Naufragio De Tempestades

By 17Takkizza19

1.5K 263 165

Hiro Hamada tomo la decisión de emprender una búsqueda suicida adentrándose a aguas desconocidas con una fach... More

PROLOGO
"ENCARGO ESPECIAL DE CORTEZ"
"LA DESESPERACIÓN DE UN NIÑO"
"DETENIDOS EN EL MAR"
"DOLORES DE MOMENTO"
"APROVECHANDO LA CONFIANZA"
"ESPERANZA A LO LEJOS"
Aviso super @#$&#!!
CONFIÓ EN TI
15 COSAS SOBRE TAKKITO
"EL NIÑO NO CAYO DEL CIELO"
"MIEDO DE PERDERSE"
"REENCONTRAR Y DESAPARECER"
"NO ME DIGAS ADIOS"

"COSAS DIFÍCILES DE CONTAR"

134 20 9
By 17Takkizza19

OK quiero aclarar antes que el fic no esta tan apegado a la historia real de los libros, yo la acomodo para acomodar este pequeño espacio.

::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::

CAPITULO 3

"COSAS DIFICILES DE CONTAR"

La desesperación de encontrar a Tadashi era muy asfixiante en esa habitación, Gogo no dejaba de decir las posibles probabilidades de encontrarnos con piratas y corsarios por ese rumbo, Wasabi nos compartía sus experiencias trabajando para personas como esas contándonos su manera de trabajar y como poder evitarnos un encuentro con ellos, Honey Lemon nos hacía ver las rutas donde fue la última vez que se vio el paradero de Tadashi y donde hubiera mayor posibilidad con dar con mi hermano, y Fred, él era un mega entusiasta en la excursión, dándole porras al equipo y estando dispuesto para todo lo que se ofreciese, incluso más si se refería enfrentar piratas.

Trazábamos rutas, checábamos corrientes marinas, hacíamos planes para tocar los puertos en las islas cercanas y preguntar por naufragios. Mi ansiedad por el momento era medida, cuando fuimos por el encargo de Cortez cierta parte del peso que traía en los hombros había bajado, ahora podía estar centrado en la búsqueda de mi hermano, tenía planeado llegar a casa con él y poder ver a tía Cass nuevamente.

Ese día cuando Fred entro a mi camarote con la terrible noticia, estábamos regresando de una misión a una de las costas pertenecientes a la corona, esa vez fue la primera en mucho tiempo que sentí la necesidad de estar con mi familia nuevamente, Tadashi siempre fue mi ancla y mi buen ejemplo, que a pesar de no estar mucho tiempo con tía Cass y conmigo, sabía que se esforzaba al máximo siempre. Yo le debía mucho, él era un chico talentoso e ingenioso, algo dentro de mí me decía que seguía vivo y que debía buscarlo, porque sé que él haría lo mismo por mí.

Con la ruta ya trazada todos se dispusieron a seguir con sus labores, nos miramos entre sí con determinación, entendíamos el sentimiento que era compartido, la empatía por mi hermano era la misma en cada uno de nosotros, me alegraba de sobremanera tener un equipo tan unido como este y en ese breve momento me sentí el joven con más suerte en el mundo.

Choque los puños con ellos y se fueron dejándome solo en el camarote, repasando el plan una y otra vez, tenía que checar todo, no había oportunidad para los errores aquí y no me perdonaría cometerlos.

Reconozco ser alguien incapaz de ver sus errores por sí solo, tiene que pasar primero para que pueda aceptarlos, eso era frustrante y demandaba mucho cuidado en cualquier operación en la que me comprometiera, y en esta tan especial donde se juega la vida con mi hermano, debía ser muy cuidadoso, perfeccionista, astuto e inteligente, confiaba en los muchachos, que llegaron sin dudas a ganarse mi confianza hasta el punto de dejar las formalidades a un lado entre nosotros, suspire con pesadez tratando de alejar un poco de estrés acumulado preparándome mentalmente para los nuevos seis meses de viaje, más el resto que tardáramos en la búsqueda de mi hermano.

