The Same Heartbreaker (2) ✔️

By isnotcandy

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Segundo libro de la Trilogía Heartbreakers. Es necesario leer el primer libro para entender este. Cuidado co... More

Prefacio.
Prólogo.
1. Quinn.
2. Liam
3. Quinn.
4. Liam.
5. Quinn
6. Liam.
7. Quinn
8. Liam.
9. Quinn.
10. Liam
11. Quinn
12. Liam
13. Quinn
14. Quinn.
16. Quinn.
17. Liam
18. Quinn
19. Liam
20. Liam
21. Quinn.
22. Quinn
23. Quinn
24. Liam.
25. Quinn
26. Quinn.
27. Liam.
28. Quinn
29. Liam
30. Quinn.
31. Quinn
32. Liam.
33. Liam
34. Quinn.
35. Quinn
36. Liam.
37. Quinn.
38. Quinn.
39. Liam.
40. Quinn.
41. Liam.
42. Quinn
43. Quinn
44. Liam.
45. Quinn
46. Liam.
47. Quinn.
48. Quinn
49. Quinn.
The Last Heartbreaker (3)

15. Liam.

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By isnotcandy

Capítulo editado.

15 | LIAM

Estrello la puerta de mi habitación de hotel y apoyo mi espalda en la madera. Echo mi cabeza hacia atrás golpeándola mientras mantengo la vista fija en el techo.

—¿Qué... Qué pasa?—me pregunta inmediatamente Tyler. Oigo cómo se para de su cama y se acerca a mí a pasos rápidos—. ¿Por qué no fuiste a la boda? ¡Estuvimos preocupados, imbécil!

Vuelvo la cabeza hacia él y lo miro incrédulo.

—Esa boda no me importaba en lo más mínimo —bufo—. Nunca tuve planes de ir —miento.

—¿Tú crees que a mi si me importa? —espeta y niega con la cabeza—. ¿Dónde estuviste, dónde está tu camisa?

—¿Puedes detenerte con las preguntas? —paso mis manos por mi cabeza y suelto una bocanada de aire.

Lo último que necesito es que Tyler me interrogue. Quiero dormir y que cuando abra los ojos, esté de nuevo en Cambridge. O en cualquier otro lado. No importa dónde.

—No —responde tan testarudo como siempre—. Responde, Liam.

Es mi mejor amigo. Mi hermano. Daría la vida por él, sin siquiera hacer preguntas. Es por eso que no puedo mentirle. No más de lo que ya estoy haciéndolo.

—Estuve... Estuve cometiendo un error —suelto.

No sé qué hacer con toda la ira que tengo adentro. Está vez, es hacia mi. Debí haber sabido mejor. No debí haberme emborrachado con Quinn, y al segundo que sugirió su casa, debí haber dicho que no.

Solo estoy haciéndome más daño. Porque cada vez que la veo, respirar se siente como si estuviera tragando trozos rotos de vidrio. Ese sentimiento luego se intercambia por el totalmente opuesto. Como si todo este tiempo hubiera estado ahogándome y Quinn es la primera bocanada de aire que respiro.

Mi cabeza no lo entiende. Mi corazón mucho menos.

Cuando estoy con ella, no puedo controlar lo que siento. Tan solo hace falta volver una hora atrás, cuando reconocí a Zack Gallagher y lo golpeé en el rostro. Todos los recuerdos volvieron a mi. Las veces que Quinn lloró por él, todo lo que le hizo, los platos rotos que ella tuvo que pagar.

Tal vez me arrepiento de haber seguido a Quinn, pero no me arrepiento de golpear a Zack. Lo tiene merecido.

—¿Por eso el pómulo morado, el labio cortado? —me pregunta como si fuese mi padre.

—Y por eso el olor a Jack Daniel 's —termino con la respiración más calmada.

—¿Explicaciones? —inquiere él con sus cejas alzadas.

—Quinn Meyer —su nombre cuesta salir de mi boca. Mi lengua sigue reacia a pronunciarla. Ah, pero cuando se trata de besarla...

Tyler no se muestra sorprendido por mis palabras. De hecho, creo que se lo esperaba. De seguro no pudo encontrarla en la boda porque ella se fue apenas empezó, y yo ni siquiera aparecí. Unir los hilos es fácil.

—¿Qué pasó? Exactamente. —me pregunta él cautelosamente.

