¿Podrás con la oscuridad?- Em...

By AmeliaBencc

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Tras volver de la muerte, Alison DiLaurentis descubre que las cosas han cambiado en su ausencia, y que sus tr... More

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Capítulo 60
Capítulo 61
Capítulo 62
Capítulo 63
Capítulo 64
Capítulo 65
Capítulo 66
Capítulo 67
Capítulo 68
Capítulo 69
Capítulo 70
Capítulo 71
Capítulo 72
Capítulo 73
Capítulo 74
Capítulo 75
Capítulo 76
Final
Epílogo
Aviso!!

Capítulo 27

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By AmeliaBencc

       ¡No, no, no!

      ¿Por qué era tan complicado? ¿Por qué de un momento para otro se sentía tan nerviosa, indecisa y desquiciada?

Alison se tumbó boca arriba sobre la pequeña pila de ropa que se había ocupado de desperdigar mientras estuvo inmersa en un desconcertante ataque frenético que amenazaba con hacerla retractarse respecto a la idea de querer salir esa noche.

Su propia actitud le resultaba tan absurda... ¿Acaso no había ido de fiesta con Emily más veces de las que podía contar? ¿Por qué le parecía, esa vez, que todo lo que se pusiera sobre el cuerpo le sentaba fatal?

Maldita sea.- Pensó. ¿Por qué las chicas no habían puesto algo más interesante en el bolso que se encargaron de armarle? Oh, sabía el por qué. Una fugitiva no necesitaba prendas algo más brillantes que unos cuantos vestidos playeros y ropas casuales, ¿no?

Se sintió tan desdichada... y de inmediato se percató de que era una estupidez, y justamente por eso se echó a reír ¡Todo lo que estaba ocurriendo, y lo que más le preocupaba era que no tenía ningún trapo medianamente provocativo para impresionar a Emily! Se rió con más ganas y giró la cabeza hacia la ventana. Las últimas luces del día aún se veían como un velo en un cielo matizado por colores fríos y más cálidos sobre la superficie del mar. En cualquier momento escucharía el sonido del pestillo de la puerta, y poco después vería a la morena introducirse, tan despampanante como aún prevalecía en su mente, adoptando aquella sonrisa que provocaba que su corazón repiqueteara con fuerza contra sus costillas.

Por primera vez, Alison se sentía estable, y le sorprendió realmente enterarse de que antes de Emily, nadie había sido objeto de su afecto con tanto fervor, ni de forma tan desinteresada. Era el amor de su vida, se dijo, sin poder contener la euforia que esa certeza le producía.

Todas las veces que había leído y escuchado sobre el amor... completamente convencida acerca de que ella no estaba hecha para alojar sentimientos tan ideales y fuertes, y ahora resultaba ser justamente esa emoción, la que ella atesoraba y la que le era ofrecida por mano de Emily, lo que la había arrancado del pozo más oscuro en el que se había visto inmersa en lo que iba de su vida. El amor la había salvado, así como también, pensó amargamente, sería lo único capaz de terminar de hundirla.

Se esforzaba mucho en no pensar en el futuro; en enfocarse en lo que tenía en el presente, pues cada vez que lo hacía; cada vez que la acechaba la idea de que su estancia en Punta Rocosa junto a Emily y la tranquilidad que albergaba entonces no durarían para siempre, un agrio malestar le recorría el cuerpo, instalándose en su estómago y atentando seriamente contra su bienestar. Tampoco ayudaba en lo absoluto el saber que sólo le quedaban tres meses por delante antes de que tuviese que tomar la decisión definitiva de abandonar el país, lo cual se figuraba que sería su única opción llegado el momento.

Además, tarde o temprano, Emily tendría que irse a la universidad; hacer su vida. No podía quedarse estancada con alguien que no tenía opción alguna más que seguir corriendo, esconderse y mirar por encima de su hombro durante cada día que siguiese respirando.

Si la morena decidía quedarse a su lado, el remordimiento de haberle arrebatado un millar de oportunidades no dejaría a Alison dormir con tranquilidad. Sabía que si eso llegaba a ocurrir, muy probablemente tuviese que volver a tomar los asuntos entre sus manos y desaparecer sin dejar rastro, por mucho que eso terminase hiriéndola.

"Quiéreme hoy, y no me dejes mañana"- Las palabras que había dicho la morena la noche en que la rubia le dijo que la amaba seguían vibrando en su conciencia, haciéndole saber con toda certeza que Emily aún acunaba el miedo de que Alison pudiese volver a marcharse, a destrozarla de esa forma.

Con el ánimo algo enturbiado ante tan desalentadoras reflexiones, Alison se dispuso a dejar la mente en blanco y concentrarse en lo que realmente necesitaba para esa noche.

Se puso de pie nuevamente, observando un par de vestidos playeros que no eran de tan mal gusto, y que se figuró que Hanna habría puesto entre sus cosas.

Bien- Se dijo- No debería importarte tanto. Después de todo, ya conoces la forma más eficaz de hacer que Emily se caiga de bruces, y no se necesita atuendo alguno para hacerlo...

Alentada por ese pensamiento, se desvistió y optó por el vestido azul sin tirantes que se ajustaba un poco por encima de su cintura, justo debajo de su pecho, y caía de forma libre hasta antes de sus rodillas. El color se iba degradando de arriba hacia abajo, de modo que cuando llegaba al bordado que circundaba sus muslos, era más bien de un tono turquesa tirando a celeste.  

Entonces surgió la duda de su cabello ¿Atado o suelto? Probó ambas cosas, haciéndose uno y otro peinado y terminó por decidirse a llevar sus rizos dorados libres y saltando sobre sus hombros y espalda.

