Mala influencia®

By teensspirit

45.5M 3.1M 3.5M

YA EN FÍSICO. La irresistible tentación está ahí: para los dos. En medio de todo el desastre, tuvimos que enc... More

Prólogo
Capítulo 1.
Capítulo 2.
Capítulo 3.
Capítulo 4.
Capítulo 5.
Capítulo 6.
Capítulo 7.
Capítulo 8.
Capítulo 9.
Capítulo 10.
Capítulo 11.
Capítulo 12.
Capítulo 13.
Capítulo 14.
Capítulo 15.
Capítulo 16.
Capítulo 17.
Capítulo 18.
Capítulo 19.
Capítulo 20.
Capítulo 21.
Capítulo 22.
Capítulo 23.
Capítulo 24.
Capítulo 25.
Capítulo 26.
Capítulo 27.
Capítulo 28.
Capítulo 29.
Capítulo 30.
Capítulo 31.
Capítulo 32
Capítulo 33.
Capítulo 34.
Capítulo 35.
Capítulo 36.
Capítulo 37.
Capítulo 38.
Capítulo 39.
Capítulo 40.
Capítulo 41.
Capítulo 42
Capítulo 43.
Capítulo 45.
Capítulo 46.
Capítulo 47.
Capítulo 48.
Capítulo 49.
Capítulo 50.
Capitulo 51.
Capítulo 52.
Capítulo 53.
Capítulo 54.
Epílogo
Fin
YA EN FÍSICO

Capítulo 44.

566K 46.8K 87.3K
By teensspirit

EROS.

Me despierto esperando encontrarme en mi habitación, pero cuando abro los ojos, veo el techo lleno de moho y manchas de casa de Peyton.

Me levanto de la cama y me estiro. El suelo está congelado y se me pone la piel de gallina. Mi estómago comienza a hacer ruidos por el hambre. Ayer solo cené un par de trozos de pizza congelada.

Me duele la espalda de dormir en este colchón. No debería de ser así ya que he pasado toda mi vida durmiendo prácticamente en el suelo, pero no he podido evitar acostumbrarme a mi enorme cama de matrimonio cómoda y mullida de la mansión. Así que el dolor de espalda solo me recuerda a por qué he decidido marcharme de allí.

Camino descalzo por el pasillo y cuando llego al salón veo a Peyton preparando algo en la cocina.

-Dime que no hay pizza para desayunar. -murmuro casi rezando. Mi voz sale ronca y profunda.

Esta ríe.

-No pero tú comerás pizza por estúpido.

-Vale, lo siento, haré lo que tú quieras pero no más pizza.

Jamás pensé que diría algo así.

El timbre estropeado de su casa suena y esta se gira para mirarme.

-Empieza por abrir tú la puerta.

Ruedo los ojos, dándome por vencido y caminando hacia esta. Diego se encuentra al otro lado, pero no es el Diego de siempre. Esta pálido y preocupado, mirándome con un semblante serio.

-Eh, ¿no habíamos quedado después de comer?

-Si pero no he podido ni dormir esta noche. Ya no sabía qué hacer. Tienes que saberlo.

-¿Qué? -pregunto confundido.- ¿Qué cojones pasa?

Diego mira a Peyton cocinando y después me mira a mi.

-Vamos a la habitación.

Ambos caminamos por el pasillo y entramos en el cuarto. Solo espero que no tenga nada que ver con Reese. No puedo sacármela de la cabeza y eso que he estado haciendo todo lo posible por intentarlo. La echo mucho de menos. Y como le haya pasado algo, tengo muy claro que no voy a tardar nada en presentarme allí donde esté. Ella siempre seguirá siendo prioritaria en mi vida.

Cierro la puerta.

-Reese está embarazada.

Giro la cabeza para mirarlo. ¿Qué?

Tiene que estar bromeando.

Ambos nos quedamos en silencio y comienzo a ponerme nervioso.

No parece estar bromeando. Trago saliva.

-¿Qué has dicho?

-Que Reese va a tener un bebé.

Niego con la cabeza. Me estoy mareando. Creo que voy a vomitar. Me siento en la puta piedra que tiene Peyton como colchón y me sujeto la cabeza con las manos.

-¿De donde te has sacado eso?

-Lo he visto, ayer me pidió que le llevara a la farmacia veinticuatro horas por la madrugada y tomó unas pastillas para el embarazo. Me dijo que no se lo contara a nadie.

-¿Pastillas para el embarazo? -pregunto incrédulo levantándome de la cama. Camino de un lado a otro de la habitación.

