The Same Heartbreaker (2) ✔️

By isnotcandy

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Segundo libro de la Trilogía Heartbreakers. Es necesario leer el primer libro para entender este. Cuidado co... More

Prefacio.
Prólogo.
1. Quinn.
3. Quinn.
4. Liam.
5. Quinn
6. Liam.
7. Quinn
8. Liam.
9. Quinn.
10. Liam
11. Quinn
12. Liam
13. Quinn
14. Quinn.
15. Liam.
16. Quinn.
17. Liam
18. Quinn
19. Liam
20. Liam
21. Quinn.
22. Quinn
23. Quinn
24. Liam.
25. Quinn
26. Quinn.
27. Liam.
28. Quinn
29. Liam
30. Quinn.
31. Quinn
32. Liam.
33. Liam
34. Quinn.
35. Quinn
36. Liam.
37. Quinn.
38. Quinn.
39. Liam.
40. Quinn.
41. Liam.
42. Quinn
43. Quinn
44. Liam.
45. Quinn
46. Liam.
47. Quinn.
48. Quinn
49. Quinn.
The Last Heartbreaker (3)

2. Liam

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By isnotcandy

Capítulo editado.

2 | LIAM


—¡Una carrera hasta el agua! —exclama Nick, haciendo que mi cabeza gire en su dirección. Se quita las gafas de sol y las deja caer en la arena.

—Hace lo mismo siempre —suspira Aggie con pesadez al verlo correr hacia el mar como si su vida corriera peligro.

Lo miro divertido desde donde estoy tumbado en la arena. Sé que se ha dado cuenta de que nadie lo ha seguido pero lo mismo continúa ganando velocidad.

Tyler llama mi atención con un silbido. Lanza el balón de fútbol al aire antes de volverlo atrapar. Asiento y me levanto de donde estaba para atraparlo. Este es el balón número quince que compramos con lo rápido que lo perdemos. Aggie vuelve a bajar la mirada en su libro y se recuesta por completo en la tumbona.

Lo mejor de esta casa es que tiene acceso directo a la playa. Eso significa que tengo una piscina atrás y el océano adelante, y que cada vez que salgo al balcón de mi habitación, me recibe una vista espectacular. Estamos en Ibiza hace unos cuantos días. Decidimos volver después de estar en Zante, Grecia.

—No se entretengan tanto —nos recomienda Aggie sin despegar su vista de las páginas del libro. Además de volver con toneladas de ropa nueva, va a volver con miles de libros nuevos. Cada tres días tiene uno diferente—. En dos horas tenemos esa fiesta.

Fiestas, amigos, playa y chicas en Ibiza. No creo que exista un mejor verano.

O tal vez me estoy mintiendo a mi mismo. Tal vez una persona no ha dejado de rebotar en mi cabeza desde hace meses, y es que m engaño e intento quitarla de mis pensamientos en vano.

Nunca antes había experimentado un amor-odio. Pensaba que sí, pero luego llegó Quinn Meyer para demostrarme lo imposible, y en el proceso, logró lo que ninguna pudo antes hacerme sentir. Me tenía como ella quería. Pensé que ella no lo sabía. Sin embargo, aparentemente lo sabía muy bien. Debo haber sido tan transparente con la mirada que le daba cada vez que sonreía o como ella podía sentir los latidos acelerados de mi corazón todas las veces que me besaba y ponía una mano sobre mi pecho.

¿Lo peor? Lo peor es que no puse resistencia. No después de que me di cuenta de que ella era la chica que estaba esperando todo este tiempo. No fui de esos que se niegan al amor. Sí, es un hecho. El amor existe y le toca a todos. Solo que a mi me tocó con la chica equivocada.

Me tocó enamorarme de la chica que solo quería venganza, solo quería romper corazones. Me enamoré de la chica que no me quiso lo suficiente como para pasar de su orgullo.

Qué ironía. El rompecorazones con el corazón roto.

—¡Hamilton, presta atención! —vocifera Tyler cuando el balón aterriza en la arena y no en mis manos. Sacudo mi cabeza ligeramente, maldiciendo por haber dejado que mis pensamientos vuelvan a ella y corro a buscarla.