Ya llevábamos algunas semanas en el mar, para nada fáciles cuando tienes un puñado de oro y esclavos a bordo, más si uno quiere iniciar un motín a cada oportunidad que tenía, y como si fuera una clase de magia los gritos no se hicieron esperar en la parte de afuera en el barco.

Salí del camarote para ver lo que sucedía, no me sorprendió saber quién era el causante de aquel alboroto, el chico moreno estaba sobre el barandal del barco sosteniéndose de una cuerda amenazando saltar, tenía el trapeador como arma y los temblores en su cuerpo eran muy evidentes.

Ya molesto con la misma situación de siempre, camino a zancadas hasta donde se encontraba ese chiquillo malcriado, todos al verme se hicieron a un lado con una sonrisa divertida en sus rostros, algunos incluso tenían el descaro de apostar por quien de los dos ganaba esta vez, los más sensatos apostaban por su capitán, mientras los otros apostaban que el chico se saldría con la suya esta vez. Para mis tripulantes esto era entretenido, para mis camaradas esto era preocupante, pero para mí solo era molesto, Wasabi ya no se le acercaba cuando el niño estaba en esos términos por el bien de su histeria y a Gogo le pedí que cualquier problema con aquel chico yo lo solucionaría y ella respetaba eso, los demás miraban en que terminaría esto.

–Niño– hable autoritario y el chico tembló –Déjate de ridiculeces y bájate de ahí– sentencie

El chico me miro enojado ante el regaño, apretó más el trapeador listo para usarlo de ser necesario, el moreno en pocas semanas ya era conocido por cada persona de este lugar, más que nada por las apuestas de mis marineros que conversaban con él y hasta los muy ingratos les daban ideas sobre qué hacer como siguiente movimiento, esto solo hacía más difícil mi trabajo, si este chico hacia algo que en verdad fuera llamativo, (más de lo que ya era) los demás esclavos no dudarían en seguir su ejemplo y pronto se armaría una revuelta, aunque tenía la inocencia del muchacho a mi favor, no podía darme el lujo de que esto terminara en desastre.

– ¡No! – Grito el muchacho –Este será el día en que por fin me liberare de este barco y me iré a casa. ¡No seré uno más!– finalizo con un grito de guerra, los demás marinos imitaron con euforia el grito y con cierta burla también.

Gogo les mando una mirada de advertencia a los hombres y se silenciaron al momento que vieron la cara de mi primer oficial. Los muchachos apenados comenzaron a mirar a otro lado y empezaron a silbar como si nada interesante estuviera pasando por el momento.

–Por favor, eso es absurdo, estamos a semanas de cualquier costa cercana, no sobrevivirás, morirás ahí a fuera– apreté el puente de mi nariz para evitarme un dolor de cabeza que empezaba a formárseme –Piensa esto, si lo haces ¿Cómo conseguirás un bote? Si los demás están amarrados y dudo mucho que tengas uno en tu maravilloso plan de escape– dije con seriedad, el chico se quedó pensativo, por su cara no lo había considerado.

Por entre los marinos se escuchó un grito de apoyo, un << ¡No te dejes Miguel!>> seguido de una risa siendo cubierta por una mano. A los muchachos en serio les gustaba esto, mire de forma amenazante a Jonathan quien fue causante de eso.

– ¡Sí!, así es, tengo el apoyo de mis compañero, ¡No me pienso rajar! – Alzo el trapeador con los brazos en alto, soltándose por un breve momento de la soga que le daba equilibrio dando un tambaleo hacia atrás, todos se contenían una risa ante el ridículo de este muchacho.

Incluso Gogo se ahogaba una tapándola con su mano y volteando hacia otro lado.

–De acuerdo, muy bien, eres libre entonces. Salta si es que te parece–dije encogiéndome de hombros.

El chico volteo a mirar el mar, descubrió que en definitiva no iba a poder escapar, aun con su proclamada liberación, me miro molesto descubriendo mi burla.

