FRDZ: Friendzone |J.Jungkook

De MJGozz

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―¿Que se siente saber que la única persona que te conoce mejor que nadie en el mundo no sabe todo lo que sien... Mais

.•Booktrailer•.
00.•El principio de todo•.
01.•Una mirada al pasado•.
02.•El primer dia•.
03.•Fiesta del ingresante•.
04.•La boca del lobo•.
05.•Ratas de biblioteca•.
06.•Nuevas Estrategias•.
07.•La verdad de la mentira•.
08.•Primera jugada•.
09.•Subidas inesperadas•.
10.•Planificación•.
11.•Hora del juego•.
12.•Bajadas peligrosas•.
13.•Arrepentimientos•.
14.•Reemplazo•.
15.•Nuevo rumbo•.
16.•Cuerdas flojas•.
17.•Estragos•.
18.•Transparencia•.
19.•Cara a cara•.
20.•Inefable•.
21.•El otro él•.
22.•Encrucijadas•.
23.•Antes de la tormenta•.
24.•Ojos abiertos•.
25.•Silencio•.
26.•Un mal chiste•.
27.•Balance•.
28.•¿Mala persona?•.
29.•Por ti•.
30.•Ni vaso ni vacío•.
31.•Punto de quiebre•.
32.•Dualidad•.
33.•La otra cara•.
34.•Donde debo estar•.
35.•El jardin sin retorno•.
36.•Fondo•.
37.•Malas decisiones•.
38.•Sube y baja•.
39.•Caricias de día•.
41.•El final de todo•.
01.•Epílogo•.
02.•Epílogo•.
.•Agradecimientos•.
Extra00.•JiEun•.
Extra01.•Amigos con derechos•.
Extra02.•Lazos de sangre•.

40.•No todo lo es brilla es oro•.

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De MJGozz

Los cimientos son una de las partes más importantes en las construcciones, son la base en donde se apoya y sostiene todo, y a partir de ahí se comienza.

No solo se trata de casas y edificios, sino que también se aplica la misma regla en amistades y relaciones. Siempre hay una base, algo que los unió en un principio.

Sin embargo, cuando estos pilares no están seguros, todo lo que se construya sobre estos estará en riesgo de derrumbe. Porque, aun si aparenta estar en buenas condiciones, nunca hay que confiarse.

Porque no todo lo que brilla es oro.

***

Me removí entre las almohadas cuando sentí algo en mi rostro, aún seguía demasiado dormida y mis parpados pesaban bastante como para averiguar que había provocado que me despertara mínimamente. Arrugué levemente la nariz a modo de reflejo y cuando la sensación abandonó mi memoria solté un suspiro a punto de volver a caer en mis sueños.

Sin embargo, aquella sensación volvió. Primero estuvo en mi frente, mi nariz, se corrió a mi mejilla y cuando finalmente llegó a mis labios pude identificarlo. Eran besos. Inconscientemente, una pequeña sonrisa se dibujó en mi rostro y entonces escuché su risa. Fuerte y clara. Feliz.

Estaba feliz.

―¿Tienes pensado despertarte o debo seguir insistiendo?― murmuró cerca de mi oído donde comenzó a dejar besos cortos e inocentes por toda mi cara, buscando mi molestia.

―Para―susurré entre risas, removí de las mantas una de mis manos y, guiada por el calor que radiaba su rostro cerca del mío, la posé sobre su mejilla.

Con lentitud y bastante esfuerzo comencé la difícil tarea de abrir los ojos. La luz de pleno mediodía entraba directamente por las cortinas corridas de par en par obligándome a llevar ambas manos hacia mis ojos en el momento en el que fui capaz de abrirlos levemente. Solté un pequeño quejido y oí nuevamente la risa de Jungkook a un lado de mí. A medida que mi mirada comenzaba a ajustarse a la nueva cantidad de luz que la atravesaba, intenté incorporarme para reposar mi espalda sobre el respaldar de la cama, sin embargo, cuando hice el leve esfuerzo por querer hacerlo un escozor desconocido y profundo se manifestó en mi parte baja, haciendo que arrugue toda mi cara.

Ni siquiera me molesté en seguir intentado, me dejé caer sobre las almohadas nuevamente acompañando mi acción con un bufido completamente cansado, aun si había dormido plácidamente toda la noche. Cuando fui capaz de abrir los ojos nuevamente pude identificarlo sentado en un extremo de la cama, al cruzar su mirada con la mía hizo una sonrisa ladina y dejó caer su torso sobre el colchón para quedar cerca de mí.

