Lenguaje de las flores 「Final...

By ShiroKuroNeko125

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Akabane Karma; un joven pelirrojo de diecisiete años de orbes color cobrizo. A simple vista es el típico chic... More

Lenguaje uno
Lenguaje dos
Lenguaje tres
Lenguaje cuatro.
Lenguaje cinco
Lenguaje seis
Lenguaje siete
Lenguaje ocho
Lenguaje nueve
Lenguaje diez
Lenguaje once
Lenguaje doce
Lenguaje trece
Lenguaje catorce
Lenguaje quince
Lenguaje dieciséis
Lenguaje diecisiete
Lenguaje dieciocho
Lenguaje diecinueve
Lenguaje veinte
Lenguaje veintiuno
Lenguaje veintidós
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Lenguaje veintiséis
Lenguaje veintisiete
Lenguaje veintiocho
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Lenguaje treinta
Lenguaje treintaiuno
Lenguaje treintaidós
Lenguaje treinta y tres
Lenguaje treinta y cuatro
Lenguaje treinta y cinco
Lenguaje treinta y seis
Lenguaje treinta y siete
Lenguaje treinta y ocho
Lenguaje treinta y nueve
Lenguaje cuarenta
Lenguaje cuarenta y uno
Lenguaje cuarenta y dos
Lenguaje cuarenta y tres
Lenguaje cuarenta y cuatro
Lenguaje cuarenta y cinco
Lenguaje cuarenta y seis
Lenguaje cuarenta y siete
Lenguaje cuarenta y ocho
Lenguaje cuarenta y nueve
Lenguaje cincuenta
Lenguaje cincuenta y uno
Lenguaje cincuenta y dos
Lenguaje cincuenta y tres
Lenguaje cincuenta y cuatro
Lenguaje cincuenta y cinco
Lenguaje cincuenta y seis
Lenguaje cincuenta y siete
Lenguaje cincuenta y ocho
Lenguaje cincuenta y nueve
Lenguaje sesenta
¿Adiós y bienvenida?
Nuestro comienzo
Lenguaje ❝cero❞

Epílogo

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By ShiroKuroNeko125

— ¿Te gusta?

—Sí, es hermoso—sonrió de tal manera que, su pareja quedó cautivado con ella.

¿Y cómo no hacerlo? Sí simplemente lo amaba, cada día a su lado era único, inigualable. Nada se le podía comparar. No existía motivo en este mundo que pudiera contradecir sus sentimientos. Esas inexplicables emociones que había obtenido desde el primer día que lo conoció, aún provocaba que su estómago sintiera los cosquilleos y los nervios que le causaba con su mirada. Sí, él era la persona que más amaba y que sentía que podría amar por siempre.

—Me alegra—entrelazo sus dedos, interrumpiendo sus bellos pensamientos, para así seguir caminando por esa transitada avenida.

—Es un buen día, ¿no crees?

— ¿En serio lo es? —preguntó, para después soltar una suave risa ante el pequeño e infantil mohín, que su pareja había formado en sus labios.

—Karma—lo miró con algo de reproche, pero al escuchar su nombre sonrió con ternura.

— ¿Qué? No puedes negar que, aunque pasen los años sigues siendo adorable, puedo estar a tu lado horas y horas sin aburrirme—acarició con delicadeza su mejilla—. Contigo siento que puedo lograr todo lo que me propongo; ahora creo que mi vida tiene sentido y que estando junto a ti, no habrá nada que pueda detenerme, porque tú eres mi luz y mi mundo entero.

—Aw, siempre eres muy cursi—la vergüenza y emoción en su rostro era palpable, sin embargo, la sonrisa llena de ternura que le dedicaba al pelirrojo era genuina—, pero así te conocí y amo.

—Y yo me enamoré de ti sin darme cuenta.

—Eso es bueno... ¿sabes? Creí que siempre esperaría por ti, y me resigné a verte feliz con la persona que amaras, aun si no era yo, Karma—confesó mirándolo como sólo podía hacer. La honestidad en sus ojos era como un hermoso brillo de una joya, pero así era, no podía mentirle ni quería hacerlo.