–Ahora que soy libre, voy a escapar, pero primero–Me amenazo con el trapeador – ¡Te ordeno que me traigas un bote! – dijo muy seguro

–Lo siento, pero así no funciona pequeño– dije natural

Al no gustarle mi respuesta hizo un puchero, golpeo su pie contra el barandal e hizo como changuito molesto.

– ¡Te dije que me traigas un bote, para poder escapar! – dijo un berrinchudo a punto de llorar

–Y yo te dije que así no funciona– sonreí –Ya ríndete mocoso–

En mi pensamiento de que ya había ganado contra él, el niño salto sobre mí usando el trapeador intentando golpearme, ante el primer movimiento tome el palo con una mano y se lo arrebate de mala gana, el chillo de indignación ante esto y sin más estampe el "arma" contra sus nalgas castigándolo como se castiga a los niños berrinchudos y mal portados como él.

No lloro, se aguantó como todo un varoncito, pero si daba leves jadeos y los ojos le brillaban por las lágrimas que no quería dejar salir, se tallo el trasero resintiendo el golpe, los demás seguían con la cara de lado y la boca tapada conteniendo las carcajadas.

Mire molesto al moreno, este me miraba de igual forma, su rostro reflejaba no solo vergüenza sino también desesperanza, debía castigarlo por su atrevimiento, pero no podía contra él de esa forma, solo agravaría las cosas, sé que a su edad ya hay chicos trabajando o robando dulces en el mercado, pero él a un continuaba conservando su inocencia y esa pureza que solo un niño podía mostrar, a pesar de estar entrando en lo que se conoce como pubertad él parecía no tener ni en cuenta de que era eso, quería darle su merecido, pero en vez de eso solo le di un leve castigo.

–Esta noche, pulirás y lustraras TODOS los zapatos de la tripulación–el mundo grito en victorias y hurras, mientras el otro solo maldecía su suerte. –Ese será tu castigo por tu atrevimiento. ¡Muchachos! No se olviden de darle sus zapatos al joven Miguel, porque incluso el zapato más mugriento, sucio, con hongos e infecciones que tengan, nuestro valiente "amigo" lo dejara como nuevo– dije como final.

Los hombres saltaron de alegría y de risas, llame a Wasabi para que se llevara al niño de nuevo a las jaulas, los demás esclavos hacían deberes impuesto por mí en el barco, que hasta el momento se mantuvieron cayados para ver el desenlace de esta mini-aventura, pero al ver la suerte del muchacho solo siguieron con sus labores.

.

.

Entrada la noche me sentía cansado, sin ganas de hacer nada con el peso del trabajo en mis hombros, mi presión era baja, temía enfermar aun estando aquí en el barco, el exceso de trabajo me estaba matando, quise salir un rato de mi camarote aprovechando que los demás descansaban, eran ya por eso de las doce de la noche y no había ningún movimiento más que el del barco mecerse, el océano estaba paciente esta noche y las estrellas brillaban a lo más que podían, se contemplaban a la perfección las constelaciones e incluso pude ver mi emblema zodiacal ahí arriba, toda parecía estar perfecto.

A medida que pasaba el tiempo no dejaba de pensar en Tadashi, sobre que le estaría pasando, quería saber si había probado bocado de algo, o si no estaría enfermo, quizás debe estar mal dormido y en desvelo, pero sea como sea, yo deseaba que mi hermano se encontrara bien, confiaba en él, solo que no podía confiar en mi buen uso de razonamiento en estos momentos, de soslayo vi a mis segundos hacer guardia, era su turno, ayer le toco a Gogo y Wasabi, hoy era turno de los rubios, cualquiera diría que tener a dos mujeres en un barco lleno de marinos da mala suerte y trae desgracias, nunca fui supersticioso así que no me preocupaba en eso, las dos tanto Gogo y Honey Lemon demostraron miles de veces ser lo bastante eficientes y talentosas en lo que hacían, así que no tuve ningún problema en hacerlas parte del equipo.