―¿Cómo te sientes? ― preguntó en un leve tono de preocupación, una de sus manos se dirigió hacia mi rostro de donde quito varios mechones de pelo que me molestaban―¿Te duele?

Para ser honesta, el sexo nunca había sido un tema tabú tanto en mi casa como en mis pensamientos. Mi madre me había explicado desde chiquita lo que era, para no dejarme engañar por cualquier persona, contraer alguna enfermedad y demás complicaciones que trae tratar ese tema como si fuese una acto sucio y completamente prohibido. En mis pensamientos pasaba completamente lo mismo, pensar en el sexo o incluso en ocasiones soñar con él no me avergonzaba. Sin embargo, jamás se me había cruzado por mi cabeza como sería mi primera vez. No compartía la idea de tener relaciones sexuales una vez que me contrajera matrimonio ya que me consideraba demasiado joven incluso para pensar en la posibilidad de casarme con alguien. No obstante, jamás tuve apuro por acostarme con una persona. Simplemente era algo que sabía que en algún momento tendría lugar en mi vida.

Aun así, y a pesar de jamás imaginarme esta situación, no podía creer que me sentiría tan cómoda frente a alguien que me preguntaba si me dolía mi femineidad luego de haber tenido mi primera relación sexual de la misma forma como si me hubiese preguntado si me dolía la cabeza a causa de un ruido alto.

Junté los labios en una fina línea que estiré en las comisuras, formando la débil figura de una sonrisa y asentí levemente con la cabeza.

―Poco y nada, pero aun así es molesto―contesté con ánimo, como si intentara de consolarlo a el cuando en realidad el no poseía ninguna dolencia. Troné mi cuello, el cual poseía varias marcas de anoche, y alcé ambos brazos para estirarme con tanta urgencia a la par que bostezaba como si aquello me suministrase algún tipo de cafeína natural―¿Llevas mucho tiempo despierto?

El negó torpemente, había apoyado el codo de su brazo libre sobre el colchón y había recargado su mejilla derecha sobre su mano. A decir verdad, sus ojos lucían tan hinchados como seguramente estaban los míos y tenía varios mechones en la parte trasera de su cabeza que sobresalían, indicando que estaba completamente despeinado. Ver el desorden de su pelo por alguna razón llenó mi corazón de ternura y cuando reprimí a mi mano de acomodar sus mechones me detuve a pensar, ¿Y por qué no? Fue entonces que con un poco de valentía me animé a estirar mi mano hasta su rostro. Él se quedó mirándome con atención mordiendo su labio inferior levemente a la expectativa de lo que haría mi mano, pero mis dedos apenas si pudieron colarse entre las hebras del pelo de Jungkook, ya que poco después tomó de la muñeca que tenía extendida hacía el y tiró de ella con tanto impulso que, luego de rodar juntos sobre el colchón, quedé sobre su pecho. Me rodeó con sus brazos a la altura de mi cintura la cual estaba cubierta por una remera que él mismo me había dado anoche para que usara y luego de abrazarme fuertemente, soltó solo un poco su agarre, pero no del todo.

―Me desperté en la mañana y me entretuve viéndote babear por varios minutos hasta que volví a dormirme―comentó con gracia y sacó una de manos de mi cintura para picar con su dedo índice mi mejilla izquierda―A propósito, tienes baba seca en tu...

Fruncí mi mirada para poder fulminarlo con ella y con un evidente fastidio me removí de sus brazos para poder rodar hacia la esquina llena de almohadas donde había estado acostada minutos atrás, él se limitó a reír a carcajadas limpias mientras escuchaba el repertorio de insultos que murmuraba en voz baja mientras me acomodaba entre las mantas y volvía a taparme con ellas hasta la frente. Mi calor corporal seguía impregnado en las telas por lo que no fue difícil para mi cuerpo relajarse ante la calidez que me rodeaba. Sin embargo, con tanto movimiento volví a sentir un leve tirón, nada fuerte ni tampoco molesto, pero fue lo suficiente para recordarme un asunto que inmediatamente colmó de mis mejillas de todos los colores posibles.

