Tócame. HOPEV.

By kathsxl61

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Kim Taehyung era un adicto al tacto, a tocar y a que le tocaran. Jung Hoseok, para nada. Ó Donde un escultor... More

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By kathsxl61

<< Parque temático de Seúl >>, se lee en una de las pancartas colgadas de las astas, al lado de los basureros. Las risas agusas y la música, como dentro de un circo, se escucha por todo el lugar. El sol está un poco más arriba del horizonte. El aroma a palomitas, churros y algodón de azúcar envuelve  el aire alrededor del niño, que lleva una mochila y pantaloncillos cortos, caminando de la mano de una mujer joven con el cabello corto hasta las mejillas. Se relame los labios, al ver las manzanas acarameladas que comen dos niños que pasan a su lado, pero sólo se gira a ver a la mujer que le aprieta la mano y sigue caminando con la vista fija frente a ella.

- ¿A dónde vamos? -preguntó él.

- ¿Ah? -dio un respingo al escucharle, como si no se hubiera dado cuenta que estaba ahí- Al carrusel, ¿No dijiste que te gustaba el carrusel?

El niño frunció el ceño.

- Pero dijiste que no teníamos dinero.

La mujer, viéndose algo pálida contrastando con su cabello azabache, lo miró aturdida.

- ¿Cuándo dije eso?

- Al tío Jinsoo, se lo dijiste a él en la mañana cuando yo comía mi tostada.

- Oh -decaída, volvió a fijar la mirada frente a ella-. Olvídalo, tengo lo suficiente para que puedas dar una vuelta.

- ¡Eso es genial! -rió él, dando pequeños saltos y mostrando una gran sonrisa-. ¿Y vas a subir conmigo?, ¡Tienes que subir conmigo, mamá!

- Siempre me dices mamá cuando quieres algo, te repito que ya no actues como un bebé -puso los ojos en blanco, dándole una sonrisa torcida-. Es Mumi, no mamá.

- Mumi -se corrigió así mismo con una gran sonrisa, sin desanimarse, insistiendo-. Sube conmigo.

- Yo seré tu guardaespaldas -sonrió ella-, ¿Qué te parece? Tú serás Jong-Hong, el príncipe espadachín. Necesitas un guardaespaldas.

- ¡Está bien! Pero podría preguntarle al señor si te deja subir si quieres dar una vuelta conmigo.

- O podríamos pedir otra vuelta para ti.

- ¡Eso sería aún más genial!, ¡Dos vueltas! Pero te subes tú.

La mujer negó, su sonrisa torcida aun permanecía mientras llegaban al carrusel y el hombre joven que atendía recibiera el ticket para que pasara. El niño entró corriendo, subiéndose al caballero que tenía una armadura de color dorado y verde y era el más brilloso de todos los caballos. Veía a su madre de lejos, vigilando como hacia siempre que la veía al salir de la escuela. Últimamente no había ido a la escuela y se sentía triste por eso, pero en ese momento todas sus preocupaciones se habían esfumado mientras saludaba a su madre alzando las manos.

Cuando dio varias vueltas y el caballo se detuvo, el niño se bajo sintiéndose satisfecho, raro en un niño. Corrió hacia ella y frunció el ceño cuando no le sonrió, sino que tenía la misma fría expresión de cada vez que le regañaba o peleaba con alguien. En especial con Jinsoo, el hermano de su padre.

Su madre le tomó la mano y lo guío hacia la parte trasera del carrusel, donde no pasaba ninguna persona. La mujer se agachó frente a él, como cada vez que le peinaba o le arreglaba la camisa para ir a la escuela. Él lo hacía la mayoría del tiempo, pero cuando ella lo hacia, se sentía muchísimo mejor.

- Seokie, tengo que decirte algo importante.

- ¿Qué pasa? -junto las cejas-. No podremos dar otra vuelta, ¿Verdad? Lo entiendo.

