Desafiando a Dante (Desamores...

By Danoninostories

210K 10.2K 677

Verónica Zaragoza está metida en problemas; de eso está muy segura la chica que no puede evitar babear por el... More

Prólogo: Madre Santísima.
Personajes (Desamores #1)
Capítulo I: Estúpido Dante.
Capítulo II: El odioso hermano menor.
Capítulo III: Aléjate de mí.
Capítulo IV: Estúpida Ron-Ron.
Capítulo V: Una jodida novela de Wattpad.
Capítulo VI: Como un Drama Coreano.
Capítulo VII: No quiero estar sola.
Capítulo IX: Un amor unilateral.
Capítulo X: Dotta, Glolosa... y Raleb.
Capítulo XI: Llévame a casa, Dante.
Capítulo XII: La mejor amiga de su hermana.
Capítulo XIII: El cabrón de Caleb.
Capítulo XIV: Un poco de cliché, princesa.
Capítulo XV: No te ilusiones.
Capítulo XVI: Me encantas, niño pervertido.
Capítulo XVII: Celos, borracheras y besos.
Capítulo XVIII: Un jodido número de tatuajes.
Capítulo XIX: Chokis y papas con Kétchup.
Capítulo XX: Un día de mierda.
Capítulo XXI: Rubias oxigenadas y chocolate Abuelita.
Capítulo XXII: Explotar como una bomba.
Capítulo XXIII: El mejor amigo.
Capítulo XXIV: No quiero perderte.
Capítulo XXV: Prohibida.
Capítulo XXVI: Un beso en la piscina.
Capítulo XXVII: Me gusta, Dante.
Capítulo XXVIII: Sigue mintiéndote, Vero.
Capítulo XXIX: Entre bocones, locas vagabundas y bombas rubias.
Capítulo XXX: Estúpido Príncipe de Mierda.
Capítulo XXXI: Tú también eres reemplazable.
Capítulo XXXII: Estamos a mano ahora.
Capítulo XXXIII: ¡Dante...digo, Caleb!
Capítulo XXXIV: Me gustas mucho, Han Solo.
Capítulo XXXV: Ella no es para siempre.
Capítulo XXXVI: No te atrevas a lastimarla.
Capítulo XXXVII: Eres de su posesión.
Capítulo XXXVIII: Las has perdido todas.
Capítulo XXXIX: Abrázame como si nunca fueras a dejarme.
Capítulo XL: Si no hay confianza, no hay amistad.
Capítulo XLI: Verás que estaré ahí, linda.
Capítulo XLII: Tú te quedaste a mi lado.
Capítulo XLIII: Si tú sufres, yo sufro.
Capítulo XLIV: Las chicas no son buenas, ¿qué parte no entiendes?
Capítulo XLV (final): No puedo ser tan egoísta.
Epílogo: Desafiando a Dante.
Agradecimientos
DESAMORES #2
Reyes de Oro y Plata

Capítulo VIII: El chico problemas.

4.8K 227 1
By Danoninostories

 —De casualidad, ¿no sabes dónde está?

Joder. ¿Lo sabe? Sé que no debería mentirle, y sé que le dije a Dante que no puedo ocultarle más cosas a Gina, pero ahora que la tengo enfrente, la cobardía toma control en mi cuerpo, y me hago la tonta, negando asombrada. No soy muy buena mintiendo, pero es por Dante, así que debo hacerlo.

— ¿Se escapó? ¡Dios! ¿Por qué; qué pasó? —Pregunto. Ella se encoge de hombros, y haciendo una mueca. Estoy completamente aliviada que haya actuado bien, porque Gina suele darse cuenta de todo.

—No lo sé, ella me dijo que se pelearon por mi culpa, y otras tonterías más. Hasta me dijo que él la llamó "vil perra" —quiere reírse, pero lo contiene, porque sabe que no está bien.

