Canción: Art deco - Lana del Rey
- Sube al auto - Me ordena con una voz que intenta disimular el enojo que se refleja en sus ojos.
Obedezco y subo junto a él, esta serio tomando el volante y no pronuncia ninguna palabra trayecto a la mansión.
En cuanto bajamos del auto me sujeta de la mano, intento safarme pero es imposible.
- ¡Sueltame me haces daño!
- Tú y yo hablaremos seriamente - Dice fríamente.
Me lleva la mierda. La has cagado Ross.
En cuanto entramos a la habitación cierra la puerta de un sólo portazo, Dimitri pasa sus manos por su cabello y se detiene a mirarme.
- Sólo te haré una pregunta ¿Quien da las órdenes aca?
- Tú - Digo agachando la cabeza.
- ¡¿Entonces porque demonios le crees a Kostantin lo que te dice y haces lo que él te ordena?!
- No me fui por tu padre.
- ¿Ah no? ¿Entonces porqué?
- Me fui por ti - le soy honesta en ese momento, le estoy diciendo la verdad, siento que debo sacar todo lo que tengo guardado en mi interior. - No quiero estar más aca.
Dimitri luce derrotado con lo que acabo de decirle, es como si no creyera lo que le estoy mencionando.
- ¿Tan basura soy? - pasa una mano por su mentón. Y vuelve a fijar su vista en mí.
- Dimitri..
- ¿Te doy miedo?
- No es eso, yo sólo no se.. Oh Dios estoy en un dilema, lo hago por mi y porque me ayudaste y siento que te estoy traicionando, pero no quiero seguir siendo un estorbo. Yo..
- ¡Suficiente! jamás has sido un estorbo, el del problema soy yo, soy un maldito, no debí pedirte que hicieras esto, no debí meterte a mi vida.
- Te juro que lo pensé mucho.
- Cuando Viktor me llamó,tome el primer vuelo a Seattle, porque..porque pensé que podría sucederte algo parecido a lo de la esposa de Bruno, y yo.. yo no se que hacer Rossalie no se que hacer para que te sientas bien, se que esto es una mierda y se que te sientes obligada, pero las cosas cambiarán.
Suena tan honesto y le creo, creo en sus palabras como siempre lo he hecho, si después me arrepiento por la decisión que voy a tomar no me importa, lo haría de igual forma.
- No me iré. No volverá a suceder.
- Dime ¿Porque te mareas tanto?
- Yo.. bueno es estrés.
- No es simple estrés, hay algo más. Dime la verdad.
- Ya te he dicho que es estrés .
- ¡Joder! Dime la maldita verdad. Prometí protegerte, ¿que hay mal en ti?
- No es nada, sólo que en ocasiones sufro de presión arterial alta es todo.
- Hay algo más detrás de eso, si no me quieres decir yo mismo lo averiguare.
- Hazlo entonces a tu modo, siempre apareces detrás mio, eres como una maldita sombra.
- Y lo seguiré siendo. Se honesta conmigo Rossalie - Me toma de las manos y yo lo suelto enseguida.- Mishenka me entrego esto - saca una caja cuadrada de terciopelo azul y la abre revelando un anillo de compromiso. - Es un diamante violeta, es extraño verlos.
- No era necesario, seguro debió costar una fortuna.
- Sesenta dólares menos que el de Bruno, dejamelo colocartelo - toma mi mano y desliza el anillo por mi dedo. - Perfecto.
- Te gusta impresionar ¿eh? - rio con ello.
- No te daría una baratija, vales más que eso.
- Dimitri yo..
Dile Ross dile lo de tu enfermedad, dile antes de que sea tarde y lo descubra de la peor manera. Merece saberlo.
- ¿Tu que?
- Yo.. yo estoy agradecida por todo, como has sido conmigo, me ayudaste y eso jamas lo olvidaré.
- Lo volvería a hacer,te sacaría de ese lugar una y otra vez.
