The Same Heartbreaker (2) ✔️

By isnotcandy

2.4M 184K 119K

Segundo libro de la Trilogía Heartbreakers. Es necesario leer el primer libro para entender este. Cuidado co... More

Prefacio.
Prólogo.
1. Quinn.
2. Liam
3. Quinn.
4. Liam.
5. Quinn
6. Liam.
7. Quinn
9. Quinn.
10. Liam
11. Quinn
12. Liam
13. Quinn
14. Quinn.
15. Liam.
16. Quinn.
17. Liam
18. Quinn
19. Liam
20. Liam
21. Quinn.
22. Quinn
23. Quinn
24. Liam.
25. Quinn
26. Quinn.
27. Liam.
28. Quinn
29. Liam
30. Quinn.
31. Quinn
32. Liam.
33. Liam
34. Quinn.
35. Quinn
36. Liam.
37. Quinn.
38. Quinn.
39. Liam.
40. Quinn.
41. Liam.
42. Quinn
43. Quinn
44. Liam.
45. Quinn
46. Liam.
47. Quinn.
48. Quinn
49. Quinn.
The Last Heartbreaker (3)

8. Liam.

44.3K 3.8K 5.5K
By isnotcandy

Capítulo editado. (Al ser la versión editada, los comentarios de la primera versión no aparecen. Si están dudando entre comentar y no comentar, comenten)


8 | LIAM

—Hice amigas —anuncia Aggie. Elevo mi cabeza de mi libro de estudio y dejo que el resaltador caiga en el pliegue.

Ni siquiera me di cuenta de que entró al departamento. Sin embargo, le agradezco. Necesito un descanso o mi cabeza va a explotar con tanta información.

—¿Quiénes? —le pregunto y me hago a un lado para que se siente a mi lado en el sofá. Nick está en clases, al igual que Tyler. Ambos se apuntaron a las mismas porque estudian lo mismo.

Así que Aggie y yo nos hacemos compañía cuando no sabemos qué hacer. Bueno, ella no sabe qué hacer. Yo tengo trabajos que entregar.

—Mhm, no creo que las conozcas —responde y le da un mordisco a su manzana que robó de nuestra cocina—. Están en tercer año de mi carrera, pero repitiendo una asignatura de primero.

Asiento. Recuerdo que Emma estudia periodismo y está en tercer año. Pero, ¿cuáles son las chances?

Aclaro mi garganta. Han pasado dos semanas desde que crucé a Emma en el gimnasio y desde entonces, se puede decir que somos amigos. A veces vamos a una cafetería, la veo casi todos los días en el gimnasio y de vez en cuando me enseña nuevas tácticas de boxeo. Me gusta su compañía. Todavía no les dije nada de esto a mis amigos. Ni Tyler sabe.

No quiero que piensen que Emma y yo estamos saliendo, que me gusta o siquiera que podría gustarme. No después de todo el drama del año pasado. Somos amigos. No pasamos ese límite. Quizás hayan algunas insinuaciones, pero nada serio.

Así que prefiero ahorrarme sus miradas curiosas y sus consejos de "ten cuidado, puede romperte el corazón". No voy a volver a tropezar con la misma piedra otra vez.

—¿Cómo se llaman? —le pregunto.

—Blue, Emma y Margot —responde y chasquea su lengua, orgullosa de haber recordado sus nombres.

Trago saliva e intento no lucir tan sorprendido ante los nombres. Pero por supuesto que Emma tenía que ser una de las nuevas amigas de Aggie.

—No quiero sonar como un imbécil, pero tengo que hacerlo. ¿Estás segura de estas chicas? ¿De que quieren genuinamente una amistad contigo? —inquiero preocupado.

Aggie es la persona a la que siempre voy a proteger. A todos mis amigos en realidad, pero tengo una debilidad por mi mejor amiga. La han traicionado muchas veces, la vi en sus peores momentos y tan rota que parecía que sus piezas nunca volverían a unirse. Así que sí, me preocupo demasiado.

Exhala aire y recuesta su cabeza en el respaldo del sofá. Su rostro lo dice todo. Ya pensó en esto tantas veces que no la dejó dormir por noches seguidas.

—No puedo ser tan paranoica, Liam —responde finalmente en un murmullo casi inaudible—. Daré todo en esta amistad, pero no confiaré mucho. El tiempo me dirá que quieren... Además, luego de tanto tiempo jugando a este juego, identifico rápido las segundas intenciones de las personas.

—Esa es mi niña —murmuro y le despeino el cabello. Sé perfectamente cuánto le enoja que haga eso, ella chilla y me golpea para que la suelte. Suelto una carcajada.

