KIM TAE HYUNG
— ¿Quién eres tú? — pregunto tratando de recuperar mi antigua visión. Lo poco que alcanzo a ver esta distorsionada por pequeñas nubes y una intensa luz amarilla que ejerce algún foco detrás de ella.
—Alguien que te golpeara si no te alejas de él. — Su voz suena fuerte y torva mientras me amenaza con un palo de ¿beisbol? , Contradictoramente sus brazos tiemblan, pero es por la presión que ejerce al sujetar el mango del palo de forma inexperta. Escucho su respiración aparte de la mía y de la del sujeto que mantengo aun contra la pared, es discontinua y acelerada, como la de una persona que acababa de correr alguna maratón. Esta agitada. — Suéltalo. Hazlo ahora. — Amenaza de nuevo en un tono más hostil. Me estremezco por la gran semejanza con aquella voz que solo vagaba por mis recuerdos desde hace cuatro meses. No puedo hablar y estoy completamente aturdido. Solo un nombre me rebota en las paredes del cráneo, pero es imposible.
La observo perplejo, confundido y escéptico. Aflojo los brazos, doy un tambaleante paso atras y mi campo de visión se enfoca únicamente en su difuminada imagen, tratando de captar más de ella de algún modo, convirtiendo esto en una necesidad que requiero saciar ya.
El sujeto que era mi prisionero escapa en la primera oportunidad, y como un niño temeroso se instala detrás de la chica que me recuerda a un fantasma del pasado, un fantasma que yo conocía y que he tratado duramente de arrancar de mis memorias pero que no he podido conseguir, porque mientras mas trataba, mas fuerte se hacían sus recuerdos y ha llegado al punto de hacerme perder el juicio.
Ahora comprendo. Esta es otra alucinación, otro engaño de mi propia mente enferma. Esta es otra prueba de que he perdido ya la cordura. ¿Es la demencia es el precio que debo pagar por mis errores? Claro que lo es, porque no hay alguna otra razón para que estuviera perdiendo la cabeza, para que creyera que la chica frente a mi es __________. Pero, pero... ¿Pueden dos personas diferentes tener la misma voz? ¿Pueden acaso también tener la misma esencia, el mismo aroma?
<<No, no, no. ¡Acéptalo Kim Tae Hyung, ella murió! ¿Por qué buscas aferrarte a algo que es imposible? Ella ha muerto y tú fuiste uno de los malditos idiotas que lo ha hecho. >>
Entrecierro los ojos recordando mis pecados, mis imperdonables errores que me han condenado. Vuelvo a levantar la mirada, y ante algo impreciso, sin siquiera medir el hecho de que posiblemente vaya a golpearme con el bate, intento dirigirme hacia ella con la intención de comprobar mis absurdas sospechas. Pero al primer paso pierdo la estabilidad de mi cuerpo, como si estuviera sobre una cuerda floja. Siento un temblor dentro y fuera de mí. Sé que voy a caer, así que busco con mi mano derecha alguna superficie fija para sostenerme, no obstante, apenas doy otro paso para conseguir cierto balance escucho un crujido, como si algo se quebrara. Al instante todo se adormece. Yo, el mundo, el tiempo, ella, absolutamente todo. El calor se vuelve infernal e insoportable, y la presión me comprime.
Hecho un grito ronco en el vacío hasta quedarme sin aliento. Una simple y casi imperceptible brisa me empuja hacia adelante, pero antes de que cayera al suelo unos brazos me sostienen, me rodean por el torso como si me abrazaran. Su cuerpo se convierte en mi soporte humano, donde recargo todo mi peso sobre su diminuto cuerpo. Me lleva al suelo, recostándome muy lentamente. Pero por más cuidado que ella tiene conmigo, me duele de manera torturadora.
—Tranquilo, tranquilo. — Creo escuchar que dice. No estoy seguro, el dolor poco más debajo de mi axila bloquea parte de mis sentidos. — ¡No te muevas!
Estoy temblando. Mi cuerpo esta mojado, mojado por sudor. Trato de mantenerme rígido bajo una abrasadora aura que quema mi piel. No quiero moverme, pero necesito respirar. Estoy ahogándome en el dolor. No puedo resistir. Grito nuevamente, es inevitable. Me falta oxígeno y respirar duele. Me retuerzo como una serpiente que arde bajo fuego.
— ¡Quieto, no te muevas! — Grita, esta vez alcanzo a oírla claramente. Sus manos presionan mis hombros al suelo, tratando de mantenerme inmóvil. — ¿Por qué lo hizo? ¡No era necesario!
— Yo... yo pensé que iba a atacarte.
