The Same Heartbreaker (2) ✔️

By isnotcandy

2.4M 184K 119K

Segundo libro de la Trilogía Heartbreakers. Es necesario leer el primer libro para entender este. Cuidado co... More

Prefacio.
Prólogo.
1. Quinn.
2. Liam
3. Quinn.
4. Liam.
5. Quinn
6. Liam.
7. Quinn
8. Liam.
9. Quinn.
10. Liam
12. Liam
13. Quinn
14. Quinn.
15. Liam.
16. Quinn.
17. Liam
18. Quinn
19. Liam
20. Liam
21. Quinn.
22. Quinn
23. Quinn
24. Liam.
25. Quinn
26. Quinn.
27. Liam.
28. Quinn
29. Liam
30. Quinn.
31. Quinn
32. Liam.
33. Liam
34. Quinn.
35. Quinn
36. Liam.
37. Quinn.
38. Quinn.
39. Liam.
40. Quinn.
41. Liam.
42. Quinn
43. Quinn
44. Liam.
45. Quinn
46. Liam.
47. Quinn.
48. Quinn
49. Quinn.
The Last Heartbreaker (3)

11. Quinn

44.3K 3.8K 3.5K
By isnotcandy

Capítulo editado.

11 | QUINN


Hoy es el gran día.

Quiero desaparecer ya.

—¡Quinn! —chilla mamá al abrir la puerta de mi habitación. Se estrella contra la pared y mamá tiene que sostenerla para que no vuelva a cerrarse contra su cara. Cuanta delicadeza.

—¿Mhm? —inquiero desinteresada desde mi cama, en donde las sábanas y yo habíamos hecho un pacto para permanecer unidas para toda la vida.

Giro mi cabeza apenas para mirar a Natalie. Su rostro está cubierto en una mascarilla que huele a menta y lo detecto aún a varios metros de distancia. Tiene una de seda negra puesta y su cabello recogido en un moño desarreglado.

No la veo tan normal hace meses.

—¡Arriba, tenemos cita con el estilista! —exclama ella a punto de perder toda la paciencia.

—¿No es que él tiene que venir? —le pregunto.

No es sorpresa de que mamá tenga su estilista de confianza que viene a casa casi tres veces por semana semana. A veces más. En esta ocasión, va a traer todo su equipo para que se encarguen de todos los detalles. Maquillaje, cabello, vestidos, lo que se te ocurra.

—Llega en cinco minutos. En tres te quiero en la cocina —sentencia con una mirada que podría matar. Gira sobre sus talones y vuelve a estrellar la puerta. Cierro mis ojos.

Me escondo bajo las sábanas y suelto un gran suspiro.

«Hoy es el gran día» es lo único que se repite en mi cabeza como una canción mala que se te pega sin querer.

Me siento tan nerviosa que fácilmente podría ser mi boda.

No estoy lista para volver a enfrentarlos. Especialmente, no estoy lista para enfrentar a Liam.

Hoy solo será un recordatorio de todo lo que perdí. Y no estoy lista para eso.

El nudo en mi estómago solo se aprieta más. No he comido nada desde ayer a la mañana. Nunca pasé tanto tiempo sin comer, pero mental y físicamente no puedo. Siento que comeré una miga de pan y lo vomitaré todo.

Me levanto de la cama, sintiéndome levemente mareada. Aprieto mis ojos con fuerzas para que todo deje de girar. Tengo que comer algo, o voy a desmayarme.

Observo el reloj en mi mesita de luz. Son las diez de la mañana. La boda es cerca de la tarde y las celebraciones tienen planes de durar toda la noche.

En mi pijama, salgo de mi habitación. Natalie no bromea con sus amenazas.

En el camino hacia las escaleras, inevitablemente paso por la habitación de Zack. La música está al máximo allí dentro, parece un maldito antro. Nadie nunca le reclama. La habitación de mamá y Matthew está demasiado lejos para oír y no es como si Lily fuera capaz de decirle algo.

En ese instante, la puerta se abre. Zack sale de ella tarareando una canción que nunca antes he oído en mi vida. Por suerte no tenemos el mismo gusto musical porque el suyo apesta.

—Vístete, ¿quieres? —espeto con una mueca.

Lleva unos shorts de deporte negros y nada más. El desgraciado es atractivo y lo sabe.

—Es mi casa, así que no —responde.  Apaga la música desde su celular, cierra la puerta tras él y decide que es buena idea caminar junto a mi para ir a la cocina.