Aggie fue y siempre será una chica especial en mi vida. Es lo más cercano que tengo a una hermana en estos momentos. Nos conocemos hace tanto tiempo que no logro recordar mi vida sin la rubia dando vueltas en ella. Aggie me cuida y yo cuido de ella, soy el hermano mayor que nunca tuvo. Está con Nick y sé que él es un buen tipo y que la ama con todo su corazón y un poco más, por eso nunca le haría daño. Si el caso fuera diferente, probablemente estaría sospechando y odiando a cada chico con el que sale.

Nos pasamos un rato más charlando de cosas sin sentido. Ella toma mi libro de anatomía humana con sus manos y frunce el ceño al intentar entender lo que dice la hoja que estoy intentando estudiar.

—¿Cómo puedes entender esto? —refunfuña y niega con la cabeza.

Me alzo de hombros.

—Leyéndolo.

—Eres tan adorable cuando te pones en modo nerd —se burla y con sus dedos aprieta mis mejillas. Pongo mis ojos en blanco.

—Basta, Monroe —le advierto cuando encuentra mis mejillas demasiado divertidas para jugar y pellizcarlas a su antojo—. No me hagas enojar.

—Sí, seguro —intenta relajarme con un gesto sarcástico, aunque por lo menos suelta mi rostro.

Se queda en silencio y baja la mirada a su regazo. ¿Y ahora? Aggie nunca se queda callada a menos que sea serio. Estoy por preguntarle qué pasa cuando sube la mirada y lo suelta:

—Queda una semana para que viajemos a Portland.

Proceso sus palabras. Y luego me río.

—¿De verdad crees que voy a ir? —arqueo una ceja.

Cuando Tyler me lanzó la noticia, también me reí. Imagínense a mi, viajando a Portland, a la boda de la madre de Quinn Meyer con el padre de su ex novio. Buen chiste.

Aggie suelta un suspiro exasperado.

—Liam, no solo nos incluyeron en las invitaciones de nuestros padres. Nos hicieron llegar una aquí, al otro lado del mundo —dice como si eso fuese un hecho transcendental—. ¿No crees que es Quinn la que quiere que vayamos?

—Por supuesto que es ella —resoplo. A ese hecho lo di por sentado hace dos semanas cuando nos llegaron las invitaciones para la boda. No quiero ni siquiera saber cómo sabe nuestra dirección—. No es como si conociéramos a su madre.

—Tal vez quiere arreglar las cosas —sugiere ella alzándose de hombros. Aprieto mis labios y hago mi mejor esfuerzo para no estallar. Me pregunto si Agustine se está escuchando a todas las estupideces que dice—. No creo que sea mala idea ir —completa ella alzándose de hombros.

—Quinn destruyó a Tyler, perdió toda mi confianza. Nos hizo daño a los dos por una simple venganza contra mí —sacudo mi cabeza al recordarlo. Suena tan retorcido decirlo en voz alta—. No voy a pretender que todo está bien. No voy a viajar hacia el otro lado del mundo por un fin de semana para asistir al casamiento de su madre y luego volver. Me parece tonto. Además, tengo trabajos que entregar.

Aggie infla su pecho con aire, como si quisiera comenzar a disparar argumentos por todos lados pero no sabe por dónde comenzar. Exhala y habla con elegancia:

—Estás actuando como un resentido —declara.

—Por supuesto que estoy resentido —resoplo.

Después de lo que sucedió en el penthouse esa mañana, no volví a hablar con Quinn Meyer. No interesaba si seguíamos yendo a la misma escuela, porque lo hicimos por tres meses. La ignoré tanto que hasta a los espectadores de Everdeen les dolía. Hice mi propio camino, me enfoqué en terminar la secundaria con las mejores calificaciones, dejar lo mejor en el campo de juego, tuve el mejor viaje de fin de curso al Caribe, hice todas las estupideces que hacen los de último año e incluso fui al maldito baile de graduación.

¿Qué fue de Quinn Meyer durante esos tres meses? No me interesa.

—También me enfadé muchísimo cuando me enteré lo que le hizo a Tyler. Fui yo la que le advirtió el primer día que Stefan Fleming la trajo a la casa de Nick, que no le hiciera daño a Tyler. Y luego otra vez cuando terminaron la primera vez... —suspira al repasar su pasado con Quinn—. Pero... Ya pasaron seis meses, no le guardo tanto rencor. Lo que hizo fue... Retorcido en cierta manera y malo, pero no todo lo que hizo fue así. Honestamente, la desconocí cuando me contaron.