Tengo que enfocarme en las personas que están conmigo ahora. Más que nada en Tyler. A mi mejor amigo que le tocó sufrir el doble que yo. Quiere aparentar que todo está bien cuando sale a fiestas, bebe hasta olvidar su nombre, se acuesta con desconocidas y no las vuelve a llamar. Sonríe todo el tiempo, como la versión de Tyler que todos conocían pero la realidad es distinta. Es evidente que no es el mismo de siempre, que todavía sigue sin poder lidiar con todos esos sentimientos con los que Quinn lo dejó.

Le vuelvo a lanzar el balón. Mientras que Tyler corre para atraparlo en el aire, llevo mi mirada hacia el mar. Nicholas está saliendo con una mueca. Se aburrió de esta solo. Arrastra sus pies hasta nosotros.

—Necesito comprar nuevos amigos —nos dice al tenernos cerca. Tyler le lanza la pelota, él la atrapa y la tira al suelo con un bufido para que dejemos de jugar.

Suelto una carcajada, a lo que Nick me envía una mirada asesina. Levanta el balón y me golpea con el en el hombro. De esta manera, le damos inicio a una pelea sin sentido. Tyler se nos une y de pronto somos todos contra todos viendo quien traga más arena. Se siente como si tuvieramos ocho de nuevo.

—¡Quietos! —chilla Aggie a lo lejos—. ¡Miren lo que acaba de llegarme!

—¿Qué? —espeta Nick curioso sacandose a Tyler de encima. Sacude su cabello mojado y cubierto de arena.

La rubia se sienta en la tumbona, cierra su libro y se quita las gafas de sol. Nos mira con cejas alzadas y responde:

—Invitaron a mis padres a la boda de la madre de Quinn con Matthew Gallagher. Y al parecer, Natalie aclaró que también estoy invitada —nos dice intercambiando miradas con nosotros y la pantalla de su celular como si la información no fuera cierta.

Alzo una ceja.

—Al parecer está sucediendo después de todo —comento desinteresado.

—¿Sabías esto? —cuestiona Aggie mirándome con ojos entrecerrados—. ¿Que la madre de Quinn está por casarse con el padre de su ex novio?

—Quinn lo sabía, por ende también lo sabía  —respondo un poco incómodo al traer su nombre a la conversación. Desde que pasó lo que pasó, nadie menciona su nombre a menos que sea estrictamente necesario.

—Nunca lo dijo —murmura Nick dolido.

—No, nunca —Aggie pone una mueca de asco. Puede ser mala como las espinas cuando quiere. Aun así, la conozco tan bien que sé que lo que verdaderamente le molesta es que Quinn no le haya confiado esto cuando todavía eran amigas.

Decido no comentar. No soy quien para intentar justificar a Quinn o defenderla.

—¿Irás? —le pregunta Tyler yendo al grano—. Es en Portland y en un mes. ¿No es así? Han invitado a mis tíos.

—¡¿Y tú sabías?! —exclama Aggie—. ¿Por qué apenas estoy enterandome ahora?

Tyler se alza de hombros.

—Pensé que ella ya no nos importaba.

—No nos importa —sisea entre dientes. Si la situación fuera otra y no esta, que me atraviesa el pecho por completo, tal vez me hubiera reído de la reacción de Aggie—. Y no  iré —aclara como si fuera lo más obvio del mundo—. Mis padres intentarán arrastrarme, eso está claro. Más porque quieren quedar bien con Matthew Gallagher. Pero estaré ocupada en la universidad. Esa es mi excusa.

—Ni me hables de eso —bufa Nick cambiando el tema de conversación. Nunca es bueno hablar sobre algo relacionado con ella por mucho tiempo—.  Estos tres meses fueron... Los mejores. Y en unos días tenemos que cambiar esto por libros y clases.

—En realidad, ya tendríamos que estar allá —apunto lo que todos nos gusta olvidar. El plan original era ir una semana antes del inicio de clases y acomodarnos en nuestros departamentos. Grecia era la última parada, pero una vez que la idea de volver a Ibiza por segunda vez en estos tres meses entró en nuestras cabezas, no se fue hasta que la cumplimos.

—Hacemos lo que podemos —habla Aggie alzándose de hombros con una sonrisa cómplice. Ella fue la primera en sacar los pasajes a Ibiza—. Hablando de poder... Podemos ir a la fiesta... Ya.