Odio herir los sentimientos de Tyler, pero no quiero ocultarle la verdad. Lo miro a los ojos.

—Hablamos —resumo y paso una mano por mi cabello en un gesto frustrado—. Con mucho alcohol de por medio.

—¿Y los chupones en tu cuello? ¿Planeas que crea que son golpes? —me acusa con una mirada poco alentadora.

—Tyler, yo...

—No te expliques. No hace falta que te expliques. ¿Por qué tendrías que hacerlo? Quinn es pasado, tú y ella son pasado. Eso me dijiste tú. Tengo que creerte, ¿verdad? —suelta todo rápido y sin respiros de por medio.

Me da una última mirada que intenta aparentar que está calmado y todo está en "orden". No hago nada cuando me esquiva, abre la puerta de la suite y se va.

Largo el aire que contengo en mi pecho con pesadez.

Camino hasta mi cama y me desplomo de espaldas, cierro mis ojos. ¿Cuántas horas faltan para que nos vayamos al demonio de Portland?

***

Cuando vuelvo a abrir mis ojos, me cuesta orientarme dónde estoy.

Me siento en la cama y observo la habitación vacía. Tyler no ha vuelto.

Lo primero que hago es buscar mi celular, que terminó en el suelo en algún momento de la noche. Ya es de día y a juzgar por la luz que noto escaparse desde las persianas de las ventanas, deben ser las diez de la mañana o algo así.

No tengo mensajes de nadie. Solo uno de Emma preguntándome cómo van las cosas. Dejo escapar una bocanada de aire, ¿qué cómo van las cosas? Jodidamente excelentes, Emma.

No abro el mensaje, decidiendo que voy a responderle más tarde.

Finalmente, me quito la ropa de ayer y me doy una ducha rápida. El perfume de Quinn sigue impregnado en mi piel. Tan solo basta con cerrar mis ojos para recordarla. La manera en la que me besó, en como se aferró a mi como si nunca quisiera dejarme ir, los gemidos que salían de su boca y lo bien que se siente tenerla en mis brazos.

Soy un imbécil.

Después de la ducha, me visto con la ropa que viajaré esta tarde.

Me tomo una pastilla para aliviar mi dolor de cabeza y me siento sobre la cama, intentando organizar mis ideas.

Estoy por alzar el teléfono y llamar a Tyler, cuando la puerta de la suite se abre. Me giro esperando ver a mi mejor amigo. No tengo suerte. Solo son Aggie y Nick.

—Huele a mierda aquí —es lo primero que dice Nicholas al entrar con la nariz arrugada.

Aggie va de jeans y una sudadera que le pertenece originalmente a Nick, aunque en lo que va del tiempo que la compró, la veo más encima de su novia que de él. Nick tiene unos pantalones chándal grises y una camiseta negra. También están listos para un viaje largo.

—¿Dónde está Tyler? —pregunta Aggie frunciendo el ceño mientras observa el resto de la habitación.

—Yo estoy bien, gracias por preguntar —suelto un bufido. No nos vemos desde ayer cuando les dije que se adelanten para ir a la boda y terminé en un bar polvoriento.

Aggie se adelanta y se sienta en el borde de mi cama.

—No me hace falta preguntar por ti —me mira con sus cejas alzadas y esa mirada que solo Agustine Monroe puede darte—. Ya sé donde has estado.

Abro mis ojos grandes. ¿Cómo lo sabe? En un parpadeo, llevo mis ojos a Nick quién abre las persianas de la habitación para dejar que entre luz.  Se alza de hombros, pero sé que sabe todo. ¿Dónde quedó su lealtad de hermanos? ¿En su novia?

Nick está atado a Aggie de por vida. Juro que si ella dice "salta", él va a preguntar qué tan alto.

Aclaro mi garganta, decidiendo ignorar que saben que estuve con Quinn.

—No sé dónde está Tyler —respondo su pregunta original.

—Genial, lo hemos perdido —sentencia ella y se deja caer de espaldas a mi cama.

—No lo hemos perdido, tiene dieciocho años. No cinco —le recuerdo mientras me lanzo a su lado.

—¿Cuándo ha sido la última vez que lo has visto?—interroga con la mirada perdida en el techo.

—Uhm... —intento hacer memoria aunque el dolor de cabeza no ayude—. Creo que hace seis horas. Un poco más.

