FRDZ: Friendzone |J.Jungkook

Par MJGozz

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―¿Que se siente saber que la única persona que te conoce mejor que nadie en el mundo no sabe todo lo que sien... Plus

.•Booktrailer•.
00.•El principio de todo•.
01.•Una mirada al pasado•.
02.•El primer dia•.
03.•Fiesta del ingresante•.
04.•La boca del lobo•.
05.•Ratas de biblioteca•.
06.•Nuevas Estrategias•.
07.•La verdad de la mentira•.
08.•Primera jugada•.
09.•Subidas inesperadas•.
10.•Planificación•.
11.•Hora del juego•.
12.•Bajadas peligrosas•.
13.•Arrepentimientos•.
14.•Reemplazo•.
15.•Nuevo rumbo•.
16.•Cuerdas flojas•.
17.•Estragos•.
18.•Transparencia•.
19.•Cara a cara•.
20.•Inefable•.
21.•El otro él•.
22.•Encrucijadas•.
23.•Antes de la tormenta•.
24.•Ojos abiertos•.
25.•Silencio•.
26.•Un mal chiste•.
27.•Balance•.
28.•¿Mala persona?•.
29.•Por ti•.
30.•Ni vaso ni vacío•.
31.•Punto de quiebre•.
32.•Dualidad•.
33.•La otra cara•.
34.•Donde debo estar•.
35.•El jardin sin retorno•.
36.•Fondo•.
37.•Malas decisiones•.
39.•Caricias de día•.
40.•No todo lo es brilla es oro•.
41.•El final de todo•.
01.•Epílogo•.
02.•Epílogo•.
.•Agradecimientos•.
Extra00.•JiEun•.
Extra01.•Amigos con derechos•.
Extra02.•Lazos de sangre•.

38.•Sube y baja•.

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Par MJGozz

El inicio, bueno, supongo que fue divertido. Solo los altibajos en sí.

Antes de que lo supiera, nos cansamos el uno del otro.

Dentro de este inútil agotamiento emocional.

El repetitivo sube y baja. A este punto solo me estoy hartando. Ambos nos cansamos de él.

Y ahora somos miserables.

***

Sentía que mi cabeza explotaría en cualquier momento, no importaba si me había despertado hacía varias horas o si ya había consumido una buena cantidad de pastillas por la cual sabía que mi madre luego me reprendería, el dolor no parecía irse con nada. Era una incesante molestia que no dejaba de señalarme las consecuencias de mis acciones de la manera más insoportable posible. Como si no tuviese suficiente con el gran rompecabezas que consumía mis recuerdos.

Cerré el grifo de agua y rápidamente envolví mi cuerpo en una toalla antes de que tomara algo de frio mientras salía de la ducha. El agua caliente junto con el vapor había ayudado considerablemente a relajarme, ayudar a pasar un poco de la gran tensión que sentía sobre mis hombros y poder aclarar un poco mi garganta, la cual, por alguna razón, ardía como si hubiese tragado el mismísimo fuego del infierno.

Observé con bastante pena mi imagen sobre el espejo solo para comprobar que, en efecto, me veía tan mal como me sentía. Mi maquillaje, el cual no me había quitado antes de dormir y mucho menos antes de ducharme, ahora estaba corrido por todo mi rostro en dos gruesas líneas que iban desde mis ojos hasta la línea de mi barbilla, mi pelo estaba peor que un nido de pájaros, mis ojos estaban terriblemente hinchados ¿acaso había llorado? y por ultimo pude observar que tenía un gran golpe en la frente.

¿Qué demonios había pasado?

Con una curiosidad alimentada por el enigma que rondaba alrededor de aquel gran golpe llevé mi dedo índice para presionarlo, como si de alguna estúpida forma quisiera comprobar que realmente existía. Lamentablemente, no hizo falta más que un simple roce de mi piel con la lastimadura para que el dolor me obligara a soltar un pequeño alarido y encogerme mientras el resto de mi cuerpo temblaba. No fue sorpresa sentir como el dolor de cabeza se intensificó luego de aquello. No sangraba y tampoco tenía rastros de que alguna vez lo hizo, era un hematoma que había tomado un color que variaba en tonalidades rojas intensas y moradas. Tenía un tamaño considerable y se encontraba aproximadamente un centímetro por encima de mi ceja izquierda, donde parte de su extensión se perdía en la línea de mi pelo.

Las imágenes aleatorias que obtenía cuando intentaba recordar algo de lo que había pasado anoche eran demasiado borrosas y la presencia constante de una pelea que había tenido en algún sueño raro no me dejaba en paz. Era como si la sensación de algo inconcluso me atormentara y no podía entenderlo. No podía entender que pasaba ni porqué sentía un gran peso en mi pecho ni unas ganas inexplicables de llorar como si el mundo se acabara mañana. Mi única urgencia se resumía en la necesidad de poder hablar con SeokJin para poder conseguir algo de información o al menos que me explicara como hice para llegar a mi casa sin ser robada, secuestrada y con todos mis órganos en su lugar, pero poco después me di cuenta de que no tenía su número de celular y la única persona que sabía que lo conocía era Jungkook y no podía hablar con él.

Aunque si lo pensaba mejor, SeokJin había tomado incluso mucho más que yo, lo más probable era que ni él pudiese recordar nada.

Pero lo que si podía recordar a la perfección era que había sido plantada por Yoongi, no solo porque el sentimiento de enojo seguía en mi sistema en cuanto me levanté, sino que también cuando desbloqueé mi celular por primera vez en la mañana y pude ver la cantidad de mensajes que le había enviado. Todos seguían sin respuesta alguna.

Abrí la llave de agua del lavamanos para lavar mi cara luego de ponerme un gel que se supone limpiaba todas las impurezas de mi rostro. El impacto del agua fría luego haber acostumbrado la piel de mi rostro al agua caliente de la ducha fue, contrario a su efecto paralizante, bastante relajante. Como un golpe que aclaró todas mis ideas y por un momento tuve la cabeza en blanco hasta que poco a poco la incertidumbre sobre lo que había hecho ayer comenzó invadirme como una enfermedad que con el tiempo te consume completamente, te debilita y finalmente te mata. La inseguridad comenzaba a hacer eso conmigo.  