—Seremos hermanastros oficialmente, ¿qué opinas? —suelta en un tono burlón.

—No quieres saber qué opino —respondo sin mirarlo mientras bajamos las escaleras.

Como una garrapata, o una enfermedad infecciosa, Zack me sigue. Voltea a mirarme unos instantes, deteniéndose en mis piernas y luego subiendo hasta mi cuello.

—Oye, ¿estás comiendo? Luces pálida y muy delgada —suelta de repente tras unos momentos de silencio. Su tono de voz es incómodo y cauteloso. Sabe que no tenemos la confianza suficiente para que pregunte eso.

—Sí —miento. Por alguna extraña razón, no quiero que se preocupe. Aunque, ¿de verdad se preocupa? Ya no sé qué esperar de Zack estos días. Un día es amable conmigo, otro me odia, el otro se burla de mí. Sigo intentando descifrar la situación—. Y si no lo hago, no es tu maldito problema —continuo.

Acelero el paso para perderlo. Me pregunto por qué demonios está casa es tan enorme. Caminar me cansa. ¿Cuál es la necesidad? Necesito un carrito de golf para llegar a todos lados.

Cuando llego a la cocina, Matthew y mamá están desayunando.

—¿Y Mario? —inquiero desconcertada. Mario es el estilista de mamá—. Pensé que eran cinco minutos.

—Está demorado —explica Matthew. Coloca su mano encima de la de mi madre y la presiona levemente, como si quisiera demostrarle su apoyo, porque Natalie está al borde de un colapso nervioso. Cierra sus ojos con fuerzas y respira profundamente.

Zack llega, saluda a todos y se sienta a desayunar. Matthew lo reprime sobre no tener una camiseta puesta, lo cual él ignora y se sienta a desayunar. Observo la mesa. No hay chance de que me siente a compartir un desayuno con esa familia disfuncional. No tengo la energía para soportar esto. No hoy.

—Iré a dormir, entonces. Me avisan cuando Mario llegue —chasqueo mi lengua con aburrimiento. Me balanceo sobre mis pies y giro para irme.

—No te vas a ningún lado —sentencia Zack de repente, quitando su atención de su teléfono—. Te sientas a desayunar.

Sí, seguro.

—Me avisan, por favor —vuelvo a repetir y me apresuro a llegar a mi habitación, solo que esta vez, me desoriento por unos momentos al estar arriba y tengo que sostenerme de la balaustrada para no caerme.

Tomo una profunda respiración, intentando recuperarme y vuelvo a mi habitación.

***

A eso de las cuatro de la tarde, ya estoy maquillada y vestida. Mario se encargó de hacer como si mis ojeras nunca hubiesen estado ahí. Ahora no solo luzco como una modelo, sino que una saludable.

El vestido es una de las pocas buenas de la situación. Cinco sesiones con la diseñadora y dos pruebas después, llegamos a este resultado.

Es completamente negro, con un corte que deja mis hombros al descubierto. Tiene mangas de encaje con brillos, entre los diseños se puede ver el color de mi piel. Es largo, ajustado en la cintura y el resto del cuerpo. Tengo que usar unos tacones súper altos que ni siquiera se ven, pero la diseñadora insistió que siendo alta iba a lucir mucho mejor.

Mi cabello está recogido en una coleta y se encuentra completamente lacio. Fue decisión de la diseñadora ya que se tienen que apreciar mis hombros.

El maquillaje es impresionante. No sé ni por donde empezar pero puedo terminar con que mis labios están pintados de un color matte parecido al de mis labios. Hubiese preferido rojo, pero no era mi decisión.

En conclusión, lo único que pude elegir fue el color del vestido. Y eso ya fue mucho para Natalie.

Las amigas de Natalie también están listas. Sorpresa, sorpresa, harán de damas de honor por segunda vez.  Las cuatro llevan vestidos rojo oscuro a juego. Son lindos, solo que nada a comparación del vestido de Natalie. Juro que con todo ese blanco que luce tan delicado en ella, pasó de ser la reina malvada a la princesa del cuento.

—¿Ya están todas? —pregunta la organizadora de la boda. Sigo olvidándome su nombre.

—Sí, Victoria. Deberíamos ir yendo —sentencia una de las amigas de Natalie. Deja su mimosa en la primera mesa que encuentra y acomoda su cabello. El resto se apresura a imitarla.