Ambos me saludaron y preguntaron sobre mi salud, ya que tener insomnio podría traer consecuencias, pero yo les dije que no se preocuparan, que ya me las arreglaría, Honey Lemon se ofreció hacerme un té para ayudarme a descansar a lo que le respondí muy agradecido, Fred siguió de guardia y yo seguía contemplando las estrellas.

Escuche un ruido, como un sollozo, provenir del cuarto de limpieza del barco, que se encontraba del lado opuesto a mi dormitorio, me dio curiosidad saber de quién podría tratarse a esas horas, me asome con cuidado por la ventana viendo al chico moreno pulir una exagerada pila de zapatos, fue cuando me acorde de mi castigo, la vez pasada fueron trastes y ollas, otra fue pelar papas, e incluso aquella vez fue masajear los pies de Fred, y ninguna de esas veces había llorado, me pregunte porque esta vez fue diferente, los hombros le temblaban y pasaba repetidamente su brazo por los ojos, me dio un sentimiento de compasión al verlo en ese estado, me sentí por un momento insensible, pero el chico debía aprender su lección, así que no me retractaría por lo que había hecho.

Enseguida cuando cambio de zapato quise entrar y conversar un poco con él, a pesar de que me odiara, lo compadecía y comprendía por lo que estaba pasando.

Honey Lemon llego con un té de limón en una bandeja y al verme contemplar al chico se quedó pensativa, no sabía si interrumpirme o no, al parecer tenía un tema del que quería hablar conmigo, ella siempre fue una persona muy asertiva con los sentimientos de los demás, era alguien muy sensible y capaz de percibir las emociones humanas mejor que otros. Al darme cuenta de su presencia a través del espejo voltee para encararla y le regale una sonrisa aceptando el té que me ofrecía.

–Hiro, tenemos que hablar– dijo algo seria.

–Claro Honey, dime de que quieres hablar conmigo– dije restándole importancia como aquel que piensa que se pondrán a hablar del clima, tome un sorbo del té de limón, que debo decir sabía muy bien.

–Es sobre Miguel– dijo la chica, deje de tomar el té para ponerlo con pesadez sobre la bandeja.

– ¿Ahora que hizo ese muchacho? –dije algo hastiado pero sin ofender a mi compañera

–Creo que no está bien lo que estamos haciendo– me dijo Honey insegura si continuar, se mordió el labio inferior y continúo –Ese chico, Miguel, no es como los demás es-esclavos– le costaba un poco de trabajo decir esa palabra, ella había sido hija de mestizos, dándole un mejor puesto en la sociedad, pero el recuerdo de su nana, que era de la misma raza que Miguel, seguía con ella, una persona de gran corazón como la mismísima Honey –Hiro, no sé si te has dado cuenta, pero él no habla como los demás–

– ¿A qué te refieres Honey? – pregunte más interesado, pues a decir verdad si lo había notado, escuchaba hablar a los demás esclavos y escuchaba a Miguel, la diferencia era notoria si no contamos algunas palabras que de vez en cuando decía el muchacho.

–Honey se refiere a que a lo mejor estamos transportando a un niño de clase media– intervino Fred uniéndose a Honey, quienes al parecer tenían el mismo punto de vista y lo habían conversado –Escucha Hiro, Honey y yo creemos que justo ahora, estamos cometiendo una injusticia, no solo por el hecho de llevar esclavos, sino también porque estamos llevando a un muchacho de clase media con nosotros– dijo Fred de manera más directa.

Me quede mudo, si era así estábamos cometiendo un delito grande, una persona de clase media tiene derechos como poblador, derechos que justo ahora estamos quebrando, lo que quiere decir que ese niño tiene una familia con trabajo estable y con paga, una vida aceptable e incluso educación y nodrizas que lo cuidaban, ellos no podían darse el lujo de comprar esclavos como la gente de clase alta como nosotros, que compraban una cantidad exagerada en eventos de puje, pero si podían pagar unos cuantos lujos como trabajadores con tiempo limitado y salario acomodado a su vida, incluso estas personas podían llegar a tener tierras como ranchos o almacenes.