—Guau, no me imagino a Dante diciendo esas palabras, y menos a mi tía Olivia —esto de ser mentirosa, se ha hecho muy popular en mí estos días, al parecer. Gina me da una mirada de incredulidad, como si tampoco lo pudiera imaginar—. Es grave, entonces, ¿no?

—Muy. Dante suele pelearse con mamá cuando sacan a relucir el tema de... —Lo piensa un poco más y su cara se ensombrece—. ¡Maldita sea! —Exclama de repente, y me sobresalto. Se para de la cama, con todo y taza en la mano, para ponerla encima de la bandeja, donde siguen nuestros desayunos sin tocar. Busca en su ropa algo, y eso me tiene confundida—. No puedo creer que lo haya hecho. Le he dicho que no salga con sus estupideces, joder. —Murmura para sí misma, y no entiendo nada.

—Gina... ¿qué pasa?

—Nada, nada. Sólo, Dios, tengo que llamarle después, dejé mi móvil en mi departamento —Se vuelve a sentar en la cama, y después se avienta boca arriba, mirando el techo—. Sólo le daré su espacio mientras tanto... así estará bien. —Después de soltar esas palabras, me mira—. Ronnie, si sabes algo de Dante, debes de decírmelo, por favor. Necesito saber si está bien, o algo.

—E-está bien, lo haré, Gina —maldita mentirosa.

—Bien, ya estoy más tranquila ahora —se vuelve a levantar de la cama, y ahora va por la bandeja de comida, y la posa entre las dos, una vez que se vuelve a sentar—. Ahora sólo comamos. Espero que no hayas confundido nada. Con lo mala que eres en la cocina, no me sorprendería.

—A ese paso, lo único que confundiré, será el cloro con la mayonesa.

—Si ni siquiera se parecen. —Frunce el ceño, y hace una mueca de asco.

—No me importará si sigues jodiendo. —Ella pone los ojos en blanco pero le da una mordida a un sándwich, y después yo le doy una al mío.

Los ojos de Gina revolotean por mi cuarto, y no le doy mucha atención, porque no tengo nada que esconder en mi cuarto. Escucho que traga, y carraspea para poder hablar bien conmigo.

— ¿Qué mierda le ha pasado a tu laptop?

Es una muy larga historia, la cual sólo te mentiré.

Como siempre.


Gina se va después de darse una ducha, y haber hablado de los últimos días de lo que ha estado haciendo en su nuevo departamento. Mayormente fueron chismes de los últimos días que paso en fiesta en fiesta, por ser la última semana de verano. No es molesto que se divierta sin mí, pero sí me resulta un poco dolido que no haya querido invitarme a ninguna de ella.

Dante no ha dado señales de vida, a pesar de ser casi medio día para cuando su hermana se va. No ha llamado, y tampoco esperaba que lo hiciera, pero me tiene preocupada.

Suspiro, y miro el techo de mi habitación, acostada boca arriba. Agarro mi móvil, y decido tontear un poco, pero también quiero salir un poco. Hace mucho que no salgo con mis amigos, son casi dos meses sin verlos. Así que decido enviarles un mensaje.

Para Solecito: ¿Salimos? Hace tiempo que no lo hacemos, me siento olvidada :(

De Solecito: ¿Tú eres la que está olvidada? Ja, no me hagas reír.

De Solecito: Salgamos. ¿Malteadas de siempre? ¿Una? ¿Nos vemos fuera de ella?

Para Solecito: ¡Una! ¡Y sí!

Para Solecito: ¡Dile a Lore y Sarah! Sería genial que pudieran venir.

De Solecito: Lo haré. ¡Yeah, azúcar!

Suelo salir con Gloria —su apodo es Solecito— mayormente, porque suele ser una gran compañera, y no me cuestiona a cada rato. Ni siquiera suele contarme detalles de su vida, simplemente está ahí cuando lo requiero, como amiga, así como ella me tiene a mí, y nos ha funcionado muy bien.