—¿La desconociste, o nunca la habías conocido? —inquiero elevando mis cejas.

Aggie pone sus ojos en blanco.

—Qué dramático eres, Hamilton. Tú eras el que mejor la conocía, tal vez eso hizo que te afectara más. Creo que nos debemos hablar con ella —se alza de hombros—. Tú eres el único que le guarda un rencor increíblemente enorme. Me parece que ni Tyler está tan enfadado. Que pase medio año hizo que comience a pensar las cosas diferente. Tú también deberías hacerlo. Además, las bodas son divertidas.

Ladeo mi cabeza. ¿Puede que lo que Aggie dice sea verdad? ¿Qué dejé que me afecte demasiado? O tal vez no. Tal vez soy un simple chico que se enamoró por primera vez de alguien y ese alguien lo decepcionó, rompiéndole así su corazón.

No hablo del tema con Tyler. No hay temas prohibidos entre los dos, y Quinn es el primero. No sé si la odia o qué. Asumo que sí.

—No intento justificarla, ni tenerle compasión, pero creo que todos nos merecemos un buen cierre. Yo lo necesito —dice ella en un tono derrotado—. Piénsalo, todavía tienes tiempo. De todos modos, Malcolm ya dijo que tú asistirás.

—¿Qué opina Nick? —interrogo. Aggie se levanta del sofá, devolviéndome mi libro.

Endereza su espalda y voltea para mirarme.

—No quiere que ustedes sepan pero... Nick quiere ver a Quinn —se ríe.

¿Cómo puede reírse?

De repente me siento un poco traicionado. Se supone que Nicholas tiene que estar de mi lado.

—Te dejo a tus estudios, Hamilton. Me prometí a mi misma y a las chicas que iríamos al gimnasio en quince minutos. ¿Mencioné que Emma boxea? Blue y Margot me dijeron que es la mejor en eso.

Sin duda lo es.

—No, no lo dijiste.

—Organizaré algo para que ustedes conozcan a mis amigas —se decide ella. No termino de descifrar si lo acaba de pensar o ya lo tenía en mente—. Podría invitarlos a todos a comer. Liam, deberías hacer ese pastel con glaseado de limón que te sale bien.

—No voy a hornear un pastel para tus amigas.

Es una tradición que se la reservo únicamente a Aggie.

—Ahg. ¿Por qué eres tan difícil? —cuestiona. Abro mi boca para soltar un comentario sarcástico cuando la veo negar con la cabeza—. No digas nada más. Nos vemos más tarde.

—Adiós —me despido.

Aggie se va del departamento cerrando la puerta tras ella.

Estoy completamente solo cuando dejo escapar todo el aire que contenía y echo mi cabeza hacia atrás. Me doy unos momentos y cierro mis ojos. La conversación con Aggie me hizo replantearme unas cuantas cosas. Todos han superado en parte lo que sucedió con Quinn (aunque quizás Tyler no tanto), y al parecer, en una especie de contrato tácito en el cual no me incluyeron, decidieron quedarse con los buenos recuerdos de ella.

Y es que yo tengo miles.

Desde los más tontos a los más significativos. Las noches hablando por teléfono, los paseos en moto, waffles y brownies a las tres de la mañana, despertarme con su cuerpo desnudo aferrado al mío, clases de física, conversaciones profundas como esa vez que me contó acerca del compromiso de su madre y otras tontas como cuando nos pasábamos hablando horas y horas sobre cualquier cosa.

Di por sentado que nunca más volvería a cruzarme con Quinn Meyer. Nunca consideré al perdón como una solución posible. ¿Podría volverse una posibilidad ahora? No cabe duda que su fantasma me sigue acechando, la recuerdo todo el tiempo, la comparo siempre, pienso en qué me diría todo el tiempo y siempre me amargo al acordarme de lo que hizo.

Necesito verla para poder cerrar esta etapa de una vez por todas.

Y mentalmente ruego, ruego que cuando la encuentre en una semana, sea una hija de puta, que no se arrepienta de nada y me haga más fácil odiarla y cerrar esta etapa de una vez por todas. Ya sabes, hacer puntos sobre la herida, esperar a que las células hagan lo suyo, se regeneren y seguir como si nada. Me lo debo.

***

—¿Cuál es tu número favorito? —me pregunta Emma de repente. Bajo mi mirada y encuentro sus hipnotizantes ojos azules.

Estiro mi brazo y dejo el tazón con palomitas —queda tan poco que ya es inútil seguir revolviendo— en el suelo. Acomodo la almohada que hace que mi cuello no muera de dolor.

