La hija de Zeus y Hera [1.2]

DannyBaladon tarafından

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La princesa del olimpo comienza a explorar los sentimientos del amor, nuevas amistades y realidades la hacen... Daha Fazla

Prólogo🌩| Heredera
Capítulo 1| Corona
Capítulo 2| Entrenamiento
Capítulo 3| Una princesa...
Capítulo 4| Cabeza de uva
Capítulo 5| Niño bonito
Capítulo 6| Friendzone
Capítulo 7| ¿Amigos?
Capítulo 8| La cabaña de Morfeo
Capítulo 9| Cita de dos
Capítulo 10| Las Oρατή
Capítulo 11| California
Capítulo 12| Romeo y Julieta
Capítulo 13| ¿Papá lo sabe?
Capítulo 14| Ancestros
Capítulo 15| Un ángel
Capítulo 16| Una pesadilla
Capítulo 17| Negación
Capítulo 18| ¿Quién es Damián?
Capítulo 19| Depresión
Capítulo 20| Cargas eléctricas
Capítulo 21| Reina del drama
Capítulo 22| Ataques
Capítulo 23 | Aceptación
Capítulo 24| Aún duele
Capítulo 25| Enamórala
Capítulo 26| Tártaro
Capítulo 27| Por mi causa
Capítulo 28| Ser mala es bueno
Capítulo 29| Sonríe rayito
Capítulo 30| Ronda de Shots
Capítulo 31| Emma's coffe
Capítulo 32| Pay de limón
Capítulo 33| ¡Voy a superarte!
Capítulo 34| La casa de los sustos
Capítulo 35| Rubia oxigenada
Capítulo 36| Estoy bien
Capítulo 37| Intentamos
Capítulo 38| Aléjate
Capítulo 40| Pasado
Capítulo 41| ¿Dónde está ella?
Capítulo 42| A salvo
Capítulo 43| Siempre Juntos
Capítulo 44| Perfecta Esposa
Capítulo 45| No en mi boda
Epílogo| Familia Passion
Agradecimientos
Capítulo Especial | El Corazón de Anteros
Capítulo Especial | Nuestra pequeña
Serie "Hijos de Dioses"
Saga "Criaturas Bestiales"
Preguntas de Lectores
Respuestas para lectores

Capítulo 39| Resaca

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DannyBaladon tarafından

A I L E E N
⚡️⚡️⚡️

Esta historia se repite, despierto por los ruidos de truenos que retumban en mi cráneo, los párpados me pesan y la sensación de querer morirme está muy latente. Me duele la cabeza, tengo mucha sed y siento que necesito dormir al menos otras cuarenta y ocho horas para poder decir que estoy bien.

¿Por qué tuve que tomar tanto?

La noche anterior perdí la cuenta de cuantas latas de cerveza me bebí a lo largo de la tarde estando sola en el olimpo, nadie pudo impedir que me emborrachara. Pero quien me explica cómo es que amanecí en mi cama cuando lo último que recuerdo es haberme tirado al estanque. Ni siquiera sé por qué me tiré al estanque de los dioses y como es que no desperté en el agua. Temerle a la muerte, no le temía, soy inmortal, por más que lo intente no puedo morir a menos claro que entregue mi inmortalidad para dársela a alguien más.

Sentarme en mi cama fue mala idea, sentía que el estómago lo tenía en la garganta. Había dormido con la ropa puesta y ahora estaba toda arrugada y algo húmeda. Intente ponerme en pie con ayuda de la pared, parecía que estaba caminando entre nubes. Mi cuerpo pedía piedad, ante cada paso todo me dolía. Nunca pensé que una resaca doliera tanto el gusto a vómito que tenía en la boca me sabía a ácido. Un baño de agua fría me vendrá bien estoy segura que así me sentiré mejor después de eso. Me despojé de la ropa húmeda dejándola en el suelo y con algo de pereza me metí bajo la ducha. El agua fría hizo que se me escapara un jadeo, yo temblaba bajo la lluvia artificial que estaba bastante fría. Luego de unos minutos regule las llaves para que comenzara a salir agua caliente, mi cuerpo lo agradecía. Frote mi cabello dando masajes a mi cuero cabelludo cuando un recuerdo de la noche anterior apareció en mi mente.

—¿Me amas? —me encontraba sentada al lado del inodoro con una persona al lado, no sé quién era tampoco lo recuerdo. Todo después que dije esas palabras se oscureció. Las cosas que digo estando ebria dejaré de beber porque en serio no me hace bien.

Maya me amenazó no solo con hacerme daño a mí, sino que también a Emma. No puedo arriesgarme a que le pase algo a mi mejor amiga, jamás me lo perdonaría. Será difícil no acercarme a Damián si él anda rondando por el olimpo. Como princesa debo sacrificarme por los demás y si dejar ir a Damián salva la vida de Emma eso haré, aunque me duela.

