazó casarse con ese chico. Si los mortales tienen dudas que dejan para mí... Nos pintan como seres perfectos, pero no muestran nuestra esencia, lo que nos hace especiales o simples dioses sin un sentido de la vida concreto.
—¿Qué pasa mi princesa del rayo? —preguntó con voz calmada mi dulce novio, con sus brazos aun abrazándome él se sentó causando que cayéramos al suelo ambos y una risa histérica se me escapó. Liberándome de su agarre me senté en el suelo mirándolo con tristeza, estaba muy confundida. —¿Hice algo malo? —preguntó preocupado, pero yo negué con la cabeza. Nuestra relación no se puede catalogar como perfecta sino como extraña. Cada vez que las cosas se complicaban uno dejaba al otro hemos vuelto y nos hemos separado muchas veces. En serio, muchas veces hasta mi padre se cansó de que nos separemos porque cada vez que pasa eso su billetera sufre. Las compras me hacen sentir mejor y a mamá le gusta comprar, creo que con esos datos se podrán imaginar que es lo que a papá le molesta. Lo mejor sucede cuando nos hablamos y arreglamos las cosas, mi habitación parece que es el punto clave. Siempre terminamos arreglando nuestros problemas en mi habitación donde hablamos y finalmente volvemos para luego dormir abrazados en mi cama. Qué pasará si algún día nos casamos y las cosas comienzan a ir mal, no podemos divorciarnos y a los días volver a casarnos sería algo ilógico.
—¿Crees que algún día nos casaremos? —mi pregunta pareció asustar a Damián o acaba de ver un fantasma porque se puso muy pálido. Abanique con mis manos su rostro mientras caían gotas de sudor por su frente.
—Lo siento tu pregunta me tomó por sorpresa... es decir, si nos casaremos rayito, ¿porque la pregunta?
—Yo creo que no seré una buena esposa Damián, que tal si un día algo te pasa por mi culpa. Volveremos a pelear, te dejaré y seguiremos estando casados hasta que nos divorciemos y tiempo después volvamos a estar juntos. ¿Qué pasa si tenemos un hijo? —pregunto preocupada. Hasta esta mañana soñaba con tener hijos en algún momento, pero ahora tengo miedo, estoy totalmente aterrada de lo que pueda pasar cuando nos casemos.
—Rayito serás la mejor esposa, esto ya lo hablamos, muchas veces no dejaremos de estar juntos porque justo el enemigo de tu padre casi nos mata o porque mi pasado nos persigue. Formaremos una familia y tú serás una gran esposa y una gran madre te lo prometo —aseguró este besando la comisura de mis labios y me acerco a él para que apoyara mi cabeza en su pecho.
—¿Estás seguro de eso? —pregunto aún con un montón de dudas atormentándome, todas mis inseguridades seguían diciendo que todo se terminara o que Damián se cansara de mí en algún momento.
Teniendo en cuenta el matrimonio de mis padres donde ambos se traicionaron mutuamente en el pasado. Suena lógico que tenga mis dudas con respecto a contraer nupcias con Damián, otro que también su madre no le sirve de ejemplo al haber tenido varios amantes. Mi confianza se encontraba plenamente en Damián y yo no miro a nadie más como lo miro a él, este bichito que se llama duda siempre susurra en mi oído que otras chicas son mejores partidos que yo. Menos riesgo de vida corre con otras que estando conmigo que siempre existe la incertidumbre de que un nuevo villano venga a lastimarme, ahora no estoy sola, lo tengo a Damián.
»Siempre juntos mi princesa del rayo nunca lo olvides. Por más que intentes alejarme no lo haré, siempre voy a querer estar a tu lado, eres la mejor adicción que pudo haber llegado a mi vida. Te amo rayito —al escuchar esas palabras mi cerebro dejó de trabajar maquinando situaciones donde me remarcan que no soy un buen partido como esposa. Ese bichito de la duda fue callado y aplastado con cada palabra de Damián que se emitía una y otra vez en mi mente. Tal vez después de todo no sea mala idea casarme con Damián, ahora solo debo esperar a que él me lo proponga, si es que lo hace.