Estamos por salir de la casa para dirigirnos a la estancia en donde Natalie y Matthew decidieron casarse, cuando Natalie me toma de la mano. Mi cuerpo entero se estremece.

—¿Te sientes bien? —inquiere escudriñando cada sector de mi rostro—. Luces cansada.

—¿Desde cuándo te interesa mi bienestar? —resoplo. Nunca entenderé cómo funcionan los sentimientos de Natalie que en unas cuantas horas será Gallagher.

—Desde siempre —murmura en lo que parece una confesión. Acaricia mi mejilla con sus dedos y por primera vez en mucho tiempo, no se siente como un simple toque. Se siente diferente, como si viniese con verdaderas intenciones.

De repente, esto me resulta abrumador. Natalie nunca da estas muestras de afecto y mucho menos a mi. En el caso de los gemelos, quizás un poco más. ¿Pero yo? Nunca. Aclaro mi garganta, bajo la cabeza haciendo que aleje su mano de mi y me camino hacia afuera, en donde ya todos nos están esperando para llevarnos.

Me subo a uno de los autos. Supe elegir bien porque Carlos está manejando este. Me saluda con un asentimiento con la cabeza a través del espejo retrovisor y le respondo con una débil sonrisa. No me sorprende tanto que mamá decida ir en otro auto, junto a sus damas de honor. Me toca compartir el asiento trasero sola, mientras que la planificadora se sienta adelante y le pide a Carlos que suba la ventana que separa el sector de atrás con el del frente.

Abro mis ojos grandes, no quiero separaciones. Me gusta hablar con Carlos, pero no hay nada que se pueda hacer cuando la ventanilla ya está subiéndose y estoy sola atrás. Suspiro pesado.

Es una hora de viaje y ahora estoy sola con mis pensamientos. El nudo que esta mañana estaba en mi estomago, ahora está en mi garganta y amenazaría con vomitar si no fuera porque no tengo nada de comida dentro.

Lo bueno de esta situación es que veré a Seth y a mis hermanos.

Cierro mis ojos por unos segundos y termino durmiéndome.

***

—Señorita Meyer, ya tiene que bajar —me avisa Victoria, la planificadora al chasquear sus dedos en frente de mi rostro. Recordé su nombre, punto para mi.

Parpadeo hasta concentrarme en dónde estoy. La boda, cierto.

—Mhm, no —murmuro. Observo el panorama con mis ojos bien abiertos y alerta. Victoria está parada afuera, con la puerta abierta y yo estoy intentando esconderme. El cielo está claro pero hay viento. Quizás traiga nubes pesadas y llueva la tormenta del siglo, así manden a todos en un submarino a donde pertenecen.

El lugar es amplio y precioso. Será una boda al aire libre y una fiesta en una carpa enorme. Sin dudas me gustaría casarme en un lugar así pero al paso que voy, me casaré con mi cama.

Victoria me envía la última mirada de advertencia y se gira sobre sus talones para irse. Pronto me doy cuenta de que Carlos no está en el auto y me encuentro sola.

Me obligo a respirar profundo y salir del maldito auto. Es una noche nada más, no puede pasar mucho. ¿Verdad?

A lo lejos, veo que hay un servicio de valet en la entrada y la fila de autos sigue creciendo. Nunca le pregunté a Natalie la cantidad de invitados, pero es posible que sea más de 300.

Camino junto a Victoria, quien no deja de repetirme que debo apurarme. Le obedezco sin chistar porque es intimidante. Me hace ir por una entrada en un costado, no por donde todos entran. Punto para mi. Atravieso un salón de recepción que tiene un precioso techo de cristales. Es abierto y desemboca directo a la zona lleno de sillas perfectamente decoradas y un hermoso arco de rosas en donde en poco tiempo, Natalie y Matthew se casarán.

Victoria me lleva a una habitación cerca de la recepción en donde está Natalie y sus damas de honor. Al entrar, el olor a rosas, champagne y cigarrillos me golpea de frente. Arrugo mi nariz.

—Abran las ventanas —les digo, interrumpiendo las risas.

—Las ventanas están bien, cariño —me responde una de las amigas de Natalie y hace un gesto con su mano para quitarle importancia.

Victoria está hablando por teléfono y la conversación comienza a ponerse agitada porque solo oigo gritos hasta que se va de la habitación para más privacidad.