- Gracias.
- Tengo que hablar algunas cosas con Viktor, Kostantin no volverá a cruzar esa puerta.
- Tan sólo perdonalo.
- Jamás lo haré - suena furioso y frío con sus palabras, el ruso sale de la habitación y me deja sola, observó la argolla y no puedo creer que siempre haga este tipo de cosas, es un caso perdido.
Me doy un leve baño y cepillo mis cabellos, para al poco tiempo meterme en las sábanas. Dimitri entra a la habitacion y se dirige al baño, al parecer a darse una ducha tambien, cuando sale esta sólo con una toalla en su entrepierna dejando a descubierto su torso perfectamente trabajado.
- ¿Has visto opciones de universidades? - pregunta sacandome de mis pensamientos.
- Eh.. si algunas - tartamudeo,saliendo del trance.
- Conozco una muy buena aca en Seattle, una vez salga de esto, puedes inscribirte.
- Por supuesto.
- Leah...ella es una niña agradable.
- Lo es, ella es muy inquieta pero muy tierna.
- ¿Extrañas a tu família?
- Bueno, siempre hecho de menos a Melanie, ya sabes no crecí con mis padres biologicos.
- Deberías agraderles que no te hayan dado una horrible vida, y que una persona que si te quería te acogiera a su lado.
- Yo no les guardo rencor, de hecho he sido feliz toda mi vida, no tengo que cambiar nada de ella. Buenas noches Dimitri - Me doy la vuelta, y le doy la espalda para dejarme caer dormida. No quiero hablar del ser huérfana, es el tema que evito a toda costa en mi vida, porque siempre me causa daño.
El maldito ruido de la puerta hace que me despierte. No hay día en que no suceda. Es mi karma.
- ¿De verdad? ¿son las seis de la mañana y ya haces ruido? - le digo a Dimitri quien está parado hablando por celular con alguien, esta cambiado de ropa, un traje totalmente negro y una camisa blanca debajo de ella.
Cuelga la llamada y se acerca a la cama.
- Vístete, iremos a conocer mis empresas.
Ruedo los ojos. Mientras me tapo el rostro con la almohada.
- No te vuelvas a quedar dormida - refuta.
- Ya se, eres un odioso, quiero dormir más y tú me despiertas a las seis.
- Al baño, salimos en media hora - Dice señalando la puerta de este.
- Okay - me levanto de la cama para ir a cambiarme, una vez estoy lista, peino mi cabello en una media cola. Entonces me detengo al verme en el espejo. Se supone que eres la señora Ivanova. Debes actuar como una dama. Bueno como una mujer elegante y estirada - rio mentalmente será gracioso comportarme asi delante de la gente.
Me coloco un vestido color rojo, una zapatillas altas y uno de los collares que me dio Dimitri. Me miro al espejo y sigo sin creer que sea yo.
Tomo un bolso de mano y bajo las escaleras el ruso está de espaldas hablando con Viktor hasta que nota mi presencia.
- Ya estoy lista cariño - digo sarcasticamente con una pequeña sonrisa.
Dimitri sonríe, maldita sea ¿tenía que ser tan sexy?
- Afrodita debió reencarnar en ti - se limita a decirme tomándome de la mano.
- Gracias por el cumplido, andando Viktor el señor odia llegar tarde.
Viktor le da un gesto a Dimitri de sorpresa, mientras yo rio por dentro. Será una mañana graciosa.
- ¿Te sientes bien no tendrás fiebre? - Dimitri pasa su mano por mi frente.
- Estoy bien - quito su mano de allí.
- Nunca actuas asi rosita.
- Sorpresa soy tu esposa, debo comportarme como tal - levanto mi quijada y él ríe a carcajadas.
- Es aquí - Dice una vez el auto aparca en un enorme edificio en el cual la palabra Olimpo's se lee en el enorme letrero.
- ¿Porque ese nombre?
