FRDZ: Friendzone |J.Jungkook

By MJGozz

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―¿Que se siente saber que la única persona que te conoce mejor que nadie en el mundo no sabe todo lo que sien... More

.•Booktrailer•.
00.•El principio de todo•.
01.•Una mirada al pasado•.
02.•El primer dia•.
03.•Fiesta del ingresante•.
04.•La boca del lobo•.
05.•Ratas de biblioteca•.
06.•Nuevas Estrategias•.
07.•La verdad de la mentira•.
08.•Primera jugada•.
09.•Subidas inesperadas•.
10.•Planificación•.
11.•Hora del juego•.
12.•Bajadas peligrosas•.
13.•Arrepentimientos•.
14.•Reemplazo•.
15.•Nuevo rumbo•.
16.•Cuerdas flojas•.
17.•Estragos•.
18.•Transparencia•.
19.•Cara a cara•.
20.•Inefable•.
21.•El otro él•.
22.•Encrucijadas•.
23.•Antes de la tormenta•.
24.•Ojos abiertos•.
25.•Silencio•.
26.•Un mal chiste•.
27.•Balance•.
28.•¿Mala persona?•.
29.•Por ti•.
30.•Ni vaso ni vacío•.
31.•Punto de quiebre•.
32.•Dualidad•.
33.•La otra cara•.
34.•Donde debo estar•.
35.•El jardin sin retorno•.
36.•Fondo•.
37.•Malas decisiones•.
38.•Sube y baja•.
40.•No todo lo es brilla es oro•.
41.•El final de todo•.
01.•Epílogo•.
02.•Epílogo•.
.•Agradecimientos•.
Extra00.•JiEun•.
Extra01.•Amigos con derechos•.
Extra02.•Lazos de sangre•.

39.•Caricias de día•.

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By MJGozz

[⚠️] Contenido adulto: Desde ya quiero decirles que nadie está obligado a leer lo siguiente. La historia está marcada como "contenido adulto" desde hace tiempo así que ustedes sabrán hasta donde leer y hasta donde no. Yo solo les advierto.



Caricias de día, deseos de noche...

***

El frío afuera comenzaba a aumentar, haciendo que mis piernas sufrieran escalofríos continuamente. El abrigo que me brindaba la chaqueta que llevaba ya no era suficiente para que el frio de mis piernas no me afectara el resto del cuerpo. Mis manos, temblorosas y víctimas de un sudor frío, apretaban fuertemente el dobladillo de mi falda, arrugando toda la tela con tanta fuerza que incluso mis nudillos adoptaban un color blanco. El frío que emitía la pared a mis espaldas comenzaba a calarse por el abrigo y cuestión de minutos ya estaba temblando levemente. De todas formas, el cuerpo de Jungkook emanaba un calor tan agradable que se me hizo completamente imposible alejarme un solo centímetro de donde estaba. Poco a poco, mi cuerpo se acostumbró a aquella calidez y pasé a depender completamente de su cercanía.

Mordí mi labio con desesperación, como si de esa manera lograra despertar mi boca y así poder decir alguna palabra. Sin embargo, estaba completamente muda. Su mirada me escrutaba con suma atención, iba desde mis labios, mi cuello, mi torso, llegaba a mis piernas y luego volvía. Era como si estuviese asegurándose –al borde de la incredulidad– de que era yo quien estaba frente a él.

Y aunque estaba completamente segura de que eso no era todo lo que había detrás de su mirada sobre mi cuerpo, no me molestaba. De hecho, me gustaba.

―¿Q-Qué quieres decir con eso? ―temblé.

El solo se limitó a dedicarme una sonrisa ladina que, contraria a relajarme, me alteró muchísimo más. Puso una de sus manos sobre mi cadera y de un momento al otro comencé a sentir un gran calor interno. Quizás solo exageraba y en realidad veía cosas donde no las había, pero había algo en la tensión de la situación y el ambiente que nos rodeaba que me hacía sentir que todo era diferente. El anhelo de ambos era tan palpable que incluso podía notar como la forma en la que hacía pequeños círculos con su pulgar sobre mi cadera comenzaba a soltarme. Sentí como el calor subía a mis mejillas como un fuego que fue incrementándose dentro de mi poco a poco hasta despojarme completamente de la sensación de frío que me atormentaba minutos atrás. Mi pulso fue acelerándose con el pasar de los segundos hasta el punto en donde fui capaz de escuchar mis latidos desesperados como si se tratara de gritos de auxilio sobre mi oído. ¿Cuánta tensión era necesaria para que aquel simple gesto me dejara al borde de un colapso nervioso? Dramáticamente hablando. En realidad, sentía que cada célula de mi cuerpo se volvería loca en cuestión de segundos.

