Casada con mi jefe | Dybatini...

By XxAmanteDeLibrosxX

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Oriana Sabatini jamás espero ser madre tan joven, pero la muerte de su mejor amiga la obliga a serlo, con mie... More

Reseña
Capitulo 2
Capitulo 3
Capítulo 4
Capitulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capitulo 10
Capitulo 11
Capitulo 12
Capitulo 13
Capitulo 14
Capitulo 15
Capitulo 16
Capitulo 17
Capitulo 18
Capitulo 19
Capitulo 20
Capitulo 21
Capitulo 22
Capitulo 23
Capitulo 24
Capitulo 25
Capitulo 26
Capitulo 27
Capitulo 28
Capitulo 29
Capitulo 30
Capitulo 31
Capitulo 32
Capitulo 33
Capitulo 34
Capitulo 35
Capitulo 36
Capitulo 37
Epilogo
SEGUNDA HISTORIA

Capítulo 1

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By XxAmanteDeLibrosxX

Estoy sentada en mi escritorio, mordiéndome el interior de la mejilla y pensando en los problemas que tendré por mentir en la entrevista con la trabajadora social, encargada de mi caso sobre la adopción de Mía Gatti, una niña de 5 meses, hija de Camila Gatti, mi mejor amiga.

Camila y yo nos conocimos en el instituto, yo nunca fui una chica muy agraciada pero trataba de ver la vida de manera positiva; en vez de dejar que las personas se burlaran de mí yo me reía de mí con ellas, siempre traté de ver el lado cómico de las cosas y era de cierto modo "la fea graciosa" del grupo.

Una vez, cuando teníamos 14 años, un chico me invito a salir y estaba tan asustada que Camila me animó a ir; yo era muy tímida en estos temas debido a que tenía problemas para hablar por mis frenos y a eso sumen que era una reverenda estúpida en todas las materias menos en arte; eso no ayudaba a mi autoestima.

Pero Cami no lo veía así, ella siempre veía lo mejor de mí. Recuerdo esa tarde, ella me dijo: - eres hermosa Oriana, veras que todo sale bien.

Aun así, yo estaba asustada. ¡Por Dios, nunca me sale nada bien! Y cuando Mark vino a buscarme, estaba demasiado nerviosa; fuimos a una heladería y la pasamos... bien, debo decir; hablamos de nuestra vida e intereses, estaba muy feliz, pero cuando me dejo en mi casa, al despedirse, me besó; ¡era mi primer beso y no sabía que hacer!

Trate de imitarlo pero al abrir mi boca el trato de meter su lengua y me puse nerviosa, gire mi rostro y termine cortándole el labio con mis frenos; me quería morir, me disculpe pero me dijo que no había problema y se fue.

Cuando le conté a Camila lo que pasó, me dijo: -no te preocupes, le pudo pasar a cualquiera Ori. – Pero ese cualquiera siempre era yo.

La siguiente semana, todos sabían lo sucedió y se mofaban, yo reía con ellos y nos burlábamos de lo sucedido. Pero ningún chico lo volvió a intentar nada hasta que me quitaron los frenos hasta los 17, por eso era muy extrovertida hasta cierto límite, los chicos no veían de otra manera que no fuese la amiga graciosa.

Y eso no cambio hasta el baile de fin de curso, poco antes de graduarnos, Lucas Stevens me invito al baile, él era el mariscal del equipo de fútbol, yo estaba que me mataba de felicidad así que, al llegar el día Camila me ayudo a arreglarme y tratar de verme lo mejor posible.

No poseo una gran belleza, mi cabello es negro con algunas ondas, soy delgada y mi piel es un poco trigueña, definitivamente lo único atractivo en mí son mis ojos verdes.

Llevaba puesto un vestido azul con el escote en forma de corazón, pegado hasta la cintura y de ahí, caía suelto hasta poco arriba de mi rodilla. Cuando me observe en el espejo no lo podía creer, definitivamente era la nueva versión de Oriana Sabatini.

Camila también se veía hermosa, pero, ¿a quién quiero engañar? Ella siempre se veía hermosa con su cabello marrón en ondas, sus ojos color café, su delgada figura y ese vestido blanco que le quedaba a la medida, parecía un ángel.