- No, Seokie, no es eso lo que te quiero decir -ella suspiró, ambas manos a cada lado de sus brazos, para luego soltarlo- A ver, como te digo esto... Sabes que Mumi tiene problemas, ¿Verdad? -él asintió. No era tonto y ella siempre confiaba en él para decirle las cosas. De eso estaba seguro-. Problemas como lo tiene la señora Woo o tu papá Yoo-han, esos problemas que ocasionan que no puedas comprar tus cereales favoritos, calcetines nuevos ni zapatos bonitos... Bueno, tengo que hacer algo que no te va a gustar, ni a mí, por estos mismos problemas, pero quiero que recuerdes algo. Una sola cosa. Lo que te voy a pedir lo tienes que prometer, por el meñique.

Ella alzó el meñique. Él no entendía, pero de todas formas asintió y ahueco entre sus manos pequeñas las mejillas de ella.

- Está bien. Yo lo prometo. Pero no te pongas triste.

- Te voy a pedir una sola cosa, Hoseok -dijo ella, tomando sus manos entre las suyas-. Es algo serio y es algo que tienes que recordar hasta que seas un adulto. Prómeteme que nunca dejarás que nadie jamás, jamás, en toda tu vida, te toque sino quieres. ¿Entiendes?

Ella alzó el meñique. Él negó.

- No.

- Mira, las personas son como las serpientes, ¿Viste lo bonita que era la serpiente de la otra vez cuando fuimos a la exhibición de mascotas exóticas? Sus colores, verde, Naranjo, amarillo... Dijiste que te gustaban.

- Me gustó porque tú la tocaste. Era bonita.

- Sí. Bueno, las personas se ven tan bonitas como una serpiente, pero cuando te acercas demasiado, pueden morderte - el niño la miró horrorizado. Recordaba la serpiente y no creía que fuera a morder-. Cuando te tocan, van asfixiandote, te aprietan hasta que ya no puedes respirar. Esa serpiente no me lastimó porque le habían quitado el veneno en los colmillos, ya no podía lastimar. Pero las personas sí. No dejes que nadie te toque, aunque se vea confiable, nunca lo hagas porque te van a lastimar, Hoseok -llenándose de un sentimiento conocido, el niño trató de tragar saliva, aunque sentía su boca seca-. Los desconocidos e incluso las personas que conoces, sí les dejas que te toquen van a lastimarte. No importa que traten de ayudarte o que sean buenos contigo, sí alguien te toca, aléjate. Diles que respeten tu espacio y tu respetaras el de ellos. Dime que lo harás, Seokie. Dime que no dejaras que te toquen, jamás.

Ella lo miraba casi con desesperación. La misma desesperación con la que lo miró cuando peleó con la pareja de su abuela, la señora Woo.

- ¿Van a lastimarme como el señor Heron te lastimó a ti?

Ella lo miró pálida e imperceptiblemente asintió.

- Sí, Seokie, por eso nos fuimos de la casa de la abuela Woo. Él se ve confiable, pero no lo es. Van a lastimarte como a mí si dejas que alguien te toque cuando tú no quieres. Si te descuidas y no eres fuerte.

El niño apretó sus manos con ansiedad, agachando la cabeza.

- No soy fuerte para hacer eso.

- Oh, Seokie, sí lo eres. Eres fuertísimo, como Hulk o esos héroes que te gustan. Tú me protegiste de Heron cuando trataba de lastimarme, dime, ¿Qué hiciste?

- Lo mordí.

- Y él se alejó, dejo de lastimarme. Cuando algún desconocido se acerque y te toque, recuerda lo que siempre te digo cuando pasa. Dices...

- No me toque, por favor -repitió el niño, tal como le había dicho ella-, respete mi espacio. Puedo yo solo.

- Muy bien -ella apenas sonrió, acariciando su cabello-. Te digo esto, Seokie, porque ya no voy a estar para protegerte -ante eso el niño alzó la mirada con terror-. Bueno, tú siempre te has protegido solo, pero yo ya no te vigilaré.

- No me gusta como suena eso. Me estás asustando.

- Escúchame, eres inteligente -dijo mirándolo fijamente-. Eres bueno, amable, valiente y todo lo que quieras ser. Eres lo mejor de mi vida, estarás mejor desde ahora en adelante y por eso estoy haciendo esto.

