Pasó mucho tiempo después de lo de Taylor, ya no me sentía el mismo. No era el mismo. Esa mujer había sacado lo mejor de mí y me lo había arrebatado cuando me terminó. Nunca me sentí tan mal, tan vacío. Nunca creí que ella podría ser una arpía.
Pensaba eso mientras caminaba con Benedict, entramos a un Ciber para que Ben pudiera hacer una llamada porque no llevábamos nuestros celular con nosotros.
—Hola Julieth —saludó él a una chica al entrar.
Cuando mi amigo se movió la pude ver. Mis ojos se abrieron ligeramente, mi boca se secó y sentí algo adentro de mí.
—Este es mi amigo, Thomas —dijo presentándome.
Ella me sonrió.
—Hola —me dijo.
Me acerqué a ella como si todo estuviera bien y ella extendió su mano para un apretón, pero en lugar de eso la tomé para llevarla a mis labios, besé el dorso de su mano como todo un caballero. Cuando levanté la mirada ella estaba algo sonrojada con su cabeza agachada.
—Bueno, tengo que hacer una llamada.
Ben entró a un cubículo dejándome solo con ella.
—¿Y cómo conoces a Ben? —pregunté interesado.
—Siempre viene, a veces hasta me trae comida porque paso mucho tiempo aquí y no puedo irme, es agradable, un buen amigo.
Asentí con la cabeza.
—¿Y tu? —preguntó ahora ella.
—Amigos del trabajo, pero es como mi hermano.
Sonrió otra vez.
Me alegra decir que no fue la única vez que la vi, casi siempre volvía con la excusa de algo o con Ben, el cual me dijo que no sentía nada por ella, lo peor es que se dio cuenta solo de que Julieth me gustaba.
El día de su cumpleaños fuimos los dos con una torta para "celebrar", cuando llegamos nos encontramos a ella hablando por teléfono con una gran sonrisa en el rostro.
—Si, te amo, adiós —dijo para luego colgar.
Eso me cayó como balde de agua helada. Miré a Ben quien me miraba apenado.
—Hola chicos —dijo ella sonriendo.
Nos pusimos en frente de ella con unas sonrisas, le deseamos feliz cumpleaños y después de cantar empezamos a comer.
—¿Con quién hablabas? —quise saber.
Ben la miró y frunció el ceño, acercó su rostro un poco al de ella como queriendo ver algo.
—¿Lo hizo de nuevo? Dime que no, lo voy a matar sí lo hizo.
Ella agachó la mirada.
Benedict corrió su cabello de su rostro, dejando ver un moretón en la parte derecha de su frente. Me sorprendí al ver eso.
—¿Julieth el te pega? —pregunté asombrado.
Ella asintió con ojos llorosos.
—Iré a buscar algo para curarte un poco —dijo Ben.
En cuanto se fue tomé las manos de mi amiga.
—Puedo tratarte mejor, lo sé... Solo dame una oportunidad —supliqué por milésima vez.
Yo no tenía idea de que tenía novio, había querido llamar su atención desde hacía dos meses.
—Thomas... —susurró con la voz rota.
Besé sus nudillo y ella se lanzó a llorar, me acerqué a abrazarla y pegó su cabeza contra mi pecho mientras que empecé a acariciar su cabello, besé su frente amorosamente.
—Te necesito conmigo, quiero cuidarte, quiero hacerte feliz , nunca te haré daño, no soltarás ni una lágrima de tristeza conmigo... Por favor —susurré.
Levantó su rostro lentamente.
—Yo te amo —admití.
Besé sus labios cortamente con delicadeza.
—Nunca supe que también se podía besar así... Él siempre es brusco —susurró sorprendida.
Eso me encogió el corazón.
—Dame una oportunidad.
Asintió mientras su mano acariciaba mi mejilla. Me moví un poco para besar su palma. Ella sonrió.
—Esa sonrisa es la que quiero ver en tu rostro, quiero verte feliz... Haría lo que fuese por esa sonrisa.
—Bésame como lo hiciste recién... Quiero saber que se siente besar como personas normales.
La besé como me pidió. Lo hice tranquilo, aunque moría de nervios, nos separamos y miré al costado. Benedict miraba con una sonrisa de costado.
—Ya era hora —dijo riendo.
Ambos, ella y yo, reímos también.
Y ahora puedo decir que nunca estuve más feliz. Ya llevamos dos años de relación y cada día me enamoro más.
Amo verla despertar, sonreír, amo verla reír o cuando es cariñosa, me encanta que sea sencilla, me encanta cuando pasa de ser una chica tranquila a toda una chica mala y me pide que le haga el amor, me encanta besarla, me encanta pasar mi tiempo con ella. Simplemente la amo.
—¿Sabes? Antes de conocerte... La chica con la que estuve me rompió el corazón, no era el mismo, dejé de sonreír como lo hacía, dejé de ver el mundo igual, caí en una fuerte depresión.
Ella me miraba triste mientras acariciaba mi cabello algo largo.
—Pero cuando te vi... Me diste vuelta la cabeza completamente.
Sonrió levemente, busqué sus labios y los encontré.
—Te amo —le susurré.
—Me salvaste, me enseñaste que no todo debía ser rápido y brusco, me enseñaste a amar de verdad, a saber que es amor... Yo te amo.
Tiré la cabeza para atrás para apoyarla sobre el borde del sillón, ella me besó el cuello.
—Thomas... —susurró entre besos.
Hice un sonido como preguntado qué.
—Dame tu mano —ordenó sin separarse de mí, solo que ahora había apoyando en el hueco de mi cuello su cabeza.
Le di mi mano y ella la llevó a su panza.
—Felicidades, vas a ser papá —susurró.
Rápidamente me incorporé y ella salió de arriba mío.
—¿Papá? No juegues, preciosa, por favor, no estés jugando.
Se rio suavemente, cosa que casi nunca sucedía.
—No juego, sé lo mucho que querías esto... No podría mentirte, bebé.
Sonreí como nunca había sonreído.
La besé feliz, la cargué entre mis brazos para luego seguirla besando emocionado.
—Eres mi vida, mi vida entera.
Me volvió a besar con felicidad mientras sus manos estaban mis mejillas.
—Gracias... Gracias por hacerme tan feliz —dije llorando un poco.
Mordió su labio y secó mis lágrimas.
—Te amo, Hiddleston.