Todas mis memorias de anoche, luego del segundo trago, comenzaban a ser fragmentos inconclusos como si tratara de recordar un sueño, la sensación de saber que había pasado y a la vez no tener el poder suficiente para proyectar la imagen en mi cabeza comenzaba a frustrarme demasiado. No podía discernir entre la realidad y lo inventado, si lo que tenía en mi mente era real o todo había sido producto de un sueño.

Pues en este punto, los hechos y lo irreal tenían el mismo peso.

Salí del baño con mi pijama puesto, ya que no estaba en mis planes salir de mi casa en todo lo que quedaba del día. Sentía mi cuerpo terriblemente pesado, mi cabeza dolía, mi garganta ardía, mis parpados luchaban por mantenerse abiertos y solo podía ser capaz de arrastrar mis pies para poder moverme. Era como si manejara mi cuerpo en modo "ahorro de energía" sin embargo, algo dentro de mí se sentía liviano y pesado al mismo tiempo y no sabía explicar que era exactamente lo que me hacía sentir así. Incluso tenía el estómago completamente revuelto. Me encontraba nerviosa y ansiosa a la espera de una respuesta a cuya pregunta no recordaba. ¿Qué era lo que debía esperar? ¿Qué era lo que se supone que debería suceder ahora?

¿Por qué sentía que había sucedido algo importante?

Sin preocuparme por mi cabello húmedo me dejé caer sobre mi cama y tomé mi celular para chequear la hora, una vez que comprobé que era pasadas de las 3 de la tarde lo dejé sobre mi almohada.

Curiosamente, en el momento en el cual lo solté, este comenzó a sonar.

―¿Seonnie? ―pregunté curiosa, por no decir confundida, por su llamada. Mi voz sonó tan rasposa como se suponía que sonaría luego de haber tomado de la manera en que lo hice, pero esta vez la quemazón y el ardor se juntaron para obligarme a toser como si me hubiese atragantado con algo―Diablos, prometo no volver a tomar jamás.

Escuché a SeoYeon resoplar de la misma forma en que lo haría mi madre si me viese en este momento.

―Claro que si―comentó con sarcasmo, aunque era capaz de escuchar los vestigios de una leve risa―¿Puedes explicarme que fue lo que sucedió anoche?

Mis ojos, los cuales estaban a poco de cerrarse a causa del cansancio, se abrieron de manera alarmante. Me senté sobre mis sabanas dejando reposar mi espalda sobre el respaldar de mi cama y reafirmé mi agarre en el celular como si buscara exprimir toda la información que este obtenía.

―¿Por qué? ―pregunté completamente espantada―¿Tu sabes algo?

El repentino miedo de que en realidad había hecho algo malo comenzó a colarse en mi hasta el fondo de mis huesos, temblé inocentemente mientras volví a preguntar siendo dominada por la impaciencia. Comprendí entonces que fui capaz de haber hecho cualquier cosa y no poseer memoria alguna de lo ocurrido y la sensación me tiró a las brasas del pánico.

―Lo único que sé es que Yoongi llegó a mi casa en medio de la madrugada y todo lastimado, ¿tu estas bien? ―su voz era firme y al mismo tiempo sonaba completamente afectada, mi corazón dio un vuelco de solo imaginar la situación. SeoYeon no había visto ni hablado con Yoongi durante días y su reencuentro no fue para nada cálido, ni siquiera como se supone que debería ser un reencuentro entre dos amantes― Estuve tan preocupada por él que acabo de recordar que anoche se encontrarían, dime, fue culpa de sus primos, ¿verdad?

―No recuerdo nada de lo que pasó anoche Seonnie―comenté lloriqueando, llevando una mano sobre mis ojos y terminar masajeando mi frente donde accidentalmente toqué la lastimadura que tenía ahí. Entonces me asusté aún más, ¿realmente nos había pasado algo malo? ―Ha-hasta donde sé, el nunca asistió y tampoco me dejó algún aviso o algo por el estilo, poco después comencé a tomar, si apareció una vez que ya estaba ebria no lo recuerdo.

―Maldición―masculló de mal humor― ¿Pero estas bien?

Temblé. Todo mi cuerpo temblaba, se encontraba tenso y sentía que en cualquier momento vomitaría a causa de los nervios. Un frio glacial se coló por toda mi espalda en el momento en el que le di rienda suelta a mi imaginación para poder analizar todos los escenarios posibles. ¿Realmente estaba bien? Mi cuerpo se sentía en la miseria misma, pero eso era propio de una resaca, ¿verdad?

Llegué a un punto en el que todo me parecía sospechoso y el no saber qué había pasado me estaba obligando a creer el peor de los escenarios. Y es que, aunque quisiese pensar de manera positiva, ¿de dónde había salido el golpe que llevaba en la frente?

―Tengo una pequeña lastimadura en la frente―respondí tanteándola con mi dedo índice, pero lo retiré cuando comenzó a dolerme más fuerte― pero no debe ser más que un golpe leve―mentí. En realidad, dolía demasiado, pero me pareció muy injusto darle otro problema por el cual preocuparse― ¿Qué hay de Yoongi? ¿Está bien?

Oí como ahogó un insulto en un suspiro.

―Sangraba bastante, he podido desinfectar todo, pero él se rehusó completamente a ir al hospital―respiró entrecortado y no pude evitar preguntarme si se encontraba llorando o simplemente la preocupación no le permitía dejar de temblar―Él está descansando, pero está realmente mal herido, no he podido dormir desde entonces, he estado controlando que su pecho siga subiendo y bajando el resto de la mañana.

Dominada por un impulso de angustia, llevé una mano a mi boca para callar un suspiro entrecortado.

―Lamento tanto no poder ayudarte, no puedo recordar nada, yo...

―No te disculpes, me alegra saber que estas bien, a todo esto, ¿Estuviste tomando sola?

―No―respondí con duda y luego negué rápidamente con la cabeza, como si ella fuese capaz de verme―me encontré con un viejo amigo de Jungkook―de pronto una idea se cruzó por mi cabeza―Espera, tu que conoces a Jeon desde hace bastante tiempo, ¿Sabes algo de un tal SeokJin?