- ¿Qué estás haciendo? -preguntó sin entender, aferrándose a las manos de ella que lo soltaron con suavidad mientras se levantaba.

- Voy a ir a buscar algo. Y necesito que te quedes aquí.

El niño no comprendía y eso ella lo sabía. Él podía ser muy inteligente, pero nunca comprendería lo que ella quería decirle aún si se lo dijera.

- ¿Cuánto te vas a demorar?

- Mucho. Puede que horas. Cuando te canses de esperar o tal vez alguien te pregunte quién eres, di lo de siempre, sólo tu nombre y el año en el que naciste. Nada más.

Ella hizo ademán de caminar, pero él la detuvo con una mirada suplicante. Suspirando, ella volvió agacharse frente a él.

- Siempre has hecho lo que te pido, ¿Vas a ponerte rebelde ahora? -espetó con voz dura y eso fue suficiente para que él la soltara. No le gustaba que ella lo regañara o le diera esa mirada molesta. Al verle tan asustado, ella lo abrazó con todas sus fuerzas-. Eres un angelito, Seokie. Te amo mucho. Recuerda lo que te digo.

- Te amo mucho -dijo él también, respirando tranquilo en sus brazos al sentir como ella le besaba la mejilla-. No te vayas.

Ella no lo escuchó. O no quiso escucharlo. Para cuando se fue, él se quedó acuclillado al lado del carrusel. Por eternos minutos. No podía quedarse quieto, viendo a toda la gente divertirse. Prometió que no se movería de allí, pero temió que a ella le hubiera pasado algo y no hubiera podido volver, tal como su padre Yoo-han a quien no había visto hace mucho. Camino alrededor de los juegos, buscándola, pero volvió al mismo punto en donde debió haberse quedado y esperó lo suficiente, a punto de echarse a llorar, para que alguien se acercara a él y se acuclillara como su madre. Por un momento pensó que era ella, pero esta mujer tenía el cabello largo hasta la cintura y le sonreía tiernamente.

- Hola, pequeñín, ¿Estás perdido?

- No -negó, alejándose un paso y tratando de no sonar asustado-. Mumi me dijo que me quedara aquí.

Ella enarcó una ceja.

- ¿Quién es Mumi?

- Mi mamá.

- Oh, entiendo -rió. A él le gustó su risa-. ¿Te molesta que me quedé contigo hasta que llegue?

El niño se sintió increíblemente más aliviado al escucharla. En esos momentos odiaba estar solo.

- No.

- ¿Y cómo te llamas?

- Jung Hoseok. Tengo 8 años. Nací en Seúl un 18 de febrero en 1991.

- Eres todo un niño grande -le animó-. Yo me llamo Jung Yuna y tengo 38 años. Mi fecha de nacimiento es un misterio.

- ¡Coincidimos en el Jung! - se sorprendió él. Ella rió otra vez y le desordenó el cabello.

- Sí, es genial.

Él se alejó cuando se dio cuenta del tacto en su cabeza, mirándole con aflicción y vergüenza.

- N-no me toque, res... respete mi espacio. Por favor.

La mujer lo miró sorprendida y luego sonrió con ternura.

- Lo siento. No te preocupes.

Él sonrió y se quedó al lado de ella durante varios minutos, hasta que la noche empezó a volverse fría y silenciosa y la familia de ella, constituida por su esposo y una bebé de 3 años, ya no pudieron esperar con él.

Lo que vino después, él niño ya no recordaba. No sabe como pasó todo tan rápido.

No sabe cómo acabó de la mano con Jung Yuna, llegando al cuartel de policía. No sabe cómo terminó en una habitación con otros tres chicos mayores que él. No sabe en que momento su madre le empacó todo lo necesario en su mochila. Tampoco sabe que ella siempre estuvo mirándolo a lo lejos, aunque ya no podría hacerlo nunca más cuando confesó lo que había hecho al oficial Choi.





[...]

*el príncipe que se menciona es pura ficción xD

*Y Mumi no es el nombre real de la mamá de Hoseok dkdkdkd

*Inserte sus preguntas aquí para responderlas más adelante pls~

Gracias por leer ♡

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