Jungkook me miraba directamente a los ojos y podía jurar que jamás alguien me había mirado de aquella forma; con anhelo, pasión, deseo...

Su sonrisa se ensanchó aún más. La mano que tenía sobre la pared se movió para tomar uno de los mechones de mi pelo y, posteriormente, enredarlo en su dedo índice, jugando con él.

―Al principio me negué a aceptarlo―comenzó a hablar. Su tono de voz era bajo y grave, susurraba, pero con bastante determinación. Tampoco parecía dubitativo. En realidad, lucía como si supiese de memoria las palabras que diría a continuación― naturalmente supuse que no eras más que un capricho y que una vez que te tuviera dejarías de ser tan codiciada. Poco después comenzaste a agradarme y me convencí de que no era conveniente para ti que yo estuviese cerca, sin embargo, fui egoísta. Me quedé―Su mirada bajó hacía mi pelo, donde parecía admirarlo como si se tratara de una obra de arte. La sensación que dejaba el juego de su dedo con el mechón era paralizante. Me causaba escalofríos, pero era incapaz de temblar― Con el tiempo tus ausencias fueron más frecuentes y comencé a buscar excusas para estar contigo

Me quedé aturdida ante sus palabras, mi mente parecía funcionar a leña porque no podía procesar nada a una velocidad normal. Estaba nerviosa y demasiado ansiosa y la combinación de ambos sentimientos provocaba que todo funcionara raro dentro de mí. Permitiéndome sentir o percibir cosas que antes hubiese pasado por alto. Básicamente, sí, mi cerebro funcionaba, pero este parecía estar ocupado en otro tipo de cosas.

Finalmente, detuvo su jugueteo con mi pelo, lo sujetó fuertemente y mientras movía su brazo para poder dejar aquel mechón detrás de mi oreja fue acercando sus labios hacía mi oído. Mi respiración tembló cuando escuché con perfecta claridad cómo se remojaba los labios y en el momento en el que sentí estos humedeciendo levemente mi lóbulo a causa del roce, sentí que mis rodillas fallarían.

―Eres tú, HyeMin―Aseguró en un susurro. Sus dedos continuaron un trayecto suave y delicado desde mi oreja, a través de la línea de mi barbilla, hasta terminar en mis labios donde los acarició lentamente, delineando su figura con deseo. Pequeños arranques de electricidad se espacian por todo mi cuerpo, haciendo que me sintiera inquieta. Sin quererlo, solté un leve suspiro y al notarlo apreté mis labios fuertemente. Como de esa manera lograra revertir aquello que había hecho. Él sonrió― Me vuelves loco.

De un momento al otro, todo cambió: no sabría decir con exactitud si fue el o yo quien se acercó primero, pero en el momento en que mis labios tocaron los de Jungkook hubo una gran explosión de procesos químicos en mi cuerpo provocándome escalofríos en cada esquina de mi ser. De manera inmediata, la mano que él tenía sobre mi cadera me pegó a su cuerpo y mis brazos se enredaron en su cuello mientras colaba mis dedos en su cabello.

Nuestros cuerpos correspondían tan bien el uno al otro, como si estos hubiesen ansiado aquel encuentro incluso más que nosotros mismos. La colonia que emanaba de su cuello me tenía hipnotizada y su cabello estaba tan suave y sedoso que incluso se podría afirmar que mis dedos se encontraban en el paraíso. Había pasado tantas semanas desde la última vez que nos habíamos besado, habían sucedido demasiados conflictos y problemas que en un momento llegué a pensar firmemente que jamás podría volver a tocarlo, abrazarlo, acariciarlo o besarlo y aquel pensamiento me había quitado tantas horas de sueño. El miedo de no volver a tener algo como esto con él se había colado en lo más profundo de mis huesos y parecía no ser la única. Sin embargo, algo había cambiado entre nosotros, pues era muy notable como ambos actuábamos en nombre de ese miedo. Como buscábamos saciarnos el uno del otro sin descanso alguno. Era de la primera vez que realmente todo había parecido estar acabado entre nosotros. Y aunque sabía que un beso no arreglaba nada, ¡Diablos! Ahora sí que necesitaba de su tacto. Si los besos fuesen capaces de hablar este sin duda gritaría sin frenos una sola cosa: Desesperación. Y no solo de su parte, sus labios me devoraban con cada movimiento brusco y salvaje sobre los míos y yo lo aceptaba. Seguía su ritmo, lo aceleraba, jugaba con mi lengua y mordía su labio levemente. Todo en el gritaba pasión y sentía que mi cuerpo se derretía con cada segundo que pasaba.

