Llegué a la cafetería donde había acordado verme con Zack. Entré y visualicé al chico sentado en una de las mesas del fondo utilizado su teléfono.
—Hola— Saludé sentándome en el asiento frente a él.
—Hola chico de dieciséis centímetros— Respondió para luego llamar a la mesonera.
—Yo tengo un nombre y es Adrián— Dije molesto.
—¿Que desean?— Preguntó la mesonera pidiendo la orden.
—Quiero dos cafés y dos trozos de pastel de chocolate con fresas— Pidió Zack.
La mesonera apuntó todo en una libreta y se retiró.
—No tenía hambre— Dije.
— Ahora tendrás que comer— Respondió Zack.
—¿Dónde estabas ayer en la noche?— Pregunté bruscamente.
—Chico de dieciséis centímetros ¿Qué eres? ¿La policía?— Preguntó soltando una leve risa.
—Muy gracioso, pero ahora responde por favor — Dije frunciendo el ceño.
—Estaba en la disco, ¿Por qué el interés?— Preguntó.
—Anoche alguien entró a mi casa y destruyó todas las paredes...— Al terminar Zack se sorprendió mucho, tanto que fué sospechoso.
—Aquí tienen lo que ordenaron, que tengan buen provecho — Dijo la mesonera colocando los cafés y trozos de pastel en la mesa.
—Gracias—Agradeció Zack con una sonrisa.
—¿Sabes algo al respecto?— Pregunté para luego comer un pedazo de pastel.
—Bueno...— Dijo para luego detenerse y quedarse pensando.
—¡Por favor dime!
—No sé si te acuerdas, pero ese día de la fiesta en tu casa... yo terminé una relación por teléfono, sé perfectamente que escuchaste — Dijo dejando ver un leve sonrojo en sus mejillas.
—Si, lo recuerdo— Asentí.
—Esa persona con la cual terminé, se llama Connor. Lo conocí en el bar de la ciudad. Terminé con él porque nunca pensé que fuera un psicópata...
—¿Un psicópata?
— Si, me perseguía a todos lados en secreto, se infiltraba en mi casa sin que nadie se diera cuenta y amenazaba a todos mis amigos...
—Entonces ¿Estás queriendo decir que la persona que entró a mi casa era Connor?— Pregunté mientras probaba el café.
—Podría ser... No estoy seguro pero lo creo capaz de todo—Respondió.
—Ahora por culpa de tu ex tengo que buscar trabajo para pagar todas las paredes que destruyó — Comenté un poco molesto.
—¿Buscas empleo? ¡Te puedo ayudar!—Dijo Zack muy interesado — ¡Mi tío está buscando un jardinero para la casa!
— Lo siento pero, no sé nada de plantas— Respondí
—No importa, sólo es podarlas y regalas, ¿Que tanto puede ser eso? Además puedo decirle a mi tío qué te pague lo que necesitas para reparar tu casa.
Con eso último me convenció.
—¿Donde vives?— Pregunté.
—A dos calles de aquí a la derecha— Dijo para luego pedir la cuenta.
—Pero... Ahí está la mansión de los Jhonsson...
—Ahí vivo yo—Respondió Zack viendo la cuenta.
Estaba muy sorprendido, desde pequeño había soñado con vivir en esa mansión. Creo que es el sueño de todos los habitantes en ésta ciudad.
Zack pagó la cuenta y salimos de la cafetería.
— Fué un placer hablar contigo, Zack Jhonsson —Dije extendiendo mi mano.
— Fué un placer follar contigo aquélla noche, chico de dieciséis centímetros — Dijo recibiendo el apretón de manos.
—Ya olvídalo por favor, eso fue un error — Respondí.
—Esa noche me demostraste que no fué un error, por cierto, te llamaré al número de teléfono del cuál me llamaste ayer, para decirte si mi tío acepta que trabajes en la mansión — Dijo despidiéndose para darse la vuelta y marcharse.
Me di la vuelta también para irme y de repente mi teléfono recibió una llamada.
—¿Hola?—Dije atendiendo.
—Aléjate de Zack—Dijo una voz muy gruesa y misteriosa a través del teléfono
— ¿Disculpa? ¿Con quién hablo?— Pregunté muy confundido.
— Es una advertencia, si sigues manteniendo contacto con él, tus amigos y familiares pagarán las consecuencias de tus actos.
— ¿¡Quién coño eres!?— Pregunté molesto por las amenazas, pero ya era tarde, el sujeto había finalizado la llamada...