- Porque mi empresa será el Olimpo de Hades.
- Hades era el dios del inframundo.
- Lo sé, pero siempre deseó el poder de Zeus y adueñarse del Olimpo. Este hades se adueñara de lo que le pertenece y de lo que aún no le pertenece.
Entramos en el edificio y el personal nos recibe, al parecer es una empresa de telecomunicaciones, tiene todo arreglado el idiota.
- Bienvenido señor Ivanov - respoden todos a coro.
Las empleadas se quedan viéndolo como si fuera irreal su presencia. Sólo esperen a conocerlo y su sonrisa desaparecerá.
- Buenos días, ella es mi esposa la señora Rossalie Ivanova.
Las chicas se miran entre sí levemente y su risa se borra de sus caras.
- Bienvenida señora.
- Gracias, espero puedan dar todo de ustedes en este trabajo.
- Gracias - responden todos a coro.
- Ella será mi secretaria, Kathia - Dimitri señala a la castaña y ella asiente.
- Mucho gusto señora Ivanova - Me da su mano y se queda mirando detalladamente mi anillo de compromiso. - Es hermoso.
- Gracias.
- Hermoso y costoso, único y difícil de encontrar - Dimitri toma mi mano y me conduce al elevador.
- ¿Podrías dejar de ser pretencioso por una vez en tu vida?
- Eso no se me da.
Estas casada y te lleva la mierda, estas casada y te lleva la mierda...
- Por supuesto eres Dimitri Ivanov, el hombre más pretencioso de Rusia y ¡del mundo!
- Oh si la multitud enloquece - Dimitri simula voces de personas gritando en un estadio.
- Ridículo.
- Planta 44, es mi oficina - salimos del elevador y entramos a una enorme oficina con una increíble vista de Seattle. - ¿Hermosa verdad?
- Te ves diferente en este rol de empresario.
- Me sienta el ser el jefe amargado - guiña un ojo.
- Señor, lamento interrumpir, se que la empresa recién abrió sus puertas pero, le importaría mirar las propuestas de los empresarios Japoneses.
- Kathia puedes traer eso después, los japoneses quieren invertir en todo, esto no es la fábrica de hello kitty.
Ya está revelando su verdadero ser, pobre Kathia. Le deseo suerte aguantandolo.
- Bajaré y conoceré la empresa - le digo a Dimitri mientras contesta una llamada.
- No te alejes.
Salgo junto a Kathia y ella luce nerviosa, creo que tiene miedo de que el ogro se la coma de un sólo grito.
- ¿El señor Ivanov siempre es así?
- Si, te acostumbras, diría que te acostumbras tanto que el día en que no luzca de mal humor, sentiré que me están haciendo una broma.
- Usted es muy graciosa señora.
- Dale tiempo para que se acostumbre al trabajo, eso de ser jefe se le sale de las manos.
**
Me las he arreglado estos tres meses para evitar que Dimitri me siga a las citas médicas y sobre todo a que vea los medicamentos. Aunque en parte pasa más tiempo ahora en las empresas que en la mansión, ahora es todo un hombre de negocios, negocios no turbios.. por ahora.
Siempre le menciono que acompañare a Erica a la clínica. Ella y Tiffany me siguen insistiendo en que le revele la verdad, y yo no se que hacer, me niego a hacerlo.
- Debe decirle - Tiffany vuelve e insiste mientras estamos en la cocina preparando un pastel.
- ¿Decirle que puede quedar viudo?
- Señora usted bromea con eso, no creo que al señor le cause la misma gracia que a usted.
- Es la verdad - Me encojo de hombros. - Dimitri es guapo, seguro encontrará un reemplazo.
- Aunque no lo crea la aprecia, le destruirá el corazón enterarse de otra forma si usted no se lo dice.
- Tiffany, Dimitri es frío como el hielo.
- Puede parecerlo pero es una persona diferente cuando está con usted.