D A M I Á N
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Casi descubre todo lo que tenía fríamente calculado para que sea la propuesta de matrimonio perfecta para mi chica perfecta. Había recibido ayuda de muchos de mis amigos y por supuesto de mis suegros, cuñados y cuñadas. En cuanto la boda de Ylenia llegó, nuestros padres regresaron de la guerra y lograron encerrar a los monstruos de nuevo en el tártaro, de donde no debieron salir jamás. Los reyes del olimpo volvieron a retomar su labor y Aileen se veía más tranquila al no tener tanta presión en sus hombros ahora. Mi princesa comenzó a demostrarme cómo es su mundo y desde que llegó su padre enfrentamos a un par de enemigos. Pero Aileen siempre sabe cómo manejar la situación de la mejor manera y la admiro, creo que si mi vida corriera peligro una vez por semana me volvería loco.
—Solo guarda silencio —su dedo índice se posó en mis labios para que pudiéramos escuchar lo que estaba pasando del otro lado de la puerta. Aileen había visto en una situación extraña a su primo con Diana y como se empeñó en ser una casamentera quiere saber cómo ayudar a la pareja de amigos.
—Rayito es mejor dejar que las cosas entre ellos fluyan solas —susurre cerca de su oído ganándome un golpe en la cara para que me apartara. Rodé los ojos viendo las luces navideñas que adornaban la casa de la madre de Ylenia, todos vinimos a pasar la navidad en el mundo mortal. En el olimpo no se celebran estas fechas, por lo cual todo esto es nuevo para Aileen que siempre veía como los mortales celebraban esto. Nos quedamos todos después de que pasó la navidad porque al parecer Nerea tendrá otro hijo con Poseidón, los padres de Ylenia no perdieron el tiempo.
—Sabes que tienes razón mejor nos vamos antes de que nos descubran —me tomó del brazo y corrimos por el pasillo hasta llegar a las escaleras. En la mesa del comedor ya estaban todos centrándose alrededor de la mesa esperando para comenzar a cenar.
—¿No funciono cierto? —pase mi brazo por sus hombros acercándola a mí para susurrar y que nadie me escuchara.
—No, ellos aún no se dicen lo que sienten y ya estoy cansada niño bonito —ella dejó caer su cabeza en mi hombro, suspiró comenzando a cenar viendo como su primo veía de reojo a Diana, pero no se decían nada.
Después de la cena le pedí a Aileen que me acompañara que debía mostrarle algo muy especial e importante. Ella como siempre se arregló, aunque no lo necesitaba mucho, siempre luce perfecta. Nuestros amigos en cuanto les avise que salimos de la casa se transportaron al parque donde tenían todo preparado para llevar a Aileen. Como debía hacer algo de tiempo para que arreglaran los últimos detalles, opte por ir caminando tomado de la mano de Aileen hasta el parque.
Les puedo asegurar que se me caía la baba al verla tan hermosa, todo en ella es hermoso y siempre se lo recalco. Es hermosa tal y como es cuando logró sacarse todas esas capas de miedo y me enamoré más todavía de ella. De sus virtudes y defectos. Me enamora cada fibra de su cuerpo, siento que mi cuerpo no reacciona como debería cuando estoy cerca de ella. Ella es como una estrella y yo soy un insignificante muchacho que anhela tocarla.
—Deja de mirarme, es raro niño bonito —enseguida sentí como me ponía rojo de la vergüenza. Aileen me vio contemplarla por mucho tiempo, debía verme como un acosador. Ridículo pero cierto.
—Debo vendarte los ojos rayito —saque una venda de color amarillo de los bolsillos de mi campera negra. Ella se giró para colocar la venda en sus ojos soltando un suspiro profundo antes de agregar.