De Solecito: Nos vemos ahí, AMIGAAA.

Para Solecito: Bye, bye.

Bloqueo mi móvil, y me alisto rápido para ir por unas malteadas con mis amigos, si es que los demás llegan. Tal vez vayamos al cine, o a pasear simplemente. En C. verdaderamente no se hace demasiado, porque no hay tantas cosas como en las ciudades grandes, pero nos lo arreglamos para no aburrirnos en vacaciones.

Ya bañada, seco mi cabello con una secadora, y cuando lo siento lo suficientemente seco, me voy por ropa interior, y a elegir algo qué ponerme. No es difícil cuando veo aquella falda blanca con botones negros y grandes; la compré apenas, y la combino con una blusa a rayas. Me maquillo apenas, y me pongo unos zapatos negros. Peino mi cabello en dos trenzas, y las reviso en mi espejo de tocador.

En uno de mis cajones de mi tocador, agarro la tarjeta que mi madre me dio para emergencias, cuando ella se va. Tomo una bolsa negra que está guardada en mi clóset, y meto mi móvil y la tarjeta de emergencia.

Bajo las escaleras, y busco mis llaves de mi carro —mi padre me regaló uno hace años, y me resulta muy cómodo, a pesar de lo viejo que es—, y cuando las encuentro, las agarro, abriendo la puerta justo cuando me topo con Dante, que está a punto de tocar el timbre. Él me ve y baja su mano; me quedo desconcertada al ver que ya lleva otro cambio de ropa; unos jeans, con una playera blanca.

— ¿A dónde vas, morena sexy? —Me ve de pies a cabeza, y me siento muy intimidada con su mirada.

— ¿En dónde estabas? —Pregunto, desviando la otra charla que no tiene sentido, cuando no supe dónde estaba en la mañana, aún siendo las cinco de la madrugada.

—No cambies el tema; ¿a dónde vas?

—Por ahí. Ahora, quiero cambiarlo, ¿en dónde estabas? —Cuestiono una vez más, cruzándome de brazos. Dante levanta las cejas, y se lame sus labios, remojándolos.

—Por ahí. —Maldita sea. Le doy una mirada de pocos amigos, y suspiro hastiada de su actitud—. ¿Me vas a contestar bien, entonces?

— ¿Verdaderamente te importa, Dante? —Sueno terriblemente afectada por su actitud, y él lo nota, y se tensa en su lugar, como si no hubiera esperado esa pregunta, y no entiendo también por qué me cuestiona tanto, si ni siquiera le importo como para hacerlo.

—Sí, porque eres la mejor amiga de mi hermana —dice, excusándose. Le miro sospechosamente, pero no digo nada más sobre el tema—. Lo siento, morena —se disculpa, y eso me toma desprevenida en sobremanera. Nunca me esperé que se disculpara, ni siquiera esperaba que lo hiciera. Al ver que no digo nada, él se da la vuelta, y joder, no puedo estar tan enojada con él.

—Dante, ¡espera! —Musito, haciendo que se detenga a medio camino. Él me voltea a ver, frunciendo el ceño—. Puedes... Puedes quedarte las noches que quieras.

Su rostro se ilumina, y me sonríe preciosamente.

— ¡Joder, gracias, morena sexy!

—Sólo... no me hagas mentir demasiado. —Hago una mueca, y él asiente despacio. Cierro la puerta detrás de mí, cuando él camina lejos de la casa, despidiéndose de mí con un movimiento de mano. Supongo que lo veré en casa, hasta que mi madre llegue de su "viaje".

Unos minutos después, me encuentro en mi hermoso coche; un vocho azul cielo. Mi padre me lo regaló antes de divorciarse de mi mamá, y dijo que lo podía manejar después de cumplir dieciséis y que me enseñara a manejar. Sólo que ese día nunca llegó, y tuve que presionar a mi madre para que me metiera a una escuela de manejo. Él ni siquiera estuvo aquí para verme manejar por primera vez.