El padre de Camila nos llevó porque mis padres no sabían del baile, ellos piensan que ese tipo de eventos no son para mí. Verán, soy la menor de tres hermanos, Tiziana es la mayor, me lleva tres años, ella era la estrella en el instituto, buenas calificaciones, buena deportista y presidenta de su generación, en este momento está cursando su segundo año de medicina, en definitiva es el orgullo para mi familia; mi hermano me lleva dos años, el famoso Lizardo Sabatini, él era el mariscal del fútbol americano y el líder del equipo de natación, sus calificaciones siempre estaban por encima del promedio y nos llevó a la victoria del campeonato estatal en su último año, al entrar a la universidad ganó una beca deportiva y ahora está cursando su primer año de administración con beca deportiva, en definitiva, es el otro orgullo de mi familia; luego estoy yo, mis padres saben que tengo problemas con las calificaciones, con mi falta de aptitud para los deportes y que frecuentemente me llaman la atención por ser poco seria en lo que respecta a mi vida, mis padres no poseen muchas esperanzas en mí, pero esa noche todo sería distinto. No pensaría en ellos y me concentraría en disfrutar la velada.

Cuando llegamos, vimos que todo estaba decorado con guirnaldas y globos, como si el comité de decoración no se hubiese esmerado mucho; después de un rato, empecé a buscar a Lucas pero no lograba encontrarlo aunque pasados 10 minutos, alguien me tomo de la cintura desde atrás, al principio me asuste pero cuando habló en mi oído lo reconocí.

-Te ves hermosa esta noche, Oriana- me dijo Lucas.

-Gracias, tú también- le sonreí, pero reaccione a mis palabras y trate de corregirme mientras me ruborizaba – es decir no estas hermosa... estás guapo.

El soltó una carcajada que me hizo sentir peor.

-¡Lastimas mi ego, pensé que también era hermosa!- me dijo el en broma y no pude evitar reír con él.

Luego de estar hablando un rato, me pidió que lo acompañara a un lugar, estaba nerviosa, seguro me besaba y no quería que terminara como la última vez. Empezamos a caminar hasta el campo de fútbol, me llevo debajo de las gradas, me apoyo en la pared y se colocó frente a mí para susurrarme – eres hermosa, Oriana.

Era el momento más feliz de mi vida, cuando sentí sus labios rozar los míos fue como un sueño, no lo podía creer, Lucas Stevens me estaba besando, su mano estaba en mi cintura y la mía en su nuca profundizando el beso, me sentía en las nubes; pero no todo es bueno, de repente sentí que se alejó de mí y cuando abrí los ojos, lo vi más de metro y medio de donde yo estaba y todo lo demás paso en cámara lenta cuando las luces del campo se encendieron y cayó sobre mí un líquido espeso; cuando me percate que era pintura, me sentí la más tonta de este mundo, todos los amigos de Lucas le estaban tomando fotos a la novatada del baile y yo solo me sentí humillada, dolida e increíblemente ingenua al pensar que todo era perfecto, tomé mi bolso y salí de ahí con toda la dignidad que pude reunir mientras le mandaba un mensaje a Camila diciendo que la esperaba afuera.

Cuando me encontré con Camila y Agustín, su cita, inmediatamente me preguntaron que me había ocurrido. Yo no quería hablar así que les dije que luego les explicaría, Agustín al verme en ese estado se ofreció a llevarnos porque si el padre de Camila  me veía así les notificaría a mis padres, quienes tenían razón, estos eventos no son para mí.

Una vez más, era el hazme reír y aun así, yo trataba de verle el lado gracioso, cuando me preguntaban solo reía y hasta bromee con mi ingenuidad.

Una semana después, Lucas se me acerco y mientras acariciaba mi mejilla y me mostraba su sonrisa de "soy el mejor", me dijo: - Ori, lo siento pero este año no podía faltar la novatada, dime que lo entiendes, linda. – y yo solo le respondí: - Claro, sin resentimientos. – como si de verdad no hubiera pasado nada.

Durante la última semana me sentí la más tonta, no solo por las bromas, también por mis calificaciones, nunca fui muy inteligente pero estuve a punto de suspender más de una, se podría decir que fue un milagro que me graduara.

Mis padres hablaron conmigo antes de la graduación y me explicaron su punto de vista sobre la universidad; debido a mi bajo rendimiento, los costos de manutención de mis hermanos y las deudas familiares, creían que lo mejor era que buscara trabajo después de graduarme y hasta me dieron solicitudes para mesero o cajera en McDonald's.

Mi propia familia no creía en mí, yo no lo podía creer y lo único que les dije fue:

-Lo pensare ¿sí?

-Solo queremos lo mejor para ti, cariño, entiéndenos. – me dijo mi madre.

-Lo sé mamá, pero ahora estoy cansada y quiero irme a dormir, buenas noches. – les dije mientras me dirigía a mi habitación.

Por primera vez llore por todo, por mi vida, por mi familia, mis amigos, por todo; en definitiva, esa no era la vida que quería. Le conté a Camila sobre los planes de mis padres y ella tampoco lo podía creer, después hablamos sobre mis gustos, ella conocía mi amor por el color, el diseño y las luces y todo lo que eso conlleva. Pero una carrera con fines artísticos era muy cara para poder costeármela trabajando y más en este pueblo, así que la única salida del hoyo de lo que hubiese sido mi vida, era irme de Buenos Aires.