—Sí, está perdido —determina ella. Salta de la cama de un salto y ajusta su coleta—. Muévanse, hay que encontrarlo antes de que nos vayamos.

—¿Han probado con llamarlo?

—Da al buzón, siempre —responde Nick.

—Ya volverá.

***

No volvió.

Pasó una hora más, y no volvió.

Es ahora que estamos empezando a asustarnos.

—La última ubicación de su celular aparece en el bosque. Hace tres horas. Tenemos que buscar allí —digo, esperando que Tyler haya decidido explorar el bosque y no que alguien lo haya asesinado y tirado su cuerpo allí—. A Tyler le gusta pensar al aire libre. Estoy seguro de que sigue allí.

—Está bien —espeta Nick, subiendo el cierre de su abrigo molesto—. El clima aquí es una mierda.

—Eso es porque has vivido toda tu vida en Miami. El clima de todos lados es horrible —palmeo su espalda.

Aggie corre hacia nosotros, se ha puesto otra campera encima de la sudadera.

—Llamé a Quinn, no tiene que demorar en venir —avisa como si fuese lo más casual del mundo.

Por poco me trago mi lengua.

—¿Qué has hecho qué? —vocifero sintiendo todos mis huesos helarse y no por frío.

No puedo verla. No después de todo lo que pasó ayer.

—¿Acaso tú conoces Portland mejor que ella? No, así que te callas y la esperamos —sentencia ella y se sienta en las escalinatas del hotel.

Los tres tenemos más pintas de estar por asaltar el hotel que ser residentes de suites. A pesar de las miradas, nos sentamos en las escaleras a esperar a Quinn.

Muevo mi pie hacia arriba y abajo repetidas veces. Estoy nervioso. Sí, soy el maldito Liam Hamilton y estoy nervioso por una chica. Y como no, esa chica no puede ser otra que Quinn.

Ayer me comporté como un imbécil, lo sé. No solo un imbécil, un imbécil al cuadrado.

Pero un imbécil necesario.

Quinn y yo no podemos volver a involucrarnos, ni así, ni de ninguna manera. Solo volveremos a lastimarnos de nuevo. Hay algo que ella no sabe todavía, y es que sí no sabe cómo arreglarse a ella misma, no puede estar con otras personas. Los ejemplos están en todos lados. Tyler, yo, su mejor amiga Scarlett. La lista podría seguir.

Quinn es una buena chica. Solo... Le falta crecer, supongo. No digo que a mi no me falte crecer, pero no se siente como si yo fuera una bomba de tiempo.

Nick nota mis nervios y me ayuda a distraerme hablándome del próximo partido de los Jets. Asiento y balbuceo respuestas, a lo que él presiona más. Estoy por decirle que no estoy humor de nada cuando Aggie nos interrumpe.

—¡Ahí está! —exclama ella con una sonrisa en su rostro. ¿Desde cuándo han vuelto a ser amigas? Me he perdido.

La rubia salta de los escalones y corre hacia el... ¿Quinn tiene un Aston Martin? ¿Desde cuándo? Intercambio miradas con Nick quien luce tan sorprendido como yo.

Quinn baja la ventanilla y sonríe levemente. No luce tan terrible como pensé que luciría. Digo, no espero que haya salido a hacer karaoke con sus amigos después de que me fui.

Lo que no cambia es que es tan preciosa a mis ojos que me quita el aliento cada vez que la veo.

De nuevo, sentimientos confusos.

Apenas nuestras miradas se cruzan, veo como sus ojos pierden todo aquel brillo que habían adquirido al ver a Aggie y a Nick. Nunca había pasado esto. Nunca me miró como si... como si la hubiese destruido. Estoy acostumbrada a su mirada culposa. A la que quiere hacer las paces como sea. No a esto. Esos ojos de como si se hubiera dado por vencida y está completamente rota. Solo quiere que la pesadilla termine.

Verla así es como una patada en el estómago.

—Woah, Quinn. ¿Es tuyo? —le pregunta Nick echándole un vistazo al exterior del auto con fascinación.

—No, es de Zack —carraspea—. No sabe que me lo he llevado, así que hagamos esto rápido.

Concuerdo. Hagamos esto rápido.

Aggie se apresura a sentarse en el asiento de adelante. Nick y yo tenemos que ir atrás. Es mejor así.

