Un joven Harry de apenas quince años se tomaba la cabeza sin entender mientras su cuerpo se estremecía por completo, su respiración estaba acelerada
-¿Qué es lo que soy?- susurró con débil
-Los donceles son una especie mágica que se creía extinta- le contestó Dumbledore
-Soy un maldito fenómeno...
-Por supuesto que no Harry, simplemente provienes de un legado antiquísimo pero tú eres como cualquier mago, con los mismos derechos y responsabilidades...
-Eso no es cierto- le interrumpió el menor amargamente- Sabe bien que se me han atribuido más responsabilidades que a cualquiera desde el momento que nací
-Sabes a lo que me refiero Harry
-¿Yo nunca podre estar con una chica?- cuestiono el ojiverde ahora conflictuado por los sentimientos que últimamente le inspiró Cho Chang
-Por supuesto que si... Harry tú tienes derecho a enamorarte y hacer tu vida con quien desees sin importar su género
-¿Pero?- interrumpió el chico- Sé que hay un gran pero
-Como te explique antes- murmuro el director con cierta tristeza- Tienes la grandiosa habilidad de gestar debido al útero mágico que te fue heredado por tus ancestros, sin embargo tu naturaleza fue creada para concebir y gestar únicamente...
-¿Eso qué significa?
-Significa... significa que tú esperma estéril...
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El salvador del mundo mágico se miraba completamente desnudo frente al espejo de baño, suspiró profundamente mientras dejaba correr una mano libremente por su plano abdomen, permitiéndose por tan sólo un momento imaginar cómo se sentiría llevar un niño en su interior, un pequeño que fuera la perfecta combinación entre él y su alma gemela, de inmediato descartó la idea y camino al lavabo para refrescarse el rostro
-¿Harry, estás bien?- cuestionó una suave voz desde el otro lado de la puerta
-Si amor- contesto mientras cerraba el grifo- dame solo un momento...
Se miró por última vez dándose cuenta de la marca en su clavícula y la examinó con cuidado mientras salía del cuarto de baño, no sin antes recordarse a sí mismo usar el glamour para que su esposa jamás lo notara
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En alguna oficina vacía en el centro de Londres una mujer frenética presentaba escritos y "pruebas" al hombre mayor que se encontraba frente a ella
-Te estoy diciendo la verdad- susurró la rubia a su editor
-Eso es imposible Rita...
-Tengo una fuente muy confiable que asegura tener pruebas de la presencia de Potter en un barrio muggle en múltiples ocasiones, en horarios que se supone ya se retiró a casa
-Ya te escuché, pero me estás dando días y horas en las que el chico fue visto con personas importantes en alguna de sus organizaciones...
-¿Y no conoces alguna forma de estar en dos lugares a la vez?- susurró la escritora con una sonrisa de suficiencia
-No.... ¿Tú crees que él...?- susurró el hombre impactado sin poder concebir la idea
-Es posible, después de todo tiene muy buenos contactos en el ministerio, entre ellos el Jefe Inefable...
-¿Vas a publicarlo Rita?
-Aún no, no puedo publicar nada sobre el jefe de aurores sin esperar represalias... no por lo menos hasta tener las pruebas
-Te meterás en graves problemas
-Puede ser ¡Pero será la historia del año!- se rió con fuerza- Todos sabemos que el matrimonio Potter no es tan perfecto como aparenta, no después de tantos años sin tener un solo hijo...
-Tal vez simplemente no puedan- interrumpió el editor
-Y por eso sería completamente natural que nuestro querido Harry busqué compañía en quién si pueda darle un heredero. No sé cuánto tiempo tarde pero demostraré que Harry Potter tiene una amante- sentenció la mujer.
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En las últimas dos semanas Harry había sido completamente asediado, no sabía quién inicio con los rumores sobre su amante, pero ahora era un secreto a voces del que todo el mundo hablaba, la situación creció a tal grado que Harry se encontró imponiendo castigos a sus subordinados cuando los encontró apostando sobre quién era la afortunada. El auror también tuvo que imponer acciones legales contra las publicaciones intrigosas que se dedicaban a "analizar" al salvador de su mundo y exponían a las tres principales candidatas que estaban robando el lugar que corresponde a la Sra. Potter, nombres entre los cuales figuraban su asistente Susan, e incluso Luna Lovegood y Hermione Granger. El ojiverde aun podía recordar la furia de su mejor amigo mientras él se esmeraba en convencerle de que no estaba engañando a su hermana (y que obviamente jamás se metería con su mujer), Ginny por su lado a pesar de estar enterada de todo nunca dijo una sola palabra al respecto, pero era evidente para él que ella estaba al pendiente de todos y cada uno de sus pasos, eso sumándose a que se estaba volviendo aún más exigente en la cama, no hacía que la situación fuera más digerible para el moreno, y en este momento todo estaba a punto de empeorar.
-Ginny- susurró a la mitad de una muy silenciosa e incómoda cena- tengo que avisarte que surgió algo en Italia...
-¿Algo grave, cariño?
-Encontraron algunos seguidores de Voldemort reorganizándose- continuo mirándola fijamente- Dada la naturaleza del asunto, Kingsley quiere que vaya en persona a lidiar con el ministro italiano...
-Supongo que es natural- le contestó sonriendo
-Cariño... me tengo que ir todo el fin de semana- le dijo esperando su respuesta
-¡Oh!- la pelirroja de inmediato se tensó, su expresión cambió por completo
-Volveré lo más pronto posible pero no puedo asegurarte nada
-¿Todo el fin de semana?- susurró molesta
-Tengo que reunirme no solo con el ministro, sino también con el jefe de aurores y algunos altos mandos...
-¿Y no puedes aparecerte simplemente allá el lunes?
-Yo no lo organicé Ginny, solo estoy siguiendo las órdenes que se me dieron, me voy el viernes y regreso el lunes por la tarde - contestó tenso
-¿Tanto por unos cuantos mortifagos?- se quejó la mujer- ¿Estás seguro que no te vas por algo más?
-¡No!- estalló Harry golpeando la mesa y rompiendo los platos- Esto no es solo por unos cuantos mortifagos, ¡Esto es porque soy Harry "maldito niño que vivió" Potter!
La pelirroja le miro asustada por su reacción tan violenta y fuera de sí, sin saber cómo reaccionar o responderle
-¿Crees que yo quería este trabajo?- siseó Harry- Detesto mi trabajo pero lo tomé porque era lo que se esperaba de mí y créeme que me esfuerzo por ser un buen hombre y marido pero simplemente odio mi vida. No importa lo que haga siempre hay toda clase de rumores sobre mí y no dudan un solo instante en ocuparme en sus putas campañas políticas...
-Harry- murmuro aun asustada al sentir la magia del joven vibrar y expandirse por toda la habitación- deberías calmarte cariño...
-¡Tengo veinticinco años Ginny!- volvió a gritar- y he tenido desde que tengo memoria aún más responsabilidades que cualquiera de los vejetes del ministerio ¿Cómo puedes pedirme que me calme?
Y sin más salió de su hogar dejando a la mujer sin palabras.