Tócame. HOPEV.

Bởi kathsxl61

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Kim Taehyung era un adicto al tacto, a tocar y a que le tocaran. Jung Hoseok, para nada. Ó Donde un escultor... Xem Thêm

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Bởi kathsxl61


[...]

Sentado en la silla de la cocina, con ambos codos apoyados en la mesa y una cerveza de Soju entre los dedos y un libro frente a él, Hoseok suspiró lamiendo sus labios aparentando calma, aunque por dentro se sentía un poco agobiado.

<< ¿Qué es Taehyung para mí? >> Era la pregunta que siempre aparecía en su mente cada vez que le veía y justo en ese momento, viendo su espalda, su contextura delgada, pero lo suficientemente rellena para desprender toda esa calidez mientras preparaba algo bastante conocido en la cocina para ambos.

Al principio hubiera contestado que nada. Nada. A lo máximo hubiera respondido; es el profesor nuevo de la facultad de Artes. Pero a medida que pasaban los días desde la primera vez que le pidió que fuera su modelo, había pasado a ser el profesor Kim; el escultor Kim, el insoportable e irritante Kim Taehyung, Kim Taehyung y luego... sólo Taehyung.

Sólo Taehyung; eso también quedaba corto para él. La mayoría del tiempo era un pollito o un león cuando se soltaba el cabello. Era tan adorable y a la vez tan...

Hoseok se sonrojó, pero no supo si fue por el Soju o por pensar que Taehyung era el hombre más caliente que había conocido en su vida. Sólo mirar su perfecto rostro simétrico y sus ojos misteriosos y brillantes, hacían que su cuerpo perdiera el control queriendo dominar y descubrir todas esas cosas que le hacían ser. Queriendo sumergirlo entre sus brazos y no querer dejarlo ir. Lo deseaba tanto y a la vez estaba tan consciente de que nunca pasaría nada por tantas razones que era mejor estar alejado, a una distancia prudente donde no pudiera echarlo a perder todo. Y había bastado sólo un beso, una ínfima caricia para descubrirlo.

Pero Taehyung siempre parecía acercarse cada vez más, llegando a él con una mirada ingenua sin necesidad de tocarle y entonces se sentía como un total perdedor.

En ese momento lo comprendía, usualmente se enojaba porque Taehyung era desesperante con sus bromas e insistencias, pero más le desesperaba el deseo que sentía por él. El escultor había llegado a su vida derrumbando la puerta, rompiendo todo y creando tantas cosas nuevas que Hoseok simplemente no sabía como reaccionar. No sabía qué hacer. Tal cuál en ese instante.

- Taehyung-ah~,¿Quieres que te ayu...?

- No, hyung -interrumpió Taehyung, poniendo los ojos en blanco al darse la vuelta y mirar con un puchero a Hoseok-, por décima vez, puedo hacerlo solo -luego frunciendo el ceño, alzo el mentón con orgullo-. ¿Qué no confías en mis capacidades?

Hoseok le dedicó una sonrisa torcida, señalando con el dedo índice su propio cabello.

- Tienes un fideo en el cabello -notó reprimiendo una sonrisa.

- ¿En serio? -sorprendido, Taehyung se sacó los guantes de latex que estaba ocupando y se tocó el cabello, agarrando un pequeño fideo blanco-. Oh, demonios, ¿Cómo llegó allí? 

Hoseok trato de no reírse y en cambio, con tono divertido pero mirada ceñuda, dijo:

- No te lo comas, está sucio.

- ¡Oye, mi cabello está muy limpio! -exclamó ofendido, sus mejillas poniéndose rojas adorablemente a los ojos de Hoseok. Era tan divertido molestar a Taehyung-. Y no me lo iba a comer.

- Sí te lo ibas a comer, lo veo en tus ojos -se burló-. Estás hambriento, deseas ese fideo, a mí no mientas.

Taehyung hizo otra mueca, evitando reírse y botó el fideo en la papelera que estaba a un lado del mueble. Traía puesto el mismo delantal de pollitos, su cabello sujetado con una coleta y un sujetador para su flequillo. Vestía una camiseta negra bastante delgada y unos pantalones grises holgados. Casi parecía un pijama, pero Hoseok conocía el que tenía de corazones.