—¿No contesta su teléfono? —pregunta Quinn mientras avanza. Creo que es la primera vez que la veo conducir. Siempre hablaba sobre lo mala que era conduciendo. No la veo tan mal, se guía por las calles con seguridad.

—No —bufa Aggie—. Su última ubicación es en el bosque. Forest Park. Seguro está en un lugar tranquilo. Ya sabes como es Tyler.

Sabe tanto de Tyler como yo. Esos dos siempre han tenido un lazo especial. Aggie lo protegerá hasta la muerte y Tyler siempre va a cuidar la espalda de Aggie.

Quinn asiente.

—Forest Park no está tan lejos —comenta ella—. Conozco bien la zona. Solía ir con...—aclara su garganta—. Solía ir cuando era pequeña.

Claro. Debe ser difícil hablar de Scarlett cuando te acostaste con su novio.

—Estoy segura de que vamos a encontrarlo allí. A Tyler le gusta despejarse en lugares al aire libre. El bosque es perfecto —continua.

—Liam pensó en lo mismo. Están conectados —suelta Nick y luego se ríe.

Elevo mis cejas y lo miro. ¿Dónde va a preferir el puñetazo?

Nadie dice nada. Un silencio tenso nos rodea. Aggie como siempre, me salva el culo. Carraspea y sugiere poner música. En poco tiempo, Post Malone llena el ambiente.

Las gotas de lluvia golpean el parabrisas. Oregon es un Estado lluvioso. El clima es muy depresivo para mi gusto. No para algunas personas que aman este tipo de clima de mierda, pero para mi, chico que nació en Miami, es diferente. Estoy acostumbrado a las temperaturas altas, inviernos casi inexistentes y la playa

Para no aburrirme, contesto el mensaje que tengo pendiente de Emma. Le respondo que todo marcha bien aunque sea una gran mentira, le pregunto qué tal va su día.

—¿Hablas con Emma? —inquiere Nick y asoma su cabeza hacia mi celular.

En un parpadeo bloqueo el teléfono y miro por el espejo retrovisor que sé que me da vista al rostro de Quinn porque estuve viéndola antes.

Su rostro no se mueve ni lo más mínimo. Nick mira atento a Quinn también, capto rápidamente que lo que dijo fue a propósito para ver como reacciona.

—Sí —respondo.

Nada de nuevo.

—Ya estamos cerca, pero no puedo entrar más con el auto. Lo estacionaré aquí y tendremos que hacer el resto caminando. Uh, creo que Zack guarda paraguas en el maletero. No estoy segura —habla.

—Genial —Aggie chasquea su lengua.

Estaciona el auto un poco desastroso. Tiene que practicar eso más y utilizar los espejos retrovisores y no tanto la cámara que aparece en la pantalla del auto. Si estuviéramos en buenos términos, me hubiera gustado enseñarle. Siento que nos hubiéramos reído mucho mientras intento enseñarle cómo estacionar correctamente.

Soy el primero en bajarme. La lluvia no es tan fuerte como antes, ahora es una leve llovizna. Del tipo que te deja empapado de pies a cabeza porque piensas que es solo llovizna. Me detengo en mi lugar para observar la inmensidad del bosque forestal. No hay nadie por los alrededores y es por la lluvia.

—Toma —me dice Nick y me lanza un paraguas pequeño. Lo atrapo en el aire—. Hay solo dos.

Dicho eso, rodea con un brazo a Aggie quien sostiene un paraguas negro y se van. Esto quiere decir que... Quinn me da una mirada antes de cerrar la puerta del maletero.

—Puedes usarlo tú. No me molesta, estoy acostumbrada a esta lluvia —responde de manera indiferente. Asegura el auto con su llave y sigue a la pareja.

Antes de eso, podrían clavarme una estaca en el corazón. Dolería menos.

Respiro profundo antes de apresurarme a seguirla.

—...no lo sé... tiene que estar en esa cafetería —es lo primero que oigo cuando los alcanzo. Mis zapatillas deportivas grises no son más grises, están cubiertas de barro al igual que las zapatillas de todos. La tierra se convirtió en lodo y es resbaladizo.

Sostengo el paraguas cerrado en mi mano. Si ella no lo usará, yo tampoco. No es como si lloviera ácido.

—¿Qué cafetería? —pregunto sin ver un demonio. El clima depresivo también trajo una ligera neblina que no me deja ver más allá de cinco metros.