Ninguno de los dos estaba pensando las cosas con claridad. Supongo que el frenesí contribuía con un buen aporte a la excitación y tensión del ambiente. Parecía ser que ninguno de los dos estaba dispuesto a detenerse y charlar sobre nosotros mientras tomábamos un té.

Sus labios se separaron de los míos en el momento justo en el que creí que me quedaría sin aliento. Entreabrí los ojos levemente desconcertada, como quien es despertado a la fuerza de un sueño del cual no tenía intenciones de salir. Luego de rellenar el silencio que nos rodeaba con nuestras respiraciones agitadas, con un solo movimiento él fue capaz de empujarme dentro de su hogar y cerrar la puerta corrediza a nuestras espaldas en cuestión de segundos. Agradecía que la única luz que había en la sala era una de bajo consumo en la esquina contraria en la cual estábamos, ya que brindaba la penumbra perfecta. Agitado, pero no por eso débil, volvió a colocarme esta vez contra una de las paredes próximas al pasillo. Me dejé llevar sin ninguna queja, cuando mi espalda pudo tocar la fría pared y finalmente me tuvo acorralada, comenzó dejar un rastro de besos húmedos y descuidados desde la comisura de mis labios hasta mi cuello y clavículas. No era nada que él no me haya hecho antes, sin embargo, la situación solo provocaba que una tensión bajo mi ombligo comenzara a crecer, subiendo mi temperatura. Cada beso creaba una corriente que viajaba a través de mi espalda induciéndome espasmos uno más fuerte que el otro, casi obligándome a cerrar los ojos de placer. Finalmente, entre placeres y escalofríos, no pude evitar que un gimoteo escapara de mis labios, llamando la atención de él.

Me observó con detenimiento, intensidad y más deseo. Su mirada me tenía atraída a él casi como la muerte atrae al enfermo, sabía que en este momento se trataba de una atracción peligrosa, pero no me importó saber que de esta forma no arreglábamos nada. Ciertamente había llegado a un punto donde consideré que pensar las cosas estaba de más, me estaba entregando por completo a las órdenes de mis instintos y no podría importarme menos. Por primera vez en mi vida no me sentía rechazada y quizás fue por eso o quizás fue por muchas razones más que no estaba dispuesta a aceptar en ese momento, pero esta vez estaba segura de que fui yo quien lo buscó a él. El segundo beso fue incluso más intenso que el primero, pues ahora ambos sabíamos perfectamente que es lo que estábamos haciendo y hacía donde llegaríamos y quizás eso fue lo último que necesitábamos para poder despojarnos de todas nuestras cadenas. El beso fue sucio, agresivo y demasiado excitante. Pegó su pecho al mío, apretujándome contra la pared como si la distancia entre nosotros fuese kilométrica. Era como si ambos fuésemos dos planetas que esperaron siglos para poder colisionar y ahora que finalmente lo lograban, ardían juntos en el fuego que los rodeaba. Nos devorábamos el uno al otro como si cada movimiento fuera todo aquello que las palabras no podían demostrar. La tensión en mi zona baja no hizo más que incrementarse cuando sus manos se colaron por debajo de mi blusa, aferrándose fuertemente de mi piel cuando ahogué un gemido en sus labios.

La electricidad fluyendo por mi cuerpo me mantenía inquieta y en constante deseo por más. Al escucharme esbozó una pequeña sonrisa sobre mis labios y, en vista de que ambos necesitamos más cercanía, llevó sus manos hacía ambos costados de mis costillas de donde me tomó para alzarme. De manera inconsciente subí mis piernas y las enrollé sobre su cadera, importándome casi nada el hecho de que mi pollera se enroscara sobre mis caderas. Aprovechando la nueva posición, le fue muy fácil quitarme la chaqueta y la blusa, algo que agradecí enormemente porque el calor comenzaba a sofocarme. La nueva exposición no me provocó ningún tipo de pudor y aquello fue como un incentivo que me aseguraba que no estaba en el lugar incorrecto.