Yo crecí como clase media, mi tía trabajo para mantenernos y a veces Tadashi la ayudaba a organizar las cosas en el bar, pero después con la oportunidad que le dieron a Tadashi él nos enviaba dinero para las cosas más esenciales y algunos lujos, por él y por los esfuerzos de tía Cass pude entrar a la escuela de navegantes y llegar a convertirme en capitán. Mire a través de la ventana al chico que con mucho esfuerzo limpiaba y pulía todos los zapatos de los hombres. Me quede pensativo.

–Eso puede ser posible– los dos me miraron con los ojos abiertos, dude por un momento si decirles o no lo que paso con Cortez cuando no íbamos, tenía que hacerlo, ellos eran mi equipo y la confianza estaba primero –Cuando ocurrió ese incidente en el puerto, con Miguel, Cortez me pidió que me lo llevara– los dos se quedaron sorprendidos.

– ¿Pero para que querría eso? – pregunto interesada Honey.

–Cuando hable con él, se le veía desesperado por deshacerse de Miguel, yo en realidad no quería hacerlo así que le di una proposición. Le dije que si enviaba una carta a nuestro rey, a más tardar año y medio, contándonos las estrategias de su patria, yo traería conmigo a Miguel–

Ambos se quedaron mudos, no solo Cortez demostró ser un traidor a su corona, sino también una lacra, los tres estábamos de acuerdo con algo y eso era que ese hombre ocultaba más cosas de las que aparentaba.

Honey se tapó la boca con las manos ahogando un suspiro, Fred miro por la ventana al chico quien ya se había quedado dormido en el lugar con los zapatos listos, y yo seguía pensando.

–Tengo mi teoría– hablo el rubio cuando despego su vista de la ventana, los dos le miramos atento, a pesar de que Fred tuviera una loca imaginación era esa misma quien le daba deducciones acertadas, en muchas ocasiones esa mente aventurera fue quien nos salvó la vida –Determinando la actitud y desesperación del regente, Ernesto de Cortes, descubriendo el verdadero origen de Miguel y su desesperante, aunque encantadora rebeldía, yo creo y según los cuentos de piratas que mi madre me leía de noche, ¡el muchacho! Debe tener información oculta de algo sumamente importante– dijo esto último con un toque de misterio para nada misterioso.

–Basado ¿en qué? – debo admitir que a veces sus teorías son algo cuestionables.

–Solo piénsenlo, ¿para que enviaría Ernesto a un niño clase media como esclavo a un país extranjero? – dijo como si fuera algo obvio

Honey y yo nos miramos entre sí, a lo mejor Fred tenía razón y algo no se estaba diciendo, era verdad todo lo que aquí se especuló, pero ya no estaba en nuestras manos poder ayudar al muchacho, muy a pesar de las buenas intenciones de Fred y el gran corazón de Honey, ya no se podía hacer nada, aunque lastimara al chico, eso ya no estaba en nuestras manos, ya estábamos muy lejos de eso, no estábamos incluidos en esa historia y para pesar del pobre moreno, ahora él se incluía en la nuestra.

Suspire con pesar, ya no se podía hacer nada. Cuando el sueño venció, decidimos dejar la conversación hasta ahí y comunicárselo a los demás para saber lo que opinaran sobre este asunto, por el momento debía descansar y consultarlo mejor con la almohada.

.

.

Los puntos de vista no se hicieron esperar, Gogo al parecer era la más molesta con todo este asunto de Miguel, pero al final concordamos en que por el momento no podríamos hacer nada, cuando llegáramos a Gran Bretaña pondríamos a Miguel en una embarcación de regreso para que pueda volver con su familia, no podíamos hacer mucho, todavía teníamos que llegar a Tadashi, de hecho en unas horas arribaríamos a lo que sería el primer punto en nuestro mapa, no había ni costas ni islas, solo tormentas y una posibilidad de que Tadashi se encontrara ahí en naufragio con su tripulación.