Los padres de Camila la enviarían a Nueva York para que iniciara sus estudios universitarios, ya hasta le había comprado un departamento cerca del campus y así, no tardará mucho en transportarse; su familia es de las más poderosas de Buenos Aires, pero a eso a Camila nunca le afecto, ella era sencilla y humilde a pesar de todo. Cuando le conté mi decisión de irme del pueblo ella me invitó a irme con ella.

La decisión estaba tomada, me iría a Nueva York. El día de mi graduación hable con mis padres, estaba nerviosa, todo el evento ocurrió en la mañana y al no ser una escuela muy grande fue una entrega rápida, ese día me tome muchas fotos con Camila con Mark y hasta con Lucas, mis hermanos no pudieron asistir por sus prácticas pero de todos modos mi mente solo estaba en la noticia que les daría a mis padres.

Durante la cena, les conté de mi decisión de irme del pueblo y de mi negativa a dejar de estudiar, la casa quedo sumida en un silencio tan intenso, que sentí la ira de mis padres vibrar por el espacio.

-Pensé que te había criado mejor, debes entender que lo que planeas hacer es un suicidio. Nunca has tenido habilidades, Oriana y soñar tan alto no es bueno para ti. Yo no seré el padre de una artista callejera, así que en el momento que salgas por esa puerta dejas de ser mi hija – dijo mi padre mientras las primeras lagrimas salían por mis ojos.

-Cálmate Osvaldo, estas tomando una decisión precipitada – le dijo a mi padre – Ori, hija, yo sé que tú quieres estudiar pero trata de entendernos, no poseemos muchos recursos y pagarte la universidad es algo que no nos podemos permitir, además al ver tu historial académico no sería una buena idea hacerlo, por favor trata de entendernos y recapacita hija – me dijo mi madre.

-¿Por qué no confían en que podre hacerlo? Si me tuvieran la mitad de fe que les tienen a mis hermanos, verían que si lo puedo lograr – dije explotando del mal genio que sentía, ellos sí podrían costear mis estudios pero lo veían innecesario.

-¿No entiendes que sería un desperdicio? – me pregunto mi madre ya con su mirada colérica, la cual siempre iba dirigida hacia mí.

-No, no lo entiendo – dije y me levanté pero la voz de mi madre me detuvo.

-Si sigues con esas ideas y te vas, no vuelvas a esta casa – me dijo ya fuera de sí y levantando la voz.

Mi propia familia me acaba de dar la espalda y aunque sabía que mi madre no me apoyaría, que mi padre me repudiara, me mató.

En menos de dos semanas cumpliría la mayoría de edad y ellos no podrían detenerme entonces hable con Camila y empezamos a arreglar todo para el viaje; tenía miedo de lo que mis padres pudieran hacer, así que fui sacando las pertenencias que quería llevarme poco a poco; ellos pensaron que solo había sido una rabieta mía lo de escaparme, pero no, estaba más decidida que nunca.

Una tarde, mientras papá trabajaba y mi madre había salido, les escribí una nota donde les dije que mi decisión era innegociable, esperaba que algún día me entendieran y me perdonaran y que a pesar de todo los amaba. Deje la nota y me fui a casa de Camila , sus padres nos despidieron y nos fuimos en su auto nuevo, el que le regalaron por su graduación, manejaríamos el primer tramo ese día y descansaríamos en una posada para retomar el día siguiente.

La ciudad era un poco diferente a Buenos Aires, ahí empezaría mi vida y aunque en un principio no encontraba trabajo, me contrataron en el jardín botánico y así empecé a ahorrar para pagarme cursos de diseño.

Un día estaba cortando unas orquídeas cuando llego la señora Lincoln, una clienta frecuente, me pregunto qué sería lo mejor para su jardín ya que lo estaba remodelando, le di diversas opciones pero ninguna le pareció, entonces me dijo:

-Yo quiero algo hermoso pero que no ocupe mucho espacio, mi querida Oriana, que nadie más tenga.

Ahí vi mi oportunidad y le ofrecí un diseño de jardines verticales que había hecho tiempo atrás para un portafolio, a ella le encantó la idea y me pregunto si lo podría realizar.

-Claro que sí, señora Lincoln, solo dígame para cuando lo quiere y su dirección, lo podría realizar en dos fines de semanas.

-Está bien hija, me alegraría mucho que lo puedas hacer a más tardar a final del mes. – me dijo.