―¡Las sabanas!―murmuré con desesperación. Sin pensarlo dos veces, me incorporé rápidamente, tomando asiento sobre el colchón y tirando una almohada sobre el rostro de Jungkook cuando lo escuché reírse a mi lado―¡No mires nada!

Sin cuidado alguno, comencé a remover todas las mantas en busca de alguna mancha que me encargaría de ocultar de él a toda costa. La vergüenza se había encargado de subir mi temperatura corporal tan repentinamente que incluso me sentía enferma del estómago a pesar de que mis manos temblaran como si estuviese a una temperatura glacial. Aun así, no había ninguna mancha en ningún lugar de la cama, de hecho, acababa de comprobar que ni siquiera había una sábana bajo nosotros. En realidad, estábamos sobre la suave tela que recubría la superficie del colchón.

―Pero...¿Cómo...

―¿Qué es lo que tanto buscas? ―preguntó con gracia descansando su barbilla sobre mi hombro y enredando nuevamente sus manos sobre mi cintura―¿Las sabanas manchadas?

Sentía que iba a vomitar.

―¿Qué...―lo miré perdida.

―Cuando te desperté acababa de llegar del cuarto de lavado―comentó con demasiada simpleza, como si en realidad no estuviese muriéndome de la vergüenza frente a el―Tienes el sueño súper pesado, ¿Puedes creer que removí las sabanas y ni siquiera moviste un solo musculo?

El grado de humillación con el que cargaba en ese momento fue tal que llevé ambas manos a mi rostro, como si dejar de verlo me diese el asombroso poder de desaparecer, y me dejé caer sobre todas las mantas que había desordenado con apuro. Quizás exageraba, después de todo era algo natural, pero aun así no dejaba de afectarme.

―¡Que vergüenza! ―Exclamé con pena.

Lo sentí recostarse a mi lado tan cerca que incluso sentí su tibia respiración contra el dorso de mis dedos, aumenté la rigidez de mis músculos cuando sus dedos se enredaron en mi muñeca con la intención de remover mis manos de mi rostro.

―Vamos, ¡No era casi nada! Dos o tres gotas insignificantes―al escucharlo fruncí mi ceño con más pena y con mi garganta emití sonidos similares a los de un lloriqueo dramático―Me adelanté justamente para que no te sintieras así, vaya que me salió mal el gesto.

―Disculpa―pronuncié con la voz ahogada a causa de que mis manos seguían cubriendo mi rostro.

Escuché una sonrisa amarga de su parte.

―¿Por qué te disculpas? ―recriminó y ,aunque fuese muy mínimo, había una pizca de molestia en su voz―Ni siquiera es algo que has hecho a propósito, es completamente normal que suceda en la primera vez, ¿Si?

Con mis dedos descubrí levemente mi vista, entonces lo vi formular una sonrisa de par en par. Como si hubiese ganado algo invaluable. Sus manos ejercieron más presión sobre mis muñecas y entonces le permití descubrirme la cara, a pesar de que sabía completamente que la vergüenza no había disminuido dentro de mí. Realmente me hubiese gustado que él no haya tenido que ver eso, y, aun así, no podía evitar que su gesto me causara cosquillas en el estómago. Había sido muy considerado, quizás más de lo que estaba acostumbrada a recibir de su parte, y que lo haya hecho justo ahora que se suponía era un momento sensible para mí lo hacía más importante.

―Es solo que...

―Sí, lo sé, la vergüenza y esas cosas―Murmuró con gracia, picando con uno de sus dedos la punta de mi nariz―Si quieres sentirte mejor, mis primas menores suelen dejar manchas aún peores en sus días. La noche que SuJin-ah tuvo su primera menstruación fue estando aquí de visita con sus padres y ¡Adivina a quien enviaron a limpiar las sabanas del cuarto de invitados! ―Exclamó con gracia.

Una sonrisa boba nació de mi garganta, ni siquiera sabía si la historia era real o simplemente lo comentaba para hacerme sentir mejor.

―Jungkook, no lo haces más fácil―dije entre risas golpeando levemente su hombro. El me devolvió la mirada divertida.

―Al menos trato de hacerlo menos difícil―respondió volviendo a alzar ambos hombros. Se incorporó en el desorden de mantas que había hecho y cuando se puso de pie me vio desde arriba con burla―Si tanto quieres limpiar algo, deberías limpiar tu rostro, no mentía con lo de la saliva seca en tu mejilla―luego de decir eso se fue corriendo hacia a la puerta, a sabiendas de que probablemente le tiraría otra almohada―¡Te espero en la cocina! ―lo escuché gritar en el pasillo.