Emma descansa su cabeza en mi pecho y tiene una de sus piernas encima de mi cuerpo. Compartir su pequeña cama del dormitorio en la residencia de estudiantes es algo incómodo, pero agradable. Es la primera vez que la tengo tan cerca.

Me sorprendí cuando me invitó a ver una película. No dije que no, así que aquí estamos.

Entiendo el mensaje entre líneas cuando me dice "vamos a ver una película, mi compañera de cuarto no estará". Para mi sorpresa, vimos Amor sin Barreras completa. Nunca la había visto, no soy fan de las películas viejas pero Emma sí lo es. Es su promesa hacerme ver Grease y Dirty Dancing también.

Hemos bajado la laptop de Emma y ahora estamos abrazados en su cama. Juego con su cabello oscuro mientras ella traza círculos con su dedo índice sobre mi cuerpo.

—Mi número favorito tiene que ser el trece —respondo luego de pensar un poco.

—¿Tiene algún significado en especial? Por favor no digas que es la fecha de tu cumpleaños —pide en una exageración.

—No —río—. Mi cumpleaños es el 22 de agosto. Trece es el número de cumpleaños de mi hermana pequeña, Olive.

—¿No me habías dicho que no tienes hermanas?

Trago saliva. Tiene razón. Eso le dije.

—Es complicado...

—No preguntaré más —responde rápidamente.

—Gracias.

Acomodo un mechón de cabello detrás de su oreja y es cuando accidentalmente toco su mejilla delicadamente en lo que se interpreta como una caricia. Se estremece un poco, pero no me recrimina nada ni se pone nerviosa.

—Los latidos de tu corazón son tan tranquilizadores —murmura. No puedo verle el rostro pero puedo apostar dinero a que tiene sus ojos cerrados.

Me río.

—Cuéntame más sobre ti, Emma Anne Jenner —le pido. Me acomodo en la cama de tal manera que apoyo mi espalda en la pared y ella se ve obligada a sentarse también. Lo hace apoyando su espalda en la pared contraria ya que la cama está en una esquina. Pasa sus piernas por encima de mi regazo.

Tiene puestos unos shorts de pijama los cuales son rosas y tienen pequeñas sandías como diseño, y una camiseta que le queda grande y pone el nombre de la universidad. Su cabello está suelto. Por otro lado, yo llevo mis pantalones chándal y una camiseta de Everdeen. No planeamos arreglarnos mucho para hoy.

—No me digas Anne —insiste en un tono molesto.

—Lo siento, ya quedó —me burlo y le sonrío.

Rueda sus ojos.

—Está bien, ¿qué quieres saber?

—No lo sé, todo —me alzo de hombros.

—No estás siendo específico, así que empezaré por donde quiera —declara con seguridad—. Soy de Liverpool, pero por el trabajo de mi padre nos mudábamos mucho. Viví en Glasgow, Dublín, Miami, y hasta una temporada en Barcelona.

—¿Miami? ¿Por qué no lo dijiste cuando te conté que era de allí? —le pregunto con sorpresa.

Se alza de hombros. Luce tierna cuando hace eso.

—No lo consideré importante —responde—. Además, no quería decírtelo porque no me gustó mi tiempo en Miami para nada. Bueno, siguiendo... Estudio Periodismo, como ya sabes, me quedan dos años contando este pero ya estoy haciendo pasantías en un periódico. Es buena experiencia para saber cómo se manejan las cosas, por más que no gane dinero.

—¿A qué tipo de periodismo quieres dedicarte cuando termines?

—Deportivo —responde sin dudar. Decidida, me gusta.

—¿Televisión o detrás de una computadora? —le pregunto. No la conozco lo suficiente para suponer una o la otra cosa.

—Supongo que lo que encuentre, no molestan ninguna de las dos opciones —contesta sin darle mucha importancia.

—¿Ex novios?

Emma tose e intenta disfrazarlo con una risa. Aclara su garganta y se pone lo más seria que puede.

—Casi ninguno en la secundaria —responde—. Unos cuantos imbéciles en mis primeros años de universidad. Nada muy serio.

Frunzo el ceño ante su respuesta. Hay otra respuesta disfrazada.

—Nunca has tenido un novio serio —concluyo con mis ojos entrecerrados, con miedo a no acertarle.

Aprieta sus labios y niega con la cabeza.

—No le intereso mucho a los chicos.

¿Esta chica se está escuchando hablar? Emma podría ser una supermodelo, si eso es lo que quiere, desfilar en las mejores pasarelas de Milán y ser una maldita estrella de cine. Sus ojos azules son hipnotizantes al tal punto de robarte el aliento, las facciones de su rostro parecen haber sido talladas por la misma Afrodita. La delicadeza de ellas es increíble. Su cabello es jodidamente perfecto, sus labios me hacen querer saltar a besarla de una maldita vez y su cuerpo... Ni empecemos por ahí. Todos los años de boxeo han hecho su efecto, es lo único que diré.