—Es muy temprano —hablo. Apenas son las cinco de la tarde y aunque las fiestas en este lugar son eternas, terminan cansando rápido.

—Liam,  son los últimos días antes de ir a encerrarnos en ese lugar — me mira como si no me reconociera—. Vamos a salir hasta perder el conocimiento.

¿Encerrarte en ese lugar? —repito y me río—. Eres Agustine Monroe, probablemente ya te han invitado a cinco fiestas para el próximo fin de semana.

Se alza de hombros intentando hacerse la desentendida y sin embargo, sé que tengo razón.

***

La fiesta es en casa de uno de los chicos que conocimos aquí. Su nombre es... Bueno, realmente no recuerdo. Es de Londres y ha venido con sus amigos, es lo único que logré recordar el día de las introducciones. ¿Para qué intentar recordar gente que no veré nunca más?

La música hace que el piso tiemble como de costumbre y lo noto apenas entramos en al patio trasero. Hay varias piscinas, todas se unen y rodeadas por lo que simulan ser rocas grandes, hay toboganes enormes de agua y una cascada que tiene una cueva detrás. Estuvimos aquí varias veces, lo suficiente para saber que de noche, la piscina tiene luces de colores.

Son las siete de la tarde y casi no hay nadie que siga sobrio. Todos tienen alguna bebida en mano, las cuales corren como si fuera agua. 

Varias personas saludan a Aggie y Nick cuando entramos. Son los más sociables de nosotros y seguro recuerdan nombres. A Tyler solo le interesa ser sociable con chicas con las que quiere acostarse.

Me separo de Aggie y Nick. Tyler me sigue hacia la barra de bebidas. No es posible ignorar las miradas que recibimos. Ni siquiera me molesté en traer una camiseta, así no funcionan las cosas en Ibiza. Mi bañador y sobra. Ignoro a todos como hago siempre. En mi vida bebí tanto como ahora. La realidad es que no es un hábito que haya desarrollado porque para el tiempo en el que mis amigos comenzaron a beber, comencé con pastillas antidepresivas y mezclarlas con alcohol me hacían sentir más ansioso y contrarrestaban el efecto.

Dejé de tomar las pastillas hace tiempo. Supuestamente estoy mejor. Así que gané un nuevo hábito.

Como esto es demasiado pretencioso, hay gente contratada para encargarse de las bebidas. Tyler pide por los dos y mientras esperamos, me entretengo con mi celular.

—Mira esa chica —me codea Tyler, haciendo que suba la vista. Estoy por preguntar a quien se refiere cuando la veo, y sé que no necesito preguntar. ¿Cómo no saber que se refiere a ella? Luce como una modelo con su cabello oscuro y lacio que llega hasta su cintura. Su cuerpo y esas curvas pueden hacerte girar la cabeza. Tiene puesto un traje de baño blanco que deja poco a la imaginación y hace contraste con su piel bronceada. Voltea y veo sus deslumbrantes ojos azules que junto a sus facciones faciales perfectas, hace que tenga todas las miradas puestas en ella.

—Mierda —es lo único que puedo decir después de tragar saliva.

—Mierda —asiente Tyler junto a mi.

La chica se gira y nos atrapa mirándola. Inmediatamente, mi mejor amigo desvía la mirada queriendo jugar al desinteresado, pero ese no es mi caso. Esbozo una pequeña sonrisa, la cual no devuelve. Me observa con ojos divertidos y eleva sus cejas, es cuando sé que no será tan fácil como de costumbre.

—Tyler, vamos a la piscina —le digo al girarme. Dos podemos jugar este juego.

—Así que... ¿Esa es la chica de esta noche? —me pregunta. Recibimos nuestras bebidas y vamos hacia la piscina.

—Exacto  —contesto con una sonrisa de lado.

***

Está empezando a anochecer y no hemos parado de beber, ni de hacer amigos fugaces, de esos que sabes que nunca más verás en tu vida. En total, diez chicas se han acercado a hablarnos. Algunas son directas, otras prefieren decir: "Tienes una cara familiar, ¿nos conocemos?", o "ups, derramé mi bebida, lo siento tanto".

