S i m o n
Sus mejillas ardían, estaban increíblemente calientes, nuevamente tenía a Baz sobre el estrechándolo entre sus brazos, lo tenia sobre él, tan cerca, nuevamente su exquisito aroma lo envolvía, su suave tacto lo hipnotizaba, podría morir ahí, podía disfrutar de aquel mago durante toda su vida si este se lo permitiera ¿pero que estupideces estaba diciendo? Basilton era su archienemigo, aquel que ataba ahí para matarlo en cualquier momento en que se le presentara la oportunidad, no podía confiarse de aquella manera. De manera incómoda se apartó del azabache haciendo una ligera mueca de desagrado, Algo fingida, pero convincente.
-Fantástico, los padres de Agatha estarán muy complacidos, espero también puedas visitarnos con tu familia, ya sabes, Agatha y yo seremos los anfitriones, a pesar de que sus padres no estén muy de acuerdo.- El pecoso hablaba distraídamente mientras se dirigía al baño, no deseaba ver la expresión que Baz ahora presentaba en su rostro.
B a z
Mierda ¿que tan tonto se podía ser? Claro que Snow no lo invitaría como si pareja, aquello era estupido si quiera de imaginar, maldita sea, la hermosa de Agatha era su novia y él solo era él, un mago Estrella, con un poco de mala fama y alta clase social, pero solo consideraba malo, desagradable y aunque intentara negárselo para no hacerse daño, sabía que el rubio pensaba aquello y lo confirmo al ver aquella mueca de desagrado ¿tanto asco le podía producir?.
Baz se encontraba sentado en su cama con su cabeza entre las manos, a lo lejos oía el agua correr, sabía que Snow tardaba bastante... sabía que no podía contenerse tampoco, las lágrimas abandonaban sus ojos, recorrían sus mejillas, no quería llorar, no quería mostrarse así de débil, pero el pecho le pesaba, el frío lo tomaba por completo y se adueñaba de él, se sentía un completo idiota, era un maldito vampiro, un maldito mounstruo, además era gay, era un verdadero asco ¿como podría el ángel más bello que alguien podría conocer fijarse en un demonio así? Era asqueroso siquiera pensarlo. Cuando escucho cesar el agua seco bruscamente sus lágrimas, peino sus cabellos y dibujo la mejor sonrisa cizañera que podía, cuando la puerta de abrió evitó distraerse con el cuerpo del rubio evitó pensar en lo delicado de su tacto y solo mantuvo la postura.
-Aún no puedo creer que un niño huérfano que nadie quiso desde un principio supuestamente sea el elegido, es algo patético de pensar.-su tono era rudo, hiriente, incluso le pareció que Snow llegó a cambiar de expresiones intentando mantenerse. Le dolía verlo así... pero que podía hacer si ese era su único mecanismo de defensa ante el chico que había amado durante todos esos años.
S i m o n
-¿Quieres callarte Basilton? El aroma a tu envidia me llega hasta acá.-El tono burlón que salía de sus labios era aún más provocativo de lo que pretendió y esto lo confirmo cuando en un abrir y cerrar de ojos tenía aún azabache furioso a escasos centímetros de él.
-Envidia ¿de ti? Por favor, soy el heredero de la familia Grimm-Pitch, no tengo nada que envidiarte.
Basilton se oía molesto, lo sabía, pero estaba tan cerca, su respingada nariz rozaba con la suya, su aliento llegaba hasta él y debía destacar el aroma a mentas e esté junto al cosquilleo que producía en su barbilla, su mirada estaba clavada en el y sentía como le llegaba al alma y taladraba todo en su interior, se estaba derritiendo y ni siquiera se daba cuenta.
-Callate Baz.- Aquello pasaba a ser un susurro ante la cercanía, su voz había perdido fuerza, se estaba derritiendo.
-Oblígame.-Por su parte el azabache mantenía su tono, su dureza mientras se perdía entre las constelaciones de pecas y esos azules ojos.
La mente de Simon divagaba en esa última palabra "oblígame" ¿por qué aquello le sonaba a un coqueteo tan directo? ¿Por qué estaba pensando seriamente en cumplir tal petición? Se relamió los labios antes de volver a pronunciar una palabra.
-¿y como pretendes que te obligue?.-Sus palabras eran lentas y disminuían de volumen al igual que su cercanía se hacía menor.
B a z
Aquella cercanía y coqueteo indirecto le estaban provocando fuertemente, más la forma en que Simon pasaba la lengua por sus labios, probablemente no de forma intencional, pero a esa distancia no podía evitar fijarse en aquello, Simon podía hacer con el lo que se le diera la gana. Sin contestar aquello llevo su mano a la nuca del rubio enredando sus dedos en los rizos de este acortando más su distancia sintiendo el dulce roce de los labios del oji azul, podría morir en ese momento, más aún viendo las mejillas del contrario arder en el más puro tono carmesí y ver en cámara lenta como sus ojos se cerraban, probablemente se arrepentiría de no haberlo hecho, pero nadie le ofendía así.
-¿Acaso esperabas que te besara, Snow?
Se alejó bruscamente del rubio con una sonrisa en su rostro, podía admirar en todo su esplendor el rubor en las mejillas del otro ¿acaso podría ser más lindo aún tras ser humillado?