―¿Kim SeokJin? ―preguntó un poco más animada―Oh, realmente me alivia demasiado saber que estuviste con él y no fuiste víctima de cualquier otro extraño―comentó más para sí misma, como si pensara en voz alta y pude notar un alivio tan grande en su voz que incluso yo me sentí menos pesada. Como si parte de lo que sufriera se viera reflejado en mi―¿Cómo no lo conocería? Es el hermano mayor de NamJoon.

―Ohh, vaya y yo que pensé que Seúl era grande―comenté graciosa para intentar que ella riera. Si realmente funcionó, nunca lo supe―¿Tienes su número? Me gustaría preguntarle si al menos sabe cómo es que hice para llegar a mi casa.

―Claro, ahora te lo envío por mensaje―anunció y luego chasqueó la lengua como si eso delimitara el final de la llamada― llámame si recuerdas algo, ¿sí?

―¿No quieres que vaya a ayudarte? ―ofrecí― Me conocen muy bien el hospital donde trabaja mi madre, incluso podrían darnos unas de esas habitaciones vip que aparecen en los dramas.

Tengo miedo. No quiero estar sola.

―Intentaré despertarlo y te avisaré si es necesario, de momento prefiero que tú también descanses.

Antes de darme la oportunidad de insistirle o simplemente amenazarla con que iría a su casa con la ambulancia si no aceptaba de mi ayuda, cortó.

Me quedé en silencio, completamente superada por la situación. Llevé mis rodillas a mi pecho y abracé mis piernas, queriéndome hacer lo más pequeña posible y así poder esquivar este sentimiento de insuficiencia que me agobiaba. Dejé el celular a mis pies y ahí me quedé esperando por largos minutos, con mi mirada perdida en la pantalla de mi celular a la espera de un número que, si bien era consciente de que quizás no me ayudaría en absoluto, era mi única esperanza de poder encontrar una respuesta. 

Incluso cuando la pantalla se iluminó a causa del mensaje de SeoYeon permanecí unos segundos sin realizar ningún movimiento, renuente a la orden del aparato porque lo desbloquee y realice aquella llamada. No supe exactamente qué fue lo que me detuvo, quizás era miedo por lo que el supiera o miedo porque no supiera exactamente nada. Era complicado, quería parar el tiempo en ese mismo instante solo para tomar un respiro. Todo era efímero y el cambio constante de emociones comenzaba a afectarme indudablemente.

Feliz o triste, alegre o afligida, sola o acompañada, sana o lastimada. Una cosa o la otra. Sí y no. Sube y baja.

Ya no me afectaba el estar en un equilibrio y sufrir de ambos extremos en su máxima expresión. Lo que me afectaba desmedidamente era el cambio constante. Como si me gastara poco a poco. Me consumía. Necesitaba un descanso de todo esto que yo misma había creado.

Quizás fue muy pronto para los cambios, quizás tuve que haber sido más precavida. Por primera vez en años había conocido lo que era la verdad y el mundo que la rodeaba y no podía pretender lanzarme en brazos de la suerte cuando no conocía las reglas de juego. No podía pretender que todo saldría bien por el simple hecho de hacerlo "en nombre de mi bienestar". Debía ser consiente y aquello fue lo último que fui. Tomé decisiones para mi sin ponerme a pensar en los demás, esos "demás" que realmente si importaban. Las personas que quería.

¿He vuelto a llamar a mi abuela desde que inicio todo el drama en mi vida?

¿Mi prima habrá pasado sus exámenes?

¿Cómo se sentirá SeoYeon? Ni siquiera le pregunté por ella.

¿Y Yoongi? Quiero decir, desapareció y quizás estuvo en problemas mientras yo ahogaba mis penas en tragos con nombres raros.

¿Cuánto tiempo pasó desde la última vez que había tenido una charla profunda con mi madre?

Y mi padre...ni siquiera he ido a visitarlo incluso desde antes de su aniversario de muerte.

Era curiosa la manera en la que siempre supuse que era una buena persona y resultó ser que no. Mi nivel de egoísmo había sobrepasado un límite alarmante y me había convertido en el tipo de persona que aborrecía. En tan poco tiempo pasé de ser la típica chica a la cual manejaban para pasar a ser la chica que camina sobre las personas que quiere con tal de resguardarse.

Y no estaba bien.

Si me gustaba que las personas que quería tuviesen atenciones conmigo, ¿Por qué yo no hacía lo mismo con ellos?

Y el problema aquí era, justamente, los extremos. Estaba bien tomar decisiones para mí y pensar en mí, pero algunas de esas decisiones no siempre son acertadas, correctas o maduras. No podía hacer cosas que terminan afectando a la gente que me quiere y que yo quiero. Porque eso no es querer. Porque cuando el problema abarca a dos personas, se debe resolver por parte de ambos. Claro que hay acepciones, pero en este caso siempre debió ser así. ¿Alguna vez discutí sobre cómo me sentía con respecto a todos los acontecimientos recientes con Jungkook? ¿Alguna vez le di la oportunidad si quiera de explicarse?

Yo realmente lo quería, pero parecía que no sabía nada sobre como querer a las personas.

Luego de unos minutos tomé el celular y, con los nervios a flor de piel, llamé al número que había enviado mi amiga luego de agradecerle el favor. Al tercer timbre contestó.

―¿Hola? ―su voz cortó el tono de espera de la llamada con gravedad, aclaró su garganta antes de quedarse en silencio y esperar por mi respuesta.

―¿Se-SeokJin? ―Balbuceé.

―El mismo.

―Oh, hola, habla Park HyeMin, no sé si te acuerdas...

―¡HyeMin-ah! ―exclamó a pesar de que su voz seguía ronca y bastante áspera, se notaba que le costaba hablar tanto como a mí―claro que te recuerdo, es un alivio que me llamaras, realmente me estaba preguntando como estarías. 

―Tu...¿Te encuentras bien? ―Ni siquiera sabía la razón por la cual me sentía tan nerviosa, pero si podía sentir que la culpa con la cual cargaba en mi interior era tal, que preguntarle a él como se sentía me dio un ápice de consuelo.