— ¡Ayúdeme a mantenerlo quieto! Sostenga sus pies firmes. Apresúrese. Hágalo ya.
— ¡Quema! — Protesto y hecho la cabeza hacia atrás, doblando mi columna.
— Tranquilo. Está bien, está bien. Quieto... solo mantente quieto.
— ¡Ah, No puedo! — Me sale un grito estrangulado de la garganta, deseando fuertemente que desaparezca el dolor, mientras mis manos arañan con vigor el áspero suelo.
—Shhh, no digas nada. No gastes fuerzas. Voy a ayudarte, pero necesito que por favor cooperes, ¿Si? Escucha mi voz. Tan solo escucha mi voz, ¿Bien?
Su voz... su voz... Su voz es temblorosa, es trémula. Su voz agitada intenta mantenerse en una línea fina de calma solo para brindarme sosiego. Su voz suena como el sonido de las cuerdas de algún violín procurando darle serenidad a una tormentosa y pavorosa noche. Su voz sacude la caja de mis recuerdos y me traslada por el tiempo. Aquel fantasma que tanto aspiraba olvidar, resurge más viviente... con solo oír su voz.
—Eso es. Tranquilo. — Su tacto se vuelve más blando. —Todo estará bien. — Dibuja entre sus partidos labios de forma pausada.
Mi respiración aun es irregular, pero ya no sufro de fuertes espasmos. Y aunque el dolor punzante aún perdura debajo de mi piel y de mis articulaciones, mi mente se centra solo en ella, en la chica desaliñada de pelo alborotado y de frías manos, en sus fascinantes ojos que pacifican el caos dentro de mí... lentamente. Esos ojos nunca podría olvidarlos.
Levanto el brazo derecho con las débiles fuerzas que apenas consigo reunir. Tomo un mechón de su pelo suelto, y dibujo una línea hasta colocarlo detrás de su oreja. Ella simplemente se encoje, no se aleja o aparta mi mano, solo se encoje como un pequeño e indefenso animal.
<< Sé que eres tú...>>
De pronto todo se torna más nubloso, cada imagen se difumina con las sombras de su entorno. Siento que voy a desvanecerme, pero el dolor me mantiene levemente consiente.
Hay ciertos intervalos de tiempo que se pierden, pero ella continua a mi lado y esa es mi única calma.
— No era necesario golpearlo, ¿Se da cuenta de que puede morir a causa suya?
— ¿Esta recriminándome? Me amenazo e intento matarme, y hubiera hecho lo mismo con usted. ¿Niña, no lo viste hace un rato? Sus ojos tenían la mirada de un asesino, sus brazos tenían la fuerza necesaria como para estrangular a cualquier persona.
—Probablemente solo estaba asustado y trataba de defenderse.
—De todas formas eso no quita el hecho de que él sea alguien peligroso. Tenerlo aquí es un riesgo. Quien sabe lo que hizo para quedar en este estado, quizá pertenezca a una mafia. Deberíamos entregarlo a la policía.
—Debe ir a un hospital primero. Necesita con urgencia atención médica. No sabemos que tan grande son las lesiones dentro de él, y peor con la embestida que usted le dio. Así que señor, ¿Podría intentar nuevamente comunicarse con emergencia y dejar de ponerme mas nerviosa?
—Solo soy razonable. Además, no hay antena, probablemente sea por esta tormenta eléctrica. ¿Podríamos llevarlo en mi camioneta?
—El motor últimamente le ha estado fallando por lo que he oído por su propia boca, salir en este clima con esa cosa es prácticamente suicidio. Además, la cabina es muy pequeña, la parte trasera esta sucia y oxidada, por sus heridas expuestas podria contraer algo. Asimismo es muy arriesgado moverlo en estas condiciones teniendo en cuenta el recorrido hacia su camioneta, podríamos ocasionarle peores contusiones o fracturas fatales.
—Entonces, ¿Qué es lo que sugieres que haga?
—Simplemente continúe llamando a emergencia o a algún otro hospital. ¿No conoce a alguna enfermera que resida en los departamentos del edificio? ¿Algun medico? o ¿Podria ir al otro edificio y ver si tienen antena, algún tipo de comunicación? ¡No sé, haga algo pero ya!
—Hay un estudiante de medicina, pero creo que no ha regresado aún. Iré a ver. ¿Estarás bien si te dejo sola?
—Si, si, solo apresúrese.
—Bien. Mantén los ojos abiertos niña, el muchacho no es de fiar.
Escucho el sonido de unos pasos alejarse, tomando cada vez más distancia. Y nuevamente la oscuridad y el silencio total inciden en mí.