Pasé mis dedos por mi rostro y me detuve a quitar las lagañas de mis lagrimales, a pesar de que probablemente era poco más de las doce del mediodía mi cuerpo seguía cansado y fue por esa razón que tardé varios minutos en juntar las fuerzas suficientes para poder salir de la cama. Mis pasos eran perezosos, básicamente arrastraba mis pies por el piso hasta que pude encerrarme en el baño de la habitación de Jungkook.

Una vez ahí dentro aproveché para mirarme en el amplio espejo que se encontraba sobre el lavamanos. A pesar de ser alto, estaba levemente inclinado hacia abajo por lo que mi pequeña figura entraba en el reflejo casi en su totalidad. La remera negra de alguna banda occidental que Jungkook me había prestado anoche me quedaba enorme. De largo me llegaba varios centímetros debajo de trasero, a pesar de ser manga corta estas me quedaban apenas dos dedos por encima de mis codos y el cuello era tan enorme que incluso podía ver varias de las marcas que llevaba en mi cuello. Estas últimas apenas si estaban comenzando a notarse, sabía perfectamente de dentro de unas horas estarían peor y aquello me alarmó levemente porque no tenía idea de cómo haría para esconderlo de mi madre. Con mi mano corrí el cuello para poder ver todas y noté como había un par de marcas que se extendían por la piel que se encontraba debajo de la clavícula. Los recuerdos de todo lo que pasó anoche atacó mi memoria de manera tan repentina que la única salida que encontré fue abrir el grifo y mojarme el rostro con el agua fría antes de que los colores subieran a mis mejillas.

Y, por supuesto, de paso lavarme la saliva seca que tenía en mi mejilla.

Traté de acomodar mi pelo con bastante esfuerzo y aun así no logré un resultado que difiera del look que llevaba anteriormente. Lavé mis dientes con mi dedo índice y un poco de pasta dental que robé, ya que obviamente no tenía un cepillo ahí y finalmente salí en dirección a la cocina.

Honestamente, no me incomodaba en absoluto el hecho de que no llevaba puesto mi sujetador debajo de la gran remera, pues no poseía de grandes pechos como para marcar alguna diferencia. A pesar de estar con tan solo mis bragas puestas la remera tenía tranquilamente el largo de un vestido por lo que me sentía demasiado a gusto.

Cuando di la vuelta al pasillo, que desembocaba en la sala, mi mirada se dirigió instantáneamente hacia la barra o desayunador que conectaba la cocina con el comedor. Desde esa perspectiva podía ver claramente como Jungkook comenzaba a sacar cosas de las alacenas con una duda delatada por su ceño fruncido. Con gracia avancé hacia la escena y clavé mis codos sobre la madera del desayunador para descansar mi rostro sobre mis manos.

―¿Qué se supone que haces? ―inquirí con una gran sonrisa al verlo tan frustrado en la cocina.

Al escucharme sonrió levemente y cerró la puerta de la alacena en la que buscaba a la par que soltaba un gran bufido.

―Resulta que acabo de descubrir que soy pésimo en la cocina―admitió sin pena alguna y se cruzó de brazos―¿Ramen picante o normal?

―Picante―respondí mientras rodeaba la madera y me acercaba a él.

Vertió agua sobre una olla y la dejó sobre la cocina a inducción para hasta que esta hirviera para poder echar los fideos. En la espera -y a sabiendas de que eso no llevaría más de un par de minutos- de un cajón sacó unos platos y dos pares de palillos, también me alcanzó dos vasos que me pidió que dejara sobre el desayunador y finalmente sacó una botella de agua de la heladera y la puso sobre la madera.

―¡Es tan agotador cocinar! ―exclamó con sarcasmo luego de que el agua comenzara a hervir y pusiera los fideos sobre ella.

Reí levemente acercándome a él. Se encontraba apoyando su cadera, casi sentado, sobre el mármol de una de las encimeras, al igual que yo llevaba una remera negra solo que a él si le quedaban bien y nos pantalones cortos de algún pijama de verano, su pelo seguía completamente despeinado y en su cara aún se podían notar pequeños vestigios de cansancio que lo hacían lucir adorable. Al verme estiró uno de sus brazos, rodeándome por mis hombros y conduciéndome hacia su pecho, en donde terminé pegando mi espalda a la par que sus brazos me rodeaban como si se tratara de una jaula. Dejó descansar su barbilla sobre mi hombro derecho y comenzó a dejar pequeños besos sobre este aprovechando que el cuello de la remera que vestía se había corrido.