―He estado mejor―respondió al pasar de los segundos seguido de un largo suspiro el cual me recomendaba que no sería apropiado seguir indagando sobre el tema. Sin embargo, le había hecho saber a él que me había preocupado. Y eso era lo que realmente contaba, demostrarle a los demás que realmente les interesas.

¿Cómo he podido ser tan ciega?

―Espero que no te moleste, pero le he pedido tu número de celular a Lee SeoYeon―comenté mordisqueando mi labio inferior con nerviosismo― quería preguntarte, ¿Sabes cómo es que llegué a mi casa?

Hubo un breve lapso de segundos en donde él se quedó balbuceando cosas sin sentido, como si susurrara consigo mismo sobre los recuerdos que poseía, solo contestó para avisarme que aguardara por unos segundos y lo siguiente que escuché fue pasos alejándose y unas voces de fondo. Finalmente lo escuché acercarse y tomar el teléfono mientras el micrófono emitía sonidos raros por rozar –posiblemente–   con su ropa.

―Según mi madre volví en un taxi, lo más probable es que hayamos vuelto juntos, no tienes de qué preocuparte.

Fruncí el ceño, ¿Un taxi entonces? ¿Eso era todo? ¿Cómo podía explicar mi lastimadura? ¿Dónde quedaban todos los escenarios que había imaginado para explicar lo que le había ocurrido a Yoongi? Nada de esto tenía sentido.

―¿No recuerdas nada más? Un mínimo detalle, lo que sea.

Un sonido gutural negó.

―Lo lamento, cuando nos encontramos ya tenía un trago en mi sistema―explicó avergonzado―Me siento en la obligación de decirte que no soy así, solo me agarraste en un mal momento, bueno, ambos estábamos mal... ¡Pero normalmente no tomo así!

Una pequeña risa escapó de mis labios.

―No te preocupes, podré vivir sin esos recuerdos.

―¡Oh! ―exclamó como si acabara de recordar algo sumamente importante― ¿Anoche intentaste llamar a Jungkook desde mi celular?

Un sentimiento profundo de vergüenza me invadió en ese momento, el frio del miedo y el temor fue aplacado de manera instantánea por un calor que desembocó sobre mis mejillas, tiñéndolas de un estridente colorado. Llevé una de mis manos a mi boca en un gesto entre sorprendido y reprendido y negué levemente cuando reconocí lo bajó que había caído en mi desesperación por querer comunicarme con él.

―¡No puede ser! ¡Qué horror! ―exclamé lloriqueando con exageración―Es lo más probable, traté de comunicarme con él por semanas, los tragos solo debieron de intensificar esa desesperación. Espero haber pedido tu celular prestado y no habértelo arrebatado, realmente sería muy vergonzoso si...

―HyeMin...

―¿Si?

―Según el registro de llamadas, él contestó.

La sangre se me heló en ese mismo instante, nada me garantizaba que yo realmente haya tenido una conversación con el o incluso que él no haya cortado en el momento en el que escuchó mi voz, pero la sola posibilidad de haber escuchado su voz hacía revolver mi estómago, aun si no tenía recuerdos sobre aquello.

El resto de la tarde pasó rápidamente y no pude parar de darle vueltas al asunto. No tardé mucho en convencerme de que era completamente imposible de que hayamos hablado. Toda la cantidad de mensajes que le había dejado este último tiempo seguían sin una respuesta y dudaba completamente de que los haya leído. Quizás le doy tanto rechazo que terminó con la llamada ni bien supo que se trataba de mí del otro lado de la línea. También me preocupaba el no tener una mínima idea sobre qué fue lo que le dije (si es que tuve la oportunidad de emitir más de una palabra) pero llegado a un punto de vergüenza en el que no podía dejar de lamentarme por mi estupidez, decidí creer en la posibilidad de que jamás hablamos.

El resto del día pasó en silencio. Decidí dejar todo ahí. Supongo que tenía demasiadas cosas en mente como para hacer algo diferente a estar en mi cama todo el día mirando uno de los dramas que SeoYeon tanto me había recomendado. Con respecto a ella, no volvió a hablarme en toda la tarde y cuando la llamé en la noche solo me dijo que estaba ocupado y que luego me llamaría.

Pero nunca llamó.

Tomé el resto de la semana –que, apropósito, era la última de las vacaciones– para pensar seriamente en todo lo que agobiaba mi cabeza. Necesitaba un cambio y un tiempo para respirar. Era consciente de que la montaña rusa nunca para y que siempre estará subiendo y bajando, sin embargo, podía hacer que el recorrido sea tranquilo y podría decirse que me encargué de aquello.

No estaba escapando de nada, por primera vez enfrentaba mis problemas sin volverlos el único objetivo de mi vida. Al contrario, los sufría, solo que ya no detendría mi vida solo por eso.

Jamás dejé de hablar con SeoYeon, ya estaba harta de alejarme de las personas sin motivo aparente. Darme un tiempo del drama no significaba dejar a todos atrás. Sin embargo, jamás supe la verdadera razón por la cual Yoongi llegó todo lastimado a su casa esa noche, jamás quiso hablarlo y decidí respetar su decisión. Se trataba de temas personales de pareja y aunque ambos sean mis amigos, eso no me daba el derecho a saber exactamente todo lo que pasaba en sus vidas. Lo único que se es que luego de aquello parecían haber vuelto a estar juntos y si ellos estaban felices, yo estaría feliz con ellos.

Me tomé demasiado a pecho mi autocrítica sobre lo poco que me interesaba por los demás, casi tanto que durante esos días no faltó uno solo en donde no le hablara a mi prima, le escribí varias cartas a mi abuela –ya que sabía que le gustaba a la antigua– y sin estar satisfecha del todo, la llamé en varias ocasiones. Y en una noche la emoción y la intensidad de mis pensamientos me ganó y terminé llorando mientras me repetía una y otra vez: ¿Cómo pude descuidar tanto mi relación con ella? algún día ya no la tendría y me lamentaría de por vida el haberla dejado de lado solo por mis dramas. Tratando el mismo tema, fui a visitar varias veces a mi madre al hospital durante sus guardias, le dejé comida e incluso un día aprovechamos su hora del almuerzo para poder hablar seriamente. Finalmente, al día siguiente a la charla con mi madre, me desahogué frente al memorial de mi padre, donde yacían sus cenizas y varias fotos familiares.