— La ayuda está en camino... Estas muy frio — Dice alguien desde mi costado. Abro los ojos en vista a ella. —Ahora vuelto. — Apenas intenta pararse, por impulso sostengo su mano y la detengo.
—No...— Susurro con temor a que salga por la puerta y no regrese, con miedo a que desaparezca como ya ha pasado en otras ocasiones. Puedo soportar el frio, no me importa mientras ella permanece junto a ti. No quiero soltarla, no quiero dejarla ir. No esta vez.
Estoy dispuesto a hacer cualquier cosa para que se quede conmigo, así esto me duela.
—No, no. ¿Qué haces? No puedes moverte aún. — procura de vuelta tenderme al suelo, tratando de ser sutil en su tacto, pero insisto.
—Por fa-vor. — pido con mi voz apagada mientras busco de alguna manera poder aferrarme a ella.
—No te pasará nada. Solo serán un momento, ¿De acuerdo? Regresare.
Me maldigo internamente por no tener las fuerzas necesarias como para seguir reteniéndola. Simplemente la observo marcharse. Mi corazón se comprime. Entonces recuerdo cuando una vez fui yo quien se marchó y nunca mas volvió. Una decisión de la cual me he lamentado día tras dia durante cuatro duros meses, deseando haber hecho algo mas aquella noche.
Si en aquel momento yo hubiera sido mas fuerte, si hubiera sido mas persistente, si nunca me habría dado por vencido, si no hubiera huido como un maldito cobarde, quizá... todo sería diferente, ¿Cierto?
No estoy dispuesto a renunciar ahora, no. No renunciare sin antes haber dado hasta lo ultimo de mi. Asi que pese al desgarrador dolor, me obligo a resistir.
<<Vamos... levántate, sé que puedes. Solo levántate. Solo tienes que levantarte maldición. ¿Hasta cuándo dejaras de ser tan débil? ¿Por cuánto tiempo serás un inepto?>>
Me arrastro hacia la puerta, y sosteniéndome del marco consigo ponerme de pie. Mientras lucho por inspirar, la busco entre el vacio. Oigo pasos aproximándose desde mi costado derecho y ahí la distingo, cargando una frezada con ambos brazos. Ella corre hacia mi apenas me ve, y cuando tengo la oportunidad la abrazo, la aferro a mi débil cuerpo como si fuera mi última oportunidad de tenerla entre mis brazos, y antes de que pueda hacerme a un lado o empujarme descargo todo lo que había estado reteniendo, las palabras que nunca pude decirle,
—No, por favor no me alejes. Sé que no te merezco, sé que menos merezco el poder tocarte... pero te necesito mas que nunca. Se trata solo de ti y de cómo me haces sentir cuando estoy contigo. No quiero que te vayas lejos. No podría soportarlo una vez mas. Por favor quédate. Haré cualquier cosa si te quedas. — Caigo de rodillas al suelo no pudiendo resistir mas mi peso y ella poco puede hacer, mis brazos que aun continúan rodeando su cintura la imposibilitan a moverse. Apoyo mi mejilla izquierda sobre su vientre y respiro su suave fragancia, del cual embriagarse es imposible. — Sé que soy estúpido y no valgo nada, nada... Pero, eres lo que tengo, eres lo que quiero. — Mi voz se quiebra y seguidamente se ahoga, es por la sangre que empieza a brotar desde mis entrañas. La cabeza me da vueltas. Tengo fuertes ganas de derrumbarme. La poca luz que penetra mis ojos va desvaneciéndose. Y después de unos segundos escucho el golpe de mi cuerpo ya rendido caer sobre el suelo, y entonces todo se torna aun mas oscuro.
En algún punto lejano, oigo a cierta multitud murmurar. No consigo levantar completamente los parpados, sin embargo alguien mas lo hace por mi y proyecta una luz muy intensa, como una linterna. Escucho varias voces lejanas y cercanas a mi, pero las desconozco todas, ninguna me resulta familiar. Abro ligeramente los ojos y me esfuerzo por ver, acostumbrándome a la luz blanca me doy cuenta que llevo recorriendo los pasillos de algún hospital rodeado de varios enfermeros y doctores pero menos de ella. << ¿Dónde esta?>> En un intento por levantarme no alcanzo siquiera a mover la mano. Mi cuerpo pesa el doble que antes, siento como si estuviera adormecido o dormido. Me siento ajeno a mi propio cuerpo. Es exasperante. La sensación inquietante me asfixia, me agobia, me vuelve loco. Grito histérico pero nadie parece oírme.
¿Qué esta sucediéndome? ... ¿Qué me hicieron? ¿Qué demonios hicieron conmigo?
300 estrellitas y subo el siguiente capitulo, ¿ok?