- Como te decía, confía en mis habilidades culinarias, Hobi hyung -sonrió Taehyung, volviendo a ponerse los guantes y empezar a cortar los rábanos encima de la tabla con cuidado-. Sólo me falta práctica.

- Ah, de verdad -gimió Hoseok con impaciencia-, ¿Por qué estás haciendo jajangmyeon?, ¿Ya te estás resignando a vivir una vida junto a nuestra fiel amiga soledad?

- ¿Tú no? -enarcó una ceja, sólo para molestar a Hoseok. El jajangmyeon era un platillo famoso por comerse en el Día Negro, un día sólo para la gente soltera que no recibió ningún regalo en San Valentin o el Día Blanco. Hoseok hasta entonces se había acostumbrado a comer jajangmyeon con Namjoon y, por ese año, con Mel-. Yo simplemente tengo ganas de comer jajangmyeon un día que no sea el catorce de abril. En un día genial como hoy en el que estamos vivos y con salud.

- Claro, como un triste, desdichado y solitario chico soltero con su otro amigo soltero -esbozó irónico.

Taehyung sonrió con suficiencia, señalándole con el cuchillo de forma despreocupada. Hoseok tuvo el verdadero impulso de ir a quitárselo y hacer todo por él, pero sabía que se enojaría si lo hacía. Aunque no era tan torpe como Namjoon, así que le tenía esperanzas, que se acababan cada vez que movía el cuchillo como si no pudiera cortarse un dedo.

- Dicen que tienes que amar el jajangmyeon para tener suerte en el amor, hyung.

- Yo estoy seguro que sólo estás haciendo jajangmyeon porque fue la receta más fácil que encontraste en internet -rebatió Hoseok, burlón.

- ¡Eso no es verdad! -exclamó Taehyung, sabiendo que había dado en el blanco. Era tan obvio para él-. Estaba en el top diez de recetas fáciles. El jajangmyeon era la tercera.

- ¿Cuál era la primera?

- Ramen -volvió a reír sin poder contenerse, después de una pausa.

- Eres imposible, Taehyung... -se carcajeó Hoseok, tapándose el rostro con el dorso de la mano. Hubieran seguido riéndose, sino fuera por un zumbido y el tono de mensaje del celular de Taehyung, que estaba a un lado de la tostadora bajo la alacena. Hoseok vio como el escultor desbloqueaba su celular, leyendo el mensaje que le había llegado y sabía que no podía significar nada bueno al ver su cara de preocupación borrando toda sonrisa-. Taehyung, ¿Pasa algo?

Taehyung se mordió el labio inferior, apretando el celular contra sus dedos y volviendo a dejarlo en el mismo lugar, con la mirada gacha y fija en el suelo.

- Es un mensaje de Nam hyung -musitó con tono seco, en ese momento alzando el rostro y dirigiéndole una mirada preocupada. Hoseok se sintió congelar en su sitio cuando se dio cuenta lo que podría ser-. Dice que hoy estabas mal por las pastillas que estás tomando y me pide que ya no te de más... ¿Es verdad?, ¿Por eso aceptaste a que te lleváramos? Sabía que algo te sucedía, ¡Sabía que-!

- Taehyung, espera -interrumpió Hoseok parándose de la silla y yendo hacia él, que parecía a punto de perder los nervios-. Déjame... déjame hablar, ¿Sí? -Hoseok se detuvo frente a él, de brazos cruzados, porque tenía tantas ganas de dirigir sus manos al rostro de Taehyung y alizar esa arruga en su frente y su puchero lastimero-. Es... mira, no es fácil depender de medicamentos, lo que paso esta mañana... sólo fue un efecto secundario porque fui un estúpido en aumentar un poco la dosis -dijo con desinterés, sólo logrando que Taehyung lo mirara horrorizado y él estuviera a punto de exasperarse por eso-. Pero ahora estoy muy bien, aprendí la lección, no lo haré más, además, ¿Me ves mal? -Taehyung asintió, logrando que Hoseok soltara una risa divertida aunque no tenía nada de divertido-. No, en serio, estoy perfecto, puedo bailar para ti incluso si lo quieres. 