Enjuagué mi cuerpo dejando el agua correr como si esta fuera purificadora sacando todo lo malo de la noche anterior. Salí cerrando la ducha y envolviéndome en una toalla. Con una más pequeña sequé mi cabello. Me fui a mi habitación buscando mi ropa interior y me la puse despojándome de la toalla. Entrando en mi armario escojo un vestido simple, pero cómodo, como no quería que nadie me vea otra vez en ropa interior me visto en mi armario.

Elegí bien vestirme allí dentro porque al salir veo sentado en mi cama a Damián que mira el techo donde mis nubes están a punto de rostizarlo. Con mis poderes intercepto el rayo que me golpea en la palma de la mano sin lastimarme.

—¿Qué haces en mi habitación?

—Quería ver si te encuentras mejor —se puso de pie metiendo sus manos en los bolsillos de su pantalón.

—¿Por qué debería estar mejor? —arqueé una ceja mirándolo sin comprender el porqué de su visita a mi habitación. Me tambaleé un poco, creo que la resaca y los rayos no pueden mezclarse, estoy algo débil. Coloqué mi mano sobre mí frente al sentir el tacto frío me sentí un poco mejor.

—Por la resaca —su tono burlón no me agrado para nada. No le respondí, me limité a mirarlo, ninguno de los dos parecíamos querer movernos.

—Me encuentro bien, no necesito tu ayuda —las palabras que me dijo Maya suenan en mi cráneo repitiéndose como disco rayado. Tengo que alejarme de Damián, pero el muy terco me lo hace más difícil. Termine nuestro duelo de miradas caminando hacia mi puerta, debo trabajar mi corona fue colocada en mi cabeza por una nube. Que fue evaporada cuando Damián pasó corriendo llevándosela por delante me estaba persiguiendo. Al verme en esta situación me eché a correr, lo cual se me dificulto con las plataformas que eran nuevas. Pero mi salvación apareció en una nube negra y sin camisa, choque contra la espalda desnuda de Apolión al no poder frenar a tiempo. —Lo siento —pedí disculpas a la espalda desnuda de mi primo. Ambos estábamos tirados en el suelo y mi corona terminó a un metro de nosotros junto a la de mi primo que casualmente había decidido ponerse.

—Una vez que uso mi corona y me taclean —se quejó mi primo poniéndose en pie y dejándome tirada en el suelo. Apolión extendió su mano hacia mí que tomé para ponerme en pie. Estaba algo atolondrada por el golpe, miré hacia atrás y no había ni rastro de Damián. Suspire aliviada para voltear a ver a mi primo que sostenía mi corona en sus manos. —¿De quién estás huyendo? —colocó la corona sobre mi cabeza que comenzó a brillar.

—Nadie tan solo quería ejercitarme, si —me estire para hacer más creíble mi mentira.

—¿Te ejercitas con vestido y tacones? —cuestiono cruzándose de brazos

—Claro, es lo último, deberías intentar ejercitarte de traje — golpeé suavemente su hombro con algo de torpeza. —¿Tú por qué estás sin camisa?

Veía su cuerpo sin camisa con tan solo su jean negro y sus zapatos. Con su corona y sin su camisa desde cuando Apolión aparece con su corona y sin camisa.

—Se manchó y tuve que quitármela.

Sabía que me estaba mintiendo, pero no le diría nada porque yo también lo estaba haciendo.

—Vamos le pediremos una camisa a Adonis, no hay tiempo para que te vayas a cambiar —lo arrastre hasta la habitación del pelinegro donde estaba segura, él ya estaba de regreso de su desayuno.

⚡️⚡️⚡️

Me pasé el día con malestar y evitando a Damián, que estaba haciendo las cosas aún más complicadas queriendo acercarse cada vez que me ve y yo tengo que poner cualquier excusa para salir huyendo como una cobarde. Me costaba mantenerlo alejado de mí, por más que mandé a mi prima a hablar con él los temas que me correspondían a mí, Damián seguía persiguiéndome. Llegue a esconderme en más de una ocasión para evitar cruzármelo y comer en mi taller para no verlo en el comedor, no quiero poner el peligro la vida de Emma, no estoy segura de que es capaz de hacer Maya.

La mala suerte me persigue, el cargo de ser la hija de mis padres es demasiado pesado en ocasiones, de todos los enemigos que superó viene uno peor al anterior y solo agradezco a los dioses que ninguno supere a Alysa, ella fue la única que en verdad casi me mata. Soy inmortal, pero si existe la posibilidad de matar a un ser divino, esa información solo la conocen pocos seres divinos y todos la guardan por seguridad. Pero prefería que me mataran a que tener que encontrarme a Damián en el estanque de los dioses mientras me encontraba nadando. Se tiró al agua alejado de mí, pero en cuanto se acercaba a donde me encontraba yo huía en la otra dirección. Hasta que desapareció de mi vista y me relajé pensando en que al fin entendió el mensaje y se fue. Me tiré al agua como una tabla a la deriva y cerré los ojos dejándome flotar.