Conduzco hacia el lugar de las malteadas, y cuando estoy en el estacionamiento, me acomodo en algún lugar libre y apago el coche. Me quedo tonteando en mi móvil hasta que llegue Gloria.

Una llamada entrante llega a mi móvil y sonrío contestando a ella.

Amiga —saludo con nuestro tono habitual. Escucho la risa de mi amiga al otro lado de la línea.

Amiga —dice de igual manera, y no puedo evitar reír—. ¿No vas a bajar del auto o debo ir por ti, su majestad?

Levanto mi vista del volante, y la visualizo a lo lejos, con su cabello rubio amarrado en una coleta alta, usando unos shorts, y una blusa blanca, con unas sandalias cafés adornando sus pies.

—Ya voy, me fui a otro mundo. —Confieso, con una sonrisa de medio lado. Pongo el seguro a mi auto y cierro la puerta, bajando mi bolso. Cuelgo la llamada cuando ya estoy a unos pasos de ella.

—Joder, sí que te fuiste a otro mundo. ¿Alguna conquista o algo para estar tan boba en el móvil? —Es lo primero que me pregunta llegando a su lado. Sonrío, negando.

—Ya quisiera. —Le doy un beso en la mejilla, saludándola.

—Tiempo sin verte, Verito.

—Tiempo sin verte, Solecito.

Ella pone los ojos en blanco al escuchar su apodo.

—No, por favor, ya estoy harta de ese sobrenombre. Lo juro. No dejan de hacerme burla por la nueva serie que salió en Netflix. Están detrás de mí día y noche. —Nos metemos al local para esperar a los chicos, y buscamos con la mirada un lugar; lo encontramos un poco apartado porque hay mucha gente ese día.

— ¿Tu familia, dices? —Ella menea la cabeza.

—Algo así. Más bien, es Lore el que está molestándome con eso. Aunque paró hace dos días, gracias a Dios —levanta las cejas, sentándonos en las sillas.

—Ay, Lore. ¿Entonces no se te ha declarado? —Me burlo un poco, pero ella no ríe, más bien, baja la mirada, como si le doliera mucho hablar del tema, porque Gloria ha estado enamorada de él desde hace unos dos años.

—Es horrible estar enamorada de alguien que ni siquiera te ve como una chica. —Pone sus manos en la mesa y juega nerviosamente con sus dedos—. Peor es ver cómo esa persona gusta de alguien más.

—Sé lo que se siente, descuida. Pero, cambiando de tema, ¿no has ido a ninguna fiesta buena por aquí? —Pregunto, para no incomodarla más. A ella se le ilumina el rostro.

—Sí, hubieron muchas buenas. De hecho —ríe, recordando—, hubo una donde una vecina loca vagabunda tuvo una crisis, llamando a todos monos apestosos o cosas así. Dios, y se confundió de anfitrión —Jo-der. Mis mejillas se sonrojan cuando sé que esa "loca vagabunda" soy yo, y que a mí me regañaron aquella madrugada—. Oh Dios, ¿te acabas de sonrojar? No me digas... ¡Nooo! —Suena incrédula, y yo sólo escondo mi rostro entre mis manos—. ¡Fuiste tú! ¡¿Eras la vecina de Dante Salvatore?!

—Qué vergüenza. Sólo, por favor, no le digas a nadie más. —Imploro, tapándome mis mejillas sonrojadas. Ella asiente, cerrando la boca y tratando de no reírse de mí.

— ¡Vero! —Escucho que saludan a mi espalda, y visualizo a Sarah, con su cabello pelirrojo suelto y en un vestido de playa azul, que le queda muy bien. Le sonrío abiertamente, y se sienta a mi lado, abrazándome fuertemente.

—Hola, Sarah. —Saludo, riendo. Sarah se separa de mí, y saluda a Gloria con un movimiento de manos. La rubia le regresa el saludo, con una sonrisa—. ¿No salieron de viaje o algo?