—Victoria es intensa —otra de las amigas habla y larga una carcajada. Sostiene una copa de champagne, las cuales seguro estuvieron esperandolas cuando llegaron. Dudo que haya una de las damas de honor de mamá que no esté borracha o en buen camino a estarlo.

Esbozo una sonrisa sin enseñar mis dientes para demostrarle que tan poco me interesa.

—Chicas, ¿podrían dejarme unos minutos a solas con Quinn? —habla Natalie tras aclarar su garganta.

—Por supuesto —responde una de ellas, la más sobria de todas. Se levanta del diván y hace que sus otras dos amigas la sigan.

Cuando estoy en la habitación a solas con Natalie, nos sumimos en un silencio que podría ser letal. Muerdo el lado inferior de mi mejilla con nerviosismo, ¿esta es la parte en la que saca una navaja y me asesina?

—Acércate —me pide. Creo que sí, esta es la parte.

Le hago caso, acercándome a pasos tentativos. Mamá pone sus manos sobre mis hombros, tocando mis brazos y sonríe.

—Estás preciosa —me dice al esbozar una sonrisa sincera. Siento mi corazón estrujarse. Es una de las primeras veces que me dice esto.

—Gracias, la diseñadora supo hacer un buen trabajo —respondo bajando la mirada, para evitar lo mucho que afecta.

—No me refiero al vestido —habla. Noto que su tono de voz es cauteloso, como si supiera que hablar conmigo es como caminar sobre hielo. Basta un mal paso para arruinarlo todo—. Hablo de ti en general. Eres preciosa, Quinn. Por dentro y por fuera. Lo siento si no lo dije antes. Es... Muchas veces no lo noto.

¿Muchas veces no lo noto?

Por lo menos es honesta.

—Mamá... ¿A qué viene todo esto? —me atrevo a preguntar tras sacudir levemente la cabeza.

—Toda esta situación está haciendo que replantee muchas cosas —confesó mirándome a los ojos—. Fui terrible contigo, Quinn. Tuve que haber sido más comprensiva pero... Hay cosas que simplemente no entenderías y espero que nunca tengas que entender —suelta un suspiro—. Criarte fue todo un reto, créeme. Me di cuenta cuando regresaste de San Francisco para quedarte conmigo que no te conocía. ¿Cuáles son tus sueños, tus ambiciones, a qué le tienes miedo, sobre qué fantaseas antes de ir a dormir, qué te gustaría estudiar? Me deja completamente descolocada no saber nada de eso... Es cuando entiendo que todo fue mi culpa.

Mi labio inferior empezó a temblar hace tiempo. Mis ojos pican, señal de que las lágrimas están por llegar.

—Mamá yo... —murmuro al ver que espera una respuesta de mi parte pero honestamente, no sé qué decir. Me quedo en silencio.

—No hace falta que respondas algo ahora. Sé que nuestra relación es difícil, y espero que algún día puedas entender las razones detrás de todo lo que hice —me dice en calma aunque todavía puedo sentirla un poco nerviosa.

Parpadeo confundida. Natalie aprieta mis hombros y se aleja de mi. Busca algo en el bolso que trajo. Revuelve hasta dar una pequeña caja. La abre y saca de ella una cadenita de oro y su dije. Parpadeo con sorpresa al reconocerlo. Es la cadena que adorna el cuello de mamá desde que tengo uso de razón. ¿En qué momento dejó de usarlo? Casi lo olvido.

—Tu padre me la regaló el día de nuestro primer aniversario —me cuenta ella admirándola con nostalgia. Es un círculo con un cristal brillante—. Me pareció correcto que ahora lo tengas tú.

Parpadeo para ahuyentar las lágrimas.

Natalie se acerca y pronto mi cuello deja de estar vacío. A la mierda con lo que diga la diseñadora sobre nada en mi cuello, esto es importante.

El dije descansa sobre mi pecho. Lo encierro con mis manos, sabiendo que acaba de convertirse en una de mis posesiones más preciadas.

—Gracias —murmuro.

Mi padre está viviendo a kilómetros de distancia. Si bien pasé un año entero sin él cerca, esta vez es diferente. Se siente diferente porque sé que está solo, todavía herido por lo qué pasó con mamá mientras ella siguió adelante sin complicaciones.

Extraño tenerlo cerca.

Me hace pensar en todos los años que estuvimos viviendo bajo el mismo techo y lo di por sentado, sin imaginarme que eso cambiaría tan de repente.