Y fue tan liberador, tanto como si una parte de mí se renovara por completo. Pude ser consciente entonces del tiempo que había desperdiciado ignorando a la gente que realmente quería y saber que estaba haciendo algo, aunque sea muy mínimo, para cambiarlo me calmaba. Me relajaba. Me hacía disfrutar del recorrido de la montaña rusa casi tanto como esa tarde donde, junto a Jungkook, comprendí que las caídas también podían ser divertidas.

Sube y baja. Como el juego.

Sube y baja. Como nuestra relación. Salvo que, en este caso, no podía disfrutar ni la subida ni la bajada.

Con el paso de los días y el depósito de la calidez de las personas que me rodeaban comprendí que no podía darle un buen final a mi relación con Jungkook. Por mucho que insistiera, supongo que me tocaba aceptar que ya nos habíamos dicho todo lo que había para decir, ya me había disculpado de todas las maneras posibles en mis mensajes por lo que ya no tenía excusa para seguir detrás de él. Me había disculpado, había hecho mi parte, estaba en él aceptar mis disculpas o no. Pero ya no podía hacer más.

Si este era nuestro final, podía aceptarlo. Por mucho que me doliese, podía vivir con eso y, eventualmente, poder superarlo y vivir sin ser la víctima de un constante lamento que se repetía una y otra vez en mi cabeza.

Porque, después de todo, supongo que de eso iba la vida. Hacer tu recorrido sin ataduras, tratar de no quedarse con lo malo. Superar y seguir adelante. Sanar la herida y continuar la vida. ¿De qué me servía estar lamentándome cuando aparentemente no había más nada por hacer?

Si debía ser honesta, me sentía como un monstruo. Como si después de tanto tiempo, siempre se trató de mí. Siempre fui yo, creyendo que podía con todo cuando solo lo lastimaba a él. Tenía mis razones, justificaciones, pero después de todo eso no cambiaba la gravedad de los resultados. Él tampoco estaba limpio, también había cometido sus errores, sin embargo, fue quien había resultado más lastimado. Lo que me dejaba a mi sintiéndome terriblemente mal. ¿Pero qué otra cosa podía hacer?

Nunca supe querer a alguien.

Y debía aprender, pero eso no me daba el derecho de usar a alguien como elemento de prácticas. Yo no lo merecía ni el a mí.

Las mentiras tienen patas cortas, justo como nuestra relación. De la manera en la que comenzamos como dos extraños, terminamos como unos. Solo que con un pasado un poco amargo de recordar.

Pero debía seguir. Aprender a valorarme y valorar a la gente a mi alrededor.

Quizás así aprenda a querer.

Quizás así aprenda a dejar de ser la victima todo el tiempo.

Quizás así deje de basar mi vida en vasos medios vacíos, caídas, inseguridades, mentiras, máscaras y negativismo.

Las clases no tardaron en comenzar. Choi YeBin, una de mis compañeras de la universidad, nos había comentado a SeoYeon y a mi sobre una fiesta que se haría por motivo del comienzo de clases y, ya que no teníamos nada mejor que hacer, aceptamos bastante expectantes. Yoongi había insistido en acompañarnos, con la excusa de que, con el inicio de clases, tendría menos tiempo para vernos a ambas. Aun si prácticamente vivía en el departamento de SeoYeon –cortesía del trabajo demandante de los padres de la joven que los mantenían fuera de la ciudad por meses– el siempre buscaba excusas para estar los tres juntos y no podría agradarme más. supongo que así era la manera en la que debíamos mantenernos, juntos los tres. Apoyándonos y sosteniéndonos cuando más nos hacía falta. Y debía admitir que el pecho me rebosaba de alegría al poder ver que finalmente tenía un tipo de amistad como aquellas que aparecían en las películas. Preciosa, invaluable e incondicional. Solo hacía falta concentrarse en las pequeñas cosas que funcionaban bien en tu vida, incluso cuando todo marchaba mal, si ajustaba mi foco en lo bueno todo podía cambiar. 

Al lado de mis amigos, no me sentía triste. A cambio, era genuinamente feliz. Y aun si solo eran dos, para mi eran más que suficiente. Tenia a una persona que me acompañó y me cuidó desde lejos casi toda mi vida y una persona nueva la cual en poco tiempo había demostrado más de lo que se necesitaba para saber que podría confiarle mi vida.

Durante la primera semana de clases no pasó nada fuera de lo normal, fue difícil cruzarse a Jungkook en los pasillos, pero no eran más que pruebas que, quiera o no, debía superar. Su mirada seguía distante y en ocasiones lo encontraba viéndome como si esperara algo de mí. ¿Qué era realmente lo que esperaba? Las preguntas no paraban de llegar y hacer estragos conmigo y entonces no podía evitar pensar en esa noche, ¿Realmente había dicho algo en esa llamada? A pesar de que habían pasado dos semanas, los recuerdos seguían vacíos y confusos. Por momentos sentía estaba a punto de conseguirlo y entonces, cuando más esfuerzo ponía en concentrarme, la sensación se desvanecía como el humo en el aire.

La fiesta tomó lugar el primer fin de semana luego del comienzo de clases. Seguía en pie con mi promesa de dejar de tomar y aunque ni Yoongi ni SeoYeon me tenían un ápice de fe. Yo ya había cargado una botella de agua mineral en mi bolso. Estaba completamente negada a volver a tener otra laguna mental en mi cabeza. Consideraba que los recuerdos eran algo muy preciados como para andar bloqueándolos con alcohol.

Resultó ser que Kwon EunTaek era el mejor amigo de YeBin, quien curiosamente, se ofreció en llevarnos a todos a la fiesta ya que el auto de Yoongi estaba en el lavadero luego de que SeoYeon derramara accidentalmente su licuado sobre el asiento del copiloto haciendo quien-sabe-qué. Honestamente, me salteé sus explicaciones.

Y a pesar de que nos conocíamos muy poco, el camino hacia la fiesta había sido demasiado divertido.