―Sí, te noto bastante agotado―comenté con gracia a pesar de que mi voz amenazaba con temblar.

Sentí sus hombros moverse de arriba a abajo ante una pequeña risa y me dejó un beso en mejilla.

―No te burles―dijo con travesura―Esperé demasiado para esto.

Con un jugueteo me tomó de ambos lados de mi cintura, obligándome a dar media vuelta y de esa forma poder enfrentarlo. Entonces una de sus manos subió hasta llegar a cuello y sin aviso previo juntó sus labios con los míos. Sin poder evitarlo –o al menos intentarlo– una sonrisa nació desde la raíz del cosquilleo que atacaba mi estómago, la sonrisa fue amplia y aquello provocó que sus labios rozaran levemente con mis dientes por escasos segundos. El beso era lento y pausado, completamente inverso al desenfreno con el que nos habíamos besado en la noche. Esta vez parecía tomarse todo con calma, como si degustara y se tomara el tiempo para apreciar cada milímetro de piel que sus labios besaban sobre los míos. Incluso cuando sus dientes capturaron mi labio inferior el tironeo fue suave, sugestivo y bastante tentador para ser un beso de carácter tranquilo. Mis brazos, que hasta entonces se habían quedado congelados sin saber qué hacer, rodearon su cintura de la misma forma en la que lo haría en un abrazo y me pegué un poco más a él, dejándome envolver por la calidez que me brindaba su cuerpo y despojándome completamente del leve frio que comenzaba a sentir por no llevar nada de abrigo en las piernas.

―Jungkook...―murmuré con pesadez.

―Lo sé―respondió separándose levemente de mí, a pesar de que no pegó su frente a la mía (como solía hacer siempre), si mantuvo una mínima distancia en la cual las puntas de nuestras narices rozaban―Hablemos luego de comer, ¿Te parece bien?

Entonces se alejó para poder observar mi rostro con atención. Junté mis labios en una fina línea cuyas comisuras estiré mínimamente hacía arriba, formulando una sonrisa que aparentaba ser conformista pero que posiblemente lucia más nerviosa que segura y asentí una sola vez. El hizo una sonrisa tan nerviosa como la mía y con su dedo índice picó la punta de mi nariz antes de voltearse y prestar la debida atención a la comida, la cual parecía haber estado lista desde hace un buen par de minutos.

El tema me tenía intranquila y horriblemente ansiosa, cuando comenzamos a comer hice un esfuerzo olímpico por ocultar la manera en la que mis manos temblaban, pero en más de una ocasión los fideos escaparon de mis palillos. Quizás estaba siendo muy dramática o quizás muy pesimista, probablemente una mala combinación de ambas cualidades, pero no podía pretender que las cosas estaban bien entre nosotros solo porque eso parecía. Realmente me hacía ilusión tratar y hablar del tema, decir todo lo que teníamos para decir, discutirlo con madurez y llegar a un acuerdo. Quería avanzar, honestamente lo quiero mucho como para comenzar un camino defectuoso con él.

Porque, quizás el camino parecía ser firme ahora, pero no todo es lo que aparenta ser y no quería correr riesgos con él. Si realmente íbamos a empezar algo, si esto realmente estaba pasando y no se trataba de un sueño, quería que se construyese sobre los pilares más firmes que podíamos armar. Aun si la construcción sobre ellos era defectuosa, costaba mucho o a veces amenazaba con derrumbarse, si teníamos una base fuerte y honesta, podríamos soportar todo.

―Mi hermano vino a visitarnos a mi madre y a mi hace unas semanas― comentó luego de unos largos y pesados minutos comiendo en silencio. Ambos parecíamos reflexivos, sin embargo, el parecía hacer un esfuerzo por quitar la tensión del ambiente y lo apreciaba enormemente.

Alcé mis cejas en un intento por parecer genuinamente sorprendida, como si SeoYeon no me lo hubiese comentando, dejé los palillos en el plato hondo del cual comía y lo vi con atención.

―¿Si?