***

El momento está encima de mi.

Ya es hora de abandonar la habitación en donde las damas de honor, Natalie y yo nos la pasamos charlando. Resulta que estas señoras del club son agradables cuando están borrachas.

Sabía que era tiempo prestado, y que eventualmente todo iba a tener que terminar. O mejor dicho, empezar. Victoria llegó, diciendo que ya es momento. Una de las amigas de mamá soltó un chillido de emoción y eso fue lo que las puso a todas en marcha.

Mis nervios se dispararon automáticamente. Todos ya deben estar sentados, esperando a que Matthew se ponga en posición y mamá entre. Puedo sentir las palmas de mis manos cosquillear

Victoria me dice que me adelante y encuentre mi lugar, puesto a que yo no soy parte de la entrada. Ya debería haber estado con el resto de los invitados.

Paso la recepción donde todavía hay invitados, esos que están llegando tarde. Con la cabeza gacha, camino por donde dentro de unos minutos, Natalie tendría que estar caminando.

Están aquí. Puedo sentirlo en el aire. Miami está aquí.

Varias miradas caen en mi, eso también puedo sentirlo en mi espalda pero yo solo observo el suelo cubierto por una pasarela roja y pétalos blancos como si fuera lo más interesante que vi en mi vida. Es muy inmaduro, pero en mi mente, si lo prolongo lo más posible, más corto será. Aunque posponer el momento de la catástrofe no va a evitarla.

Atisbo a Zack con la mirada sentado en la primera fila y por primera vez en años, me siento aliviada de verlo.

—Te ves bien, Meyer —me dice él. Pongo mis ojos en blanco. También se ve bien en ese traje pero no voy a aumentar su ego.

Saludo con un abrazo a mis hermanos, quienes están en primera fila al igual que Zack y yo. Al tenerlos cerca, siento que puedo respirar un poquito mejor.

Me toca sentarme entre Zack y Rick. Al lado de Zack, está Adde. Ni siquiera me molesté en mirarla. No tengo problemas con ser educada, pero si ella se va a comportar como una perra conmigo, paso.

—¿Has comido algo? —me pregunta Zack en voz baja al inclinarse.

—Sí —miento.

Olvidé comer, otra vez. Bravo, Quinn.

Pronto la banda comienza a tocar, Matthew se ajusta el traje y todos se voltean para ver a la novia entrar. En eso, aprovecho para ver las espaldas de esa gente a la que estaba evitando.

Noto a Tyler, Nick y Aggie en unas de las filas del final. Mi corazón comienza a latir con fuerzas, eso significa que Liam estará cerca pero... no. No está con ellos.

Estoy aliviada y al mismo tiempo decepcionada, cosa que odio. Estuve llorando por este día hace días, ¿y ahora estoy decepcionada de no verlo?

Atisbo con la mirada a la cabellera rubia de Scott y a su lado, Marine. No llego a reconocer a nadie más... Hasta que veo a Seth porque es uno de los únicos que no volteo para ver a Natalie. Nuestras miradas se encuentran y me sonríe. Casi salto de la emoción. Debo contenerme para no correr a abrazarlo. Lo saludo con la mano y vuelvo mis ojos al frente.

Natalie se toma su tiempo para llegar, probablemente para que todos admiren su vestido Vera Wang.

Matthew le sonríe con tanto amor que tiemblo. Es real, tonto pero real. Nunca indagué en la historia de amor de Matthew Gallagher y mi madre, pero sé que no es de poco tiempo por la forma en la que se miran. Es difícil olvidar de que esto nació porque mamá le fue infiel a papá.

La ceremonia comienza y no le quito los ojos a Natalie ni por un segundo. Luce feliz. Bien por ella, supongo. Una eternidad después, los declaran marido y mujer, se besan y todo el mundo estalla en aplausos. Yo incluida.

Pasa un largo rato hasta que la pareja sale, todo el mundo tirando pétalos blancos al aire.

Lentamente, todos se mudan al salón del otro lado, donde será la cena y la fiesta.

Me quedo con mis hermanos detrás de todos y es cuando Seth llega.

—¡Lagarto! —exclama él con la misma energía de siempre.

—¡Seth! —chillo y salto a sus brazos. Abrazarlo se siente como estar en casa, por más cursi y raro que suene. Su colonia es la misma y por unos instantes, me permito creer que nada cambió y que sigo en Miami con Rick y Seth.