La distancia de a poco se fue cerrando, hasta que, ambas respiraciones se hicieron una y así abrieron paso a tan hermoso beso.

Calidez y amor; eso era lo que transmitían. Si se dijera en el lenguaje de las flores sería una neguilla y una camelia blanca, ¿por qué? Simple, ellos sabían que comparar su amor con una rosa no sería del todo correcto. Un amor puro y sincero era mejor compararlo con aquella flor; una camelia blanca.

—Te amo—profesó al separar sus labios. El sólo hecho de mirarlo a los ojos provocaba unos nervios inmensos en su pequeño cuerpo. Y no era para más, hoy sería el día en que se unirían en cuerpo y alma como la feliz pareja de recién casados que eran.

—Y yo a ti, amor mío—juntó sus frentes con una enorme sonrisa en su rostro. La felicidad que sentía se desbordaba por cada parte de su cuerpo—. Debemos llegar o se hará tarde.

—Será tu culpa entonces.

— ¿Mía? ¿Quién me está distrayendo?

—Nadie—rió por lo bajo y después lo miró con dulzura, a lo que el pelirrojo suspiro resignado.

—Jamás puedo contigo, me tienes a tus pies.

—Y yo a tu merced...

—Un amor mutuo, me gusta.

—Así es como debe ser, Karma. Nuestro amor es correspondido.

—Tarde, pero lo fue—sujetó de nuevo su mano y sonriendo continuaron con su andar.

Aún les faltaba un largo camino por recorrer, ya que esto recién comenzaba. La ciudad del amor estaba dispuesta a ser explorada.

...

Primero posaron para tomarse una hermosa fotografía con las singulares figuras en forma de espirales de los amplios y perfectamente recortados jardines fuera del "Castillo de Versalles", conocido primordialmente por su antigua función de poderío francés en la edad del rey Louis XVI.

Entraron al enorme palacio y disfrutaron de la vista que les brindaba del patio central, simplemente era hermoso. Cada detalle, pintura o escultura que podían apreciar sus ojos era indescriptible. La emoción era tan grande que provocaba esas inmensas ganas de volver a ser un pequeño niño y poder correr de un lado a otro. Un tiempo más tarde sin importarles lo que pudieran pensar los demás juguetearon cerca de la fuente circular y, tan predecible como siempre, Karma, logró colocarse ropa de la edad media y tomarse una foto cómo "el poderoso rey Karma I". Las risas y comentario sobre ello no se hicieron esperar, puesto que, Karma seguía siendo Karma en el lugar que fuera.

Su siguiente parada fue en el monumento que mandó a hacer Napoleón; el "Arco del triunfo". Este estaba perfectamente esculpido y decorado con ciertas escenas de la batalla, cosa que no pasó desapercibida por ninguno. Ambos comentaron sobre cada uno de ellas e incluso tuvieron una que otra pequeña riña por defender sus opiniones, pero de alguna forma todo lo arreglaron con un tierno beso bajo la misma causa de su conflicto.

Al continuar su recorrido por París y después haber conseguido un helado, caminaron hasta llegar al "Museo Grevin", el cual, era conocido principalmente por las diferentes figuras de celebridades hechas de cera. Observaron cada una con gran detalle, ya que el realismo de cada una era increíblemente asombroso, y sin dudarlo posaron con las esculturas de sus artistas favoritos, así como con las personas ilustres y más famosas de cada época.

...

La mañana se les había ido en un abrir y cerrar de ojos, el visitar los lugares que más querían conocer les había tomado algo de tiempo, pero poco les importó. Ellos ya empezaban a tener recuerdos, y aún más, experiencias de su vida como recién casados. No obstante, con cada paso que daban, confirmaban que eso era lo que querían. Lo que más necesitaban y habían añorado desde hace años era estar con la persona que amaban, puesto que, uno complementa al otro y lo sabían perfectamente. Su persona amada era como ese engranaje que movía su corazón y lo llenaba de alegría, además de sentir esa satisfacción por lograr entregar lo que tanto deseaba; un amor sincero. Ese que les pertenecía en todo el sentido de la palabra y ahora que se tenían mutuamente, no se permitirían dejar ir a su única fuente de felicidad verdadera.