Incluso si no me gustaban las fiestas, me sentía bastante relajada al respecto. Como si en esas dos semanas hubiese hecho un cambio y ahora estaba ansiosa por mostrarle al mundo que estaba comenzando a ser una HyeMin desde cero, sin amistades que delimiten mis movimientos ni mentiras que aten mis sentimientos.

El lugar rebosaba en gente, EunTaek se pegó a YeBin y a su hermana melliza que ya se encontraba en la fiesta, YuBin –quien, en mi opinión, no se parecían en absoluto– me parecía gracioso como sus nombres rimaban perfectamente y, aunque quise evitarlo, no fui capaz de contener un chiste que susurré en el oído de SeoYeon. YuBin era demasiado extrovertida, aquella típica chica que podía definirse como el alma de la fiesta. Había asistido con su grupo de amigos de su academia de baile y, como era de esperarse, HoSeok se encontraba con ellos. En el momento en que mi mirada se centró en él una sensación rara se apoderó de mí. Como cuando crees que estas en un déjà vu pero no puedes recordar absolutamente nada. Con una sonrisa resplandeciente, se acercó a saludarnos a todos y, para mi sorpresa, cuando llegó hasta YeBin le dio un gran abrazo. EunTaek solo blanqueó los ojos y se fue a saludar a otro grupo que estaba adelante nuestro los cuales pude identificar como otros compañeros de clases, YuBin se fue con sus amigas dejando a su hermana junto con HoSeok. Mientras tanto, mi pequeño grupo de amigos y yo nos quedamos viendo en silencio sin saber qué hacer y alternando nuestra mirada entre aquellos dos y nosotros. Fue entonces, en ese pequeño vaivén de miradas, que me concentré en el pequeño tatuaje que HoSeok poseía en su mano con sorpresa.

Desde jóvenes, cuando se lo hizo a escondida de sus padres, siempre había estado ahí, entonces, ¿Por qué me sorprendía verlo? Como si recientemente hubiese desaparecido...

―¡Esa noche! ―exclamé en voz alta. Como si hubiese encontrado algo sumamente valioso y es que, en efecto, había recuperado gran parte de mis memorias.

Las imágenes que siempre había visto borrosas y débiles poco a poco iban tomando color a medida que comenzaban a conectarse con todos los espacios en blanco que tenía en mi cabeza. Tomé de mi cabeza como si esta doliera cuando en realidad no sentía ni el más mínimo cosquilleo y cerré los ojos porque si consideraba que las luces parpadeantes de colores afectaban mi capacidad de concentrarme.

―¿Qué sucede? ―me preguntó Seonnie tomándome del brazo con bastante preocupación. Yoongi miró hacía nosotras con el ceño fruncido.

―¡La noche! ¡Esa noche!

―¿De qué noche hablas? ―inquirió completamente confundida, me tomó por los hombros y me sacudió levemente― ¿Puedes calmarte?

―La noche que yo tomé con SeokJin, en realidad si hablé con Jungkook, ¡Diablos! Necesito hablar con el ahora mismo.

Me removí entre la gente, medio desesperada por salir y otro medio impaciente por llegar a la salida del lugar al cual acababa de llegar.

―¡Espera! ¿Ahora? ―me preguntó cuándo me tomó de mi mano y me detuvo en medio de mi ataque de desesperación.

―Escucha―pedí― no he tomado más que agua desde las últimas dos semanas, incluso me alejé de las gaseosas, toda la valentía que siento en este momento no se debe nada más que a mí misma. Tiene que ser ahora.

Volví a querer irme pero ella volvió a tirar de mi brazo.

―Hyennie, es el primer fin de semana del comienzo de clases, ¿Qué harás si él no está en casa? O peor aún, si el esta con...

No lo pensé, pues era obvio ya que estaba completamente eufórica. Sin embargo, no le di mucha importancia.

―En ese caso sabré que esa es la forma en la que está destinado―contesté con una sonrisa.

―¿Y desde cuando crees en el destino? ―cuestionó Yoongi a mis espaldas.

Alcé ambos hombros.

―¿Desde ahora? ―ironicé― Escuchen, estoy bien, no se preocupen por mí, solo compren helado por las dudas. Los amo, adiós.

Y así, sin más, salí corriendo a detener el primer taxi que vi en la calle.

Estaba nerviosa, diablos, ¡Claro que lo estaba! No había dejado de temblar ni siquiera en el momento en el cual le extendí el dinero al conductor y salí casi corriendo hacía el edificio donde él vivía. No me arrepentí en ningún momento, ni siquiera cuando pensé que el ascensor no vendría jamás y vi hacía la puerta de las escaleras de emergencia con deseo. Ni siquiera cuando las puertas del ascensor se abrieron luego del recorrido, ni cuando corrí hacía su puerta. Quizás, mientras tocaba la puerta con nerviosismo, puede ser que la corriente que sentía en todo mi cuerpo se intensificara tanto que revolviese mi estómago al punto en el cual pensé que vomitaría allí mismo.

Sin embargo, cuando el abrió la puerta, todo sentimiento diferente del escepticismo abandonó mi cuerpo.

―HyeMin...―soltó en un suspiro mientras aferraba sus manos en la puerta. Sus ojos se habían abierto de par en par y me miraba como si no pudiese creer que realmente era yo quien había tocado la puerta―¿Qué haces aquí...?

Abrí mi boca con el propósito de soltar el discurso perfecto que había ideado durante mi viaje en taxi hasta aquí. Sin embargo, como era de esperarse, me había quedado muda, incluso si buscaba las palabras que había pensado ninguna venía a mi mente, estaba en blanco por lo que me tocaba improvisar. Su mirada no tardó en observarme de la misma manera en la que lo había hecho en los pasillos, cafetería y campus de la universidad; con expectativa, como si esperara que en cualquier momento dijese algo y no fue sino recién hasta ese instante en el que me di cuenta de que él siempre estuvo esperando que me acercara. Ya no existía esa barrera que él había construido entre nosotros. Solo estaba esperando por mí.

―Debemos hablar―exigí en voz alta y firme, inflando mi pecho como si acabara de hacer algo digno de mi orgullo.

El me vio con curiosidad y luego de cruzar sus brazos dejó reposar su espalda sobre el marco de la puerta.