-Si, tío, no lo sé. Ponía algo así en la caja. Serán para fortalecer la casa del bebé, donde va a pasar los próximos nueve meses, ya sabes.

-¿Qué...? ¿Qué casa del bebé, Diego? ¿Qué mierdas dices?

Siento mi estómago revuelto, ya ni si quiera tengo hambre. Cojo mi camiseta de manga corta que hay a los pies de la cama y me la pongo antes de calzarme con mis deportivas. Diego es imbécil. Tengo que ir a hablar con Reese.

Salgo otra vez al pasillo y Diego me sigue.

-Adiós Peyton. -me despido creando de portazo y dejando a Diego dentro.

Bajo las escaleras a toda velocidad para salir a la calle y arrancar el deportivo.

Ni si quiera se cual es mi punto de vista respecto a todo esto. No sé que tengo que opinar ni que mierdas debería pensar. Si ni si quiera creía estar preparado para casarme con ella, ¿como cojones vamos a tener un bebé? Esto simplemente no puede estar pasando.

Estoy mareado, pero no dejo de conducir. Dios mío soy un jodido estúpido, juré que la protegería de todo, pero no la protegí de mi mismo. La he dejado sola en sus momentos más difíciles, y ahora estará odiándome.

Dios mío. Un bebé. ¿Qué cojones?

Acelero, porque siento que voy a vomitar. Entre la pizza congelada, mi no-desayuno y las noticias que me ha dado el estúpido de Diego tengo el estómago más revuelto que una jodida mierda.

Aparco el deportivo casi en medio de la calle y bajo de este sin cerrar ni con llave, dejando la puerta abierta. Paso de tocar al timbre. Salto la vaya de la mansión y toco a la puerta de casa con los nudillos.

Después de unos segundos, Reese la abre. Mis ojos conectan con los suyos al instante. Se acaba de despertar, lo sé porque tiene la cara algo hinchada y no lleva nada de maquillaje. Debería estar en el instituto pero sin embargo está aquí. ¿Por qué iba a estar aquí cuando tiene clase? Esto no pinta nada bien.

Trago saliva y no titubeo al hablar.

-Diego me ha dicho que estás embarazada.

Frunce un poco el ceño y aprieta algo que tiene en la mano.

Es... es un test de embrazo. Tiene un test de embarazo en la mano.

-Me cago en la puta.

Oh, mierda...

La boca se me seca y comienzo a ver todo a manchas blancas y negras. Ni si quiera tengo fuerza. Siento mi cuerpo pesado.

-No, no, ¡no...! -oigo hablar a Reese.

Unos brazos me cogen, pero ya no siento nada.

Abro los ojos lentamente, aunque los párpados me pesan. Estoy tumbado en un sitio mullido y el techo es completamente blanco, sin moho, así que no estoy en casa de Peyton.

Me incorporo y miro a mi alrededor, estoy en el salón de de la mansión. En los sofás azules oscuros donde vemos películas. Me duele la nuca.

Reese aparece con una bandeja y después de dejarla encima de la mesa ve que estoy despierto.

-Eros... -murmura sin saber qué hacer.

Ya me acuerdo.

Reese, el asunto de alejarme de ella, el embarazo, Diego diciendo que existen pastillas para proteger la casa del bebé...

Me he desmayado.

Yo, Eros Douglas, desmayándome por algo. ¿Qué mierdas me pasa? Nunca me había afectado nada así.

-No estoy embarazada. -murmura apresurada supongo que al ver mi cara.

-Pero Diego...

-A Diego voy a cortarle las pelotas.

-¿Y el test que tenías en la mano? ¿Ha dado negativo...?

-Era un termómetro para calcular la temperatura del agua para cocinar mi desayuno.

Oh. Mierda.

Que imbécil soy. Mejor dicho, Diego y yo somos imbéciles. Todo esto es culpa suya.

Me incorporo. Estoy tapado con una manta y la bandeja que ha traído Reese está llena de comida. La he dejado sola y ella me está cuidando. Ni si quiera parece estar enfadada conmigo. Joder, ¿por qué tiene que ser así de perfecta?

-¿Estas segura?

Reese asiente con la cabeza.

-Jamas calcularía la temperatura del agua con un test de embarazo, Eros.

-Me refiero a...

-Ah. -me interrumpe.- Si. -asiente con la cabeza.- Estoy cien por cien segura. Pueden pasar muchas cosas en sólo media hora.

Entiendo, aunque prefiero no preguntar sobre ese tema.

¿Y he estado media hora desmayado?

Me levanto sintiendo un leve pitido en mi oreja izquierda. Me froto la sien.