A pesar de que ya sabía de la visita, no podía negar que nunca dejé de sentirme curiosa al respecto. Sabía que la falta de comunicación con su hermano mayor era un tema que le afectaba mucho más de lo que admitía. Y aunque moría por saber sobre la visita, sentía que era un tema tan delicado que, al menos que el no tomara la iniciativa de comentarlo, no me atrevería a indagar.

―Aunque, claro, eso ya lo sabias―agregó con gracia mientras me miraba con victoria sobre el vaso del cual tomaba en ese momento.

La acusación fue tan repentina e inesperada que ni siquiera me dio tiempo a pensar en alguna escusa o defenderme ante aquel hecho. Aun sin tener idea de que decir, abrí rápidamente mi boca, pero el aspirar tanto aire con velocidad me hizo atragantarme con mi propia saliva, por lo que comencé a toser como si en realidad llevara meses y meses de un resfrío pesado. Finalmente, el me extendió mi vaso y de un solo envión me tomé toda el agua de este.

―¿Cómo es que...

―Lo mencionaste estando ebria―me informó con una gran risa en su rostro, y como no, había dado todo un espectáculo.

Fruncí mi ceño mientras tapaba mi vista con una mano.

Mierda, ¿Por qué había olvidado aquello?

―Lo lamento―murmuré admitiendo mi inocencia falsa―SeoYeon me lo comentó y...

―Descuida―dijo al instante―De todas formas, quería hablarlo con alguien.

Mi boca se cerró al instante cuando comprendí que no era el momento para centrar la charla en mis disculpas.

―¿Y cómo estuvo eso? ―pregunté con inhibición, quizás con el mismo cuidado con el que mi madre realizaba sus cirugías, con miedo de que un solo error desate un resultado fatal y a la vez impulsada por una fuerza que la mantenía firme.

El soltó un pequeño suspiro, perdiendo la mirada en el interior de la sala, como si su memoria proyectara dentro si los recuerdos de ellos tres en aquel día.

―Terminó sus tareas en el ejército y nos visitó ya que se encontraba de paso por Seúl―comenzó sin atreverse a quitar la mirada de la sala―La charla fue breve, aunque se enfocó en mi madre la mayor parte del tiempo, apenas si cruzamos algunas palabras. Lo invitamos a pasar la noche aquí, en su habitación, ya que era tarde, pero el insistió en que debía marcharse y, finalmente, nos anunció que se casaría en dos meses.

―¿Cómo te sientes con eso?

―Fue extraño, ¿Sabes? ―murmuró y fue entonces cuando se atrevió a mirarme a los ojos, llevaba la mirada levemente cristalizada y aun así lucia firme y seguro de seguir hablando―Fue un golpe muy duro para ambos, ninguno de los dos estaba preparado para su visita, ni siquiera sabíamos que él tenía pareja. Tras su partida mi madre quedó mal, lloraba de alegría y nostalgia a la vez, fue muy incómodo consolarla, sobretodo porque no me sentía emocionalmente bien. No fue una situación agradable en absoluto.

Era como si mi peor miedo se hubiese confirmado. La sensación de sentirme asquerosamente culpable volvió a mí, como si en realidad nunca se hubiese ido. Se sentía como una recaída, siempre es peor. Bajé la mirada con pena cuando la rabia por no haber estado ahí cuándo él más lo necesitaba se apoderó de mí. Lo había hecho siempre, en realidad, desde que SeoYeon me había comentado que había visto al hermano mayor de Jungkook no pasó un solo día en el que no pensara en él, y por mucho que moría por tener noticias suyas, no podía hacer nada ya que me evitaba a toda costa. Sin embargo, quería decírselo, quería que supiera que en la distancia alguien estuvo preocupándose día y noche por él. Que, aun si nadie estuvo para él, alguien moría de ganas por estarlo, por consolarlo y brindarle su apoyo. Pero simplemente no pude, mi garganta se negaba a dejar fluir las cuerdas vocales.

No tenía deseos de llorar, sin embargo, la impotencia que sentía en ese momento era suficiente para dejarme muda.

Fue entonces cuando sentí su mano sobre la mía. El roce fue suave, casi débil, como si buscara de mi tacto para poder mantenerse. Entrelacé mis dedos con los suyos con firmeza y ejercí un poco de presión, como si intentara demostrarle que, si bien no estuve en ese momento, estaba ahora. Realmente quería estar, no quería irme de su lado.