―¿Has vuelto a tomar? ―inquirió con su característico ceño fruncido el cual a duras penas podía notarse ya que llevaba su flequillo perfectamente acomodado.

Hice una mueca, no era la manera en la cual esperaba que se dieran las cosas. Pero últimamente estaba aprendiendo a aceptar lo poco que podía obtener y seguir adelante sin resentimientos, por lo que, imité el movimiento de sus brazos y los crucé sobre mi pecho para verlo seriamente.

―Ese es el tema, Jungkook―advertí con cautela―No he vuelto a tomar desde esa noche.

Su cuerpo se tensó visiblemente de pies a cabeza, su mirada tembló y pude observar como mordía con insistencia la cara interior de su mejilla. Segundos después, se hizo a un lado, permitiéndome pasar y mientras me quitaba los zapatos en la entrada y los dejaba sobre un pequeño mueble que había a un lado de la puerta, lo observé tomar uno de los ceniceros que estaba sobre la mesa del comedor y dirigirse hacia el balcón.

Presentía que no sería una charla calmada y el encendedor en su bolsillo y el paquete de cigarros en su otra mano podían confirmarlo.

Sin embargo, me mantuve confiada. O al menos eso quería creer. Acomodé mi pollera sobre mi cintura y tiré levemente del dobladillo al notar que esta se había subido de manera insignificante. Me acurruqué sobre la campera de cuero que llevaba puesta –préstamo de SeoYeon– y con firmeza seguí sus pasos.

Afuera no hacía tanto frio, el calor acogedor de la primavera había quedado impregnado en cada brisa que nos envolvía esa noche, por lo que podía estar completamente cómoda con la pollera siempre y cuando mantuviese mi campera.

Él apoyó su espalda sobre una de las paredes y me escaneó con la mirada mientras una cortina de humo se interponía entre ambos. Dejó descansar su cigarrillo entre sus dedos e hizo un ademan con su barbilla para indicarme que podía comenzar cuando quisiera.

―Acabo de recordar una buena parte de lo que pasó esa noche solo porque me encontré a HoSeok en una fiesta―empecé con algo de vergüenza de solo recordar que lo había confundido― Dime, ¿Cómo es que no fuiste capaz de hablarme al día siguiente?

El soltó una pequeña risa sarcástica que fue acompañada con un poco de humo que escapó de sus labios, la imagen tenía un aire a un atractivo peligroso y un hormigueo creció en mi estómago.

―¿Recordar? ―inquirió con una ceja enarcada―Vaya...

Una risa nasal completamente incrédula escapó de mi sin que pueda evitarlo. Puse ambas manos a cada extremo de mi cadera y lo vi seriamente.

―Si―afirmé con molestía―¿No se te ocurrió pensar que no fui capaz de recordar nada al día siguiente?

Volvió a llevar el cigarrillo a sus labios donde jugó con el filtro por unos segundos hasta que finalmente caló de él, retuvo el aire en sus pulmones y finalmente exhaló todo el humo hacía arriba, perdiendo su mirada en las estrellas por un rato.

Me quedé observándolo completamente anonada con su expresión, sus gestos, su mirada, sus movimientos. Todo en el me resultaba llamativo, sin embargo, sentirme familiarizada con el sentimiento de extrañarlo luego de mucho tiempo sin verlo me afectó horriblemente. Porque, en efecto, era así. Nos distanciábamos y volvíamos, como si estuviésemos destinados al mismo final una y otra vez. La sensación que me inundó en ese momento me dejó completamente incomoda y con una gran decepción. Bajé mi mirada al suelo y permanecí en silencio.

Había esperado tanto por verlo, por escucharlo, incluso había extrañado el olor a nicotina y colonia que desprendía, y no me mal entiendan, en realidad una parte de mí se retorcía de la felicidad por tenerlo finalmente frente a mí –y sin una gota de alcohol en mi sistema– pero otra parte de mí se sentía tan desilusionada porque esta no se trataba de la primera ni la segunda vez que me sentía así, que nos volvíamos a reencontrar.

¿Sería siempre así?

―Lo único que podía pensar era en que ibas a encontrarte con alguien, te dejaron plantada, te embriagaste y a pesar de que me había prometido que te sacaría de mi vida, fui corriendo hacía al bar en el momento en el que SeokJin me llamó―comentó entre dientes, como si algo aun le causase un profundo enojo― y luego de confundirme con uno de tus amigos, actúas como si nada hubiese pasado.

―¿Y aun así no te pareció correcto dejar un mensaje como...no lo sé...quizás... "Hola HyeMin no vayas a suponer que te metiste en medio de una pelea de pandilleros, en realidad la lastimadura de tu frente te la hiciste cuando llegábamos a tu casa"? ―levanté el tono de voz hasta quedarme sin aire.

El hizo una mueca y se acercó un solo paso. Tragué saliva con dificultad. Aun si nos encontrábamos a medio metro de distancia el uno del otro, mi cuerpo no podía dejar de reaccionar de la manera en la que siempre lo hizo frente a él. Aun si quería verme firme, mi estómago daba tantas vueltas como un lavarropa y mi corazón había acelerado su pulso significativamente.

―Créeme, no estaba de humor como para enviar mensajes luego de irme.

―¡Y lo entiendo completamente! ―exclamé con cansancio― pero...¡Por favor! ¡Me escuchaste hablar mientras pensaba que eras HoSeok! Sabías que estaba realmente arrepentida e incluso luego lo discutimos directamente...No espero tu perdón, eso es cosa tuya, pero lo único que podrías haber hecho fue mencionar que el tema se había tratado―apreté mis labios en una fina línea, como si disipara mi impotencia por medio de eso. Inflé mi pecho de aire y clavé mi mirada sobre él. Incluso si quería llorar, ya estaba harta de hacerlo por la misma razón, por la misma persona―¡Maldición! ¡Admití que te quería! ―solté con frustración― admití mis sentimientos por ti, ¿Y aun así pensaste que fingía que nada de eso pasó? ¿Tan poco significan mis sentimientos para ti?