-Tengo que irme.

Cuanto antes me vaya menos estaré con ella, y menos influirá en mi decisión. Sigo pensando que no la merezco, aunque sea un jodido cliché y aunque me esté comportando como un idiota con ella, pero ahora mismo solo necesito un respiro de todo esto.

-No puedes irte, te has caído al suelo y te has dado en la cabeza. Tienes que reposar. -dice acercándose a mi y pasando la mano por mi nuca para comprobar que todo está bien.

Me encojo al sentir su tacto pero no me muevo. Tres días sin estar con ella son suficientes para que el contacto con su piel me afecte el triple. Esta muy cerca de mi, y está preciosa.

-¿Por qué te fuiste? -sus grandes ojos color miel me miran con algo de tristeza.

-Es difícil. -contesto quitando su mano de mi cuello, rompiendo el contacto y dándome la vuelta.

-¿Difícil? -oigo su voz a mis espaldas.- Casi morimos más de una vez, hemos tenido que mentirle a mi padre con mil excusas de mierda y hemos pasado por mil situaciones difíciles, y darme una explicación que me debes, no lo es, estúpido.

Me doy la vuelta y la miro. Pues claro que está enfadada, es Reese, y además, tiene razones para estarlo. Podría llegar a matarme en cuestión de segundos si no le digo lo que quiere saber. Tiene el ceño fruncido y el puño apretado y me parece jodidamente adorable.

-¿Acaso te hace gracia? -exclama caminando hacia mi. Ni si quiera me había dado cuenta de que estaba sonriendo. No puedo evitar hacerlo cuando me llama así.

-Lo siento, tienes razón. Soy un estúpido. -digo volviendo a sonreír sin querer.

-¿Pero qué te pasa? -pregunta molesta.- ¡Para! -exclama con un ademán de sonrisa en su cara, aunque es obvio que sigue enfadada.

-Es que cuando me llamas así me acuerdo de nosotros follando y me pone cachondo. -suelto sin rodeos.

Veo los colores subir a la cara de Reese y a esta morderse ligeramente el labio. Doy un paso hacia delante.

-Y también me pone cuando estás enfadada.

-¡Cállate! -exclama dando un paso hacia atrás.- Solo intentas distraerme para no contármelo.

-Qué lista eres... -digo caminando hacia donde está ella. Esta camina en dirección contraria a mi.

-Si no me lo dices... -murmura deteniéndose.

-¿Qué? ¿Qué harás? -pregunto enfrente suya, mirándola desde arriba.

Estoy muy caliente y ya ni si quiera me acuerdo sobre qué estábamos discutiendo. Ya me da igual tener que alejarme de ella. La tengo enfrente mío y todo lo demás ya no me importa.

Suerte que Reese me empuja del pecho haciéndome caer sobre el sofá, porque un segundo más estando así de cerca no sé qué habría hecho.

-Somos tan idiotas que no podemos estar enfadados ni una hora, ¿lo sabes verdad? -pregunto apoyado en el respaldo del sofá.

Siempre estamos discutiendo por todo, pero nunca nos enfadamos en serio hasta el punto de separarnos. Solo cuando ocurrió lo de mi lista de la venganza, cuando Reese encontró mi cuaderno, y ahora esto. Y ambas han sido por mi culpa.

-Habla por ti, yo no he sido la que se ha marchado sin darte explicaciones, a casa de Peyton. -dice cruzándose de brazos.- Y ahora vienes, te desmayas y después de recuperarte, dices que te tienes que ir. ¿Lo ves normal?

Me siento como un auténtico capullo, porque todo lo que ha dicho hasta ahora, es verdad.

-Tenia que alejarme de ti. -murmuro. No parece gustarle mi respuesta. Está decepcionada conmigo, puedo verlo en su mirada.- Bueno, no solo de ti, sino de todo esto.

-¿Por qué?

-Porque el policía tenía razón, Russell. Este no es mi sitio. Yo no pertenezco aquí. Me creo uno más de los vuestros, vivo aquí como si todo esto fuera mío, soñando con casarme con la chica perfecta y tener una vida de lujos, pero es todo mentira. Nada de esto es mío y nunca lo será, no he trabajado duro para llegar conseguirlo, solo me he dedicado a vengarme de todos como un idiota y me he metido en problemas. ¡Y mírate! Joder ¿tu te has visto? Eres... eres perfecta. ¿Como si quiera puedo estar contigo poniendo en peligro la relación que tienes con tu padre? Estamos arriesgando mucho y ni si quiera nos hemos dado cuenta, Russell, yo...