Sus dos manos me sostenían firmemente por mis piernas, donde tu tacto comenzaba a explorar mis muslos por debajo de la tela de la pollera. Al apoyar mi espalda contra la pared fría un cosquilleo que afloró desde mi centro me hizo estremecerme, gemí sin inhibiciones. Al escucharme me apretó fuertemente contra él y ahogué un pequeño gritito cuando pude sentir un bulto apretado entre sus pantalones. Sus labios entonces comenzaron a bajar nuevamente, y luego de detenerse para morder de manera juguetona la piel de mi clavícula siguió bajando hasta encontrarse con mis pechos. Entonces empezó a dejar besos en la piel que quedaba expuesta, jugando con la tela de mi sujetador con sus dientes. La sensación era tan excitante que un nuevo choque eléctrico se hizo presente en mí, apreté fuertemente mis piernas sobre sus caderas en lo que la corriente comenzaba a disiparse y sin pensarlo jadeé su nombre.

Con algo de torpeza y sin siquiera separar nuestros labios por un solo segundo, el comenzó a caminar con cautela por el pasillo hasta que reconocí el indudable aroma que tenía su habitación, pues ya había estado ahí antes. Las luces estaban apagadas y lo único que te permitía vislumbrar los elementos de la habitación era la escasa luz de la luna que se colaba por una pequeña abertura de las cortinas de la ventana que había a un costado nuestro. Se detuvo cuando sus piernas chocaron con la cama y me tiró sobre ella con cuidado, acomodándose sobre mí de tal forma que su peso no representaba ninguna molestia.

Coló sus manos por debajo de mi espalda con detenimiento y delicadeza, como si me diese tiempo para retractarme. No muy conforme con eso, se despegó de mis labios por unos segundos para mirarme con duda a lo que yo asentí con una torpe insistencia. Sus dedos entonces desabrocharon mi sostén y cuando logró sacarlo enderezó su espalda para poder observarme desde lo alto y pude jurar que jamás me había sentido tan conforme con mi cuerpo hasta ese instante en el que vi la forma en la que él me miraba. Cuando volvió a bajar puso sus manos a ambos costados de mi cuerpo, comenzando a subir poco a poco. Al llegar a mis pechos comenzó a masajearlos con sugerencia, la tensión en mi femineidad comenzaba a doler y al volumen de mis jadeos comenzaba a subir poco a poco. No se detuvo mucho tiempo en eso, en realidad continuo el trayecto de sus dedos por lo largo de mis brazos, estirándolos sobre mi cabeza y sujetando mis manos fuertemente con las suyas. Una vez que me tuvo amarrada con ambas manos bajó su cabeza hacía la zona de mi cuello donde siguió mordiendo la piel con brusquedad y besándola posteriormente. Continuó bajando hasta llegar a la piel –ahora desnuda en su totalidad– de mis pechos. El leve roce de sus labios contra mi pezón me obligó a arquear la espalda en busca de profundizar la sensación, mantenía los ojos cerrados así que no pude ver a lujo de detalle su sonrisa, pero si la pude sentir sobre mí.

Contento con mi reacción, volvió a repetir el movimiento, esta vez quedándose ahí por más tiempo. Delineó la circunferencia de cada uno de mis pechos con sus labios y cuando se detenía sobre mis pezones la sanción de escalofríos volvía a poseerme. Cuando volvió a enderezar su espalda para poder quitarse la remera me di cuenta de que él se había encargado de todo, a pesar de que no lucía disconforme en lo absoluto, lo tomé de los hombros y con su ayuda pude ser capaz de cambiar nuestra posición para poder quedar sobre él.

El calor de nuestros cuerpos había provocado que su pelo se humedeciera levemente, aun así, él había corrido su flequillo de manera tal que toda su frente estaba descubierta, permitiéndome ver sus cejas y como mantenía el ceño fruncido mientras me sentaba sobre su pelvis. No poseía el pecho marcado, sin embargo, era bien firme. Los músculos de sus brazos estaban bastante definidos y podía identificar como algunas venas se marcaban en él. Me tiré sobre su torso para poder dejarle la misma clase de besos que el dejó sobre mi cuello. Comencé desde su quijada y me fui trasladando hacía su cuello. Sus manos estaban sobre mi trasero, el cual apretaba más fuerte con cada gruñido que escapaba de su garganta. Como mis piernas seguían a cada extremo de su cadera podía sentir con lujo de detalle a su miembro entre sus pantalones, la sensación y la frotación eventual de ambas partes nuestras me tenía completamente húmeda. La tensión comenzaba a dolerme y, desesperada por un poco de alivio, mi instinto me llevó a mover mis caderas en busca de más y fue entonces cuando él soltó el agarre de mis muslos. 