El momento que yo tan ansioso esperaba se acercaba, los nervios me recorrían, revise las rutas de salvo una y otra vez con mis camaradas buscando alguna clase de punto de quiebre que se nos haya pasado, pero al ver todo tan perfecto no se nos ocurrió algún defecto que requiriera modificación.

Di ordenes de asegurar el tesoro, juntaron los seis cofres y los amarraron juntos con unas sogas, los esclavos se encontraban en las jaulas ya que para esta misión solo serían un gran estorbo y se les aseguro también, los marinos empezaron a organizar todo para una posible tormenta amarrándose sogas alrededor del cuerpo y asegurándose en el barco, las velas seguían desplegadas hasta que fuera la hora, todos en el barco estaban muy nerviosos por lo que se venía, pero igualmente la adrenalina se arremolinaba en ellos como huracán a punto de estallar, terminaba de ponerme la soga cuando veo un pequeño cuerpo moreno asomarse por la escotilla, me moleste de sobre manera al identificar quien era.

Llame la atención de Fred ordenando le amordazar al chico de ser necesario y ponerlo en una jaula con los demás esclavos, esta era una aventura muy riesgosa y quería que todo mundo sobreviviera en ella, un pequeño incentivó me haría perder los estribos.

Todos estábamos listos para lo que se venía, a lo lejos se pudo visualizar una gran tormenta cerca del punto de ruta, no se veía nada mal pero en medida que nos acercamos la lluvia se hacía cada vez más y más feroz, todos empezaron a murmurar con temor sobre nuestro destino.

–ca-capitán– llamo John desde la cubierta, yo estaba en el timón dirigiendo el curso.

–Dime, Johnny, ¿Qué es lo que te perturba? – Dije sonriendo de lado sin apartar la vista del rumbo.

John tomo una gran calada de aire como si se estuviera rindiendo ante su destino.

–Estamos con usted, Capitán Hamada– dijo de forma decidida.

Yo le mire y sonreí en respuesta, no podía pedir mejores hombres que los que tenía ahora.

.

Solo pasaron unos minutos antes de que el infierno se desatara, la tormenta nos amartillaba con todo lo que tenía, los truenos y relámpagos retumbaban en todo el mar, las olas erráticas golpeaban sin piedad el barco llenado la cubierta de agua, varios hombres tragaron de esta pero eso no les hizo desistir con su tarea de liberar la cubierta del mar salado, las velas habían sido alzadas en cuanto tocamos la tormenta, el barco se mecía sin piedad dando la sensación de vértigo a todos los que luchábamos por mantenernos a flote, los crujidos de la madera no se hicieron esperar haciendo creer que la nave no resistiría la tormenta, el viento era aterrador, zumbaba como lamentos de almas perdidas en el océano, la lluvia nos pegaba de cara haciéndonos casi imposible ver el frente de nosotros, con una mano en el timón y otro cubriendo mi cara de la lluvia trataba de encaminar el barco, pero con la situación se me hacía simplemente imposible.

Un grito apenas perceptible se escuchó, alguien alzo la voz y dijo << ¡Hombre al agua!>> trate de dirigir mi vista a dónde provenía el aviso encontrando a una Gogo halando de la cuerda del marino caído para volverlo a bordo, el viento soplo más fuerte, los truenos se revelaron y cayeron los rayos a las grandes columnas de piedras que sobresalían del océano, la cuerda se hizo más pesada y se le dificulto a Gogo seguir halando, varios dejaron de hacer lo suyo para ayudar, di un grito de desesperación ante lo ocurrido, una impotencia se apodero de mí y apreté más fuerte el timón, con una furia bestial gire la nave antes de chocar con un pilar de piedra sin recibir daño alguno en el barco, me sentía asfixiado y me perturbaba no poder ver nada por culpa de la lluvia, cuando los demás terminaron de halar descubrieron que se trataba de John, quien por haber tragado mucha agua ahora se encontraba inconsciente, ordene llevarlo a mi camarote y con mucho esfuerzo al caminar Wasabi lo cargo hasta haya, Honey Lemon fue con él para atender al marino.