Desde el momento en que dijeron sus votos matrimoniales, fueron conscientes de que no habría marcha atrás y tomados de la mano finalizaron su paseo, porque a partir de este momento enfrentarían al mundo entero y se encargaría de superar lo que les preparara el futuro.

Por fin el calor de la tarde se hacía presente, así que se acercaron a un pequeño restaurante y se dispusieron a disfrutar de un pequeño refrigerio. Sus estómagos ya rogaban por un poco de alimento.

—Te dije que debíamos desayunar, Karma—reprochó al sentir como su estómago gruñía y su esposo sólo lo tomaba a la ligera, como todo en su vida.

—Amor, si nos quedábamos un rato más en el hotel nos perderíamos de estos maravillosos momentos—respondió extendiendo sus brazos de forma exagerada, como si su tiempo valiera oro. Y no es que no fuera así, pero le fascinaba ver la expresión que ponía su pareja cada vez que se enojaba o fingía estarlo.

Soltó un suspiro y se resignó. Vaya que este hombre siempre se salía con la suya, pero así lo amaba. Amaba con todo su ser a ese pelirrojo que se encontraba en frente, sin embargo, tenía que reprenderlo. Eso era una de las tantas cosas que le encantaba hacer.

Y después del tan largo discurso y reproches que Karma escuchaba por su falta de atención a sus necesidades básicas —en pocas palabras, el hambre— siguieron su camino hasta llegar a la "Torre Montparnasse" tomados de la mano.

Entre risas y breves comentarios sobre cada cosa que veían mientras disfrutaban cada segundo al lado del otro llegaron al piso cincuenta y seis. Sin perder ni un minuto admiraron los paisajes que este les mostraba. Cada sitio, cada punto de la amplia ciudad del amor se podía disfrutar desde ahí, así que plasmaron aquellos escenarios en bellas fotografías, así como los recuerdos de ambos, ya fuese dentro o fuera de dicho lugar.

Por dentro disfrutaron de las atracciones visuales que les ofrecían, así como de la pequeña cafetería, en la cual, podías deleitarte con su más exquisito café y su tan famosa tarta de frutillas.

Una vez fuera del lugar y como aún faltaban lugares por recorrer, mientras el sol se alzaba hasta llegar a su punto, eso no impidió que Karma se las arreglará para que su linda pareja no sufriera por ello sin evitar dejar de hacerle burla por lo mismo.

—Para ti, mi amor—se inclinó ofreciéndole una sombrilla para cubrirse del sol al momento de salir.

Un pequeño sonrojo se apodero de su rostro, no obstante, la aceptó. Amaba a ese chico, a Karma, a su travieso y burlón Karma.

Minutos después —siguiendo su improvisado itinerario—, llegaron al "Museo Louvre", donde admiraron e inclusive cuestionaron —principalmente Karma— las obras que se encontraban ahí, lo cual hizo que la persona que le acompañaba se sintiera un poco apenada por la tan acalorada escena que estaba llevando él pelirrojo, aunque todo eso acabó siendo perdonado cuando este le pidió bailar frente a la impresionante pirámide de cristal que se encontraba a las afueras del museo y rieron ante el tan poco elegante suceso que estaban realizando.

Ya se encontraban cansados y sabiendo que después de todas aquellas aventuras su energía no iba a durar con todas las atracciones de la bella ciudad, decidieron terminar ese día con un viaje en el crucero Bateaux Parisiens, donde admiraron de forma relajada y con una pequeña copa de vino los sitios que se podían apreciar desde su lugar.