Fue divertido intentar adivinar con Tyler qué diría cada una antes de que hable. Mientras que yo las rechazaba con una sonrisa, ese no fue el caso de Tyler. Aceptó algunos números y desapareció de mi vista varias veces. Está desaparecido en este momento. Apuesto a que detrás de la cascada.

No volví a ver a la chica de ojos azules y no me sorprende, hay mucha gente y la mansión es enorme. De vez en cuando, mantuve un ojo en Aggie y Nick, que estuvieron bailando y haciendo más amigos, pero realmente no hablamos desde que nos separamos en la entrada.

Ahora estoy con James, el dueño de casa a quien ya le aprendí el nombre, y un grupo de chicas que intentan meterse en mis shorts de baño a toda costa.

—Liam está por empezar la universidad este año —comenta James de repente mirandome desde su tumbona mientras enciende un cigarrillo. No recuerdo haberle dicho esto, aunque estuve en su casa borracho varias veces, puede haberse escapado.

—¿De verdad? —inquiere la rubia a mi lado mientras pone una mano en mi brazo—. ¿A qué universidad irás?

—Cambridge, ¿tú estudias? —le pregunto desinteresado.

—Ya quisieran mis padres —ríe y parece creer que porque le he dirigido la palabra por primera vez en la media hora que llevamos hablando, le da derecho a acercarse más y apoyar su pierna contra la mía—. Soy influencer.

Tú y todas las chicas en esta fiesta, amor.

—Debo irme —es lo único que le contesto. Dejo mi vaso vacío en la mesa y me alejo del grupo, dejando a la rubia influencer muy confundida.

La noche empieza a caer lentamente y las luces de colores del lugar se hacen más brillantes.Camino mientras mis ojos buscan un rostro familiar. Aún no estoy borracho y me estoy aburriendo. Jugar al Monopoly en casa y esperar que Nick se enoje es mucho más divertido que esta fiesta.

Estoy por buscar mi celular y llamar a todos para que nos vayamos cuando de repente, alguien choca contra mi espalda y siento un líquido helado deslizarse por mi cuerpo. Me estremezco y me giro. Alguien está por pasarla mal.

Frunzo el ceño cuando veo quien es. La chica que Tyler señaló.

—¡Lo siento! —exclama la pelinegra preocupada. Eleva la mirada y esos ojos azules me reciben—. Oh, eres tú. El chico de la barra —su tono cambia, ahora sonando más monótono y aburrido.

—¿El chico de la barra? —inquiero intentando ocultar que me encuentro un poquito feliz de haberla encontrado. Mi aburrimiento se ha esfumado, tal vez quedarme más tiempo sea buena idea.

—Sí —repone—. ¿Por cuánto tiempo te has quedado mirándome? ¿Diez minutos?

—Ya quisieras que hubiera sido tanto tiempo —comento divertido. De cerca sigue siendo igual de preciosa. Lo único es que no hace que mi corazón quiera salirse de mi pecho como sucedió la primera vez que hablé con Quinn—. ¿Quieres que reponga eso que estabas bebiendo? —le pregunto.

Recorro su cuerpo con rapidez. Observando las partes que su bikini blanco no contiene. Tiene el abdomen marcado, brazos firmes y no me hace falta girar para confirmar lo que ya sé, su culo es merecedor de un premio.

Mi mente vaga por lugares donde no me convendría ir. Aunque tal vez sí. Lo que sea para desterrar a cierta persona de mi mente. Es momento de olvidarla, superarla y seguir adelante con mi vida.

—No, gracias —responde educadamente—. Iré a buscar a mis amigas.

—Esta bien... —dejo la frase en el aire para que me diga su nombre. Mucho más sútil que preguntarle, cosa que seguro no hará.

—Emma —completa.

—Nos vemos por ahí, Emma —digo esbozando una sonrisa. Volteo, comienzo a caminar y espero paciente.

—¡Espera! —exclama.

Trato de no sonreír tan victorioso. Me giro de nuevo en su dirección y elevo mi mentón.

—Te di mi nombre pero tú no me diste el tuyo —pone una mano en su cintura.

—Liam —respondo.

Me sonríe por primera vez y ya sé que mis problemas han empezado.








Nota:

Empezamos narrando la nueva vida de Liam con nuevos personajes. ¿Opiniones?

Espero que les haya gustado

love,

cande.

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