―Escucha...estuve pensando durante la madrugada y buena parte de la mañana sobre lo que dijiste anoche―comentó luego de unos minutos, la tensión del ambiente había incrementado tanto que incluso me había quitado el apetito. Me congelé al escuchar su voz y una corriente recorrió toda mi columna vertebral provocando que tiemble dentro mío. Sabía que había insistido por esta charla desde un principio, pero hacerle frente de una vez por todas me tenía nerviosa― Sobre eso de ser tóxicos entre los dos...

―¿Y qué...

―Tienes razón―dijo secamente, moví mi cabeza unos centímetros hacia atrás de la misma forma en que lo haría si hubiese recibido un golpe―Lo estuve analizando bastante, y aunque odie admitirlo es verdad, hemos mantenido actitudes bastante egoístas, casi siempre actuamos por aquello que era conveniente para nosotros y cuando nos necesitábamos, no nos importó usarnos y luego alejarnos.

―Y lo sé―reconocí, interrumpiéndolo―Créeme que lo sé y...

―¿Cuál era tu propósito con esta charla? ―me interrumpió a cambio con seriedad.

Me quedé callada unos segundos. Todos los discursos y respuestas hipotéticas que había practicado en mi mente una y otra vez me habían dejado sola frente a esta situación. A decir verdad, jamás había esperado una postura tan firme de su parte y me aterraba tanto como aumentada mis nervios. Le tomó segundos en derribar mi confianza e intento de madurez, o quizás se debía a que era muy insegura. En ese momento me pareció completamente estúpido todo lo que había esperado de esta charla

Era muy curioso como los nervios jugaban con nuestros sentimientos a su antojo. Pues ahora dudaba de aquello de lo que hace segundos atrás estaba completamente segura y al mismo tiempo seguía repitiéndome que estaba bien aun si seguía temblando.

―Buscar una solución para nosotros―balbuceé con la cabeza gacha.

Escuché una sonrisa nasal de su parte y sin quererlo mi temblor se evidenció en ese punto donde nuestros dedos se entrelazaban.

―No creo que haya una solución para el nosotros de ahora―señaló e instantáneamente retiré mi mano de la suya, casi ofendida―Aquello que nos unió y nos mantuvo juntos fue una mentira, si aquella relación se hubiese mantenido como un trato de negocios para nuestro propio beneficio no hubiese existido problema alguno, sin embargo, nosotros fuimos tan tontos como para mezclar nuestros sentimientos con una mentira...y eso terminó lastimándonos por partes iguales.

Exhalé con sarcasmo.

―¿Y cuál es tu sugerencia? ―Exigí saber mientras me cruzaba de brazos―¿Terminar con todo aquí?

―¿Recuerdas el día del aniversario de muerte de tu padre? ―A pesar de que asentí tuve que contener mis ganas decirle que era malo contestar una pregunta con otra, al verme el esbozó una pequeña sonrisa― Ese día me pediste que fingiéramos que no existía ningún plan entre nosotros y lo logramos, eso me dio pie para pensar que podemos hacer como si nada de esto pasó.

A pesar de que me hablaba con seguridad y mi nivel de ansiedad había bajado mínimamente, aun no estaba lo suficiente calmada como para pillar la idea.

―No logro entenderte, Jungkook―confesé.

―Todo lo que empieza mal naturalmente termina mal, lo nuestro comenzó muy rápido, apenas si nos dimos tiempo para conocernos y luego tuvimos que fingir ser novios, no me sorprende que casi terminara de mala manera―Explicó―Si comenzamos nuevamente, haciéndolo de la manera correcta, sin planes ni mentiras...creo que una oportunidad que ambos debemos darnos para saber si funcionará.

―¿Conocernos nuevamente?

―Comenzar desde cero, ser simplemente HyeMin y Jungkook, compañeros de la universidad―agregó recordando las palabras que yo misma le había dicho aquel día.

***

Y la importancia de estos cimientos radicaba en que, si todo se derrumbaba, siempre se podía volver a construir sobre ellos.

Siempre se puede volver al comienzo de todo.

Al punto cero.

A volver a empezar.








///
Esto me tiene súper sentimental porque si las cuentas no me fallan este es el anteúltimo capítulo y no quiero que esto termine.

Gracias por todo su amor 💖

Me iré al rincón a llorar.

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