- ¡Rosita! - Esa voz..
- ¿Qué quieres Dimitri?
- ¿La sala huele a chocolate, no me dan un poco?
- Aún no está listo.
- Yo se qué sí esta listo.
- ¿Qué? - pregunto mientras meto el pastel al horno.
- Nuestra casa. Bueno la casa que compre.
- ¿Por fin nos mudaremos?
- Sí, le dejaremos la casa a Bruno.
Tiffany no suena contenta con la idea, tal vez se sienta sola aqui, la mansión de Seattle no se utiliza casi por Bruno.
- ¿Podemos llevar a Tiffany con nosotros? - le pregunto entre dientes a Dimitri.
- Ella es empleada de Bruno no nuestra.
- Es mi única amiga acá.
- Esta bien hablaré con Bruno.
- Gracias.
- Ahora vamos, te la mostraré.
- Pero el pastel..
- No se preocupe señora, yo me encargo.
- Gracias Tiffy.
Salgo de la mansión junto a Dimitri y Viktor y veo un auto que jamás había visto.
- ¿Mencioné que compre un auto nuevo?
- Tú no mencionas nunca nada, sólo apareces con las cosas y ya.
- Es un maserati, lindo y elegante.
- Conduce a la casa y ya.
Subo al auto el cual es gris y Dimitri conduce a toda velocidad a una zona alejada de Seattle, bastante alejada, tal vez ahí tenga su pantano.
Llegamos a una enorme casa, es hermosa y a sus alrredeores hay puros árboles con un jardín inmenso
- Es mucho más linda por dentro - Dimitri baja del auto conmigo y saca las llaves, para abrir la puerta principal.
Mis ojos se llevan la hermosa imagen de una casa totalmente luminosa, elegante y llena de cuadros.
- Es hermosa.
- Te mostraré el jardín en el que podemos hacer el invernadero.
- Ya te dije que no es como si fuéramos a vivir toda la vida acá.
- Te distraeras - se encoje de hombres.
Salgo junto a él y observó el inmenso jardín, lleno de vida, lleno de zonas verdes.
- ¿Que te parece?
- Es hermoso.
- Acá podemos sembrar rosas, girasoles y hasta..
La voz de Dimitri empieza a hacerse distante y en cuestión de segundos pierdo la noción del tiempo, caigo en sus brazos y lo último que veo antes de perder el conocimiento son sus ojos azules claros.
Despierto con todo dándome vueltas y lo encuentro sentado en una silla. Luce enojado, furioso, a punto de explotar y así lo hace cuando me ve despierta.
- Me mentiste - dice mientras aprieta sus puños.
- Te lo iba a decir.
- ¡¿Cuando?! - Grita y tira todas las cosas que hay en la pequeña mesa. - ¿Cuando te murieras delante mio?
- Dimitri...
- Dimitri ni mierda, ¿presión arterial alta? ¡Cuando la realidad es que tienes una falla cardiaca!
- Entenderé si no me quieres más a tu lado.
- ¿Cuanto? ¿Cuanto llevas ocultandomelo?
- Yo... - aprieto mis labios quiero llorar, me siento como una persona horrible.
- ¡Dime la maldita verdad!
- Tres meses.
- ¡¿Tres meses?! ¿Tres meses ocultando la verdad? ¿Qué mierdas te pasa?
- No quería ser una molestia - limpio mis lágrimas que empiezan a caer.
- No me vengas con lágrimas ahora, me mentiste en algo tan importante, me siento defraudado, y un maldito idiota.
- Se que estas enojado.
- Yo no estoy enojado, estoy furioso, ¡cabreado! - Dimitri se levanta de la silla y se acerca hasta la puerta.
- No tienes porque preocuparte - le susurro y el se enoja aún más con mi comentario.
- Me quedaré en otra habitación - dice fríamente para después tirar la puerta de un sólo golpe, mientras yo me hundo en las almohadas llorando como una estúpida.