Desde ese momento y por primera vez todo empezó a ir mejor, la señora Lincoln quedó feliz con mi trabajo y me recomendó con sus amistades, todos los trabajos que fui realizando los fotografié para mi portafolio.

Tres meses después, Camila prácticamente me obligo a ir a una entrevista a Publicity Morrison, yo tenía miedo, era solo una joven con sueños de diseñadora, apenas iban seis meses que me había ido de Buenos Aires y ahí estaba, sentada en el vestíbulo principal de una de las compañía publicitarias más grandes del país.

Estaba tan nerviosa que casi no escuche cuando me invitaron a pasar a una de las oficinas, me entrevisto una mujer en sus 40 y pocos, me dijo que su nombre es Jeniffer Clayton, es agradable pero seria y cuando la entrevista terminó, me dijo que si llegaba a ser escogida me notificaría.

Estaba segura que nunca me llamarían, competía el puesto con más de cien aspirantes con estudios superiores a mí, yo solo había remodelado salones y uno que otro jardín.

Una semana después, tuve una sorpresa enorme cuando me llamaron de Publicity Morrison, me ofrecieron un puesto como diseñadora en prueba, gracias a que la señorita Jeniffer Clayton vio algo en mí y me quería contratar para probar mis habilidades en el campo. Camila estaba tan orgullosa de mí como y yo agradecida con ella por obligado a ir a esa entrevista.

Dos años después, ya era la supervisora de diseño y publicidad de la empresa, me costó demostrar mi talento pero con dedicación y el apoyo de Camila, lo logré.

Jeniffer Clayton, es la supervisora de obras directas, mientras que yo me encargo del dibujo y diseño, la empresa es tan grande que está divida en muchas secciones; para las juntas con la cooperativa, solo el personal superior debe asistir, por eso, desde mi ascenso, me he visto en vuelta en varias juntas.

Pero de lo que más me incomoda de esas juntas es mi jefe, el gran Paulo Dybala, dueño total de Publicity Morrison, es un hombre frió e imponente que no acepta errores, le gusta el control hasta el punto de ser desalmado.

Cami cursaba su tercer año de negocios internacionales en la universidad, cuando conoció a Dave Jackson, un hombre guapo, castaño y de ojos azules de quien quedo enamorada en corto tiempo, después de tres meses de relación Camila empezó con vómitos y mareos, así que decidió hacerse una prueba de embarazo, ambas estábamos muy asustadas por que no sabíamos que pasaría después.

Nunca pensé que la palabra positivo te pudiese cambiar la vida totalmente; cuando Camila se lo dijo a Dave, el reacciono de la peor manera y dijo que no se haría cargo, que todavía tenía mucho que hacer con su vida.

Desde entonces no volvimos a saber de él; Camila le dijo a sus padres pero ellos, y por increíble que parezca, la repudiaron y le dijeron que los había decepcionado echando a perder su vida y desde entonces no volvieron a contestar sus llamadas, así que Camila dejó la universidad y empezó a trabajar para poder mantener a su bebé.

Y como el departamento era de sus padres, nosotras decidimos mudarnos.

Yo la ayudaba en todo lo que podía, mi sueldo era generoso pero no alcanzaba para cubrir todos los gastos; fueron tiempos difíciles pero logramos adaptar nuestro departamento para recibir a un bebe y estábamos muy emocionadas, aunque la familia de Camila no había vuelto a hablar con ella durante su embarazo, igual que yo he tratado de comunicarme con mi familia más de una vez, pero nunca me contestan.

Un día estábamos en nuestro departamento cuando de repente Camila se quedó estática, los dolores empezaron, meses atrás habíamos vendido su auto para comprar uno que se adaptara a nuestras necesidades, así que lleve a Cami al hospital donde teníamos programado el parto.

Horas después, la doctora me notifico de algunas complicaciones que hubo durante el parto y que por eso Camila y la pequeña Mía debían permanecer una noche entera en observación, cuando me permitieron pasar a la habitación a verlas, Camila estaba muy pálida mientras acariciaba a su hija como solo una madre lo puede hacer. Con amor.

Cuando me vio, me sonrió de manera triste y me pidió que le cuidara a su hija en lo que descansaba. Y esas fueron las últimas palabras de mi mejor amiga.

Un golpe en mi escritorio me despierta de mis recuerdos. Cuando levanto la mirada me encuentro los verdes y fríos ojos de mi jefe.


Holiss,  la verdad es que es mi primera vez que publico un historia como podrán haber notado... pero estoy tan tan tan enamorada de esta pareja, así que me quise animar a compartir esta historia (recuerden es adaptación, todos los derechos a Lynsori ). Espero les guste mucho, no olviden votar y comentar... noo mentira hagan lo que quieran, y bueno acompáñenme a vivir esta historia #Dybatini.

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