Aggie señala un punto perdido en la nada. Me esfuerzo para ver pero no logro distinguir una cafetería.

Aunque la idea no me resulta rara, en la entrada del bosque hay cafés y oficinas de información para los turistas. Ya sabes, mientras más dinero saques, mejor.

—Eso te pasa por dejarte tus lentes en casa —resalta Nick.

Me sorprendo. Es la primera vez que uno de nosotros se refiere a Cambridge como "casa". Ese lugar no es mi "casa". No se siente así aún. Espero que sí algún día.

Quinn sugiere que nos apresuremos si queremos llegar a tiempo al aeropuerto. Es cuando lo dice que me avivo de chequear la hora. Faltan cuatro horas para que ese avión despegue. No podemos perderlo.

A medida que avanzamos, puedo ver la cafetería con más claridad. Tiene un nombre en cursiva, es grande y está casi vacío adentro. Quinn es la primera en entrar, empuja la puerta de cristal y apenas entramos siento el calor recorrer mi cuerpo. Aggie suspira aliviada al sentirlo también.

Recorro el lugar entero con la mirada a la velocidad de la luz. No me cuesta mucho atisbar a mi mejor amigo sentado en una cabina casi al final.

—¡Bingo! —exclama Aggie cuando lo ve. Tyler posa su mirada en nosotros. Me corrijo, no en nosotros. En Quinn. Los colores de su cara desaparecen y las comisuras de sus labios decaen.

Lo conozco tanto que puedo imaginarme todos los pensamientos exactos que pasan por su mente en este momento.

Ahí se fue el discurso de haberla superado.

Avanzo a grandes zancadas hacia su mesa. Por primera vez en mucho tiempo, no sé que decirle. Siempre tengo una respuesta para todo y más si es para Tyler.

Tyler nos mira con curiosidad y decepción. Escucho los pasos detrás de mí. Volteo mi cabeza para ver la reacción de Quinn. Está tan afectada por esto como lo está Tyler. Aprieta sus puños e intenta esconderlos detrás de su cuerpo.

No sé qué esperar.

Es la primera vez en casi siete meses que están frente a frente.

A diferencia de con Tyler, Quinn se ha vuelto completamente impredecible para mí.

—Hola, Tyler —saluda ella en un tono de voz calmado, que sé que oculta cientos de emociones por detrás.

—Hola —responde Tyler intentando mostrarse fuerte.

—Tus amigos estaban preocupados. Que bueno que ya te encontraron  —habla sonando indiferente, como si fuera una respuesta automática—. Los espero en el auto —baja su mirada al suelo.

No dice nada más y no hace nada más. Gira y comienza a caminar con la cabeza gacha hacia la salida. Pasa al lado de Nick y Aggie, quienes tampoco saben cómo demonios reaccionar.

—Hablamos después —le digo rápidamente a Tyler mientras volteo la cabeza constantemente para no perder de vista a Quinn a través de los cristales de los grandes ventanales con vista al bosque. Estoy por apresurarme a llegar a ella por razones que no termino de comprender cuando lo que dice me frena:

—¿De verdad, Liam? —bufa Tyler con indignación—. Después de todo, ¿vas a correr detrás de ella? ¿Cómo planeas superarla así?

Sus palabras me llegan. No porque tenga razón, aunque sí la tiene, sino por el tono que usó. Quinn fue un tema intocable todo este tiempo hasta una semanas antes de viajar. Pensamos que aclaramos las cosas. Otra mentira. Nunca lo hicimos.

Tyler sigue herido y le duele el doble que yo corra detrás de ella.

Lo tomemos así: Quiero creer que la puerta que separa a Tyler y a Quinn está completamente cerrada, mientras que la puerta que me separa a mi y a ella, se abre, se cierra, da portazos para finalmente quedarse entreabierta y repetir el proceso.

Así que lucho con todos mis instintos que me gritan que la siga y me asegure que esté bien.

Asiento y le pido que me haga un lugar a su lado.

***

NOTA:


TANTO TIEMPO PIMPOLLOS.

TENGo QUE SABER! ¿cuales son sus opiniones sobre Quinn? ¿Sobre Liam? ¿Sobre Tyler? Quiero saber cómo carajos se están tomando todo esto ajjadjasjas.

NOS VEMOS EL LUNESSSS, (volvemos con la programación habitual)

See ya,

Candeee

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