—Oh, sí, pero, no a Monterrey como tú —Sarah hace una mueca, como si tuviera envidia, y sé que no es así—. Pero bueno, viajé a Tulum, no está tan lejos de aquí, y aparte, hay tantas cosas allá.

—Joder, no he ido allá, ¿sí están bellas sus playas? —Pregunta Gloria, uniéndose a la conversación, con dudas en su rostro.

—Ha llegado más gente, y ya no es tan bonito como lo recordaba —responde la pelirroja haciendo una mueca, y tiene sentido. Estos días, los turistas han hecho de esta parte del país muy visitado, asfixiando el lugar, y también, dándole a mi madre mucho trabajo.

—Perdón por la tardanza, amigas —Lore se sienta al lado de Gloria, y me sorprendo cuando veo que su cabello está más corto, ya no tiene esa barba que estaba dejando crecer hace más de dos meses. Él nos sonríe, y si no fuera porque estoy enamorada de Dante y Gloria no estuviera loca por él, querría intentar algo con él.

Gloria se remueve incómoda en su lugar, y Lore también, carraspeando, pero manteniendo su sonrisa. Se acomoda su cabello castaño, y sus ojos cafés nos miran, expectante.

—Hola, Lorenzo. —Saludo, con una sonrisa ladina. Él hace una mueca cuando escucha su nombre completo, pero me sonríe después.

—Gómez —dice Sarah en tono serio, burlándose un poco, igual.

—Lore —saluda Gloria, mirándolo por el rabillo del ojo. Lorenzo le sonríe nerviosamente, y joder, ¿por qué no se convierten en pareja ya y terminan con mi sufrimiento?

Después de ese episodio, empezamos a platicar de cosas sin sentido para cuando llamamos a la mesera para que llegue a atendernos, porque ya había tardado tanto. Tener a mis amigos, simplemente para distraerme, no he tenido ni un problema pensando en Dante. Diablos, voy a tener a Dante viviendo en mi casa. Eso hace que mi corazón se acelere, y mis manos suden.

—Voy al baño —anuncio. Todos asienten, y me sonríen amablemente. Me levanto de mi silla, caminando al baño, mientras lo pienso mucho, sobre lo que le he dicho que puede hacer a Dante.

Choco con alguien en mi camino al baño, y casi caigo al suelo boca abajo, de no ser porque me agarran de la cintura, y mis trenzas pegan contra mis mejillas, raspándolas ligeramente.

—Joder. —Musito, sin aire. Me acomodo en mi lugar, y me encuentro con unos ojos azules muy conocidos. Él me sonríe burlonamente.

—De nada, niñita —no me deja contestarle cuando él se va del lugar, sin mirar atrás.

¿Cómo no pude reconocerlo antes en la fiesta de Dante? Caleb, el mejor amigo de Dante, es el chico con el cual tuve muchos problemas antes de siquiera me llegar a gustar el hermano menor de mi mejor amiga.

Ese chico es problemas, y presiento que eso me traerá, y aún más Dante, cuando llegue a vivir con él. ¿Qué mierda he hecho? 

Continue Reading

You'll Also Like

172K 13K 49
Logan, el arquetipo del chico malo universitario, es egocéntrico, arrogante y un mujeriego empedernido. Después de un desengaño amoroso, ha perdido t...
626K 47.9K 51
Tercera temporada de Atrapada Los ojos se me cerraban del cansancio que mi cuerpo tenía. La preocupación se había vuelto costumbre para mi. Pero la...
102K 5K 14
Su penetrante mirada fría, me invadió internamente, no habíamos hablado ni tres palabras....pero su mirada me expresaba muchas cosas. - Algo en mi me...
47.7M 2.2M 117
Señorita Isabella Mariet Moore acepta como esposo al señor James Alexander Harrison- me quedo en silencio es un debate en mi mente en este mismo inst...