- No voy a darte más pastillas, hyung -declaró Taehyung con seguridad, volviendo a la cocina mientras prendía el fogón con la sartén llena de salsa de frijol negro-. Lo siento mucho por ti. Voy a botar esas pastillas.

- Por favor, Taehyung -suplicó Hoseok contra sus manos, casi con tormento-, puedo bailar hasta el baby shark si quieres.

- Oh, eso suena tentador, pero no.

- Escúchame -musitó con desespero, haciendo que Taehyung volviera a girarse hacia él-, no puedo estar sin los medicamentos, si los dejo de consumir de repente me dará síndrome de abstinencia y desearé estar muerto.

Taehyung abrió los ojos horrorizado por aquellas palabras, moviendo sus brazos exageradamente como forma de reclamo haciendo que Hoseok retrocediera por la sorpresa.

- ¡Yah, estúpido Jung Hoseok, no digas eso! -exclamó furioso-, ¡Cómo se te ocurre decir esas co- Ah! -se interrumpió así mismo, justo después de que su mano chocara contra el mango de la sartén y al darse la vuelta para agarrarlo, todo el contenido de la salsa de frijol negro le cayera encima, casi cubriéndole por completo y salpicándole por todas partes-, ¡Mierda!

Hoseok maldijo también, más pendiente de apartar la ropa manchada de la piel de Taehyung, porque creía que estaba caliente, pero al tocarla se dio cuenta que seguía tibia. 

- ¿Estás bien? -preguntó Hoseok, preocupado mientras ayudaba a Taehyung a sacarse la camiseta, tratando de no mirar. De no tocar. De hacer como si no le provocase nada, aunque maldita sea, la salsa incluso había logrado traspasar la tela de la delgada camiseta, manchando la piel tersa del escultor-. Mierda, que suerte que estuviera tibio.

- Sí -gimoteó Taehyung con aflicción-, pero mira mi salsa de frijol negro. La desperdicié. 

Hoseok resopló, pensando que eso era lo mínimo en que debería preocuparse. Tenían más salsa que podrían hacer, así que yendo por el trapeador que estaba en una esquina, Hoseok empezó a trapear el suelo cubierto de salsa.

- Ve a darte un baño -demandó, mirándolo de reojo-, te ensuciaste hasta los pantalones.

- Pero la comida... -gimió Taehyung con disgusto, mirando desde su ropa hasta la ahora vacía sartén sobre el fogón.

- Yo terminaré de cocinar para que podamos comer, otro día podrás demostrarme tus habilidades culinarias. 

- Pero yo quería hacerlo para ti -respondió Taehyung apenado, sus cejas juntándose y sus ojos brillantes como los de un cachorro triste. Hoseok se lo quedo mirando fijamente, su corazón palpitando en la vena de su cuello y sus manos moviéndose en un temblor sutil. Lo miró el tiempo suficiente para ver como Taehyung suspiraba, dándose por vencido y caminando hacia el baño-. Está bien, voy a bañarme.

Siguiendo el camino invisible de tristeza del escultor, Hoseok trató de concentrarse en terminar de limpiar todo rápidamente mientras se bañaba. Terminó de trapear y empezó a calentar la salsa que quedaba en otro recipiente, los fideos ya terminamos y los vegetales tanto como la panceta de cerdo hechas para juntar en el sartén. 

No le tomó mucho tiempo dejar todo listo y para cuando ya tenía los platos y los cubiertos en la mesa, Hoseok tomó la botella de Soju entre sus dedos y le dio otro pequeño sorbo, arrastrando los pies a la habitación de Taehyung, mirando el desorden de sus sábanas y el mar de hojas encima de su escritorio donde estaba planificando la exposición a fin de mes. Sólo quedaban dos semanas y algunos días. Después de eso, Hoseok no tendría ninguna buena excusa para ir verle.

Sintiéndose deprimido, como una ola que viene de repente, se sentó en el mismo sillón individual donde vio a Taehyung amanecer hace semanas y semanas atrás. Parecía como si hubieran pasado milenios hasta llegar a ese momento.

Desde donde estaba sentado, en ese cómodo sillón, podía ver las luces de la ciudad a través del ventanal alumbrándolo todo. 


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