—Oh, te extrañé —murmura sin dejarme ir. Han pasado cuatro meses desde la última vez que nos vimos.

—Yo también —respondo.

Nate y Rick nos apresuran, diciéndonos que ya todos se estaban yendo cuando en realidad sé que están celosos de que haya saludado de esta manera a Seth y a ellos no.

Les saco la lengua y seguimos a todos hacia afuera. Zack y Adde no dijeron nada en ningún momento, porque dentro de su cabeza sabe que si lo hace, Seth va a romperle la cara. Sé que tiene ganas de hacerlo hace mucho.

Una vez afuera, me río de una estupidez que dijo Seth. En lo que volteo mi cabeza, mis ojos se encuentran con Scarlett. No pensé que vendría, no después de todo.

Me mira fijo y como lo pronosticaba, furiosa. No viste ropa de fiesta, sino que unos simples jeans y una blusa. Sé que no va a quedarse mucho.

Todos continúan caminando, menos yo que me freno, sabiendo exactamente qué me espera. Seth que decide quedarse conmigo. Quiero pedirle que se vaya, pero las palabras no salen de mi boca. Mi atención está puesta únicamente en Scarlett, que se acerca a mí a grandes pasos.

—¡Eres una zorra! —exclama captando la curiosidad de muchos. Eleva su mano y se viene lo que también pronosticaba, una cachetada aterriza en mi mejilla. El ardor tarda solo instantes en llegar—. ¿¡Cómo pudiste?! ¡Era mi novio, Quinn!

Muerdo mi labio para no llorar.

—Scarlett, yo...—murmuro sin poder pasar el nudo en mi garganta y hablarle. No sé qué decir, no sé siquiera con qué empezar.

Lo de Jayden y yo fue fugaz. La semana pasada, esa noche en la fiesta. Ambos estábamos borrachos y no pensé. No pensé... Soy una persona terrible. Solo recuerdo detalles de esa noche.

—Lo siento, Scarlett. Fue tonto. No tuvo importancia, estaba borracha... Lo siento, Lo siento tanto —suelto en un intento por explicar que tan poco me había importado acostarme con Jayden y lo mal que me sentí apenas terminó.

—No tuvo importancia para ti, Quinn. Para mi lo fue todo —termina ella con lágrimas en sus ojos. Gira y se aleja de mí. La miro irse, sabiendo que acabo de arruinar de nuevo a alguien que significa mucho en mi vida.

Respiro pesado. Quiero correr detrás de ella y explicárselo todo pero ¿qué demonios hay para explicar? Me dejé llevar por Jayden, nos acostamos y decidimos no contarle a nadie.

Fui tan estúpida, soy una estúpida. No me merezco a Scarlett, no me merezco a nadie.

Los nervios de hoy no fueron tan solo por la boda, pero porque sabía que Scarlett estaba invitada y que tendría que enfrentarla.

Acabo de perderla y esta vez, sé que es para siempre. Porque no es una simple pelea, no es un simple "robe a tu chico". Es despreciar nuestra amistad, ese pacto de sernos fieles, fue jugar con sus inseguridades al acostarme con él.

Las lágrimas cubren mis ojos. Seth no entiende nada, o quizás sí, es muy fácil esperar y asumir cosas sobre mi. Simplemente pone sus manos en mis hombros.

Pero no puedo estar aquí. No puedo mirar a los ojos a Seth y explicarle qué pasó, me inunda la vergüenza. Fue tonto, lo que hice fue tan tonto e inmaduro. Me odio, me odio, me odio.

Suelto un sollozo y me echo a correr, los zapatos de tacón terminan por salirse apenas comienzo a mover mis piernas. Seth me grita algo pero no logro oírlo, esta vez soy más rápida que él.

Llego al estacionamiento y atisbo con la mirada a Carlos fumando un cigarrillo mientras lee el periódico estando apoyado en el capó de su auto. Apenas me ve, abre sus ojos como platos y deja caer su cigarrillo al césped.

—¿Podrías... llevarme, por favor? —le pregunto con la voz temblando.

Asiente rápidamente y se apresura en entrar al auto y ponerlo en marcha. Estoy por subir también cuando Seth intenta detenerme.

—Quinn, no te vayas —me pide él.

—Lo siento, Seth pero no puedo. No puedo hacer esto, no ahora —respondo al borde del colapso mental.

Lo que acaba de pasar fue detonante.