―¿E-estas segura? ―inquirió en un hilo de voz. Asentí sin poder ser capaz de hablar, la sensación era similar a la de tener un nudo en la garganta, solo que ahora no era el llanto lo que dificultaba mi habla. No obstante, el negó levemente meneando su cabeza de un lado al otro. Chasqueando la lengua en repetidas ocasiones como si fuese una niña que estaba siendo reprendida―Necesito escucharte decirlo.

No supe discernir con exactitud si su petición se debía a que era un caballero que realmente quería asegurarse de que quería esto o por algún tipo de gusto sexual, pues ya había asentido con seguridad y consideraba que hacerme hablar en esta situación era algún tipo de tortura.

―¡Mierda!¡Sí! ―exclamé con la garganta ronca―¡Si quiero!

Complacido, me atrajo nuevamente hacía el, pegando mi pecho al suyo y haciéndome sentir cosquillas en todo mi cuerpo cuando volvió a besarme con determinación. Tironeó de mi labio inferior en el momento en el que volví a jadear y una de sus manos se dirigió hacia la parte de atrás de mi cuello para comenzar un trayecto por toda mi columna vertebral, aprovechando que ahora tenía libre acceso a la piel de mi espalda, la sensación me provocó escalofríos, pero no tuve chances de temblar porque en el momento en el que su mano llegó al borde de mi pollera me tomó fuertemente para volver a dejarme bajo el. El movimiento fue tan repentino que no tuve tiempo para procesar el cambio, apenas fui consiente cuando sentí la tela de mi pollera caer por mis tobillos, dejándome en bragas.

―¿Te importaría ayudarme? ―preguntó haciendo un ademan con su cabeza hacía el cinturón que abrazaba la cintura de su jean.

Mordí mi labio inferior, notándolo demasiado hinchado y con nerviosismo me incorporé levemente. Mientras mis manos temblaban sobre la hebilla metálica pude notar que el metía la mano en su bolsillo y de su billetera sacaba un envoltorio de lo que pude discernir era un preservativo. Su mirada jamás se despegó del movimiento torpe de mis manos y lejos de hacerme sentir inferior, lograba calentarme. Cuando finalmente fui capaz de descifrar el acertijo de la hebilla. Noté como sus manos se posaron sobre las mías, guiándolas a ambos lados de su cadera para bajar su pantalón. Encontraba aquello demasiado sugestivo.

Sus boxers negros se hicieron presentes, junto con el bulto prominente que estos tapaban. A pesar de que hacía un gran esfuerzo por no resaltar mi falta de experiencia no pude evitar tragar saliva con dificultad. Volvió a tirarme sobre las sabanas y por primera vez en toda la noche comenzó a besarme con delicadeza, como si buscara curar el maltrato que mis labios habían recibido por parte de sus dientes. Cuando escuché el ruido del envoltorio le dediqué una pequeña mirada hacía su miembro erecto siendo recubierto por el látex. Con una sola mano se deshizo de mis bragas mientras que la otra la usaba de apoyo contra el colchón para no aplastarme. Por último, acomodó sus piernas entre las mías, la cuales yo solita había abierto.

El simple roce de su pene contra mi centro húmedo y suplicante por un poco de atención fue suficiente para hacerme gemir de placer. Dolió, no iba a mentirlo. Con el primer movimiento de su miembro dentro de mí, un dolor agudo se hizo presente. Sin embargo, él supo ser lento y paciente. Me preguntó si me sentía bien y luego de responderle que si repitió su acción. A medida que las estocadas aumentaban, el dolor comenzaba a ser menos agudo para pasar a ser una simple molestia que podía ser completamente tolerable, entonces empecé a disfrutar de la sensacion. Comencé a buscarlo, a pesar de que dolía, me entregaba un completo alivio por el cual me volvía completamente loca, movía mi cadera en círculos buscando profundidad y cuando él supo darse cuenta de mi insistencia comenzó a subir la intensidad de sus movimientos. Era lento, sin embargo, la profundidad me hacía gemir del placer como pensé que nunca lo haría. Sus labios a veces buscaban los míos y en ocasiones su mano libre masajeaba mis pechos o simplemente entrelazaba sus dedos con los míos. Llegado el punto en el que no sentía ninguna molestia le pedí entre gemidos que fuera más rápido, siguiendo las órdenes de mi centro que, insatisfecho, buscaba algo más.