—Espero que no me dejes tropezarme como Adonis lo hace cuando pone venda en los ojos de Ylenia —me reí ante su afirmación burlona y le asegure que la guiaría bien. Al menos no se caerá en ningún pozo o algo parecido.
Finalmente, llegamos al parque donde un camino de luces brillantes esperaba para ser recorrido por Aileen. Rápido vino Apolión tomando mi lugar de guía de mi rayito, mientras que me sacaban la campera y me tiraban la camisa que debía ponerme a la cara. Abrochándome los botones rápido corrí donde esperaba una fuente con margaritas y el saco de mi traje que me lo coloque a las corridas mientras Austin me ayudaba acomodando el cuello de mi camisa.
Con las margaritas en mi mano y el traje bien puesto, avise a Apolión que le quitara la venda a Aileen. Ella miró todo a su alrededor confundida y comenzó a avanzar por el camino iluminado por luces pequeñas. A medida que se acercaba, pétalos de rosas blancas fueron arrojados por el camino que ella pisaba. Sobre su cabeza una nube colocó su corona, parecía brillar ante tanta luz, era como si en vez de caminar levitara. Mis piernas temblaban y creía que no podía pronunciar palabra cuando la tuviera frente a mí.
Un trueno resonó en todo el lugar y la ropa de Aileen fue cambiada por un vestido enorme. La falda del vestido emitía pequeños rayos que acomodaron el cabello de mi princesa en una linda trenza que se acomodaba perfecto con su corona. Muchas rosas comenzaron a abrirse cuando ella estuvo cerca de mí lanzando un perfume exquisito. Todo va saliendo de acuerdo al plan. Y llegó a mí viéndose tan hermosa como el primer día que la conocí con la única diferencia que ahora no tenía a Apolión ladrando como perro a punto de atacar.
—¿Damián, qué es todo esto? —tragué saliva entregándole el ramo de peonías que ella tomó dudosa. Es momento de hablar, de unir nuestras vidas.
—Mi princesa del rayo hemos tenido tantas aventuras que amenazaron con separarnos y aun así no podíamos estar alejados el uno del otro por mucho tiempo. Tu sonrisa siempre me atrapó, además de tus besos que me mantenían preso pensándote día y noche—. Un trueno resonó en todo el lugar y me percaté de que Zeus quería que no argumentara más detalles como el que acababa de dar—. ¿Aileen Ray me gustaría saber si quieres ser la perfecta esposa para este idiota que te ama con locura? —me arrodille frente a ella sacando de mis bolsillos el anillo de compromiso, el cual había sido de la reina Hera. Una enorme piedra con una tormenta dentro adornaba la alianza de oro que tenía grabado por dentro reinado Ray. Me puse algo nervioso cuando Aileen cubrió su boca, pero no decía nada, quedó congelada en su sitio por al menos dos minutos que me parecieron siglos. Hasta que el ramo cayó al suelo y Aileen me entregó su mano temblorosa colocándola justo frente a mí.
—Si acepto —calce el anillo en su dedo que entró a la perfección como si estuviera hecho a la medida de su dedo. —Es un anillo mágico, se adapta al dedo de la prometida del novio, si este de verdad ama a su novia —poniéndome de pie tome su rostro entre mis manos sonriendo al ver sus ojos brillantes.
—Te amo, siempre juntos, mi princesa del rayo.
—Te amo, siempre juntos, mi niño bonito —unió nuestros labios que se buscaron con desesperación. Pronto seriamos una familia y jamás me cansaré de luchar por estar con Aileen, ella es mi princesa de rayo a la cual amo y amaré por el resto de la eternidad.
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Queda un capítulo para terminar.
Este capítulo tuve que escribirlo y borrarlo varias veces estaba algo bloqueada. Pero al final salió espero que les haya gustado semidioses. Los quiero.
Besos
De
Danny