—Entonces deja que vaya contigo.

Inmediatamente niego. No puedo dejar que me mire así, sabiendo lo que hice.

—Por favor no. Voy a volver, solo necesito unas horas —murmuro y volteo para mirarlo. Su rostro me hace saber que está preocupado de verdad por mi. ¿Pero cómo alguien podría preocuparse por mi cuando hago lo que hago?

—Tus hermanos van a matarme —masculla apretando su mandíbula—. Está bien, te cubriré hasta que vuelvas. Cuídate.

Sonrío débilmente en un intento forzado para que se quede tranquilo.

Entro al auto y cierro la puerta. Cuando Carlos me pregunta a donde vamos, solo le pido que conduzca. En poco tiempo, me encuentro lejos de todo.

—Carlos, tengo hambre —confieso cuando lleva tiempo conduciendo y ya he podido estabilizar mi respiración—. ¿Puedes llevarme a ese lugar de waffles en el centro?

—Por supuesto, querida —responde.

Le doy las gracias y apoyo mi cabeza en el respaldo. Cierro mis ojos con fuerzas y es cuando recuerdo que dejé mi celular el mi bolso y ese bolso está en la habitación en donde Natalie, las damas de honor y yo estábamos.

Quizás sea para lo mejor.

Una hora y quince minutos es lo que nos demoramos en llegar. En todo el trayecto, Carlos no me hizo ninguna pregunta sobre lo qué pasó y yo no dije nada al respecto.

Lo invito a entrar conmigo a comer, porque siento que necesito compañía de alguien que sepa poco y nada sobre mí, pero él niega diciendo que va a aprovechar para hacer algunos mandados en la ciudad.

—Carlos, después vuelve a la fiesta si es que tienes. Encontraré como volver —le digo al bajarme.

—¿Segura? —me pregunta.

—Sí, no te hagas problema por mi. Gracias por haberme traído.

Cierro la puerta y él asiente. Pronto se va, dejándome sola en frente a este bar que no luce muy lindo, pero descubrí hace años que tiene muy buenos waffles.

Estoy descalza, por lo que tengo que fijarme bien por donde piso y alzar mi vestido para no arrastrarlo. Entro al bar y pronto noto el olor a café. El lugar tiene luces tenues, muy pocas ventanas y luce un poco aterrador. Por lo menos tiene buenos precios.

Y es cuando recuerdo que vine sin dinero... Sin nada, para ser más exactos. Ni zapatos.

No dejo de triunfar en la vida.

Decido volver afuera e intentar ver si Carlos no se ha alejado cuando sucede.

Sucede como si nada, como si fuera poca cosa, pero para mi es enorme. Mis ojos encuentran los suyos o los suyos encuentran los míos, no lo sé porque honestamente qué importa en este momento.

Está frente a mi. Es real, carne y hueso.

Siento como si mi corazón se detuviera y todo lo que existe a mi alrededor desaparece. Entonces, lo único que importa es Liam. Es verlo después de meses y que él me mire.

Liam Hamilton está enfrente de mi.








***

Nota:

Capitulo largo, 😌😏😏🌴🌴🌴❤️💣💣❤️❤️

Gracias por leer, y dejen su voto! Es muy importante❤️ espero que les haya gustado el capítulo, claramente todo se fue a la mierda y todavía queda lo peor.

PREGUNTASS:

Esperaban lo de Jayden? 🤔 Creen que Quinn es mala persona?

Como creen que va a reaccionar Liam en el próximo capítulo?

Creen que Natalie y Matthew van a durar?

Uf, solo siganme a por esta aventura👽👍🏼

Nos vemos el próximo lunes!

-cande

Continue Reading

You'll Also Like

3.3K 436 33
Cuando tenemos una decepción amorosa de años, tu padre es el empresario más famoso y tiene invitados se junta el alcohol y una noche donde todo es co...
649 109 22
Sus caminos se conectan por primera vez a través de un lazo de amistad por sus parejas. Sus relaciones terminaron, no tienen ataduras pero y ahora...
34.8K 765 11
¿Qué harías si pudieras tuvieras sueños o recuerdos con alguien del pasado? ¿Crees que podrías encontrar al amor de tu vida... pasada? Hubo una regla...
2K 257 17
Una hiatoria del ship de Kendo y Sayho que no se si es ship o no pero me vale por que para mi si lo es asi que si no te gusta te vas bien a la concha...