Se paró frente al espejo y le pareció que no estaba tan mal después de todo.

-          Vaya...

La voz a su espalda hizo que diera un salto.

Tras enfocar la vista en el espejo, se llevó una mano al pecho y sonrió.

-          Emily, me asustaste.- Y mientras lo decía, atravesó la habitación y, quitando a la morena las bolsas con las que iba cargada para dejarlas en el suelo, pasó sus brazos por debajo de los de ella y unió las manos en su espalda, mientras que sentía las de Emily sobre su cintura.

La besó con ansias, como si no hubiesen sido horas sino días el tiempo que habían estado separadas.

-          Cuéntame- dijo la morena al separarse de sus labios, sin llegar a apartar sus cuerpos- ¿Qué tal el trabajo?

-          Ha estado tranquilo- Contestó Alison.- Laurel, quien trabaja conmigo, es dulce como una abuela y sumamente paciente para explicar las cosas, lo cual me vino al pelo siendo el primer día. Estuvo hablándome de su esposo y de su vida en Punta Rocosa. Ha pasado mucho... y tiene una forma de narrar verdaderamente interesante.- Emily sonrió. Le agradaba la forma en la que los ojos de Alison brillaban en ese momento.

Realmente es feliz.- Pensó.

-          Creí que conocería a tus amigas antes de ir al bar- Comentó la rubia.

Emily negó con la cabeza, agradecida a decir verdad por el hecho de que ni Indie ni Sabrina hubiesen tenido tiempo ni ocasión de emboscar a Alison sin ella presente.

-          Créeme, es bueno que te hayan dado espacio para que te mentalices.- Rió, y al ver que Alison la miraba con una ceja en alto, se apresuró a decir;- Tú solo responde sí y no, y si se ponen algo pesadas con algún tema en específico, iré en tu ayuda.

Alison soltó una carcajada.

-          Tú siempre queriendo protegerme, Em.- Dijo y la besó cortamente.- ¿No crees que pueda contra un par de chicas curiosas? ¿Temes lo que puedan averiguar?- Preguntó jugueteando con el botón superior de la camisa que llevaba la morena y mirándola de reojo.

-          Yo...- Emily tragó saliva cuando Alison desprendió ese botón y pegó sus labios a la parte que se había visto expuesta ante esa acción, descendiendo lentamente mientras se disponía a desabotonar el siguiente con una sola mano, dejando un rastro de piel encendida allí donde presionaba. 

La morena se estremeció bajo el roce húmedo de su boca, y se detuvo en su arrebato de querer empujar a la rubia contra el colchón que se extendía a sus espaldas y subirse sobre ella, siendo peligrosamente acechada por esa parte suya que quería perder el control cuando estaba en presencia de esa chica.

Alison rió contra su pecho, y casi como si hubiese adivinado las intenciones que trataba de repeler, le preguntó;  

-          ¿Sigues queriendo tomarte las cosas con calma, Em?

Aunque aquello no hizo más que empeorar el ritmo de sus pulsaciones y las ansias que crecían en la base de su vientre, la morena no se dejó vencer por su tono provocativo y la forma en la que comenzaba a deshacerse enteramente de la prenda que cubría su torso. Asintió.

Alison se aproximó a su rostro con lentitud y apresó con sus dientes su labio inferior, cinchando levemente de él y luego presionando su boca contra la suya, mientras su lengua se abría paso para encontrarse con la de Emily.  

La morena suspiró cuando dejó de sentir el contacto, notando que las manos de la rubia se habían deshecho de su sujetador prácticamente sin que se percatara de ello, de modo que el cuerpo vestido de Alison se estrechaba entonces contra el suyo semidesnudo.

-          ¿Debería tomar tu resistencia como un desafío?- Preguntó con una mirada que le daba un aire travieso mientras pasaba sus manos por la cintura de Emily, recorriendo el borde de sus shorts.

Oh, ¿así que quería jugar de esa forma? La morena sonrió. No te lo pondré tan fácil.

-          Puedes intentar lo que quieras.- Dijo con resolución.- Será en vano.- Añadió con una determinación chistosa.

-          ¿Ah, sí?

Alison se deslizó hasta la altura de su ombligo y Emily pudo sentir el roce de su aliento mientras sutilmente se deshacía del prendedor de los endiablados shorts.

Viendo lo que tenía en mente, la morena rió y se dejó caer de rodillas frente a ella, interrumpiendo la labor que la otra chica pretendía llevar a cabo y encontrándose con una mirada contrariada en respuesta.

Sin permitir que se le ocurriese una nueva forma de vencer su voluntad, la envolvió en sus brazos y la arrastró al suelo, donde pudo colocarse sobre ella mientras la besaba casi sin detenerse a respirar.

Justo cuando sus manos comenzaban a bajar el vestido azul que envolvía a Alison, pareció oírse la campana de la puerta de la casa, que hacía de timbre.

Levantó la cabeza y comprobó que, en efecto, alguien llamaba desde la entrada.

-          Salvada por la campana.- Le susurró a Alison, quien se carcajeó y se incorporó junto con ella.

Emily se vistió rápidamente y se encaminó a la sala mientras se sacaba el cabello de dentro de la camiseta.

Al abrir se encontró con el rostro sonriente de Sabrina, que sorprendentemente ya iba vestida a pesar del escaso tiempo que había transcurrido desde que se separaron. A su lado iba un muchacho alto, moreno y de gesto bastante hosco, a decir verdad. Miraba a Emily de una forma extraña, que le hizo desconfiar de forma inmediata.

-          ¡Emily! He creído conveniente venir a meterte prisa.- Dijo Sabrina.- Además, alguien quería conocerte. Te presento al detective Rivers.

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