Una carcajada seca, tan filosa como la cuchilla de una navaja nueva, cortó el aire hasta lastimar mis oídos. Mis labios temblaron y di un paso hacia atrás. Más triste que ofendida. Se trataba de la primera vez que confesaba mis sentimientos hacía la persona en cuestión y, aun que sabía que era muy incrédulo de mi parte suponer que sería correspondida, si sabía que había formas más corteses de rechazar a alguien.

Necesitaba irme de aquí.

―Por favor, HyeMin, acababas de ser plantada...

―¡Por Yoongi! ―exclamé furiosa, interrumpiéndolo― ¡Íbamos a tomar juntos pero él nunca apareció! Todo lo que te dije en el auto y en mi habitación era completamente verdad―me tomé un segundo para recuperar el aire, a pesar de que el nudo en mi garganta me limitaba el acceso a él. Pasé mis manos por mi cara y me obligué a calmarme un poco―Mira, no vine a discutir, ni a pelear y mucho menos a declararme, ¿Bien? Solo quería que quedara claro que quiero disculparme, que no fingí nada y que todo lo que dije no era más que la verdad...Entiendo que de ahora en más viviremos vidas alejadas el uno del otro, así que, supongo que también quería despedirme cara a cara―él se quedó mudo y completamente petrificado, su mirada brillaba bajo la luz de los carteles del edificio de enfrente y, aparentemente, había terminado con su cigarrillo pues el filtro usado descansaba sobre el cenicero―fingir ser tu novia fue una de las cosas que más he disfrutado, sin embargo, comencé a desarrollar sentimientos alrededor de una mentira y supongo que terminamos siendo tóxicos para ambos.

Sin más nada que decir y con el corazón en la garganta, me alcé de hombros con simpleza mientras parpadeaba con rapidez para ahuyentar las lágrimas que buscaban arruinar mi discurso. Me hice a un lado y comencé a avanzar hacia la puerta corrediza que me devolvía a la sala del piso. Sin embargo, en cuando crucé el umbral me detuve y, observando su delicado perfil, me atreví a comentar.

―Eres bastante mayor como para que deba decirte que te cuides, tu sabes dónde te metes, así que solo te desearé suerte con EunJi, adiós Jungkook.

Afortunadamente, y para alivio de mi corazón, tomó de mi muñeca y me obligó a volver a salir hacía el balcón. Quedé frente a él, con la respiración entre cortada y el corazón latiéndome más fuerte que nunca. Lucía abatido y molesto, enojado y también terriblemente triste.

Con una de sus manos golpeó fuertemente la pared que se encontraba ahora detrás de mí.

―Deja de nombrarla―exigió clavando su mirada en mi con tanta intensidad que sentía mis rodillas temblar. Su repentina cercanía que tenía atontada y el sube y baja de emociones que sentía me consumía más rápido que los cigarros que el fumaba―¿Puedes entender de una vez por todas que ella ya no me interesa en lo absoluto?

―¿Qué es lo que quieres decir? ―Carraspeé cuando escuché que mi voz había sido un fino susurro―Sé claro, por favor...

Una de sus manos se acercó a mi mejilla, temblorosa y nerviosa se posó sobre mi piel, como si solo el tacto entre nosotros fuese capaz de borrarle su temblor y pánico. La corriente que viajó a través de todo mi sistema nervioso me dejó paralizada y, mientras me daba leves caricias con su dedo pulgar, no pude evitar soltar la más chiquita y tímida de las sonrisas. Lo vi morderse el labio inferior con duda. Se veía tan indefenso y lastimado que las ganas de abrazarlo y ser yo quien le diese caricias me invadieron. No obstante, era incapaz de moverme.

El chico que siempre se había mostrado calculador, frio y todo un experto en el juego. El chico que se consideraba a sí mismo un monstruo que no merecía del cariño de los demás por el simple hecho de haber sido la victima de malas decisiones impuestas por una persona que creía amar. El chico con miedos e inseguridades. Con días buenos y días malos como cualquier ser humano normal. El chico que ocultaba un corazón lastimado detrás de una máscara...

El chico que tenía frente a mí.

El chico del cual estaba enamorada.

El chico que dejó un beso pequeño sobre la punta de mi nariz y pegó su frente a la mía.

―EunJi dejó de ser la razón por la cual seguía en el plan―afirmó con la voz temblorosa― y desde hace bastante tiempo.

***

Todo bien. Este juego repetitivo del sube y baja ahora, finalmente, trato de terminarlo.

Estoy harta de este juego repetitivo del sube y baja. Alguien tiene que bajar de aquí.

A pesar de que no podamos, no hay que poner atención en nosotros y ver quien se bajó y quién no. No arreglemos esto solo por cómo te sientes. Intentemos terminar esto, decidir quién va a bajar o no de este repetitivo juego del sube y baja.

Paremos ahora.





///
Primero que nada, ME CONSTA qué hay traducciones más fieles a la letra de Seesaw, sin embargo esta traducción fue la que encontré más acertada a la historia (y créanme que busqué mucho). Como comentario personal a la traducción me gustó que repitiera una y otra vez "repetitivo juego del sube y baja" ya que causa molestia al lector y de esa forma se expresa lo molesto que es vivir algo una y otra vez. TENÍA que hacerle honores a esta canción porque le considero perfecta para la historia.

LO SEGUNDO Y MÁS IMPORTANTE DE TODO. FERHERMIONE1 CUMPLE AÑOS ESTE VIERNES Y AUNQUE QUERÍA SUBIR ESTO EL
VIERNES NO PODRÉ. ASI QUE AQUÍ ESTÁ MI REGALO PARA TI DULZURA 💖🎂 espero la pases muy bonito.

LLEGAMOS A LOS 300K!!!!! Muchas gracias a todos, realmente.

También quería comentarles que quería subir esto en la noche pero luego de ver el directo del concierto me sentía vacía y no pude jajaja.

Por otro lado, les quería comentar que la chica que en mi mente (opinión propia) es perfecta para HyeMin es Jung ChaeYeon:

¿La conocían? Es preciosa.

Como bonus les dejo esta imagen de Jungkook con humo en su cara porque OMGGGGG

Sin más nada que decir, nos leemos en el próximo capítulo. Cuídense mucho, los amo 💖

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