La armonía de ese momento se terminó en un segundo cuando alguien se tiró como bomba al agua salpicando todo y agitando las tranquilas aguas. Sacando el exceso de agua de mi rostro, busqué al responsable de arruinar mi armonía con el estanque y nadando como si estuviera en una competencia olímpica se encontraba Damián. Molesta nade para salir del estanque, pero una mano me tomó del pie, haciendo que vaya hacia atrás. Moviéndome inquieta, logré zafar mi pie apartando el cabello mojado de mi rostro y miré a mi agresor. Damián me sonreía victorioso como si el tomarme el pie fuera parte de su plan para lograr llamar mi atención, al ver que lo estuve evitando todo el día.

—Déjame ir —reprocho molesta intentando alejarme de él, no quería estar cerca de él, aunque moría de ganas de hablar con él, no podía poner en peligro a Emma.

—No lo haré hasta que me digas, ¿por qué estás huyendo de mí? —cuestionó él acercándose a mi rápido, me atrapa en un abrazo que mantenía mis brazos pegados a los costados de mi cuerpo haciendo que no pueda escapar. Tenerlo tan cerca estaba haciendo que mi plan se venga abajo, no puedo poner en riesgo la seguridad de mi amiga.

—Jamás te lo diré, pierdes tu tiempo con... —gruñó mordiendo cada palabra al tiempo que me movía entre sus brazos pero él apretó más su agarre haciéndome enojar —Como tu princesa te ordeno soltarme —lo amenazó viéndolo directamente a los ojos con seriedad, Damián me vio a los ojos confundido, pero me soltó, jamás le había hablado a nadie así. Nunca había utilizado mi título para ordenar algo, no quería ponerme en esa posición de poder y me sentí mal por haber usado esas palabras con Damián. Me soltó sin dejar de verme.

—Me dirá mi princesa ¿porque está huyendo de mí como si tuviera la peste? —pregunta escurriendo el agua de su cara sin dejar de verme por un segundo.

—Es el deber de una princesa proteger a su pueblo sacrificando su felicidad y es hora de que tome mi responsabilidad en serio —conteste con lagrimas acumulandose en mis ojos —Maya amenazo con hacerle daño a Emma si no me alejo de ti. No puedo permitir que algo le pase, es mi amiga y me apoyo en mi momento más oscuro. No sacrificare a inocentes Damián —alegó girando para nadar a la orilla sintiendo sus ojos clavados en mi espalda.

—¿Sacrificarla? —me gritó Damián —Lo único que haces es darle las herramientas a Maya para que te destruya.

—Tal vez tengas razón, pero no tengo otra alternativa, me alejo o Emma paga las consecuencias —respondo sin mirarlo. Tomando la toalla que deje en el suelo me envuelvo en ella como si quisiera protegerme de la mirada de Damián. Me aleje del estanque dejando huellas de gotas de agua de mi cabello y temblando por el frío entre a mi habitación cerrando la puerta me deslice por esta hasta caer al suelo, abrazando mis piernas. —Espero estar haciendo lo correcto —suspire poniéndome en pie debo seguir con mi vida. Pero cuando voy a dar un paso la puerta se abre empujándome. Tratando de mantener el equilibrio pierdo la toalla y me giró a ver quien abrió mi puerta de manera tan brusca.

—¿Estás ebria? —cuestiona Alida volcando su cabeza a un costado viéndome con una sonrisa un tanto malvada.

—No, pasa que mis amigas entran sin llamar y me sacan volando de un empujón —comentó de manera irónica cruzándome de brazos, mi charla con Damián me dejó muy irascible.

—Mi culpa —responde Demi levantando la mano apenada, en ese momento me sentí mal por haber contestado de aquella manera, ellas no tenían la culpa de mis problemas con Maya y Damián.

—Eso no importa ahora Demi, tenemos una noticia que darte Aileen —interrumpe mi prima moviendo a Demi con un suave golpe de su cadera y entrando en mi habitación cerrando la puerta —Siéntate o te caerás de espaldas cuando escuches esto —comenta emocionada la descendiente de los mares, tomando mis manos, su felicidad me contagio en cierto modo y le hice caso sentandome en mi cama a la espera de que hablen.

—Sabemos cómo derrotar a la perra hija de Prometeo —habló la pelirroja con una sonrisa malvada, extendiendo su mano Alida hizo aparecer una manzana dorada que mordió gustosa.

—¿Ya te dije que te amo pelirroja?

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Nueva historia espero que la apoyen como mi otra historia, se que les gustara, Si usan ideas por favor dar créditos