Al final de la tormenta se veía un claro de luz donde esta terminaba, quería arrodillarme y agradecer el ser salvados por eso, pero toda actitud positiva se vio muerta cuando con dificultad pude ver a Miguel tambaleándose en la cubierta, al parecer él y los demás esclavos se habían asustado con los movimientos del barco, además de que en la prisión del barco se estaba hundiendo, grite para que se encargaran de ellos y con dificultad así fue, pero el pequeño insecto se resistió y consiguió deshacerse de su agarre, no me explicaba cómo habían podido escapar, pero después vi como Miguel sacaba de entre sus ropa la hebilla de un zapato, me enfurecí, tal vez él chico no era tan inocente como yo creía y era un experto en estas cosas, lo veo caminar con dificultad hasta el otro lado del barco acercándose a uno de los botes.

Llame con urgencia a Gogo para que ella tomara el timón, aun confundida y pidiéndome una explicación por mi cambio de posición acepto ser la guía, tambaleante baje de las escaleras, el viento amenazaba con tirarme por la borda pero seguí firme en mis pasos, llegue hasta el chico que intentaba desamarrar el bote con la hebilla, lo detuve tomándolo de la mano con mucha fuerza, él dio un gemido de sorpresa y me miro a los ojos algo asustado, podía sentirme hervir la sangre.

– ¡¿Qué crees que estás haciendo?! – grite para ser escuchado.

– ¡Por favor, déjame ir! –dijo el chico, casi no le pude escuchar pero no fue difícil entenderle.

– ¡Sobre mi cadáver, Miguel! ¡Morirás si te dejo hacerlo! – dije mirándolo a los ojos.

El chico me miro sorprendido y luego cambio su expresión a una enojada, empezó a forcejear para soltarse, yo me negaba rotundamente a soltarle la muñeca, Miguel empezó a llorar y a gritar más cosas que no alcance a escuchar cuando una ola gigante golpeo uno de los costados del barco tumbándonos al suelo, haciendo que le soltara la mano al chico y este intentara aferrarse a algo, sentí como algo punzante se incrustaba en mi costado, pronto me vi sangrando y a un Miguel sorprendido sosteniendo la hebilla incrustada.

–...Capitán...– susurro de manera suave y asustada, yo le mire a los ojos, no sabía distinguir que lagrima le pertenecía a él y cual a la lluvia.

El ardor era soportable, no había sido profundo, pero debía de ser, una ola gigantesca amenazaba con golpearnos, yo abrace al chico de forma protectora sin importarme que la hebilla se incrustara más haciendo verdaderamente profunda la herida.

Solté un pequeño gemido de dolor cerca del oído del chico, este comenzó a temblar, cuando la ola golpeo yo perdí el conocimiento.

::::::::::::::::::::::::::::::::::::

Listoooo!!!!! siento que me quedo un poquito más larga que los anteriores capitulos.

Jajajajaja en vez de estudiar para los examenes de ingreso la universidad, me pongo a escribir Hiroguel.

Espero que les haya gustado, saludos desde México y besos.

Continue Reading

You'll Also Like

313K 6.9K 35
"That better not be a sticky fingers poster." "And if it is ." "I think I'm the luckiest bloke at Hartley." Heartbreak High season 1-2 Spider x oc
1M 55K 35
It's the 2nd season of " My Heaven's Flower " The most thrilling love triangle story in which Mohammad Abdullah ( Jeon Junghoon's ) daughter Mishel...
1.7M 17.3K 3
*Wattys 2018 Winner / Hidden Gems* CREATE YOUR OWN MR. RIGHT Weeks before Valentine's, seventeen-year-old Kate Lapuz goes through her first ever br...
11.4M 297K 23
Alexander Vintalli is one of the most ruthless mafias of America. His name is feared all over America. The way people fear him and the way he has his...