La puesta de sol que hasta hace unos momentos se observaba alrededor suyo comenzaba a desaparecer, los colores eran devorados por la oscuridad de la bella noche y las estrellas se hacían presente en el despejado cielo.

— Esto ha sido lo mejor—confesó mirando a los ojos a su esposo, quien mantenía esa sonrisa burlona en su rostro.

— Y es sólo el comienzo—atrajo su pequeño cuerpo al de él, mientras sus manos sujetaban su cintura, sin embargo, una sonrisa provocativa hizo que un enorme sonrojo se apoderaba de las mejillas de su pareja.

Karma abrazó al amor de su vida y una fuerte carcajada resonó, la felicidad dentro de su cuerpo y las inmensas ganas de molestar a su pareja se hicieron evidentes. Sabía que nunca había sido tan feliz en su vida, y que, no importaba cómo le haría, pero la iba a mantener con él lo que le restaba de ella.

...

La noche había caído y aquel nerviosismo en sus cuerpos seguía presente. La bella luz de la luna que se colaba por la ventana de su habitación junto aquel estrellado cielo como sus únicos testigos, causando en ellos esa increíble timidez que desde hace años ya no tenían. Ambas miradas se cruzaron, Karma llevó su mano a una de sus mejillas y la acarició suavemente. Quería probar sus labios, pero las mariposas en su estómago se agitaban, revoloteaban y le recordaban que entre más lo pensara estas más fuerte se moverían.

— ¿Puedo besarte? —murmuró su pareja.

Eso fue suficiente para que Karma reaccionara y pudiera notar el sonrojo en las mejillas ajenas, además de esos hermosos ojos con un brillo lleno de pena y nerviosismo. Se quedaron quietos, mutuamente perdidos en la mirada de su persona amada hasta que una ligera risa logró romper el ambiente tenso que se había formado.

—Claro que puedes, no necesitas preguntarlo—respondió el aludido para segundos unir sus labios.

Un beso, dos, tres, cuatro y unos más fueron suficientes para que terminaran recostados en la cama. El chasquido de sus labios y los pequeños suspiros que soltaban de a poco subían cada vez más al igual que las carias que el pelirrojo le proporcionaba al momento de quitar cada prenda los excitaba. Sin embargo, las manos temblorosas de Karma se detuvieron, a causa del ligero pánico en el que había entrado al comprender lo que estaban a punto de hacer. Temía lastimar y no ser lo suficientemente bueno, además, el fuerte latido de su corazón no ayudaba en nada. Se sentía aturdido, nervioso y avergonzado. ¿Podría escucharlo? ¿Notaría su lo nervioso que estaba? Esas y miles de preguntas más rondaban en su cabeza.

—Se gentil... Karma. Es mi primera vez—pidió con un enorme sonrojo el pequeño cuerpo que se encontraba debajo del nombrado.

—Lo seré—detuvo por un momento su alocado corazón y sonrió—. Esta es nuestra primera vez... Miyuki

Con delicadeza volvió a besar su mejilla y luego fue bajando por su cuello. Ambos estaban nerviosos y temerosos; eran primerizos en aquel acto tan íntimo que estaban por compartir, no obstante, eso lo hacía aún más especial. Se sentía bien, demasiado, estaba dispuesto a avanzar y esta vez no se detendría, y de a poco los jadeos como los suaves gemidos se hacían presentes cada vez más.

Hoy, por primera vez se harían uno y este sería el comienzo de una nueva vida, todo gracias a los sentimientos que había podido experimentar por Nagisa Shiota y reflejarlos en el lenguaje de las flores.



♡⇨♤⇨♧⇨☆

Bueno aquí esta el final, sinceramente tuve que preguntarle a dos personas si era lo correcto, no quería decepcionarlos. Sin embargo, creo que es el mejor final qué podía darle a esta historia.

Muchas, muchas gracias por todo el apoyo, tiempo y sobre todo la paciencia que tuvieron para seguirlo hasta el fin. Realmente lo apreció.

Espero y les haya gustado, gracias de todo corazón.

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