A pesar de haber mantenido precaución siempre, Jungkook se permitió dejarse llevar en ese momento.

―Mueve un poco más tus caderas―pidió en un gruñido.

La gravedad y suplica de su voz fue más que suficiente para prenderme aún más. Poco después sus zancadas rápidas y profundas eran acompañadas de manera sincronizadas con movimientos desesperados de mis caderas. La sensación me dejaba sin respiración y el alivio que sentía en mi femineidad era tal que ni siquiera le daba paso al dolor para manifestarse. Todo mi cuerpo estaba encendido, bañado en una fina capa de sudor. Cuando sentí una gran corriente eléctrica maltratar mi cuerpo de una forma que nunca antes había sentido solté un gran jadeo sonoro. La magnitud de la corriente fue tal, que sentí todo mi cuerpo tensarse hasta que repentinamente un fuerte consuelo me consumió acompañado de un suave suspiro. Había llegado a mi limite. Jungkook continuó con sus movimientos y yo, a pesar de estar desgastada, traté de mantenerle el ritmo con mis caderas hasta que finalmente sentí como su cuerpo se destensaba, dejándose caer a un lado mío mientras respiraba con dificultad.

Me sentía terriblemente cansada y agotada, sin embargo, me encontraba más viva que nunca. Una sonrisa rebosante de júbilo se dibujó en mi rostro cuando sentí como me atraía a él para descansar mi cabeza sobre su pecho, luego de deshacerse del preservativo usado. Pegué mi oreja a la altura de su corazón y por unos minutos me dejé llevar por el constante golpeteo de sus latidos. Una de sus manos fue directamente hacía mi espalda en donde comenzó a trazar suaves círculos sobre mi piel desnuda.

―Debemos solucionar esto―susurré contra la piel de su pecho. Los sonidos de sus latidos junto con las caricias en mi espalda comenzaban a dormirme poco a poco.

―¿Y con esto te refieres a...?

―Ni siquiera hemos discutido los problemas entre nosotros, Jungkook―comenté.

Sentí como tragó saliva con incomodidad y sus hombros se tensaron levemente.

―Y lo sé―afirmó―¿No podemos dejar eso para mañana? Ahora simplemente quiero...¡Ah! ―Exclamó cuando las palabras no supieron cómo salir de su boca, me rodeó con sus brazos y me abrazó con fuerza por unos largos segundos―Simplemente no te vayas―pidió con un hilo de voz, bastante cansado.

―No me iré a ninguna parte, Jungkook―aseguré en el momento en el que sentí como hundía su cabeza entre mi cuello y mi hombro.

***

...Palabras inconclusas, fantasías soñadas, besos húmedos...







///
Plz, don't kill me~

En mi opinión el smut queda MUY bien con una canción de The Neighbourhood de fondo.

En fin, PASÓ MUCHO TIEMPO DESDE LA ULTIMA VEZ QUE ESCRIBÍ SOBRE RELACIONES SEXUALES. Sin embargo, hacia bastante que quería volver a escribirlo así que me disculpo si estoy un poco oxidada.

Soy consciente de que luego de esto habrá dos bandos y, déjenme aclarar para a la gente que se pregunta: "¿Marw, era necesario?" pues SI. Honestamente, desde que planeé la novela tenía pensada una escena así y es mi historia y yo la manejo de la manera en que me gusta.

A la gente que no se siente cómoda con el capítulo, lo siento. Honestamente hablando, no tienen por qué leer algo donde no se sienten cómodos y es por esa razón que avisé al principio del capítulo (a pesar de que la historia está marcada como "contenido explícito" desde un principio)

Por otro lado, me operaron de la muñeca el viernes pasado :D ya estoy mejor y el dolor poco a poco se está yendo (el dolor de la operación en sí). He tenido un montón de tiempo libre ya que tengo permiso médico para faltar a clases y esperé pacientemente a que mis dedos se desinflamaran para ponerme manos a la obra con este capítulo. MUCHAS GRACIAS por todos los mensajes de apoyo que me dejaron, son geniales.

Y, ya que estamos, ¡Nos falta poco para llegar a los 330k! estamos creciendo súper rápido, en serio, muchísimas gracias.

Nos vemos en el próximo capítulo. Besos.

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