Comencé a correr hacia la entrada pero no alcancé a ver a nadie.
- ¿A dónde vas corriendo?, si es muy pronto, dijo mi madre alcanzándome.
- ¿No lo has visto mamá?
- ¿A quién? Yo no he visto nada.
- Déjalo, dije exhalando el poco aire que me quedaba en los pulmones con absoluta desesperación.
Arrastré los pies hasta la sala de espera. Por suerte tardaron poco en llamarme.
Vino a buscarme el mismo policía de la otra vez, estaba muy amble se interesó por mi salud mientras me guiaba por varios pasillos hasta que llegamos a una puerta.
El la abrió franqueándome el paso. Solamente había dado un par de pasos cuando me quedé completamente paralizada.
Allí estaba Zayn sentado en una silla detrás de una mesa. Sus ojos por un instante reflejaron también una profunda sorpresa pero al momento su expresión cambió.
Adoptó aquella pose chulesca que usaba cuando le conocí y que tanto detestaba. Se repanchingó en la silla como si estuviese tomándose tranquilamente en cualquier bar.
Cada vez entendía menos lo que pasaba por su cabeza. ¿Cómo podía estar así en aquella situación?
El policía me sacó del trance cogiéndome suavemente por brazo e indicándome que me sentase en la otra silla libre a su lado.
Después de dar lentamente la vuelta a la mesa, tomó asiento frente a nosotros y comenzó a hablar con aquella parsimonia que me sacaba de quicio.
- Os estaréis preguntando porque estáis aquí los dos.
- Bueno, lo primero que me gustaría saber es vuestra relación. Quiero decir si sois amigos o simplemente conocidos y desde cuando os conocéis.
- No creo que mi vida social le importe lo mas mínimo, se apresuró a contestar Zayn con descaro.
El policía le contestó sin perder por un momento su calma habitual.
- Me importa desde el momento que está relacionada con un delito.
- Según nuevas declaraciones de un testigo ambos estuvisteis en casa de la señora Adela casi al mismo tiempo a la hora del robo.
Hizo una pausa en su discurso y nos miró alternativamente.
- Resulta muy curioso que no os hubieseis visto. ¿Quizá estabais compinchados?
Apenas podía respirar y me encontraba muy mareada. Intenté abrir la boca pero no llegué a decir nada. Un fuerte ruido me sobresaltó, había sido Zayn que había golpeado con fuerza la mesa y me estaba gritando.
Mi mente no podía procesar que estaba diciendo, tarde un rato en reaccionar.
- ¡Tú me has delatado!, ¡Maldita imbécil! Te dije que te arrepentirías si hablabas.
Rápidamente entró un policía que le sujetó. Yo le miraba sin entender nada mientras le sacaban arrastras y el seguía vociferando insultos.
- Tranquila, no debes temer nada, dijo una policía que me cogió por lo hombros llevándome fuera.
- Pero él no…no…, apenas balbucee.
- Ahora ya no puede hacerte daño.
La chica me dejó en otra sala y me trajo una infusión.
- Tómate esto y cuando estés más calmada hablaremos.