-Cállate. -me interrumpe Reese.- Cállate porque solo estoy oyendo tonterías.

-¡No son tonterías joder! -exclamo frustrado.- ¡Ya no sé ni quién soy!

-¡Eres Eros Douglas! El niño que ha pasado por todas las casas de acogida, que ha tenido que buscarse la vida él solo cuando tan solo era un niño pequeño y al que dejaron sin familia y culparon por un crimen que no había cometido. Toda tu vida, encerrado en un reformatorio lleno de injusticias, ¿y te parece poco para decir que no te mereces nada de esto? -pregunta incrédula.- ¿Qué más da si te vengaste, Eros? Nadie te enseñó qué estaba bien y qué estaba mal, y cuando por fin lo supiste quemaste ese diario, y estoy segura de que muchas de las personas de las que te vengaste se lo merecían.

-Russell yo... -murmuro mirándola a los ojos. No tenía ni jodida idea de todo lo que pensaba sobre mi.

-Déjame acabar.- me interrumpe.- Y no solo eso, ahora eres Eros Douglas, mi guardaespaldas, mi estúpido guardaespaldas. Tienes un trabajo, y todo esto también es tuyo porque te lo has ganado haciéndolo todo lo bien que podías hacerlo. Protegiéndome de todo aquello de lo que yo no podía, y anteponiendo mi vida a la tuya. Y el dinero que has ganado, te lo has gastado en mi. ¿Tampoco es suficiente para estar conmigo? Me da igual lo que te haya dicho ese policía y lo que hicieras, yo solo se quien eres ahora, y si estoy enamorada de ti será por algo.

Suspira dándose cuenta de todo lo que acaba de decir y me mira con la boca algo entreabierta, esperando una respuesta. Es la primera vez que admite que está enamorada de mi.

No sé que mierdas hacer o que mierdas decir. Me siento avergonzado. Estaba perdido y en vez de acercarme a la única persona que ha sabido entenderme, me alejé de ella.

Camino hacia Reese y la estrecho entre mis brazos. Apretándola contra mi. Siento sus brazos rodear mi espalda baja y me siento como en casa.

-Seré un estúpido, pero te has enamorado de mi, princesa. -susurro por encima de su pelo sin dejar de abrazarla.

Puedo imaginármela sonriendo.

-Pues tú te has enamorado de esta niña rica y mimada, estúpido.

Suelto una carcajada, separándome de ella.

-Perdón. -admito sincero en voz alta.- ¿Puedes perdonarme?

Está a punto de contestar cuando ambos nos giramos al oír la puerta de casa abrirse, separándonos por si es Bruce. Pero para nuestra sorpresa, tan solo es el inútil de Diego.

Reese clava su mirada asesina sobre él.

-Oh, ya puedes correr... -murmura Reese caminando hacia su dirección nada más verlo.

Y no lo dice de broma.

-Diego corre. -le advierto con un tono divertido justo antes de que Reese se abalance sobre él y lo tire al suelo junto a un grito casi de guerra.

-¡Estás loca joder! -grita Diego.- ¡Ayúdame Eros!

No pienso ayudarle.

Y dios, solo espero que Reese me perdone, porque puedo jurar que es imposible estar más enamorado de ella de lo que lo estoy ahora mismo.

*********

¡Hola mis babes! Debo disculparme por haber tardado tanto, son motivos muy personales como para explicarlo, pero ya estoy mejor.

Espero que os haya gustado vuestro regalo de navidad, ha sido un poco intenso pero creo que hacía falta muajajaj

Así que, ¡feliz navidad! ¡Nos vemos en el próximo capítulo!❤️🧡💛💚💙💜💗

PD: YA SOMOS 4M OMG OS AMO!

Continue Reading

You'll Also Like

2.3M 328K 56
(+16) PRIMERA PARTE YA A LA VENTA EN CHILE E INTERNACIONAL (BUSCALIBRE) «La historia inicia con un muerto. ¿La víctima? Yo. ¿Los culpables? Dhaxton C...
43.6K 6.9K 50
Marcus juró que nunca volvería a amar. Luego de regresar a Nueva York por petición de su padre, Marcus intenta retomar su vida, intentando ignorar la...
7.3K 451 29
A Sabrina, una chica de 15 años, le gusta alguien, de hecho, un chico popular, pero de seguro el no sabe que es popular, le gusta mucho, pero como es...
3.1K 422 55
La vida de Ángela da un vuelco cuando se ve obligada a mudarse con el nuevo marido de su madre y su hijo, quien parece odiarla. Ella, que odia los ca...