¿Me dice que con todos esos atributos "no le interesa a los chicos"? ¿Qué clase de chicos con la vista arruinada son estos?

Y ni siquiera termino con su apariencia, tiene una personalidad encantadora. Es amable, madura, buena, sociable y graciosa. Se siente como si fuera ese tipo de chicas que quieres en tu vida para siempre.

—Quita esa cara, imbécil —chasquea sus dedos entre mis ojos.

Sacudo levemente mi cabeza.

—Lo que dijiste no tiene sentido, ¿a qué chico no le interesarías?

Se le escapa una pequeña sonrisa.

—No lo sé —responde insegura—. Simplemente ha sido así toda mi vida —resoplo sin terminar de comprenderlo—. Basta de mí, hablemos de ti. Supongo que las chicas siempre han estado babeando por ti, Hamilton.

Largo una carcajada. Admitirlo en voz alta al frente de ella sería demasiado egocéntrico.

—Tal vez.

—¡Por supuesto que sí! —exclama y me empuja al poner sus manos en mi hombro. Las atrapo cuando intenta quitarlas. Tiro de ellas de tal manera que hago que caiga encima de mí.

—¿Te tengo a ti babeando por mi? —bromeo mirándola a los ojos.

—Eso sería asqueroso —concluye al arrugar su nariz.

Sonrío ante su respuesta.

Emma quita la sonrisa de su rostro y muerde su labio. Bajo la vista hacia ellos y de nuevo a sus ojos. Sus pupilas están dilatadas, el deseo palpable en ellos y sus mejillas sonrojadas, eso me indica cuánto quiere esto.

Decido terminar este juego ridículo y la beso. Uno mis labios con los de ella, los cuales también estaban hambrientos por los míos. Emma toma la iniciativa y pasa una de sus piernas por el otro lado de mi cuerpo. Se sienta sobre mi regazo. Aún tengo mis manos sosteniendo sus muñecas, las dejo ir y ella rodea brazos por sobre mis hombros. Mis manos bajan por su cuerpo hasta detenerme en sus caderas.

Se inclina más a mi para generar mayor fricción. Todo mi cuerpo se enciende y me siento patético por ponerme duro con tan solo unos besos.

Sus labios parecen no terminar de saciarse de los míos, besa, succiona y muerde a su antojo. Tampoco me quedo atrás, atrapo su labio inferior con mis dientes y Emma gime. Aprieto su trasero con fuerzas y es cuando parece decidir que se ha cansado de simples besos.

Estruja mi camiseta con sus manos y hace que me acueste, acomodándose encima de mi. Me sonríe como nunca antes lo hizo, es una sonrisa pícara acompañada de una mirada que me lo dice todo. Agarra el dobladillo de su camiseta y tira de ella hasta quitársela. No me sorprende que no tenga sujetador, de hecho, ya lo sabía.

Vuelve a inclinarse para besarme.

***





NOTA:

adivinen qué, hoy es lunes a la una de la mañana y mañana tengo que ir al colegio. El gallo empieza a cantar en cinco horas y tengo que estar fresca como lechuga jaja. pero no quería dejarlos sin capítulo, ¡no después de que consiguieron 700 votos en el capitulo 6! Me pregunto a cuantos votos llegará este...

Este capitulo me gusta mucho porque muestra la relación que siempre quise mostrar entre Liam y Aggie. Y DEJAMOS DE ECHARLE TODA LA FUCKING CULPA A QUINN AUNQUE SI LA TENGA JAJAJA.

PREGUNTAAAAAA:

¿les cae bien Emma?

no se olviden de seguirme en mis redes sociales, les respondo mucho más rápido y siempre se enteran de todo por ahí ajaja

Continue Reading

You'll Also Like

6K 230 32
bueno................ el titulo lo dice todo todos los personajes le pertenecen a marvel
3.3K 436 33
Cuando tenemos una decepción amorosa de años, tu padre es el empresario más famoso y tiene invitados se junta el alcohol y una noche donde todo es co...
8.3K 276 13
historia de reaccion hazbin hotel viendo la historia y otras cosas relacionadas al primer hombre habrá revelaciones peleas shipeos a no más poder y a...
642 107 21
Sus caminos se conectan por primera vez a través de un lazo de amistad por sus parejas. Sus relaciones terminaron, no tienen ataduras pero y ahora...